Ficha de Personaje: Daniel Selene

- Nombre completo: Daniel Selene
- Edad*: 7 años (al momento del escape de Alexa)
- Edad actual: 18 años

Apariencia

  - Cabello: Blanco plateado
  - Ojos: Azules
  - Estatura: 1,75 m
  - Piel: Blanca
  - Complexión: Delgado pero atlético, mostrando signos de entrenamiento físico
  - Vestimenta: Camisa blanca impecablemente pulcra y adornada con un lazo rojo
  - Otros rasgos: Rasgos faciales suaves y delicados que acentúan su aspecto refinado, postura erguida y tranquila, actitud serena y reflexiva

Personalidad

  - Curioso y observador
  - Determinado y valiente, a pesar de su corta edad
  - Profundamente leal a su familia
  - Inteligente y precoz, con una capacidad para comprender situaciones complejas
  - Fuerte sentido de justicia y protección hacia los demás

Habilidades

  - Habilidades mágicas heredadas, aunque menos desarrolladas debido a su juventud
  - Talentoso en el uso de armas pequeñas y en combate cuerpo a cuerpo, gracias a entrenamiento riguroso
  - Capaz de canalizar magia a través de movimientos, similar a su hermana Alexandra
  - Posee un don para percibir la verdad y las mentiras en las palabras de los demás

Historia

AVISOS:

1. para entender el contexto de todo esto primero lean la historia de su hermana Alexa Selene y ya luego vienen a leer la de el

Historia de Alexa 

2. Dividire la historia de daniel en 2 una de niño cuando todo paso, y otra de mas adolecente las consecuencias de todo lo que paso

Segunda parte de la historia

Si nada mas que decir les dejo la primera parte 

Capítulo: El Comienzo del Fin

Daniel Selene tenía solo 7 años cuando su mundo perfecto comenzó a desmoronarse. Vivía en la aldea con su familia, los Selene, conocidos por su poder y habilidades impresionantes. Sus padres, guardianes del conocimiento y la pureza, eran admirados por todos, y su hermana mayor, Alexandra, era una figura de luz y esperanza para él.

Desde pequeño, Daniel había sentido una conexión profunda con la luna, al igual que el resto de su familia. Sus días transcurrían entre juegos, entrenamiento y ceremonias sagradas. Alexandra, con su cabello platinado y su habilidad para canalizar magia mediante la danza, era su ídolo. A menudo, la veía practicar sus movimientos gráciles, imaginando que algún día él también podría ser tan fuerte y talentoso como ella.

Una noche, mientras observaba a su hermana ensayar para una ceremonia importante, todo cambió. Alexandra sufrió un accidente misterioso en medio de una presentación, rompiéndose la cadera. Pero Daniel, aun con su corta edad, pudo ver que algo más se había roto en su hermana: su espíritu. Desde entonces, las cosas no fueron igual.

Daniel se escondió detrás de una cortina mientras los sabios de la aldea discutían el destino de Alexandra. No podía entender todo lo que decían, pero captó suficientes palabras para saber que algo terrible había ocurrido. Alguien había impuesto una maldición sobre su hermana, robándole sus dones y su capacidad para curar.

Los meses siguientes fueron confusos y dolorosos. Sus padres decidieron comprometer a Alexandra con Ian, un joven noble de una familia poderosa. Daniel no entendía por qué su hermana, que siempre había sido tan fuerte y libre, debía casarse con alguien que apenas conocía. Sin embargo, confiaba en sus padres y en los sabios.

La noche antes de su décimo cuarto cumpleaños, Alexandra descubrió la verdad sobre Ian. Daniel no sabía todos los detalles, pero sentía el cambio en el aire. Alexandra, que siempre había sido alegre y cariñosa, ahora estaba llena de tristeza y determinación. Esa misma noche, Daniel escuchó una discusión acalorada entre sus padres y Alexandra. Ella decidió que no podía quedarse, que debía escapar.

Al día siguiente, Daniel se despertó con una sensación de vacío en su corazón. Corrió a la habitación de su hermana, pero solo encontró la cama vacía y una ventana abierta. Alexandra se había ido sin despedirse. Daniel sintió una mezcla de confusión, tristeza y abandono. No entendía por qué su hermana lo había dejado sin decirle adiós, pero sabía que debía ser por una razón importante.