Hace 8 meses....

Las indicaciones eran simples, 4:30 en el bosque, sigue el sendero. Se puntual y ve solo. Era la nota que Ian había recibido, esa nota había aparecido bajo su puerta por la mañana al llegar a casa después de la festividad de las 7 familias. A la cual fue invitada y que prefirió no ir.

La nota tenía un aroma increíblemente femenino así como la escritura, no tenía idea quien fuera pero, supongo que la curiosidad mató al gato. El era ese gato.

La vio sentada bajo un árbol increíblemente hermosa y tranquila, esperándola como si de un sueño se tratará, o tal vez una pesadilla. Los últimos años se reducían a verla escapar, encontrarla, verle volver a huir, ya era una rutina a la que ambos se habían acostumbrado, un juego que aparentemente ella no quería continuar.

Alexa sintió a Ian con su característico perfume varonil y su acostumbrada energía mágica sumamente poderosa y descontrolada, la peli azul estaba claramente harta de esto, así que enfrentaría a Ian de una vez por todas. Necesitaba respuestas pues ya estaba harta de jugar al gato y al rato con ese hombre. Inevitablemente la cuerda invisible que los unía tiro de ella, mantenerse lejos de el todos estos años habían permitido que olvidara la sensación sofocante que era estar cerca de el, maldecía cada una de sus células por suplicar unirse con aquel ser y ni hablar de la energía como hijos de la luna que que tambien los unía.

Ian miraba a la mujer frente a el mientras avanzaba en su dirección, sus cabellos azules caían sobre sus hombros, dándole esa aura algo mas salvaje a la que tenia cuando habían estado juntos hace algunos años atras.

Después de escapara de aquella cabaña donde estuvieron juntos esa ultima noche hace 11 años no se habían visto de tan cerca, podía sentir como esa mujer vibraba fuerte, aun teniendo la magia bloqueada.

Detuvo sus pasos lo que permito a la joven observa a Ian quien estaba de frente a ella sin decir ni palabra, era tal como lo recordaba, elegante y varonil, con esa aura de superioridad en su mirada y la sonrisa capas de poner a temblar a cualquiera, en especial a ella. Pero antes de que su cuerpo la traicionara volvió a levantar sus defensas pues tambien esa energía oscura que siempre lo acompañaba le recordó de quien se trata realmente, no era un hombre que mereciera su confianza, no después de aquellos días.

-Hola Ian....

Se hinco frente a ella, observando cada detalle de su rostro, ante el veía a un a mujer, de cabello azul rostro angelical, labios seductores y un cuerpo curvilíneo que lo incitaba a calmar sus mas impuros deseos en el. Sin embargo aun con esos mismos ojos azules que dejaban ver su alma, su aroma a bosque y la suavidad de su piel seguían intactas, solo que ahora tenia carácter, se notaba que ya no era aquella indefensa niña, la inocencia y devoción que aquellos ojos reflejaban por el en el pasado ya no estaban, su porte regio y firme denotaban su nobleza así como la educación impecable que tenia.

Alexandra siempre seria todo un espectáculo, algo digno de admirar.

Al escuchar salir su nombre de aquellos labios lo congelo, la voz angelical que tanto lo atormentaba. Se preguntaba ¿En que momento murió y llego al cielo? Acaricio su mejilla, no quería que ella desaprecia como si de un espejismo se tratara. Su voz salió en un susurro, como si de una caricia se tratar. El hombre sintió aquellos hilos que los unian tirar de el.

-Hola Lexi...

El la miraba detenidamente, parecía que el hombre veía a un espíritu. No dijo nada, tampoco se quejo de la cercanía ni del tacto de el, pues tambien estaba sorprendida, tanto por la reacción de el como por lo que podía apreciar de el.

Aquel día en el bar se vieron, sin embargo no se permitió observarlo con detenimiento, tambien el shock del momento se lo impidió aquella vez. Si sus cálculos eran correctos frente a ella tenia aun Ian de 29 años, que en definitiva ya no era aquel joven que conoció en el bosque, ahora tenia unos hombros anchos y fuerte, piernas largas y torneadas, brazos fuertes, así como casi 20 centímetros mas que ella, definitivamente era la definición de sexy, varonil y elegante.

Una sonrisa triste se formo en sus labios al oírlo llamarla con el apodo que su padres le decían de pequeña. Sintió un revoltijo de emociones acumularse en su pecho, tenerlo así de cerca, su aroma, su voz, su tacto y su aliento casi acariciando su piel. Se sintió de 14 años de nuevo, pero ya no eran aquellos niños jugando a enamorarse, eran un par de adultos con miles de cicatrices que ambos habían creado.

-¿Que quieres Ian?, ¿Por qué me sigues persiguiendo?....

Se aparto suavemente de el, su tacto comenzaba a quemarle de placentera forma y ella no se podía permitir aquellos sentimientos por el en aquel momento.

El corazón de Ian dolió al notar la forma en que lo miraba, como si de un hombre desconocido o su enemigo se tratara. Sus preguntas lo tomaron por sorpresa, no era la conversación que el esperaba, por lo menos no de un principio, ¿Acaso ella no lo extrañaba? Un vacío lo invadió cuando ella lo aparto, ella era lo que le faltaba a su vida desde hace tanto tiempo y ahora estando frente a el, sentía que se le escapaba de entre sus manos.

- Te quiero a ti, ¿Qué acaso aun no lo comprendes?, Te amo Alexandra, eres la mujer que atormenta mis sueños, por quien late mi corazón, eres el aire que respiro y te seguiré hasta el final del mundo si es necesario. ¿Por qué no lo entiendes?

Dijo aquello en un tono desesperado, se acerco mas a ella, tomando sus manos entre las masculinas, una corriente eléctrica recorrió ambos cuerpos suplicando por mas contacto con su tersa piel. Miro firmemente sus ojos y con un tomo profundo y serio continuo su discurso.

-Sabes bien, que tu y yo juntos, seriamos imparables, tu eres el complemento a todas mis habilidades. Una chica de noble cuna, digna de reinar a mi lado ¿Qué acaso no lo vez? La gran madre de la noche nos eligió para estar juntos, dos de sus hijos, sentados en el trono.

Acaricie suavemente su rostro pasando mi pulgar por sus labios moría por sentirlos una vez mas

La manera en que la miraba la confundía, no podía ser tan descarado de mirarla a los ojos, con tanto amor, con deseo desenfrenado y reclamar con su mirada tantas explicaciones, sentía aquella conexión, la sintonía de su madre, comprendía cada palabra de lo que el decía, claro que su madre quería que estuvieran juntos, después de todo, tal vez no sanguíneamente ni de forma terrenal, pero eran hermanos de un misma energía y ella sabia que sus almas habían sido unidas antes de nacer y sus cuerpos se habían vuelto uno hace tanto tiempo. Sabia que el amor que le profesaba era real, pues ella tambien lo había sentido en muchas veces.

- Pero como es que puedes ser tan descarado Ian, dímelo, ¿Por qué te atreves a decir aquellas cosas? Después de todo lo que a pasado, aun tras todo lo que se sobre ti, todo lo que hemos vivido, admite que es tu oscuridad hablando por ti, que no seas poder ni riqueza...

La chica hablo con calma, después de todo, aunque el decía amarle, sabia la clase de persona que es y de lo que es capaz de hacer, tenia que cuidar bien sus palabras, no era conveniente que el se enojara. Sus manos sobre Alexa ardían, seguía siendo tan cálido como la primera vez que lo toque, sin embargo ya no eran el paraíso, era mas un infierno sin embargo Alexa estaba comenzando a desear arder en el.

-Después de todo el daño que nos hemos hecho. Creía que te conocía, que sabia de que persona me había enamorado, cuando me confesaste lo de tu madre, la naturaleza de tu sangre y que sobre ti caía una maldición cada noche sin luna, guarde el secreto, tu secreto...

Respire profundo, apartando el enojo que amenazaba con tomar el control de mis palabra, aparte sus manos de mi rostro, mirándolo con firmeza retrocediendo un poco, su cercanía era abrumadora.

El solo la escucho con atención tensándose al escucharle mencionar su pequeño problema, comprendía lo que ella decía, las veces que habían discutido sobre que el no podía sentarse en el trono de la creación, por aquella oscuridad, aun cuando todos a su alrededor le decían que el era el único digno, ella siempre le dijo que eso no era para hijos de la luna como ellos, lo acepto por eso cuando lo dejo plantado en el altar no comprendía que había pasado.

-Claro, lo guardaste muy bien, tambien que te fuiste de nuestro hogar, no una sino dos veces, me dejaste plantado en el altar de nuestra aldea hace 12 años y después cuando decidimos unirnos para siempre solo tu y yo para vivir juntos lejos de todo, con nuestro hijo... Tambien me dejaste plantado con aquella hechicera... Alexandra no eres la única que a sufrido...

La tomo por los brazos pegándola a su cuerpo, maldiciendo por lo bajo al sentir su calor y su pecho, sus labios casi rozando y sus alientos entremezclados, esa intimidad y deseo que existía entre ellos cada que se tocaban seguía intacto.

-Cuando supe que tu habías Que nuestro bebe... Que yo.... Se lo que paso y que soy un desastre, pero tu siempre has sido esa pequeña luz en toda mi oscuridad. Pensar que pasaste aquello sola...

Alexa lo noto, sus ojos se entristecieron ante la mención de aquel fruto no nato de su amor con Ian, había escapado aquella vez tras pasar la noche con Ian y verle perder la cordura, había sido horrible ver al amor de su vida perder el control sobre el y desear tomarla como una cosa mas para sus planes, esa otra versión de el le conto el destino que solo un hibrido como el podría cumplir y que ella era parte vital de todo.

-Tu... No comprendes, simplemente no podia hacerle aquello... Hicimos un juramento, cuidar y proteger al reino Fae... Unirme a ti... Como siempre, demuestras que lo único que te importa es el poder, que para ti solo soy una herramienta mas para conseguir lo que quieres, para lo que quiere tu familia...

Ian le grito completamente furioso interrumpiendo el discurso de Alexa

-No Alexandra... No me eches en cara lo de proteger a nadie, porque sabes bien que yo estaba dispuesto a protegerte incluso de mi... Siempre has sido una engreída que cree tener una superioridad moral... Si quiero poder y te quiero a ti a mi lado cuando este en ese trono, soy un hombre que toma lo que quiere y tu eres eso... Así que no voy a dejar que me digas que debo hacer Alexandra Selene...

Y tras decir eso la tomo por la nuca besándola con aquella intensidad clásica en el, el deseo por ella, el enojo, su oscuridad golpeando por tomar control del cuerpo de Ian, todo se vio apagado por el éxtasis y placer de sentir aquellos conocidos labios, la beso apretando el cuerpo femenino a el.

Ella se sorprendió sin embargo la resistencia desapareció al instante dejando su cuerpo fluir liberando en un desesperado beso el enojo y la frustración que ese hombre le hacia sentir, lo apretó entre sus brazos, dejando aquella parte irracional de su ser tomar el completo control.

No era un beso amoroso, era mas una guerra de poderes por tomar el control, una salvaje batalla entre dos seres llenos de pasión y enojo, se había oscurecido, la luna menguante brilla en el cielo iluminándolos a ambos, se habían gritado, abriendo viejas heridas, Ian empujo al cuerpo femenino contra la corteza del árbol aprisionándola ferozmente, demandando con sus labios todo de ella, jamás pensó que en ese bosque, llenos de ira y placer se entregarían salvajemente bajo la luna, dejando salir todos los sentimientos contenidos durante los últimos años.