¿Quién es la sombra detrás de Daniel?
Aquél angel, cuyo nombre es impronunciable en cualquier lengua humana, era conocido en su tierra, no solo por su belleza inigualable, o por ser nieto de uno de los guardianes más relevantes del reino de los cielos, sino por su particular personalidad.
A pesar de ser un ángel de la más pura raza, porque si, todos los angeles son dignos de gloria, pero existen aquellos dotados con un encanto tal, que reinan en los cielos como ejemplos de pureza, pero este ser en particular, poseía la belleza, pero no la gracia digna de un líder.
Su aspecto es único, puro y brillante, quien lo veía diría sin dudar que era el ángel más hermoso que caminaba sobre los cielos. De sus ojos se decía que eran tan cristalinos que simulaban transparencia y que a través de ellos se podía ver el cosmos. Su piel, blanca como la porcelana, rasgos finos y labios tan perfecto que parecían pintados a pincel por el más talentoso de los artistas. Sus cabellos, largos y blanquecinos, al igual que sus pestañas. Su cuerpo delicado y esbelto, fuerte, perfecto.
Algunos decían que su imágen era el fin puro de la creación, mientras que otros, no dejarían pasar la oportunidad de suponer que estaba maldito, que algo en él no estaba bien, y que pronto, serían todos testigos de su desgracia.
Y es que este jóven angel, quién a penas rozaba la edad adulta de su raza, tenía un carácter particular que no agradaba a todos, pero por ser quien era, casi nadie se atrevía a hacerle frente. Fue solo aquella vez, cuando los ancianos de la corte y los guardianes de lo divino se vieron reunidos para tomar una importante decisión, que cuando el ángel se acercó en busca de participación, está fue negada incluso por quién el creyó que jamás le daría la espalda: su abuelo.
La cuestión era que este ser no parecia poseer algo que era inherente a todos los de su raza y eso era la empatía hacia la humanidad. Él no veía en la raza terrestre nada más que imperfección y más de una vez había sugerido que debía ser eliminada, o al menos, parcialmente "purificada", esto horrorizó y enfureció por igual, pero sobre todo, decepcionó profundamente a su abuelo, quien confiaba en él como su sucesor.
Fua así que su furia y su rebelión terminó en condena y hoy es el día que habita un cuerpo que no es suyo, un cuerpo terrestre que fue condenado a sufrir el olvido y a aprender que los sentimientos humanos y la propia especie, tienen razones puras y dignas para existir, sobre todo por un sentimiento tal que solo los humanos poseen y que para Daniel será su condena: el amor.