Sus manos recorrían lentamente mi cuerpo, como si quisiera memorizar cada detalle. Se detenían de vez en cuando, amasando mis senos, pellizcando mis pezones. Los sonidos que hacía me dejaban claro que disfrutaba escucharme gemir.
—¿Así, preciosa? —preguntaba cuando gemía más alto, como si necesitara una confirmación de cuánto me estaba gustando.
Como si la humedad entre mis piernas no fuera indicativo suficiente.
—Así —respondía yo a media voz...
“๐บ๐๐๐๐ ๐๐๐ ๐๐๐๐๐๐๐ ๐๐ ๐๐๐ ๐๐๐๐ ๐๐๐๐๐๐๐๐ ๐๐๐ ๐๐๐๐๐๐ ๐๐ ๐๐๐ ๐๐๐".
Sus manos recorrían lentamente mi cuerpo, como si quisiera memorizar cada detalle. Se detenían de vez en cuando, amasando mis senos, pellizcando mis pezones. Los sonidos que hacía me dejaban claro que disfrutaba escucharme gemir.
—¿Así, preciosa? —preguntaba cuando gemía más alto, como si necesitara una confirmación de cuánto me estaba gustando.
Como si la humedad entre mis piernas no fuera indicativo suficiente.
—Así —respondía yo a media voz...
En la ciudad y con ayuda de personas específicamente seleccionadas dio con su antiguo hogar.
Cแดสสแด Bแดสสsแดแดษด #26
La casa seguía ahí y... ¿habitada?
Seguramente la habrían vendido.
¿๐๐ข๐ ๐๐๐๐ ๐ ๐๐ ๐๐๐๐ก๐ ๐๐๐๐๐๐ ๐๐๐๐ข๐๐๐๐ ๐ข๐๐ ๐๐๐๐๐๐๐๐๐ ๐๐ ๐?
La curiosidad y los recuerdos la habían llevado hasta ahí o quizás... ¿había algo más?
Aparte de aturdida, cayó en cuenta que no tendría sitio para dormir y si no quería hacerlo en la calle se tendría que apurar a conseguir algún sitio.
Se alejó a paso continuó de su antiguo hogar con una prqueña punzada en el corazón.
๐ฝ๐๐๐๐๐ ๐ ๐๐ ๐๐๐๐๐๐ ๐๐
En la ciudad y con ayuda de personas específicamente seleccionadas dio con su antiguo hogar.
Cแดสสแด Bแดสสsแดแดษด #26
La casa seguía ahí y... ¿habitada?
Seguramente la habrían vendido.
¿๐๐ข๐ ๐๐๐๐ ๐ ๐๐ ๐๐๐๐ก๐ ๐๐๐๐๐๐ ๐๐๐๐ข๐๐๐๐ ๐ข๐๐ ๐๐๐๐๐๐๐๐๐ ๐๐ ๐?
La curiosidad y los recuerdos la habían llevado hasta ahí o quizás... ¿había algo más?
Aparte de aturdida, cayó en cuenta que no tendría sitio para dormir y si no quería hacerlo en la calle se tendría que apurar a conseguir algún sitio.
Se alejó a paso continuó de su antiguo hogar con una prqueña punzada en el corazón.
Estuvo a punto de resignarse y caminar hasta la ciudad o la gasolinera más cercana, parecía que el "autostop" ya no era tan popular.
Justo cuando dio los primeros pasos el sonido de una bocina llamó su atención, era una chica en su pequeño automóvil... ¿rosado?
No era nadie para juzgar.
Se detuvo justo a su lado y bajó la ventanilla.
—¡Hola! ¿Necesitas ayuda? Vi que estabas levantando el pulgar y no podía dejarte así, menos en esta zona. ¿Vas a la ciudad?
—Eh... si, ahí me dirijo—. Quiso ser más amable pero o ella era muy arisca a causa del encierro o la chica muy entusiasta. Haría un esfuerzo.
—Estoy en un pequeño viaje de... hiatus. Me aventuré a salir... sólo así, mi maleta y unos cigarrillos—. Le sonrió. La joven devolvió el gesto y con más confianza le dio la bienvenida a su auto.
45 minutos después llenos de música y conversaciones por fin estaban en la ciudad.
Mucho había cambiado pero no perdía del todo su encanto.
No tenía mucho efectivo para remunerar ni la mitad del viaje, se lo hizo saber y ella lo condonó con una sonrisa.
—Ha sido un favor y los favores no se cobran. Cuídate mucho eh... ¿Cómo dijiste que era tu nombre? Sin... Sin...
—Sinéad—. Respondió. —Soy Sinéad y... he vuelto a casa...
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Estuvo a punto de resignarse y caminar hasta la ciudad o la gasolinera más cercana, parecía que el "autostop" ya no era tan popular.
Justo cuando dio los primeros pasos el sonido de una bocina llamó su atención, era una chica en su pequeño automóvil... ¿rosado?
No era nadie para juzgar.
Se detuvo justo a su lado y bajó la ventanilla.
—¡Hola! ¿Necesitas ayuda? Vi que estabas levantando el pulgar y no podía dejarte así, menos en esta zona. ¿Vas a la ciudad?
—Eh... si, ahí me dirijo—. Quiso ser más amable pero o ella era muy arisca a causa del encierro o la chica muy entusiasta. Haría un esfuerzo.
—Estoy en un pequeño viaje de... hiatus. Me aventuré a salir... sólo así, mi maleta y unos cigarrillos—. Le sonrió. La joven devolvió el gesto y con más confianza le dio la bienvenida a su auto.
45 minutos después llenos de música y conversaciones por fin estaban en la ciudad.
Mucho había cambiado pero no perdía del todo su encanto.
No tenía mucho efectivo para remunerar ni la mitad del viaje, se lo hizo saber y ella lo condonó con una sonrisa.
—Ha sido un favor y los favores no se cobran. Cuídate mucho eh... ¿Cómo dijiste que era tu nombre? Sin... Sin...
—Sinéad—. Respondió. —Soy Sinéad y... he vuelto a casa...