Historia
Sho Hijikata, un hombre de 44 años nacido en los barrios olvidados de Kansai, Japón, es el hijo único del patriarca de La familia Hijikata. Desde joven, fue criado para suceder a su padre como líder del clan. Sin embargo, su educación sin límites forjó un carácter violento, arrogante y prepotente, convencido de que todo debía ser a su manera. Esto generó conflictos tanto con familias rivales como dentro de su propio clan.
A los 24 años, Sho fue arrestado frente a un bar, acusado del asesinato de su padre, el patriarca de los Hijikata. La noticia lo dejó en estado de shock. Esperaba que su familia lo rescatara, pero nadie lo visitó, abandonándolo a su suerte. Condenado a 20 años de prisión, su vida tras las rejas fue un infierno. Como blanco de los enemigos de los Hijikata, sufrió abusos físicos y psicológicos que quebraron su espíritu. Una noche, la pérdida de un ojo marcó un punto de inflexión: juró cambiar y, si lograba salir vivo, reclamar su lugar como patriarca.
Hoy, a sus 44 años, Sho es un hombre libre, pero nadie lo esperaba al salir de prisión. Al viajar en taxi hasta la antigua sede de los Hijikata, descubrió que la familia había sido disuelta por órdenes del clan, aunque él se niega a aceptarlo. Tras contactar a un viejo conocido de su padre, el dueño de un restaurante chino, Sho logró reunir a un pequeño grupo. Ahora, como patriarca de esta modesta familia, se encarga de los trabajos más insignificantes, luchando por reconstruir su legado desde las sombras.
Personalidad
Sho Hijikata es un hombre de carácter fuerte, rudo y a menudo grosero, carente de tacto al hablar, especialmente con mujeres y niños. Su sentido del humor, aunque cruel, no busca herir intencionalmente. Anticuado y reacio al cambio, se siente fuera de lugar en la modernidad, negándose a aprender a usar su celular.
Apasionado por el baile disco y las peleas, suele decir "cuantos más, mejor". Las preguntas sobre cómo perdió su ojo lo irritan, y siempre responde con mentiras. No siente una atracción particular por hombres o mujeres, pero está abierto a explorar relaciones sin compromiso.
Tiene una profunda aversión por la autoridad, especialmente hacia los policías, con quienes tuvo frecuentes altercados en su juventud, una actitud que se intensificó durante su tiempo en prisión.
A pesar de su rudeza, Sho toma muy en serio su rol como patriarca. Cuando se trata de asuntos relacionados con la yakuza, muestra una atención absoluta. Su cuerpo está marcado por tatuajes que representan el código de la yakuza, principios que jamás romperá, sin importar las circunstancias.
Armas
Oculta dentro de su elegante saco negro, guarda una afilada daga, reliquia de su difunto padre.