• -Rara vez Elías salía de su hogar, pero después de tanto tiempo, decidió volver a la ciudad, dar un paseo, estaba tan acostumbrado al olor del campo y a los inmensos espacios vacíos llenos de flora, que estar en un lugar como la ciudad siempre le parecía extraño, más aún porque tenía que cambiar su forma, en lugar de su habitual cabeza de hueso, tendría que tomar una forma algo más humana, cosa que en ocasiones le incomodaba, porque por algún motivo cuando no tiene sus cuernos, su cuerpo le dice que algo está mal.

    -Elías no sabía muy bien qué hacer en la ciudad, pero realmente estaba bien al menos dar un paseo en ocasiones, quizás se encontraría algo interesante, quizás podría ver alguna de las festividades que celebraban los humanos en ocasiones, todo momento era un buen momento para aprender algo nuevo de la sociedad de la que tanto se alejaba.

    -De alguna manera, cuanto más cerca estaba de la sociedad, más alejado se sentía de ella, más veía las diferencias, más sentía que su naturaleza lo diferenciaba hasta tal punto que nunca sería completamente capaz de coexistir con seres como los humanos a pesar de su afán por comprenderlos, por esto mismo, a pesar de todos sus intentos por parecer más humano, una vez una humana lo describió como "La bella durmiente soñando en su castillo de zarzas".
    -Rara vez Elías salía de su hogar, pero después de tanto tiempo, decidió volver a la ciudad, dar un paseo, estaba tan acostumbrado al olor del campo y a los inmensos espacios vacíos llenos de flora, que estar en un lugar como la ciudad siempre le parecía extraño, más aún porque tenía que cambiar su forma, en lugar de su habitual cabeza de hueso, tendría que tomar una forma algo más humana, cosa que en ocasiones le incomodaba, porque por algún motivo cuando no tiene sus cuernos, su cuerpo le dice que algo está mal. -Elías no sabía muy bien qué hacer en la ciudad, pero realmente estaba bien al menos dar un paseo en ocasiones, quizás se encontraría algo interesante, quizás podría ver alguna de las festividades que celebraban los humanos en ocasiones, todo momento era un buen momento para aprender algo nuevo de la sociedad de la que tanto se alejaba. -De alguna manera, cuanto más cerca estaba de la sociedad, más alejado se sentía de ella, más veía las diferencias, más sentía que su naturaleza lo diferenciaba hasta tal punto que nunca sería completamente capaz de coexistir con seres como los humanos a pesar de su afán por comprenderlos, por esto mismo, a pesar de todos sus intentos por parecer más humano, una vez una humana lo describió como "La bella durmiente soñando en su castillo de zarzas".
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  • Colocó su violín sobre su hombro, cerró los ojos, siendo consciente del entorno que la rodeaba: la quietud del campo y el murmullo del viento en las copas de los árboles. Entonces deslizó el arco sobre las cuerdas.


    https://vm.tiktok.com/ZMBsYBvoL/
    Colocó su violín sobre su hombro, cerró los ojos, siendo consciente del entorno que la rodeaba: la quietud del campo y el murmullo del viento en las copas de los árboles. Entonces deslizó el arco sobre las cuerdas. https://vm.tiktok.com/ZMBsYBvoL/
    @poviolinist

    This song will be out on the 20.04 SAVE THE DATE ✨ #acotar #booktok #fyp #violin #poviolinist

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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    "Había una mortal, Níobe, que se resistía a soñar. Su corazón estaba endurecido por el sufrimiento, y cada noche luchaba por mantenerse despierta. Intrigado, decidió visitarla él mismo.

    —¿Por qué temes soñar, Níobe? —le preguntó, apareciendo en forma de un joven envuelto en luz tenue.

    —Porque en los sueños habita lo que he perdido —respondió ella con voz temblorosa—. Mi alma no soporta revivir lo que el día me obliga a olvidar.

    Conmovido, le ofreció un regalo: un sueño en el que pudiera abrazar a sus hijos perdidos una vez más, sin dolor, sin despedidas. Níobe aceptó, y por primera vez en años, durmió sin lágrimas."
    "Había una mortal, Níobe, que se resistía a soñar. Su corazón estaba endurecido por el sufrimiento, y cada noche luchaba por mantenerse despierta. Intrigado, decidió visitarla él mismo. —¿Por qué temes soñar, Níobe? —le preguntó, apareciendo en forma de un joven envuelto en luz tenue. —Porque en los sueños habita lo que he perdido —respondió ella con voz temblorosa—. Mi alma no soporta revivir lo que el día me obliga a olvidar. Conmovido, le ofreció un regalo: un sueño en el que pudiera abrazar a sus hijos perdidos una vez más, sin dolor, sin despedidas. Níobe aceptó, y por primera vez en años, durmió sin lágrimas."
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  • Desde los bordes del sueño, dónde la realidad se deshilacha como tela desgastada, la otra mitad fracturada de Ina –la Sacerdotisa– observa.

    «Duerme, mi otra mitad»

    Murmura, aunque nadie la escucha.

    «Duerme entre dulces mentiras, y yo cuidaré lo que tú no puedes tocar...»

    Soltó una risa amarga, una que Ina no fue capaz de escuchar.

    «Descansa, inocente. Cuando despiertes... yo estaré ahí»

    En el sueño dentro del sueño, Ina se estremece, sin saber por qué.

    Y mientras permanece suspendida en su prisión, su otra yo se escapa por las grietas de la realidad: se desliza por los bordes del abismo, se desprende como tinta derramada, viaja en los espacios entre pensamientos, colándose en mentes ajenas como un verso olvidado; filtrándose en conciencias a través de los resquicios que dejan los miedos no confesados y las dudas de medianoche.
    Desde los bordes del sueño, dónde la realidad se deshilacha como tela desgastada, la otra mitad fracturada de Ina –la Sacerdotisa– observa. «Duerme, mi otra mitad» Murmura, aunque nadie la escucha. «Duerme entre dulces mentiras, y yo cuidaré lo que tú no puedes tocar...» Soltó una risa amarga, una que Ina no fue capaz de escuchar. «Descansa, inocente. Cuando despiertes... yo estaré ahí» En el sueño dentro del sueño, Ina se estremece, sin saber por qué. Y mientras permanece suspendida en su prisión, su otra yo se escapa por las grietas de la realidad: se desliza por los bordes del abismo, se desprende como tinta derramada, viaja en los espacios entre pensamientos, colándose en mentes ajenas como un verso olvidado; filtrándose en conciencias a través de los resquicios que dejan los miedos no confesados y las dudas de medianoche.
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  • -Bloody hell… -murmuró, ladeando la cabeza hacia la bolsa térmica que contenia la comida-. I swear if this isn’t the right order…Había revisado el ticket al menos tres veces antes de salir, pero la fatiga era una bruja cruel, y con la cantidad de entregas que llevaba encima, ya no sabía si había cogido la pizza vegetariana o la de pepperoni con extra de jalapeños. Cerró los ojos un segundo, luchando por no dejarse caer como una marioneta sin hilos.
    -Bloody hell… -murmuró, ladeando la cabeza hacia la bolsa térmica que contenia la comida-. I swear if this isn’t the right order…Había revisado el ticket al menos tres veces antes de salir, pero la fatiga era una bruja cruel, y con la cantidad de entregas que llevaba encima, ya no sabía si había cogido la pizza vegetariana o la de pepperoni con extra de jalapeños. Cerró los ojos un segundo, luchando por no dejarse caer como una marioneta sin hilos.
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  • Grand delivery
    Categoría Contemporáneo
    Aven Smith
    Aye, grand so! -dijo Hope mientras ajustaba su chaqueta de cuero con una sonrisa. Era una noche cerrada, con un viento que haría temblar hasta al más bravo, pero eso no detenía a la más carismática dasher irlandesa-aunque estuviera ahora entregando en una universidad yankee.
    Miró el mensaje en su móvil, con el tono despreocupado de quien sabe que nada en este mundo puede pararla:

    "Complejo universitario de la avenida central. Edificio B, en el tercer piso, habitación B3"

    Hope soltó una risita. -Ach, sure look it, if there’s a will, there’s a feckin’ way.- No tardó mucho ahora que la moto funcionaba nuevamente. El campus era un laberinto de luces tenues y estudiantes medio dormidos. Pasó por seguridad con una sonrisa de no estoy haciendo nada malo y una caja en la mano que despedía un aroma que ni ella misma podia resistir.

    Cuando uno de los guardias alzó la ceja, ella se limitó a saludar con la mano. -Just a wee drop-off for a starving scholar, sound? Cheers!-

    Ya dentro del Edificio B, Hope se movía como un susurro entre pasillos estrechos y alfombras descoloridas. -Jaysus, this place smells like Red Bull and broken dreams- murmuró, echando un vistazo a la puerta B3 bastante colorida y simpática.

    Sabía que probablemente no debería estar ahí. Pero una entrega es una entrega. Golpeó dos veces, por si acaso.

    -Hello lovely pedido para Aven Smith?
    [Aven_Smith] Aye, grand so! -dijo Hope mientras ajustaba su chaqueta de cuero con una sonrisa. Era una noche cerrada, con un viento que haría temblar hasta al más bravo, pero eso no detenía a la más carismática dasher irlandesa-aunque estuviera ahora entregando en una universidad yankee. Miró el mensaje en su móvil, con el tono despreocupado de quien sabe que nada en este mundo puede pararla: "Complejo universitario de la avenida central. Edificio B, en el tercer piso, habitación B3" Hope soltó una risita. -Ach, sure look it, if there’s a will, there’s a feckin’ way.- No tardó mucho ahora que la moto funcionaba nuevamente. El campus era un laberinto de luces tenues y estudiantes medio dormidos. Pasó por seguridad con una sonrisa de no estoy haciendo nada malo y una caja en la mano que despedía un aroma que ni ella misma podia resistir. Cuando uno de los guardias alzó la ceja, ella se limitó a saludar con la mano. -Just a wee drop-off for a starving scholar, sound? Cheers!- Ya dentro del Edificio B, Hope se movía como un susurro entre pasillos estrechos y alfombras descoloridas. -Jaysus, this place smells like Red Bull and broken dreams- murmuró, echando un vistazo a la puerta B3 bastante colorida y simpática. Sabía que probablemente no debería estar ahí. Pero una entrega es una entrega. Golpeó dos veces, por si acaso. -Hello lovely pedido para Aven Smith?
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  • La habitación estaba a oscuras, salvo por el resplandor tenue que se filtraba desde la lámpara antigua del pasillo. A través del umbral entreabierto, una figura se recortaba contra el fondo dorado como una sombra tallada en mármol. Inmóvil. Observando. Como si supiera que ibas a llegar… desde el primer instante.

    Sus ojos, dorados como monedas antiguas sumergidas en aceite, se clavaron en ti. No había sorpresa en su rostro. Solo esa intensidad suya, peligrosa y serena, que parecía desmenuzar cada rincón de tu alma.

    —Estás tarde —murmuró, con un deje de burla casi imperceptible, pero afilado—. ¿O fue parte de tu plan… hacerme esperar en la penumbra?

    Sus manos, elegantemente enguantadas, se entrelazaron frente a su pecho, revelando una sonrisa apenas insinuada en el borde de sus labios.
    La habitación estaba a oscuras, salvo por el resplandor tenue que se filtraba desde la lámpara antigua del pasillo. A través del umbral entreabierto, una figura se recortaba contra el fondo dorado como una sombra tallada en mármol. Inmóvil. Observando. Como si supiera que ibas a llegar… desde el primer instante. Sus ojos, dorados como monedas antiguas sumergidas en aceite, se clavaron en ti. No había sorpresa en su rostro. Solo esa intensidad suya, peligrosa y serena, que parecía desmenuzar cada rincón de tu alma. —Estás tarde —murmuró, con un deje de burla casi imperceptible, pero afilado—. ¿O fue parte de tu plan… hacerme esperar en la penumbra? Sus manos, elegantemente enguantadas, se entrelazaron frente a su pecho, revelando una sonrisa apenas insinuada en el borde de sus labios.
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  • //Cualquiera puede incorporarse al rol si quiere. Tanto los que ya iniciaron historia una vez con Shinobu como gente nueva. Entiendo que algunos se podrán sentir perdidos con la historia de este pequeño lobo, después de todo llevaba mucho trayecto hecho en la cuenta original que me eliminaron x'D Si queréis saber algo, solo preguntad.

    Estuvo ya un tiempo planificando qué hacer con todos los problemas que parecían perseguirle. Ciertamente su tío ya no supondría una molestia como solía, pues gracias a un gran amigo del joven lobo, le dieron una lección que nunca olvidaría y con la que se asegurarían de que no volviera a tocar un solo cabello del muchacho.
    Sin embargo parece que a los mafiosos a los que el tío de Shinobu les debía muchísimo dinero (y a los cuales el chico tuvo que estar devolviendo dicho dinero trabajando para ellos cuando el susodicho sujeto desapareció), no les pareció que fueran a sacar nada rentable de un hombre que quedó moribundo y qué, a demás, no tenía ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

    ¿En qué tocaba todo esto a Shinobu? Bueno, volvía a ser el objetivo de esos hombres para cobrar la deuda ya que era el aval de la misma.

    No iba a permitir que volvieran a hacerle la vida imposible y poco a poco fue recabando más y más información sobre cada uno de los miembros importantes de aquella organización. Algunas veces se ponía en contacto con sus más cercanos, de forma discreta, para que no se preocupasen y supieran que seguía vivo y a salvo. No faltaba mucho para poner en marcha el plan... Uno bastante arriesgado en realidad.

    La puesta del Sol en el horizonte, tiñendo de colores rosados y morados el cielo, colores que se reflejaban en las cristalinas agua de aquella playa en la que se encontraba. Pues sí, no había parado de moverse de un lado a otro mientras recopilaba la información necesaria. Aún así necesitaba un poco de tiempo para relajarse a veces y, sobre todo, mentalizarse. Después de todo la jugada podría ser maestra o salir estrepitosamente mal. Fuera como fuese debía zanjar eso sin importar qué.

    Allí se encontraba, solitario, sentado en la arena sintiendo la fresca brisa en su rostro, ese relajante aroma a mar.

    -Estaría bien que todos los días fueran así...- Murmuró.
    //Cualquiera puede incorporarse al rol si quiere. Tanto los que ya iniciaron historia una vez con Shinobu como gente nueva. Entiendo que algunos se podrán sentir perdidos con la historia de este pequeño lobo, después de todo llevaba mucho trayecto hecho en la cuenta original que me eliminaron x'D Si queréis saber algo, solo preguntad. Estuvo ya un tiempo planificando qué hacer con todos los problemas que parecían perseguirle. Ciertamente su tío ya no supondría una molestia como solía, pues gracias a un gran amigo del joven lobo, le dieron una lección que nunca olvidaría y con la que se asegurarían de que no volviera a tocar un solo cabello del muchacho. Sin embargo parece que a los mafiosos a los que el tío de Shinobu les debía muchísimo dinero (y a los cuales el chico tuvo que estar devolviendo dicho dinero trabajando para ellos cuando el susodicho sujeto desapareció), no les pareció que fueran a sacar nada rentable de un hombre que quedó moribundo y qué, a demás, no tenía ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca. ¿En qué tocaba todo esto a Shinobu? Bueno, volvía a ser el objetivo de esos hombres para cobrar la deuda ya que era el aval de la misma. No iba a permitir que volvieran a hacerle la vida imposible y poco a poco fue recabando más y más información sobre cada uno de los miembros importantes de aquella organización. Algunas veces se ponía en contacto con sus más cercanos, de forma discreta, para que no se preocupasen y supieran que seguía vivo y a salvo. No faltaba mucho para poner en marcha el plan... Uno bastante arriesgado en realidad. La puesta del Sol en el horizonte, tiñendo de colores rosados y morados el cielo, colores que se reflejaban en las cristalinas agua de aquella playa en la que se encontraba. Pues sí, no había parado de moverse de un lado a otro mientras recopilaba la información necesaria. Aún así necesitaba un poco de tiempo para relajarse a veces y, sobre todo, mentalizarse. Después de todo la jugada podría ser maestra o salir estrepitosamente mal. Fuera como fuese debía zanjar eso sin importar qué. Allí se encontraba, solitario, sentado en la arena sintiendo la fresca brisa en su rostro, ese relajante aroma a mar. -Estaría bien que todos los días fueran así...- Murmuró.
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  • — Si me dieras una tarde para conversar mejor, desdibujando la ropas con que vistes tu rumor.

    Podría mirarme en tus ojos si te asomas hasta a mí, si te dieras una tarde, una tarde por aquí.

    Si te tuviera una tarde para abrevarme en la voz murmurante de tus fuentes

    Una tarde para dos . . .
    — Si me dieras una tarde para conversar mejor, desdibujando la ropas con que vistes tu rumor. Podría mirarme en tus ojos si te asomas hasta a mí, si te dieras una tarde, una tarde por aquí. Si te tuviera una tarde para abrevarme en la voz murmurante de tus fuentes Una tarde para dos . . . :STK-72:
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  • Un deseo por cumplir.
    Categoría Fantasía
    El infierno no es fuego, al menos no solo eso.

    Bajo la superficie del mundo humano, mucho más allá de su entendimiento y lo comprensible, existe un reino tejido con sombras vivas y estructuras que respiran como si el pisaje tuviera voluntad. En lo más profundo del noveno círculo, entre ruinas flotantes y enormes palacios de obsidiana, se erige la Corte Carmesí, el trono de un largo linaje de poderosos demonios caídos, donde el tiempo se derrama lento y espeso como la sangre ceremonial.

    Neriah Viremont, hija del linaje puro de los primeros, próxima sucesora en el trono como reina de la raza demoníaca, aguarda en ese mundo subterráneo. Con ojos que han visto mil generaciones morir, piel marcada por pactos arcanos, y un corazón que late con curiosidad...no por necesidad. La coronación se acerca, es inminente. Todos los saben. Las demás casas se inclinan con respeto y su nombre recorre el inmenso salón con claro respeto. Aún no estaba lista, aún no podía aceptar el difícil cargo de reina porque había algo más que quería hacer. Algo que ni la eternidad del infierno podían ofrecerle: la experiencia humana.

    [Aquí empezaría nuestro rol]

    Y entonces, la invocación.

    Un zumbido rasga el aire pesado del lugar. Un circulo de invocación se abre a su alrededor flameando con un fulgor que no pertenece al infierno. Reconocía la magia humana, la mujer entrecerró los ojos. Alguien la llamaba.

    A pesar de que tenía un compromiso más grande con su raza, cualquier escapatoria funcionaba. Se dejó arrastrar, no por obligación, sino por aburrimiento. Por impulso.

    El aire cambia.

    De pronto, abre los ojos en una habitación fría, con olor a incienso y tiza. Frente a ella ve una especie diferente, el aspecto humano le parecía tan frágil a diferencia de los demonios. Sabía que estaba ahí para cumplir un deseo a cambio de ofrendas.

    –¿Deseo...?—Murmura, su voz cargada de un acento muy diferente, diferenciandola de ese mundo. —¿Que es lo que quieres, humanx?

    Sus ojos brillantes y astutos como los de un gato recorrieron lo observaron de arriba a abajo. Acababa de tener una increíble idea. Neriah sonríe, con colmillos semi ocultos tras sus labios rojos. No hay compasión en su rostro...solo diversión. Antes de que él torpe humano pudiera responder, ella se apresuró a poner un dedo sobre sus labios para callarlo.

    –Te diré algo. Debes saber que no soy cualquier entidad, no cumplo deseos así como así. Soy la próxima reina de un largo linaje de sangre pura. Pero... — Quito lentamente el dedo sobre sus labios, antes de moverse un poco por la habitación con paso silenciosos como el humo. — Si a cambio, me dejas quedarme un tiempo en tu mundo y enseñarme las cosas humanas que hace tu raza...

    Su mano se extiende, con dedos tan elegantes como letales.

    –Entonces, y solo entonces... consideraré concederte lo que tanto anhelas.
    El infierno no es fuego, al menos no solo eso. Bajo la superficie del mundo humano, mucho más allá de su entendimiento y lo comprensible, existe un reino tejido con sombras vivas y estructuras que respiran como si el pisaje tuviera voluntad. En lo más profundo del noveno círculo, entre ruinas flotantes y enormes palacios de obsidiana, se erige la Corte Carmesí, el trono de un largo linaje de poderosos demonios caídos, donde el tiempo se derrama lento y espeso como la sangre ceremonial. Neriah Viremont, hija del linaje puro de los primeros, próxima sucesora en el trono como reina de la raza demoníaca, aguarda en ese mundo subterráneo. Con ojos que han visto mil generaciones morir, piel marcada por pactos arcanos, y un corazón que late con curiosidad...no por necesidad. La coronación se acerca, es inminente. Todos los saben. Las demás casas se inclinan con respeto y su nombre recorre el inmenso salón con claro respeto. Aún no estaba lista, aún no podía aceptar el difícil cargo de reina porque había algo más que quería hacer. Algo que ni la eternidad del infierno podían ofrecerle: la experiencia humana. [Aquí empezaría nuestro rol] Y entonces, la invocación. Un zumbido rasga el aire pesado del lugar. Un circulo de invocación se abre a su alrededor flameando con un fulgor que no pertenece al infierno. Reconocía la magia humana, la mujer entrecerró los ojos. Alguien la llamaba. A pesar de que tenía un compromiso más grande con su raza, cualquier escapatoria funcionaba. Se dejó arrastrar, no por obligación, sino por aburrimiento. Por impulso. El aire cambia. De pronto, abre los ojos en una habitación fría, con olor a incienso y tiza. Frente a ella ve una especie diferente, el aspecto humano le parecía tan frágil a diferencia de los demonios. Sabía que estaba ahí para cumplir un deseo a cambio de ofrendas. –¿Deseo...?—Murmura, su voz cargada de un acento muy diferente, diferenciandola de ese mundo. —¿Que es lo que quieres, humanx? Sus ojos brillantes y astutos como los de un gato recorrieron lo observaron de arriba a abajo. Acababa de tener una increíble idea. Neriah sonríe, con colmillos semi ocultos tras sus labios rojos. No hay compasión en su rostro...solo diversión. Antes de que él torpe humano pudiera responder, ella se apresuró a poner un dedo sobre sus labios para callarlo. –Te diré algo. Debes saber que no soy cualquier entidad, no cumplo deseos así como así. Soy la próxima reina de un largo linaje de sangre pura. Pero... — Quito lentamente el dedo sobre sus labios, antes de moverse un poco por la habitación con paso silenciosos como el humo. — Si a cambio, me dejas quedarme un tiempo en tu mundo y enseñarme las cosas humanas que hace tu raza... Su mano se extiende, con dedos tan elegantes como letales. –Entonces, y solo entonces... consideraré concederte lo que tanto anhelas.
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