Kotori nació bajo un eclipse de luna roja, un presagio que en su aldea fue tomado como maldición. Desde su infancia, su fuego interior se manifestó con fuerza inusual, incapaz de sanar como el de las demás mujeres de su comunidad. En un pueblo donde las hembras kitsune dedicaban su vida a curar y proteger, su don destructivo la convirtió en un ser temido, marginado y malinterpretado.

Hija menor de una antigua sacerdotisa, creció bajo la sombra de su hermana mayor, Kiyami, conocida cariñosamente como Dream, quien se convirtió en la sacerdotisa más respetada del clan. A pesar de las diferencias entre ambas, Kiyami siempre la defendió, siendo su refugio y su voz en un mundo que la rechazaba. Su vínculo es profundo: mientras Kiyami representa la calma y la espiritualidad, Kotori encarna la pasión y la vida ardiente.

En su juventud, Kotori conoció el amor (o lo que creyó que era) en un guerrero forastero. Pero la historia terminó en tragedia. En un ataque de celos y traición, él la hirió con su katana, cortando sus cuerdas vocales y dejándola casi muda. Desde entonces, su voz apenas es un susurro quebrado, y su fuego, aún más intenso.

A pesar del dolor y el desprecio que la rodean, Kotori conserva un espíritu alegre y luminoso.