• 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒
    𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬

    El sonido de las flautas y los tambores retumbó en el bosque, entrelazándose con los rezos funerarios. Pero ella los escuchaba distantes, como ecos que pertenecían a otro mundo.

    ────Y ahora derramo estas libaciones para los ancestros y los espíritus guardianes de esta tierra... paz con la naturaleza... paz con los dioses.

    La madre del príncipe se acercó a la pira de madera y derramó el vino, la miel dorada y la gotas blancas de leche que oscurecieron la tierra húmeda al caer.

    Los dedos helados de Afro se cerraron con fuerza alrededor de la antorcha. Inspiró hondo el aire impregnado de neblina; los ojos le escocían y parpadeó varias veces, conteniendo las lágrimas.

    Todas las miradas se volvieron hacia ella. Había llegado la hora.

    Avanzó hacia la pira y el fuego de la antorcha se desató en llamas. Las flamas danzantes envolieron el cuerpo del príncipe en su cálido abrazo y lo consumieron. Ella se encogió detrás de su velo.

    Ella misma lo había preparado con cuidado como si temiera romperlo. Le vistió con la túnica que a él tanto le gustaba; la misma que llevó la noche en que escaparon del palacio real y se unieron a la celebración anual en la gran plaza, mezclándose con la multitud cómo dos ciudadanos comunes.

    Ahora las llamas devoraron ese recuerdo, junto a muchos otros: la primera vez que sus miradas se encontraron, su voz llamándola entre risas.

    El humo ascendía, y con él todo lo que vivieron se elevó hacia un lugar que ella no podía alcanzar.

    La urna con cenizas fue colocada frente a la estela con su nombre grabado en piedra. Ella permaneció de rodillas junto a esta, inmóvil, con el corazón destrozado y escuchando cómo los demás se alejaban rumbo al palacio.

    La madre del príncipe se detuvo a su lado. Con un gesto contenido, posó la mano sobre su hombro, tan cálida y familiar.

    ────Hija de la espuma y el cielo, su espíritu ha partido con honor. Esta tierra resguardará su nombre. Mientras el fuego de este reino permanezca encendido, él seguirá con nosotros.

    Entonces, inclinándose apenas hacia ella, su tono se suavizó.

    ────Él te amó y yo lo sé. Guárdalo y llévalo contigo. Porque ni las llamas, ni la muerte pueden arrebatárleto.

    El peso de su mano fue firme, a pesar del suave temblor que advirtió en su agarre. Luego se retiró en silencio, dejándole el espacio que ella necesitaba.

    Una sonrisa frágil asomó en los labios de Afro, entre la humedad de sus lágrimas.Tenue, pero sincera. Maldición... siempre había admirado eso de ella: incluso en la adversidad, se levantaba con la frente en alto. Con la espalda recta, los hombros firmes y esa mirada desafiando al mundo, con la fuerza de quién ha enfrentando mil batallas y era capaz de sostener el mundo sin vacilar. No dejó de sonreír por respeto y admiración a aquella mujer.

    En ese instante, la diosa quiso beber de esa fortaleza.

    Los dedos de Afro rozaron la cerámica aún tibia. Eso... eso era lo único que quedaba del príncipe Anquises en el mundo.

    Apoyó su frente contra la estela y susurró plegarias sagradas que se mezclaron con el humo y la bruma. Con cuidado, colocó una corona de laurel y flores que ella misma había hecho y vertió una última libación de vino, dejando que el líquido humedeciera la piedra como un puente entre los vivos y los que ya no lo eran. Rozó la estela con un beso, un último beso de despedida, sellando su memoria en ese lugar.

    La ciudad estaba en luto por la pérdida de su príncipe. Ella lo estaba por algo más profundo: había perdido a quién había sido su confidente, su amigo, el hombre que la diosa había escogido como su esposo. Con quién había compartido secretos, risas y sueños que ahora parecían evaporarse en el aire. Cada rincón del palacio, cada recuerdo que contenía en sus paredes, dolía como un eco que retumbaba sin parar.

    Se enjuagó las lágrimas con el puño y pese al dolor que la atravesaba, volvió a encarnar su papel de nodriza, el papel que el deber le exigía y que le ofreció un ancla en medio de la marea de la tormenta.

    Lo encontró sentado en las escaleras; el pequeño príncipe Eneas jugueteaba distraídamente con una figura de madera que tenía entre sus manos, moviendo las piernas como si estuviera en el agua. Un gesto que ella había aprendido de él al observarlo, significaba nerviosismo.

    ────Hola, mi príncipe... –dijo ella suavemente, con una sonrisa tenue para diluir el luto– ¿Puedo acompañarte?

    Eneas levantó la vista. Sus ojos grandes y enrojecidos la buscaron entre la bruma de las lágrimas. Por un instante vaciló y luego asintió con la cabeza, apoyando la figura de madera sobre el peldaño.

    ────Sí... me... me gustaría que te quedaras, Afro.

    Ella se sentó a su lado y juntos permanecieron en silencio, dejando que este se transformara en un refugio compartido. Eneas se abrazó a su cintura, rompiendo en llanto y la diosa acarició sus cabellos con suavidad, con ternura maternal.

    Por dentro, la pena la consumía como un fuego imposible se apagar, tentándola a ceder, a desbordarse. Pero por más que quisiera, no podía. Debía mantenerse en su papel de nodriza. Debía mantenerse fuerte. Por Eneas. Por Anquises.

    Levantó la vista al brumoso cielo blanco fluorescente más allá de la ventana. En su pecho algo se mantuvo intacto: el recuerdo de Anquises y... esperanza. Ahora tenía una promesa que mantener, cuidar de su hijo. Por él, por ella, por ambos. Porque cuidar de su hijo, también era un acto de amor hacia él.

    Mientras lo abrazaba, comprendió que proteger a Eneas, enseñarle, sostenerlo, era honrar la memoria de Anquises.

    La diosa del amor acompañó a su hijo, sin palabras. No las necesitaban.

    Mientras lo sostenía en sus brazos, sintió que la esperanza permanecía firme y luminosa. Un hilo invisible que unía el pasado, el presente y todo lo que aún estaba por venir.

    Afro sonrió, una lágrima corrió por su mejilla.

    Tenía esperanza.
    𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒 🌸 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬 El sonido de las flautas y los tambores retumbó en el bosque, entrelazándose con los rezos funerarios. Pero ella los escuchaba distantes, como ecos que pertenecían a otro mundo. ────Y ahora derramo estas libaciones para los ancestros y los espíritus guardianes de esta tierra... paz con la naturaleza... paz con los dioses. La madre del príncipe se acercó a la pira de madera y derramó el vino, la miel dorada y la gotas blancas de leche que oscurecieron la tierra húmeda al caer. Los dedos helados de Afro se cerraron con fuerza alrededor de la antorcha. Inspiró hondo el aire impregnado de neblina; los ojos le escocían y parpadeó varias veces, conteniendo las lágrimas. Todas las miradas se volvieron hacia ella. Había llegado la hora. Avanzó hacia la pira y el fuego de la antorcha se desató en llamas. Las flamas danzantes envolieron el cuerpo del príncipe en su cálido abrazo y lo consumieron. Ella se encogió detrás de su velo. Ella misma lo había preparado con cuidado como si temiera romperlo. Le vistió con la túnica que a él tanto le gustaba; la misma que llevó la noche en que escaparon del palacio real y se unieron a la celebración anual en la gran plaza, mezclándose con la multitud cómo dos ciudadanos comunes. Ahora las llamas devoraron ese recuerdo, junto a muchos otros: la primera vez que sus miradas se encontraron, su voz llamándola entre risas. El humo ascendía, y con él todo lo que vivieron se elevó hacia un lugar que ella no podía alcanzar. La urna con cenizas fue colocada frente a la estela con su nombre grabado en piedra. Ella permaneció de rodillas junto a esta, inmóvil, con el corazón destrozado y escuchando cómo los demás se alejaban rumbo al palacio. La madre del príncipe se detuvo a su lado. Con un gesto contenido, posó la mano sobre su hombro, tan cálida y familiar. ────Hija de la espuma y el cielo, su espíritu ha partido con honor. Esta tierra resguardará su nombre. Mientras el fuego de este reino permanezca encendido, él seguirá con nosotros. Entonces, inclinándose apenas hacia ella, su tono se suavizó. ────Él te amó y yo lo sé. Guárdalo y llévalo contigo. Porque ni las llamas, ni la muerte pueden arrebatárleto. El peso de su mano fue firme, a pesar del suave temblor que advirtió en su agarre. Luego se retiró en silencio, dejándole el espacio que ella necesitaba. Una sonrisa frágil asomó en los labios de Afro, entre la humedad de sus lágrimas.Tenue, pero sincera. Maldición... siempre había admirado eso de ella: incluso en la adversidad, se levantaba con la frente en alto. Con la espalda recta, los hombros firmes y esa mirada desafiando al mundo, con la fuerza de quién ha enfrentando mil batallas y era capaz de sostener el mundo sin vacilar. No dejó de sonreír por respeto y admiración a aquella mujer. En ese instante, la diosa quiso beber de esa fortaleza. Los dedos de Afro rozaron la cerámica aún tibia. Eso... eso era lo único que quedaba del príncipe Anquises en el mundo. Apoyó su frente contra la estela y susurró plegarias sagradas que se mezclaron con el humo y la bruma. Con cuidado, colocó una corona de laurel y flores que ella misma había hecho y vertió una última libación de vino, dejando que el líquido humedeciera la piedra como un puente entre los vivos y los que ya no lo eran. Rozó la estela con un beso, un último beso de despedida, sellando su memoria en ese lugar. La ciudad estaba en luto por la pérdida de su príncipe. Ella lo estaba por algo más profundo: había perdido a quién había sido su confidente, su amigo, el hombre que la diosa había escogido como su esposo. Con quién había compartido secretos, risas y sueños que ahora parecían evaporarse en el aire. Cada rincón del palacio, cada recuerdo que contenía en sus paredes, dolía como un eco que retumbaba sin parar. Se enjuagó las lágrimas con el puño y pese al dolor que la atravesaba, volvió a encarnar su papel de nodriza, el papel que el deber le exigía y que le ofreció un ancla en medio de la marea de la tormenta. Lo encontró sentado en las escaleras; el pequeño príncipe Eneas jugueteaba distraídamente con una figura de madera que tenía entre sus manos, moviendo las piernas como si estuviera en el agua. Un gesto que ella había aprendido de él al observarlo, significaba nerviosismo. ────Hola, mi príncipe... –dijo ella suavemente, con una sonrisa tenue para diluir el luto– ¿Puedo acompañarte? Eneas levantó la vista. Sus ojos grandes y enrojecidos la buscaron entre la bruma de las lágrimas. Por un instante vaciló y luego asintió con la cabeza, apoyando la figura de madera sobre el peldaño. ────Sí... me... me gustaría que te quedaras, Afro. Ella se sentó a su lado y juntos permanecieron en silencio, dejando que este se transformara en un refugio compartido. Eneas se abrazó a su cintura, rompiendo en llanto y la diosa acarició sus cabellos con suavidad, con ternura maternal. Por dentro, la pena la consumía como un fuego imposible se apagar, tentándola a ceder, a desbordarse. Pero por más que quisiera, no podía. Debía mantenerse en su papel de nodriza. Debía mantenerse fuerte. Por Eneas. Por Anquises. Levantó la vista al brumoso cielo blanco fluorescente más allá de la ventana. En su pecho algo se mantuvo intacto: el recuerdo de Anquises y... esperanza. Ahora tenía una promesa que mantener, cuidar de su hijo. Por él, por ella, por ambos. Porque cuidar de su hijo, también era un acto de amor hacia él. Mientras lo abrazaba, comprendió que proteger a Eneas, enseñarle, sostenerlo, era honrar la memoria de Anquises. La diosa del amor acompañó a su hijo, sin palabras. No las necesitaban. Mientras lo sostenía en sus brazos, sintió que la esperanza permanecía firme y luminosa. Un hilo invisible que unía el pasado, el presente y todo lo que aún estaba por venir. Afro sonrió, una lágrima corrió por su mejilla. Tenía esperanza.
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  • 𝔪𝔦 𝔥𝔢𝔯𝔪𝔞𝔫𝔞 𝔰𝔬𝔩𝔦𝔞 𝔡𝔢𝔠𝔦𝔯 𝔮𝔲𝔢 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔰𝔢𝔡𝔲𝔠𝔦𝔯 𝔞 𝔞𝔩𝔤𝔲𝔦𝔢𝔫, 𝔟𝔞𝔰𝔱𝔞 𝔲𝔫𝔞 𝔪𝔦𝔯𝔞𝔡𝔞 𝔭𝔢𝔯𝔬 𝔪𝔢 𝔤𝔲𝔰𝔱𝔞 𝔞𝔤𝔯𝔢𝔤𝔞𝔯 𝔲𝔫 𝔭𝔬𝔠𝔬 𝔡𝔢 𝔠𝔬𝔩𝔬𝔯

    #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦
    𝔪𝔦 𝔥𝔢𝔯𝔪𝔞𝔫𝔞 𝔰𝔬𝔩𝔦𝔞 𝔡𝔢𝔠𝔦𝔯 𝔮𝔲𝔢 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔰𝔢𝔡𝔲𝔠𝔦𝔯 𝔞 𝔞𝔩𝔤𝔲𝔦𝔢𝔫, 𝔟𝔞𝔰𝔱𝔞 𝔲𝔫𝔞 𝔪𝔦𝔯𝔞𝔡𝔞 𝔭𝔢𝔯𝔬 𝔪𝔢 𝔤𝔲𝔰𝔱𝔞 𝔞𝔤𝔯𝔢𝔤𝔞𝔯 𝔲𝔫 𝔭𝔬𝔠𝔬 𝔡𝔢 𝔠𝔬𝔩𝔬𝔯 #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦
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  • ❝ 𝘛𝘩𝘦 𝘦𝘹𝘤𝘪𝘵𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵 𝘰𝘧 𝘭𝘦𝘢𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘵𝘦𝘴 𝘺𝘰𝘶𝘵𝘩 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘰𝘭𝘥 𝘢𝘨𝘦. 𝘈𝘴 𝘭𝘰𝘯𝘨 𝘢𝘴 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘭𝘦𝘢𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨, 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘯𝘰𝘵 𝘰𝘭𝘥. ❞ ──── 𝐽𝑢𝑠𝑡 𝑎 𝑝ℎ𝑟𝑎𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑖𝑛𝑔 𝑓𝑟𝑜𝑚 𝑎 𝑙𝑜𝑛𝑒𝑙𝑦 𝑜𝑙𝑑 𝑚𝑎𝑛.

    #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦
    ❝ 𝘛𝘩𝘦 𝘦𝘹𝘤𝘪𝘵𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵 𝘰𝘧 𝘭𝘦𝘢𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘵𝘦𝘴 𝘺𝘰𝘶𝘵𝘩 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘰𝘭𝘥 𝘢𝘨𝘦. 𝘈𝘴 𝘭𝘰𝘯𝘨 𝘢𝘴 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘭𝘦𝘢𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨, 𝘺𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘯𝘰𝘵 𝘰𝘭𝘥. ❞ ──── 𝐽𝑢𝑠𝑡 𝑎 𝑝ℎ𝑟𝑎𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑖𝑛𝑔 𝑓𝑟𝑜𝑚 𝑎 𝑙𝑜𝑛𝑒𝑙𝑦 𝑜𝑙𝑑 𝑚𝑎𝑛. #𝑆𝑒𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑆𝑢𝑛𝑑𝑎𝑦
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  • 𝐀𝐠𝐫𝐞𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐬 & 𝐓𝐞𝐫𝐦𝐬 𝐨𝐟 𝐂𝐨𝐧𝐝𝐢𝐭𝐢𝐨𝐧𝐬 | 𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊 — 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟒]

    Era horas decisivas, el poder ya había tomado la decisión de proceder con el argentino que ya se encontraba en deplorables condiciones de por sí. Ya no había nada, ni sueños que cumplir, ni una felicidad por lograr. Solo era sufrimiento y ahora : Un acuerdo de por medio.

    Yacía desmayado debido a los golpes, atado a una silla y de su cabeza aún dejando un gran rastro de su líquido vital. Varios hombres con armamento calibre pesado rodeaban lo que quedaba de él.

    𝘏𝟣 : ❝ 𝘔𝘪𝘳𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘮á𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢. 𝘋𝘦𝘣𝘦𝘳í𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘭𝘰, 𝘯𝘰 𝘯𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘳𝘷𝘪𝘳á 𝘥𝘦 𝘯𝘢𝘥𝘢. ❞

    Esas palabras alcanzaban a oírse por parte de los hombres que apunto con su rifle a la cabeza de Santiago, pero, fue detenido por su compañero.

    𝘏𝟤 : ❝ 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘪𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘭𝘦𝘯𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘰. 𝘚𝘪 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘱𝘪𝘥𝘦𝘻, 𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳á. ❞

    Sergei era el jefe de esa mafia y organización criminal. Quería unir al joven Santiago teniendo en cuenta su condición y estancia. Se rumoreaba plenamente sobre el ángel caído pero no se tenía registro de ello.

    Sergei entró en escena. Un hombre alto, ruso y con un puesto como diputado en el gobierno mediante a la corrupción, tráfico de drogas y personas. Al hacer acto de presencia solo hubo un silencio prematuro en la sala donde sacó una Desert Eagle bañada en oro de su guantera y le disparo a Santiago ahora en el hombro.

    El impacto y el sonido hicieron que este mismo recobrará la conciencia abriendo sus ojos plenamente y dejando escapar un quejido por lo bajo y las gotas de sangre cayendo de la zona afectada.

    𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 : ❝ 𝘈𝘭 𝘧𝘪𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘴𝘵𝘦, 𝘴𝘶𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 á𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘤𝘢í𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘢𝘭𝘢 𝘦𝘥𝘶𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘮𝘪 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘭 𝘯𝘰 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘷𝘦í𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘣𝘢𝘴. ❞

    Se acercó unos pasos más y tomó del cuello al argentino apretando con fuerza en esa zona y obstruyendole el oxígeno.

    𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 : ❝ 𝘔𝘪 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘴 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 𝘐𝘷𝘢𝘯𝘰𝘷. 𝘚𝘰𝘺 𝘦𝘭 𝘭í𝘥𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘰𝘳𝘨𝘢𝘯𝘪𝘻𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘺 𝘶𝘯 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘪𝘱𝘶𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘯𝘵𝘰 𝘴𝘦𝘳á 𝘴𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳. . . 𝘚é 𝘲𝘶𝘪é𝘯 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘪𝘢𝘨𝘰. 𝘛𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢𝘳á𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮í 𝘴𝘪 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘱𝘦𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳é 𝘥𝘦 𝘵𝘶 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢. ❞

    La vista del joven se nublaba, no tenía otra opción en ese entonces más que solo asentir con la cabeza con la poca energía que le quedaba ante la propuesta. Será otro estilo de vida, pero a que costo.

    𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 : ❝ ¡𝘔𝘶𝘺 𝘣𝘪𝘦𝘯! 𝘝𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘯𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦. 𝘈𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮í, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘦𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰. 𝘌𝘯 𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴, 𝘧𝘪𝘳𝘮𝘢𝘳á𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘺 𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘶 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦. 𝘝𝘢𝘴 𝘢 𝘢𝘤𝘦𝘱𝘵𝘢𝘳 𝘮𝘪𝘴 𝘵é𝘳𝘮𝘪𝘯𝘰𝘴 𝘺 𝘤𝘰𝘯𝘥𝘪𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘷𝘪𝘥𝘢. . . 𝘠 𝘷𝘦𝘳 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘴𝘪 𝘮𝘦 𝘴𝘦𝘳á𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘵𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥. ❞

    Sergei lo suelta en ese entonces y ordena a los hombres a desatarlo, colocarle ropa decente y llevarlo a su despacho finalizando todo. Proceden a esto mismo quitándole la ropa desgastada y vestirlo comenzando con unos zapatos, pantalones y una camisa.

    Lo ayudaron a ponerse de pie, pero, la sangre no paraba de caer y apenas podía mantenerse con equilibrio. Otra sentencia más para su patética vida.
    𝐀𝐠𝐫𝐞𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐬 & 𝐓𝐞𝐫𝐦𝐬 𝐨𝐟 𝐂𝐨𝐧𝐝𝐢𝐭𝐢𝐨𝐧𝐬 | 𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊 — 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟒] Era horas decisivas, el poder ya había tomado la decisión de proceder con el argentino que ya se encontraba en deplorables condiciones de por sí. Ya no había nada, ni sueños que cumplir, ni una felicidad por lograr. Solo era sufrimiento y ahora : Un acuerdo de por medio. Yacía desmayado debido a los golpes, atado a una silla y de su cabeza aún dejando un gran rastro de su líquido vital. Varios hombres con armamento calibre pesado rodeaban lo que quedaba de él. 𝘏𝟣 : ❝ 𝘔𝘪𝘳𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘮á𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢. 𝘋𝘦𝘣𝘦𝘳í𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘭𝘰, 𝘯𝘰 𝘯𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘳𝘷𝘪𝘳á 𝘥𝘦 𝘯𝘢𝘥𝘢. ❞ Esas palabras alcanzaban a oírse por parte de los hombres que apunto con su rifle a la cabeza de Santiago, pero, fue detenido por su compañero. 𝘏𝟤 : ❝ 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘪𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘭𝘦𝘯𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘰. 𝘚𝘪 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘱𝘪𝘥𝘦𝘻, 𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳á. ❞ Sergei era el jefe de esa mafia y organización criminal. Quería unir al joven Santiago teniendo en cuenta su condición y estancia. Se rumoreaba plenamente sobre el ángel caído pero no se tenía registro de ello. Sergei entró en escena. Un hombre alto, ruso y con un puesto como diputado en el gobierno mediante a la corrupción, tráfico de drogas y personas. Al hacer acto de presencia solo hubo un silencio prematuro en la sala donde sacó una Desert Eagle bañada en oro de su guantera y le disparo a Santiago ahora en el hombro. El impacto y el sonido hicieron que este mismo recobrará la conciencia abriendo sus ojos plenamente y dejando escapar un quejido por lo bajo y las gotas de sangre cayendo de la zona afectada. 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 : ❝ 𝘈𝘭 𝘧𝘪𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘴𝘵𝘦, 𝘴𝘶𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘰 á𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘤𝘢í𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘢𝘭𝘢 𝘦𝘥𝘶𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘮𝘪 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘦𝘭 𝘯𝘰 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘮𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘷𝘦í𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘵𝘢𝘣𝘢𝘴. ❞ Se acercó unos pasos más y tomó del cuello al argentino apretando con fuerza en esa zona y obstruyendole el oxígeno. 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 : ❝ 𝘔𝘪 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘴 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 𝘐𝘷𝘢𝘯𝘰𝘷. 𝘚𝘰𝘺 𝘦𝘭 𝘭í𝘥𝘦𝘳 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘰𝘳𝘨𝘢𝘯𝘪𝘻𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘺 𝘶𝘯 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘪𝘱𝘶𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘯𝘵𝘰 𝘴𝘦𝘳á 𝘴𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳. . . 𝘚é 𝘲𝘶𝘪é𝘯 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘚𝘢𝘯𝘵𝘪𝘢𝘨𝘰. 𝘛𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢𝘳á𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮í 𝘴𝘪 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘱𝘦𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘧𝘪𝘦𝘳𝘯𝘰 𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳é 𝘥𝘦 𝘵𝘶 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢. ❞ La vista del joven se nublaba, no tenía otra opción en ese entonces más que solo asentir con la cabeza con la poca energía que le quedaba ante la propuesta. Será otro estilo de vida, pero a que costo. 𝘚𝘦𝘳𝘨𝘦𝘪 : ❝ ¡𝘔𝘶𝘺 𝘣𝘪𝘦𝘯! 𝘝𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘯𝘥𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦. 𝘈𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮í, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘦𝘴 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰. 𝘌𝘯 𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴, 𝘧𝘪𝘳𝘮𝘢𝘳á𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘺 𝘤𝘰𝘯 𝘵𝘶 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦. 𝘝𝘢𝘴 𝘢 𝘢𝘤𝘦𝘱𝘵𝘢𝘳 𝘮𝘪𝘴 𝘵é𝘳𝘮𝘪𝘯𝘰𝘴 𝘺 𝘤𝘰𝘯𝘥𝘪𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘷𝘪𝘥𝘢. . . 𝘠 𝘷𝘦𝘳 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘴𝘪 𝘮𝘦 𝘴𝘦𝘳á𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘵𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥. ❞ Sergei lo suelta en ese entonces y ordena a los hombres a desatarlo, colocarle ropa decente y llevarlo a su despacho finalizando todo. Proceden a esto mismo quitándole la ropa desgastada y vestirlo comenzando con unos zapatos, pantalones y una camisa. Lo ayudaron a ponerse de pie, pero, la sangre no paraba de caer y apenas podía mantenerse con equilibrio. Otra sentencia más para su patética vida.
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  • [𝑾𝒆 𝒔𝒂𝒊𝒅 𝒐𝒖𝒓 𝒍𝒂𝒔𝒕 𝒈𝒐𝒐𝒅𝒃𝒚𝒆𝒔, 𝑩𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒕𝒉𝒂𝒕'𝒔 𝒂 𝒍𝒊𝒆, 𝒚𝒐𝒖 𝒎𝒊𝒈𝒉𝒕 𝒏𝒐𝒕 𝒃𝒆 𝒎𝒊𝒏𝒆.

    𝐁𝐮𝐭 𝐢'𝐥𝐥 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐛𝐞 𝐰𝐚𝐭𝐜𝐡𝐢𝐧𝐠

    𝑵𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅. 𝑩𝒂𝒃𝒚, 𝑰 𝒄𝒂𝒏 𝒃𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒔𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘, 𝒚𝒐𝒖'𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒕𝒐 𝒃𝒆 𝒂𝒍𝒐𝒏𝒆. 𝑴𝒚 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒅𝒂𝒓𝒍𝒊𝒏𝒈, 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅, 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅 ── 𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 | 𝟎𝟏 ]

    https://youtu.be/MpsqIhmTnBg?si=CHY51qBhN332dhu5





    || Pd. Una disculpa a quienes les debo rol, el user ah estado ocupado en un trabajo que me tomo por completo del cuello (?) Estaré más activo por aquí, gracias por su paciencia. ♥
    [𝑾𝒆 𝒔𝒂𝒊𝒅 𝒐𝒖𝒓 𝒍𝒂𝒔𝒕 𝒈𝒐𝒐𝒅𝒃𝒚𝒆𝒔, 𝑩𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒕𝒉𝒂𝒕'𝒔 𝒂 𝒍𝒊𝒆, 𝒚𝒐𝒖 𝒎𝒊𝒈𝒉𝒕 𝒏𝒐𝒕 𝒃𝒆 𝒎𝒊𝒏𝒆. 𝐁𝐮𝐭 𝐢'𝐥𝐥 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐛𝐞 𝐰𝐚𝐭𝐜𝐡𝐢𝐧𝐠 𝑵𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅. 𝑩𝒂𝒃𝒚, 𝑰 𝒄𝒂𝒏 𝒃𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒔𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘, 𝒚𝒐𝒖'𝒍𝒍 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒗𝒆 𝒕𝒐 𝒃𝒆 𝒂𝒍𝒐𝒏𝒆. 𝑴𝒚 𝒃𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝒅𝒂𝒓𝒍𝒊𝒏𝒈, 𝒚𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅, 𝒉𝒂𝒖𝒏𝒕𝒆𝒅 ── 𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 | 𝟎𝟏 ] https://youtu.be/MpsqIhmTnBg?si=CHY51qBhN332dhu5 || Pd. Una disculpa a quienes les debo rol, el user ah estado ocupado en un trabajo que me tomo por completo del cuello (?) Estaré más activo por aquí, gracias por su paciencia. ♥
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    𝗜𝗻𝘀𝘁𝗮𝗴𝗿𝗮𝗺 𝗣𝗼𝘀𝘁 @ Gilcxz



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  • 𝔒𝔧𝔬𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔪𝔞𝔱𝔞𝔫 – 𝔍𝔲𝔩𝔦𝔬 𝔍𝔞𝔯𝔞𝔪𝔦𝔩𝔩𝔬
    ㅤㅤ⇄ ◁◁ I I ▷▷ ↻
    ⁰⁰ ²⁵ ━━●━━━━━━━━ ⁰² ⁰⁸

    Qᴜɪᴇɴ ꜰᴜᴍᴀ ᴛᴜ ᴍᴀʀɪʜᴜᴀɴᴀ
    ᴛᴜ ᴇꜱᴄʟᴀᴠᴏ ꜱɪᴇᴍᴘʀᴇ ꜱᴇʀᴀ.
    𝔒𝔧𝔬𝔰 𝔮𝔲𝔢 𝔪𝔞𝔱𝔞𝔫 – 𝔍𝔲𝔩𝔦𝔬 𝔍𝔞𝔯𝔞𝔪𝔦𝔩𝔩𝔬 ㅤㅤ⇄ ◁◁ I I ▷▷ ↻ ⁰⁰ ²⁵ ━━●━━━━━━━━ ⁰² ⁰⁸ Qᴜɪᴇɴ ꜰᴜᴍᴀ ᴛᴜ ᴍᴀʀɪʜᴜᴀɴᴀ ᴛᴜ ᴇꜱᴄʟᴀᴠᴏ ꜱɪᴇᴍᴘʀᴇ ꜱᴇʀᴀ.
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    𝑰'𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒂𝒚 𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒆𝒑 𝒊𝒏𝒔𝒊𝒅𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒃𝒓𝒂𝒊𝒏
    𝑨𝒏𝒅 𝒕𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒐𝒎𝒆𝒘𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒇𝒂𝒓 𝒂𝒘𝒂𝒚
    𝑰'𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒂𝒚 𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒆𝒑 𝒊𝒏𝒔𝒊𝒅𝒆 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒃𝒓𝒂𝒊𝒏 𝑨𝒏𝒅 𝒕𝒂𝒌𝒆 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒐𝒎𝒆𝒘𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒇𝒂𝒓 𝒂𝒘𝒂𝒚
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  • "𝘕𝘺𝘬𝘦 𝘋𝘢𝘦𝘯𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘑𝘦𝘭𝘮𝘢̄𝘻𝘮𝘰 𝘩𝘦𝘯 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢̄𝘳𝘪𝘰 𝘓𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰𝘵, 𝘩𝘦𝘯 𝘝𝘢𝘭𝘺𝘳𝘪𝘰 𝘜𝘦̄𝘱𝘰 𝘢̄𝘯𝘰𝘨𝘢𝘳 𝘪𝘬𝘴𝘢𝘯. 𝘝𝘢𝘭𝘺𝘳𝘪𝘰 𝘮𝘶𝘯̃𝘰 𝘦̄𝘯𝘨𝘰𝘴 𝘯̃𝘶𝘩𝘺𝘴 𝘪𝘴𝘴𝘢."

    Aquellas palabras pronunciadas en su lengua materna, esas que pronunció en Astapor, aun vibraban en su memoria de vez en cuando. No recordaba la última vez que había hablado en la lengua de la antigua Valyria, puede que desde mucho antes de que Viserys perdiera la cabeza...

    Y aun entonces le parecía poético que esas palabras hubieran sido la antesala para la concesión de libertad de sus inmaculados.

    "𝘋𝘰𝘷𝘢𝘰𝘨𝘦̄𝘥𝘺𝘴! 𝘈̄𝘦𝘬𝘴𝘪𝘢 𝘰𝘴𝘴𝘦̄𝘯𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴, 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘪 𝘰𝘴𝘴𝘦̄𝘯𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴, 𝘲𝘪𝘭𝘰̄𝘯𝘪 𝘱𝘪𝘭𝘰𝘴 𝘭𝘶𝘦 𝘷𝘢𝘭𝘦 𝘵𝘰𝘭𝘷𝘪𝘦 𝘰𝘴𝘴𝘦̄𝘯𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴, 𝘺𝘯 𝘳𝘪𝘯̃𝘦 𝘥𝘰̄𝘳𝘦 𝘰̄𝘥𝘳𝘪𝘬𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴. 𝘜𝘳𝘯𝘦𝘵 𝘭𝘶𝘰 𝘣𝘶𝘻𝘥𝘢𝘳𝘰 𝘵𝘰𝘭𝘷𝘪𝘰 𝘣𝘦𝘭𝘮𝘢 𝘱𝘳𝘺𝘫𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴!"


    ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    "𝘕𝘺𝘬𝘦 𝘋𝘢𝘦𝘯𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘑𝘦𝘭𝘮𝘢̄𝘻𝘮𝘰 𝘩𝘦𝘯 𝘛𝘢𝘳𝘨𝘢̄𝘳𝘪𝘰 𝘓𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰𝘵, 𝘩𝘦𝘯 𝘝𝘢𝘭𝘺𝘳𝘪𝘰 𝘜𝘦̄𝘱𝘰 𝘢̄𝘯𝘰𝘨𝘢𝘳 𝘪𝘬𝘴𝘢𝘯. 𝘝𝘢𝘭𝘺𝘳𝘪𝘰 𝘮𝘶𝘯̃𝘰 𝘦̄𝘯𝘨𝘰𝘴 𝘯̃𝘶𝘩𝘺𝘴 𝘪𝘴𝘴𝘢." Aquellas palabras pronunciadas en su lengua materna, esas que pronunció en Astapor, aun vibraban en su memoria de vez en cuando. No recordaba la última vez que había hablado en la lengua de la antigua Valyria, puede que desde mucho antes de que Viserys perdiera la cabeza... Y aun entonces le parecía poético que esas palabras hubieran sido la antesala para la concesión de libertad de sus inmaculados. "𝘋𝘰𝘷𝘢𝘰𝘨𝘦̄𝘥𝘺𝘴! 𝘈̄𝘦𝘬𝘴𝘪𝘢 𝘰𝘴𝘴𝘦̄𝘯𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴, 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘪 𝘰𝘴𝘴𝘦̄𝘯𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴, 𝘲𝘪𝘭𝘰̄𝘯𝘪 𝘱𝘪𝘭𝘰𝘴 𝘭𝘶𝘦 𝘷𝘢𝘭𝘦 𝘵𝘰𝘭𝘷𝘪𝘦 𝘰𝘴𝘴𝘦̄𝘯𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴, 𝘺𝘯 𝘳𝘪𝘯̃𝘦 𝘥𝘰̄𝘳𝘦 𝘰̄𝘥𝘳𝘪𝘬𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴. 𝘜𝘳𝘯𝘦𝘵 𝘭𝘶𝘰 𝘣𝘶𝘻𝘥𝘢𝘳𝘰 𝘵𝘰𝘭𝘷𝘪𝘰 𝘣𝘦𝘭𝘮𝘢 𝘱𝘳𝘺𝘫𝘢̄𝘵𝘢̄𝘴!" ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Qué buen dia.
    Expuse a un charlatán.
    Protegí a una bruja.
    Me hizo pizza.
    Me uní a una waifu.
    Me dio un poder sobre todas las armas.
    Ahora comemos pizza.
    Y seremos..
    𝙐𝙉𝘼 𝙁𝙐𝙀𝙍𝙕𝘼 𝙄𝙈𝙋𝘼𝙍𝘼𝘽𝙇𝙀 𝘿𝙀𝙇 𝘾𝘼𝙊𝙎
    Qué buen dia. Expuse a un charlatán. Protegí a una bruja. Me hizo pizza. Me uní a una waifu. Me dio un poder sobre todas las armas. Ahora comemos pizza. Y seremos.. 𝙐𝙉𝘼 𝙁𝙐𝙀𝙍𝙕𝘼 𝙄𝙈𝙋𝘼𝙍𝘼𝘽𝙇𝙀 𝘿𝙀𝙇 𝘾𝘼𝙊𝙎
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