• Hace 16 años atrás....
— ¡Ellie, cariño! Vamos a prepararte que nos vamos a ver a los a los abuelitos.
La madre de Ellie, Anne tomó a la pequeña en brazos y la llevó a la cama dejándola en pie, mientras tanto fue al armario y sacó un conjunto precioso que a la niña de 6 años le hacía tanta ilusión modelar, sobretodo a sus abuelos.
— ¿Y.. y.. y.. después de ir a ver a los abuelos va.. vamos a ir a ver las decoraciones de Navidad?
Cuestionó la pequeña, eran festividades importantes, las navidades, sus favoritas. La madre asintió rendida por su hija y Ellie saltó varias veces a la cama. Le gustaba los adornos, las tienditas, celebrarlo con sus más queridos. Dejó que siguiera saltando y finalmente terminó de colocarle la ropa.
Bajó de un salto y se sentó ahora para dejarse atar sus zapatitos
— ¿Y papi?
Su padre, Robert se asomó y una vez que la vió la tomó en brazos haciéndole de avión en distintos movimientos. — ¡Aquí está papi, princesa! — Susurró besando su frente varias veces.— Estaba con llamadas de la empresa, Anne se giró a verlo y Robert simplemente asintió suspirando, parecía que había pequeños problemas de conexión dentro de la empresa pero no querían estropear el momento de Ellie por lo que lo simularon bastante bien.
— ¿Qué tal va esas clases de Ukelele? ¿Hmmh? Tienes que aprender a tocarlo para que nos toques muuuuuchas canciones.
Ellie sonrió feliz y le mostró todos los dedos. — He sacado un diee.
— ¡Eso es maravilloso, pequeña! Iremos a comprarte un peluche por lo bien que lo has hecho.
Aquella familia fue de todo menos disfuncional, mucha gente o varias personas podrían decir que no tuvieron la oportunidad de tener una familia que les dieran ese amor pero Ellie.. Ellie tenía la mejor que pudo tener, no lo pidió y aún así ellos se esforzaban por verla sonreír, por ayudarla a que, simplemente no se enterase de que los problemas des empresa donde Robert y Annie trabajaban no estaban siendo un buen momento, problemas en los que influyen personas que son de su confianza y necesitaban hacer conexiones para ganar más dinero, para tener más marcas. Pero no querían estresarse, la persona que ahora mismo podía ayudarles en esa situación a relajarse, era su propia hija de 6 años, Ellie.
Ellie sonrió más e hizo intentó acercarse aún subida a su padre a darle besitos en su mejilla y también a su madre. — Mwuaaaah. — Dijeron ambos sonoramente riéndose.
— Por cierto, cariño. Queremos darte esto. —Sacó un colgante de un corazón y se lo puso en su cuello, dentro había una foto de ellos 3 felices. Ellie sonrió a punto de llorar por la felicidad.— Gracias, papi, mami.. lo aprecio mucho.. — Ellie sonrió y sus padres también — Los abuelos van a estar que se suben por las paredes como no vayamos ya. — Dijo la madre mientras iba acercándose a darle un beso a Robert. — Vamos bajando. ¿Si?
Se escuchó el taconeo de cómo bajaba las escaleras. Robert en un momento rápido cambió a Ellie de lugar a su espalda enrollando sus piernas alrededor de él y la agarró para que no se cayera.
— Ahí viene el caballito — Dijo bajando las escaleras a puro trote y Ellie no dejaba de reírse mientras se aferraba a él. Ella estaba tan feliz, tenía la familia que quería. Nunca supo qué es el amor que se tienen su papá y su mamá y cómo lo lograron pero al verlos, pensó que debió ser la mejor sensación del mundo.
Una vez abajo se pusieron todos el abrigo y ahora Ellie ya estaba en el suelo, caminando al coche con sus padres. Al llegar, la subieron en su asiento especial, le pusieron el cinturón de seguridad y ambos depositaron un beso en su mejilla, varias veces haciéndola reír más.
— Te queremos mucho, pequeña. ¿Hmmh? Nos haces muy muy feliz. — Dijeron entre ambos mitad de la frase cada uno. Ellie también les dió un beso a ellos en su mejilla.— Mwuaaaah, MwUAAAAAAH. También os quiero mucho, papi y mami.
Sus padres sonriendo con ternura y antes de cerrar la puerta les besó la nariz para ir al puesto de piloto/copiloto.
Robert arrancó y empezaron a ir de camino hacia la casa de los abuelos. Para ser más concretos eran los abuelos maternos, los paternos se encontraban en otra ciudad así que irían a verlos otro día.
El camino fue tranquilo, con música de fondo y Ellie logrando cantar afinado. A Ellie le gustaba tanto cantar que se podía escuchar una melodía preciosa, única. Como si fuese algo que relajase a cualquier otra persona. Sus padres amaban que cantasen, más de una vez le han dicho que cuando sea mayor podía dedicarse al canto, además con el ukelele era.. otro estilo.
En uno de los intentos de Robert querer frenar, no pudo. O más bien, el coche no quiso. Es como si aquello no respondiera, Anne observó perfectamente la situación y empezó a paniquearse sin que Ellie lo notase y en cuestión de unos segundos.
¡POW!
El coche se chocó con otro, muy fuerte. La verdad es que Ellie ahí cerró los ojos y cuando los abrió.. vio su propia pesadilla hecha realidad. Se desabrochó el cinturón y salió del coche observando cómo su propio coche estaba ... Abollado, tanto que no encontraba a su padre, su madre estaba fuera del coche caída en el suelo con su móvil queriendo llamar como pudiera a urgencias. Ellie corrió llorando hacia su madre, ella también estaba llorando. No imaginó que esto ocurriría de esta forma.
— Ellie, escuchame.. — Susurró su madre mientras la pequeña no paraba de llamar desconsoladamente dejando el móvil en el suelo. — Ya he llamado, no te preocupes.. todo saldrá bien, eres la niña más fuerte y somos felices de tenerte. — Su madre hablaba de una forma que la pequeña no estaba acostumbrada y lloró más. — No llores mi vida, todo estará bien.. no ha sido nada.. ya iremos a ver tienditas de navidad, ya verás.. — Tomó la mano de su hija y la besó muchas veces además de querer verla a los ojos para grabarla en su mente. Ellie hizo más de lo mismo, abrazándose más a ella y sollozando. — Te quiero, te quiero con toda mi alma, eres la niña más hermosa y fuerte del mundo, todo estará bien, tú estarás bien y serás feliz. No soy adivina pero alguien tan bonita como tú encontrará la manera.
Vino las ambulancias y su madre dejó de contestar soltándole la mano, Ellie comenzó a sollozar más fuerte. Se le salía el corazón de tal manera que no podía ni respirar. Los médicos de urgencias separaron a Ellie de su madre y ella empezó a gritar.
— ¡NOOO! ¡ES MI MAMI! ¡NO ME SEPAREN DE ELLA!
Una de las chicas de urgencias la abrazó mientras Ellie no paraba de gritar sollozando, temblando con un ataque de ansiedad que nisiquiera había nunca experimentado. Aquella noche fue una auténtica pesadilla, además ella no lo sabía pero tenía heridas en su cabeza, en sus brazos del choque pero sólo le importó sus padres. Ellie de espaldas podía ver cómo al otro lado sacaban a su padre que no se podía ver la cara y ahí fue cuando se desmoronó cayendo al suelo. Dándole fuertes golpes al propio suelo, dándole igual el dolor que ella tuviese. Se hizo sangre, sollozaba sin parar y por órdenes médicos se llevaron también a Ellie hacia el hospital.
Como Ellie no dejaba de llorar acabaron por darle un tranquilizante y que acabase durmiéndose. Así hasta que en unas horas, despertó en la sala de espera ya curada, se revisó y ni se había dado cuenta de ello. Salió un médico hacia ella y suspiró mirando al suelo.
— Ellie.. tus padres han muerto. No pudieron sobrevivir.
Ellie no dijo nada, de tanto llorar ya estaba pensando que simplemente no era un sueño, que se despertaría y todo acabaría de una forma diferente, no así. Además, ella misma se había dado cuenta que no era la primera llamada que hicieron. Porque su madre ya había llamado, podían al menos haberla salvado a ella, eran unos asesinos, pensó.
— Sin embargo, sé que esto es repentino para tí. Pero tenemos que decidir si darte a una familia de acogida o simplemente llevarte a un orfanato hasta que crezcas.
Ellie no quería otros padres, Ellie no quería ningún otro padre más, ninguna otra madre más. Para ella era únicos e irremplazables. Empezó a darle nuevamente golpes a la silla sollozando sin parar haciéndose nuevamente mierda los nudillos. El médico suspiró y simplemente dió la orden para preparar el papeleo del centro.
• Ellie días después...
Estaba en un coche, ya no parecía ser la misma y era como si simplemente una luz se hubiera apagado, como si la llama se hubiera gastado. Ya no era la misma de siempre desde aquella muerte y observó la entrada del lugar, sus piernas temblaban débilmente y su mano apretó aquel colgante. Entraron y la mujer que estaba ahí le sonrió.
— Es un placer pequeña.
Ellie no respondió, simplemente agarró su mochila y miró a otro lado.
— ¿Cuál es mi habitación?
La señora la guió sin decir nada, se veía que Ellie estaba a la defensiva y era totalmente normal. Le abrió la puerta y le entregó la llave. — Por si quieres entrar y salir. — Susurró y Ellie cerró la puerta de una. Tumbándose en la nueva cama y dejando su mochila a un lado. Se hizo bola y comenzó a llorar fuertemente abrazándose, ahora tocaba una época más dolorosa, superar la muerte de sus padres.
Desde ese día, Ellie ya no fue ella, tenía pesadillas, insomnio y eventualmente ataques de ansiedad.
Realmente a veces esperaba que algún día alguien la hiciese feliz, la hiciese desaparecer tantos pensamientos negativos, que la hiciese saber enfrentarse a los problemas y sobretodo que la quisiera con toda su alma, tanto como sus papás se querían. Aunque ella ya sabía que eso no iba a ser fácil y que le tocaba vivir más pesadillas a parte de esta.