Memorias [parte 1]
Durante toda mi existencia he tenido sospechas que jamás fui una persona común y corriente. Recuerdo que cuando era pequeña siempre tenía dificultades para tener amistades, me pasaba sola en clase detrás de una de ellas, si enlazaba con otra persona en amistad esta enseguida se iba de mi lado por cuestiones familiares, con el tiempo me resigné a aceptar que se fueran una por una que viniera. Los varones jamás tuvieron intenciones buenas o claras al tratar conmigo, recuerdo que varias veces que creí gustarme de alguien solo terminé siendo un juguete, un objeto de burla o un desafío para humillarme porque se le daba la gana a las personas que estaban en mi entorno social.
Capaz estas cosas eran comunes de vivir en cada persona del mundo, pero las cosas agravaron cuando mis abuelos fallecieron en mi casa, mi abuelo en mi cama y mi abuela en mi habitación, nadie entendía porque decidí alejarme de todos, seguir adelante con la vida escolar y no tener amistades, pero desde los 10 hasta los 16 años entendí que la amistad no venía con intenciones sanas hacia mi, por lo que decidí de manera inconsciente reservar poco a poco mi forma de ser, para solo mostrar lo justo y necesario, apenas abría un poco la concha de mi corazón de perla para alguien, este lo rechazaba por una perla mas presumida y bonita que yo. Entendí que siempre me enamoré de personas equivocadas por lo que una vez mas, decidí pensar mas antes de ceder a un estado sentimental. A los 17 años aprendí que si una persona aparenta estar bien con su vida, aunque no sea cierto, el entorno envidioso hará cualquier cosa para que tu estado "bueno" se vea peor que el suyo, en el pueblo que viví durante mi infancia y adolescencia siempre intentó extinguir todo lo bueno que pudiera ver en mi aun cuando fuera buena con ellos, como pólvora se esparció un rumor a causa de esa envidia: "La hija menor de la familia Dávalos es una ramera, se le insinuó al hermano de una de sus amigas y por si no fuera poco, le incitó a Megan que se insinuara a su hermano. Es un put*" Y con el tiempo, supe lo que en verdad era ser vista como una cosa repugnante, un grano en el culo del mundo. Miles de problemas mas vinieron luego de ese chisme, hasta que un día mi familia se mudó de la casa, la envidia se alegró de la desdicha caída sobre mí y el karma hizo de lo suyo cinco años después, escuché de un conocido del pueblo que Megan y su familia fueron deaalojados de la cabaña a lado de mi ex hogar. En ese tiempo aprendí que no se debía jugar con actos egoístas, envidiosos o maliciosos porque el karma no escatimaba en el castigo.
Los sucesos empezaron a darme consejos que fui acumulando como conocimientos, pero lo que ocurrió más adelante en mi vida. Fueron los que realmente cambiaron mi modo de vivir, de ser una humana comun, introvertida y reservada pasé a tener una gran carga y responsabilidad de la cual jamás me lo hubiera imaginado.