----- FICHA DEL PERSONAJE -----

❑  Nombre:  Maxine Woods

❑  Apodo:  Maxie

❑  Especie:  Humana

❑  Lugar de nacimiento: Nueva York (ex-Nueva Ámsterdam)

❑  Edad: 18 años

❑  Altura: 1,57 m

❑  Clase: Nobleza

❑  Fecha de nacimiento: 6 de diciembre de 1667

❑  FC: Kiernan shipka

 


----- DESCRIPCIÓN FÍSICA  -----

De tez blanca y ojos pardos (marrones o verdes dependiendo de la intensidad de la luz), Maxine es una chica de complexión delgada y estatura baja siendo menor al 1,60 m pero que lo alcanza sin problema al vestir un calzado con elevación. Sus ropas suelen ser vestidos blancos o de colores claros que resaltan mas las pequeñas rojeces de sus mejillas cuando se sentía avergonzada, aunque en las ocasiones en que su rebeldía le hace escapar opta por más oscuros y menos ostentosos añadiendo una capa que pueda cubrir aquella melena tan reconocible tanto por su largo como por el brillante color del oro que poseía. Lamentablemente, por cuestiones sociales, ese cabello siempre permanecía enrredado en complicados recogidos y solo en contadas ocasiones dejaba su cabello en libertad, acentuando cada rasgo de su rostro.



----- PERSONALIDAD  -----


Se podía esperar de ella que por los lujos que tuvo gracias a su clase social esta fuera una chica consentida, pero al contrario que otras que se criaron en las mismas condiciones y pedían hasta la luna, Maxine jamás pidió nada, era feliz con las cosas simples: libros. Risueña y muy amable con todas las personas, incluso aquellas a las que no estaba bien visto dirigirse, siempre tuvo esa chispa de rebeldía que a edades tempranas eran más fáciles de controlar pero que en su adultez -y más al conocer del casamiento obligado- se acentuó más llegando a escaparse en ocasiones por no ver al prometido. Se comportaba a desgana con él y visitaba más frecuentemente las zonas bajas de la colonia, ocultando su identidad en busca de libertad, de huir de las normas sociales por unas horas.




----- ABOUT / HISTORIA  -----

Maxine nació en el invierno de 1667 sin demasiadas complicaciones. Su familia pertenecía a aquellas que se asentaron en las colonias inglesas de la ex Nueva Ámsterdam y ahora tenían una muy buena posición. Es por eso que pudieron darle todo tipo de lujos a la que sería su única hija pues por mucho que los Woods intentaron tener otro descendiente, el destino siempre les daba una negativa. Tres ocasiones hubo y solo una llegó a término: un pequeño de ojos verdes y cabellos dorados como los de su hermana dormía en la cuna durante una de las noches del verano de 1670, la última que vivió después de que a la mañana siguiente estuviera tan frío como el día en que Maxine nació. Había muerto por asfixia.

La tragedia perseguía a su familia y todo lo que fue color empezaba a tornarse en escala de grises con los años. La economía iba en declibe ya no solo por sus trabajos si no por la guerra que seguía afectándoles desde Nueva York. Como las discusiones eran constantes la joven pasaba horas en la biblioteca hundiendo las narices en libros de astronomía, adquiriendo un gusto por las estrellas y constelaciones, a donde siempre quería huir cuando su hogar se desmoronaba. Para ese entonces ya no era una niña, su cuerpo y rasgos cambiaron para convertirse en mujer y empezar a ser otro tipo de interés para su familia. Quien podía salvarles de la bancarota.

Una noche, en una de las celebraciones habituales de su familia, Maxine paseaba por la enorme casa de los anfitriones con aquel vestido tan diferente a los habituales pues este era algo más ceñido, mostrando sus atributos. La cabellera rubia danzaba sobre sus hombros, bajo la atenta mirada de un hombre en sus cincuenta, el mismo que vio hablar con sus progenitores antes mientras estaba sentada en una de las sillas al lado de la orquesta. Más tarde, cuando las parejas comenzaron sus bailes, este hombre le invitó a uno siendo rechazado al principio pero instada después por sus padres. No era muy agraciado, su cuerpo era tres veces el de la joven y era algo torpe en sus pasos, cada dos por tres sacaba un pañuelo para quitarse el sudor de la frente. 

Esa misma noche, una vez llegaron a casa, se enteró de que el hombre con el que había estado bailando resultó ser Sir Edward Henry Cavendish, un prestigioso terrateniente inglés del que sus padres vieron su salvación económica arreglando un matrimonio de conveniencia sin consultar a su hija en el que esta le daría todos los herederos que pidiera.

Sin embargo, Maxine trataba de huir de la situación todo lo que podía evitando encontrarse con el señor en la medida de lo posible, pues aquella pirata del puerto sur de Nueva York, Skye, le había robado algo más que unas monedas.