• 𝙀𝙡 𝙢𝙪𝙘𝙝𝙖𝙘𝙝𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙤𝙟𝙤𝙨 𝙩𝙧𝙞𝙨𝙩𝙚𝙨
    Fandom OC
    Categoría Drama
    R./W 𝐂𝐇𝐔𝐂𝐊 𝐒𝐇𝐔𝐑𝐋𝐄𝐘
    "¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙨𝙚 𝙛𝙪𝙚 𝙮 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙢𝙪𝙧𝙞ó.
    ¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙚𝙡 𝙎𝙚ñ𝙤𝙧 𝙢𝙚 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙩ó?
    𝙎𝙚 𝙝𝙖 𝙞𝙙𝙤 𝙖𝙡 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤 𝙮 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙥𝙤𝙙𝙚𝙧 𝙞𝙧 𝙮𝙤
    𝘿𝙚𝙗𝙤 𝙩𝙖𝙢𝙗𝙞é𝙣 𝙨𝙚𝙧 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤."
    — 𝙇𝙤𝙨 𝘼𝙥𝙨𝙤𝙣 (1964)

    —Trece vueltas de marea habían pasado desde que los medios neoyorkinos anunciaron la muerte de Joseph Conor Reagan, el honorable policía, hijo del comisionado en turno.

    Ese suceso fue devastador para la familia. Todos lo adoraban, era el tipo de persona modelo, un hombre que buscaba siempre hacer el bien sin mirar a quien; razón por la cual los Reagan no comprendían el porque había muerto. Trataron de hacerlo, refugiándose en su fe católica inculcada desde la infancia, con frases paliativas como: "Era su momento." o "Dios lo necesitaba en su reino." Esa última era la que más ponía a pensar a Jamie, en especial ahora que era consciente de la divinidad de Chuck.

    Para la familia Jamie era quien había llevado mejor el duelo (aparentemente). No obstante, aunque por fuera parecía el mismo joven afable y sonriente, por dentro traía consigo mismo una lucha interna, misma que estaba centrada en un duelo que no hallaba la manera de superar, que lo carcomía, igual que las termitas a la madera. La herida estaba ahí, abierta como el primer día y no era para menos.

    Habían sido cuatro hermanos. Danny era muy apegado a Erin, después de todo eran los mayores. Por otro lado, Joe tenía un vínculo único con Jamie, uno que solo la muerte logró romper. Cuando él partió Jamie no solo había perdido un hermano, también se había ido un amigo, un confidente, una persona que lo comprendía como nadie, que lo apoyaba, que estaba siempre para él, justo como un buen hermano mayor lo haría. Con eso en cuenta "¿Cómo es que Dios pudo llevárselo? ¿Acaso no sabía el dolor que eso me iba a causar? ¿Cuál es su plan en todo esto?" Por suerte para él, por primera vez en años, conocía a quien de manera directa le podía dar las respuestas.

    De tal modo que, después de pasar a dejar unas flores al panteón donde reposaban los restos de Joe, se fue directo a un bar que solía ser catalogado como "De policías" más que nada por la afluencia de estas personas en el recinto. Mientras caminaba se hacía a la idea respecto a que tan bueno era tratar el asunto con Chuck, no quería molestarlo pero llevaba tanto tiempo ansiando una respuesta que la posibilidad de esto desvío toda duda naciente.

    Al adentrarse al local saludó con cortesía al cantinero. El hombre ya de por sí lo ubicaba por ser otro de los hijos del comisionado, razón por la cual siempre le reservaba su mesa favorita en la parte trasera del establecimiento. "Hey ¿Qué hay de nuevo, Jamie? ¿Lo mismo de siempre?" Le preguntó en lo que secaba la barra con el trapo gris que traía colgado al hombro. El oficial al escucharlo le sonrió con una notoria sutileza a la par que asentía.—

    Sí, por favor, pero esta vez ponme una copa extra ¿Va? Espero compañía esta noche. —No dio más explicación sobre quién llegaría, en especial porque sabía que, tanto a Chuck, como a él, les gustaba la privacidad y porque al ser hijo de una figura pública de alto rango la gente sería capaz de vender "chisme caliente" con tal de obtener algún dinero.

    Tras dejar la indicación dada se fue a su mesa en el rincón y tomó asiento. Mientras esperaba, sacó del bolsillo de su chamarra negra una pequeña caja que contenía piezas de dominó. Aquel particular juego de mesa era el favorito de Joe y también de Jamie ya que, después de las largas horas patrullando, ambos se ponían al corriente de su día y de sus vidas, entre risas y el "click clak" que generaban las fichas al moverlas.

    Después de su muerte, el hermano menor no dejó de jugar, aunque ahora lo hacía solo. Muchos le dijeron que eso era imposible en una partida de dominó, más él lo volvió posible, a su manera, pero lo logró. Su método era sencillo pero efectivo: luego de revolver las fichas, separaba las suyas y las que serían de su hermano, posteriormente, tiraba una y luego él mismo podía mover al azar alguna otra pero ahora del montón que le habían tocado simbólicamente a Joe. Le resultaba entretenido, era su medio de canalizar el dolor; habia ocasiones en que incluso el mayor le ganaba sin estar presente, cosa que hacía reír a Jamie momentos antes de quebrarse en un llanto que agradecía solo viera el cantinero.

    Por eso elegía la mesa del rincón, no quería compasión, no quería que nadie le viera llorar, lo único que deseaba con toda su alma era poder volver a ver a su hermano, poder abrazarlo y decirle todo lo que había pasado desde que se fue del plano terrenal.

    Y aunque si bien lo volvía a ver en sueños, no era lo mismo, él lo sabía, más que nada porque eran eso, sueños, algo pasajero que terminaba una vez que el reloj empezaba a sonar, una vez que abría los ojos y los volvía a cerrar, pero ahora llenos de lágrimas, rabia y frustración junto con el deseo de poder volver a ese sueño. Más ahora, con Chuck, creía tener un rayo de esperanza en hacer que ese momento de reencuentro se sintiera real y eterno.

    Pasó un par de horas bebiendo y jugando antes de tomar valor suficiente para lanzar la suplica por línea directa al mismo Dios. Muchos lo buscaban en el silencio, en la oración, en las paredes de un templo sacro, pero Jamie lo tenía al alcance de una llamada telefónica. Sabía que en realidad eso era una mera formalidad, con solo cerrar los ojos e invocarlo él sabría que lo estaba buscando; sin embargo, temiendo que lo juzgaran por hablar solo, sacó su teléfono y marcó el número que Chuck le proporcionó.

    Esperó los tres tonos correspondientes y justo cuando oyó que descolgaban la bocina habló. —
    Hola... ¿Chuck? Soy... Soy Reagan, sí, Jamie yo... Tú, bueno, no es relevante... ¡No, en realidad sí lo es! —Traía ya varias copas encima, se notaba, tanto en la incoherencia como en el aliento a alcohol que era capaz de atravesar el otro lado de la línea.— Bueno, olvida eso, olvida todo... Solo quería... Quería verlo, verte a ti ¿Tienes tiempo de venir un momento conmigo? Te diría donde estoy pero tú lo sabes todo... Dios te bendiga, o bueno, te autobendigas, aún no entiendo bien eso.

    —En cuanto terminó la llamada colgó el teléfono. Se quedó contemplando las fichas sobre la mesa, meditando en sus palabras, en lo que había dicho, en si era el momento, en si era lo correcto, más como dice la sagrada escritura: "Lo hecho, hecho está."

    Se frotó una mano por el rostro antes de alzar la mano para llamar al cantinero. A sabiendas de que Chuck llegaría en cualquier momento, pidió un café que le ayudara a regular su estado así como un flan pues su hermana le decía que el dulce era también buena opción en esos casos. Así, al tener lo solicitado solo le quedó esperar, tal vez esa noche sería la primera, en muchas, que podría volver a tener a alguien con quien jugar.—
    R./W [G.0.D] "¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙨𝙚 𝙛𝙪𝙚 𝙮 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙢𝙪𝙧𝙞ó. ¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙚𝙡 𝙎𝙚ñ𝙤𝙧 𝙢𝙚 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙩ó? 𝙎𝙚 𝙝𝙖 𝙞𝙙𝙤 𝙖𝙡 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤 𝙮 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙥𝙤𝙙𝙚𝙧 𝙞𝙧 𝙮𝙤 𝘿𝙚𝙗𝙤 𝙩𝙖𝙢𝙗𝙞é𝙣 𝙨𝙚𝙧 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤." — 𝙇𝙤𝙨 𝘼𝙥𝙨𝙤𝙣 (1964) —Trece vueltas de marea habían pasado desde que los medios neoyorkinos anunciaron la muerte de Joseph Conor Reagan, el honorable policía, hijo del comisionado en turno. Ese suceso fue devastador para la familia. Todos lo adoraban, era el tipo de persona modelo, un hombre que buscaba siempre hacer el bien sin mirar a quien; razón por la cual los Reagan no comprendían el porque había muerto. Trataron de hacerlo, refugiándose en su fe católica inculcada desde la infancia, con frases paliativas como: "Era su momento." o "Dios lo necesitaba en su reino." Esa última era la que más ponía a pensar a Jamie, en especial ahora que era consciente de la divinidad de Chuck. Para la familia Jamie era quien había llevado mejor el duelo (aparentemente). No obstante, aunque por fuera parecía el mismo joven afable y sonriente, por dentro traía consigo mismo una lucha interna, misma que estaba centrada en un duelo que no hallaba la manera de superar, que lo carcomía, igual que las termitas a la madera. La herida estaba ahí, abierta como el primer día y no era para menos. Habían sido cuatro hermanos. Danny era muy apegado a Erin, después de todo eran los mayores. Por otro lado, Joe tenía un vínculo único con Jamie, uno que solo la muerte logró romper. Cuando él partió Jamie no solo había perdido un hermano, también se había ido un amigo, un confidente, una persona que lo comprendía como nadie, que lo apoyaba, que estaba siempre para él, justo como un buen hermano mayor lo haría. Con eso en cuenta "¿Cómo es que Dios pudo llevárselo? ¿Acaso no sabía el dolor que eso me iba a causar? ¿Cuál es su plan en todo esto?" Por suerte para él, por primera vez en años, conocía a quien de manera directa le podía dar las respuestas. De tal modo que, después de pasar a dejar unas flores al panteón donde reposaban los restos de Joe, se fue directo a un bar que solía ser catalogado como "De policías" más que nada por la afluencia de estas personas en el recinto. Mientras caminaba se hacía a la idea respecto a que tan bueno era tratar el asunto con Chuck, no quería molestarlo pero llevaba tanto tiempo ansiando una respuesta que la posibilidad de esto desvío toda duda naciente. Al adentrarse al local saludó con cortesía al cantinero. El hombre ya de por sí lo ubicaba por ser otro de los hijos del comisionado, razón por la cual siempre le reservaba su mesa favorita en la parte trasera del establecimiento. "Hey ¿Qué hay de nuevo, Jamie? ¿Lo mismo de siempre?" Le preguntó en lo que secaba la barra con el trapo gris que traía colgado al hombro. El oficial al escucharlo le sonrió con una notoria sutileza a la par que asentía.— Sí, por favor, pero esta vez ponme una copa extra ¿Va? Espero compañía esta noche. —No dio más explicación sobre quién llegaría, en especial porque sabía que, tanto a Chuck, como a él, les gustaba la privacidad y porque al ser hijo de una figura pública de alto rango la gente sería capaz de vender "chisme caliente" con tal de obtener algún dinero. Tras dejar la indicación dada se fue a su mesa en el rincón y tomó asiento. Mientras esperaba, sacó del bolsillo de su chamarra negra una pequeña caja que contenía piezas de dominó. Aquel particular juego de mesa era el favorito de Joe y también de Jamie ya que, después de las largas horas patrullando, ambos se ponían al corriente de su día y de sus vidas, entre risas y el "click clak" que generaban las fichas al moverlas. Después de su muerte, el hermano menor no dejó de jugar, aunque ahora lo hacía solo. Muchos le dijeron que eso era imposible en una partida de dominó, más él lo volvió posible, a su manera, pero lo logró. Su método era sencillo pero efectivo: luego de revolver las fichas, separaba las suyas y las que serían de su hermano, posteriormente, tiraba una y luego él mismo podía mover al azar alguna otra pero ahora del montón que le habían tocado simbólicamente a Joe. Le resultaba entretenido, era su medio de canalizar el dolor; habia ocasiones en que incluso el mayor le ganaba sin estar presente, cosa que hacía reír a Jamie momentos antes de quebrarse en un llanto que agradecía solo viera el cantinero. Por eso elegía la mesa del rincón, no quería compasión, no quería que nadie le viera llorar, lo único que deseaba con toda su alma era poder volver a ver a su hermano, poder abrazarlo y decirle todo lo que había pasado desde que se fue del plano terrenal. Y aunque si bien lo volvía a ver en sueños, no era lo mismo, él lo sabía, más que nada porque eran eso, sueños, algo pasajero que terminaba una vez que el reloj empezaba a sonar, una vez que abría los ojos y los volvía a cerrar, pero ahora llenos de lágrimas, rabia y frustración junto con el deseo de poder volver a ese sueño. Más ahora, con Chuck, creía tener un rayo de esperanza en hacer que ese momento de reencuentro se sintiera real y eterno. Pasó un par de horas bebiendo y jugando antes de tomar valor suficiente para lanzar la suplica por línea directa al mismo Dios. Muchos lo buscaban en el silencio, en la oración, en las paredes de un templo sacro, pero Jamie lo tenía al alcance de una llamada telefónica. Sabía que en realidad eso era una mera formalidad, con solo cerrar los ojos e invocarlo él sabría que lo estaba buscando; sin embargo, temiendo que lo juzgaran por hablar solo, sacó su teléfono y marcó el número que Chuck le proporcionó. Esperó los tres tonos correspondientes y justo cuando oyó que descolgaban la bocina habló. — Hola... ¿Chuck? Soy... Soy Reagan, sí, Jamie yo... Tú, bueno, no es relevante... ¡No, en realidad sí lo es! —Traía ya varias copas encima, se notaba, tanto en la incoherencia como en el aliento a alcohol que era capaz de atravesar el otro lado de la línea.— Bueno, olvida eso, olvida todo... Solo quería... Quería verlo, verte a ti ¿Tienes tiempo de venir un momento conmigo? Te diría donde estoy pero tú lo sabes todo... Dios te bendiga, o bueno, te autobendigas, aún no entiendo bien eso. —En cuanto terminó la llamada colgó el teléfono. Se quedó contemplando las fichas sobre la mesa, meditando en sus palabras, en lo que había dicho, en si era el momento, en si era lo correcto, más como dice la sagrada escritura: "Lo hecho, hecho está." Se frotó una mano por el rostro antes de alzar la mano para llamar al cantinero. A sabiendas de que Chuck llegaría en cualquier momento, pidió un café que le ayudara a regular su estado así como un flan pues su hermana le decía que el dulce era también buena opción en esos casos. Así, al tener lo solicitado solo le quedó esperar, tal vez esa noche sería la primera, en muchas, que podría volver a tener a alguien con quien jugar.—
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    Grupal
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  • Cuanto tiempo de no estar aqui ,de que me he perdido?
    Cuanto tiempo de no estar aqui ,de que me he perdido?
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  • -Buscando un respiro, me dirigí a la quietud de la sala de eventos, donde un modesto piano aguardaba sobre un pequeño escenario. No era solo aliviar el estrés; era un sueño melancólico de evocar algo perdido: el vibrante, cascabeleño espíritu de SINSMAS.
    Tomé asiento, dejando que la yema de mis dedos se posara sobre el marfil. Al pulsar las primeras notas, la melodía se derramó en el aire, una dulce añoranza que llenó el vacío. En cada acorde latía la esperanza de que, por un instante fugaz, el lugar y sus huéspedes pudieran sentir la alegría que una vez conocimos. Y así fue: el sonido abrazó el espacio, y vi cómo las almas que me escuchaban compartían, conmigo, ese hermoso y efímero recuerdo.-

    https://youtube.com/shorts/gvPnQ88VwpA?si=t7HxPrITkvlBWvLB
    -Buscando un respiro, me dirigí a la quietud de la sala de eventos, donde un modesto piano aguardaba sobre un pequeño escenario. No era solo aliviar el estrés; era un sueño melancólico de evocar algo perdido: el vibrante, cascabeleño espíritu de SINSMAS. Tomé asiento, dejando que la yema de mis dedos se posara sobre el marfil. Al pulsar las primeras notas, la melodía se derramó en el aire, una dulce añoranza que llenó el vacío. En cada acorde latía la esperanza de que, por un instante fugaz, el lugar y sus huéspedes pudieran sentir la alegría que una vez conocimos. Y así fue: el sonido abrazó el espacio, y vi cómo las almas que me escuchaban compartían, conmigo, ese hermoso y efímero recuerdo.- https://youtube.com/shorts/gvPnQ88VwpA?si=t7HxPrITkvlBWvLB
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  • [ Rojo. ]

    —...Q u é...

    [ El mundo a su alrededor se derrumba, la presión insoportable asfixiándolo y haciendo más intenso el dolor. ¡Rojo! ¡Números rojos, rojos como la sangre que ha sido derramada! ]

    —No... No, no, no, no... ¿Por qué? No, esto no tiene sentido, yo... Estudié por meses, PUTOS MESES los resultados de esta JODIDA YEGUA DE MIERDA, ¿¿Y SE LE OCURRE LLEGAR EN SEGUNDO LUGAR 𝑯 𝑶 𝒀??

    [ ¡ROJO! ]

    —No... Hubo un error, tiene que ser eso...

    [ ¡Shock y negación, la primer fase! ¡El rojo de los números que indican un fracaso catastrófico y devastador! ¡Meses de esfuerzo, meses de trabajo, MESES DE SALARIO! ¡EVAPORÁNDOSE EN UN INSTANTE COMO SI NADA IMPORTARAN! ]

    —Hijos de puta... Los mato, ¡los mato, LOS VOY A MATAR A TODOS! ¡LO ARREGLARON, SÉ QUE LO ARREGLARON!

    [ ¡RABIA! ¡Ira que arde con la intensidad que sólo conoce quien cree haberlo perdido todo, y descubre que se podía llegar más hondo! ¡Qué aún podían arrebatarle algo! ]

    —Nggh... Kkggh...

    [ Un sollozo débil y patético, lágrimas saladas que anuncian la siguiente fase: ¡DEPRESIÓN! ]

    —Se acabó... Me van a romper las putas piernas, me van a cortar los jodidos dedos...

    [ Aceptación, la aceptación de la miseria, del fracaso, de la desolación. Y, de ese repulsivo, infinito abismo de la más grande bajeza humana, surge: ]

    —...De nuevo.

    [ ¡LOCURA! ¡La locura que sólo alguien como este pobre diablo conoce! Sería cuerdo retirarse ahora, sería comprensible retraerse en el dolor, ¡pero quienes han tocado ESTE fondo de JɄɆ₲Ø ya no piensan como una persona cuerda, normal, parte sana y funcional de la sociedad. ]

    —¡¡DE NUEVO!! ¡¡DOBLE!! ¡¡TODO O NADA!! ¡¡DE NUEVO, PUTA MADRE, DE NUEVO!!
    [ Rojo. ] —...Q u é... [ El mundo a su alrededor se derrumba, la presión insoportable asfixiándolo y haciendo más intenso el dolor. ¡Rojo! ¡Números rojos, rojos como la sangre que ha sido derramada! ] —No... No, no, no, no... ¿Por qué? No, esto no tiene sentido, yo... Estudié por meses, PUTOS MESES los resultados de esta JODIDA YEGUA DE MIERDA, ¿¿Y SE LE OCURRE LLEGAR EN SEGUNDO LUGAR 𝑯 𝑶 𝒀?? [ ¡ROJO! ] —No... Hubo un error, tiene que ser eso... [ ¡Shock y negación, la primer fase! ¡El rojo de los números que indican un fracaso catastrófico y devastador! ¡Meses de esfuerzo, meses de trabajo, MESES DE SALARIO! ¡EVAPORÁNDOSE EN UN INSTANTE COMO SI NADA IMPORTARAN! ] —Hijos de puta... Los mato, ¡los mato, LOS VOY A MATAR A TODOS! ¡LO ARREGLARON, SÉ QUE LO ARREGLARON! [ ¡RABIA! ¡Ira que arde con la intensidad que sólo conoce quien cree haberlo perdido todo, y descubre que se podía llegar más hondo! ¡Qué aún podían arrebatarle algo! ] —Nggh... Kkggh... [ Un sollozo débil y patético, lágrimas saladas que anuncian la siguiente fase: ¡DEPRESIÓN! ] —Se acabó... Me van a romper las putas piernas, me van a cortar los jodidos dedos... [ Aceptación, la aceptación de la miseria, del fracaso, de la desolación. Y, de ese repulsivo, infinito abismo de la más grande bajeza humana, surge: ] —...De nuevo. [ ¡LOCURA! ¡La locura que sólo alguien como este pobre diablo conoce! Sería cuerdo retirarse ahora, sería comprensible retraerse en el dolor, ¡pero quienes han tocado ESTE fondo de JɄɆ₲Ø ya no piensan como una persona cuerda, normal, parte sana y funcional de la sociedad. ] —¡¡DE NUEVO!! ¡¡DOBLE!! ¡¡TODO O NADA!! ¡¡DE NUEVO, PUTA MADRE, DE NUEVO!!
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    La Cantalunas había salido a revisar cómo estaban sus amigos los animales, de hecho había parado a descansar frente a una de las estátuas de Kuutar.

    Un pequeño ciervo se acercó a la Cantalunas para pedir su ayuda y así es como Lauma comenzó a rezar por el cervatillo perdido.

    ¿Habría alguien más que desease una oración?
    La Cantalunas había salido a revisar cómo estaban sus amigos los animales, de hecho había parado a descansar frente a una de las estátuas de Kuutar. Un pequeño ciervo se acercó a la Cantalunas para pedir su ayuda y así es como Lauma comenzó a rezar por el cervatillo perdido. ¿Habría alguien más que desease una oración?
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  • Sigo perdido, no me extrañen.
    Sigo perdido, no me extrañen.
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  • — Los objetos antiguos... a menudo son dejados de lado, olvidados en lugares polvorientos o vendidos por un puñado de monedas sin que el comprador sepa qué carga consigo...

    Con un pincel, aplicó una resina dorada y espesa sobre la microfractura en la base de la bailarina.

    — Pero ellos... recuerdan. Atrapan instantes. Susurros de alegrías pasadas, punzadas de dolor... la desesperación de una última mirada.

    Con la punta de una aguja, eliminó el exceso de resina. Y por un instante, un brillo purpura, tan fugaz que duró apenas un parpadeo, pasó desde su piel a la porcelana. La grieta soldada al instante, como si nunca hubiera existido.

    — No se trata solo de devolverles el brillo perdido. Eso sería... demasiado superficial, para criaturas que han atrapado pedazos de alma en su interior.

    Cambió de herramienta, tomando un destornillador miniatura para acceder al mecanismo interno.

    — Se trata en cambio, de escuchar. Escuchar lo que nadie más quiere escuchar. Escuchar su historia. Honrar el eco que ha quedado atrapado en su interior.

    Sus dedos, comenzaron a trabajar en el resorte principal, donde aplicó una gota de aceite especial.

    — Todos merecen una segunda oportunidad... una segunda vida —uno de los engranajes cedió con un sonido sutil— Merecen que se les de nuevamente una voz... Permitir que la canción que una vez contuvieron pueda volver a escucharse, aunque sea con un tono diferente.

    Con un sonido suave, la música comenzó a sonar. La bailarina, ahora con su brazo restaurado, giró lentamente. Una melodía olvidada que parecía surgir directamente de los sueños de quien la tuvo hace un siglo.

    — Bienvenida de vuelta.
    — Los objetos antiguos... a menudo son dejados de lado, olvidados en lugares polvorientos o vendidos por un puñado de monedas sin que el comprador sepa qué carga consigo... Con un pincel, aplicó una resina dorada y espesa sobre la microfractura en la base de la bailarina. — Pero ellos... recuerdan. Atrapan instantes. Susurros de alegrías pasadas, punzadas de dolor... la desesperación de una última mirada. Con la punta de una aguja, eliminó el exceso de resina. Y por un instante, un brillo purpura, tan fugaz que duró apenas un parpadeo, pasó desde su piel a la porcelana. La grieta soldada al instante, como si nunca hubiera existido. — No se trata solo de devolverles el brillo perdido. Eso sería... demasiado superficial, para criaturas que han atrapado pedazos de alma en su interior. Cambió de herramienta, tomando un destornillador miniatura para acceder al mecanismo interno. — Se trata en cambio, de escuchar. Escuchar lo que nadie más quiere escuchar. Escuchar su historia. Honrar el eco que ha quedado atrapado en su interior. Sus dedos, comenzaron a trabajar en el resorte principal, donde aplicó una gota de aceite especial. — Todos merecen una segunda oportunidad... una segunda vida —uno de los engranajes cedió con un sonido sutil— Merecen que se les de nuevamente una voz... Permitir que la canción que una vez contuvieron pueda volver a escucharse, aunque sea con un tono diferente. Con un sonido suave, la música comenzó a sonar. La bailarina, ahora con su brazo restaurado, giró lentamente. Una melodía olvidada que parecía surgir directamente de los sueños de quien la tuvo hace un siglo. — Bienvenida de vuelta.
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  • Universidad
    Fandom Ninguno
    Categoría Romance
    Alemania, 1998.

    Hoy hace un clima nublado y fresco, en el pico del otoño. La mayoría de las calles han estado solitarias y frías, y hoy es la excepción. Pues es el regreso al instituto, a las clases.

    Y una chica, camina como si nada entre la multitud de alumnos. Pues en lo único que piensa, no es solo que es de nuevo ingreso, sino que quizás, la universidad, le regrese algo muy importante. Algo que a perdido hace un año. Algo inmenso.
    Alemania, 1998. Hoy hace un clima nublado y fresco, en el pico del otoño. La mayoría de las calles han estado solitarias y frías, y hoy es la excepción. Pues es el regreso al instituto, a las clases. Y una chica, camina como si nada entre la multitud de alumnos. Pues en lo único que piensa, no es solo que es de nuevo ingreso, sino que quizás, la universidad, le regrese algo muy importante. Algo que a perdido hace un año. Algo inmenso.
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    Individual
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    Estado
    Terminado
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  • " El no pudo ser el dueño de su querer, no puedo conprender las regas del amor y termino perdido en el toxico carrusel. "

    https://youtu.be/hh7P0FAein4?si=QVzlaaa4lcrfOxoI
    " El no pudo ser el dueño de su querer, no puedo conprender las regas del amor y termino perdido en el toxico carrusel. " https://youtu.be/hh7P0FAein4?si=QVzlaaa4lcrfOxoI
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  • Bueno, vere donde viajar [Jing.Yuan] esta ocupado y yo necesito recuperar algunos recuerdos Perdidos.
    Bueno, vere donde viajar [Jing.Yuan] esta ocupado y yo necesito recuperar algunos recuerdos Perdidos.
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