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    || Reviví a la cabecita de uva, por si alguien quiere rolcito o agregar, me avisa
    Adjunto imagen de la waifu en cuestión (?)
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  • Takeru llevaba horas resistiéndose a descansar. A pesar de las advertencias de los médicos y las miradas preocupadas de sus compañeros, insistía en que aún tenía fuerzas para seguir adelante. Sin embargo, esa tarde algo cambió. Sin decir palabra, accedió finalmente a recostarse en una de las camas de la enfermería, dejando que el peso del agotamiento lo envolviera.

    Los doctores, sorprendidos por su repentino cambio de actitud, no tardaron en preguntarle:

    —¿Qué te hizo cambiar de opinión?

    Takeru desvió la mirada, incapaz de responder. Su mente se llenó de la imagen de aquella persona, la que con una sola frase, con una sola expresión de genuina preocupación, había logrado derribar su terquedad. Su rostro comenzó a arder y, sin quererlo, sus manos se aferraron a las sábanas con nerviosismo.

    —No es nada… —murmuró, evitando el contacto visual.

    Los médicos intercambiaron miradas cómplices pero decidieron no presionarlo más. Después de todo, lo importante era que, por fin, estaba descansando.
    Takeru llevaba horas resistiéndose a descansar. A pesar de las advertencias de los médicos y las miradas preocupadas de sus compañeros, insistía en que aún tenía fuerzas para seguir adelante. Sin embargo, esa tarde algo cambió. Sin decir palabra, accedió finalmente a recostarse en una de las camas de la enfermería, dejando que el peso del agotamiento lo envolviera. Los doctores, sorprendidos por su repentino cambio de actitud, no tardaron en preguntarle: —¿Qué te hizo cambiar de opinión? Takeru desvió la mirada, incapaz de responder. Su mente se llenó de la imagen de aquella persona, la que con una sola frase, con una sola expresión de genuina preocupación, había logrado derribar su terquedad. Su rostro comenzó a arder y, sin quererlo, sus manos se aferraron a las sábanas con nerviosismo. —No es nada… —murmuró, evitando el contacto visual. Los médicos intercambiaron miradas cómplices pero decidieron no presionarlo más. Después de todo, lo importante era que, por fin, estaba descansando.
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  • 緊急室へ/ Una visita inesperada, pt. 2

    Cuando salió tambaleándose del lugar, el mundo giraba más de lo normal. No sabía en dónde estaba y en un intento por revisar su teléfono, tropezó con un escalón que, más adelante diría, no debía estar ahí.
    No sintió el golpe cuando cayó, gracias al alcohol pero sí supo que extendió las manos por inercia para amortiguar la caída contra el pavimento. Su sorpresa vino poco después cuando miró su mano derecha y notó que dos de sus dedos apuntaban en direcciones muy opuestas a lo que normalmente tendrían que hacerlo.

    —M-mierda.
    Susurró con voz temblorosa. Un escalofrío le recorrió la espalda llenándolo de sobriedad y lucidez por momentos. ¡Nunca en su vida se había roto un solo hueso! ¿Y ahora dos? La imagen era impactante. La sangre se escurría hacia su muñeca y ensuciaba la manga de su suéter. Sus dedos anular y meñique estaban rojos y retorcidos y la uña del dedo anular pedía de un hilo de lo que parecía ser su cutícula... y él simplemente no podía dejar de mirar aquella escena.

    No supo en qué momento la gente se fue agolpando a su alrededor para ayudarlo, podía jurar que no había nadie al rededor desde un principio. En cuanto las luces parpadeantes rojas y azules de la ambulancia le adornaron el rostro sintió el dolor, la mano le ardía y sentía los dedos entumidos. Hubo una revisión rápida antes de subirlo a la ambulancia y se trepo en ella tambaleándose, todavía mareado por el alcohol.

    Por momentos se reía por lo irónico de la situación, de camino al hospital, tal vez por el efecto del alcohol todavía en su sangre. Fue una visita larga e inesperada al médico y para el final de esta el dolor de cabeza era más fuerte y punzante que el de la mano. Recibió la medicina sintiendo la mirada de reproche y compasión de la enfermera que se la entregaba y salió del hospital con un hielo en la cabeza, raspones en la cara y su diestra vendada.

    Y así había pasado de una noche de risas y diversión a no poder usar su mano dominante.
    緊急室へ/ Una visita inesperada, pt. 2 Cuando salió tambaleándose del lugar, el mundo giraba más de lo normal. No sabía en dónde estaba y en un intento por revisar su teléfono, tropezó con un escalón que, más adelante diría, no debía estar ahí. No sintió el golpe cuando cayó, gracias al alcohol pero sí supo que extendió las manos por inercia para amortiguar la caída contra el pavimento. Su sorpresa vino poco después cuando miró su mano derecha y notó que dos de sus dedos apuntaban en direcciones muy opuestas a lo que normalmente tendrían que hacerlo. —M-mierda. Susurró con voz temblorosa. Un escalofrío le recorrió la espalda llenándolo de sobriedad y lucidez por momentos. ¡Nunca en su vida se había roto un solo hueso! ¿Y ahora dos? La imagen era impactante. La sangre se escurría hacia su muñeca y ensuciaba la manga de su suéter. Sus dedos anular y meñique estaban rojos y retorcidos y la uña del dedo anular pedía de un hilo de lo que parecía ser su cutícula... y él simplemente no podía dejar de mirar aquella escena. No supo en qué momento la gente se fue agolpando a su alrededor para ayudarlo, podía jurar que no había nadie al rededor desde un principio. En cuanto las luces parpadeantes rojas y azules de la ambulancia le adornaron el rostro sintió el dolor, la mano le ardía y sentía los dedos entumidos. Hubo una revisión rápida antes de subirlo a la ambulancia y se trepo en ella tambaleándose, todavía mareado por el alcohol. Por momentos se reía por lo irónico de la situación, de camino al hospital, tal vez por el efecto del alcohol todavía en su sangre. Fue una visita larga e inesperada al médico y para el final de esta el dolor de cabeza era más fuerte y punzante que el de la mano. Recibió la medicina sintiendo la mirada de reproche y compasión de la enfermera que se la entregaba y salió del hospital con un hielo en la cabeza, raspones en la cara y su diestra vendada. Y así había pasado de una noche de risas y diversión a no poder usar su mano dominante.
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  • —Tras la repentina marca que le hizo Puma. Una vez volvió a estar solo, hizo aparecer la imagen de quien fue su esposo.

    —Supongo que esto significa que, si alguna vez escapas, ya no podrás encontrarme. No esperaba que la libertad me durase tan poco pero, no importa. Él no será peor que tú. —
    —Tras la repentina marca que le hizo Puma. Una vez volvió a estar solo, hizo aparecer la imagen de quien fue su esposo. —Supongo que esto significa que, si alguna vez escapas, ya no podrás encontrarme. No esperaba que la libertad me durase tan poco pero, no importa. Él no será peor que tú. —
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  • Takeru estaba tumbado en una cama de la enfermería, el sonido monótono del ventilador de la habitación llenaba el espacio mientras el ardor de sus heridas se mantenía vivo en su cuerpo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, y el dolor de cada golpe recibido seguía marcando su piel. Miró al techo, sus pensamientos aún atrapados en la feroz batalla contra Takeshi.

    Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad.

    Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones.

    Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado.

    En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
    Takeru estaba tumbado en una cama de la enfermería, el sonido monótono del ventilador de la habitación llenaba el espacio mientras el ardor de sus heridas se mantenía vivo en su cuerpo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, y el dolor de cada golpe recibido seguía marcando su piel. Miró al techo, sus pensamientos aún atrapados en la feroz batalla contra Takeshi. Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad. Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones. Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado. En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
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  • Jimoto llevaba años recorriendo el mundo, documentando sus viajes, conociendo nuevas culturas y enfrentando desafíos que pusieran a prueba su espíritu aventurero. Sin embargo, en su interior, siempre había sentido que algo le faltaba, una pieza perdida en el rompecabezas de su existencia.

    Desde pequeño, recordaba haber visto una fotografía en la habitación de su madre adoptiva, Mikasa. En la imagen, ella aparecía junto a un grupo de personas que Jimoto no reconocía, todos sonriendo mientras sostenían siete esferas brillantes de color ámbar, cada una decorada con pequeñas estrellas. Cuando era niño, había preguntado por aquella foto, pero Mikasa solo sonreía con nostalgia y le decía que era un recuerdo de otro tiempo.

    Años después, mientras exploraba una biblioteca antigua en un pueblo remoto, Jimoto encontró un manuscrito que hablaba de aquellas misteriosas esferas. Según el relato, quien reuniera las siete recibiría la oportunidad de ver cumplido un único deseo, sin importar cuán imposible pareciera.

    La revelación lo dejó inquieto. ¿Por qué Mikasa tenía una foto con esas esferas? ¿Quiénes eran las personas que la acompañaban? Y lo más importante, ¿qué había ocurrido con ellas y con las esferas después de que la foto fuera tomada?

    Sin recuerdos de su infancia más temprana, Jimoto siempre había sentido que su pasado estaba lleno de sombras. Había fragmentos de memorias que no lograba conectar, preguntas que nadie podía responder. Ahora, tenía un objetivo claro: encontrar las siete esferas y pedir como deseo la recuperación de sus memorias perdidas.

    Su travesía lo llevaría a cruzarse con aliados y enemigos, desde mercenarios que también codiciaban su poder hasta sabios que custodiaban antiguos secretos. Entre ellos, Shunrei, el dragón azul con el que había forjado una inquebrantable amistad, sería su mayor apoyo, ayudándolo a descifrar los enigmas ocultos y protegiéndolo en los momentos más críticos.

    Pero conforme Jimoto se acercaba más a la verdad, no podía evitar preguntarse: si recuperaba sus memorias… ¿estaría preparado para enfrentarlas?
    Jimoto llevaba años recorriendo el mundo, documentando sus viajes, conociendo nuevas culturas y enfrentando desafíos que pusieran a prueba su espíritu aventurero. Sin embargo, en su interior, siempre había sentido que algo le faltaba, una pieza perdida en el rompecabezas de su existencia. Desde pequeño, recordaba haber visto una fotografía en la habitación de su madre adoptiva, Mikasa. En la imagen, ella aparecía junto a un grupo de personas que Jimoto no reconocía, todos sonriendo mientras sostenían siete esferas brillantes de color ámbar, cada una decorada con pequeñas estrellas. Cuando era niño, había preguntado por aquella foto, pero Mikasa solo sonreía con nostalgia y le decía que era un recuerdo de otro tiempo. Años después, mientras exploraba una biblioteca antigua en un pueblo remoto, Jimoto encontró un manuscrito que hablaba de aquellas misteriosas esferas. Según el relato, quien reuniera las siete recibiría la oportunidad de ver cumplido un único deseo, sin importar cuán imposible pareciera. La revelación lo dejó inquieto. ¿Por qué Mikasa tenía una foto con esas esferas? ¿Quiénes eran las personas que la acompañaban? Y lo más importante, ¿qué había ocurrido con ellas y con las esferas después de que la foto fuera tomada? Sin recuerdos de su infancia más temprana, Jimoto siempre había sentido que su pasado estaba lleno de sombras. Había fragmentos de memorias que no lograba conectar, preguntas que nadie podía responder. Ahora, tenía un objetivo claro: encontrar las siete esferas y pedir como deseo la recuperación de sus memorias perdidas. Su travesía lo llevaría a cruzarse con aliados y enemigos, desde mercenarios que también codiciaban su poder hasta sabios que custodiaban antiguos secretos. Entre ellos, Shunrei, el dragón azul con el que había forjado una inquebrantable amistad, sería su mayor apoyo, ayudándolo a descifrar los enigmas ocultos y protegiéndolo en los momentos más críticos. Pero conforme Jimoto se acercaba más a la verdad, no podía evitar preguntarse: si recuperaba sus memorias… ¿estaría preparado para enfrentarlas?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ||• Veo imagen de una cabellera rubia y un hombre de cabello negro corto.
    ay si la voy a subir!
    La reviso bien.
    Los dos son hombres.
    ¬¬ ....osea, si hago yaoi pero no con Abel jajaja
    ||• Veo imagen de una cabellera rubia y un hombre de cabello negro corto. ay si la voy a subir! La reviso bien. Los dos son hombres. ¬¬ ....osea, si hago yaoi pero no con Abel jajaja
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  • ¿Sabes que Lute ? Tienes razón, asumo mi parte de culpa y aquí va mi disculpa. Es una canción que he compuesto especialmente para ti, se llama:

    "¡Es un casco de juguete, no he hecho nada malo! Jodete. "


    //sorry hace días encontré está imagen y quería aprovecharla, y así de paso le saco algo un poco canon también
    ¿Sabes que [Lute1] ? Tienes razón, asumo mi parte de culpa y aquí va mi disculpa. Es una canción que he compuesto especialmente para ti, se llama: "¡Es un casco de juguete, no he hecho nada malo! Jodete. " //sorry hace días encontré está imagen y quería aprovecharla, y así de paso le saco algo un poco canon también 🤣🤣🤣🤣
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  • "No me ha dolido... claro que no me ha dolido."

    || Holi, no ha pasado nada, solo me gusta la imagen <3 Que nadie se preocupe.
    "No me ha dolido... claro que no me ha dolido." || Holi, no ha pasado nada, solo me gusta la imagen <3 Que nadie se preocupe.
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  • Vuela, vuela!
    No te hace falta equipaje (vuela, vuela)
    ¡Vuela! (Vuela)
    Nadie controla tu imagen!
    Vuela, vuela! No te hace falta equipaje (vuela, vuela) ¡Vuela! (Vuela) Nadie controla tu imagen!
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