❈•≫────≪•◦ -ƛ ƊƛƳ ƖƝ ƬӇЄ ԼƖƑЄ ƠƑ ƛ MƠƊЄԼ ƛƬ ƳƠƲƦ ƠƜƝ ƇƠMƤƛƝƳ ◦•≫────≪•❈
El calor de los focos era casi tan palpable como la anticipación en el aire. El fotógrafo había estado jugando con la iluminación durante casi una hora, buscando ese punto exacto donde el azul de la tela brillara como un cielo nocturno y el rosa de tu cabello se volviera casi irreal.
"¡Perfecto! Mantente ahí"-Grito el fotógrafo con entusiasta pasión
-Esa intensidad en la mirada... sí. Ahora, un poco más de gracia en el brazo derecho. Siente la música... aunque no la haya- bromeó
La dama se inclina ligeramente hacia adelante. Su brazo derecho está extendido hacia el frente y arriba, la mano abierta en un gesto dramático que dirige la mirada del espectador. La luz incide perfectamente, resaltando las curvas, el brillo de la tela y el poderoso color de su cabello. Hay una sensación de intensidad concentrada en su postura, como si estuviera a punto de desatar un torbellino de movimiento o esperando la señal del fotógrafo.
En ese silencio cargado, podías sentir el clic inminente de la cámara, el momento exacto en que la luz congelaría su alma en esa forma etérea.
La toma había sido un éxito. El clic de la cámara acababa de cesar, dejando un eco en el estudio climatizado. Rini mantuvo la pose un instante más por pura costumbre, el brazo alzado y el perfil inclinado. Su respiración volvía lentamente a un ritmo normal bajo la tela fresca y brillante. El calor de los focos era una molestia familiar, y la tela, aunque hermosa, ya se sentía un poco pesada.
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El calor de los focos era casi tan palpable como la anticipación en el aire. El fotógrafo había estado jugando con la iluminación durante casi una hora, buscando ese punto exacto donde el azul de la tela brillara como un cielo nocturno y el rosa de tu cabello se volviera casi irreal.
"¡Perfecto! Mantente ahí"-Grito el fotógrafo con entusiasta pasión
-Esa intensidad en la mirada... sí. Ahora, un poco más de gracia en el brazo derecho. Siente la música... aunque no la haya- bromeó
La dama se inclina ligeramente hacia adelante. Su brazo derecho está extendido hacia el frente y arriba, la mano abierta en un gesto dramático que dirige la mirada del espectador. La luz incide perfectamente, resaltando las curvas, el brillo de la tela y el poderoso color de su cabello. Hay una sensación de intensidad concentrada en su postura, como si estuviera a punto de desatar un torbellino de movimiento o esperando la señal del fotógrafo.
En ese silencio cargado, podías sentir el clic inminente de la cámara, el momento exacto en que la luz congelaría su alma en esa forma etérea.
La toma había sido un éxito. El clic de la cámara acababa de cesar, dejando un eco en el estudio climatizado. Rini mantuvo la pose un instante más por pura costumbre, el brazo alzado y el perfil inclinado. Su respiración volvía lentamente a un ritmo normal bajo la tela fresca y brillante. El calor de los focos era una molestia familiar, y la tela, aunque hermosa, ya se sentía un poco pesada.