Rhianwen había nacido en el seno de la familia real Lynnette, engendrada por el bélico Regis Augustus I y la temible Regina Lira IV, ambos progenitores estaban hecho por y para la guerra además de deberse a su pueblo al completo.
Habían seguido las tradiciones de aquellos que estaban antes de ellos siiguiendo un reino austero, un reino en el que todos eran iguales bajo la bandera de Vindur, todo era para todos y los ricos del país eran demasiado pocos, la clase media era la predominante y la pobreza apenas existía, y para los que alcanzaban ese umbral se ofrecían ayudas, de tal forma que la casa real era capaz de enviar a construir una casa pequeña para aquellos que no tenían techo sobre el que refugiarse. Aquellas elecciones ante su gobiernos les hizo ser unos reyes extremadamente amados y apreciados por su pueblo, pues siempre estaban dispuestos a ayudar.
Lira no fue nunca una madre cariñosa, de hecho, ni siquiera quería tener hijos pero comprendía su deber como reina, al menos un heredero debía tener para así perpetuar el apellido de su casa, Lynnette. Cuando Rhianwen nació, esta tenía el cabello blanco como la nieve y los sacerdotes tomaron aquello como un buen presagio, una mujer de cabellos blancos daba buena suerte pues significaba que Shadi había bendecido a la niña. Aquello no le gustó a Lira pues ella era Selenita y esperaba que su hija estuviera bendecida por Selene no por la estúpida aotrom del invierno ¿Por qué se la había bendecido con las habilidades de una guerrera y no de una clarividente? Lira repudió a su hija desde aquel preciso momento.
La Regina Lira jugó con artes oscuras al punto de romper la comunión selenita que poseía y acercarse a las artes oscuras de Sonnya, aotrom de la oscuridad. Tras aquello, a Lira se la conoció como Regina Lira, la rompejuramentos, como era de esperar, culpó a su hija neonata de aquello.
Los primeros años de vida de Rhianwen solo conoció el amor de la comadre que la amamantaba y cuidaba de ella, la crueldad de la mirada de Lira y la ausencia de Augustus que marchaba a las fronteras a conquistar territorio de Sayfbasma y Toamna.
Cuando Rhianwen cumplió los 10 años de edad, celebración importante en Vindur pues es a la edad en la que empiezas a elegir tu camino en la vida, Rhianwen eligió su nombre y fue un nombre contundente que agradó a su padre Saicere, significaba "cesura", aquello apuntaba a que Rhianwen sería una mujer harto implacable, afilada como la hoja de una espada y certera como una flecha.
Aquel nombre no le fue revelado a Lira, lo cual la enfureció lo suficiente como para que crease un engendro de pesadillas que atormentaría a Rhianwen los años venideros.
Todas las noches cuando la joven de cabellos plateados marchaba a dormir, a la puerta del pasadizo secreto había una sombra, una alta y delgada de largas falanges y una sonrisa espectral, aquella sombra la hacía temblar y la niña se escondía entre las sábanas repitiendose el mantra de "no es verdad, no es cierto, no es verdad, no es cierto". Tantas veces lo repitió, por años, que comenzó a creer que no había sombra así que se armó de valor y a la edad de quince años, siendo ya una joven curtida en la batalla atravesó la puerta del pasadizo secreto por primer vez.
Algo debió ocurrir aquella noche en la oscuridad del castillo pues cuando Rhianwen volvió estaba llena de sangre y sus ojos eran violetas como el aura corrupta de aquellos que tontean con la oscuridad.
Días después Lira moriría en su cama, solo se dijo que había muerto por causas naturales.
Desde el día en que Lira faltó, la relación con su padre, Augustus, creció de tal forma que se hicieron inseparables, a todas las batallas del Regis iba Rhianwen, aprendía de la batalla y era la escudera de su padre, hasta que un día, asediando el castillo de Toamna, Augustus se adelantó a las tropas y se encontró cara a cara con Vlad, el rey de Toamna, el cual mató a Augustus.
Aunque nadie lo supiera, Rhianwen se había ocultado para seguir a su padre y presenció como Vlad partía el cuello de su padre con un mordisco. A veces la visión de aquellos infernales colmillos la atormenta de noche. Rhianwen no recordaba que los dorcha tuvieran semejantes colmillos. . . ¿Qué mierda era Vlad? ¿Esque era un Laoidh a medio transformar?
Aquella noche de luna llena, Rhianwen juró que conquistaría Toamna.
Tras volver al campamento de asedio al castillo y enviar mensajes de ayuda a la reina Leïlla, a la Sultana, al Shogun, y a la Reina de Fjellriket, nadie contestó, nadie a excepción de Fjellriket que pidió a Rhianwen volver a casa y dar un reporte, la vida de la Princesa huerfana en aquel momento era mucho más valiosa que tomar Toamna al completo.
Tras ver que Vindur estaba solo en aquella batalla decidió colonizar parte del norte de Toamna y hacerlo suyo en replesalia por haber matado a su rey, por alguna razón Vlad no respondió ante aquello.
Así fue como Vindur sumió en invierno parte del pueblo de Toamna, y la llamaron "El filo de las fronteras", pues cada vez que Toamna hacía mención de querer adquirir de nuevo sus tierras Rhianwen se desquitaba masacrando alguna aldea cercana más, amenazando que el siguiente sería Vlad, luego sería Leïlla, y luego la Sultana.
Se decretaron tres meses de luto por la perdida de Regis Augustus y el reino se sumió en una austeridad completa, Rhianwen se deshizo de todos los lujos del castillo dándole aquello a las familias que se habían quedado sin algún miembro a causa de la batalla, solo conservó lo que había en su habitación.
La perdida de su padre hizo que empezara a buscar aliados entre los dyavle, y así conocería a su actual Capitán Imperial, Tristán, un hombre de ojos azules y cabello oscuro, de más de 180 de alto, un demonio de la lujuria que había entendido la vida de los gael y deseaba ser uno. Ambos formaron un contrato y Tristán le cedería su poder si a cambio Rhianwen lo sellaba hasta el punto de no ser nocivo para las personas que le rodeaban. Para completar la petición de Tristán, Rhianwen mandó a forjar una armadura tan grande y pesada que solo un dyavle podría moverla, así como lo invitó a su cama para sellar periódicamente para absorver el poder que el demonio poseía y así alimentar a su alter ego, Saicere. Debido a la alta carga de energía que Rhianwen consumió durante años, Saicere y Rhianwen pasaron a ser dos personalidades diferente, de tal forma que Saicere vivía en el cuerpo de Rhianwen y se alimentaba de su rabia y su ambición hasta el punto de transformarla en un verdadero demonio.
Gracias a aquel contrato con Tristán, Rhianwen empezó a ofrecer contratos con todo aquel que fuera capaz de darle lo que ella deseaba, a cambio, la mujer solo pedía una sola cosa, una gota de sangre. Así fue como se labró el nombre de La reina oscura, pues las magias ligadas a la sangre eran algo tan peligroso como jugar con las Diosas.