Después de capturar y encerrar a los que atracaron y dispararon a la novia de mi buen amigo Thomas. El FBI y la CIA, llevaban tiempo en secreto, persiguiéndolos.        Kate y sus amigas tuvieron (dentro de lo que cabe), mucha suerte.

 

James Scott y Nathaniel Nowman, violaron y asesinaron en total a nueve mujeres. Durante los últimos dos años, el ataque hacia Kate fue totalmente diferente, no era el estilo de ninguno de los dos.                                                                                          Simplemente no llevaba la fima de ninguno de los dos.

Ninguna de las chicas fue violada, ni había en ellas ningunal señal de violencia física. Iban exclusivamente a por Kate, durante la investigación, descubrí que habían sido contratados por el padre del joven Jeremy Junior Walter.

Hace un año Jeremy Junior Walter fue acusado de agradir sexualmente a su pareja, la cuál era menor. 

En la cárcel se junto con un grupo bastante peligroso, tres meses después de su ingreso en prisión, una noche mientras el joven dormía; fue apuñalado nueve veces por su compañero de celda.

Su padre culpo de todo lo que le sucedió a su hijo, a mi amigo Thomas. Ya que fue él abogado de su hijo y no gano el caso.

Por eso los contrato, para que asesinaran a su novia.                                                         

 El señor Walter se encuentra a la espera de su juicio.

 

La pesadilla finalmente llegó a su fin, el señor Walter pasará el resto de su vida en una de las cárceles mejor vigiladas de todo el estado.

James y Nathaniel se encuentran en diferentes cárceles, para que no puedan intentar escapar juntos.

 

Este mismo año recibí la noticia o mejor dicho, una invitación por parte de mi padre. Celebró su cumpleaños con toda la familia, fue un fin de semana bastante extenso y emocional.

 

A mi regresó, continué trabajando por el día en la base de unidad para el FBI.          Y por las noches, desde los dieciocho años siguiendo los pasos de mis antepasados.  Me encargo de limpiar y mantener a salvo a la humanidad de las despreciables brujas o brujos.                                                                                                               Y también de los peligrosos e infames demonios.

 

Me esperaba una visita de alguien, que creí que jamás volvería a ver.

 

Y mucho menor volver a trabajar en su compañía.