Esta historia toma mucha inspiración tanto de la novela ligera “The ancient magus bride/Mahou Tsukai No Yome” como de su respectivo anime, en ocasiones incluso tomando escenas directas, es un boceto, está sujeto a cambios, sugerencias de cualquier tipo y puede contener errores de trama o discordancias que se corregirán a medida que la historia vaya avanzando y tomando forma, es una historia cambiada para poder rolear libremente, ni la historia ni el personaje son fieles a la serie ya mencionada.
Prólogo – Consciencia.
Historias se contaban de una criatura en los fríos bosques del norte, historias de una bestia de cuerpo enorme pero delgado con complexión siniestra, de ojos rojos penetrantes que se podían ver en medio de la noche acechando a quienes se aventuraban por esas tierras, tierras donde las propias zarzas cobraban vida y trataban de atrapar a los incautos, algunos decían que era un animal territorial que había crecido sin control, otros decían que era un ser antiguo consumido por la locura, otros hablaban de una persona consumida por los espíritus que se decían que rondaban esos bosques, una cosa era clara, nadie era bienvenido en sus tierras, le pusieron varios nombres, Pilum murialis, Kuro Giman, todos sinónimos de lo mismo, una muerte segura, y a medida que los rumores se volvían mas fuertes, cada vez menos gente comenzó a ir a dicha zona de los bosques, hasta que dicha criatura decidió salir de los mismos, aunque quizás no con el propósito que muchos creían que tendría.
- ¿Dónde estoy? - Una simple pregunta recorría la mente de la criatura tras caminar incansablemente durante días, aún presa de sus instintos más básicos - ¿Hacia donde me dirijo? – La necesidad de saber su destino se volvió más presente, algo más que el hambre le impulsaba esta vez y mientras su mente y sus instintos se acomodaban en su debilitado cuerpo, una última pregunta le recorría la mente, una pregunta que le haría cuestionar su propia naturaleza - ¿Qué debería hacer? – La necesidad de tener un propósito.
Tras lo que parecieron unos instantes para la criatura, sus ojos se abrieron, revelando los tenues colores que la rodeaban por primera vez en su existencia, colores iluminados por la moribunda luz de una lámpara de aceite - ¿Dónde estoy? – Pensó el ser, cuestionando por primera vez sus alrededores, quizás fue instinto, pero sus pensamientos se vieron obstruidos cuando su mirada tropezó con la de un hombre de mediana edad y cabello dorado - Por fin despiertas – Dijo el hombre mientras cautelosamente analizaba a la criatura con su mirada – Llevas 3 días dormido, me imaginaba que ya habrías muerto de frío o de hambre – Dijo el hombre con una voz que rebosaba calma, a pesar de su obvia cautela al tratar con la criatura - ¿Dónde estoy? – Dijo la criatura con voz fría como el hielo y un tono sobrenatural, pero lo suficientemente humano como para que el hombre pudiera entenderle – En mi tienda de campaña – Dijo el hombre ahora relajando su cuerpo al ver que la criatura no parecía agresiva, pero con su vista en la criatura en caso de que algo ocurriera – Oh – exclamó la criatura levemente sin entender muy bien a que se refería el hombre con “tienda de campaña”, pero sus dudas rápidamente se disiparon al sentir un agujero en el estómago – Tengo hambre – Dijo la criatura salivando levemente, con su mirada clavada en el hombre justo antes de que este mismo le pusiera delante un plato caliente de carne que tenía previamente preparado, la mirada del ser siguiendo la carne con la mirada – Come – Dijo el hombre momentos antes de que la criatura sin dudarlo devorara todo lo que había en el plato, entonces, una nueva pregunta surgió en la mente de la criatura. - ¿Qué soy? –.
La pregunta quedó en el aire unos segundos mientras la criatura alzaba la mirada hacia el hombre, sus dos ojos nunca cortando el contacto visual con el hombre – Un demonio – Dijo el hombre con mirada seria mientras la criatura miraba sus propias manos, antes de que el hombre le ofreciera un pequeño espejo y la criatura comenzara a analizar sus peculiares facciones, manos de garras afiladas, pelaje negro como la noche, pero lo más peculiar, su cabeza, un cráneo de lobo con cuernos de cabra, dos haces rojos en las cuencas vacías donde sus ojos deberían estar, un par de cuernos extra inclinándose hacia delante, dándole un aspecto aún más amenazante, bajando la mirada podía ver una robusta y siniestra caja torácica expuesta y dentro de la misma, un grotesco corazón expuesto, corazón que dicha caja torácica protegía de todo peligro, como si de una jaula o armadura se tratase, unas zarzas sobrenaturales rodeaban parte de su cuerpo, parecían ser parte de la propia criatura, creciendo y enredándose en su cuerpo, un collar de plumas negras en su cuello, junto con una desgarrada capa negra en su espalda, quizás un rastro de lo que pudo ser su anterior vida, o quizás una broma macabra de la naturaleza de la criatura, implicando que incluso seres tan siniestros y grotescos como él pueden nacer de la naturaleza humana.