🚨 TRIGGER WARNING: VIOLENCIA
DOMÉSTICA Y PALABRAS MALSONANTES. 🚨
› Puede contener escenas sensibles, por favor omitir si es posible.
Recuerdos que ojalá olvidar. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Tokio se encontraba limpiando la casa, su madre había salido y no llegaría hasta la tarde. Había tenido todo el hogar para ella sola y sólo se le ocurrió algo que raramente le pasaba a veces, limpiar.
Colocó el altavoz bluetooth y puso la siguiente canción.
ᅟ ᅟᅟ ⟩ 10 minutes - Lee Hyori
Se puso a bailar y a mover las caderas mientras limpiaba, barría. Se lo pasaba como muy pocas veces lo hacía, también es verdad que ayudaba el buen humor que tenía últimamente. Estaba pensando también en aquellos momentos que había pasado con aquella persona, y sí, se trataba de Beom. Soltó un suspiro bastante largo mientras se apoyaba en la barra de la escoba embobada. Poco después cuando llegaba el estribillo se pudo apreciar que la cantaba mientras se movía de un lado a otro. A veces echaba de menos salir de fiesta como tal, nunca se pudo atrever a ello después de.. eso. Justamente acabó la canción así que se colocó otra en aleatorio mientras seguía limpiando. Tal vez decidió que era mejor limpiar los cajones, así que llegó al mueble y lo sacó entero para saber si había algo que recogía polvo.
> Now Playing:
ᅟ ᅟ ⟩ Through The Eyes Of A Child - Aurora
Se puso a cantar mientras en silencio y sin moverse observaba las cosas del cajón, a veces veía una foto de su madre y ella y sonreía. En otra pudo observar fotos de la cafetería y siguió sonriendo por ello. Terminó de quitar polvo a algunas fotitos que quedaban y cerró el cajón, así con todos hasta que abrió el último. Viéndose un álbum negro, tragó saliva. Tenía tanto polvo y estaba bien escondido entre tantas cosas encima, abrió finalmente y observó las dichas fotos con su padre, su pecho se encogió de una forma que apenas le costaba respirar y se llevó la mano a donde provenía aquel malestar. Soltó aquel álbum y jadeó costándole respirar, comenzó a tener pequeños flashbacks que ojalá pudiera haber olvidado.
—Siempre con tus putas mierdas, niña malcriada.—Un bofetón fuerte habría sonado sobre la cara de Tokio y cayendo en el suelo estaría llorando mirándole como si él mundo se cayera.
—Y-yo sólo quería un helado, papá..—Dijo la adolescente de 16 años en aquel momento. —Mis amigas han.. han dicho.. de ir a por helado debido a.. los.. exá..exámenes.. —Dijo entre lágrimas.
—¿De verdad te crees que me importa eso? Nisiquiera te mereces la casa en la que vives, ¿más te vas a merecer un helado? No me hagas reír, Tokio. No me hagas reír porque lo pagarás caro.
—Pe..pero no pedí nada malo..
Y mentira no era pero sólo le bastó decir eso para que el padre sacase el cinturón de una.
—No vas a tener tú maldito helado, no sé cuantas veces te lo voy a decir niña estúpida, dedícate a estudiar para salvarnos el puto culo.
Joseph atrapó a Tokio y la comenzó a latigar en la espalda fuertemente, es posible que alguna marca de esas las siguiera teniendo a día de hoy. Gritos y sollozos salían de la boca de ella, queriendo que parase. Su madre llegaba de comprar en ese momento y corrió a pararlo pero él fue más rápido para pegarle otro bofetón a ella.
—Maldita puta entrometida..—Dijo refiriéndose a su madre de forma descarada y fea.—Mañana tenemos que ir a una reunión así que más os vale ser unas putas calladas o las dos vais a comer el cinturón y unos puñetazos. ¿De acuerdo familia feliz?— Dijo eso y se fue de un portazo de la casa.
Su madre abrazó a su hija con todo el cariño que pudo y cerró los ojos pidiendo perdón por haberla dejado así, en cambio Tokio lloraba pero sinceramente prefería comerse los golpes de su padre. No quería que su madre sufriera aquello, aunque ella no mostraba esa valentía porque temblaba como nunca aferrándose a su mamá.
Aquel flashback acabó en su mente y Tokio tenía los ojos rojos de llorar y llorar, tosía y tosía. Tembló muchísimo y se aferró a sus propias piernas escondiéndose entre estas llorando con la tanta libertad que su madre mucha veces temía que lo hiciese por miedo a que "se pusiera mala de tanto llorar". Aquellos sollozos en gritos mostraban lo dolida que la había dejado todos aquellos momentos en los que su padre debido a la bancarrota reaccionaba de forma más bruta y no sólo eso, incluso antes de aquello.
No pudo nisiquiera agarrar el teléfono de lo mucho que temblaba. Ella sabía que estaba en la cárcel pero de sólo pensar en que algún día saldrá e irá a por ellas.. Ese temor crecía y crecía, estaba conociendo gente que la hacía feliz y estaba tratando de empezar de 0 pero el miedo volvía y volvía haciéndose más pequeñita en aquel suelo del comedor. Como odiaba su infancia, su adolescencia y su nacimiento entero, e incluso como llegaba a odiarse a sí misma.