Lia veía triste el pequeño cuadro que tenía en su mano, era ella cuando aún conservaba sus cabellos dorados, ligeramente sacudió su cabeza tratando de dispersar los pensamientos tristes, aunque ahora no gozaba de las comodidades como antes, era libre del control y eso era algo estupendo que no se podía comparar con nada. Con una sonrisa le dió una última mirada a la foto y la guardo en su pequeño cofre.