"Mi vida es un mal chiste contado por un borracho."

Nombre: Kanezawa Shōma.
Lugar de Origen: Osaka, Japón. 
Apodos: El mapache.
Ocupación: Ex-traficante de información, apostador compulsivo, estafador ocasional, sobreviviente profesional.

Personalidad:
Es un sobreviviente nato, un hombre cuya vida se mueve entre la mala suerte y su habilidad para esquivarla en el último segundo. Tiene un carácter despreocupado y cínico, adornado con un humor sarcástico que lo mantiene a flote incluso en sus peores momentos.

 
Carismático y persuasivo, puede mentir con naturalidad, pero su sinceridad a veces lo traiciona en los momentos más inesperados. Aunque aparenta ser un apostador irresponsable sin rumbo fijo, esconde una nobleza discreta que solo muestra a quienes logran atravesar su coraza de sarcasmo y cinismo. Leal a las pocas personas que realmente le importan, evita la violencia cuando puede, pero cuando se ve acorralado, es capaz de usar cualquier truco sucio para salir con vida.

 
Su relación con el dinero es caótica, siempre oscilando entre la riqueza momentánea y la miseria absoluta, pero sin importar qué tan mal le vaya, siempre encuentra la forma de reírse de sí mismo y seguir adelante.


Un poco de historia:
Shōma siempre ha caído en los infortunios de lo que se llama "vida", a tal punto en que no suele contar mucho de sus inicios de la misma. Sólo sabe que, en algún punto, tocó las calles y de ellas, hizo su hogar a base de ir y venir de los objetos y del mismo dinero.

Creció en Osaka, en un barrio lleno de apuestas, pequeños negocios y callejones donde el dinero cambiaba de manos con rapidez. Desde joven, aprendió a moverse en el mundo de las trampas y los juegos de azar. Su habilidad para leer a las personas le permitió ganarse la vida apostando, hasta que la yakuza puso sus ojos en él.

Trabajó como intermediario para los yakuza, obteniendo información y facilitando negocios turbios. Sin embargo, como era de esperarse, la organización lo traicionó, dejándolo con una enorme deuda y una sentencia de muerte no declarada. Desde entonces, sobrevive en las calles, evitando sus perseguidores y apostando su destino día tras día.

En una de sus peores noches, herido y derrotado, un monje anciano le ofreció un amuleto con un talismán de madera. Aunque el apostador no creía en la espiritualidad, aceptó el amuleto y nunca lo apostó. Para él, ese objeto es un recordatorio de que, incluso cuando todo está en su contra, aún hay algo que no ha perdido del todo.

Habilidades:

Combate callejero: No es un peleador experto, pero sabe cómo pelear sucio para sobrevivir. Golpes bajos, objetos improvisados y huidas estratégicas son parte de su estilo.
Apuestas y manipulación: Puede leer el lenguaje corporal de las personas con gran precisión, lo que le da ventaja en los juegos de azar y en los engaños.
Conocimiento del bajo mundo: Sabe moverse en los círculos criminales y encontrar información cuando la necesita.

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