Akuji — "Muerto pero despierto", nombre de origen centroafricano, hogar de la nigromancia antigua, el voodoo y los primeros recuentos de no-muertos de los que se tiene conocimiento. Esta grotesca torre de carne torcida y músculos hinchados de 2.27 metros está hecha de partes casi siempre humanas, unas cuantas animales, y trazas de otros seres que ni él mismo sabe qué son, de dónde salieron, o qué comen. 

Se muere a cada rato, lo reviven, remedan y reconstruyen con la misma frecuencia. ¿Para qué? Para hacer lo que mejor se le da: Cobrar deudas. El sonido de un deudor suplicante es la única sutil alegría que le queda, después de todo. 

¿Quién era, antes de todo este infierno? Quién sabe. Él no, por supuesto. ¿La historia del barquito ese a que le reemplazan las partes, hasta que deja de ser fundamentalmente lo mismo? Sí. Idéntica, pero con peor olor.