El viento sopla con una calma engañosa cuando los cinco participantes despiertan en medio de una vasta pradera verde. Frente a ustedes se alzan dos montañas colosales, partidas como si algo antiguo y poderoso las hubiese desgarrado desde el corazón mismo de la tierra. La grieta entre ambas desciende hacia la oscuridad, silenciosa, observándolos.
No hay señales de civilización.
No hay mapas.
No hay instrucciones.
Solo el sonido del pasto moviéndose, algunos árboles solitarios… y la certeza de que sobrevivir aquí no será opcional
Cada uno tiene lo que llevaba consigo al llegar. Nada más.
El día apenas comienza… y el lugar ya ha tomado nota de su presencia.
El evento de supervivencia ha iniciado.