-Oh, disculpe, no era mi intención...- aquél hombre se quedó quieto al darse cuenta de que había chocado.

El vástago se giró al escuchar aquella voz sorprendido. Sostenía un libro entre las manos que por poco se le cae ante aquél inesperado contacto. Negó levemente con la cabeza y sonrió de forma afable.

-No se preocupe, uno se queda absorto con las lecturas y pierde la propia noción del espacio. En lugar de irme a una de las mesas me he quedado aquí de pie con el manual, el que le debe pedir disculpas soy yo.- se hace a un lado y abre paso franco para que aquél hombre pudiera pasar.

-Gracias e insisto, siento la molestia, a uno se le hace difícil moverse sin ir chocando por todos lados, y no hablemos cuando deciden hacer una reorganización del material académico. Lo que antes estaba en el pasillo tres te lo cambian al cinco y buscas tomos sobre derecho penal y resulta que estás en el área de administrativo... pero bueno, así es la vida. - se colocó y acomodó las gafas totalmente oscuras que llevaba, que no dejaban ver ni un ápice de los ojos que se ocultaban tras ellas. Eso y el bastón que llevaba en la mano completaron todo el conjunto y acabaron de encajar toas las piezas.

-Dada esa situación, si me lo permite, indique qué está buscando y le puedo ayudar.- deja el manual de consulta de nuevo en la estantería en el lugar que le corresponde y comienza a observar toda la panoplia de libros a la espera de la voz de su nuevo interlocutor.

-Busco el manual del profesor Bustos Pueche sobre derecho civil. Nos lo han recomendado como material de apoyo para poder complementar las lecciones. Espero que esté mejor explicado que con el profesor Ravell, porque sólo se limita a leer lo que proyecta en clase y claro... a algunos o nos lo dan adaptado o no hay por donde cogerlo.

-Veamos... civil... civil... no, por aquí no hay nada. Cójase de mi brazo y vayamos a buscar el libro que seguro no andará muy lejos. Es una verdadera pena que no se piense en todos los alumnos a la hora de impartir clase. He tenido la oportunidad de compartir espacio con compañeros que eran invidentes, o en silla de ruedas, o cualquier otro impedimento de ese estilo y han dejado por los suelos con sus habilidades y su pericia a la gran mayoría que se han enfrentado a ellos. Sería tan fácil si sólo se juzgara el talento y el interés y no la primera impresión, otro gallo nos cantaría.-

Comienzan a avanzar por los pasillos, buscando los carteles que indiquen la sección correcta. Una vez allí, con más detenimiento, comienza a buscar el libro en concreto.

-Maldita sea... sólo hay una copia y no está adaptada. Debe estar prestado, o lo más factible, que esté completamente desactualizado el que tuvieran aquí y han preferido apartarlo de circulación.- toma igualmente el manual.- Oh, ahora que lo pienso, dónde están mis modales, mi nombre es Erik, es un placer señor...-

-Jean Paul, y el placer es todo mío. No se preocupe, de verdad, me lo llevaré igualmente y pediré a mi hija que me lo lea. Ella me ayuda con todos los materiales que no se consiguen adaptar. Es una tutora muy exigente, y ha leído tanto como yo. Ya le he dicho varias veces que se presente a los exámenes, que seguro que los aprueba y todo.- se permite una pequeña carcajada, siempre dentro del todo de voz adecuado para el lugar en el que se encuentran.

-Es una maravilla poder tener alguien así al lado para poder desenvolverse. Los seres queridos unidos y en armonía son una auténtica bendición. Permítame que sea... impertinente, si no es indiscreción y está usted en todo su derecho de no responder, pero... ¿cuántos años tiene usted? Porque se le ve maduro para ser un estudiante de segundo curso, al menos uno... tradicional.-

-Tengo 39 años, y bueno, digamos que reunía los requisitos para poder acceder a la selectividad y presentarme a estudiar. Aprobé con buena nota y aquí me tiene, queriendo ser abogado después de todo. Lo hago más por... afición, que por pura necesidad. Me ha quedado una buena pensión después de lo acontecido que me ha llevado a esta situación y mi mujer, un cielo ella, tiene un buen trabajo, así que, dado el tiempo del que dispongo... me dijeron que por qué no estudiar algo que siempre me hubiera encantado, y aquí me encuentro, con usted y un dichoso manual.- no pierde la sonrisa.-

-No se preocupe por la lección, que ya verá como no es tan difícil de comprender y más si pasó con nota el año pasado. Si no me equivoco, dado que ha solicitado este manual en ocnreto, diría que tiene ahora clase con el profesor Díaz, ¿verdad?.-

-Sí, ahora a las cuatro entramos a clase.-

-Pues si me lo permito, le acompaño y le llevo hasta allí. Yo llevo el manual, no se preocupe.-

Antes de que Jean Paul pudiera responder, aceptando o negando, se encaminaban ya a la bibliotecaria para pedir en préstamo el libro. Acto seguido, salían por las puertas de aquél edificio dentro del campus y se dirigían al aula donde tendría lugar la clase.

-De verdad, no es necesaria tanta molestia, no quiero ser una carga...-

-Usted no lo es, ni mucho menos, por favor, es un estudiante más, un futuro compañero y con gusto quiero saber de sus progresos.-

-Cierto, usted ha mencionado antes algo en referencia a la profesión de abogado. Usted ya habrá pasado entonces por esto...-

-Sí, así es, pero lo hice ya hace algunos años, y no estudié aquí, pero... con los planes de estudio europeos, puedo decir que aproximadamente se guardan similitudes en el contenido, salvando algunas distancias, por supuesto.-

Al cabo de unos minutos ya están en la puerta del aula.

-De verdad, Erik, se lo agradezco, no sé a dónde se dirigía, pero gracias de nuevo por traerme aquí.-

-No hay de qué, insisto, es un placer poder ser de ayuda, tanto a usted como a los demás que lo puedan necesitar.-

Se dan la mano, anticipándose el vástago cumpliendo con el protocolo. Todos los estudiantes se sientan, Jean Paul en primera fila, con una grabadora y un portátil donde poder leer los documentos y presentar los ejercicios. Tras todos ellos, entra el profesor Díaz.

-Muy buenas tardes tengan todos, me alegra verles tan despiertos como cabría esperar de venir recién comidos con el maravilloso calor de la tarde primaveral. Son ustedes unos auténticos héroes por estar aquí y no en los jardines del campus. Bien, hoy la clase va a ser un poco diferente. Ya veo que han seguido mi consejo y se han hecho, aunque no todos, con el manual que les recomendé. Excelete. Digo que será una clase diferente porque hoy se la impartirá mi buen amigo Erik Silverfang, un abogado de reconocido prestigio y fundador de varios despachos a lo largo de varios países. Hoy va a venir a hablaros sobre el tema que debíamos tratar hoy, el concepto del nasciturus, el concebido pero no nacido. Adelante, mi buen amigo, pase, la clase es suya.-

Erik avanza desde la puerta hacia la tarima y sube las escaleras para darle la mano al profesor.

- Muchas gracias. Bien, damas y caballeros, agradezco enormemente la oportunidad de brindarles mis conocimientos y ayuda en este tema, dado que no es algo baladí. Esta figura jurídica no está exenta de complicaciones, pero ya verán que, todos juntos aquí trabajando codo con codo, saldrán de este aula siendo expertos en la materia. Bien, sin más preámbulos, y si les parece bien, empecemos.-