Sabe que es una cita y que solo estarán dos adultos disfrutando de una velada. Pero él no puede evitar sentir nervios, se baño, se perfumo, se puso lo mejor y compro unas flores para alguien tan especial como lo es ella.
Y va en camino ~ ♡
Sabe que es una cita y que solo estarán dos adultos disfrutando de una velada. Pero él no puede evitar sentir nervios, se baño, se perfumo, se puso lo mejor y compro unas flores para alguien tan especial como lo es ella.
Y va en camino ~ ♡
— Mamá tiene una cita... Una cita. No diré nada porque el tipo parece buen partido y la trata con respeto, pero si le hace algo le vamos a caer a golpes.
— Mamá tiene una cita... Una cita. No diré nada porque el tipo parece buen partido y la trata con respeto, pero si le hace algo le vamos a caer a golpes.
Oi, te estoy hablando [Nek0Kenzo] !!
« ¿Quieres saber cómo es que todo empezó?. Está bien. »
Invierno. Lunes 24, navidad. ¿Qué niño no se ilusiona con la llegada de Papá Noel?. ¿Con los regalos y una comida caliente?. ¿Con la compañía de sus familiares?.
Pero él no tenía esa oportunidad, debía mirar por la ventana como otros gozaban de esa felicidad. Hacia frío, sus manos temblaban, desde el día en que su madre ganó la lotería, desde el momento en que su padre pasó de ser proveedor a un holgazán ebrio, desde ese 8 de septiembre que todo se perdió por una mala apuesta, había que luchar para conseguir el pan.
Y si tenía suerte, comía.
Y si no, una paliza.
Al viejo solo le importaba llenarse el estómago con alcohol. A esa mujer el conseguir dinero para seguir apostando con la esperanza de tener el número ganador, nunca paso.
Y el pequeño Kyo con 9 años de edad debía valerse por si mismo, repartiendo periódicos, haciendo pequeños mandados entre los vecinos o... Siendo el objeto de juegos de los pervertidos.
« Pórtate bien. » Dijo su madre cuando lo dejo con esa mujer en sus 40-45 años de edad, la perversa visión de esa señora, sus palabras, sus caricias, la obligación de inclinarse y lamer entre sus piernas le generaba asco por el olor, por la presión, porque no queria hacerlo. Y esto en más de una ocasión de repitió.
« Cuando seas mayor podrás complacer a cualquier mujer, Kyo-chan »
La odiaba.
La odiaba.
La odiaba.
Ojalá se muriera.
Ojalá pudiera matarlos.
Pero era tan pequeño.
Y al volver a casa, mal hecho, con moretones en la piel, con nauseas y ojeras, en vez de recibir un abrazo de su madre o el consuelo de su padre, solo podía mirarlos en su bebida.
El primer arranque del hombre fue esa noche. Cuando Kyo escapó de esa mujer y volvió a casa. Le dolía el cuerpo, le pesaba el alma, la boca le sabía mal que comió tierra para quitarse el maldito sabor a mujer y vómito. Aquel día cuando volvió en silencio el maldito bastardo lo estaba esperando.
Y el llanto. Los golpes sonoros que hicieron a más de un vecino alzar la ceja, sus gritos " ¡¡! detente por favor !!! " no hubo auxilio, nadie se metería, a nadie le importaba, si moría, si vivía, que más daba.
Hasta que el hombre en su borrachera se harto de golpearlo, hasta que su madre le advirtió que mañana volvería con esa mujer, solo hasta ese punto de quiebre... Huyo.
Hasta donde sus pies dieran, no volvió a casa, se peleaba con los gatos callejeros por la comida de los basureros, huía de los vagabundos que intentaban abusar de él, dormía bajo los puentes o en cualquier lugar donde el peligro fuera menor.
Y solo hasta que entró a ese restaurante, hasta que aquella mujer de ojos oscuros le dió calor, solo hasta ese día conoció lo que era el amor.
Okiko fue su salvación.
« ¿Quieres saber cómo es que todo empezó?. Está bien. »
Invierno. Lunes 24, navidad. ¿Qué niño no se ilusiona con la llegada de Papá Noel?. ¿Con los regalos y una comida caliente?. ¿Con la compañía de sus familiares?.
Pero él no tenía esa oportunidad, debía mirar por la ventana como otros gozaban de esa felicidad. Hacia frío, sus manos temblaban, desde el día en que su madre ganó la lotería, desde el momento en que su padre pasó de ser proveedor a un holgazán ebrio, desde ese 8 de septiembre que todo se perdió por una mala apuesta, había que luchar para conseguir el pan.
Y si tenía suerte, comía.
Y si no, una paliza.
Al viejo solo le importaba llenarse el estómago con alcohol. A esa mujer el conseguir dinero para seguir apostando con la esperanza de tener el número ganador, nunca paso.
Y el pequeño Kyo con 9 años de edad debía valerse por si mismo, repartiendo periódicos, haciendo pequeños mandados entre los vecinos o... Siendo el objeto de juegos de los pervertidos.
« Pórtate bien. » Dijo su madre cuando lo dejo con esa mujer en sus 40-45 años de edad, la perversa visión de esa señora, sus palabras, sus caricias, la obligación de inclinarse y lamer entre sus piernas le generaba asco por el olor, por la presión, porque no queria hacerlo. Y esto en más de una ocasión de repitió.
« Cuando seas mayor podrás complacer a cualquier mujer, Kyo-chan »
La odiaba.
La odiaba.
La odiaba.
Ojalá se muriera.
Ojalá pudiera matarlos.
Pero era tan pequeño.
Y al volver a casa, mal hecho, con moretones en la piel, con nauseas y ojeras, en vez de recibir un abrazo de su madre o el consuelo de su padre, solo podía mirarlos en su bebida.
El primer arranque del hombre fue esa noche. Cuando Kyo escapó de esa mujer y volvió a casa. Le dolía el cuerpo, le pesaba el alma, la boca le sabía mal que comió tierra para quitarse el maldito sabor a mujer y vómito. Aquel día cuando volvió en silencio el maldito bastardo lo estaba esperando.
Y el llanto. Los golpes sonoros que hicieron a más de un vecino alzar la ceja, sus gritos " ¡¡! detente por favor !!! " no hubo auxilio, nadie se metería, a nadie le importaba, si moría, si vivía, que más daba.
Hasta que el hombre en su borrachera se harto de golpearlo, hasta que su madre le advirtió que mañana volvería con esa mujer, solo hasta ese punto de quiebre... Huyo.
Hasta donde sus pies dieran, no volvió a casa, se peleaba con los gatos callejeros por la comida de los basureros, huía de los vagabundos que intentaban abusar de él, dormía bajo los puentes o en cualquier lugar donde el peligro fuera menor.
Y solo hasta que entró a ese restaurante, hasta que aquella mujer de ojos oscuros le dió calor, solo hasta ese día conoció lo que era el amor.
Okiko fue su salvación.
Con el cabello recogido, con el único vestido que le convenció, maquillaje y perfume.
Okiko no solo de veía diferente, cualquiera juraría que se trataba de una cantante o actriz, debajo del kimkno se ocultaba aquel cuerpo elegante, bien cuidado, nadie podría afirmar que se trata de una mujer en los 40's.
¿ y el motivo de todo aquello?
Saldría con él ~
Con el cabello recogido, con el único vestido que le convenció, maquillaje y perfume.
Okiko no solo de veía diferente, cualquiera juraría que se trataba de una cantante o actriz, debajo del kimkno se ocultaba aquel cuerpo elegante, bien cuidado, nadie podría afirmar que se trata de una mujer en los 40's.
¿ y el motivo de todo aquello?
Saldría con él ~
Creo que es mi insuficiencia, o quizás el como me habla mi reflejo en el espejo, convenciéndome a explotar.
Mis manos danzan en el aire mientras ríos de sangre recorren mis brazos.
Mis ojos los observan, extasiados ante la majestuosidad del contraste rojo con mi piel blanca.
Finalmente mi momento había llegado, pero era solo un sueño.
Creo que es mi insuficiencia, o quizás el como me habla mi reflejo en el espejo, convenciéndome a explotar.
Mis manos danzan en el aire mientras ríos de sangre recorren mis brazos.
Mis ojos los observan, extasiados ante la majestuosidad del contraste rojo con mi piel blanca.
Finalmente mi momento había llegado, pero era solo un sueño.
La vida es una moneda girando en el aire. Algunos esperan que caiga de canto. Otros rezan por cara o cruz. Pero solo unos pocos lanzan la moneda sabiendo que podría explotarles en la cara y aún así sonríen.
En la frontera de la civilización y el caos, donde la lógica se disuelve como humo entre cartas marcadas y dados viciados, vive Annaliese quién no juega por ganar. No apuesta por necesidad.
"Ella vive del riesgo.
Por el placer del riesgo.
Por ver cómo las piezas caen sin saber si estará encima o debajo de los escombros.
No busca sentido, ni redención, ni siquiera destino. Ella lo desafía. Cada día una tirada. Cada noche, un todo o nada. ¿Ludopatía? ¿Locura? Entendimiento profundo. El universo es un casino cósmico, y Annaliese es su jugadora más fiel."
Hoy, las estrellas giran lento. Los dados tiemblan. Las cartas se reparten. Y tú ¿jugarías con ella?
S E B U S C A N compañeros de mesa, almas arriesgadas, cínicos, creyentes del azar o negadores del control. Esta partida ya comenzó.
¿Te atreves a entrar sin saber si saldrás entero?
La vida es una moneda girando en el aire. Algunos esperan que caiga de canto. Otros rezan por cara o cruz. Pero solo unos pocos lanzan la moneda sabiendo que podría explotarles en la cara y aún así sonríen.
En la frontera de la civilización y el caos, donde la lógica se disuelve como humo entre cartas marcadas y dados viciados, vive Annaliese quién no juega por ganar. No apuesta por necesidad.
"Ella vive del riesgo.
Por el placer del riesgo.
Por ver cómo las piezas caen sin saber si estará encima o debajo de los escombros.
No busca sentido, ni redención, ni siquiera destino. Ella lo desafía. Cada día una tirada. Cada noche, un todo o nada. ¿Ludopatía? ¿Locura? Entendimiento profundo. El universo es un casino cósmico, y Annaliese es su jugadora más fiel."
Hoy, las estrellas giran lento. Los dados tiemblan. Las cartas se reparten. Y tú ¿jugarías con ella?
S E B U S C A N compañeros de mesa, almas arriesgadas, cínicos, creyentes del azar o negadores del control. Esta partida ya comenzó.
¿Te atreves a entrar sin saber si saldrás entero?
Me... estoy... derritiendo... completamente....
Lo que acabo de hacer me acaba de dejar sin energías
- Se golpea la cabeza contra la mesa
Que dificil es abrirse a una persona sin ponerse nervioso al instante
- Lloriquea frustrado pero no salian lagrimas de sus ojos tan solo estaba agotado
Espero haya echo bien
Me... estoy... derritiendo... completamente....
Lo que acabo de hacer me acaba de dejar sin energías
- Se golpea la cabeza contra la mesa
Que dificil es abrirse a una persona sin ponerse nervioso al instante
- Lloriquea frustrado pero no salian lagrimas de sus ojos tan solo estaba agotado
Espero haya echo bien