• El aroma de lavanda y pétalos secos flotaba en el aire mientras Lepus acomodaba un ramo de dalias sobre el mostrador. Sus manos se movían con precisión, atando los tallos con un lazo de seda negra, pero su mente seguía atrapada en los recuerdos ajenos.

    “Haz que los olvide… por favor… haz que desaparezcan.”

    La voz de la mujer aún resonaba en su mente, frágil y quebrada, como si cada palabra amenazara con hacerla colapsar. Había llegado a ella poco después del anochecer, con los ojos hinchados de tanto llorar. Sus manos temblaban al colocar la ofrenda sobre el altar improvisado: una vela blanca, una figura de un conejo de porcelana y un puñado de jazmines marchitos, sus flores favoritas antes de que el dolor las volviera insoportables.

    Su prometido y su hermana.

    Las palabras se le habían atorado en la garganta cuando intentó explicarlo. El día de su boda, había caminado hasta el altar con el corazón latiendo de emoción… solo para encontrarlo vacío. En la iglesia, los murmullos crecieron hasta convertirse en cuchicheos hirientes. Su madre trató de sostenerla cuando su vestido de novia pareció pesarle demasiado, cuando su cuerpo entero se volvió de plomo. Pero no fue hasta después, cuando encontró la carta apresuradamente escrita y la vio firmada con la caligrafía de su hermana, que entendió la verdad.

    Habían huido juntos.

    Aquella traición no solo le arrebató a su futuro esposo, sino a la persona en la que más confiaba. En un solo instante, perdió dos amores: el romántico y el fraternal.

    “No puedo más… su ausencia me persigue… necesito que desaparezcan de mi cabeza.”

    Lepus suspiró y tomó una tijera, cortando con precisión un tallo marchito. Había realizado el Ritual de Memoria y Olvido con la misma meticulosidad de siempre. La mujer escribió ambos nombres en el pergamino y, con un movimiento tembloroso, lo dejó arder en la llama negra. Las cenizas bailaron en el aire antes de desvanecerse en la brisa nocturna.

    Pero… ¿realmente el olvido era la respuesta?

    Los recuerdos no desaparecían. Solo se hundían en lo más profundo, perdiendo su filo, su intensidad. Con el tiempo, quizá la mujer despertaría una mañana sintiendo que algo le faltaba, una herida sin cicatriz visible. Y aunque el rostro de su hermana y de aquel hombre se desdibujara, el eco de la traición persistiría en su alma.

    Lepus acomodó las flores restantes y se quedó en silencio. Su labor no era juzgar, sino aliviar. A veces, eso significaba conceder olvido. Otras veces, significaba permitir que el dolor se desvaneciera poco a poco, como un pétalo arrastrado por el viento.

    Fuera de la tienda, la noche se cernía sobre la ciudad. Aún quedaban flores por organizar, pero por un instante, Lepus cerró los ojos y escuchó.

    En algún rincón del mundo, alguien más la llamaría pronto.

    Y ella acudiría. Como siempre.
    #monorol
    El aroma de lavanda y pétalos secos flotaba en el aire mientras Lepus acomodaba un ramo de dalias sobre el mostrador. Sus manos se movían con precisión, atando los tallos con un lazo de seda negra, pero su mente seguía atrapada en los recuerdos ajenos. “Haz que los olvide… por favor… haz que desaparezcan.” La voz de la mujer aún resonaba en su mente, frágil y quebrada, como si cada palabra amenazara con hacerla colapsar. Había llegado a ella poco después del anochecer, con los ojos hinchados de tanto llorar. Sus manos temblaban al colocar la ofrenda sobre el altar improvisado: una vela blanca, una figura de un conejo de porcelana y un puñado de jazmines marchitos, sus flores favoritas antes de que el dolor las volviera insoportables. Su prometido y su hermana. Las palabras se le habían atorado en la garganta cuando intentó explicarlo. El día de su boda, había caminado hasta el altar con el corazón latiendo de emoción… solo para encontrarlo vacío. En la iglesia, los murmullos crecieron hasta convertirse en cuchicheos hirientes. Su madre trató de sostenerla cuando su vestido de novia pareció pesarle demasiado, cuando su cuerpo entero se volvió de plomo. Pero no fue hasta después, cuando encontró la carta apresuradamente escrita y la vio firmada con la caligrafía de su hermana, que entendió la verdad. Habían huido juntos. Aquella traición no solo le arrebató a su futuro esposo, sino a la persona en la que más confiaba. En un solo instante, perdió dos amores: el romántico y el fraternal. “No puedo más… su ausencia me persigue… necesito que desaparezcan de mi cabeza.” Lepus suspiró y tomó una tijera, cortando con precisión un tallo marchito. Había realizado el Ritual de Memoria y Olvido con la misma meticulosidad de siempre. La mujer escribió ambos nombres en el pergamino y, con un movimiento tembloroso, lo dejó arder en la llama negra. Las cenizas bailaron en el aire antes de desvanecerse en la brisa nocturna. Pero… ¿realmente el olvido era la respuesta? Los recuerdos no desaparecían. Solo se hundían en lo más profundo, perdiendo su filo, su intensidad. Con el tiempo, quizá la mujer despertaría una mañana sintiendo que algo le faltaba, una herida sin cicatriz visible. Y aunque el rostro de su hermana y de aquel hombre se desdibujara, el eco de la traición persistiría en su alma. Lepus acomodó las flores restantes y se quedó en silencio. Su labor no era juzgar, sino aliviar. A veces, eso significaba conceder olvido. Otras veces, significaba permitir que el dolor se desvaneciera poco a poco, como un pétalo arrastrado por el viento. Fuera de la tienda, la noche se cernía sobre la ciudad. Aún quedaban flores por organizar, pero por un instante, Lepus cerró los ojos y escuchó. En algún rincón del mundo, alguien más la llamaría pronto. Y ella acudiría. Como siempre. #monorol
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  • —De las ultimas cosas que esperaba hoy, era acabar drogado a traición. Pero ahí estaba bizqueando y a duras penas aguantándose en pie, mientras sus alas se arrastraban por el suelo. Por qué lo que le habían dado a la fuerza era tan fuerte que ni levantarlas podía.

    Terminó cayendo de culo.

    —¿Por gue la tación se muegue?¡Hic!—y lo peor es que como esa droga simulaba los efectos de alcohol pero muy magnificados, luego tendría una resaca apocalíptica mente espantosa —
    —De las ultimas cosas que esperaba hoy, era acabar drogado a traición. Pero ahí estaba bizqueando y a duras penas aguantándose en pie, mientras sus alas se arrastraban por el suelo. Por qué lo que le habían dado a la fuerza era tan fuerte que ni levantarlas podía. Terminó cayendo de culo. —¿Por gue la tación se muegue?¡Hic!—y lo peor es que como esa droga simulaba los efectos de alcohol pero muy magnificados, luego tendría una resaca apocalíptica mente espantosa —
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  • — ¿Que consejo me darías viejo?

    El tenno piensa en el que considera un maestro cercano, un salvador, un viejo amigo, o simplemente Teshin, un muerto, mientras juega con una moneda de oro frente a Chroma

    — Seguramente algo sobre agua, río o nieve...

    Tiene algo de miedo o desconfianza en usar a Chroma, en el fondo teme la traición de quizá la única herramienta(seres) que estuvieron genuinamente de su lado.
    — ¿Que consejo me darías viejo? El tenno piensa en el que considera un maestro cercano, un salvador, un viejo amigo, o simplemente Teshin, un muerto, mientras juega con una moneda de oro frente a Chroma — Seguramente algo sobre agua, río o nieve... Tiene algo de miedo o desconfianza en usar a Chroma, en el fondo teme la traición de quizá la única herramienta(seres) que estuvieron genuinamente de su lado.
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  • — "¡Ja, ja, ja! ¡Miren lo patético que es este mundo! Cada latido de sus miserables corazones, cada suspiro lleno de engaño... son el combustible de mi ira. ¿Acaso no lo ven? ¡La humanidad es una plaga, una maldición que debe ser erradicada! ¡Hoy, en mi locura absoluta, me regocijo ante la idea de verlos arder en un mar de fuego y sombras! Que cada mentira, cada traición y cada debilidad se conviertan en cenizas, porque yo, Yaken, soy la encarnación del fin. ¡Que se extingan sus miserias! ¡Que se rompa su existencia en mil pedazos, dejando solo el silencio de un mundo redimido por la destrucción! ¡El caos reinará, y en ese caos, seré yo el juez, el verdugo y el salvador de mi propia redención!
    — "¡Ja, ja, ja! ¡Miren lo patético que es este mundo! Cada latido de sus miserables corazones, cada suspiro lleno de engaño... son el combustible de mi ira. ¿Acaso no lo ven? ¡La humanidad es una plaga, una maldición que debe ser erradicada! ¡Hoy, en mi locura absoluta, me regocijo ante la idea de verlos arder en un mar de fuego y sombras! Que cada mentira, cada traición y cada debilidad se conviertan en cenizas, porque yo, Yaken, soy la encarnación del fin. ¡Que se extingan sus miserias! ¡Que se rompa su existencia en mil pedazos, dejando solo el silencio de un mundo redimido por la destrucción! ¡El caos reinará, y en ese caos, seré yo el juez, el verdugo y el salvador de mi propia redención!
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    { Dos putas veces perdí la ficha porque es complicado agregarla en un artículo con diseños y demas, pero ya, la dejo aqui y luego en pc la pulo}

    Alexei "El Carcelero"

    Nombre Completo: Alexei o era Boris? Tal vez Mikhail ...o era Yuri?
    Edad: Entre 35 y 39 años
    Nacionalidad: Ruso

    Altura: 2.10m
    Complexión: Extremadamente musculoso, con un cuerpo marcado por cicatrices y tatuajes que cubren de negro sus brazos

    Cicatriz distintiva: Un tajo profundo que atraviesa su ojo derecho

    Voz: Grave y áspera, con un acento ruso imponente



    ---
    De la Calle a la Cárcel, y Luego a la Vigilancia Policial

    Nacido en las frías y sucias calles de Moscú, Alexei es hijo de una prostituta que nunca quiso un hijo, pero tampoco se molestó en deshacerse de él. Creció sin conocer el cariño ni la seguridad, sobreviviendo entre mendigos, criminales y asesinos. Aprendió desde niño que la violencia era el único lenguaje que la calle respetaba, y se convirtió en un depredador entre ratas.

    A los 10 años cometió su primer asesinato, destrozando el cráneo de un hombre con un ladrillo junto a su banda de criminales de la misma edad. Desde entonces, su reputación solo creció. A los 16, ya era conocido en los bajos mundos como un monstruo imparable, un verdugo sin dios ni moral. No luchaba por dinero ni poder, sino por instinto y placer.

    A los 18, fue capturado tras una masacre que dejó casi una docena de hombres desmembrados en un almacén. La policía tardó días en encontrar todos los restos. Fue sentenciado a cadena perpetua, pero la cárcel no pudo domarlo. Dentro, se convirtió en una leyenda viviente, alguien que ni los guardias ni los reclusos se atrevían a desafiar.

    Sin embargo, después de años en prisión, le ofrecieron una salida: trabajar con la policía bajo vigilancia extrema. No por buena conducta, sino porque su brutalidad era útil. Ahora, Alexei es una especie de arma secreta para casos imposibles. Lo llaman cuando necesitan un monstruo que cace a otros monstruos.



    》Con los enemigos: No tiene piedad. No deja sobrevivientes a menos que sea necesario.
    No usa armas a menos que lo obliguen. Prefiere matar con sus manos, sintiendo la carne y los huesos romperse.
    Su presencia basta para paralizar a la mayoría. El miedo es su herramienta favorita.
    Es impredecible. Puede estar en calma y al segundo siguiente arrancarte la tráquea.


    》Con sus aliados:
    Aunque es aterrador, con sus amigos es sociable y hasta bromista.
    Tiene un humor negro y sarcástico, disfruta de historias perturbadoras y juega con la incomodidad de los demás.
    No traiciona ni perdona la traición. Su lealtad es absoluta, pero una sola traición basta para condenarte.
    Puede ser protector, aunque su forma de demostrar cariño puede parecer amenazante para los demás.

    ---

    Frases Típicas

    "Cuando un animal siente miedo, se orina. Tú mi amigo, ya apestas."

    "Puedes rezar. No servirá de nada, pero adelante, lo respeto."

    "Si fueras mi amigo, solo te rompería un par de huesos. Pero no lo eres."

    "El infierno no es suficiente castigo para algunos. Yo me aseguro de que sufran más aquí."

    ---

    Vigilado por la policía: No confían en él, pero lo necesitan. Lleva dos dispositivos de rastreo, uno obvio en la cabeza y otro cerca del corazón.

    Temido por criminales y mafias: Muchas organizaciones quisieran verlo muerto, pero nadie se atreve.

    Considerado un demonio urbano: Hay rumores de que ni siquiera es humano, sino una bestia disfrazada de hombre.

    Pocos amigos, pero leales: Son los únicos que han visto su lado más humano… o algo parecido.

    Alexei no es un héroe ni un villano, es una fuerza de la naturaleza. Su existencia es una paradoja: un monstruo que caza monstruos, un asesino vigilado por la ley, un demonio que, en sus propios términos, ha encontrado una retorcida forma de redención.

    { Dos putas veces perdí la ficha porque es complicado agregarla en un artículo con diseños y demas, pero ya, la dejo aqui y luego en pc la pulo} Alexei "El Carcelero" Nombre Completo: Alexei o era Boris? Tal vez Mikhail ...o era Yuri? Edad: Entre 35 y 39 años Nacionalidad: Ruso Altura: 2.10m Complexión: Extremadamente musculoso, con un cuerpo marcado por cicatrices y tatuajes que cubren de negro sus brazos Cicatriz distintiva: Un tajo profundo que atraviesa su ojo derecho Voz: Grave y áspera, con un acento ruso imponente --- De la Calle a la Cárcel, y Luego a la Vigilancia Policial Nacido en las frías y sucias calles de Moscú, Alexei es hijo de una prostituta que nunca quiso un hijo, pero tampoco se molestó en deshacerse de él. Creció sin conocer el cariño ni la seguridad, sobreviviendo entre mendigos, criminales y asesinos. Aprendió desde niño que la violencia era el único lenguaje que la calle respetaba, y se convirtió en un depredador entre ratas. A los 10 años cometió su primer asesinato, destrozando el cráneo de un hombre con un ladrillo junto a su banda de criminales de la misma edad. Desde entonces, su reputación solo creció. A los 16, ya era conocido en los bajos mundos como un monstruo imparable, un verdugo sin dios ni moral. No luchaba por dinero ni poder, sino por instinto y placer. A los 18, fue capturado tras una masacre que dejó casi una docena de hombres desmembrados en un almacén. La policía tardó días en encontrar todos los restos. Fue sentenciado a cadena perpetua, pero la cárcel no pudo domarlo. Dentro, se convirtió en una leyenda viviente, alguien que ni los guardias ni los reclusos se atrevían a desafiar. Sin embargo, después de años en prisión, le ofrecieron una salida: trabajar con la policía bajo vigilancia extrema. No por buena conducta, sino porque su brutalidad era útil. Ahora, Alexei es una especie de arma secreta para casos imposibles. Lo llaman cuando necesitan un monstruo que cace a otros monstruos. 》Con los enemigos: No tiene piedad. No deja sobrevivientes a menos que sea necesario. No usa armas a menos que lo obliguen. Prefiere matar con sus manos, sintiendo la carne y los huesos romperse. Su presencia basta para paralizar a la mayoría. El miedo es su herramienta favorita. Es impredecible. Puede estar en calma y al segundo siguiente arrancarte la tráquea. 》Con sus aliados: Aunque es aterrador, con sus amigos es sociable y hasta bromista. Tiene un humor negro y sarcástico, disfruta de historias perturbadoras y juega con la incomodidad de los demás. No traiciona ni perdona la traición. Su lealtad es absoluta, pero una sola traición basta para condenarte. Puede ser protector, aunque su forma de demostrar cariño puede parecer amenazante para los demás. --- Frases Típicas "Cuando un animal siente miedo, se orina. Tú mi amigo, ya apestas." "Puedes rezar. No servirá de nada, pero adelante, lo respeto." "Si fueras mi amigo, solo te rompería un par de huesos. Pero no lo eres." "El infierno no es suficiente castigo para algunos. Yo me aseguro de que sufran más aquí." --- Vigilado por la policía: No confían en él, pero lo necesitan. Lleva dos dispositivos de rastreo, uno obvio en la cabeza y otro cerca del corazón. Temido por criminales y mafias: Muchas organizaciones quisieran verlo muerto, pero nadie se atreve. Considerado un demonio urbano: Hay rumores de que ni siquiera es humano, sino una bestia disfrazada de hombre. Pocos amigos, pero leales: Son los únicos que han visto su lado más humano… o algo parecido. Alexei no es un héroe ni un villano, es una fuerza de la naturaleza. Su existencia es una paradoja: un monstruo que caza monstruos, un asesino vigilado por la ley, un demonio que, en sus propios términos, ha encontrado una retorcida forma de redención.
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  • La tenue luz del salón privado de su mansión iluminaba el rostro de Elisabetta Di Vincenzo, resaltando el brillo acerado en su mirada violeta. Sentada con elegancia en un lujoso sillón de cuero, cruzó las piernas con naturalidad y tomó su copa de vino, girando el líquido carmesí con movimientos pausados.

    Frente a ella, un hombre sudaba nervioso. Un traidor. Alguien que había vendido información a un clan rival.

    —¿Sabes qué es lo único que realmente valoro en este mundo? —preguntó con voz suave, pero cargada de autoridad. Su tono era casi hipnótico, pero el filo en sus palabras cortaba como un cuchillo.

    El hombre tragó saliva y asintió débilmente.

    —La lealtad —continuó Elisabetta, apoyando la copa sobre la mesa de mármol sin apartar su mirada de él—. Porque sin ella, no hay honor. No hay familia. No hay futuro.

    Se levantó lentamente, sus tacones resonando en la habitación. Caminó hasta él, inclinándose apenas, su cabello dorado cayendo en suaves ondas sobre su hombro.

    —Mi padre me enseñó que la traición es peor que la muerte. Y yo, querido, no perdono lo imperdonable.

    Le dedicó una sonrisa gélida antes de dar un paso atrás. Un chasquido de sus dedos fue la señal. Dos de sus hombres se acercaron, arrastrando al traidor fuera de la habitación. Él suplicó, balbuceó excusas, pero Elisabetta ya había dictado su sentencia.

    —Sin lealtad, eres nada —susurró, retomando su asiento mientras la puerta se cerraba tras ellos. Luego, con la calma de quien acaba de resolver un inconveniente menor, llevó su copa a los labios y disfrutó otro sorbo de vino.

    La tenue luz del salón privado de su mansión iluminaba el rostro de Elisabetta Di Vincenzo, resaltando el brillo acerado en su mirada violeta. Sentada con elegancia en un lujoso sillón de cuero, cruzó las piernas con naturalidad y tomó su copa de vino, girando el líquido carmesí con movimientos pausados. Frente a ella, un hombre sudaba nervioso. Un traidor. Alguien que había vendido información a un clan rival. —¿Sabes qué es lo único que realmente valoro en este mundo? —preguntó con voz suave, pero cargada de autoridad. Su tono era casi hipnótico, pero el filo en sus palabras cortaba como un cuchillo. El hombre tragó saliva y asintió débilmente. —La lealtad —continuó Elisabetta, apoyando la copa sobre la mesa de mármol sin apartar su mirada de él—. Porque sin ella, no hay honor. No hay familia. No hay futuro. Se levantó lentamente, sus tacones resonando en la habitación. Caminó hasta él, inclinándose apenas, su cabello dorado cayendo en suaves ondas sobre su hombro. —Mi padre me enseñó que la traición es peor que la muerte. Y yo, querido, no perdono lo imperdonable. Le dedicó una sonrisa gélida antes de dar un paso atrás. Un chasquido de sus dedos fue la señal. Dos de sus hombres se acercaron, arrastrando al traidor fuera de la habitación. Él suplicó, balbuceó excusas, pero Elisabetta ya había dictado su sentencia. —Sin lealtad, eres nada —susurró, retomando su asiento mientras la puerta se cerraba tras ellos. Luego, con la calma de quien acaba de resolver un inconveniente menor, llevó su copa a los labios y disfrutó otro sorbo de vino.
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  • El dolor de Lucifer

    Al caer vi mi hogar,
    mi cielo
    y mi alma rota;
    al caer
    vi mi vida desde otras alas.

    Mientras descendía:
    mi dolor,
    mi destino,
    mi propio exilio;
    la tierra
    otro refugio donde estar.

    (sólo el perdón me salva)

    El mayor de todos,
    fui cayendo,
    me llené de odio,
    de oscuridad y malicia.

    Soy la nueva estirpe:
    tu tentación
    más humana.
    Divinidad en el oro,
    sectario
    desde
    el edén hasta hoy.

    Mi sed de venganza:
    saciar
    vuestras almas de maldad
    y desobediencia.

    Soy el nuevo ídolo de barro.
    Corazón
    en tinieblas,
    tu creación más noble,
    a traición
    en el olvido.


    El dolor de Lucifer Al caer vi mi hogar, mi cielo y mi alma rota; al caer vi mi vida desde otras alas. Mientras descendía: mi dolor, mi destino, mi propio exilio; la tierra otro refugio donde estar. (sólo el perdón me salva) El mayor de todos, fui cayendo, me llené de odio, de oscuridad y malicia. Soy la nueva estirpe: tu tentación más humana. Divinidad en el oro, sectario desde el edén hasta hoy. Mi sed de venganza: saciar vuestras almas de maldad y desobediencia. Soy el nuevo ídolo de barro. Corazón en tinieblas, tu creación más noble, a traición en el olvido.
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  • #MonoRol | El Nacimiento de una asesina | Pt. 1

    PROGRAMA FENRIR, así había sido nombrada la iniciativa secreta de una organización de operaciones especiales, destinada a crear agentes élite a partir de niños huérfanos. La premisa era simple pero audaz: reclutar a niños sin familia y someterlos a un entrenamiento riguroso que los transformara en agentes especiales. El objetivo era desarrollar habilidades físicas extraordinarias, dominio del manejo de armas blancas y de fuego, destrezas en técnicas de infiltración y espionaje, entre otras competencias esenciales para operaciones encubiertas y de alto riesgo.

    El entrenamiento era intenso y cruel, diseñado para quebrar la voluntad de los niños y reconstruirlos como armas letales. A través de ejercicios físicos agotadores, simulacros de combate y pruebas psicológicas extremas, los niños aprendían a soportar el dolor, a desconfiar de los demás y a suprimir emociones. La organización justificaba estos métodos afirmando que eran necesarios para crear los agentes perfectos, pero la verdad era que estaban sacrificando su inocencia y humanidad en nombre de la eficacia.

    Illyiv, había pasado el últimos año en el orfanato, desde el incidente en el que atacó a una niña. Desde entonces, los niños seguían murmurando y hablando mal de ella, llamándola "la salvaje". Sin embargo, ahora también le tenían miedo. Ella había encontrado en la violencia una forma de que los niños evitarán molestarla, o al menos de que no fueran capaces de confrontarla.

    Ella seguía practicando ballet en su habitación a solas. Lo que antes era una obligación impuesta por su madre, se había convertido en su vía de escape, un refugio en medio del caos.

    Cada vez que comenzaba a practicar ballet, sentía cómo su mente se liberaba de las cadenas de sus traumas. Los movimientos gráciles y fluidos le permitían encontrar un equilibrio interno, una sensación de paz que solo encontraba en esos momentos de danza. Sin embargo, esa calma era efímera. En cuanto dejaba de bailar, el peso de su realidad volvía a caer sobre ella como una losa.

    De forma recurrente, los niños del orfanato solian emocionarse cada vez que parejas visitaban el lugar, con la esperanza de ser adoptados. Se preparaban con ansias, arreglaban su ropa y se esforzaban por mostrar sus mejores sonrisas. Pero la peliblanca nunca sintió esa emoción. Todo parecía darle un poco igual. Creía que nadie querría adoptarla. Además, la idea de ser llevada a otro lugar desconocido no le resultaba atractiva. Prefería la indiferencia de su situación actual a la incertidumbre de lo desconocido.

    Los padres generalmente debían pasar por extensos procedimientos y protocolos para poder adoptar, por lo cual era bastante común ver a las mismas personas visitando una y otra vez el lugar, antes de concretar la adopción. Sin embargo, esa tarde, un hombre misterioso y de aspecto extraño llegó al orfanato para ver a los niños. No parecía estar siguiendo ningún protocolo y era la primera vez que visitaba aquel lugar, lo que a Illyiv se le hacía sospechoso.

    El hombre, vestido con un traje oscuro y gafas de sol, observaba a los niños con una mirada fría. Su presencia desprendía una sensación de autoridad y peligro. Los niños, que al principio se habían emocionado por la posibilidad de ser adoptados, pronto se sintieron incómodos bajo su mirada escrutadora.

    Illyiv, sentada en un rincón, observaba al hombre con desconfianza. Había algo en él que le recordaba a su padrastro, una frialdad en su mirada que le helaba la sangre. Mientras el hombre caminaba entre los niños, sus ojos se posaron en ella. Tras ver a todos los niños, apuntó con su dedo índice a Illyiv y dijo con voz firme:

    —La quiero a ella.

    La psicóloga del orfanato, consciente del Programa Fenrir, se enteró de que se querían llevar a Illyiv. Aunque al principio había querido ayudar a la niña, sabía que no podía hacer nada al respecto. La organización tenía demasiado poder y cualquier intento de resistencia sería inútil. Illyiv, acudió a la psicóloga pensando que podría evitar que se la llevaran. Durante ese último año, había desarrollado una relación de aparente confianza con la psicóloga del orfanato.

    —¡No quiero irme con él! —exclamó Illyiv, aferrándose a la psicóloga con desesperación.

    La psicóloga, intentando fingir una sonrisa, hizo que la niña la soltara y le dijo con voz temblorosa:

    —Debes irte, Illyiv. Todo estará bien.

    Pero ambas sabían que era una mentira. La psicóloga sabía que estaba mintiendo, pero no tenía otra opción. Las lágrimas llenaron los ojos de Illyiv mientras sentía una mezcla de rabia, tristeza y desesperación. Durante su estadía en el orfanato, había encontrado un pequeño refugio en la psicóloga, ella era la única persona de ese lugar que parecía tratarla con amabilidad y comprensión, pero ahora ese refugio también le era arrebatado.

    La escena de la niña de cabello blanco como la nieve, abandonando el orfanato de la mano áspera de que aquel extraño, resultaba solitaria y lamentable. Illyiv caminaba con la cabeza baja, sus pasos eran lentos y pesados. El hombre la guiaba de la mano, mientras ella miraba hacia atrás, viendo cómo las puertas del orfanato se cerraban detrás de ella como un telón que caía sobre un acto final, dejándola vagando en la incertidumbre, sin entender por qué la vida seguía siendo tan cruel con ella.

    El hombre la llevó hasta un coche negro que esperaba en la entrada. Abrió la puerta trasera y la ayudó a subir. Se sentó en el asiento, abrazando sus rodillas y mirando por la ventana mientras el coche se alejaba. Las luces del orfanato se desvanecían en la distancia, y con ellas, cualquier esperanza de una vida normal.

    El viaje fue silencioso, el hombre no dijo una palabra. Illyiv se sentía atrapada en un torbellino de emociones, sin saber qué le deparaba el futuro. Las calles pasaban como un borrón ante sus ojos, y cada kilómetro que recorrían la alejaba más de lo poco que conocía. Pero una cosa era segura: su vida estaba a punto de cambiar para siempre.

    El coche llegó finalmente a un edificio gris y sin ventanas. El hombre la guió hacia una entrada oculta y la llevó por un pasillo iluminado con luces fluorescentes. El ambiente era frío y el eco de sus pasos resonaba en las paredes de metal.

    Ella no sabía qué le esperaba, pero lo que si era un hecho, es que la niña que había sido, con sus sueños y su inocencia, se había quedado atrás. En su lugar, una nueva Illyiv, endurecida y moldeada por el dolor y la traición, comenzaba a tomar forma.
    #MonoRol | El Nacimiento de una asesina | Pt. 1 PROGRAMA FENRIR, así había sido nombrada la iniciativa secreta de una organización de operaciones especiales, destinada a crear agentes élite a partir de niños huérfanos. La premisa era simple pero audaz: reclutar a niños sin familia y someterlos a un entrenamiento riguroso que los transformara en agentes especiales. El objetivo era desarrollar habilidades físicas extraordinarias, dominio del manejo de armas blancas y de fuego, destrezas en técnicas de infiltración y espionaje, entre otras competencias esenciales para operaciones encubiertas y de alto riesgo. El entrenamiento era intenso y cruel, diseñado para quebrar la voluntad de los niños y reconstruirlos como armas letales. A través de ejercicios físicos agotadores, simulacros de combate y pruebas psicológicas extremas, los niños aprendían a soportar el dolor, a desconfiar de los demás y a suprimir emociones. La organización justificaba estos métodos afirmando que eran necesarios para crear los agentes perfectos, pero la verdad era que estaban sacrificando su inocencia y humanidad en nombre de la eficacia. Illyiv, había pasado el últimos año en el orfanato, desde el incidente en el que atacó a una niña. Desde entonces, los niños seguían murmurando y hablando mal de ella, llamándola "la salvaje". Sin embargo, ahora también le tenían miedo. Ella había encontrado en la violencia una forma de que los niños evitarán molestarla, o al menos de que no fueran capaces de confrontarla. Ella seguía practicando ballet en su habitación a solas. Lo que antes era una obligación impuesta por su madre, se había convertido en su vía de escape, un refugio en medio del caos. Cada vez que comenzaba a practicar ballet, sentía cómo su mente se liberaba de las cadenas de sus traumas. Los movimientos gráciles y fluidos le permitían encontrar un equilibrio interno, una sensación de paz que solo encontraba en esos momentos de danza. Sin embargo, esa calma era efímera. En cuanto dejaba de bailar, el peso de su realidad volvía a caer sobre ella como una losa. De forma recurrente, los niños del orfanato solian emocionarse cada vez que parejas visitaban el lugar, con la esperanza de ser adoptados. Se preparaban con ansias, arreglaban su ropa y se esforzaban por mostrar sus mejores sonrisas. Pero la peliblanca nunca sintió esa emoción. Todo parecía darle un poco igual. Creía que nadie querría adoptarla. Además, la idea de ser llevada a otro lugar desconocido no le resultaba atractiva. Prefería la indiferencia de su situación actual a la incertidumbre de lo desconocido. Los padres generalmente debían pasar por extensos procedimientos y protocolos para poder adoptar, por lo cual era bastante común ver a las mismas personas visitando una y otra vez el lugar, antes de concretar la adopción. Sin embargo, esa tarde, un hombre misterioso y de aspecto extraño llegó al orfanato para ver a los niños. No parecía estar siguiendo ningún protocolo y era la primera vez que visitaba aquel lugar, lo que a Illyiv se le hacía sospechoso. El hombre, vestido con un traje oscuro y gafas de sol, observaba a los niños con una mirada fría. Su presencia desprendía una sensación de autoridad y peligro. Los niños, que al principio se habían emocionado por la posibilidad de ser adoptados, pronto se sintieron incómodos bajo su mirada escrutadora. Illyiv, sentada en un rincón, observaba al hombre con desconfianza. Había algo en él que le recordaba a su padrastro, una frialdad en su mirada que le helaba la sangre. Mientras el hombre caminaba entre los niños, sus ojos se posaron en ella. Tras ver a todos los niños, apuntó con su dedo índice a Illyiv y dijo con voz firme: —La quiero a ella. La psicóloga del orfanato, consciente del Programa Fenrir, se enteró de que se querían llevar a Illyiv. Aunque al principio había querido ayudar a la niña, sabía que no podía hacer nada al respecto. La organización tenía demasiado poder y cualquier intento de resistencia sería inútil. Illyiv, acudió a la psicóloga pensando que podría evitar que se la llevaran. Durante ese último año, había desarrollado una relación de aparente confianza con la psicóloga del orfanato. —¡No quiero irme con él! —exclamó Illyiv, aferrándose a la psicóloga con desesperación. La psicóloga, intentando fingir una sonrisa, hizo que la niña la soltara y le dijo con voz temblorosa: —Debes irte, Illyiv. Todo estará bien. Pero ambas sabían que era una mentira. La psicóloga sabía que estaba mintiendo, pero no tenía otra opción. Las lágrimas llenaron los ojos de Illyiv mientras sentía una mezcla de rabia, tristeza y desesperación. Durante su estadía en el orfanato, había encontrado un pequeño refugio en la psicóloga, ella era la única persona de ese lugar que parecía tratarla con amabilidad y comprensión, pero ahora ese refugio también le era arrebatado. La escena de la niña de cabello blanco como la nieve, abandonando el orfanato de la mano áspera de que aquel extraño, resultaba solitaria y lamentable. Illyiv caminaba con la cabeza baja, sus pasos eran lentos y pesados. El hombre la guiaba de la mano, mientras ella miraba hacia atrás, viendo cómo las puertas del orfanato se cerraban detrás de ella como un telón que caía sobre un acto final, dejándola vagando en la incertidumbre, sin entender por qué la vida seguía siendo tan cruel con ella. El hombre la llevó hasta un coche negro que esperaba en la entrada. Abrió la puerta trasera y la ayudó a subir. Se sentó en el asiento, abrazando sus rodillas y mirando por la ventana mientras el coche se alejaba. Las luces del orfanato se desvanecían en la distancia, y con ellas, cualquier esperanza de una vida normal. El viaje fue silencioso, el hombre no dijo una palabra. Illyiv se sentía atrapada en un torbellino de emociones, sin saber qué le deparaba el futuro. Las calles pasaban como un borrón ante sus ojos, y cada kilómetro que recorrían la alejaba más de lo poco que conocía. Pero una cosa era segura: su vida estaba a punto de cambiar para siempre. El coche llegó finalmente a un edificio gris y sin ventanas. El hombre la guió hacia una entrada oculta y la llevó por un pasillo iluminado con luces fluorescentes. El ambiente era frío y el eco de sus pasos resonaba en las paredes de metal. Ella no sabía qué le esperaba, pero lo que si era un hecho, es que la niña que había sido, con sus sueños y su inocencia, se había quedado atrás. En su lugar, una nueva Illyiv, endurecida y moldeada por el dolor y la traición, comenzaba a tomar forma.
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  • Reino de Lys, Capítulo #4: La gran guerra nupcial. Parte #1.

    Pero con toda la magnificencia de Lys, fue una terrible decisión la que fue el inicio de la caída de mi pobre hogar; en nombre de iniciar una relación positiva entre Lys y Krassny, el emperador Louis y el Zar Pietrov pactaron un matrimonio arreglado entre el joven emperador y la hija del zar; una preciosa zarevna apenas llegada a la edad adulta de nombre Anastasia Nicolaievna; un ángel hermoso y brillante que simbolizaba la esperanza del pueblo Krassno por su gran belleza y compasión, siendo la única de las tres grandes duquesas de Krassny que se acercaba al pueblo, escuchaba a los ancianos del campo y sus cuentos clásicos, jugaba con sus niños y ayudaba a cocinar a las damas en casa para toda la gente de las aldeas... alguien que tuviera el corazón de esta dulce dama podría tener la confianza de Krassny... ¿Cierto?
    Por desgracia, este tratado tenía un terrible truco debajo; aterrado por la superioridad tecnológica y la poderosa milicia de Krassny, el emperador Louis en realidad introdujo a un espía mago negro en Krassny, bajo al identidad de iván; un joven mayordomo quién tenía la consigna de seducir y desflorar a la princesa en secreto para arruinar a propósito esa unión y darle una oportunidad al imperio D'Lys de atacar primero y con todo a Krassny, buscando conquistar el territorio Krassno...
    Durante el tiempor que Iván estuvo al servicio de la joven Zarevna, logró colarse dentro de su corazón y hacerla perder el norte de por qué aceptaba ser parte del matrimonio político, logrando así sembrar la semilla de la discordia y, una fatídica noche, justo antes de la boda, Iván (quién en secreto era un espía Lysiano que respondía al nombre de Sir Sorel) escaparon juntos al oeste del continente, dejando una carta de puño y letra del emperador, pero hecha pasar por la letra de la duquesa, que dejaba en claro su negativa de casarse con el emperador y no desear ser más una miembro de la realeza, eligiendo su corazón por encima del bien de su nación...
    Eso dio inicio al más grande conflicto bélico de la historia Lysana-Krassna; las guerras nupciales, pues el emperador ahora podía hacerse el ofendido por la traición del Zar y su hija y la falta a su promesa, al igual que del presunto robo del tamboril sagrado, reliquia bendita perteneciente a las bóvedas imperiales, por mano de Iván. Con la familia del Zar en sus tierras y las tropas listas de antemano, se desató una horrible guerra en ese mismo momento... una guerra que duraría más de 300 años.
    Mientras tanto, un punto negro el el cielo persiste... ¿Qué estaba pasando mientras todo el drama ocurría?
    Reino de Lys, Capítulo #4: La gran guerra nupcial. Parte #1. Pero con toda la magnificencia de Lys, fue una terrible decisión la que fue el inicio de la caída de mi pobre hogar; en nombre de iniciar una relación positiva entre Lys y Krassny, el emperador Louis y el Zar Pietrov pactaron un matrimonio arreglado entre el joven emperador y la hija del zar; una preciosa zarevna apenas llegada a la edad adulta de nombre Anastasia Nicolaievna; un ángel hermoso y brillante que simbolizaba la esperanza del pueblo Krassno por su gran belleza y compasión, siendo la única de las tres grandes duquesas de Krassny que se acercaba al pueblo, escuchaba a los ancianos del campo y sus cuentos clásicos, jugaba con sus niños y ayudaba a cocinar a las damas en casa para toda la gente de las aldeas... alguien que tuviera el corazón de esta dulce dama podría tener la confianza de Krassny... ¿Cierto? Por desgracia, este tratado tenía un terrible truco debajo; aterrado por la superioridad tecnológica y la poderosa milicia de Krassny, el emperador Louis en realidad introdujo a un espía mago negro en Krassny, bajo al identidad de iván; un joven mayordomo quién tenía la consigna de seducir y desflorar a la princesa en secreto para arruinar a propósito esa unión y darle una oportunidad al imperio D'Lys de atacar primero y con todo a Krassny, buscando conquistar el territorio Krassno... Durante el tiempor que Iván estuvo al servicio de la joven Zarevna, logró colarse dentro de su corazón y hacerla perder el norte de por qué aceptaba ser parte del matrimonio político, logrando así sembrar la semilla de la discordia y, una fatídica noche, justo antes de la boda, Iván (quién en secreto era un espía Lysiano que respondía al nombre de Sir Sorel) escaparon juntos al oeste del continente, dejando una carta de puño y letra del emperador, pero hecha pasar por la letra de la duquesa, que dejaba en claro su negativa de casarse con el emperador y no desear ser más una miembro de la realeza, eligiendo su corazón por encima del bien de su nación... Eso dio inicio al más grande conflicto bélico de la historia Lysana-Krassna; las guerras nupciales, pues el emperador ahora podía hacerse el ofendido por la traición del Zar y su hija y la falta a su promesa, al igual que del presunto robo del tamboril sagrado, reliquia bendita perteneciente a las bóvedas imperiales, por mano de Iván. Con la familia del Zar en sus tierras y las tropas listas de antemano, se desató una horrible guerra en ese mismo momento... una guerra que duraría más de 300 años. Mientras tanto, un punto negro el el cielo persiste... ¿Qué estaba pasando mientras todo el drama ocurría?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    — Por el Imperio Sakura, la traición se paga, tu muerte será lenta y dolorosa, y será un recordatorio a no jugar sucio —
    — Por el Imperio Sakura, la traición se paga, tu muerte será lenta y dolorosa, y será un recordatorio a no jugar sucio —
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