—ᴍᴏɴᴏʀᴏʟ
Ciudad de México había sido una experiencia gratificante. Cristina se tomaba muy enserió la parte de guía turistico, llevandole a cada rincón de la ciudad sin detenerse; mercado de sombras, dulces y un montón de puestos con variedades, incluso colandose entre multitudes de personas para disfrutar de eventos que los mundanos disfrutaban con esmero. Unas largas vacaciones mientras se disponían a enseñar muchos artes bien aprendidos en la familia Rosales.
La parte mas difícil fue lograr volver, la madre de Cristina, se negaba a dejarla volver y ofrecía mil y un veces que se quedara para enseñar mas sobre el manejo de la espada pero, para su desgracia, el instituto de Los Angeles demandaba su regreso con urgencia, algo extraño, normalmente ella seria el foco de cualquier desastre, todos los Blackthorn sin excepción podían llamarse precavidos e inteligentes para esconder cualquier travesura a diferencia de ella.
Un clima cálido era lo que mas disfruto, el calor y la frescura del aire entrando por las ventanas del instituto, el familiar olor a sal y las ansias de tocar el suelo con los pies descalzos, incluso el sonido del mar era gratificante. El tan bien llamado 'hogar al que tanto anhelaba volver' se aparecía frente a ella de la manera menos esperada.
Ningún saludo el otro lado de la puerta, ningún abrazo ya fuera pequeño o grande, nisiquiera un sonido que advirtiera de su precencia. "Quizás se olvidaron que volvía hoy" se dijo para reconfortar a su corazon. Se dirigió a la cocina con la esperanza de verlos bien sentados alrededor de la mesa, ocupando sus lugar; Dru sentando a Tavvy en su asiento, mientras que Julian se esforzaba como cada mañana en prepararles algo adecuado, quizás para entonces Helen y Aline ya habrian vuelto y ayudarían a poner la mesa, mientras que recibíamos alguna pequeña noticia sobre Ty, así como ella podría contarles que Cristina había organizado un viaje para ella, Mark y Kieran por lo que no la verían en un par de semanas, si bien les iba, recibirían noticias sobre sus nuevas aventuras en pareja. Pero ahí no había nadie, ni un rastro de polvo en todo el instituto, nisiquiera el de sus pisadas o arena en la entrada, nada mas que un silencio sepulcral que le heló la piel por completo.
No se detuvo a mirar y luego de una caminata rápida que se sentía eterna entre cada una de las habitaciones, un recorrido simple y preciso, no se molesto en tocar y abrió todas las puertas sin encontrar ni una pista de los Blackthorn.
Bajo a toda prisa y sin tocar en un acto de demanda, abrió la puerta desbordando su preocupación sobre Diana, sentada en el lugar que le pertenecía actualmente a Helen Blackthorn.
— ¿Dónde están todos?
Podía sentir el corazon latiendo con fuerza, la mandíbula inquieta queriendo abrirse una y otra vez para exigir respuestas, un temblor ligero y molesto le recorría el cuerpo frio por el sudor y el panico.
— No lo se.
Su respuesta fue corta y su mirada preocupada no alivio el malestar de su cuerpo. Con ganas de gritar pero el cuerpo dudando de si lo que había escuchado era real o una mentira.
—¿Como...como que no lo sabes? -Frunció el ceño con incredulidad.- Estaban aquí ayer. ¡Hable con Julian y con Dru antes de irme a la cama!
Diana suspiro tan cansada que parecía haber envejecido 10 años con una sola accion.
—Esta mañana, fui a despertar a Dru para su entrenamiento matutino. No la encontre, asumí que estaría con Tavvy saltándose la clase.
Se levanto acercándose lentamente hasta quedar a escasos centímetros de Emma.
—Cuando no los vi... fui con Julian, toque y la puerta se abrió sin esfuerzo. Su cuarto estaba totalmente arreglado, como si no hubiera dormido ahi, llame a Helen y me dijo que había hablado con el la tarde del día anterior. —Su mano, lenta, calculando si era prudente tocarla se detuvo en su hombro.—Magnus vendrá para ayudarnos a encontrarlos y por ello, necesito que te mantengas calmada y con la mente abierta y por sobre todo, no hagas nada imprudente ¿Vale? Deja que la clave se haga cargo de esto, ellos están dispuestos a....
Las palabras se perdían en algún rincón de su mente, sabia que ella seguía hablando pero nada tenia sentido. ¿Julian se fue por voluntad propia? ¿Traicion? ¿No contárselo a ella? Nada de eso tenia sentido, si Julian se hubiera ido por voluntad propia, así fuera solo al mercado de las sombras o de vuelta a Blackthorn Hall, el simplemente se lo hubiera dicho, nunca tomaría una decisión así sin motivo, incluso si fuera contra su voluntad confiaría que Emma encontraría las pistas, pero cuando volvió a la habitación de Julian solo encontró incertidumbre bajo todo el orden, la ropa, las pinturas y los recovecos solo había una nada profunda que le volvía loca.
—¿Dónde estas, Jules?
Dijo rozando una de las pinturas mas recientes que rebosando de alegria y colores, con el rostro de ella trazado como una bienvenida ahora empañada con la desesperacion.
Tres meses despues.
Nada se sentia real. Desde la desaparicion no hubo ni un solo amigo que no buscara hasta en los rincones mas alejados; entre tierras de hadas, mercados, incluso yendo hasta la zona prohibida. Vampiros, Licantropos, Brujos y toda pequeña criatura dispuesta a dar informacion, pero la respuesta siempre era la misma, nadie sabia.
Magnus hizo tantas preguntas que la cabeza ne daba vueltas, mientras trataba de aliviar las heridas de los días posteriores con una Iratze que mas que ayudarle solo la devolvía a la terrible realidad.
— ¿Dices que no notaste nada raro?
— Por quintuajesima vez. -Masajeo el puente de su nariz con frustracion- Ninguno tenia nada raro, estaban bien cuando los llame. Ellos no dijeron nada ni pude oír nada fuera de lo usual. Cuando desperté, envié un mensaje a Julian, después de eso no tuve ninguna respuesta.
— ¿No te pregunto nada sobre sentir cosas extrañas o alguna inquietud?
— ¡No! El no me ocultaba nada. -Recorrió su memoria de nuevo.- Si hubiera mencionado algo sobre sentir algún tipo de magia o deseo de abandonar todo ¡Yo lo sabría!
Y las preguntas iban de un lado a otro mientras combatía internamente para no gritarles que se callaran.
Para cuando cayo la noche tenia el cuerpo entumido por su terrible postura, sus ojos no podían resistir una noche mas de trabajo, pero aun se negaba a dormir, aunque Clary había insistido en empujarla a dormir, no sabia como hacerlo.
En vez de ir a su cuarto, entro al de Julian, cerrado luego de numerosas investigaciones de los brujos y hermanos silenciosos que no hacían mas que negar y asentir entre si.
Aun después de tres meses, el lugar seguía intacto, con esa esencia que gritaba paz, entre el olor del mar y pintura sutil. Se recostó en la cama recordando las innumerables veces que lo había hecho a su lado, desde niños hasta adultos, acostumbrada a tomar su lugar de la cama mientras miraba su lugar ahora vacío. Ya no tenia ánimos siquiera para preguntar a la fina ilusión que le sonreía ¿Donde estaba? ¿Estaba bien? ¿Que sucedió? ¿Volvería?
Se dejo caer ante el sueño, abrazando la cobija aun llena del olor de Julian y se dejo caer en la única forma de no sentir nada mas que paz.