El viento me habla. Sopla entre las hojas del Árbol Madre, enredándose en mi cabello como las manos de una antigua memoria. Escucho el murmullo de Eywa en cada latido de la selva, en el batir de alas de un ikran lejano, en el susurro del agua besando la tierra.

Pero el mundo cambia.

Los cielos han vuelto a llenarse de fuego y metal. Los demonios caminan otra vez entre nosotros, con sus máquinas rugiendo como bestias sin alma. La paz es un susurro ahogado por el estruendo de su ambición.

Soy Neytiri, hija de Eytukan. Cazadora. Guerrera. Madre. La sangre de mi pueblo corre por mis venas como el río que nunca deja de fluir. Y si la guerra vuelve a nuestra tierra, mi arco cantará su canción, y mis flechas hablarán por los que ya no pueden hacerlo.

Que Eywa nos guíe.