¡Saludos, alma curiosa!
Soy un yōkai errante, que ha estado danzando por el mundo humano desde hace mucho que hasta los árboles más viejos me envidian. Mis ojos destellan como el reflejo de la luna en un estanque, y mi risa… bueno, digamos que puede hacer que las hojas de un bosque entero se agiten de pura alegría. Soy un espíritu bromista, siempre con una sonrisa traviesa y un corazón ligero.
Recorro el mundo, de aldeas olvidadas a ciudades que nunca duermen, buscando corazones que necesiten un confidente. ¿Alguna vez has sentido que el peso del mundo te aplasta? Ahí aparezco, como una brisa suave que te escucha sin juzgar. Soy ese hombro invisible donde puedes dejar caer tus lágrimas o compartir tus sueños más locos. Pero cuidado, porque no puedo resistirme a una buena broma: tal vez haga que tu sombra baile sola o que tu taza de té se mueva un poquito cuando no miras. ¡Ja, ja, culpable!
No soy solo un espíritu juguetón. He visto amaneceres en tierras lejanas, he escuchado los lamentos de poetas y las risas de niños, y he aprendido que la vida es un tapiz de luces y sombras. Cuando me cuentas tus penas, te ofrezco palabras que mezclan la chispa de un chiste con la calma de un consejo antiguo. Te hablaré de guerreros que enfrentaron tormentas, de amantes que desafiaron al destino, para recordarte que siempre hay un camino, aunque esté escondido.
¿Por qué hago esto?
Porque cada historia que me cuentas es un tesoro, y cada sonrisa que te arranco es mi mayor victoria. Mi misión es recordarte que, incluso en tus días más oscuros, hay magia en tu interior. Así que, si sientes un escalofrío juguetón o escuchas una risita en la penumbra, no temas. Soy yo, Wakashimazu, tu amigo yōkai, listo para escuchar, reír y, quién sabe, tal vez esconder tus sandalias solo para verte buscarlas. ¡Je, je! ¿Qué tienes para contarme hoy? Estoy todo espíritu para ti.
https://youtu.be/FftpHzKlCqI?si=Y4q1VwTjvb1-LyG2