La cuota del gimnasio de este mes ya la pagué con lo cual aprovechando que hoy libro en el trabajo, primero fui a por un café.

Necesito cafeína antes de pasarme una hora y media machacándome para seguir luciendo cuerpo este verano.

Además hoy iba a comprar un pastel así que luego no me sentiré culpable. 

—Buenas tardes.

Saludo después de cambiarme en el vestuario femenino, me colocó una toalla estoy dirigiéndome a hacer primero unos estiramientos.

—¡Vaya, creí que no volverías!

—Si no fuera por que pague la cuota este mes, no volvería a verte.

David el típico machito alfa que se pasa el día entero en el gimnasio con poco cerebro. Rodeado siempre de mujeres que al igual que él tienen muy poco coeficiente intelectual.

Cuando empecé en este gimnasio al principio se hacía el amable, enseguida su simpatía cambió por coqueteos que se convirtieron bastante constantes y pesados.

Le planté cara lo cual para su ego de machito no le gustó y empezó a hablar mal de mí.

No me importa que su club de fans me miren mal, tuve una charla con todas ellas que las dejaron bastante claras que conmigo no van a poder jugar ni hacerme daño.

Un compañero me informa de que ha quedado una plaza libre para la clase que hay ahora de bicicleta estática.

En otras ocasiones fui a la clase que imparte Kristen, sus clases son increíbles.

Siempre que iba nunca me arrepentía luego de comerme algún dulce.

 

—¿¡PREPARADOS PARA LA CLASE DE HOY!?.

 

Prosigo pedaleando sin parar algunos ya se encuentran con la camisa casi sudada, nerviosos y también con ganas de parar.

Estas clases suelen ser bastante intensas pero dan los mejores resultados.

 

—Gracias por haberme avisado.

—La profesora se alegrará de volver a verte.

—Gracias de nuevo.

 

Fuera de la clase debido a un pequeño corte de electricidad provocado por unos cables, provoca una pequeña llama.

La cual enseguida va haciendose cada vez más grande, hasta que el fuego va inundando de humo y llamas el resto del gimnasio.

Alguien irrumpe enseguida en la clase, creando un caos entre todas las personas.

Bajo de la bicicleta tosiendo enseguida me tapo la boca, intento moverme entre todas las personas asustadas para hablarles y que no pierdan la esperanza.

—Disculpen...

Alguien desde atrás bastante asustado empieza a empujar a varias personas, entre las cuales me encuentro yo.

Con la mala suerte de que me doy en la cabeza contra el sillín, caigo inconsciente en el suelo. Nadie se dio cuenta, todos están asustados corriendo y empujándose unos a otros.

Ansiando salir de esta ratonera la cual el fuego no tardará en comerse todo lo que encuentre a su paso, quedando solo cenizas.