• 𝐏𝐑𝐄𝐋𝐔𝐃𝐈𝐎: 𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐏𝐄́𝐑𝐃𝐈𝐃𝐀
    Fandom DnD, Baldur's Gate
    Categoría Slice of Life
    En los juzgados de Baldur’s Gate reinaba el silencio, un silencio que se constituía por las cosas que faltaban, si uno oía atentamente podría escuchar que no había el murmullo de alguien que necesitase ayuda por ser salvado de una acusación injusta, ni tampoco el movimiento apresurado de los becarios, tampoco estaba el sonido de las plumas escribiendo sobre pergaminos, ni el de los jueces debatiendo entre ellos sobre un caso concreto, aquel silencio era el silencio de la pérdida y Rennyn que estaba sentada en su lujosa silla y leía el periódico, era su dueña.



    Aquella mañana, que no era especial, ni diferente a las demás, Rennyn sentía todavía más el abrazo de la Dama de la Pérdida. Pocos eran los adoradores de la dama Sharr en Puerta de Baldur, pero… ella había perdido algo demasiado valioso y el consuelo de la dama oscura le había llenado un vacío en el corazón que nadie era capaz de rellenar.
    Rennyn revisaba viejos papeles, viejos periódicos rememorando una noche fatídica, aquella en la que perdió su hermosa perla, una perla que era la más valiosa. Era una perla especial.

    El silencio se vio interrumpido por alguien que llamaba a la puerta.

    — ¿Sí?

    Alzó la voz Rennyn que miró por encima de una lupa que tenía en la mano derecha, la puerta se abrió y dio paso a un hombre moreno, que ya algunas canas peinaba de ojos fríos como el hielo y un tanto musculoso, era el carcelero.

    — Magistrada, deberíamos hablar.

    — ¿Hmpf?

    Ella no se metía en los “dominios” del carcelero ni él en los suyos, por lo que aquella interacción le resultó tan extraña como molesta.

    — Hay un prisionero que deberías de escuchar, ha pedido la cabeza pero…

    — Muchos pierden la cabeza bajo tu mando, y no lo juzgo pero ¿Para qué querría yo escuchar los lamentos de un loco?

    — Porque a veces los locos dicen la verdad.

    Si bien era cierto aquello que decían, pues los locos no tenían conciencia de lo que estaba “bien” o “mal” o lo que era “correcto contar” o no, Rennyn asintió.

    — Bien, pero espero que al menos hoy haya desayunado.

    — Como siempre, Magistrada. Alimento mínimo, una vez por día.

    — Denigrante.

    — Son presos, no merecen dignidad alguna, cometieron crimenes.

    — No pienso discutir contigo sobre la reinserción de presos dentro de la sociedad, y menos cuando eres un bruto sin cerebro, llévame ante el preso.

    Y así fue, el carcelero y la magistrada bajaron aquellas escaleras de piedra que daban a los calabozos, era un lugar frío y húmedo, no tenía ninguna comodidad, muchos presos habían muerto entre aquellas rocas, ya fuera por los malos tratos, por su vejez o por que sencillamente habían encontrado la forma de quitarse la vida. Los fantasmas de aquellas atrocidades atormentaban a Rennyn, a decir verdad, odiaba aquel lugar oscuro y frío, lo odiaba con toda su alma. Pero un canturreo la sacó de un monólogo obsesivo interno.

    “ A los escudos de plata una perla robaron,
    ellos se la comieron, ellos se la zamparon.”

    Rennyn abrió tanto los ojos que una rabia intensa hizo que de su cintura descolgara su martillo de plata, sin pensarlo, pero fue el carcelero quien con una delicadeza poco propia de un hombre de su tamaño posó la mano sobre el martillo y lentamente lo bajo observando a través de sus pestañas a la magistrada.

    — Ahora lo entiendes.

    — Mátalo.

    Rennyn mostró su rostro más estoico e inexpresivo.
    El carcelero se llevó la mano al pecho, sonrió.

    — Como ordene, mi señora.

    Rennyn era la ley de plata, la ley de la pérdida, la ley. Ella determinaba quién bajo su mirada debía ser juzgado de muerte y quién no… y cuando encontrase a aquel ser que le robó su perla, iba a matarlo con sus propias manos.
    En los juzgados de Baldur’s Gate reinaba el silencio, un silencio que se constituía por las cosas que faltaban, si uno oía atentamente podría escuchar que no había el murmullo de alguien que necesitase ayuda por ser salvado de una acusación injusta, ni tampoco el movimiento apresurado de los becarios, tampoco estaba el sonido de las plumas escribiendo sobre pergaminos, ni el de los jueces debatiendo entre ellos sobre un caso concreto, aquel silencio era el silencio de la pérdida y Rennyn que estaba sentada en su lujosa silla y leía el periódico, era su dueña. Aquella mañana, que no era especial, ni diferente a las demás, Rennyn sentía todavía más el abrazo de la Dama de la Pérdida. Pocos eran los adoradores de la dama Sharr en Puerta de Baldur, pero… ella había perdido algo demasiado valioso y el consuelo de la dama oscura le había llenado un vacío en el corazón que nadie era capaz de rellenar. Rennyn revisaba viejos papeles, viejos periódicos rememorando una noche fatídica, aquella en la que perdió su hermosa perla, una perla que era la más valiosa. Era una perla especial. El silencio se vio interrumpido por alguien que llamaba a la puerta. — ¿Sí? Alzó la voz Rennyn que miró por encima de una lupa que tenía en la mano derecha, la puerta se abrió y dio paso a un hombre moreno, que ya algunas canas peinaba de ojos fríos como el hielo y un tanto musculoso, era el carcelero. — Magistrada, deberíamos hablar. — ¿Hmpf? Ella no se metía en los “dominios” del carcelero ni él en los suyos, por lo que aquella interacción le resultó tan extraña como molesta. — Hay un prisionero que deberías de escuchar, ha pedido la cabeza pero… — Muchos pierden la cabeza bajo tu mando, y no lo juzgo pero ¿Para qué querría yo escuchar los lamentos de un loco? — Porque a veces los locos dicen la verdad. Si bien era cierto aquello que decían, pues los locos no tenían conciencia de lo que estaba “bien” o “mal” o lo que era “correcto contar” o no, Rennyn asintió. — Bien, pero espero que al menos hoy haya desayunado. — Como siempre, Magistrada. Alimento mínimo, una vez por día. — Denigrante. — Son presos, no merecen dignidad alguna, cometieron crimenes. — No pienso discutir contigo sobre la reinserción de presos dentro de la sociedad, y menos cuando eres un bruto sin cerebro, llévame ante el preso. Y así fue, el carcelero y la magistrada bajaron aquellas escaleras de piedra que daban a los calabozos, era un lugar frío y húmedo, no tenía ninguna comodidad, muchos presos habían muerto entre aquellas rocas, ya fuera por los malos tratos, por su vejez o por que sencillamente habían encontrado la forma de quitarse la vida. Los fantasmas de aquellas atrocidades atormentaban a Rennyn, a decir verdad, odiaba aquel lugar oscuro y frío, lo odiaba con toda su alma. Pero un canturreo la sacó de un monólogo obsesivo interno. “ A los escudos de plata una perla robaron, ellos se la comieron, ellos se la zamparon.” Rennyn abrió tanto los ojos que una rabia intensa hizo que de su cintura descolgara su martillo de plata, sin pensarlo, pero fue el carcelero quien con una delicadeza poco propia de un hombre de su tamaño posó la mano sobre el martillo y lentamente lo bajo observando a través de sus pestañas a la magistrada. — Ahora lo entiendes. — Mátalo. Rennyn mostró su rostro más estoico e inexpresivo. El carcelero se llevó la mano al pecho, sonrió. — Como ordene, mi señora. Rennyn era la ley de plata, la ley de la pérdida, la ley. Ella determinaba quién bajo su mirada debía ser juzgado de muerte y quién no… y cuando encontrase a aquel ser que le robó su perla, iba a matarlo con sus propias manos.
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  • Buenos días charalitos, el tío Luci les dice: Hola. Y déjenme dormir, es domingo y no tengo por qué estresarme hoy. Si es urgente, hablen con...pues no sé, dejen su mensaje, los atiendo luego.— se acomoda y se dispone a seguir durmiendo.
    Buenos días charalitos, el tío Luci les dice: Hola. Y déjenme dormir, es domingo y no tengo por qué estresarme hoy. Si es urgente, hablen con...pues no sé, dejen su mensaje, los atiendo luego.— se acomoda y se dispone a seguir durmiendo.
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  • Nunca le había prestado tanta atencion...pero hay que admitir que Heinrich es increíblemente dulce
    Mirenlo parece una bella durmiente
    Nunca le había prestado tanta atencion...pero hay que admitir que Heinrich es increíblemente dulce Mirenlo parece una bella durmiente
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  • —Abre un ojillo. No hay nada que le llame la atención, por lo que se envuelve otra vez con las alas y a seguir durmiendo —
    —Abre un ojillo. No hay nada que le llame la atención, por lo que se envuelve otra vez con las alas y a seguir durmiendo —
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  • —¡Oh no! Algo hice mal...

    Exclamé en cuanto me vi en el espejo y esta forma de semi loba seguía siendo mi aspecto, siendo ya el segundo día. La mirada rojiza parecía ser el reflejo divertido y tintineante de mi loba Astra.

    «Carajo, estoy en aprietos. Si alguien tiene su aroma alfa fuerte, mi instinto no perdonará ni evitará el momento»pienso nerviosa.

    «Tal vez divertirse y ser la compañía de alguien, no te caerá mal. Llevamos tiempo sin salir de la cueva»piensa Astra de una forma divertida y jocosa.

    —¡Oh no! ¡No tenemos que comer a cualquier macho! Hay que ser selectivas y no caer en situaciones molestas —dije levantando el dedo índice, determinada y sabia. Regañando de paso a mi loba.— Debo mirar que ocurrió con la poción para salir mal.

    Volví a mirar los ingredientes que utilicé, ya que había sobrado la mandrágora y la esencia de camaleón, la última no tenía nada malo, pero el primero....

    —Fuck** —gruñí molesta al no haberme dado cuenta antes.

    La Mandrágora no estaba en buen estado, sino que la raíz tenía una humedad excesiva al tacto, ¡DESCOMPUESTO! gritaba todo, hasta pude olfatear el aroma. Igh!

    —Tengo que hacer un antídoto pronto... O expondré en peligro a cualquier lobo. —murmuro para mi misma, mientras muerdo levemente mi dedo pulgar. Tratando de calmar mis nervios.
    —¡Oh no! Algo hice mal... Exclamé en cuanto me vi en el espejo y esta forma de semi loba seguía siendo mi aspecto, siendo ya el segundo día. La mirada rojiza parecía ser el reflejo divertido y tintineante de mi loba Astra. «Carajo, estoy en aprietos. Si alguien tiene su aroma alfa fuerte, mi instinto no perdonará ni evitará el momento»pienso nerviosa. «Tal vez divertirse y ser la compañía de alguien, no te caerá mal. Llevamos tiempo sin salir de la cueva»piensa Astra de una forma divertida y jocosa. —¡Oh no! ¡No tenemos que comer a cualquier macho! Hay que ser selectivas y no caer en situaciones molestas —dije levantando el dedo índice, determinada y sabia. Regañando de paso a mi loba.— Debo mirar que ocurrió con la poción para salir mal. Volví a mirar los ingredientes que utilicé, ya que había sobrado la mandrágora y la esencia de camaleón, la última no tenía nada malo, pero el primero.... —Fuck** —gruñí molesta al no haberme dado cuenta antes. La Mandrágora no estaba en buen estado, sino que la raíz tenía una humedad excesiva al tacto, ¡DESCOMPUESTO! gritaba todo, hasta pude olfatear el aroma. Igh! —Tengo que hacer un antídoto pronto... O expondré en peligro a cualquier lobo. —murmuro para mi misma, mientras muerdo levemente mi dedo pulgar. Tratando de calmar mis nervios.
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  • el joven pelirrojo estaria sentado en su jardin mientras los demas jovenes del cuarto estan jugando y comiendo, un calido viento primaveral pasa moviendo suavemente los cabellos rojizos de el joven mientras la orilla de la taza se posa en sus labios dejando que tome un sorbo de té.

    al abrir sus ojos y tomar un tenedor para asi probar un trozo perfecto de tarta, mientras come dirige la mirada al resto de personas sonriendo levemente al verlos mas felices ahora que no era tan estricto.

    - je...que jovenes tan tontos...- murmura con felicidad, no lo decia de manera negativa, ya que eran jovenes debian serlo y ser felices.

    volviendo a cerrar sus ojos con una sonrisa siente cómo un cuerpo espin se sube de la pierna a su regazo para acostarse ahi, notando aquello un rubor aparece por tal acciones adorables del animalito.

    - awwww que lindo...- dice mientras acaricia la cabeza del cuerpo espin.
    el joven pelirrojo estaria sentado en su jardin mientras los demas jovenes del cuarto estan jugando y comiendo, un calido viento primaveral pasa moviendo suavemente los cabellos rojizos de el joven mientras la orilla de la taza se posa en sus labios dejando que tome un sorbo de té. al abrir sus ojos y tomar un tenedor para asi probar un trozo perfecto de tarta, mientras come dirige la mirada al resto de personas sonriendo levemente al verlos mas felices ahora que no era tan estricto. - je...que jovenes tan tontos...- murmura con felicidad, no lo decia de manera negativa, ya que eran jovenes debian serlo y ser felices. volviendo a cerrar sus ojos con una sonrisa siente cómo un cuerpo espin se sube de la pierna a su regazo para acostarse ahi, notando aquello un rubor aparece por tal acciones adorables del animalito. - awwww que lindo...- dice mientras acaricia la cabeza del cuerpo espin.
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  • ᴇᴛᴇʀɴᴀʟ ᴅʀɪꜰᴛ
    Fandom Libre
    Categoría Suspenso
    El cielo estaba teñido de un gris monótono, un tono que no anunciaba ni tormenta ni claridad, sino un peso constante que parecía aplastar todo lo que se encontraba debajo. El aire era frío y húmedo, como si el mundo entero estuviera atrapado en un instante antes de romperse. El puente de piedra que cruzaba el río se extendía como un vestigio olvidado, sus grietas llenas de musgo y marcas de un tiempo que ya no tenía relevancia. Las aguas que corrían bajo él eran turbias, opacas, arrastrando ramas y desechos que giraban en remolinos perezosos antes de desvanecerse río abajo.

    En el centro del puente, Scraps se mantenía erguido, inmóvil como una estatua olvidada. El viento jugueteaba con los bordes de su abrigo desgastado y hacía tintinear las cadenas que colgaban de su cinturón. No parecía notar nada de esto; sus ojos estaban fijos en el agua, pero no veía las corrientes ni los reflejos apagados. Su mirada estaba perdida en algo más profundo, algo que no pertenecía a este lugar ni a ese momento.

    Dentro de él, la quietud del entorno contrastaba con una tormenta que nunca cesaba. Los recuerdos eran dagas que giraban constantemente, hundiendo el filo en una herida que nunca cerraba del todo. Podía escuchar los ecos de risas ahogadas, de gritos que no lograba olvidar, entrelazándose con el sonido sordo de su propia respiración. El viento le trajo un olor tenue a hierro, lo suficientemente familiar como para revolver algo en su interior. No había sangre, pero su mente no escuchaba razones.

    "No debería estar aquí". Sus palabras, apenas un susurro, se perdieron en el aire antes de alcanzar sus propios oídos. No sabía si hablaba del puente, del lugar, o del mundo en general. Todo en él se sentía como un intruso, algo que no pertenecía, pero que seguía existiendo por una fuerza que no podía controlar.

    Su mano se alzó lentamente, rozando las cicatrices que decoraban su cuello como un collar macabro. Cada una de ellas representaba un recordatorio de elecciones equivocadas, de instantes en los que había optado por el sendero más sombrío, a pesar de saber que no debía. El arrepentimiento no era un lujo que pudiera permitirse, pero la culpa, esa eterna compañera, siempre presente, aguardando como una sombra persistente en su mente.

    Desvió la mirada hacia el río una vez más. Podía imaginar las aguas llevándose todo consigo: su cuerpo, su carga, su historia. Sin embargo, no era tan sencillo. Nada lo era. Sabía que no había redención, ni final fácil, solo el incesante y eterno arrastre de los días, uno tras otro, como las corrientes que fluían bajo sus pies.

    El viento sopló con más fuerza, arrancando una hoja seca de un árbol cercano y arrojándola al río. Observó cómo giraba y danzaba antes de desaparecer en el agua. Su pecho se elevó con un suspiro que parecía desgarrarlo desde dentro, pero no trajo alivio. "Todo se va, pero yo sigo aquí," murmuró, con un tono que no era resignación ni aceptación, simplemente un hecho ineludible.
    El cielo estaba teñido de un gris monótono, un tono que no anunciaba ni tormenta ni claridad, sino un peso constante que parecía aplastar todo lo que se encontraba debajo. El aire era frío y húmedo, como si el mundo entero estuviera atrapado en un instante antes de romperse. El puente de piedra que cruzaba el río se extendía como un vestigio olvidado, sus grietas llenas de musgo y marcas de un tiempo que ya no tenía relevancia. Las aguas que corrían bajo él eran turbias, opacas, arrastrando ramas y desechos que giraban en remolinos perezosos antes de desvanecerse río abajo. En el centro del puente, Scraps se mantenía erguido, inmóvil como una estatua olvidada. El viento jugueteaba con los bordes de su abrigo desgastado y hacía tintinear las cadenas que colgaban de su cinturón. No parecía notar nada de esto; sus ojos estaban fijos en el agua, pero no veía las corrientes ni los reflejos apagados. Su mirada estaba perdida en algo más profundo, algo que no pertenecía a este lugar ni a ese momento. Dentro de él, la quietud del entorno contrastaba con una tormenta que nunca cesaba. Los recuerdos eran dagas que giraban constantemente, hundiendo el filo en una herida que nunca cerraba del todo. Podía escuchar los ecos de risas ahogadas, de gritos que no lograba olvidar, entrelazándose con el sonido sordo de su propia respiración. El viento le trajo un olor tenue a hierro, lo suficientemente familiar como para revolver algo en su interior. No había sangre, pero su mente no escuchaba razones. "No debería estar aquí". Sus palabras, apenas un susurro, se perdieron en el aire antes de alcanzar sus propios oídos. No sabía si hablaba del puente, del lugar, o del mundo en general. Todo en él se sentía como un intruso, algo que no pertenecía, pero que seguía existiendo por una fuerza que no podía controlar. Su mano se alzó lentamente, rozando las cicatrices que decoraban su cuello como un collar macabro. Cada una de ellas representaba un recordatorio de elecciones equivocadas, de instantes en los que había optado por el sendero más sombrío, a pesar de saber que no debía. El arrepentimiento no era un lujo que pudiera permitirse, pero la culpa, esa eterna compañera, siempre presente, aguardando como una sombra persistente en su mente. Desvió la mirada hacia el río una vez más. Podía imaginar las aguas llevándose todo consigo: su cuerpo, su carga, su historia. Sin embargo, no era tan sencillo. Nada lo era. Sabía que no había redención, ni final fácil, solo el incesante y eterno arrastre de los días, uno tras otro, como las corrientes que fluían bajo sus pies. El viento sopló con más fuerza, arrancando una hoja seca de un árbol cercano y arrojándola al río. Observó cómo giraba y danzaba antes de desaparecer en el agua. Su pecho se elevó con un suspiro que parecía desgarrarlo desde dentro, pero no trajo alivio. "Todo se va, pero yo sigo aquí," murmuró, con un tono que no era resignación ni aceptación, simplemente un hecho ineludible.
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  • El Bardo camina solo entre los árboles, su voz baja y áspera como un secreto arrancado al viento.

    𝕭>Los ojos... siempre los ojos. Espían desde los rincones donde la luz no llega, desde el agua que nunca está en calma, desde el aire cargado de susurros.

    𝕭>¿Quién los puso ahí? ¿Quién les dio el derecho de mirar?

    𝕭>Y los árboles... esos falsos guardianes del silencio. Sus ramas acarician el cielo, pero sus sombras ocultan verdades. Sus raíces no solo buscan sustento; escarban en secretos que no les pertenecen.

    𝕭>Miran, escuchan, murmuran entre sí. Hasta el bosque conspira...

    𝕭>No, no se puede confiar en los árboles."

    El Bardo sigue su camino, pero su mirada no deja de escanear las copas sobre su cabeza.

    El Bardo camina solo entre los árboles, su voz baja y áspera como un secreto arrancado al viento. 𝕭>Los ojos... siempre los ojos. Espían desde los rincones donde la luz no llega, desde el agua que nunca está en calma, desde el aire cargado de susurros. 𝕭>¿Quién los puso ahí? ¿Quién les dio el derecho de mirar? 𝕭>Y los árboles... esos falsos guardianes del silencio. Sus ramas acarician el cielo, pero sus sombras ocultan verdades. Sus raíces no solo buscan sustento; escarban en secretos que no les pertenecen. 𝕭>Miran, escuchan, murmuran entre sí. Hasta el bosque conspira... 𝕭>No, no se puede confiar en los árboles." El Bardo sigue su camino, pero su mirada no deja de escanear las copas sobre su cabeza.
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  • Me da mucha pereza , despertarme solo si mi amada Diane o los demás aparecen me llaman si no déjeme seguir durmiendo -botezo-
    Me da mucha pereza , despertarme solo si mi amada Diane o los demás aparecen me llaman si no déjeme seguir durmiendo -botezo-
    0 turnos 0 maullidos 81 vistas
  • Musical (?
    Fandom Random
    Categoría Otros
    -algo que destaca de la angel exterminadora era esa maldita manía de interponer sus emociones para priorizar la salud y felicidades de los demás. Pro supuesto que hacer eso no le está haciendo ningún bien solo está volviéndose una bomba de tiempo pero es imposible que simplemente finja que no le importan los demás menos cuando esos demás son parte de su "familia"
    Supo que algo estaba mal con Sebastián antes de que se encerrará en la habitación lo vio discutiendo consigo mismo de una forma curiosamente familiar "ambas partes estaban despiertas y en conflicto. Agarro a del brazo al primer Adán que se encontró colándose por una ventana, su intuición no falló vio a Sebastián dividido en dos en medio de un conflicto y no dudo en arrastrar a Adán en una de las molestas cancioncitas que al parecer Sebastián amaba ¿Acaso le recordaba algo de su pasado? No lo pondría en duda el pasado de la lujuria es ... Extraño-

    https://youtu.be/CPa8mif7HOw?si=fpHDQcMdKfsf2VI9


    Adan- La cita empezó tan bien
    Que no le esperaba el susto que me iba a llevar
    Fue perfecta en lo que pude ver
    Cómo no ví el peligro que estaba junto a mi?

    Lute- El pescado es mi pasión

    Baby soy igual que tú

    Y los perros cartoon

    Baby amo Scooby doo

    Tu peli favorita es
    Dijo

    Amo a la mejor entre todos los tiempos

    -lute voló rodeando ambas partes de su hermano murmurando el nombre de la película que sigue sin entender porque le gusta a su hermano si es tan mala....-

    Human centipede
    Human centipede

    Creo que en esta noche me van a matar

    -volo regresando con Adán deslizando su daga entre los labios de su señor metiéndose en el personaje de la canción -

    Human centipede

    Es en serio si
    Dijo

    Los diseños y el traje son arte
    La trama es lo mejor

    Y la trama cuál es

    El doctor cose gente como un cien pies

    Cool...

    Human centipede

    -lute se sienta sobre la cama agitando sus alas levantando el polvo de la habitación dibujando un cien pies humano -

    Sácame de aquí creo que es una red flag puedo ver mi muerte
    Dijo

    Human centipede cine en su esplendor


    Pensé
    Voy a formar parte del menú de hoy
    Dijo

    Amo el desarrollo y la narración

    Hago señales en código morse llamando al mesero

    Pestañas mucho ¿No?

    Es mi ojo algo entro

    Ven te lo quito

    No gracias no moriré hoy

    -saco el peluche que su padre les había dado a ambos hace mucho tiempo, un mini peluche de títere con la forma de alastor para hacer al mesero -

    Bon jour, le pestañeaba a mi pues siñu cita es alguna frick?

    No

    Perfecto bon apetit

    -tiro al muñeco a las sombras para regresarlo al eden infernal -

    Deja de esconderte en esas tontas reglas no desperdicies la mejor pareja que podrías tener

    Quizás sea yo quien me pierdo en escusas mi corazón debería arriesgarse por este amor

    Puede ser mi amor mi amor de verdad

    Seremos pareja y nos podremos casar

    Tendremos la ceremonia con la boda ideal


    Solo si la boda es de

    Que temática tu dime

    Human centipede
    Human centipede

    Así ahorraremos en el Caterine

    Human centipede

    Una boca para mí

    -rodea de nuevo a Sebastián esperando a que se distrajera para que esas dos gemas se volvieran a unir en uno solo. Le puso la daga en las manos -

    Si eres el padrino sabes cómo ir
    Por fin e cruzado el portal del amor

    Por fin cosere bocas como el doctor

    Human centipede
    Human centipede

    -respiro agitada esperando hacerlo distraído lo suficiente para que olvidará su pelea interna -
    -algo que destaca de la angel exterminadora era esa maldita manía de interponer sus emociones para priorizar la salud y felicidades de los demás. Pro supuesto que hacer eso no le está haciendo ningún bien solo está volviéndose una bomba de tiempo pero es imposible que simplemente finja que no le importan los demás menos cuando esos demás son parte de su "familia" Supo que algo estaba mal con Sebastián antes de que se encerrará en la habitación lo vio discutiendo consigo mismo de una forma curiosamente familiar "ambas partes estaban despiertas y en conflicto. Agarro a del brazo al primer Adán que se encontró colándose por una ventana, su intuición no falló vio a Sebastián dividido en dos en medio de un conflicto y no dudo en arrastrar a Adán en una de las molestas cancioncitas que al parecer Sebastián amaba ¿Acaso le recordaba algo de su pasado? No lo pondría en duda el pasado de la lujuria es ... Extraño- https://youtu.be/CPa8mif7HOw?si=fpHDQcMdKfsf2VI9 Adan- La cita empezó tan bien Que no le esperaba el susto que me iba a llevar Fue perfecta en lo que pude ver Cómo no ví el peligro que estaba junto a mi? Lute- El pescado es mi pasión Baby soy igual que tú Y los perros cartoon Baby amo Scooby doo Tu peli favorita es Dijo Amo a la mejor entre todos los tiempos -lute voló rodeando ambas partes de su hermano murmurando el nombre de la película que sigue sin entender porque le gusta a su hermano si es tan mala....- Human centipede Human centipede Creo que en esta noche me van a matar -volo regresando con Adán deslizando su daga entre los labios de su señor metiéndose en el personaje de la canción - Human centipede Es en serio si Dijo Los diseños y el traje son arte La trama es lo mejor Y la trama cuál es El doctor cose gente como un cien pies Cool... Human centipede -lute se sienta sobre la cama agitando sus alas levantando el polvo de la habitación dibujando un cien pies humano - Sácame de aquí creo que es una red flag puedo ver mi muerte Dijo Human centipede cine en su esplendor Pensé Voy a formar parte del menú de hoy Dijo Amo el desarrollo y la narración Hago señales en código morse llamando al mesero Pestañas mucho ¿No? Es mi ojo algo entro Ven te lo quito No gracias no moriré hoy -saco el peluche que su padre les había dado a ambos hace mucho tiempo, un mini peluche de títere con la forma de alastor para hacer al mesero - Bon jour, le pestañeaba a mi pues siñu cita es alguna frick? No Perfecto bon apetit -tiro al muñeco a las sombras para regresarlo al eden infernal - Deja de esconderte en esas tontas reglas no desperdicies la mejor pareja que podrías tener Quizás sea yo quien me pierdo en escusas mi corazón debería arriesgarse por este amor Puede ser mi amor mi amor de verdad Seremos pareja y nos podremos casar Tendremos la ceremonia con la boda ideal Solo si la boda es de Que temática tu dime Human centipede Human centipede Así ahorraremos en el Caterine Human centipede Una boca para mí -rodea de nuevo a Sebastián esperando a que se distrajera para que esas dos gemas se volvieran a unir en uno solo. Le puso la daga en las manos - Si eres el padrino sabes cómo ir Por fin e cruzado el portal del amor Por fin cosere bocas como el doctor Human centipede Human centipede -respiro agitada esperando hacerlo distraído lo suficiente para que olvidará su pelea interna -
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