• 15 a 80 líneas por Semana
    Fandom
    OC
    Búsqueda de
    Personaje
    Estado
    Disponible
    Hermano gemelo de Yunseok Wang ( avatar: Jackson Wang)
    https://youtu.be/Rhy7_Y15FrI?si=BQ5NOa7GHJfiUO9g

    Estado: Desaparecido desde el nacimiento
    Edad: 30 años
    Nacionalidad: Coreano–china
    Lugar de nacimiento: Hong Kong
    Naturaleza actual: Desconocida (posible híbrido)


    Datos confirmados

    Nació el 16 de Octubre de 1995 junto a Yunseok.
    Fue declarado muerto minutos después del parto,
    pero su cuerpo jamás apareció.
    Zhao Feng Wang, su padre mafioso, lo sustrajo de la clínica
    tras descubrir que el niño portaba el Gen Wang Δ — una mutación que amplificaba la mente…y corrompía el alma.

    Creció en la sombra, lejos del hogar.
    Su paradero es incierto.

    Sus ojos son idénticos a los de Yunseok,
    pero más oscuros.
    Su presencia deja una sensación de frío,
    como si la luz evitara tocarlo.ㅤ

    Perfil psicológico

    Brillante, silencioso, impredecible.
    No conoce el amor, solo la estrategia.
    Su mente razona con precisión mortal,
    mientras el gen malvado distorsiona su humanidad.

    Algunos lo describen como un líder,
    otros, como un eco de Zhao Feng Wang.

    Yunseok lo busca no por justicia, sino por amor.

    "Si el fuego corrompió su sangre,
    seré yo quien lo apague con mis manos.”

    — Yunseok Wang

    Situación actual

    Identidad: No registrada

    Apariencia: Idéntica a Yunseok (cabello oscuro, ojos negros, cicatriz en la sien izquierda)

    Peligrosidad: Alta / emocionalmente inestable

    Hombre (30 años)
    Naturaleza ambigua — humano o híbrido.
    Personalidad oscura, estratégica, emocionalmente fracturada.
    Capaz de amar y odiar con la misma intensidad.
    El vínculo con Yunseok es inevitable.

    #WangLineage #TwinDarkness #YunseokWang #FamilyLore #TheLostTwin #GenDelta #Classified
    Hermano gemelo de Yunseok Wang ( avatar: Jackson Wang) https://youtu.be/Rhy7_Y15FrI?si=BQ5NOa7GHJfiUO9g ㅤ Estado: Desaparecido desde el nacimiento Edad: 30 años Nacionalidad: Coreano–china Lugar de nacimiento: Hong Kong Naturaleza actual: Desconocida (posible híbrido) ㅤ ⚜️ Datos confirmados Nació el 16 de Octubre de 1995 junto a Yunseok. Fue declarado muerto minutos después del parto, pero su cuerpo jamás apareció. Zhao Feng Wang, su padre mafioso, lo sustrajo de la clínica tras descubrir que el niño portaba el Gen Wang Δ — una mutación que amplificaba la mente…y corrompía el alma. Creció en la sombra, lejos del hogar. Su paradero es incierto. Sus ojos son idénticos a los de Yunseok, pero más oscuros. Su presencia deja una sensación de frío, como si la luz evitara tocarlo.ㅤ ⚫ Perfil psicológico Brillante, silencioso, impredecible. No conoce el amor, solo la estrategia. Su mente razona con precisión mortal, mientras el gen malvado distorsiona su humanidad. Algunos lo describen como un líder, otros, como un eco de Zhao Feng Wang. Yunseok lo busca no por justicia, sino por amor. "Si el fuego corrompió su sangre, seré yo quien lo apague con mis manos.” — Yunseok Wang 🕵️‍♂️ Situación actual Identidad: No registrada Apariencia: Idéntica a Yunseok (cabello oscuro, ojos negros, cicatriz en la sien izquierda) Peligrosidad: Alta / emocionalmente inestable 🩸 Hombre (30 años) Naturaleza ambigua — humano o híbrido. Personalidad oscura, estratégica, emocionalmente fracturada. Capaz de amar y odiar con la misma intensidad. El vínculo con Yunseok es inevitable. ㅤ #WangLineage #TwinDarkness #YunseokWang #FamilyLore #TheLostTwin #GenDelta #Classified
    Me gusta
    1
    0 comentarios 2 compartidos
  • He caminado entre ruinas, sonriendo de más,
    guardando el grito detrás de la paz.
    He perdonado con labios temblando,
    aunque por dentro me estaba quebrando.

    Tú… siempre me hablas en medio del dolor,
    me susurras: “Déjame mostrarles tu verdadero ardor.”
    Pero yo te conozco, yo sé lo que eres…
    cuando sales, no hay regreso, no hay quienes.


    Déjame arder, déjame romper,
    todo lo que finge no doler.
    Deja que ellos prueben tu infierno, tu fuego,
    haz que sientan lo que tú escondes en silencio.
    Tanto aguantaste, tanto sangraste…
    yo soy tu justicia, tu final, tu desastre.


    Lo intenté todo… mil veces callé,
    con los puños cerrados, los ojos de fe.
    Pero el mundo no cambia, no escucha, no ve…
    y tú creces más fuerte cada vez que cae.

    He sido contención, he sido la calma,
    pero la rabia me quema por dentro del alma.
    Ya no puedo más… ya no sé fingir…
    y tú… tú solo pides salir.


    Está bien…
    Ya tomaste demasiado de mí…
    Si el mundo quiere guerra,
    serás tú quien la dé por mí.


    ¡Ahora mírenme! ¡Ya no soy sombra ni rezo!
    ¡Soy furia viva, soy tu desprecio!
    Ella me encerró, me encadenó al dolor…
    pero ustedes rompieron el último candado, sin pudor.

    ¿Querían paz? La tuvieron. ¿Querían silencio? Se lo di.
    Ahora conocerán lo que siempre oculté por ti.
    Soy la bestia que esperaron, la que nunca cedió…
    Y no voy a detenerme hasta que el mundo se arrodille y diga: “¡Perdón!”


    Ella fue noble, fue fuerte, fue cielo,
    y ustedes la hundieron hasta el mismo suelo.
    Cada traición fue un clavo en la puerta…
    y yo… siempre estuve despierta.

    Quise ser paz, juro que sí…
    pero no nací para arrodillarme ante ti.
    Ahora es mi turno, ahora mando yo…
    el juicio ha llegado, y comienza hoy.


    ¡Temblad! ¡Gritad! ¡Arrepentíos!
    La calma se ha muerto, este fuego es mío.
    Ella me dio el permiso, me soltó sin temor…
    ahora bailen, bailen en su error.

    Ustedes liberaron lo que no debían tocar…
    no hay redención, no hay vuelta atrás.
    Soy lo que callaron, lo que despreciaron…
    y no pararé… hasta que todos paguen por lo que causaron.

    https://www.youtube.com/watch?v=SOUqedQJK-Q&list=RDlTkyT6JoDv8&index=19
    He caminado entre ruinas, sonriendo de más, guardando el grito detrás de la paz. He perdonado con labios temblando, aunque por dentro me estaba quebrando. Tú… siempre me hablas en medio del dolor, me susurras: “Déjame mostrarles tu verdadero ardor.” Pero yo te conozco, yo sé lo que eres… cuando sales, no hay regreso, no hay quienes. Déjame arder, déjame romper, todo lo que finge no doler. Deja que ellos prueben tu infierno, tu fuego, haz que sientan lo que tú escondes en silencio. Tanto aguantaste, tanto sangraste… yo soy tu justicia, tu final, tu desastre. Lo intenté todo… mil veces callé, con los puños cerrados, los ojos de fe. Pero el mundo no cambia, no escucha, no ve… y tú creces más fuerte cada vez que cae. He sido contención, he sido la calma, pero la rabia me quema por dentro del alma. Ya no puedo más… ya no sé fingir… y tú… tú solo pides salir. Está bien… Ya tomaste demasiado de mí… Si el mundo quiere guerra, serás tú quien la dé por mí. ¡Ahora mírenme! ¡Ya no soy sombra ni rezo! ¡Soy furia viva, soy tu desprecio! Ella me encerró, me encadenó al dolor… pero ustedes rompieron el último candado, sin pudor. ¿Querían paz? La tuvieron. ¿Querían silencio? Se lo di. Ahora conocerán lo que siempre oculté por ti. Soy la bestia que esperaron, la que nunca cedió… Y no voy a detenerme hasta que el mundo se arrodille y diga: “¡Perdón!” Ella fue noble, fue fuerte, fue cielo, y ustedes la hundieron hasta el mismo suelo. Cada traición fue un clavo en la puerta… y yo… siempre estuve despierta. Quise ser paz, juro que sí… pero no nací para arrodillarme ante ti. Ahora es mi turno, ahora mando yo… el juicio ha llegado, y comienza hoy. ¡Temblad! ¡Gritad! ¡Arrepentíos! La calma se ha muerto, este fuego es mío. Ella me dio el permiso, me soltó sin temor… ahora bailen, bailen en su error. Ustedes liberaron lo que no debían tocar… no hay redención, no hay vuelta atrás. Soy lo que callaron, lo que despreciaron… y no pararé… hasta que todos paguen por lo que causaron. https://www.youtube.com/watch?v=SOUqedQJK-Q&list=RDlTkyT6JoDv8&index=19
    Me gusta
    Me encocora
    4
    1 turno 0 maullidos
  • ¿Sería ilegal si me robo a este gatito conmigo? Es que... Se veía tan solito y me veía con tanta ternura, sentí que me enamoró... Bueno, esta misión se llama "Robar y borrar todo rastro de un gatito con cara adorable" Creo que nadie de la justicia sabe donde vivo así que... Gatito viene conmigo jiji
    ¿Sería ilegal si me robo a este gatito conmigo? Es que... Se veía tan solito y me veía con tanta ternura, sentí que me enamoró... Bueno, esta misión se llama "Robar y borrar todo rastro de un gatito con cara adorable" Creo que nadie de la justicia sabe donde vivo así que... Gatito viene conmigo jiji
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    6
    5 turnos 0 maullidos
  • ATENCION: Contenido sensible. No apto paro todos los lectores.

    "Dónde cesa el dolor"

    Bajo la tenue luz de una lámpara de bombilla desnuda, la sombra de Elisa se proyectaba, temblorosa, contra la pared desconchada de su habitación. Tenía once años, y el miedo era la única compañía que reconocía desde que tenía uso de razón. Fuera, tras la delgada puerta de madera, resonaban los pasos pesados de su padre. Cada talonazo contra el suelo de cemento era el redoble de un tambor que anunciaba una nueva sesión de tormento.

    Esa noche, la furia del hombre había sido peor que de costumbre. La culpa fue un plato de sopa derramado, un accidente infantil que para él fue una afrenta imperdonable. Los golpes, primero puños cerrados, luego las patas de una silla, llovieron sobre su frágil cuerpo con una metódica crueldad. Elisa ya no lloraba. Había aprendido que las lágrimas avivaban la ira, no la apagaban. Se encogió, como un animalito herido, intentando que su mente se fugara lejos de allí, a un campo de flores que una vez vio en un libro de la escuela.

    Pero el cuerpo tiene un límite. Un último e injusto golpe en la cabeza, seco y sordo, apagó la luz de sus ojos. Ya no sintió el dolor. Solo una frialdad repentina que trepó por sus extremidades. Y entonces, dejó de respirar.

    Su pequeña forma yacía inmóvil en el suelo, un cuadro de una tragedia doméstica y silenciosa. Pero Elisa no estaba allí. O sí, pero ya no en ese cuerpo roto. Flotaba, ingrávida, observando la escena con una tranquilidad que nunca antes había conocido. No había miedo. No había tristeza. Solo una paz vasta y profunda, como un océano en calma después de una tormenta eterna.

    Fue entonces cuando Cillian llegó.

    No entró por la puerta. Simplemente estaba allí. No era un espectro con capa y guadaña, ni una figura esquelética y terrorífica. Se manifestó como una silueta serena, envuelta en una penumbra que no era oscuridad, sino la ausencia total de luz y ruido. No tenía rostro definido, pero Elisa sintió una atención inmensa y antigua posarse sobre ella.

    "¿Eres... el final?" preguntó la voz de Elisa, que ya no salía de sus labios, sino de la esencia misma de lo que ahora era.

    La figura se inclinó ligeramente. Su voz no era un sonido, sino un concepto que se implantó directamente en la conciencia de la niña. Era suave como la seda y firme como el granito.

    Soy el fin del dolor, Elisa. Soy el silencio después del grito.

    Una oleada de alivio, tan intensa que casi era tangible, inundó a la niña. Por primera vez en su vida, alguien —o algo— hablaba con una verdad que no hería.

    "¿Vas a llevarme lejos?"

    Sí. A un lugar donde los golpes no existen. Donde las voces no gritan. Donde el miedo se disuelve como el azúcar en la leche.

    Elisa miró hacia su cuerpo, pequeño y quebrado en el suelo. No sentía apego por él. Era la cárcel de la que por fin escapaba. Sintió lástima por la criatura que había estado atrapada allí dentro, pero no era ella ya.

    "Estoy lista", susurró su esencia. "Por favor, llévame. No quiero volver. Nunca más."

    Cillian extendió lo que podría ser una mano, una elongación de la penumbra. Elisa, sin vacilar, se acercó. No había frío en ese contacto, sino una neutralidad perfecta, el equilibrio absoluto.

    Tu vida fue corta y llena de sombras, prosiguió la voz en su mente. Lo siento. No es justo. Pero el viaje ha terminado. Descansarás.

    "¿Habrá luz?" preguntó Elisa, con un atisbo de la curiosidad infantil que la violencia nunca logró arrebatarle del todo. "En los libros... siempre hablan de una luz."

    La figura pareció contemplarla. Para ti, sí. Porque es lo que anhelas. Para otros, es la quietud de un bosque, el abrazo de un ser querido, o simplemente... el sueño eterno. Tú mereces la luz, pequeña guerrera.

    Elisa sintió cómo su esencia comenzaba a desprenderse por completo de la habitación, del olor a alcohol y enfado, del sonido de los ronquidos que ahora emanaban del salón. La figura de la Muerte la envolvía, no como un verdugo, sino como la nodriza más gentil, la madre que nunca tuvo.

    Miró hacia atrás por última vez. Vio su cuerpo, ya solo un cascarón vacío, y supo que la justicia en ese mundo era un concepto falaz. Pero la justicia de lo que venía después era perfecta. Era la cesación de todo sufrimiento.

    "Gracias", dijo Elisa, y fueron las palabras más sinceras que jamás había pronunciado. "Gracias por venir."

    Cillian no respondió con palabras. Solo transmitió una emoción: una aceptación infinita, un "de nada" que abarcaba eones.

    Y entonces, se fueron.

    La habitación quedó en silencio, solo roto por el tic-tac de un reloj viejo. El cuerpo de Elisa estaba en paz, pero la paz verdadera, la que ella anhelaba, no estaba en esa casa. Se la llevaba consigo, de la mano de la única entidad que, en toda su corta y difícil vida, le había ofrecido consuelo y una promesa de quietud. Por fin, por fin, se iba a un lugar donde nadie podría volver a hacerle daño. Y esa partida no era una tragedia, sino la bienvenida a un merecido y eterno descanso.
    ATENCION: Contenido sensible. No apto paro todos los lectores. "Dónde cesa el dolor" Bajo la tenue luz de una lámpara de bombilla desnuda, la sombra de Elisa se proyectaba, temblorosa, contra la pared desconchada de su habitación. Tenía once años, y el miedo era la única compañía que reconocía desde que tenía uso de razón. Fuera, tras la delgada puerta de madera, resonaban los pasos pesados de su padre. Cada talonazo contra el suelo de cemento era el redoble de un tambor que anunciaba una nueva sesión de tormento. Esa noche, la furia del hombre había sido peor que de costumbre. La culpa fue un plato de sopa derramado, un accidente infantil que para él fue una afrenta imperdonable. Los golpes, primero puños cerrados, luego las patas de una silla, llovieron sobre su frágil cuerpo con una metódica crueldad. Elisa ya no lloraba. Había aprendido que las lágrimas avivaban la ira, no la apagaban. Se encogió, como un animalito herido, intentando que su mente se fugara lejos de allí, a un campo de flores que una vez vio en un libro de la escuela. Pero el cuerpo tiene un límite. Un último e injusto golpe en la cabeza, seco y sordo, apagó la luz de sus ojos. Ya no sintió el dolor. Solo una frialdad repentina que trepó por sus extremidades. Y entonces, dejó de respirar. Su pequeña forma yacía inmóvil en el suelo, un cuadro de una tragedia doméstica y silenciosa. Pero Elisa no estaba allí. O sí, pero ya no en ese cuerpo roto. Flotaba, ingrávida, observando la escena con una tranquilidad que nunca antes había conocido. No había miedo. No había tristeza. Solo una paz vasta y profunda, como un océano en calma después de una tormenta eterna. Fue entonces cuando Cillian llegó. No entró por la puerta. Simplemente estaba allí. No era un espectro con capa y guadaña, ni una figura esquelética y terrorífica. Se manifestó como una silueta serena, envuelta en una penumbra que no era oscuridad, sino la ausencia total de luz y ruido. No tenía rostro definido, pero Elisa sintió una atención inmensa y antigua posarse sobre ella. "¿Eres... el final?" preguntó la voz de Elisa, que ya no salía de sus labios, sino de la esencia misma de lo que ahora era. La figura se inclinó ligeramente. Su voz no era un sonido, sino un concepto que se implantó directamente en la conciencia de la niña. Era suave como la seda y firme como el granito. Soy el fin del dolor, Elisa. Soy el silencio después del grito. Una oleada de alivio, tan intensa que casi era tangible, inundó a la niña. Por primera vez en su vida, alguien —o algo— hablaba con una verdad que no hería. "¿Vas a llevarme lejos?" Sí. A un lugar donde los golpes no existen. Donde las voces no gritan. Donde el miedo se disuelve como el azúcar en la leche. Elisa miró hacia su cuerpo, pequeño y quebrado en el suelo. No sentía apego por él. Era la cárcel de la que por fin escapaba. Sintió lástima por la criatura que había estado atrapada allí dentro, pero no era ella ya. "Estoy lista", susurró su esencia. "Por favor, llévame. No quiero volver. Nunca más." Cillian extendió lo que podría ser una mano, una elongación de la penumbra. Elisa, sin vacilar, se acercó. No había frío en ese contacto, sino una neutralidad perfecta, el equilibrio absoluto. Tu vida fue corta y llena de sombras, prosiguió la voz en su mente. Lo siento. No es justo. Pero el viaje ha terminado. Descansarás. "¿Habrá luz?" preguntó Elisa, con un atisbo de la curiosidad infantil que la violencia nunca logró arrebatarle del todo. "En los libros... siempre hablan de una luz." La figura pareció contemplarla. Para ti, sí. Porque es lo que anhelas. Para otros, es la quietud de un bosque, el abrazo de un ser querido, o simplemente... el sueño eterno. Tú mereces la luz, pequeña guerrera. Elisa sintió cómo su esencia comenzaba a desprenderse por completo de la habitación, del olor a alcohol y enfado, del sonido de los ronquidos que ahora emanaban del salón. La figura de la Muerte la envolvía, no como un verdugo, sino como la nodriza más gentil, la madre que nunca tuvo. Miró hacia atrás por última vez. Vio su cuerpo, ya solo un cascarón vacío, y supo que la justicia en ese mundo era un concepto falaz. Pero la justicia de lo que venía después era perfecta. Era la cesación de todo sufrimiento. "Gracias", dijo Elisa, y fueron las palabras más sinceras que jamás había pronunciado. "Gracias por venir." Cillian no respondió con palabras. Solo transmitió una emoción: una aceptación infinita, un "de nada" que abarcaba eones. Y entonces, se fueron. La habitación quedó en silencio, solo roto por el tic-tac de un reloj viejo. El cuerpo de Elisa estaba en paz, pero la paz verdadera, la que ella anhelaba, no estaba en esa casa. Se la llevaba consigo, de la mano de la única entidad que, en toda su corta y difícil vida, le había ofrecido consuelo y una promesa de quietud. Por fin, por fin, se iba a un lugar donde nadie podría volver a hacerle daño. Y esa partida no era una tragedia, sino la bienvenida a un merecido y eterno descanso.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    5
    4 turnos 0 maullidos
  • • En el seno de una vasta pradera expuesta al sol matinal, situada fuera de la civilización, Agrias se sienta sobre los restos de una columna, en unas ruinas abandonadas para revisar las últimas cartas dirigidas a ellas. El estado de los sobres además del sello parecía indicar que la correspondencia había atravesado un viaje turbulento para llegar, llevadas por palomas mensajeras.

    – Una carta de Ramza, y otra de Orran. Espero que les vaya bien sin mí.

    • Mientras abre los sobres mediante el cuidadoso corte de una daga afilada, por la mente de la guerrera pasa cómo todos debieron huir de Ivalice, marcados como herejes por la Iglesia de Glabados debido a la Guerra que llevaron a cabo contra los Lucavi, los cuales eran considerados dioses sacros, ignorando la cruda realidad. Una vez con el pergaminos en las manos comienza a leer primeramente la carta de su antiguo compañero de armas.

    “Querida Agrias,

    ¿Cómo ha ido en los últimos meses? Afortunadamente tanto yo como Alma estamos a salvo en otra tierra que no puedo especificar por si nuestros perseguidores interceptan la carta.

    En el lugar donde ahora vivimos llevamos una vida humilde, lejos de la guerra. Alma pronto se va a casar. Yo simplemente no puedo pensar en otra cosa que no sea regresar a Ivalice un día con aliados suficientes para impartir justicia por mi propia mano. La Iglesia no debe continuar aprovechándose de la gente.

    Confío en que continuáis viva, querida amiga. Después de todo vuestra habilidad con la espada difícilmente tiene rival. Lamento la muerte de Ovelia, y lamento más aún saber quién lo hizo. Nunca me habría esperado algo así de Delita.

    Espero vuestra respuesta con paciencia.

    Ramza.”

    • Una leve sonrisa agridulce se dibuja en el rostro de la mujer, con sentimientos encontrados en su interior. A continuación procede a abrir el segundo sobre.

    "Saludos, Lady Agrias.

    Esta carta la estoy escribiendo a toda prisa, pues los Confesores pronto me atraparán si no logro huir de Ivalice.

    Los Documentos Durai de mi autoría explicando la verdad además de limpiar vuestro nombre y el de Ramza fueron clasificados como Prohibidos por la Iglesia. A modo de consecuencia además fui marcado como Hereje.

    Por si es la última vez que puedo comunicarme, deseo que esos mentirosos jamás sean capaces de atraparos con vida. Lo que hicísteis a costa de vuestro honor y tranquilidad personal no ha de caer en el olvido.

    Nuestros caminos se cruzarán de nuevo, en esta vida o en la otra.

    Orran Durai."

    • Agrias siente como el fuego recorre su sangre. Con rabia contenida destruye las cartas para que no puedan ser leídas por nadie más.

    – Todo en lo que se me ha educado y en lo que he creído no fue más que una farsa. La nobleza nunca fue de fiar, la Iglesia de Glabados menos aún con semejante depravación en sus instituciones. A pesar de haber destruído a los Lucavi todavía continúan con sus macabros juegos. Ivalice nunca tuvo solución, es un Estado Fallido.

    • Cierra los ojos por un momento para inspirar, espirar y tratar de calmarse.

    – Por ahora solamente puedo procurar vivir un día más. Princesa Ovelia, os he fallado al final. Algún día podré compensar todo lo que no pude lograr, Ramza. Igual que vos. Lo juro.
    • En el seno de una vasta pradera expuesta al sol matinal, situada fuera de la civilización, Agrias se sienta sobre los restos de una columna, en unas ruinas abandonadas para revisar las últimas cartas dirigidas a ellas. El estado de los sobres además del sello parecía indicar que la correspondencia había atravesado un viaje turbulento para llegar, llevadas por palomas mensajeras. – Una carta de Ramza, y otra de Orran. Espero que les vaya bien sin mí. • Mientras abre los sobres mediante el cuidadoso corte de una daga afilada, por la mente de la guerrera pasa cómo todos debieron huir de Ivalice, marcados como herejes por la Iglesia de Glabados debido a la Guerra que llevaron a cabo contra los Lucavi, los cuales eran considerados dioses sacros, ignorando la cruda realidad. Una vez con el pergaminos en las manos comienza a leer primeramente la carta de su antiguo compañero de armas. “Querida Agrias, ¿Cómo ha ido en los últimos meses? Afortunadamente tanto yo como Alma estamos a salvo en otra tierra que no puedo especificar por si nuestros perseguidores interceptan la carta. En el lugar donde ahora vivimos llevamos una vida humilde, lejos de la guerra. Alma pronto se va a casar. Yo simplemente no puedo pensar en otra cosa que no sea regresar a Ivalice un día con aliados suficientes para impartir justicia por mi propia mano. La Iglesia no debe continuar aprovechándose de la gente. Confío en que continuáis viva, querida amiga. Después de todo vuestra habilidad con la espada difícilmente tiene rival. Lamento la muerte de Ovelia, y lamento más aún saber quién lo hizo. Nunca me habría esperado algo así de Delita. Espero vuestra respuesta con paciencia. Ramza.” • Una leve sonrisa agridulce se dibuja en el rostro de la mujer, con sentimientos encontrados en su interior. A continuación procede a abrir el segundo sobre. "Saludos, Lady Agrias. Esta carta la estoy escribiendo a toda prisa, pues los Confesores pronto me atraparán si no logro huir de Ivalice. Los Documentos Durai de mi autoría explicando la verdad además de limpiar vuestro nombre y el de Ramza fueron clasificados como Prohibidos por la Iglesia. A modo de consecuencia además fui marcado como Hereje. Por si es la última vez que puedo comunicarme, deseo que esos mentirosos jamás sean capaces de atraparos con vida. Lo que hicísteis a costa de vuestro honor y tranquilidad personal no ha de caer en el olvido. Nuestros caminos se cruzarán de nuevo, en esta vida o en la otra. Orran Durai." • Agrias siente como el fuego recorre su sangre. Con rabia contenida destruye las cartas para que no puedan ser leídas por nadie más. – Todo en lo que se me ha educado y en lo que he creído no fue más que una farsa. La nobleza nunca fue de fiar, la Iglesia de Glabados menos aún con semejante depravación en sus instituciones. A pesar de haber destruído a los Lucavi todavía continúan con sus macabros juegos. Ivalice nunca tuvo solución, es un Estado Fallido. • Cierra los ojos por un momento para inspirar, espirar y tratar de calmarse. – Por ahora solamente puedo procurar vivir un día más. Princesa Ovelia, os he fallado al final. Algún día podré compensar todo lo que no pude lograr, Ramza. Igual que vos. Lo juro.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • ─ El clima esta pacifico, pero esta paz solo atrae a los "Renegados" de mi cabeza. Cuando me ven tranquilos ellos protestan, reclaman y escupen por justicia, aquellos que prometí revancha y los que murieron de forma injusta.

    Yo los escucho porque es lo mínimo que puedo hacer, les calma un poco ser escuchados, pero al final me rió y solo les afirmo que algún día ajustaran cuentas conmigo en el mas allá.

    Mientras tanto. . .Sigan viéndome desatar y disfrutar de esta tormenta.
    ㊗️ ─ El clima esta pacifico, pero esta paz solo atrae a los "Renegados" de mi cabeza. Cuando me ven tranquilos ellos protestan, reclaman y escupen por justicia, aquellos que prometí revancha y los que murieron de forma injusta. Yo los escucho porque es lo mínimo que puedo hacer, les calma un poco ser escuchados, pero al final me rió y solo les afirmo que algún día ajustaran cuentas conmigo en el mas allá. Mientras tanto. . .Sigan viéndome desatar y disfrutar de esta tormenta.
    Me entristece
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • "Instinto Primario”

    La noche respiraba.
    El bosque entero parecía contener el aire mientras la luna ascendía sobre las copas de los árboles, blanca, inmensa, testigo de mi renacer.

    Podía sentirlo… el pulso bajo mi piel, la vibración en los huesos, el fuego líquido corriendo por mis venas.
    Darkus había desatado algo que llevaba dormido demasiado tiempo.
    No me había maldecido… me había devuelto lo que me arrebataron.

    El cambio comenzaba en mis ojos.
    Una ardiente presión detrás del iris, un temblor.
    El mundo se volvió más nítido, el aire más denso, los sonidos más crueles.
    Podía escuchar la respiración de los árboles, el murmullo de las criaturas escondidas.
    Y mi propio corazón… golpeando como un tambor de guerra.

    Mis manos se curvaron, los dedos temblando al sentir cómo las uñas se alargaban, afiladas, naturales.
    No dolía.
    Era liberador.
    La piel ardía, los músculos se tensaban, mi cuerpo reclamando su forma verdadera, aquella que los Carson intentaron apagar a base de miedo y sangre.

    Un aullido desgarró el silencio.
    No supe si provenía de mí o del alma misma del bosque.
    Pero en ese instante, entendí.
    No era humana.
    No era bestia.
    Era ambas.
    Y por primera vez, no tenía miedo de ello.

    La luna me bañó con su luz pálida, y mi sombra cambió.
    Orejas, colmillos, una fuerza que rugía desde lo más profundo.
    La loba despertaba, y con ella, el hambre.
    No de carne… sino de justicia.

    Darkus me observaba desde la distancia, su silueta imponente entre los árboles, sus ojos ardiendo como brasas antiguas.
    No dijo nada.
    No hacía falta.
    Sabía lo que vendría después.

    Corrí.
    El suelo bajo mis pies temblaba.
    Las ramas se abrían ante mí.
    El viento era mi cómplice.
    Cada sentido vivo, agudo, perfecto.
    El olor del miedo, del hierro, del sudor…
    Todo me guiaba hacia la presa.

    No cazaba por placer.
    Cazaba por instinto.
    Por redención.
    Por las voces silenciadas que aún gritaban dentro de mí.

    La loba y la mujer se habían fundido.
    Ya no había una sin la otra.
    Y esa unión era peligrosa.
    Letal.

    Cuando la luna alcanzó su punto más alto, me detuve.
    El bosque calló.
    Mi reflejo en un charco de agua me devolvió la mirada: un ser con ojos de dos colores, mitad sombra, mitad luz.
    Era yo.
    La verdadera.
    La que sobrevivió a los Carson.
    La que se negó a morir.

    Y ahora, bajo el manto de la noche, el nombre Luana Smith Carson dejaba de ser una marca de esclava.
    Se convertía en una advertencia.

    Darküs Volkøv
    "Instinto Primario” La noche respiraba. El bosque entero parecía contener el aire mientras la luna ascendía sobre las copas de los árboles, blanca, inmensa, testigo de mi renacer. Podía sentirlo… el pulso bajo mi piel, la vibración en los huesos, el fuego líquido corriendo por mis venas. Darkus había desatado algo que llevaba dormido demasiado tiempo. No me había maldecido… me había devuelto lo que me arrebataron. El cambio comenzaba en mis ojos. Una ardiente presión detrás del iris, un temblor. El mundo se volvió más nítido, el aire más denso, los sonidos más crueles. Podía escuchar la respiración de los árboles, el murmullo de las criaturas escondidas. Y mi propio corazón… golpeando como un tambor de guerra. Mis manos se curvaron, los dedos temblando al sentir cómo las uñas se alargaban, afiladas, naturales. No dolía. Era liberador. La piel ardía, los músculos se tensaban, mi cuerpo reclamando su forma verdadera, aquella que los Carson intentaron apagar a base de miedo y sangre. Un aullido desgarró el silencio. No supe si provenía de mí o del alma misma del bosque. Pero en ese instante, entendí. No era humana. No era bestia. Era ambas. Y por primera vez, no tenía miedo de ello. La luna me bañó con su luz pálida, y mi sombra cambió. Orejas, colmillos, una fuerza que rugía desde lo más profundo. La loba despertaba, y con ella, el hambre. No de carne… sino de justicia. Darkus me observaba desde la distancia, su silueta imponente entre los árboles, sus ojos ardiendo como brasas antiguas. No dijo nada. No hacía falta. Sabía lo que vendría después. Corrí. El suelo bajo mis pies temblaba. Las ramas se abrían ante mí. El viento era mi cómplice. Cada sentido vivo, agudo, perfecto. El olor del miedo, del hierro, del sudor… Todo me guiaba hacia la presa. No cazaba por placer. Cazaba por instinto. Por redención. Por las voces silenciadas que aún gritaban dentro de mí. La loba y la mujer se habían fundido. Ya no había una sin la otra. Y esa unión era peligrosa. Letal. Cuando la luna alcanzó su punto más alto, me detuve. El bosque calló. Mi reflejo en un charco de agua me devolvió la mirada: un ser con ojos de dos colores, mitad sombra, mitad luz. Era yo. La verdadera. La que sobrevivió a los Carson. La que se negó a morir. Y ahora, bajo el manto de la noche, el nombre Luana Smith Carson dejaba de ser una marca de esclava. Se convertía en una advertencia. [Darkus]
    Me gusta
    Me encocora
    3
    10 turnos 0 maullidos
  • Halloween: La Niebla y la Bruja

    Las calles del pueblo resplandecían en tonos naranjas y violetas. Las risas de los niños disfrazados llenaban el aire, y entre ellos caminábamos nosotras —una vampira y su lobita— compartiendo caramelos y miradas cómplices bajo la luna. Todo era juego y luz... hasta que el aire cambió.

    Una niebla espesa se deslizó entre las casas, apagando faroles y voces. En un parpadeo, la fiesta murió. Las calabazas se pudrieron, las calles se cubrieron de musgo, y el pueblo se transformó en un cementerio de sombras.

    En la plaza, una vieja bruja tomaba nota en un pergamino amarillento. A su alrededor, cajas repletas de niños temblorosos. “Si no vienen a comprar, márchense”, gruñó sin mirarnos siquiera.

    Pero Ryu, mi lobita, guardó silencio. Su mirada lo dijo todo.
    Yo di un paso adelante, tomándola de la mano.
    —Esta podría ser la ocasión para sanar… si quieres.

    La bruja rió, burlona, con voz de alquitrán.
    —¿Justicia? ¿Tú? ¿La pequeña loba que arrastra sangre en su pasado?

    Sus palabras buscaban herir, pero Ryu no vaciló. Su respiración se volvió tensa.
    —¿Qué pides por ellos? —preguntó con voz grave.

    La vieja se relamió.
    —Tu nombre verdadero, loba. Las criaturas que lo olvidan son más dóciles.

    Entonces Ryu sonrió. No con ternura, sino con algo más profundo… ancestral. En un parpadeo, su daga brilló con un fulgor púrpura y la cabeza de la bruja rodó sobre las piedras.

    El silencio pesó. El cuerpo ardió, consumido por su propia oscuridad, y en las cenizas quedó solo una nota escrita con ceniza viva:

    “EL AQUELARRE LO SABE, RYU ISHTAR YOKIN.”

    Me acerqué, la abracé con fuerza y susurré:
    —Tranquila, lobita… Respira. Yo velaré tu hibernación, y me encargaré de todo.

    La besé, temblando entre miedo y amor.
    Esa noche, bajo la luna, comprendí que ni siquiera el caos puede apagar la llama de lo que somos.

    🩷 Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン Ishtar Yokin — Noche de Halloween 🩷
    Halloween: La Niebla y la Bruja Las calles del pueblo resplandecían en tonos naranjas y violetas. Las risas de los niños disfrazados llenaban el aire, y entre ellos caminábamos nosotras —una vampira y su lobita— compartiendo caramelos y miradas cómplices bajo la luna. Todo era juego y luz... hasta que el aire cambió. Una niebla espesa se deslizó entre las casas, apagando faroles y voces. En un parpadeo, la fiesta murió. Las calabazas se pudrieron, las calles se cubrieron de musgo, y el pueblo se transformó en un cementerio de sombras. En la plaza, una vieja bruja tomaba nota en un pergamino amarillento. A su alrededor, cajas repletas de niños temblorosos. “Si no vienen a comprar, márchense”, gruñó sin mirarnos siquiera. Pero Ryu, mi lobita, guardó silencio. Su mirada lo dijo todo. Yo di un paso adelante, tomándola de la mano. —Esta podría ser la ocasión para sanar… si quieres. La bruja rió, burlona, con voz de alquitrán. —¿Justicia? ¿Tú? ¿La pequeña loba que arrastra sangre en su pasado? Sus palabras buscaban herir, pero Ryu no vaciló. Su respiración se volvió tensa. —¿Qué pides por ellos? —preguntó con voz grave. La vieja se relamió. —Tu nombre verdadero, loba. Las criaturas que lo olvidan son más dóciles. Entonces Ryu sonrió. No con ternura, sino con algo más profundo… ancestral. En un parpadeo, su daga brilló con un fulgor púrpura y la cabeza de la bruja rodó sobre las piedras. El silencio pesó. El cuerpo ardió, consumido por su propia oscuridad, y en las cenizas quedó solo una nota escrita con ceniza viva: “EL AQUELARRE LO SABE, RYU ISHTAR YOKIN.” Me acerqué, la abracé con fuerza y susurré: —Tranquila, lobita… Respira. Yo velaré tu hibernación, y me encargaré de todo. La besé, temblando entre miedo y amor. Esa noche, bajo la luna, comprendí que ni siquiera el caos puede apagar la llama de lo que somos. 🩷 [Ryu] — Noche de Halloween 🩷
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • ━━ El final de los días está cerca, todo será ruinas, fuego, muerte y desorden. Ya no habrá penas ni justicia cuando la última muralla caiga.
    ━━ El final de los días está cerca, todo será ruinas, fuego, muerte y desorden. Ya no habrá penas ni justicia cuando la última muralla caiga.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Ara ara... Ahora si se podría decir que estoy lista para luchar por el amor y la justicia.
    Ara ara... Ahora si se podría decir que estoy lista para luchar por el amor y la justicia.
    Me enjaja
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados