• — Madre mia...q..q..que es este poder? porque m..me...me lo concedes?h...ha...a.a.ay algo que me quieras decir?—

    acababa de recibir demasiado poder de golpe de una forma muy abrumadora por lo que al el no poder digerirlo del todo se veia la magia pura saliendo de el y claro...todo su cuerpo lleno de runas

    — e...e..es demasiado poder
    — Madre mia...q..q..que es este poder? porque m..me...me lo concedes?h...ha...a.a.ay algo que me quieras decir?— acababa de recibir demasiado poder de golpe de una forma muy abrumadora por lo que al el no poder digerirlo del todo se veia la magia pura saliendo de el y claro...todo su cuerpo lleno de runas — e...e..es demasiado poder
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  • — He avanzado bastante....creo yo—

    habia estado entrenando para mejorar su magia

    teniendo enn cuenta que sus runas y demas que aparecian en su cuerpo originalmente solo era en su cuello y ahora ya se logra a expandir asi...es un gran avance

    — solo tengo que empezar....a canalizarlo...

    //ignoren la barba y asi solo me gusto la foto XD
    — He avanzado bastante....creo yo— habia estado entrenando para mejorar su magia teniendo enn cuenta que sus runas y demas que aparecian en su cuerpo originalmente solo era en su cuello y ahora ya se logra a expandir asi...es un gran avance — solo tengo que empezar....a canalizarlo... //ignoren la barba y asi solo me gusto la foto XD
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  • La Transformación de Yukine

    El amanecer bañaba el Bosque de los Ancestros con una luz dorada, revelando un paisaje de magia y misterio. Yukine, el mago de renombre, se encontraba en su estudio preparando los hechizos para su próxima misión. Sin embargo, esta vez, había algo diferente en el aire. Una sensación de cambio y renovación lo envolvía.

    Yukine observó su reflejo en el antiguo espejo encantado. Recordó las palabras del anciano sabio que había conocido en sus viajes: "A veces, para enfrentar grandes desafíos, uno debe adoptar una nueva perspectiva, incluso un nuevo ser".

    Con decisión, Yukine comenzó a recitar un antiguo hechizo de transformación que había aprendido en los textos sagrados. La habitación se llenó de una luz brillante, y su forma comenzó a cambiar. Su cabello se alargó, volviéndose plateado y suave como la seda, sus rasgos faciales se suavizaron, y su cuerpo se transformó en la figura de una mujer. Yukine se miró en el espejo, ahora en su forma femenina, y sonrió.

    La Misión de Infiltración
    Preparativos y Viaje al Castillo de las Sombras

    Antes de partir, Yukine y Lidica estudian el plano del Castillo de las Sombras que obtuvieron de un informante confiable. Saben que el castillo está fuertemente protegido por guardianas mágicas y trampas encantadas, diseñadas para repeler a cualquier intruso. Yukine, en su forma femenina, se pone una capa mágica que oculta su aura mágica para evitar ser detectada, mientras Lidica afila sus dagas y prepara frascos de pociones curativas.

    Con todo listo, se embarcan en su viaje a través del Bosque de los Ancestros, sabiendo que la oscuridad del castillo los espera.

    Al llegar a la entrada del castillo, las grandes puertas de hierro están custodiadas por guardianas con lanzas mágicas. Yukine y Lidica, utilizando la capa mágica, logran acercarse sin ser detectadas. Lidica, usando su destreza y sigilo, desactiva silenciosamente la trampa de alarma en la puerta principal utilizando una herramienta especial.

    pasando desapercibidas entre las guardianas del lugar. Gracias a la nueva apariencia de Yukine, pudieron acceder a áreas restringidas, acercándose cada vez más a su objetivo: recuperar el Amuleto del Destino, un artefacto legendario.

    Una vez abren una gran puerta negra, solo había oscuridad total.

    "este es el pasillo de las sombras, nos llevara al amuleto"

    expreso yukine, y Lidica asintió, una vez ambos entraron en el pasillo la gran puerta detrás de ellos se cerro súbitamente, encerrándolos en la oscuridad casi que absoluta salvo por unas runas mágicas que emitían una luz tenue.

    con cada paso que daban les era mas dificil dar el siguiente ambos sentían que algo se aferraba a ellos ralentizando sus movimientos y una extraña sensación de cansancio los cubría.

    "Yukine son las sombras, las sombras tienen vida!!"

    grito Lidica al percatarse que ambos estaban siendo cubiertos por seres sombríos que les estaban drenando la energía.

    Yukine rápidamente uso su hechizo de dispersión para alejar las sombrar y evitar ser drenados, lo cual resulto ser efectivo ya que la iluminación del hechizo disipo las sombras que los cubrían y mantenía a raya a las demás que intentaban desesperadamente acercarse para envolverlos, hecho esto pudieron llegar a la puerta que seria la salida del pasillo y entrada al próximo desafío.

    Una vez atraviesan la puerta que los saco del pasillo de las sombras se encontraron en una basta cámara.

    "estamos en la cámara de las ilusiones, ten mucho cuidado lidica"

    dijo yukine están en estado alerta ya que no sabia cual seria el próximo desafío a enfrentar lidica lo miro por un momento y saco sus dagas y se preparo para cualquier cosa.

    La sala de las ilusiones está construida de mármol negro, con paredes cubiertas de espejos antiguos y cristales encantados que emiten una tenue luz púrpura. En el centro de la sala hay un pedestal vacío, sobre el cual parece flotar un orbe de luz ilusoria que cambia de color y forma constantemente. Este orbe es el núcleo de las ilusiones, proyectando visiones y distorsiones en toda la sala.

    Segundos después de entrar en la sala a pesar de estar alertas una sensación de vértigo los ataca Los espejos y cristales proyectan imágenes distorsionadas y cambiantes de la realidad, haciendo difícil distinguir entre lo que es real y lo que es ilusión.

    Las paredes parecen moverse y cambiar de forma, creando corredores falsos y trampas visuales que desorientan a ambos héroes.

    En un momento, Yukine ve múltiples reflejos de sí mismo y de Lidica atacándolos. Cada reflejo parece tan real que ambos se ven obligados a defenderse. Luchan contra enemigos que desaparecen al ser golpeados, solo para reaparecer en otros lugares.

    La confusión hace que Yukine gaste más energía mágica de la necesaria, y Lidica se encuentra agotada tratando de esquivar ataques ilusorios.

    La sala también tiene un efecto sutil pero potente en las emociones de Yukine y Lidica. La magia del orbe intenta crear un sentimiento de desesperación y duda en sus mentes.

    Yukine comienza a cuestionar su capacidad para completar la misión, viendo visiones de su fracaso y de los reinos cayendo en la oscuridad. Lidica, por su parte, es atacada por recuerdos dolorosos de su pasado, que la hacen vacilar.

    El piso de la sala está cubierto de trampas visuales. Algunas partes del suelo parecen sólidas pero desaparecen al pisarlas, haciendo que los héroes caigan en pozos profundos llenos de sombras. Otras partes se elevan para bloquear el camino, obligándolos a encontrar rutas alternativas.

    Lidica utiliza su Agilidad Sobrehumana para saltar y moverse rápidamente, evitando las trampas, mientras que Yukine usa hechizos de levitación para cruzar áreas inseguras.

    Yukine y Lidica se dan cuenta de que necesitan colaborar estrechamente para superar las ilusiones. Deciden confiar en sus instintos y en las habilidades del otro.

    Yukine utiliza su magia para detectar las trampas ilusorias y desactivar los espejos y cristales que proyectan las ilusiones, mientras que Lidica se mueve con rapidez para destruir los cristales con sus dagas encantadas.

    una vez superadas las ilusiones la sala vuelve a la normalidad identifican que el orbe en el centro es la fuente de las ilusiones. Yukine lanza un hechizo concentrado de Dispersión, dirigiendo toda su energía mágica hacia el orbe.

    Mientras el orbe se debilita, Lidica aprovecha la oportunidad para saltar y asestar un golpe final con sus dagas encantadas, destruyendo el orbe y desactivando todas las ilusiones restantes en la sala.

    Con la destrucción del orbe, Yukine y Lidica toman un momento para recuperarse y evaluar sus heridas.

    Aunque agotados, están más determinados que nunca a continuar su misión y enfrentar al Señor de las Sombras.

    La puerta que seria la salida de la cámara y entrada a su próximo desafío aparece ante ellos La experiencia en la Sala de las Ilusiones ha fortalecido su vínculo y su resolución de triunfar y una vez recuperados avanzan a su siguiente prueba.

    El Laberinto de las Guardianas
    La Transformación de Yukine El amanecer bañaba el Bosque de los Ancestros con una luz dorada, revelando un paisaje de magia y misterio. Yukine, el mago de renombre, se encontraba en su estudio preparando los hechizos para su próxima misión. Sin embargo, esta vez, había algo diferente en el aire. Una sensación de cambio y renovación lo envolvía. Yukine observó su reflejo en el antiguo espejo encantado. Recordó las palabras del anciano sabio que había conocido en sus viajes: "A veces, para enfrentar grandes desafíos, uno debe adoptar una nueva perspectiva, incluso un nuevo ser". Con decisión, Yukine comenzó a recitar un antiguo hechizo de transformación que había aprendido en los textos sagrados. La habitación se llenó de una luz brillante, y su forma comenzó a cambiar. Su cabello se alargó, volviéndose plateado y suave como la seda, sus rasgos faciales se suavizaron, y su cuerpo se transformó en la figura de una mujer. Yukine se miró en el espejo, ahora en su forma femenina, y sonrió. La Misión de Infiltración Preparativos y Viaje al Castillo de las Sombras Antes de partir, Yukine y Lidica estudian el plano del Castillo de las Sombras que obtuvieron de un informante confiable. Saben que el castillo está fuertemente protegido por guardianas mágicas y trampas encantadas, diseñadas para repeler a cualquier intruso. Yukine, en su forma femenina, se pone una capa mágica que oculta su aura mágica para evitar ser detectada, mientras Lidica afila sus dagas y prepara frascos de pociones curativas. Con todo listo, se embarcan en su viaje a través del Bosque de los Ancestros, sabiendo que la oscuridad del castillo los espera. Al llegar a la entrada del castillo, las grandes puertas de hierro están custodiadas por guardianas con lanzas mágicas. Yukine y Lidica, utilizando la capa mágica, logran acercarse sin ser detectadas. Lidica, usando su destreza y sigilo, desactiva silenciosamente la trampa de alarma en la puerta principal utilizando una herramienta especial. pasando desapercibidas entre las guardianas del lugar. Gracias a la nueva apariencia de Yukine, pudieron acceder a áreas restringidas, acercándose cada vez más a su objetivo: recuperar el Amuleto del Destino, un artefacto legendario. Una vez abren una gran puerta negra, solo había oscuridad total. "este es el pasillo de las sombras, nos llevara al amuleto" expreso yukine, y Lidica asintió, una vez ambos entraron en el pasillo la gran puerta detrás de ellos se cerro súbitamente, encerrándolos en la oscuridad casi que absoluta salvo por unas runas mágicas que emitían una luz tenue. con cada paso que daban les era mas dificil dar el siguiente ambos sentían que algo se aferraba a ellos ralentizando sus movimientos y una extraña sensación de cansancio los cubría. "Yukine son las sombras, las sombras tienen vida!!" grito Lidica al percatarse que ambos estaban siendo cubiertos por seres sombríos que les estaban drenando la energía. Yukine rápidamente uso su hechizo de dispersión para alejar las sombrar y evitar ser drenados, lo cual resulto ser efectivo ya que la iluminación del hechizo disipo las sombras que los cubrían y mantenía a raya a las demás que intentaban desesperadamente acercarse para envolverlos, hecho esto pudieron llegar a la puerta que seria la salida del pasillo y entrada al próximo desafío. Una vez atraviesan la puerta que los saco del pasillo de las sombras se encontraron en una basta cámara. "estamos en la cámara de las ilusiones, ten mucho cuidado lidica" dijo yukine están en estado alerta ya que no sabia cual seria el próximo desafío a enfrentar lidica lo miro por un momento y saco sus dagas y se preparo para cualquier cosa. La sala de las ilusiones está construida de mármol negro, con paredes cubiertas de espejos antiguos y cristales encantados que emiten una tenue luz púrpura. En el centro de la sala hay un pedestal vacío, sobre el cual parece flotar un orbe de luz ilusoria que cambia de color y forma constantemente. Este orbe es el núcleo de las ilusiones, proyectando visiones y distorsiones en toda la sala. Segundos después de entrar en la sala a pesar de estar alertas una sensación de vértigo los ataca Los espejos y cristales proyectan imágenes distorsionadas y cambiantes de la realidad, haciendo difícil distinguir entre lo que es real y lo que es ilusión. Las paredes parecen moverse y cambiar de forma, creando corredores falsos y trampas visuales que desorientan a ambos héroes. En un momento, Yukine ve múltiples reflejos de sí mismo y de Lidica atacándolos. Cada reflejo parece tan real que ambos se ven obligados a defenderse. Luchan contra enemigos que desaparecen al ser golpeados, solo para reaparecer en otros lugares. La confusión hace que Yukine gaste más energía mágica de la necesaria, y Lidica se encuentra agotada tratando de esquivar ataques ilusorios. La sala también tiene un efecto sutil pero potente en las emociones de Yukine y Lidica. La magia del orbe intenta crear un sentimiento de desesperación y duda en sus mentes. Yukine comienza a cuestionar su capacidad para completar la misión, viendo visiones de su fracaso y de los reinos cayendo en la oscuridad. Lidica, por su parte, es atacada por recuerdos dolorosos de su pasado, que la hacen vacilar. El piso de la sala está cubierto de trampas visuales. Algunas partes del suelo parecen sólidas pero desaparecen al pisarlas, haciendo que los héroes caigan en pozos profundos llenos de sombras. Otras partes se elevan para bloquear el camino, obligándolos a encontrar rutas alternativas. Lidica utiliza su Agilidad Sobrehumana para saltar y moverse rápidamente, evitando las trampas, mientras que Yukine usa hechizos de levitación para cruzar áreas inseguras. Yukine y Lidica se dan cuenta de que necesitan colaborar estrechamente para superar las ilusiones. Deciden confiar en sus instintos y en las habilidades del otro. Yukine utiliza su magia para detectar las trampas ilusorias y desactivar los espejos y cristales que proyectan las ilusiones, mientras que Lidica se mueve con rapidez para destruir los cristales con sus dagas encantadas. una vez superadas las ilusiones la sala vuelve a la normalidad identifican que el orbe en el centro es la fuente de las ilusiones. Yukine lanza un hechizo concentrado de Dispersión, dirigiendo toda su energía mágica hacia el orbe. Mientras el orbe se debilita, Lidica aprovecha la oportunidad para saltar y asestar un golpe final con sus dagas encantadas, destruyendo el orbe y desactivando todas las ilusiones restantes en la sala. Con la destrucción del orbe, Yukine y Lidica toman un momento para recuperarse y evaluar sus heridas. Aunque agotados, están más determinados que nunca a continuar su misión y enfrentar al Señor de las Sombras. La puerta que seria la salida de la cámara y entrada a su próximo desafío aparece ante ellos La experiencia en la Sala de las Ilusiones ha fortalecido su vínculo y su resolución de triunfar y una vez recuperados avanzan a su siguiente prueba. El Laberinto de las Guardianas
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  • El caballero yacía de pie frente a la entrada de las catacumbas, una abertura oscura tallada en la roca, apenas iluminada por las llamas temblorosas de una antorcha recientemente encendida. A su alrededor, el viento arrastraba hojas secas y el eco lejano de cuervos resonaba entre las colinas. A sus pies, un antiguo arco de piedra marcaba el umbral, cubierto de runas desgastadas por el tiempo.

    —Un lugar de descanso... o un recordatorio de lo que hemos olvidado. No puedo creer que esté profanado...

    Murmuró, dejando que sus dedos siguieran la línea de las letras. Colocó la mano sobre la empuñadura de su espada, apretando con fuerza mientras miraba hacia el oscuro corredor. Algo en su interior se revolvía, una mezcla de incertidumbre y determinación. Tomó asiento; no debía precipitarse, pero al menos ya había confirmado lo que los pueblerinos decían: una cierta oscuridad diferente rondaba.
    El caballero yacía de pie frente a la entrada de las catacumbas, una abertura oscura tallada en la roca, apenas iluminada por las llamas temblorosas de una antorcha recientemente encendida. A su alrededor, el viento arrastraba hojas secas y el eco lejano de cuervos resonaba entre las colinas. A sus pies, un antiguo arco de piedra marcaba el umbral, cubierto de runas desgastadas por el tiempo. —Un lugar de descanso... o un recordatorio de lo que hemos olvidado. No puedo creer que esté profanado... Murmuró, dejando que sus dedos siguieran la línea de las letras. Colocó la mano sobre la empuñadura de su espada, apretando con fuerza mientras miraba hacia el oscuro corredor. Algo en su interior se revolvía, una mezcla de incertidumbre y determinación. Tomó asiento; no debía precipitarse, pero al menos ya había confirmado lo que los pueblerinos decían: una cierta oscuridad diferente rondaba.
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    —Esta tallando runas en madera al lado de un río —
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  • ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪
    En el sendero que serpentea hacia el corazón del pueblo, una figura mística y serena se encontraba a un costado, en la sombra suave de un grandioso árbol de tronco ancho. Liz como cada tarde disfrutaba recorriendo el bosque admirando su flora y fauna, registrando en su vieja bitácora cada nueva especie que se encontraba.

    Había caminado varios kilómetros hasta que a lo lejos divisa una silueta femenina... espera, ¿Qué? ¿Está flotando? - decía para sí

    Impulsada por la curiosidad Elizabeth se acercó a ella, a su alrededor habían varios frascos y un pergamino con una lista gigante, a esa distancia no lograba divisar bien de qué se trataba.

    Nunchi Dávalos era una maga itinerante que vendía un sinfin de pociones y runas, dentro de todos sus valiosos objetos uno llamó la atención de la pelirroja: la Runa Nyxal ligada directamente a la luna, con sus tres diferentes conexiones le serían de gran utilidad.
    Ella al ser una "Llama de Sangre" había sido concebida bajo la luna sangrienta, parte de sus poderes nacían de ese antiguo rito de su pueblo extinto, una razón más por haber escogido ese poderoso amuleto.
    Elizabeth sabía que pronto se acercaba el solsticio de invierno, donde con Kazuo tendría que atravesar el mundo de los espíritus para presentarse ante Inari, los poderes y la conexión "Umbrae Passus" podrían ayudarla en su condición humana.
    No era algo que le haya contado al Kitsune aún, pero quizás pronto lo haría.

    El precio de la gema para la sorpresa de Liz equivalía a un abrazo por tres días seguidos. Incrédula el primer día abrazó a Nunchi, una completa desconocida, algo que para cualquiera que conociera a la pelirroja sería inconcebible.

    Feliz con su nueva adquisición se marchó prometiendo que al día siguiente volvería para saldar su deuda. Elizabeth era mujer de palabra, cumplía sus promesas, así que sin titubear emprendió nuevamente el viaje hacia el árbol donde había encontrado a la maga la primera vez



    ⋮||⋮ Escena completa aquí → https://ficrol.com/posts/208381
    ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪ En el sendero que serpentea hacia el corazón del pueblo, una figura mística y serena se encontraba a un costado, en la sombra suave de un grandioso árbol de tronco ancho. Liz como cada tarde disfrutaba recorriendo el bosque admirando su flora y fauna, registrando en su vieja bitácora cada nueva especie que se encontraba. Había caminado varios kilómetros hasta que a lo lejos divisa una silueta femenina... espera, ¿Qué? ¿Está flotando? - decía para sí Impulsada por la curiosidad Elizabeth se acercó a ella, a su alrededor habían varios frascos y un pergamino con una lista gigante, a esa distancia no lograba divisar bien de qué se trataba. [vortex_green_lion_252] era una maga itinerante que vendía un sinfin de pociones y runas, dentro de todos sus valiosos objetos uno llamó la atención de la pelirroja: la Runa Nyxal ligada directamente a la luna, con sus tres diferentes conexiones le serían de gran utilidad. Ella al ser una "Llama de Sangre" había sido concebida bajo la luna sangrienta, parte de sus poderes nacían de ese antiguo rito de su pueblo extinto, una razón más por haber escogido ese poderoso amuleto. Elizabeth sabía que pronto se acercaba el solsticio de invierno, donde con Kazuo tendría que atravesar el mundo de los espíritus para presentarse ante Inari, los poderes y la conexión "Umbrae Passus" podrían ayudarla en su condición humana. No era algo que le haya contado al Kitsune aún, pero quizás pronto lo haría. El precio de la gema para la sorpresa de Liz equivalía a un abrazo por tres días seguidos. Incrédula el primer día abrazó a Nunchi, una completa desconocida, algo que para cualquiera que conociera a la pelirroja sería inconcebible. Feliz con su nueva adquisición se marchó prometiendo que al día siguiente volvería para saldar su deuda. Elizabeth era mujer de palabra, cumplía sus promesas, así que sin titubear emprendió nuevamente el viaje hacia el árbol donde había encontrado a la maga la primera vez ⋮||⋮ Escena completa aquí → https://ficrol.com/posts/208381
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  • ¿Es posible burlar a la muerte?

    Para Kazuo, esto era algo innato. Había burlado a la muerte por más de 1,200 año. Pero ahora la cuenta regresiva se sentía más cerca que nunca. En un acto de amor, Kazuo vinculó su alma a la de Elizabeth. El día en que ella dé su último suspiro, él la acompañará.

    Aunque morir por amor suene muy romántico, Kazuo tenía la certeza de que volvería a reencarnar siendo quien es. Pero... ¿podría vivir una nueva vida sin ella? ¿Cómo sabría si ella se reencarnaría? ¿Y él, recordaría algo?

    Eran demasiados cabos sueltos, demasiada incertidumbre que el zorro no estaba dispuesto a asumir. Había dedicado sus últimas semanas a buscar información en libros, documentos y escritos de cualquier tipo que pudieran darle pistas sobre algo, algún hilo del que poder tirar.

    Algunos textos hablaban de un lugar más allá de Kyoto, un lugar en ruinas tan, o incluso más, antiguo que él. Decidió salir en la noche, solo... Probablemente recibiría una reprimenda, pero iba a ser un viaje de ida y vuelta en la misma noche; casi tendría que ir como un espíritu, en su forma de zorro, a través del bosque. Llevar a alguien con él haría imposible alcanzar esa velocidad.

    Llegó a aquellas ruinas, un amasijo de escombros cubiertos por la densidad del bosque, pero que emanaban un aura especial. Aquel sitio había sido antaño un lugar sagrado de extrema importancia. Seguramente, había sido destruido antes de la unificación de Japón; de ahí su estado.

    En una de las paredes había runas, símbolos y kanjis más antiguos que él mismo. Eran pocos los conocimientos que escapaban al saber del zorro, pero aquello era algo más grande que él: un conocimiento arcano. Decidió anotar todos los símbolos, memorizarlos e intentar encajar un significado con otro. Después de varias horas de recopilación, decidió marcharse de esas ruinas. No sabía si había encontrado el hilo que buscaba, pero al menos ya tenía más de lo que había podido averiguar hasta ahora.
    ¿Es posible burlar a la muerte? Para Kazuo, esto era algo innato. Había burlado a la muerte por más de 1,200 año. Pero ahora la cuenta regresiva se sentía más cerca que nunca. En un acto de amor, Kazuo vinculó su alma a la de Elizabeth. El día en que ella dé su último suspiro, él la acompañará. Aunque morir por amor suene muy romántico, Kazuo tenía la certeza de que volvería a reencarnar siendo quien es. Pero... ¿podría vivir una nueva vida sin ella? ¿Cómo sabría si ella se reencarnaría? ¿Y él, recordaría algo? Eran demasiados cabos sueltos, demasiada incertidumbre que el zorro no estaba dispuesto a asumir. Había dedicado sus últimas semanas a buscar información en libros, documentos y escritos de cualquier tipo que pudieran darle pistas sobre algo, algún hilo del que poder tirar. Algunos textos hablaban de un lugar más allá de Kyoto, un lugar en ruinas tan, o incluso más, antiguo que él. Decidió salir en la noche, solo... Probablemente recibiría una reprimenda, pero iba a ser un viaje de ida y vuelta en la misma noche; casi tendría que ir como un espíritu, en su forma de zorro, a través del bosque. Llevar a alguien con él haría imposible alcanzar esa velocidad. Llegó a aquellas ruinas, un amasijo de escombros cubiertos por la densidad del bosque, pero que emanaban un aura especial. Aquel sitio había sido antaño un lugar sagrado de extrema importancia. Seguramente, había sido destruido antes de la unificación de Japón; de ahí su estado. En una de las paredes había runas, símbolos y kanjis más antiguos que él mismo. Eran pocos los conocimientos que escapaban al saber del zorro, pero aquello era algo más grande que él: un conocimiento arcano. Decidió anotar todos los símbolos, memorizarlos e intentar encajar un significado con otro. Después de varias horas de recopilación, decidió marcharse de esas ruinas. No sabía si había encontrado el hilo que buscaba, pero al menos ya tenía más de lo que había podido averiguar hasta ahora.
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  • El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua.
    El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll.
    Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe.

    “¿Qué te trae por aquí, mago?”

    pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia.

    “He venido en busca de información,”

    responde Yukine, su voz resonando con autoridad.

    “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.”

    El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad.

    “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.”

    Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes.

    “Entonces, empecemos,”

    dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar.
    El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco.

    “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?”

    Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme.

    “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.”

    El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación.

    “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.”

    Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra.

    “He oído hablar de ese artefacto,”

    dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices.

    “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.”

    Yukine la observa con atención.

    “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?”

    Lidica asiente lentamente.

    “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.”

    Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir.

    “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.”

    El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo.

    “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.”

    Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito.
    Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar.

    “El templo está a unos días de viaje desde aquí,”

    explica Lidica mientras caminan.

    “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.”

    Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte.

    “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.”

    Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña.

    “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.”

    A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje.

    “Debemos acampar aquí por la noche,”

    sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque.

    “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.”

    Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo.

    “Este es el templo,”

    dice, señalando una estructura en el centro del mapa.

    “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.”

    Yukine estudia el mapa con atención.

    “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.”

    Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles.
    El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas.
    Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva.

    “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?”

    pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles.
    Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto.

    “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.”

    El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente.

    "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro"

    el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur

    “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.”

    Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal.
    Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos

    "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya"

    luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo.
    El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas.
    Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo
    A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder
    Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar
    El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo
    El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
    Mientras Yukine y Lyria avanzan hacia el altar central, una perturbación mágica se siente en el aire. Las runas en las columnas comienzan a brillar intensamente y el suelo tiembla bajo sus pies.
    Yukine siente la energía mágica acumulándose y sabe que algo está a punto de suceder. Alza su bastón y murmura un conjuro de protección.

    "Lidica, prepárate. Algo se aproxima."

    Lidica desenvaina sus dagas, las hojas brillando con runas de fuego y hielo. Se coloca en posición defensiva junto a Yukine.

    "Estoy lista. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos."

    Las estatuas de los guardianes a lo largo del salón empiezan a moverse, desprendiéndose del polvo y el musgo. Sus ojos de piedra brillan con una luz roja y sus armas relucen bajo la luz del templo. Con pasos pesados, avanzan hacia los intrusos, levantando sus espadas y lanzas.
    El primer guardián levanta su espada y lanza un golpe poderoso hacia Yukine. Yukine levanta su mano justo a tiempo, bloqueando el ataque con un escudo de energía mágica. El impacto resuena a través del templo, pero Yukine se mantiene firme.
    Otro guardián se abalanza hacia Lyria con una lanza. Lidica esquiva ágilmente el ataque, rodando hacia un lado y contraatacando con una de sus dagas. La hoja encantada deja una cicatriz ardiente en el brazo de piedra del guardián.
    Un tercer guardián intenta sorprender a Yukine por detrás, pero Yukine está preparado. Gira rápidamente y lanza un hechizo de viento, empujando al guardián hacia atrás y haciéndolo chocar contra una columna.
    Yukine y Lidica se coordinan perfectamente, luchando espalda con espalda. Yukine lanza hechizos de fuego y hielo, debilitando a los guardianes mientras Lidica utiliza su agilidad para esquivar y golpear con precisión.
    El combate continúa, con los guardianes atacando implacablemente y Yukine y Lidica defendiendo cada golpe con destreza y magia. El templo retumba con el sonido de la batalla, y ambos saben que deben mantenerse enfocados si quieren salir victoriosos.
    El combate se vuelve más frenético cuando Yukine decide utilizar una combinación de hechizos más avanzada. Alza su mano y, con un movimiento rápido, lanza un hechizo de cadena de relámpagos. La cadena de relámpagos salta de un guardián a otro, chisporroteando y dejando marcas de quemaduras en sus superficies de piedra. Los guardianes retroceden momentáneamente, dándoles a Yukine y Lidica un respiro para reagruparse.
    Lidica aprovecha el momento para lanzar una de sus pociones explosivas a los pies del guardián más cercano. La explosión resulta en un destello cegador seguido de una onda de choque que desestabiliza la estructura del guardián. Con una agilidad impresionante, Lyria se desliza bajo el guardián tambaleante y clava su daga en las articulaciones de piedra, causándole un daño crítico.
    A pesar de estar envuelto en llamas, el guardián lanza un ataque feroz hacia Yukine. Yukine levanta su escudo de energía justo a tiempo, pero el impacto lo hace retroceder unos pasos. El escudo parpadea, mostrando signos de desgaste.
    El guardián herido en la pierna intenta golpear a Lidica con su lanza. Lidica esquiva con agilidad, pero el guardián la sigue de cerca, lanzando una serie de ataques rápidos. Lyria bloquea algunos con sus dagas, pero uno de los golpes logra rozarle el brazo, causando un corte superficial.
    Un tercer guardián, habiendo chocado contra la columna, se reincorpora y lanza un ataque desde la distancia. Alza su mano y una ráfaga de energía oscura se dirige hacia Yukine y Lidica. Yukine desvía la energía con su mano, pero siente la fuerza del impacto.
    Viendo la oportunidad, Yukine decide recurrir a su hechizo de lanza de hielo, creando una lanza hecha de hielo puro y lanzándola con precisión hacia el corazón de piedra del segundo guardián. La lanza penetra la piedra con un sonido agudo, y el guardián se desploma en una nube de polvo.
    Lidica, con su agilidad intacta, hace uso de su habilidad "Golpe Sombrío". Se desvanece momentáneamente en una sombra y reaparece detrás del último guardián, donde clava sus dos dagas encantadas en su espalda. Las runas de fuego y hielo se activan simultáneamente, causando una explosión elemental que destruye al guardián desde dentro.
    El silencio vuelve al templo, interrumpido solo por los ecos de la batalla que aún resuenan en las paredes. Yukine y Lidica, respirando con dificultad, se miran y asienten, sabiendo que han superado una prueba importante.
    Una vez derrotados los guardianes, el altar que antes estaba vacio ahora resuena, vibra y se ilumina por momentos, Lidica se pone de pie y observa anonadada como de este emerge lo que ha estado buscando durante anos.
    una luz suave y resplandeciente. Lidica da un paso adelante, sus ojos llenos de asombro y reverencia.

    "Lo hemos encontrado,"

    susurra, extendiendo una mano hacia el cristal.

    "por fin lo he encontrado, luego de siglos de busqueda, he cumplido la mision de mi familia y ahora yo y mis desendientes debemos continuar la custodia y proteccion de el cristal ."

    Yukine se acerca a su lado, su energía mágica resonando con la del cristal sorprendido por este hecho deja salir su aura magica haciendo que resuene con mayor intensidad con el cristal Con una profunda respiración, extiende sus manos hacia el Cristal . La luz del cristal se intensifica y un cálido resplandor envuelve a Yukine. La energía empieza a fluir desde el cristal hacia él, recorriendo su cuerpo como un río de pura magia. Sus ojos brillan con un azul intenso mientras siente cómo su propia magia se fusiona con la del cristal.
    De repente, una figura comienza a formarse frente a ellos, emergiendo de la luz del cristal. Es una entidad de luz pura, con forma humanoide, pero sus rasgos son etéreos y cambiantes, como si estuviera hecha del mismo resplandor del cristal.

    "Yukine,"

    dice la entidad con una voz que resuena como un coro de ecos armoniosos,

    "yo soy el Guardián del Cristal, una manifestación de su esencia."

    Yukine, todavía envuelto en la energía del cristal, inclina la cabeza en señal de respeto.

    "¿Por qué me ha elegido el cristal? ¿Por qué me otorga sus poderes?"

    La entidad de luz se acerca, su presencia irradiando calidez y serenidad.

    "El Cristal posee un gran poder, uno que puede restaurar el equilibrio o causar destrucción, dependiendo de las intenciones de su portador. Te ha elegido a ti porque eres tu quien fue escogido por lo elementales como mediador."

    Lidica observa la escena con reverencia, sus ojos llenos de asombro.

    "¿Qué debemos hacer ahora?"

    pregunta ella.
    La entidad sonríe suavemente.

    "El trabajo de tu familia, el cual desempeño por siglos hoy se ha cumplido, su salvaguarda era fundamental para que hoy el cristal pudiera entregar sus poderes al mediador."

    "Yukine, ahora que has absorbido los poderes del cristal, te has convertido en su guardián. Debes utilizar este poder para cerrar las brechas que amenazan los reinos y restaurar el equilibrio. Pero recuerda, con gran poder viene una gran responsabilidad."

    Yukine asiente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también una sensación de propósito y claridad.

    "Lo haré. Protegeré el equilibrio"

    La luz que forma la entidad comienza a desvanecerse, pero su voz permanece clara.

    "El Cristal ha confiado en ti, Yukine. Usa su poder con sabiduría y valentía. El destino de los reinos está ahora en tus manos."

    Con esas palabras, la entidad desaparece, dejando a Yukine y Lidica en la sala central del templo. La luz del cristal se integra completamente en Yukine, y él siente una nueva fuerza y conexión con la magia del mundo.
    El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua. El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll. Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe. “¿Qué te trae por aquí, mago?” pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia. “He venido en busca de información,” responde Yukine, su voz resonando con autoridad. “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.” El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad. “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.” Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes. “Entonces, empecemos,” dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar. El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco. “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?” Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme. “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.” El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación. “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.” Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra. “He oído hablar de ese artefacto,” dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices. “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.” Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?” Lidica asiente lentamente. “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.” Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir. “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.” El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo. “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.” Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito. Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar. “El templo está a unos días de viaje desde aquí,” explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.” Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte. “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.” Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña. “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.” A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje. “Debemos acampar aquí por la noche,” sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque. “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.” Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo. “Este es el templo,” dice, señalando una estructura en el centro del mapa. “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.” Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.” Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles. El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas. Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva. “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?” pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles. Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto. “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.” El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente. "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro" el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.” Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal. Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya" luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo. El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas. Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela. Mientras Yukine y Lyria avanzan hacia el altar central, una perturbación mágica se siente en el aire. Las runas en las columnas comienzan a brillar intensamente y el suelo tiembla bajo sus pies. Yukine siente la energía mágica acumulándose y sabe que algo está a punto de suceder. Alza su bastón y murmura un conjuro de protección. "Lidica, prepárate. Algo se aproxima." Lidica desenvaina sus dagas, las hojas brillando con runas de fuego y hielo. Se coloca en posición defensiva junto a Yukine. "Estoy lista. Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos." Las estatuas de los guardianes a lo largo del salón empiezan a moverse, desprendiéndose del polvo y el musgo. Sus ojos de piedra brillan con una luz roja y sus armas relucen bajo la luz del templo. Con pasos pesados, avanzan hacia los intrusos, levantando sus espadas y lanzas. El primer guardián levanta su espada y lanza un golpe poderoso hacia Yukine. Yukine levanta su mano justo a tiempo, bloqueando el ataque con un escudo de energía mágica. El impacto resuena a través del templo, pero Yukine se mantiene firme. Otro guardián se abalanza hacia Lyria con una lanza. Lidica esquiva ágilmente el ataque, rodando hacia un lado y contraatacando con una de sus dagas. La hoja encantada deja una cicatriz ardiente en el brazo de piedra del guardián. Un tercer guardián intenta sorprender a Yukine por detrás, pero Yukine está preparado. Gira rápidamente y lanza un hechizo de viento, empujando al guardián hacia atrás y haciéndolo chocar contra una columna. Yukine y Lidica se coordinan perfectamente, luchando espalda con espalda. Yukine lanza hechizos de fuego y hielo, debilitando a los guardianes mientras Lidica utiliza su agilidad para esquivar y golpear con precisión. El combate continúa, con los guardianes atacando implacablemente y Yukine y Lidica defendiendo cada golpe con destreza y magia. El templo retumba con el sonido de la batalla, y ambos saben que deben mantenerse enfocados si quieren salir victoriosos. El combate se vuelve más frenético cuando Yukine decide utilizar una combinación de hechizos más avanzada. Alza su mano y, con un movimiento rápido, lanza un hechizo de cadena de relámpagos. La cadena de relámpagos salta de un guardián a otro, chisporroteando y dejando marcas de quemaduras en sus superficies de piedra. Los guardianes retroceden momentáneamente, dándoles a Yukine y Lidica un respiro para reagruparse. Lidica aprovecha el momento para lanzar una de sus pociones explosivas a los pies del guardián más cercano. La explosión resulta en un destello cegador seguido de una onda de choque que desestabiliza la estructura del guardián. Con una agilidad impresionante, Lyria se desliza bajo el guardián tambaleante y clava su daga en las articulaciones de piedra, causándole un daño crítico. A pesar de estar envuelto en llamas, el guardián lanza un ataque feroz hacia Yukine. Yukine levanta su escudo de energía justo a tiempo, pero el impacto lo hace retroceder unos pasos. El escudo parpadea, mostrando signos de desgaste. El guardián herido en la pierna intenta golpear a Lidica con su lanza. Lidica esquiva con agilidad, pero el guardián la sigue de cerca, lanzando una serie de ataques rápidos. Lyria bloquea algunos con sus dagas, pero uno de los golpes logra rozarle el brazo, causando un corte superficial. Un tercer guardián, habiendo chocado contra la columna, se reincorpora y lanza un ataque desde la distancia. Alza su mano y una ráfaga de energía oscura se dirige hacia Yukine y Lidica. Yukine desvía la energía con su mano, pero siente la fuerza del impacto. Viendo la oportunidad, Yukine decide recurrir a su hechizo de lanza de hielo, creando una lanza hecha de hielo puro y lanzándola con precisión hacia el corazón de piedra del segundo guardián. La lanza penetra la piedra con un sonido agudo, y el guardián se desploma en una nube de polvo. Lidica, con su agilidad intacta, hace uso de su habilidad "Golpe Sombrío". Se desvanece momentáneamente en una sombra y reaparece detrás del último guardián, donde clava sus dos dagas encantadas en su espalda. Las runas de fuego y hielo se activan simultáneamente, causando una explosión elemental que destruye al guardián desde dentro. El silencio vuelve al templo, interrumpido solo por los ecos de la batalla que aún resuenan en las paredes. Yukine y Lidica, respirando con dificultad, se miran y asienten, sabiendo que han superado una prueba importante. Una vez derrotados los guardianes, el altar que antes estaba vacio ahora resuena, vibra y se ilumina por momentos, Lidica se pone de pie y observa anonadada como de este emerge lo que ha estado buscando durante anos. una luz suave y resplandeciente. Lidica da un paso adelante, sus ojos llenos de asombro y reverencia. "Lo hemos encontrado," susurra, extendiendo una mano hacia el cristal. "por fin lo he encontrado, luego de siglos de busqueda, he cumplido la mision de mi familia y ahora yo y mis desendientes debemos continuar la custodia y proteccion de el cristal ." Yukine se acerca a su lado, su energía mágica resonando con la del cristal sorprendido por este hecho deja salir su aura magica haciendo que resuene con mayor intensidad con el cristal Con una profunda respiración, extiende sus manos hacia el Cristal . La luz del cristal se intensifica y un cálido resplandor envuelve a Yukine. La energía empieza a fluir desde el cristal hacia él, recorriendo su cuerpo como un río de pura magia. Sus ojos brillan con un azul intenso mientras siente cómo su propia magia se fusiona con la del cristal. De repente, una figura comienza a formarse frente a ellos, emergiendo de la luz del cristal. Es una entidad de luz pura, con forma humanoide, pero sus rasgos son etéreos y cambiantes, como si estuviera hecha del mismo resplandor del cristal. "Yukine," dice la entidad con una voz que resuena como un coro de ecos armoniosos, "yo soy el Guardián del Cristal, una manifestación de su esencia." Yukine, todavía envuelto en la energía del cristal, inclina la cabeza en señal de respeto. "¿Por qué me ha elegido el cristal? ¿Por qué me otorga sus poderes?" La entidad de luz se acerca, su presencia irradiando calidez y serenidad. "El Cristal posee un gran poder, uno que puede restaurar el equilibrio o causar destrucción, dependiendo de las intenciones de su portador. Te ha elegido a ti porque eres tu quien fue escogido por lo elementales como mediador." Lidica observa la escena con reverencia, sus ojos llenos de asombro. "¿Qué debemos hacer ahora?" pregunta ella. La entidad sonríe suavemente. "El trabajo de tu familia, el cual desempeño por siglos hoy se ha cumplido, su salvaguarda era fundamental para que hoy el cristal pudiera entregar sus poderes al mediador." "Yukine, ahora que has absorbido los poderes del cristal, te has convertido en su guardián. Debes utilizar este poder para cerrar las brechas que amenazan los reinos y restaurar el equilibrio. Pero recuerda, con gran poder viene una gran responsabilidad." Yukine asiente, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, pero también una sensación de propósito y claridad. "Lo haré. Protegeré el equilibrio" La luz que forma la entidad comienza a desvanecerse, pero su voz permanece clara. "El Cristal ha confiado en ti, Yukine. Usa su poder con sabiduría y valentía. El destino de los reinos está ahora en tus manos." Con esas palabras, la entidad desaparece, dejando a Yukine y Lidica en la sala central del templo. La luz del cristal se integra completamente en Yukine, y él siente una nueva fuerza y conexión con la magia del mundo.
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  • ——— PRESAGIO (inicio)

    Han pasado tres días desde el extraño encuentro en el bosque. La figura del oso persiste en la mente de Khan, un eco que interrumpe sus pensamientos a lo largo de la rutina, el pan, las comidas, el trabajo con la leña. Aún le da vueltas, buscándole sentido y significado. No es de los que ignoran las señales, pero esta en particular se le escapa, y sentirse ignorante le irrita.

    Esta noche, sin importar su malhumor, al terminar el trabajo en la panadería sale a las calles del pueblo cargado con una bolsa de pan. La brisa fría se entibia al golpearle en el rostro mientras avanza en silencio por los rincones menos afortunados del pueblo, distribuyendo bollos y hogazas a los necesitados, como acostumbra.

    Al llegar al final de una calle sin salida, algo le detiene. Una puerta que no debería estar allí, solitaria e inesperada, encajada entre paredes de piedra deslucida. Frunce el ceño al verla. La madera es vieja, oscura, con vetas que parecen reflejar la luz tenue de la luna, y, aunque no debería estar allí, no le resulta en absoluto desconocida.

    El marco, las pequeñas runas desgastadas grabadas en la madera, la manera en que la sombra parece envolver la entrada misma… Un largo resoplido escapa de sus labios y una mezcla de molestia y resignación aparece en sus ojos, y, sin poder evitarlo, una sonrisa tosca pero genuina se asoma en sus labios; ahora lo sabe.

    Aquella puerta lleva al bar que ha frecuentado en otros tiempos, un lugar envuelto en magia, que aparece y desaparece a su antojo. En su momento, fue su refugio y de quienes amaba. Aunque sabe que no debería estar allí, no puede ignorar la llamada.

    Da un paso adelante y empuja la puerta, cruzando el umbral hacia el interior del bar.

    Tolek Zientek
    ——— PRESAGIO (inicio) Han pasado tres días desde el extraño encuentro en el bosque. La figura del oso persiste en la mente de Khan, un eco que interrumpe sus pensamientos a lo largo de la rutina, el pan, las comidas, el trabajo con la leña. Aún le da vueltas, buscándole sentido y significado. No es de los que ignoran las señales, pero esta en particular se le escapa, y sentirse ignorante le irrita. Esta noche, sin importar su malhumor, al terminar el trabajo en la panadería sale a las calles del pueblo cargado con una bolsa de pan. La brisa fría se entibia al golpearle en el rostro mientras avanza en silencio por los rincones menos afortunados del pueblo, distribuyendo bollos y hogazas a los necesitados, como acostumbra. Al llegar al final de una calle sin salida, algo le detiene. Una puerta que no debería estar allí, solitaria e inesperada, encajada entre paredes de piedra deslucida. Frunce el ceño al verla. La madera es vieja, oscura, con vetas que parecen reflejar la luz tenue de la luna, y, aunque no debería estar allí, no le resulta en absoluto desconocida. El marco, las pequeñas runas desgastadas grabadas en la madera, la manera en que la sombra parece envolver la entrada misma… Un largo resoplido escapa de sus labios y una mezcla de molestia y resignación aparece en sus ojos, y, sin poder evitarlo, una sonrisa tosca pero genuina se asoma en sus labios; ahora lo sabe. Aquella puerta lleva al bar que ha frecuentado en otros tiempos, un lugar envuelto en magia, que aparece y desaparece a su antojo. En su momento, fue su refugio y de quienes amaba. Aunque sabe que no debería estar allí, no puede ignorar la llamada. Da un paso adelante y empuja la puerta, cruzando el umbral hacia el interior del bar. [Tolek]
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  • Ladrón de tus Ruinas de Cristal
    Fondo Musical: https://youtu.be/egXoXBAd6fc?si=fJQAqC3CuVxJ9mGP

    Nuclear sirviente, tus mejillas cicatrizan bajo la luminaria de un Sol de Medianoche, ¿por qué no pincelas ya tus labios con una sonrisa de sonrosadas ilusiones? Esas quiméricas, esas siemprevivas que penden en lo alto de tu estampa de príncipe durmiente.

    Persiste lo lácteo de tus pupilas, de ellas emanan irisdecentes apariciones, empapados de rocío; soy un ladrón de tumbas de ecos de silvanos higos; terratenientes novas de precedentes turmalinas. Tus pulgares ya recorren las vías de estos docemesinos génesis.

    ¿Podré conocerlos y acariciar su garganta cortadas de tajo a tajo con mi crisálida de creciente gomaespuma? Soy. Soy. Soy una triada de husos horarios. Cantos rodados que desvían sus presencias ante tu altar, ante tu estampa, tu voz de famélica ternura.

    Una nocturna libélula, choca con dos escondites entre la cavidad del árbol del ahorcado, tres amaneceres anuncian tu llegada. En tus denarios conjuro mi aura de auroras boreales encantadas.

    Pero en el pero.

    Sometes a tus mentiras ante los afligidos, riegas tu desquiciado temple en renuentes cofres, esos repletos de hebras de ciervos y siervos de arañas de brunas hazañas.

    Porque en el por qué.

    Dos más dos.
    Cuatro más cuatro.
    Seis por seis.
    Ocho por ocho.
    Nueve veces nueve.

    Entreveo tu rostro en trece millones de futuros. No triunfas por más que repartes blasfemias, con tus experimentadas mentiras. Entreveo docenas de huevos negros puestos desde el centro de tu ser. Falsificas tus silentes apariciones, impropias en lo moribundo de tu desidia.

    Tus lentes ya no te permiten vislumbrar el estrellado firmamento.

    Tus lentes ya no te permiten vislumbrar el portentoso lirio, ya dibujado sobre tu piel desolada.

    Tus lentes ya no te permiten vislumbrar el mirador de tus abismos; mis playas de bruna arena de tiempos inmolados.

    Inmolados.

    Montados.

    Montados.

    Inmolados.

    Continúo, continuo en este espantapájaros de A-B-C-D-E-F.

    Preciso, preciso de un hada de G-H-I-J-K-L.

    M.
    N.
    O.
    P.
    Q.

    Te vislumbro en R-S-T-U-V-W.

    Ay, X.
    Hay, Y.
    Ahí, Z.

    Noble enjuiciado en tu pasado. Brujería carente de riquezas. Dilema tras dilema tras dilema. Redención de lágrimas cristalinas. Errante de su suerte. Errante en el norte, sur, este y oeste. Sollozo de desnudados besos, rezos de platinada estampa sobre el alevoso crimen de sus eclipsados soles, lunas y estrellas de ejes cardinales.

    En la tierra es un dromedario.
    En el cielo una gaviota.
    En el océano un ballena.
    De vida azul.
    Celeste en mis acérrimas celestes.
    Óbito de canelas.
    Principados de aluviones.
    Alelís de fueros internos.
    Temple de oro, incienso y mirra.
    Ladrón de tus Ruinas de Cristal Fondo Musical: https://youtu.be/egXoXBAd6fc?si=fJQAqC3CuVxJ9mGP Nuclear sirviente, tus mejillas cicatrizan bajo la luminaria de un Sol de Medianoche, ¿por qué no pincelas ya tus labios con una sonrisa de sonrosadas ilusiones? Esas quiméricas, esas siemprevivas que penden en lo alto de tu estampa de príncipe durmiente. Persiste lo lácteo de tus pupilas, de ellas emanan irisdecentes apariciones, empapados de rocío; soy un ladrón de tumbas de ecos de silvanos higos; terratenientes novas de precedentes turmalinas. Tus pulgares ya recorren las vías de estos docemesinos génesis. ¿Podré conocerlos y acariciar su garganta cortadas de tajo a tajo con mi crisálida de creciente gomaespuma? Soy. Soy. Soy una triada de husos horarios. Cantos rodados que desvían sus presencias ante tu altar, ante tu estampa, tu voz de famélica ternura. Una nocturna libélula, choca con dos escondites entre la cavidad del árbol del ahorcado, tres amaneceres anuncian tu llegada. En tus denarios conjuro mi aura de auroras boreales encantadas. Pero en el pero. Sometes a tus mentiras ante los afligidos, riegas tu desquiciado temple en renuentes cofres, esos repletos de hebras de ciervos y siervos de arañas de brunas hazañas. Porque en el por qué. Dos más dos. Cuatro más cuatro. Seis por seis. Ocho por ocho. Nueve veces nueve. Entreveo tu rostro en trece millones de futuros. No triunfas por más que repartes blasfemias, con tus experimentadas mentiras. Entreveo docenas de huevos negros puestos desde el centro de tu ser. Falsificas tus silentes apariciones, impropias en lo moribundo de tu desidia. Tus lentes ya no te permiten vislumbrar el estrellado firmamento. Tus lentes ya no te permiten vislumbrar el portentoso lirio, ya dibujado sobre tu piel desolada. Tus lentes ya no te permiten vislumbrar el mirador de tus abismos; mis playas de bruna arena de tiempos inmolados. Inmolados. Montados. Montados. Inmolados. Continúo, continuo en este espantapájaros de A-B-C-D-E-F. Preciso, preciso de un hada de G-H-I-J-K-L. M. N. O. P. Q. Te vislumbro en R-S-T-U-V-W. Ay, X. Hay, Y. Ahí, Z. Noble enjuiciado en tu pasado. Brujería carente de riquezas. Dilema tras dilema tras dilema. Redención de lágrimas cristalinas. Errante de su suerte. Errante en el norte, sur, este y oeste. Sollozo de desnudados besos, rezos de platinada estampa sobre el alevoso crimen de sus eclipsados soles, lunas y estrellas de ejes cardinales. En la tierra es un dromedario. En el cielo una gaviota. En el océano un ballena. De vida azul. Celeste en mis acérrimas celestes. Óbito de canelas. Principados de aluviones. Alelís de fueros internos. Temple de oro, incienso y mirra.
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