Agujas recorren la piel,
como punzadas de olvido,
abriendo surcos donde el alma esconde
su miedo, su amor, su vacío.
Es en el dolor donde callan las voces,
donde el pensamiento se ahoga,
donde las sombras ceden al trazo
de una verdad sellada y muda.
La tinta fluye como ríos negros,
ocultando las grietas abiertas,
bordando un consuelo en la carne
que quema, que duele, que se encierra.
Y tras el arte del sufrimiento elegido,
una sonrisa falsa se dibuja,
un eco de paz disfrazada,
una burla a la tristeza desnuda.
Porque el mundo no sabe, no entiende,
que a veces, el dolor se ama en secreto,
que la piel se convierte en refugio
y en la tinta se duerme el lamento.
Es en cada marca, cada herida sellada,
donde se esconde la verdad del alma,
el grito mudo de una sonrisa,
falsa, pero firme, que nunca se apaga.
De nosotros, para vosotros, la tinta y yo. ~G.W