• Carta de navidad.

    Quiero aprovechar el momento de estos días festivos agradeciendo primeramente a Dios por permitirme estar aqui cerca de un año nuevo.

    Estoy agradecido con las personas con las que me he topado en este mundo (de esta plataforma y otras tantas que estuvimos) con agradables personas que me han permitido crecer y desarrollarme personal y emocionalmente mas fuerte que antes.
    Esto conlleva al hecho de que muchos de nosotros nos hemos llegado a topar con personas gratas, queridas, y amables; curiosamente son ellas las que solemos rechazar facilmente por que son "diferentes", o incluso tambien llegan a ser un poco sosas para algunos.

    Hay personas tambien con las cuales hubo malos entendidos, o simplemente tienen otro tipo de pensmaiento, y aun aquellas que sin conocerte y por "chismes" llegan a tener un mal concepto de ti.
    Aun asi, muchas gracias a ellos por permitirme aprender a no ser como ellos, porque todo se aprende, y podemos el darnos el lujo de elegir a nuestras amistades, de progresar y seguir divirtiendonos en este mundo de fantasía.

    No tengo rencor con nadie, porque aun cuando llegaran a criticarme, me conozco y se como soy, de lo que soy capaz, y a esas personas, les deseo las mejores bendiciones.

    Por ultimo y no menos importante, quiero agradecer a mi pareja A-Yang, a mis hermanos y amigos que aun me siguen.

    Gracias por el cariño, confianza, y respeto que me guardan, les deseo que sus bendiciones se multipliquen, y que el siguiente año sea mejor, que sus propositos se logren, y que tengan salud y amor.

    FELIZ NAVIDAD A TODOS LES DESEA DAOZHANG XIAO XINGCHEN.
    Carta de navidad. Quiero aprovechar el momento de estos días festivos agradeciendo primeramente a Dios por permitirme estar aqui cerca de un año nuevo. Estoy agradecido con las personas con las que me he topado en este mundo (de esta plataforma y otras tantas que estuvimos) con agradables personas que me han permitido crecer y desarrollarme personal y emocionalmente mas fuerte que antes. Esto conlleva al hecho de que muchos de nosotros nos hemos llegado a topar con personas gratas, queridas, y amables; curiosamente son ellas las que solemos rechazar facilmente por que son "diferentes", o incluso tambien llegan a ser un poco sosas para algunos. Hay personas tambien con las cuales hubo malos entendidos, o simplemente tienen otro tipo de pensmaiento, y aun aquellas que sin conocerte y por "chismes" llegan a tener un mal concepto de ti. Aun asi, muchas gracias a ellos por permitirme aprender a no ser como ellos, porque todo se aprende, y podemos el darnos el lujo de elegir a nuestras amistades, de progresar y seguir divirtiendonos en este mundo de fantasía. No tengo rencor con nadie, porque aun cuando llegaran a criticarme, me conozco y se como soy, de lo que soy capaz, y a esas personas, les deseo las mejores bendiciones. Por ultimo y no menos importante, quiero agradecer a mi pareja A-Yang, a mis hermanos y amigos que aun me siguen. Gracias por el cariño, confianza, y respeto que me guardan, les deseo que sus bendiciones se multipliquen, y que el siguiente año sea mejor, que sus propositos se logren, y que tengan salud y amor. FELIZ NAVIDAD A TODOS LES DESEA DAOZHANG XIAO XINGCHEN.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos 118 vistas
  • Sostuvo la daga entre sus dedos, notando el peso exacto del arma. No era especialmente grande ni ostentosa, pero su filo relucía bajo la luz, impecable y mortal. Giró el mango con la mano, examinando la forma en que encajaba contra su palma. No era una daga común, no para alguien como él. Había algo en ese simple objeto que le resultaba desconcertante, algo que no tenía nada que ver con el arma en sí, sino con el acto de entregarla.

    Miró el filo una vez más, como si pudiera encontrar una respuesta grabada en su superficie. Su reflejo en el metal le devolvió una mirada dura, cansada, pero lo que realmente veía era otra cosa. Un mensaje, una intención. El tipo de gesto que alguien como él no estaba acostumbrado a recibir.

    —Hmph... —Murmuró, casi para sí mismo, mientras le daba vueltas al objeto. Sus pensamientos eran un remolino de preguntas que no sabía cómo formular, y tampoco estaba seguro de querer responderlas. No era un hombre que pensara demasiado en regalos, y mucho menos en el significado detrás de ellos. Pero esto... esto tenía peso, más allá del metal.

    Giró la daga una última vez y dejó escapar un largo suspiro. La apoyó con cuidado sobre la mesa cercana, dejando que el eco metálico rompiera el silencio. No sabía cómo recibir algo así. No sabía cómo aceptarlo sin sentir que estaba tomando algo que no era suyo, algo que no merecía.

    —Es solo un arma. —Se dijo, pero no podía engañarse. No era solo un arma. Era confianza, era algo que alguien le estaba ofreciendo de manera genuina, y eso lo ponía más incómodo que cualquier pelea que hubiera tenido.

    Se pasó una mano por la nuca, mirando la daga de reojo como si pudiera morderlo. Podía haberla rechazado, devolverla, decir que no la necesitaba. Pero algo en él sabía que no sería lo correcto. Aceptarla significaba algo. Algo que él no sabía si estaba listo para cargar. Finalmente, tomó la daga de nuevo y la sostuvo frente a su rostro. El filo capturó la luz de la lámpara, enviando un destello que casi lo hizo parpadear.

    —Bien... —Murmuró, en voz apenas audible.— Supongo que alguien como yo puede hacerle justicia.

    La deslizó dentro de su chaqueta, en un lugar donde pudiera alcanzarla rápido si lo necesitaba. La sensación del metal frío contra su costado lo hizo sentir algo extrañamente familiar. No era solo el arma. Era la idea de que alguien creyera que él podría usarla, que él podría proteger algo, o a alguien.

    De espaldas a la habitación, se permitió un leve gesto: una sonrisa apenas perceptible que desapareció tan rápido como había llegado. No era un hombre de palabras dulces ni de grandes gestos, pero en ese momento decidió algo.

    —Si la uso, será para algo que importe... —dijo en voz baja. Luego, cerró los ojos por un instante, dejando que el peso de aquel inesperado regalo se asentara, no solo en su chaqueta, sino en algún rincón olvidado de su alma.
    Sostuvo la daga entre sus dedos, notando el peso exacto del arma. No era especialmente grande ni ostentosa, pero su filo relucía bajo la luz, impecable y mortal. Giró el mango con la mano, examinando la forma en que encajaba contra su palma. No era una daga común, no para alguien como él. Había algo en ese simple objeto que le resultaba desconcertante, algo que no tenía nada que ver con el arma en sí, sino con el acto de entregarla. Miró el filo una vez más, como si pudiera encontrar una respuesta grabada en su superficie. Su reflejo en el metal le devolvió una mirada dura, cansada, pero lo que realmente veía era otra cosa. Un mensaje, una intención. El tipo de gesto que alguien como él no estaba acostumbrado a recibir. —Hmph... —Murmuró, casi para sí mismo, mientras le daba vueltas al objeto. Sus pensamientos eran un remolino de preguntas que no sabía cómo formular, y tampoco estaba seguro de querer responderlas. No era un hombre que pensara demasiado en regalos, y mucho menos en el significado detrás de ellos. Pero esto... esto tenía peso, más allá del metal. Giró la daga una última vez y dejó escapar un largo suspiro. La apoyó con cuidado sobre la mesa cercana, dejando que el eco metálico rompiera el silencio. No sabía cómo recibir algo así. No sabía cómo aceptarlo sin sentir que estaba tomando algo que no era suyo, algo que no merecía. —Es solo un arma. —Se dijo, pero no podía engañarse. No era solo un arma. Era confianza, era algo que alguien le estaba ofreciendo de manera genuina, y eso lo ponía más incómodo que cualquier pelea que hubiera tenido. Se pasó una mano por la nuca, mirando la daga de reojo como si pudiera morderlo. Podía haberla rechazado, devolverla, decir que no la necesitaba. Pero algo en él sabía que no sería lo correcto. Aceptarla significaba algo. Algo que él no sabía si estaba listo para cargar. Finalmente, tomó la daga de nuevo y la sostuvo frente a su rostro. El filo capturó la luz de la lámpara, enviando un destello que casi lo hizo parpadear. —Bien... —Murmuró, en voz apenas audible.— Supongo que alguien como yo puede hacerle justicia. La deslizó dentro de su chaqueta, en un lugar donde pudiera alcanzarla rápido si lo necesitaba. La sensación del metal frío contra su costado lo hizo sentir algo extrañamente familiar. No era solo el arma. Era la idea de que alguien creyera que él podría usarla, que él podría proteger algo, o a alguien. De espaldas a la habitación, se permitió un leve gesto: una sonrisa apenas perceptible que desapareció tan rápido como había llegado. No era un hombre de palabras dulces ni de grandes gestos, pero en ese momento decidió algo. —Si la uso, será para algo que importe... —dijo en voz baja. Luego, cerró los ojos por un instante, dejando que el peso de aquel inesperado regalo se asentara, no solo en su chaqueta, sino en algún rincón olvidado de su alma.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 323 vistas
  • Hace unas horas... La normalidad de Alma se alteró.

    De todas las Almas de todas las dimensiones, sintieron un aviso a algo más fuerte que ellas mismas.

    La existencia de estás se van alterando, así como sus emociones, pensamientos, sensaciones en sus cuerpos que alarmaron y asustaron a muchas de ellas.

    "Algo no anda bien, algo no está bien"

    Notaron cada una de ellas.
    Todos los personajes de Almas... Corren riesgo.


    Hace unas horas... La normalidad de Alma se alteró. De todas las Almas de todas las dimensiones, sintieron un aviso a algo más fuerte que ellas mismas. La existencia de estás se van alterando, así como sus emociones, pensamientos, sensaciones en sus cuerpos que alarmaron y asustaron a muchas de ellas. "Algo no anda bien, algo no está bien" Notaron cada una de ellas. Todos los personajes de Almas... Corren riesgo.
    Me shockea
    Me encocora
    Me gusta
    Me endiabla
    7
    0 turnos 0 maullidos 414 vistas
  • Kazuo

    Aprecio la Katana y noto el filo y la maestria con que ha sido hecha, digna obra de el mayor espadero de Japón Masamune!

    Y sobre Elizabeth creo que los dos estamos agradecidos de que ella nos haya dado la oportunidad de influir en su historia pues es una guerrera leal y de armas a tomar.

    Gracias!
    ❦ [8KazuoAihara8] ❦ Aprecio la Katana y noto el filo y la maestria con que ha sido hecha, digna obra de el mayor espadero de Japón Masamune! ⛩️ Y sobre Elizabeth 🌹 creo que los dos estamos agradecidos de que ella nos haya dado la oportunidad de influir en su historia pues es una guerrera leal y de armas a tomar. Gracias!
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    Me shockea
    4
    0 turnos 0 maullidos 257 vistas
  • Una jaula sigue siendo una jaula, aunque se decore con suaves telas, elegantes perfumes, regalos y flores.

    Yelena no era más que una prisionera, una figura cuya existencia se limitaba a ser una imagen pública.

    Ellos manejaban sus hilos, y ella, obediente, agachaba la cabeza.

    La encerraban en una habitación meticulosamente organizada, diseñada para evitar que acabara con su propia vida.

    Siempre había guardias en las ventanas y en la puerta, y un doctor perforaba su piel con agujas, pues ella ya no tenía deseo alguno de comer.

    Sus sueños eran su único refugio, el último rincón donde podía recordar cómo lucían las flores, el cielo y el mar.

    El día que olvidara los colores, ese día, Yelena sabría que habría muerto en vida.

    Una jaula sigue siendo una jaula, aunque se decore con suaves telas, elegantes perfumes, regalos y flores. Yelena no era más que una prisionera, una figura cuya existencia se limitaba a ser una imagen pública. Ellos manejaban sus hilos, y ella, obediente, agachaba la cabeza. La encerraban en una habitación meticulosamente organizada, diseñada para evitar que acabara con su propia vida. Siempre había guardias en las ventanas y en la puerta, y un doctor perforaba su piel con agujas, pues ella ya no tenía deseo alguno de comer. Sus sueños eran su único refugio, el último rincón donde podía recordar cómo lucían las flores, el cielo y el mar. El día que olvidara los colores, ese día, Yelena sabría que habría muerto en vida.
    Me shockea
    Me entristece
    6
    0 turnos 0 maullidos 171 vistas
  • [ Rol Privado Cedric Shadowforge ]

    ~ Despues de aquel encuentro inoportuno y caótico con Cedric, la bruja se disponía a regresar a su hogar, su mente estaba llena de ideas que no podían ser procesadas, tantas preguntas y pocas respuestas.

    Los callejones de el pequeño estaban desolados, ya era tarde para que alguien estuviera caminando solo por el lugar, por fortuna el hogar de la mujer estaba cerca, no demoro mucho en llegar, se dispuso en ese momento a prepararse un té de manzanilla para calmar sus nervios, cuando estuvo listo fue directo a su estudio privado y se encerró en él, no quería saber nada de nadie, su estado de ánimo era demasiado malo en esos momentos, ¿Como es posible que no se haya dado cuenta de que él tenia aura maligna? Quizá si lo sabía pero no quería aceptarlo, se mantuvo inmersa en sus propios pensamientos mientras veía las llamas del fuego de la chimenea enfrente de ella, preguntándose que debía hacer ahora, ¿Debía hacerle caso a sus sentimientos por él hombre? O hacer su labor mágica, aniquilar a la entidad y con ella... a Cedric. ~
    [ Rol Privado [The_Magistrate] ] ~ Despues de aquel encuentro inoportuno y caótico con Cedric, la bruja se disponía a regresar a su hogar, su mente estaba llena de ideas que no podían ser procesadas, tantas preguntas y pocas respuestas. Los callejones de el pequeño estaban desolados, ya era tarde para que alguien estuviera caminando solo por el lugar, por fortuna el hogar de la mujer estaba cerca, no demoro mucho en llegar, se dispuso en ese momento a prepararse un té de manzanilla para calmar sus nervios, cuando estuvo listo fue directo a su estudio privado y se encerró en él, no quería saber nada de nadie, su estado de ánimo era demasiado malo en esos momentos, ¿Como es posible que no se haya dado cuenta de que él tenia aura maligna? Quizá si lo sabía pero no quería aceptarlo, se mantuvo inmersa en sus propios pensamientos mientras veía las llamas del fuego de la chimenea enfrente de ella, preguntándose que debía hacer ahora, ¿Debía hacerle caso a sus sentimientos por él hombre? O hacer su labor mágica, aniquilar a la entidad y con ella... a Cedric. ~
    Me gusta
    Me encocora
    Me entristece
    3
    3 turnos 0 maullidos 312 vistas
  • -Con un pequeño pañuelo en sus manos observaba los detalles del plan que marcó sobre la pizara verde, en aquella cabaña vieja y apolillada, las iniciales del nombre de la mujer que robó su corazón, están bordados elegantemente en una de las esquinas y aún conservaba el aroma del exquisito perfume.

    Tiene que funcionar, ¿Verdad?.

    - Preguntó al hombre que estaba oculto en las sombras, respondiendo con un "Si", con una voz conocida.

    No sé te olvide quitarle las espinas a las rosas, deseó que mi recuerdo este presente como el de ella está en mis pensamientos.
    -Con un pequeño pañuelo en sus manos observaba los detalles del plan que marcó sobre la pizara verde, en aquella cabaña vieja y apolillada, las iniciales del nombre de la mujer que robó su corazón, están bordados elegantemente en una de las esquinas y aún conservaba el aroma del exquisito perfume. Tiene que funcionar, ¿Verdad?. - Preguntó al hombre que estaba oculto en las sombras, respondiendo con un "Si", con una voz conocida. No sé te olvide quitarle las espinas a las rosas, deseó que mi recuerdo este presente como el de ella está en mis pensamientos.
    Me gusta
    Me encocora
    Me entristece
    5
    0 turnos 0 maullidos 414 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ||Si Se ve dulce y tierna mi Samy en la IA?. Pregunta seria (?)
    ||Si Se ve dulce y tierna mi Samy en la IA?. Pregunta seria (?)
    Me encocora
    Me shockea
    6
    5 comentarios 0 compartidos 207 vistas
  • — En un extenso y majestuoso jardín, lleno de arboledas y plantas cuidadosamente dispuestas, se alzaba una propiedad de ensueño: un castillo que irradiaba lujo y elegancia. En el corazón de aquel paraíso, una fuente adornada con una estatua de un ángel de facciones finas y delicadas capturaba la atención. La figura celestial sostenía un cántaro del que brotaban cristalinos chorros de agua, llenando la pileta a sus pies. Sus imponentes alas servían de refugio para los pájaros, que se posaban sobre ellas mientras admiraban la belleza del lugar.

    Con el paso del tiempo, la superficie de la estatua comenzó a agrietarse. Los delicados trazos de mármol se rompían lentamente, dejando escapar una energía latente que había estado contenida durante siglos. La maldición finalmente se disipó, y el ángel cobró vida.

    Sus alas se desplegaron con un poderoso aleteo, levantando una nube de polvo que flotó en el aire, iluminada por la luz del sol. Con movimientos torpes pero llenos de gracia, la figura celestial se irguió, despertando de su largo letargo.

    — ¡Por los cielos! —exclamó con un tono que oscilaba entre el asombro y el cansancio—. Eso sí que fue agotador.

    El ángel se estiró, sintiendo cómo sus músculos adormecidos protestaban tras años de inmovilidad. Sus ojos, profundos y chispeantes, recorrieron el jardín con curiosidad mientras una sonrisa maliciosa curvaba sus labios.

    — Vaya, vaya… —murmuró con un aire juguetón—. Espero que este lugar, al menos, sea entretenido.
    — En un extenso y majestuoso jardín, lleno de arboledas y plantas cuidadosamente dispuestas, se alzaba una propiedad de ensueño: un castillo que irradiaba lujo y elegancia. En el corazón de aquel paraíso, una fuente adornada con una estatua de un ángel de facciones finas y delicadas capturaba la atención. La figura celestial sostenía un cántaro del que brotaban cristalinos chorros de agua, llenando la pileta a sus pies. Sus imponentes alas servían de refugio para los pájaros, que se posaban sobre ellas mientras admiraban la belleza del lugar. Con el paso del tiempo, la superficie de la estatua comenzó a agrietarse. Los delicados trazos de mármol se rompían lentamente, dejando escapar una energía latente que había estado contenida durante siglos. La maldición finalmente se disipó, y el ángel cobró vida. Sus alas se desplegaron con un poderoso aleteo, levantando una nube de polvo que flotó en el aire, iluminada por la luz del sol. Con movimientos torpes pero llenos de gracia, la figura celestial se irguió, despertando de su largo letargo. — ¡Por los cielos! —exclamó con un tono que oscilaba entre el asombro y el cansancio—. Eso sí que fue agotador. El ángel se estiró, sintiendo cómo sus músculos adormecidos protestaban tras años de inmovilidad. Sus ojos, profundos y chispeantes, recorrieron el jardín con curiosidad mientras una sonrisa maliciosa curvaba sus labios. — Vaya, vaya… —murmuró con un aire juguetón—. Espero que este lugar, al menos, sea entretenido.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 231 vistas
  • El aire en la habitación era espeso, saturado de un calor sofocante que se mezclaba con el aroma a madera quemada. La única luz provenía del resplandor rojizo que emanaba de las antorchas y una lámpara de aceite en la esquina, llenando el espacio con un tenue brillo carmesí. Lyra estaba sentada en un rincón oscuro, sus piernas cruzadas y su capa negra cubriéndola casi por completo. Sus ojos rojos brillaban como carbones encendidos, perforando la penumbra, mientras su mente vagaba en una tormenta de pensamientos.

    El silencio en el ambiente no era completo; había un leve crujido de las paredes de madera y un susurro en el viento que se filtraba por las grietas, como si el mundo exterior intentara infiltrarse en su refugio. La elfa mantuvo una postura cerrada, con los brazos descansando sobre sus rodillas, sus dedos jugando distraídamente con los bordes de la capa. El rojo de sus ojos capturaba la luz de las llamas, otorgándoles una intensidad casi sobrenatural.

    Había algo profundamente inquietante en su quietud, como un depredador esperando en las sombras. Pero dentro de ella, la calma era una mentira; su mente era un torbellino, atrapada en recuerdos que no quería revivir por el momento. Pensaba en las cadenas que había roto, en los susurros de su conciencia, y en los rostros que habían desaparecido para siempre. Cada pensamiento la atormentaba como un aguijón punzante, pero su rostro no mostraba más que una expresión fría, una máscara bien ensayada que nadie, salvo quizá ella misma, podría desentrañar.

    La habitación era un lugar de refugio y aislamiento, un santuario que había elegido para huir de los gritos de un mundo que siempre exigía más de lo que estaba dispuesta a dar. Sus labios se curvaron en una mueca fugaz, un destello de desdén por la humanidad que parecía no dejarla en paz, incluso cuando la buscaba. Pero… ¿Era realmente el mundo el que la acosaba? ¿O era ella misma quien se condenaba a escuchar los ecos de sus propias decisiones?
    Se permitió un susurro apenas audible, un pensamiento que escapó de sus labios antes de que pudiera detenerlo.

    — Paz... —La palabra murió en el aire como una burla, un ideal que nunca había alcanzado y que quizás nunca lo haría.

    El peso de la noche recaía sobre sus hombros como una losa, y aunque la tormenta en su interior parecía crecer, no movió un solo músculo. Sus ojos continuaban ardiendo, observando el vacío, esperando... Algo. Un intruso que rompiera el silencio, una señal de que no estaba completamente sola en esa condena en la que ella misma había caído.

    El ambiente quedó suspendido, un momento que podía ser interrumpido en cualquier instante.
    El aire en la habitación era espeso, saturado de un calor sofocante que se mezclaba con el aroma a madera quemada. La única luz provenía del resplandor rojizo que emanaba de las antorchas y una lámpara de aceite en la esquina, llenando el espacio con un tenue brillo carmesí. Lyra estaba sentada en un rincón oscuro, sus piernas cruzadas y su capa negra cubriéndola casi por completo. Sus ojos rojos brillaban como carbones encendidos, perforando la penumbra, mientras su mente vagaba en una tormenta de pensamientos. El silencio en el ambiente no era completo; había un leve crujido de las paredes de madera y un susurro en el viento que se filtraba por las grietas, como si el mundo exterior intentara infiltrarse en su refugio. La elfa mantuvo una postura cerrada, con los brazos descansando sobre sus rodillas, sus dedos jugando distraídamente con los bordes de la capa. El rojo de sus ojos capturaba la luz de las llamas, otorgándoles una intensidad casi sobrenatural. Había algo profundamente inquietante en su quietud, como un depredador esperando en las sombras. Pero dentro de ella, la calma era una mentira; su mente era un torbellino, atrapada en recuerdos que no quería revivir por el momento. Pensaba en las cadenas que había roto, en los susurros de su conciencia, y en los rostros que habían desaparecido para siempre. Cada pensamiento la atormentaba como un aguijón punzante, pero su rostro no mostraba más que una expresión fría, una máscara bien ensayada que nadie, salvo quizá ella misma, podría desentrañar. La habitación era un lugar de refugio y aislamiento, un santuario que había elegido para huir de los gritos de un mundo que siempre exigía más de lo que estaba dispuesta a dar. Sus labios se curvaron en una mueca fugaz, un destello de desdén por la humanidad que parecía no dejarla en paz, incluso cuando la buscaba. Pero… ¿Era realmente el mundo el que la acosaba? ¿O era ella misma quien se condenaba a escuchar los ecos de sus propias decisiones? Se permitió un susurro apenas audible, un pensamiento que escapó de sus labios antes de que pudiera detenerlo. — Paz... —La palabra murió en el aire como una burla, un ideal que nunca había alcanzado y que quizás nunca lo haría. El peso de la noche recaía sobre sus hombros como una losa, y aunque la tormenta en su interior parecía crecer, no movió un solo músculo. Sus ojos continuaban ardiendo, observando el vacío, esperando... Algo. Un intruso que rompiera el silencio, una señal de que no estaba completamente sola en esa condena en la que ella misma había caído. El ambiente quedó suspendido, un momento que podía ser interrumpido en cualquier instante.
    Me gusta
    Me endiabla
    7
    1 turno 0 maullidos 358 vistas
Ver más resultados
Patrocinados