• Un contrato... O un amor verdadero
    Categoría Drama
    (El Jefe entra a la oficina con un café en la mano, parece algo cansado. Su Asistente ya está en su escritorio, revisando su computadora.)

    Asistente: ¡Buenos días, jefe! ¿Listo para un nuevo día de caos controlado?

    Jefe: (Suspira) Buenos días, Samanta. No sé si estoy listo, pero aquí estamos. ¿Qué tenemos hoy?

    Asistente: Bueno, para empezar, reunión con el equipo de ventas a las 10:00 a.m. para ver cómo vamos este mes.

    Jefe: ¿Necesito preocuparme?

    Asistente: Mmm… no voy a decir que sí, pero tampoco voy a decir que no.

    Jefe: Genial. ¿Algo más emocionante en la agenda?

    Asistente: Sí, comida con el cliente de la familia Rodríguez a las 12:30 p.m. Ah, y ya confirmé la reserva en su restaurante favorito.

    Jefe: ¡Ese es el tipo de noticias que me gusta escuchar! ¿Algo más?

    Asistente: Sí, Ethan el de recursos humanos quiere hablar con usted sobre un problemita con un proyecto.

    Jefe: ¿Problemita o problemón?

    Asistente: Digamos que… mejor hable con él directamente.

    Jefe: Ya veo… Bueno, dile que pase después de la reunión.

    Asistente: Hecho. Y antes de que se me olvide, los presupuestos para el próximo trimestre están en su correo.

    Jefe: ¿Tengo que verlos hoy?

    Asistente: Debería… pero si quiere los muevo para mañana y finge que no se los di todavía.

    Jefe: (Sonríe) Tentador… pero mejor los veo hoy. Bloquéame un rato en la tarde.

    Asistente: ¡Eso es espíritu de jefe responsable!

    Jefe: O de alguien que no quiere más sorpresas esta semana.

    Asistente: Como diga, jefe.
    __________________________

    El rol trata sobre un jefe y una asistente los cuales al principio son prefesionales pero luego ocurre un problema donde tienen que fingir una relación ya que para que el jefe (tu oc) debe casarse con alguien y esa persona sera su asistente (mi oc) todo sera por un contrato y luego si sera la boda

    #relacionfalsa #contrato
    (El Jefe entra a la oficina con un café en la mano, parece algo cansado. Su Asistente ya está en su escritorio, revisando su computadora.) Asistente: ¡Buenos días, jefe! ¿Listo para un nuevo día de caos controlado? Jefe: (Suspira) Buenos días, Samanta. No sé si estoy listo, pero aquí estamos. ¿Qué tenemos hoy? Asistente: Bueno, para empezar, reunión con el equipo de ventas a las 10:00 a.m. para ver cómo vamos este mes. Jefe: ¿Necesito preocuparme? Asistente: Mmm… no voy a decir que sí, pero tampoco voy a decir que no. Jefe: Genial. ¿Algo más emocionante en la agenda? Asistente: Sí, comida con el cliente de la familia Rodríguez a las 12:30 p.m. Ah, y ya confirmé la reserva en su restaurante favorito. Jefe: ¡Ese es el tipo de noticias que me gusta escuchar! ¿Algo más? Asistente: Sí, Ethan el de recursos humanos quiere hablar con usted sobre un problemita con un proyecto. Jefe: ¿Problemita o problemón? Asistente: Digamos que… mejor hable con él directamente. Jefe: Ya veo… Bueno, dile que pase después de la reunión. Asistente: Hecho. Y antes de que se me olvide, los presupuestos para el próximo trimestre están en su correo. Jefe: ¿Tengo que verlos hoy? Asistente: Debería… pero si quiere los muevo para mañana y finge que no se los di todavía. Jefe: (Sonríe) Tentador… pero mejor los veo hoy. Bloquéame un rato en la tarde. Asistente: ¡Eso es espíritu de jefe responsable! Jefe: O de alguien que no quiere más sorpresas esta semana. Asistente: Como diga, jefe. __________________________ El rol trata sobre un jefe y una asistente los cuales al principio son prefesionales pero luego ocurre un problema donde tienen que fingir una relación ya que para que el jefe (tu oc) debe casarse con alguien y esa persona sera su asistente (mi oc) todo sera por un contrato y luego si sera la boda #relacionfalsa #contrato
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    Individual
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  • Las noches espesas de los finales del invierno en una ciudad que para su gusto, era demasiado fría, su vida entera había sido en un lugar donde la mayor parte del año, era muy caluroso, tanto que parecía asfixiar a todo aquel que respiraba ese aire pesado de los manglares en el bayou, pero ahora más que calor cuando respiraba era todo lo contrario, era como miles de pequeños pedazos de hielo que se infiltraban en lo más profundo de los pulmones y que se burlaba de sí mismo como para recordarle que jamás podría congelarle le todo, por más que no usara una bufanda o incluso un cubrebocas, nunca se enfermaría o se congelaría, todo incluso el calor en el bayou no le harían ningún daño y ahora si lo pensaba, ni el sol mismo le hacía daño, entonces porque últimamente sentía que había un vacío que, al parecer nada podía llenar. Aveces se encontraba pensando en su hermana, otras en sus padres y otras más más simplemente parecía no querer salir de la ducha, suponía que no estar con su familia era su razón de sentir ese vacío, pero otras veces creía que era mejor así, no depender de nadie, no dar explicaciones.

    De pronto cuando llegaba a casa, el gato de su hermana lo recibía en la entrada, antes e igual que Lestat, él odiaba a cualquier animal que se le acercaba, eran la razón de alguna de las peleas entre sus padres, por lo que, los detestaba, pero ahora en ese pequeño departamento de Manhattan, el gato Alfonso se restregaba contra su pierna mientras él se agachaba para recogerlo con ambas manos y acariciando lo entre las orejas para tranquilizarlo.

    Era un poco agotador pero tenía toda una vida por delante y ante ese solo pensamiento le provocó una risa, ¿durante cuanto tiempo había pensado así?, no podía recordarlo, pero los últimos cuarenta años habían sido más que solo una experiencia. Un pequeño suspiro inundó sus pulmones, no sabía si se arrepentía de no haber detenido a su hermana o si más bien era culpa al no poder protegerla, justo como cuando eran niños, justo como cuando los habían convertido. Sacudió la cabeza con una mueca de dolor, ya no era un niño pero seguía cometiendo los mismos errores de cuando tenía cinco; bajo al gato y le sirvió un tazón de comida y agua. — Lo siento Alfonso, hay una partida de póquer y hay muchas cosas en juego, pórtate bien.—


    Ahora era el único dueño y anfitrión de ese casino, por lo que debía estar listo para cuando abrieran las puertas, por lo que, se duchó y se alistó con el mismo traje que había llevado los últimos dos años, una camisa blanca perfectamente planchada, unos pantalones negros, chaleco y saco a juego con el pantalón, odiaba las corbatas por lo que solía usar L camisa sin corbata y con un par de botones abiertos. No le gustaba tampoco usar perfume pero era un factor que muchas veces se podía usar como distractor por lo que en algunas ocasiones solía usarlo, solo lo necesario para crear el ambiente perfecto, el cabello bien arreglado, y el Rolex en su muñeca gritaban seriedad, pero al mismo tiempo lo hacían llamativo.
    Una vez que dejo el departamento y llego al casino, con ese paso firme y decidido, con el que siempre se movía entre las multitudes, sonriendo de forma “formal” cada vez que se requería, entró en la sala vip sentándose como uno más de los jugadores. Por un solo momento disfruto como si el vacío dentro de él se desvaneciera y por lo menos por un momento así era, ¿Qué tenía que perder?, aquí no se apostaban cosas materiales, bueno en ocasiones así era, pero nomás que dinero muchas veces se apostaban personas, que para él no eran más que un bien material, claro con algunas excepciones, pero los que realmente importaban jamás los podría en tela de apuesta. Pero normalmente el apostaba tiempo. Su hermana fue la primera en hacer esa clase de apuestas, ella siempre decía que lo que tenían de sobra las “personas” como ellos era el tiempo, por ello, él apostaba siempre tiempo y nunca solía poner reglas, normalmente todos los que llegaban a apostar eran “personas” del “otro mundo” por lo que podían hacer cualquier tipo de trampa, aquí ganaba el que tenía la mejor trampa, pero una vez ganada la apuesta, se debía pagar lo pactado o jamás saldrían del casino. — Bien… espero que puedan pagar este día sus apuestas.— Esto era más emocionante que dirigir los burdeles en el bayou, era más emocionante en general, nunca se sabe cuándo va terminar perdiendo, cuando alguien puede obtener su tiempo.
    Las noches espesas de los finales del invierno en una ciudad que para su gusto, era demasiado fría, su vida entera había sido en un lugar donde la mayor parte del año, era muy caluroso, tanto que parecía asfixiar a todo aquel que respiraba ese aire pesado de los manglares en el bayou, pero ahora más que calor cuando respiraba era todo lo contrario, era como miles de pequeños pedazos de hielo que se infiltraban en lo más profundo de los pulmones y que se burlaba de sí mismo como para recordarle que jamás podría congelarle le todo, por más que no usara una bufanda o incluso un cubrebocas, nunca se enfermaría o se congelaría, todo incluso el calor en el bayou no le harían ningún daño y ahora si lo pensaba, ni el sol mismo le hacía daño, entonces porque últimamente sentía que había un vacío que, al parecer nada podía llenar. Aveces se encontraba pensando en su hermana, otras en sus padres y otras más más simplemente parecía no querer salir de la ducha, suponía que no estar con su familia era su razón de sentir ese vacío, pero otras veces creía que era mejor así, no depender de nadie, no dar explicaciones. De pronto cuando llegaba a casa, el gato de su hermana lo recibía en la entrada, antes e igual que Lestat, él odiaba a cualquier animal que se le acercaba, eran la razón de alguna de las peleas entre sus padres, por lo que, los detestaba, pero ahora en ese pequeño departamento de Manhattan, el gato Alfonso se restregaba contra su pierna mientras él se agachaba para recogerlo con ambas manos y acariciando lo entre las orejas para tranquilizarlo. Era un poco agotador pero tenía toda una vida por delante y ante ese solo pensamiento le provocó una risa, ¿durante cuanto tiempo había pensado así?, no podía recordarlo, pero los últimos cuarenta años habían sido más que solo una experiencia. Un pequeño suspiro inundó sus pulmones, no sabía si se arrepentía de no haber detenido a su hermana o si más bien era culpa al no poder protegerla, justo como cuando eran niños, justo como cuando los habían convertido. Sacudió la cabeza con una mueca de dolor, ya no era un niño pero seguía cometiendo los mismos errores de cuando tenía cinco; bajo al gato y le sirvió un tazón de comida y agua. — Lo siento Alfonso, hay una partida de póquer y hay muchas cosas en juego, pórtate bien.— Ahora era el único dueño y anfitrión de ese casino, por lo que debía estar listo para cuando abrieran las puertas, por lo que, se duchó y se alistó con el mismo traje que había llevado los últimos dos años, una camisa blanca perfectamente planchada, unos pantalones negros, chaleco y saco a juego con el pantalón, odiaba las corbatas por lo que solía usar L camisa sin corbata y con un par de botones abiertos. No le gustaba tampoco usar perfume pero era un factor que muchas veces se podía usar como distractor por lo que en algunas ocasiones solía usarlo, solo lo necesario para crear el ambiente perfecto, el cabello bien arreglado, y el Rolex en su muñeca gritaban seriedad, pero al mismo tiempo lo hacían llamativo. Una vez que dejo el departamento y llego al casino, con ese paso firme y decidido, con el que siempre se movía entre las multitudes, sonriendo de forma “formal” cada vez que se requería, entró en la sala vip sentándose como uno más de los jugadores. Por un solo momento disfruto como si el vacío dentro de él se desvaneciera y por lo menos por un momento así era, ¿Qué tenía que perder?, aquí no se apostaban cosas materiales, bueno en ocasiones así era, pero nomás que dinero muchas veces se apostaban personas, que para él no eran más que un bien material, claro con algunas excepciones, pero los que realmente importaban jamás los podría en tela de apuesta. Pero normalmente el apostaba tiempo. Su hermana fue la primera en hacer esa clase de apuestas, ella siempre decía que lo que tenían de sobra las “personas” como ellos era el tiempo, por ello, él apostaba siempre tiempo y nunca solía poner reglas, normalmente todos los que llegaban a apostar eran “personas” del “otro mundo” por lo que podían hacer cualquier tipo de trampa, aquí ganaba el que tenía la mejor trampa, pero una vez ganada la apuesta, se debía pagar lo pactado o jamás saldrían del casino. — Bien… espero que puedan pagar este día sus apuestas.— Esto era más emocionante que dirigir los burdeles en el bayou, era más emocionante en general, nunca se sabe cuándo va terminar perdiendo, cuando alguien puede obtener su tiempo.
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  • Helios Inmovations
    Categoría Ciencia ficción
    La luz tenue del atardecer se filtraba a través de las cortinas blancas de la habitación de Nica, llenándola de una sensación de calma que apenas conseguía tocar su alma. La mesa, llena de libros y notas de la clase de neurociencia, parecía estar allí más por costumbre que por utilidad. La memoria de su novio la acompañaba en cada rincón de la habitación. Su risa, su pasión por la vida, sus sueños compartidos... todo se había desvanecido tras su lucha incansable contra el cáncer.

    Desde su partida, Nica no podía concentrarse en nada. Las neuronas, sus neuronas, se volvían líquidas en su mente, incapaces de procesar nada más allá de la desesperación. Había algo que no podía dejar ir, algo que la mantenía en pie: la idea de que su trabajo en neurociencia, su investigación sobre la mente humana y la conexión neuronal, tenía el poder de devolverle a su novio.

    Fue entonces cuando sonó el teléfono.

    —¿Nica? Soy Elena. Necesito que escuches lo que tengo para decirte.

    La voz de su colega, Elena, la sacó de su trance. En la otra línea, se sentía una urgencia apenas contenida.

    —Escucha, he encontrado algo. Una compañía que está haciendo experimentos con inteligencia artificial… no es ciencia ficción, Nica. Están intentando crear copias de la mente humana. Sé que lo que te estoy diciendo es... increíble, pero hay algo más: dicen que pueden traer a alguien de vuelta, aunque no sea "real". Si pudieras infiltrar la compañía, tal vez… tal vez puedas traerlo de vuelta. No de la forma en que tú lo recuerdas, pero sí lo suficiente para... hablar con él.

    Nica, con el corazón palpitante, sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. La idea la tentaba, la volvía loca de angustia y esperanza al mismo tiempo. ¿Qué tan lejos estaría dispuesta a llegar?

    —¿Y el dueño? —preguntó, su voz quebrada pero decidida—. ¿Quién es el dueño de la compañía?

    —Apolo. Un hombre con una visión... peligrosa, y a la vez fascinante. Es un genio en inteligencia artificial, pero hay algo en él, Nica... no es fácil de tratar. Lo que están haciendo no es ético, pero… si quieres intentarlo… tendrás que entrar en su mundo.

    Nica dejó que las palabras se asentaran en su mente como un veneno dulce. Su instinto de científica, de humana, sabía que era un riesgo monumental. Pero el amor por su novio, la necesidad de verlo una vez más, de escucharlo, pesaba más que cualquier advertencia. La tentación de ver su rostro, de escuchar su voz, aunque solo fuera una versión distorsionada de él, era un faro que la atraía.

    —Voy a infiltrarme —dijo, y la decisión salió de su boca con una claridad que ni ella esperaba.

    La llamada se cortó, y Nica miró el teléfono con una mezcla de temor y determinación. Sabía que lo que estaba a punto de hacer no solo pondría a prueba su ética profesional, sino también su humanidad. Pero el corazón de Nica, rota y determinada, no podía dar marcha atrás.

    Apolo, el dueño de la compañía, la esperaba. Y ella haría lo que fuera necesario para lograr que su amor volviera a ella, aunque fuera solo una sombra de lo que alguna vez fue.

    La luz tenue del atardecer se filtraba a través de las cortinas blancas de la habitación de Nica, llenándola de una sensación de calma que apenas conseguía tocar su alma. La mesa, llena de libros y notas de la clase de neurociencia, parecía estar allí más por costumbre que por utilidad. La memoria de su novio la acompañaba en cada rincón de la habitación. Su risa, su pasión por la vida, sus sueños compartidos... todo se había desvanecido tras su lucha incansable contra el cáncer. Desde su partida, Nica no podía concentrarse en nada. Las neuronas, sus neuronas, se volvían líquidas en su mente, incapaces de procesar nada más allá de la desesperación. Había algo que no podía dejar ir, algo que la mantenía en pie: la idea de que su trabajo en neurociencia, su investigación sobre la mente humana y la conexión neuronal, tenía el poder de devolverle a su novio. Fue entonces cuando sonó el teléfono. —¿Nica? Soy Elena. Necesito que escuches lo que tengo para decirte. La voz de su colega, Elena, la sacó de su trance. En la otra línea, se sentía una urgencia apenas contenida. —Escucha, he encontrado algo. Una compañía que está haciendo experimentos con inteligencia artificial… no es ciencia ficción, Nica. Están intentando crear copias de la mente humana. Sé que lo que te estoy diciendo es... increíble, pero hay algo más: dicen que pueden traer a alguien de vuelta, aunque no sea "real". Si pudieras infiltrar la compañía, tal vez… tal vez puedas traerlo de vuelta. No de la forma en que tú lo recuerdas, pero sí lo suficiente para... hablar con él. Nica, con el corazón palpitante, sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. La idea la tentaba, la volvía loca de angustia y esperanza al mismo tiempo. ¿Qué tan lejos estaría dispuesta a llegar? —¿Y el dueño? —preguntó, su voz quebrada pero decidida—. ¿Quién es el dueño de la compañía? —Apolo. Un hombre con una visión... peligrosa, y a la vez fascinante. Es un genio en inteligencia artificial, pero hay algo en él, Nica... no es fácil de tratar. Lo que están haciendo no es ético, pero… si quieres intentarlo… tendrás que entrar en su mundo. Nica dejó que las palabras se asentaran en su mente como un veneno dulce. Su instinto de científica, de humana, sabía que era un riesgo monumental. Pero el amor por su novio, la necesidad de verlo una vez más, de escucharlo, pesaba más que cualquier advertencia. La tentación de ver su rostro, de escuchar su voz, aunque solo fuera una versión distorsionada de él, era un faro que la atraía. —Voy a infiltrarme —dijo, y la decisión salió de su boca con una claridad que ni ella esperaba. La llamada se cortó, y Nica miró el teléfono con una mezcla de temor y determinación. Sabía que lo que estaba a punto de hacer no solo pondría a prueba su ética profesional, sino también su humanidad. Pero el corazón de Nica, rota y determinada, no podía dar marcha atrás. Apolo, el dueño de la compañía, la esperaba. Y ella haría lo que fuera necesario para lograr que su amor volviera a ella, aunque fuera solo una sombra de lo que alguna vez fue.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Por un momento sentí miedo de haber eliminado de mi lista de amigos a Santi y nerviosa lo busqué y nada, pero saber lo que realmente ha pasado. Hace que sienta disgusto. ¿Porqué? ¿Por qué los búhos de este sitio son tan cristales? Me hubiera gustado saber la felicidad y final feliz del rol que estaba teniendo con él. Pero tarde o temprano volverás, Santi. Tan solo espero que cuando pase, siga estando para saludarte la proxima vez...

    Estado: líquido.
    Por un momento sentí miedo de haber eliminado de mi lista de amigos a Santi y nerviosa lo busqué y nada, pero saber lo que realmente ha pasado. Hace que sienta disgusto. ¿Porqué? ¿Por qué los búhos de este sitio son tan cristales? Me hubiera gustado saber la felicidad y final feliz del rol que estaba teniendo con él. Pero tarde o temprano volverás, Santi. Tan solo espero que cuando pase, siga estando para saludarte la proxima vez... Estado: líquido.
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    Muy pronto sabrás la verdad.
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    Un dato curioso, desde que tengo uso de razón, en mi mente a Apolo le digo Sol, porque con su luz parece iluminar un sendero muy inhóspito para mis ojos, pero no duele sus rayos de sol. Y de alguna manera espero que algun día guíe mi camino de indecisión... —murmuro pensativa mientras siento la calidez curiosa emanar de mi vientre abultado— Muy pronto, este bebé verá todo lo que no puede aún
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  • Un dato curioso, desde que tengo uso de razón, en mi mente a Apolo le digo Sol, porque con su luz parece iluminar un sendero muy inhóspito para mis ojos, pero no duele sus rayos de sol. Y de alguna manera espero que algun día guíe mi camino de indecisión... —murmuro pensativa mientras siento la calidez curiosa emanar de mi vientre abultado— Muy pronto, este bebé verá todo lo que no puede aún
    Un dato curioso, desde que tengo uso de razón, en mi mente a [ApoloDiosGriego] le digo Sol, porque con su luz parece iluminar un sendero muy inhóspito para mis ojos, pero no duele sus rayos de sol. Y de alguna manera espero que algun día guíe mi camino de indecisión... —murmuro pensativa mientras siento la calidez curiosa emanar de mi vientre abultado— Muy pronto, este bebé verá todo lo que no puede aún
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    MENSAJITO DE SANTI PARA TODOS

    ❝ Goodbye, Santi. ❞

    ||• Bueno ¿Que decir la verdad? Me toca despedirme de esta forma (Cuenta eliminada y bloqueo de IP) Pero lejos de enojarme y eso, quiero agradecerles a todos por todo lo que conllevamos juntos, por su bonita amistad, por los roles, por permitirme darles regalos bonitos e imágenes. Estos casi 2 años en el sitio fueron únicos, hermosos y ustedes estarán siempre como un lindo recuerdo y también presentes para mí. Fueron parte importante en mi vida rolistica y también personal en algunas ocasiones.

    Hoy les digo adiós, como también Santi; mi único y querido personaje se despide y finalmente muere. En serio y con lágrimas en los ojos estoy eternamente agradecido con ustedes y por todo lo que me brindaron. Guarden con cariño los detallitos qué les hice, tanto de Santi con su cartel diciendo que los quiere como también los de las portadas VOGUE.

    ¿Nos veremos más adelante? Puede ser, pero hasta ahora me toca despedirme y agradecerles con la mano en el corazón todo lo que hicieron por mi y por las historias de mi Santi. Una disculpa enorme con las personas bonitas con cuáles tenía roles y no pude continuarlos por esto mismo. A esas personas; mil disculpas de toda alma y corazón y espero volver a rolear pronto con ustedes. Gracias, nunca olviden lo importante que son e increíbles rolers. Nunca cambien. Fin del comunicado y hasta luego. ♡
    MENSAJITO DE SANTI PARA TODOS ❝ Goodbye, Santi. ❞ ||• Bueno ¿Que decir la verdad? Me toca despedirme de esta forma (Cuenta eliminada y bloqueo de IP) Pero lejos de enojarme y eso, quiero agradecerles a todos por todo lo que conllevamos juntos, por su bonita amistad, por los roles, por permitirme darles regalos bonitos e imágenes. Estos casi 2 años en el sitio fueron únicos, hermosos y ustedes estarán siempre como un lindo recuerdo y también presentes para mí. Fueron parte importante en mi vida rolistica y también personal en algunas ocasiones. Hoy les digo adiós, como también Santi; mi único y querido personaje se despide y finalmente muere. En serio y con lágrimas en los ojos estoy eternamente agradecido con ustedes y por todo lo que me brindaron. Guarden con cariño los detallitos qué les hice, tanto de Santi con su cartel diciendo que los quiere como también los de las portadas VOGUE. ¿Nos veremos más adelante? Puede ser, pero hasta ahora me toca despedirme y agradecerles con la mano en el corazón todo lo que hicieron por mi y por las historias de mi Santi. Una disculpa enorme con las personas bonitas con cuáles tenía roles y no pude continuarlos por esto mismo. A esas personas; mil disculpas de toda alma y corazón y espero volver a rolear pronto con ustedes. Gracias, nunca olviden lo importante que son e increíbles rolers. Nunca cambien. Fin del comunicado y hasta luego. ♡
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  • Orion se encontraba fuera de su cabaña observando la noche estrellada, disfrutando de las hermosas vistas de estrellas, nebulosas y constelaciones.

    — Realmente... precioso...

    Sentándose en una roca cercana observaba ensimismado el cielo, en ello, un viento suave se movía levantando unas hojas con las cuales parecía acariciaba el rostro de Orion, ante ello el joven solo se reía antes de suspirar.

    — Gracias, amigo mío.... pero no me siento solo realmente, te tengo a ti al final, y poco a poco van llegando visitantes al bosque, cada día es algo nuevo que aprender.....

    La voz de Orion era calma y suave, aunque profunda y percibiéndose algo nostálgica, observando hacia el cielo suspiraba mientras extendía la mano como si tratase de alcanzar algo en la distancia.

    — Pero si.... A veces, me gustaría saber como es el mundo ahí fuera.....

    Un susurro bajo se escuchaba del joven, a ello cerró los ojos mientras nuevamente el viento acariciaba su rostro con las hojas, quedando un cálido silencio.
    Orion se encontraba fuera de su cabaña observando la noche estrellada, disfrutando de las hermosas vistas de estrellas, nebulosas y constelaciones. — Realmente... precioso... Sentándose en una roca cercana observaba ensimismado el cielo, en ello, un viento suave se movía levantando unas hojas con las cuales parecía acariciaba el rostro de Orion, ante ello el joven solo se reía antes de suspirar. — Gracias, amigo mío.... pero no me siento solo realmente, te tengo a ti al final, y poco a poco van llegando visitantes al bosque, cada día es algo nuevo que aprender..... La voz de Orion era calma y suave, aunque profunda y percibiéndose algo nostálgica, observando hacia el cielo suspiraba mientras extendía la mano como si tratase de alcanzar algo en la distancia. — Pero si.... A veces, me gustaría saber como es el mundo ahí fuera..... Un susurro bajo se escuchaba del joven, a ello cerró los ojos mientras nuevamente el viento acariciaba su rostro con las hojas, quedando un cálido silencio.
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  • El aroma de lavanda y pétalos secos flotaba en el aire mientras Lepus acomodaba un ramo de dalias sobre el mostrador. Sus manos se movían con precisión, atando los tallos con un lazo de seda negra, pero su mente seguía atrapada en los recuerdos ajenos.

    “Haz que los olvide… por favor… haz que desaparezcan.”

    La voz de la mujer aún resonaba en su mente, frágil y quebrada, como si cada palabra amenazara con hacerla colapsar. Había llegado a ella poco después del anochecer, con los ojos hinchados de tanto llorar. Sus manos temblaban al colocar la ofrenda sobre el altar improvisado: una vela blanca, una figura de un conejo de porcelana y un puñado de jazmines marchitos, sus flores favoritas antes de que el dolor las volviera insoportables.

    Su prometido y su hermana.

    Las palabras se le habían atorado en la garganta cuando intentó explicarlo. El día de su boda, había caminado hasta el altar con el corazón latiendo de emoción… solo para encontrarlo vacío. En la iglesia, los murmullos crecieron hasta convertirse en cuchicheos hirientes. Su madre trató de sostenerla cuando su vestido de novia pareció pesarle demasiado, cuando su cuerpo entero se volvió de plomo. Pero no fue hasta después, cuando encontró la carta apresuradamente escrita y la vio firmada con la caligrafía de su hermana, que entendió la verdad.

    Habían huido juntos.

    Aquella traición no solo le arrebató a su futuro esposo, sino a la persona en la que más confiaba. En un solo instante, perdió dos amores: el romántico y el fraternal.

    “No puedo más… su ausencia me persigue… necesito que desaparezcan de mi cabeza.”

    Lepus suspiró y tomó una tijera, cortando con precisión un tallo marchito. Había realizado el Ritual de Memoria y Olvido con la misma meticulosidad de siempre. La mujer escribió ambos nombres en el pergamino y, con un movimiento tembloroso, lo dejó arder en la llama negra. Las cenizas bailaron en el aire antes de desvanecerse en la brisa nocturna.

    Pero… ¿realmente el olvido era la respuesta?

    Los recuerdos no desaparecían. Solo se hundían en lo más profundo, perdiendo su filo, su intensidad. Con el tiempo, quizá la mujer despertaría una mañana sintiendo que algo le faltaba, una herida sin cicatriz visible. Y aunque el rostro de su hermana y de aquel hombre se desdibujara, el eco de la traición persistiría en su alma.

    Lepus acomodó las flores restantes y se quedó en silencio. Su labor no era juzgar, sino aliviar. A veces, eso significaba conceder olvido. Otras veces, significaba permitir que el dolor se desvaneciera poco a poco, como un pétalo arrastrado por el viento.

    Fuera de la tienda, la noche se cernía sobre la ciudad. Aún quedaban flores por organizar, pero por un instante, Lepus cerró los ojos y escuchó.

    En algún rincón del mundo, alguien más la llamaría pronto.

    Y ella acudiría. Como siempre.
    #monorol
    El aroma de lavanda y pétalos secos flotaba en el aire mientras Lepus acomodaba un ramo de dalias sobre el mostrador. Sus manos se movían con precisión, atando los tallos con un lazo de seda negra, pero su mente seguía atrapada en los recuerdos ajenos. “Haz que los olvide… por favor… haz que desaparezcan.” La voz de la mujer aún resonaba en su mente, frágil y quebrada, como si cada palabra amenazara con hacerla colapsar. Había llegado a ella poco después del anochecer, con los ojos hinchados de tanto llorar. Sus manos temblaban al colocar la ofrenda sobre el altar improvisado: una vela blanca, una figura de un conejo de porcelana y un puñado de jazmines marchitos, sus flores favoritas antes de que el dolor las volviera insoportables. Su prometido y su hermana. Las palabras se le habían atorado en la garganta cuando intentó explicarlo. El día de su boda, había caminado hasta el altar con el corazón latiendo de emoción… solo para encontrarlo vacío. En la iglesia, los murmullos crecieron hasta convertirse en cuchicheos hirientes. Su madre trató de sostenerla cuando su vestido de novia pareció pesarle demasiado, cuando su cuerpo entero se volvió de plomo. Pero no fue hasta después, cuando encontró la carta apresuradamente escrita y la vio firmada con la caligrafía de su hermana, que entendió la verdad. Habían huido juntos. Aquella traición no solo le arrebató a su futuro esposo, sino a la persona en la que más confiaba. En un solo instante, perdió dos amores: el romántico y el fraternal. “No puedo más… su ausencia me persigue… necesito que desaparezcan de mi cabeza.” Lepus suspiró y tomó una tijera, cortando con precisión un tallo marchito. Había realizado el Ritual de Memoria y Olvido con la misma meticulosidad de siempre. La mujer escribió ambos nombres en el pergamino y, con un movimiento tembloroso, lo dejó arder en la llama negra. Las cenizas bailaron en el aire antes de desvanecerse en la brisa nocturna. Pero… ¿realmente el olvido era la respuesta? Los recuerdos no desaparecían. Solo se hundían en lo más profundo, perdiendo su filo, su intensidad. Con el tiempo, quizá la mujer despertaría una mañana sintiendo que algo le faltaba, una herida sin cicatriz visible. Y aunque el rostro de su hermana y de aquel hombre se desdibujara, el eco de la traición persistiría en su alma. Lepus acomodó las flores restantes y se quedó en silencio. Su labor no era juzgar, sino aliviar. A veces, eso significaba conceder olvido. Otras veces, significaba permitir que el dolor se desvaneciera poco a poco, como un pétalo arrastrado por el viento. Fuera de la tienda, la noche se cernía sobre la ciudad. Aún quedaban flores por organizar, pero por un instante, Lepus cerró los ojos y escuchó. En algún rincón del mundo, alguien más la llamaría pronto. Y ella acudiría. Como siempre. #monorol
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  • — Debo estar loca. —

    La castaña se encontraba sentada en una de las bancas de la parada de autobús, golpeando su cabeza llevándola hacía atrás contra la vitrina que se encontraba detrás de ella.

    — Akemi, ¿por qué tuviste que rechazar ese papel? —

    Ahora estaba muy arrepentida por no aceptar el papel de la mejor amiga de la protagonista. Pero es que en ese momento lo rechazó por orgullosa, porque la protagonista sería su nemesis. Su enemiga. Su ex mejor amiga.

    — ¡Ah! —

    Gritó, asujetando su cabeza con sus dos manos, desesperada. Despeinando por completo su cabello. Es que era una oportunidad única y lo rechazó por orgullo, por su maldito orgullo. Ahora comenzó a reirse sola.
    — Debo estar loca. — La castaña se encontraba sentada en una de las bancas de la parada de autobús, golpeando su cabeza llevándola hacía atrás contra la vitrina que se encontraba detrás de ella. — Akemi, ¿por qué tuviste que rechazar ese papel? — Ahora estaba muy arrepentida por no aceptar el papel de la mejor amiga de la protagonista. Pero es que en ese momento lo rechazó por orgullosa, porque la protagonista sería su nemesis. Su enemiga. Su ex mejor amiga. — ¡Ah! — Gritó, asujetando su cabeza con sus dos manos, desesperada. Despeinando por completo su cabello. Es que era una oportunidad única y lo rechazó por orgullo, por su maldito orgullo. Ahora comenzó a reirse sola.
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