“Reencuentro”

 

La felicidad nunca estuvo fija,

solo se disfrazó de momento.

A veces en una risa,

otras en una herida que ya no duele tanto.

Vivía en los detalles,

en el eco leve de lo que ya no suena igual.

 

Vuelvo a los lugares donde juré ser feliz,

y me reciben con la misma luz,

las mismas esquinas,

la misma promesa de algo eterno.

Pero nada es igual,

porque ya no miro con los mismos ojos.

 

Camino entre recuerdos que me reconocen antes que yo a ellos,

me tocan el hombro,

me preguntan si aún creo en lo que creía.

Y no sé qué responderles.

 

Los recuerdos se sientan a mi lado,

hablan despacio,

me cuentan cómo el tiempo los ha cambiado también.

Son viejos amigos con rostros ajenos.

 

Entonces entiendo:

la felicidad no se pierde,

solo se transforma,

como el agua que vuelve al mar sin ser la misma gota.

 

Y al cerrar los ojos,

comprendo que no volví al pasado,

sino al reflejo de lo que aún me hace sentir vivo.