➸Última parte

Espero y espero. 

Nadie jamás le respondió.

Los años pasaron y ella entendió a lo que se refería su capturador. "Nadie te necesita alla arriba. Amar a alguien es solo una pérdida de tiempo" esas palabras parecían una repetición constante de su falta de amor. Aun así siguió con esperanzas de que su alma fuera escuchada.

El tiempo atrapada,se replanteo sus relaciones, su amor, sus amigos, su familia ¿eran reales? ¿Siquiera significaba algo ella para los demás?. Tal vez solo era otro pedazo mas en la socializacionque habrá quedado mal por no desear feliz cumpleaños todos los años. Clavo espadas a cuerpos inocentes, escucho gritos de piedad con vidas pendientes de salir, sintió su cuerpo ser utilizado por igual. Sus gritos no paraban de salir, dejando denotar su lado más tierno quebrarse lentamente. Fue acabada mentalmente, emocionalmente, y físicamente. Ni siquiera su cerebro pudo sostener aquellas partes de ella que traían recuerdos de su pasado, se habían quebrado en su mente.

Su ser, ya no existía, su cuerpo había crecido con la belleza que aún permanecía dentro de ella, pues a pesar de ser una asesina en serie, el perdón siempre fue algo que salia mal en los experimentos. Sin duda ya no había un corazón dulce, sólo un cuerpo roto que no servia más que de utileria para su jefe o dueño.

Analis había desarrollado miedo y repugnancia a las personas. Se le dio permiso a salir durante ese tiempo, pero ¿lo hizo? No, jamás pudo, salir significaria ver que estaba sola en un mundo vacio, ¿podría? No. Fue así, que entonces, decidía quedarse dentro de la organización, a dibujar diversos planos en los que ella era feliz, a participaren experimentos logrando descubrir disecciones que jamas creyó presenciar. 

Aprendió sobre el cuerpo humano y no de la forma que le hubiera gustado. Trago pastilla, se drogo en el dolor y perdió la consciencia, muchas veces, durante noches en las que su cuerpo era un juguete.

No había amor, su ser extraño ahora era un robot, con chips en su cuerpo que movían sus articulaciones fuera de su voluntad. 

Su ser se partió en miles de pedazos, cientos de veces, millones, más de las que se podrían contar. Era una pasa seca que buscaba la sangre para su satisfacción.

Una ladrona de sonrisas, una cazadora de almas, y aquellas que preferían ver el dolor de la gente para sentirlo una y otra vez.

Hasta que una tarde, luego de una masacre extensa, donde las mujeres que eran rebeldes eran atrapadas por sus manos. La mujer se encontró a su amante hablando con uno de los guardias, algo preocupado. 

Ella iba a marcharse pero una misión la dejo helada.

 

🌑;;—❝Ven aquí, pequeña. ¿Es tuyo este papel tuyo?❞

 

Esa palabra le hizo un ruido en su interior, al darse la vuelta logró denotar ese pequeño avión de papel, que parecía estar arrugado, sucio y roto.

Analis alterada intentó acercarse, pero fue el peor error de su vida. 

Ese día la sangre que baño los laboratorios y pasillos, fue la suya. Desagrandose de tantos azotes en su espalda, que resonaban en conjunto con los gritos de ira del peliblanco que parecía no tener piedad por su diamante en bruto.

 

🌑;;—Analis, mi amor, debes entender que siempre queremos lo mejor para ti, te dimos de todo y parece que no fue suficiente. Adivina quién te delató, ¿puede que su nombre sea ******?...

 

Su nombre, estaba en su boca, pero ella no lo reconocía, no sabía quién era. Entre el dolor que la drogaba, y la tristeza no supo reaccionar. Se dio la vuelta con los ojos apagados y se abrazo a su capturador.

 

🌑;;—❝Mi princesa hermosa... hagamos algo, tomemos su cabeza. El te hizo esto, mirate como estas, hacia años que no tenia que hacer esto por tu rebeldía. Mi princesa hermosa, debes estar enojada ❞

 

Lo estaba, su ira ardía como una especie de traición dentro. Esa persona le había hecho daño, le habían causado tal dolor. Lo que ella no sabia era que la manipulación sufrida, la había llevado a un punto en el que no podría razonar correctamente una respuesta, si no era la correcta asignada por su dueño.

Se paro con el dolor en la espalda, mientras el joven susurraba cosas a su oído.

 

 

🌑;;—❝Vas a volver. Tomaras sus corazones y los traeras aqui, todos y cada uno de ellos pagaran por haberte abandonado, haberte traicionado. Olvidaras sus nombres, perderás toda memoria dulce que tengas y la única persona en tu mente seremos tu padre y yo. ¿Que dices? ❞

Casi como una helada electricidad se detuvo en su nuca. Una especie de orden que ahora debía obedecer, sólo Asintió repetidas veces como un perro fiel y obediente.

No podía oponerse, no ahora.

 

Juntos, luego de una sesión de dos horas de tortura carnal, emocional y física la llevaron fuera de la organización, mostrándola frente a su padre.

Habían preparado todo el teatro que tomaría, todo el show que se mostraría, pero como siempre. Ella lo vivió a cada segundo.

El cuerpo le pesaba mientras 

salía del lugar en dirección a su progenitor. Un hombre de cabellos claros la observó en la lejania, no reconocía a su hija ni porque le pagarán millonadas.

Su princesa ya ni estaba ahí, en su lugar una mujer de cabellos largos y negros con la mirada más oscura de lo usual, un mentón fino, de piel pálida. Con los brazos recubiertos en un vestido de mangas largas que enseñaba un estatus monetario alto. Que no podía ni siquiera sonreír.

 

🪷;;—Mi amor... reacciona, mi princesa de ojos amatista aun esta alli.

 

La mujer no sabia como actuar, de repente su guión olvidó. 

Entre tantos días que podría haberlo visto, ese, no era el indicado, su corazón tenia fallas con sentirle cerca. Definitivamente era otra forma de castigarla por tanta rebeldía, esas lagrimas del mayor y sus brazos grandes que la sostenían solo reforzaban su teoría de que esta era una forma de sufrir muy dura.

Alli una persona que jamás la habia buscado, quien sabia de su existencia pero no fue por ella.

Su cuerpo se dio la vuelta y con el cerebro lavado, lleno de mierdas creadas por su capturador, se aferro a la única persona que la sostuvo entre sus brazos durante 6 años seguidos, quien le dio pastilla para callar sus lágrimas. Quien beso su cuerpo desnudo estando lejos de su hogar.

No podía volver con el otro hombre, solo significaria perder esa dependencia desarrollada, pero el guión debía seguir y los ojos de disgusto del peliblanco demostraron ese desprecio por ella.

 

🌑;;—Alis... dile al señor que no te iras con el.

 

Analis trato de rogarle que no, pero no tuvo más remedio que darse la vuelta, y decirle a la cara muchas cosas. Con dificultad y remordimiento, pues aún se le hacía familiar esa mirada cristalina llena de dolor, arrepintiendose de su decision y de haber aceptado el papel. Levantó su arma, disparando detrás de ella a las puertas del lugar donde había estado atrapada. 

 

—Váyase... no regrese y viva la vida. No recuerdo muy bien su nombre, pero por favor no regrese a por mi. Estoy bien aquí.

 

El hombre sin hacer caso a sus suplicas negó y en su auto la cargo, utilizando su fuerza de anciano para aferrarse a ella. El tipo este era terco como mula, por algo era su padre,. Huyendo de los diversos disparos, el tipo conducio lejos del lugar. Las balas en algún punto impactaban con la chapa del vehículo, dejando marcas notorias de su partida.

Allí iba su vida nuevamente, otra cancion mas perdida en miles de partituras, opuso resistencia poderosa que no le sirvio de nada pues un somniferro inyectado seguido de un "lo siento" fueron lo que la durmió de regreso a Argentina.

Sus parpados se abrieron por culpa de un sol demasiado cegador. Al levantar su cabeza que se partia en dos, noto que se encontraba en su cama rosada muy antigua, con pequeños peluches a su lado que le provocaban nauseas. En su mesa de luz había un teléfono de diversas tonalidades a su lado.

 Frente a ella, un León preocupado que al olerla despierta se le sentó encima dejando impregnado su aroma en todo el cuerpo de la chica. Además de un zorro que se apoyo sobre la cara de la mujer quien parecía bastante triste.Esta sintió asco al principio buscando apartarlos, pero se le imposibilitó. No podía alejar a lo que alguna vez fue suyo.

El olor del lugar se le hacía familiar, trayendole recuerdos borrosos que parecían perderse en su mente distorsionada. 

Sintiendo esa característica curiosidad en su ser, se levantó y corrió por los pasillos del lugar, buscando una simple imagen que la trajera a sus vivencias, nuevamente pero nada, pero unas voces en la cocina la llevaron a correr descalza para buscarles. El piso frio se sentia cálido, el olor a rollos de canela enamoraba sus papilas gustativas. A pesar de que necesitaba saber cosas, no podía evitar sentir un pequeño sentimiento raro a su persona.

 

—❝¿COMO ME TRAJERON AQUI? ¿QUE ES ESTE LUGAR?❞

 

Su andar se quedó seco, al ver como el hombre grande preparaba una comida que ella adoraba de pequeña, solo que no recordaba.

 

 

🪷;;—❝Rollos de canela con jugo de naranja exprimido para la princesa mas bella de todas.❞

 

El aroma empalagoso la llevó a sentarse sin cuestionar al mayor, el comprendía que ella no le reconocería, fue por eso que le contó historias sobre su vida que destapaban una especie de risa, de vez en cuando.

 

❝¡Quiero otro!❞

 

La mañana fue una llena de felicidad, pero ella sabía perfectamente lo que debía hacer ese tiempo allí. Ese momento fue solo una vida que podría llevar por encima de su realidad.

Aunque muy en el fondo, esperaba que alguien alguna vez le dijera, "Ya no tienes que quitarte todo lo que amas, deja de hacerlo porque puedes vivir."

Ese día solo supo disfrutar con la persona que la crió. Hasta que las llamadas empezaron a llegar en grandes cantidades a su celular. Era evidente de que iba a pasar, después de años de no estar alguien debió preocuparse.

 ¿Verdad?.