• POST MORTEM: Mentiras Piadosas.
    Fandom OC's
    Categoría Slice of Life
    : Nyssara Starfen
    : [En proceso de elección].


    El cielo de la mañana estaba limpio, de un azul frío que hacía contraste con el negro impecable del coche que avanzaba por la carretera. Ezra hojeaba, por última vez, las notas de su presentación. No las necesitaba realmente: su discurso estaba memorizado, pulido y revisado al milímetro. Pero el gesto transmitía control, disciplina… Y calma. Además, lo ayudaba para evitar la conversación superficial con Samantha.

    A su lado, la susodicha —una joven de cabello castaño recogido en un moño eficiente—, enviada por la universidad, revisaba el GPS.

    —Llegaremos diez minutos antes, señor Hamilton —informó con una cortesía exacta, modulada para no interrumpir su concentración.

    —Perfecto —respondió él, sin apartar la vista de las hojas—. Me gustaría hacer un breve recorrido por el auditorio antes de comenzar.

    El vehículo tomó la salida hacia el campus, un complejo elegante de edificios modernos rodeados por franjas de pinos. El logo de la Universidad de Oregón se veía en pancartas verdes y doradas que ondeaban en la brisa suave. Había estudiantes por todas partes, algunos cargando portátiles, otros corriendo en dirección contraria con café en mano, todos con el ritmo característico de un campus en plena actividad.

    El chófer aparcó en la zona reservada. En cuanto Ezra descendió, varios miembros del comité académico lo recibieron de inmediato.

    —Señor Hamilton, es un honor —saludó un profesor de criminología, estrechándole la mano con entusiasmo contenido—. Su charla ha generado mucha expectativa. No todos los días tenemos la oportunidad de escuchar cómo la tecnología está rediseñando nuestra disciplina.

    El empresario sonrió con esa mezcla justa de profesionalismo y cercanía.

    —El honor es mío. Las bases de la criminología siguen siendo humanas. La tecnología… Solo nos permite ver más claro lo que ya está ahí.

    Mientras caminaban hacia el edificio principal, los acompañantes comentaban detalles del evento. El castaño escuchaba atentamente, asentía, hacía pequeñas observaciones que denotaban que ya conocía de antemano la estructura del encuentro. Su presencia tenía ese efecto: imponía sin esfuerzo, no por rigidez, sino por la precisión de cada gesto.

    Cuando cruzaron las puertas de vidrio del auditorio, el murmullo del público empezó a filtrarse desde el interior. Luces, banners, pantallas listas para la presentación. Todo estaba preparado.

    Ezra respiró hondo.

    —Bien —dijo, acomodándose ligeramente el saco—. Hagamos que valga la pena.

    Y avanzó hacia el escenario con la seguridad de alguien acostumbrado a moverse en mundos donde cada detalle importa… Y donde él siempre se encarga de controlarlos.
    👤: [frost_black_deer_503] 💽: [En proceso de elección]. El cielo de la mañana estaba limpio, de un azul frío que hacía contraste con el negro impecable del coche que avanzaba por la carretera. Ezra hojeaba, por última vez, las notas de su presentación. No las necesitaba realmente: su discurso estaba memorizado, pulido y revisado al milímetro. Pero el gesto transmitía control, disciplina… Y calma. Además, lo ayudaba para evitar la conversación superficial con Samantha. A su lado, la susodicha —una joven de cabello castaño recogido en un moño eficiente—, enviada por la universidad, revisaba el GPS. —Llegaremos diez minutos antes, señor Hamilton —informó con una cortesía exacta, modulada para no interrumpir su concentración. —Perfecto —respondió él, sin apartar la vista de las hojas—. Me gustaría hacer un breve recorrido por el auditorio antes de comenzar. El vehículo tomó la salida hacia el campus, un complejo elegante de edificios modernos rodeados por franjas de pinos. El logo de la Universidad de Oregón se veía en pancartas verdes y doradas que ondeaban en la brisa suave. Había estudiantes por todas partes, algunos cargando portátiles, otros corriendo en dirección contraria con café en mano, todos con el ritmo característico de un campus en plena actividad. El chófer aparcó en la zona reservada. En cuanto Ezra descendió, varios miembros del comité académico lo recibieron de inmediato. —Señor Hamilton, es un honor —saludó un profesor de criminología, estrechándole la mano con entusiasmo contenido—. Su charla ha generado mucha expectativa. No todos los días tenemos la oportunidad de escuchar cómo la tecnología está rediseñando nuestra disciplina. El empresario sonrió con esa mezcla justa de profesionalismo y cercanía. —El honor es mío. Las bases de la criminología siguen siendo humanas. La tecnología… Solo nos permite ver más claro lo que ya está ahí. Mientras caminaban hacia el edificio principal, los acompañantes comentaban detalles del evento. El castaño escuchaba atentamente, asentía, hacía pequeñas observaciones que denotaban que ya conocía de antemano la estructura del encuentro. Su presencia tenía ese efecto: imponía sin esfuerzo, no por rigidez, sino por la precisión de cada gesto. Cuando cruzaron las puertas de vidrio del auditorio, el murmullo del público empezó a filtrarse desde el interior. Luces, banners, pantallas listas para la presentación. Todo estaba preparado. Ezra respiró hondo. —Bien —dijo, acomodándose ligeramente el saco—. Hagamos que valga la pena. Y avanzó hacia el escenario con la seguridad de alguien acostumbrado a moverse en mundos donde cada detalle importa… Y donde él siempre se encarga de controlarlos.
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  • MÓNACO: Un Verano Sin Ti.
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    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗

    ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ:
    ╰─ ─╮
    ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ 𝕯𝖊𝖗𝖆𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ

    ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ

    Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco.

    Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión.

    La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos.

    No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida.

    O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir.

    (…)

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ



    ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮

    El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto.

    Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre.

    Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje.

    Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada.

    El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos.

    En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros.

    Otro verano en Mónaco.

    ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯


    ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺·


    Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban.

    La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural.

    —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible.

    Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería.

    —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión.

    Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio.

    —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón.

    Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día.

    —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar.

    El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena.

    Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida.

    —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗ ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ: ╰─ 👤 ─╮ ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ [nova_navy_mouse_914] 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco. Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión. La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos. No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida. O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir. (…) 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮ El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto. Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre. Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje. Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada. El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos. En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros. Otro verano en Mónaco. ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯ ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺· Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban. La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural. —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible. Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería. —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión. Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio. —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón. Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día. —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar. El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena. Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida. —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
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  • Bestiae et Moda
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    Categoría Suspenso
    Hay misiones que atiende con gusto y otras tantas que aborrece con toda su existencias, atender los eventos sociales del grupo empresarial entra entre estas últimas. Es por ello que casi siempre pasa de ellas. Desafortunadamente para él, esta vez no tiene cómo escaparse.

    Así que con cara de pocos amigos revisa los últimos detalles para la publicación de la campaña. La presentación de la línea detalles ropa especial de la temporada de invierno está a la vuelta de la esquina y aún queda el espacio vacío de las modelos.

    Con total aburrimiento revisa los documentos que su hermana le ha dejado en el departamento y decide que está tan aburrido que no le importa seguir revisando. Toma el teléfono y hace una sola llamada a Baal. Tendría que molestar al inútil de Karl pero sabe que Lyanna dijo expresamente que no se involucraría en ello pues se encuentra en otro tipo de misiones, maldito tuerto con suerte, da su visto bueno y cuelga sin escuchar nada más allá del “de acuerdo" que ha dicho la pequeña peli negra.

    De inmediato le llega la confirmación, la campaña fue lanzada y ha comenzado el reclutamiento de las modelos para el evento. Al menos eso será divertido, el ir y venir de chicas bellas y ambiciosas queriendo participar en aquella pasarela tan exclusiva.

    — Demasiado trabajo aburrido por esta noche, maldita Lyanna (?)

    Se bebe de golpe un trago y decide que hoy no saldrá a acosar incautos, mejor se tira en la cama y se apaga hasta el día siguiente.
    Hay misiones que atiende con gusto y otras tantas que aborrece con toda su existencias, atender los eventos sociales del grupo empresarial entra entre estas últimas. Es por ello que casi siempre pasa de ellas. Desafortunadamente para él, esta vez no tiene cómo escaparse. Así que con cara de pocos amigos revisa los últimos detalles para la publicación de la campaña. La presentación de la línea detalles ropa especial de la temporada de invierno está a la vuelta de la esquina y aún queda el espacio vacío de las modelos. Con total aburrimiento revisa los documentos que su hermana le ha dejado en el departamento y decide que está tan aburrido que no le importa seguir revisando. Toma el teléfono y hace una sola llamada a Baal. Tendría que molestar al inútil de Karl pero sabe que Lyanna dijo expresamente que no se involucraría en ello pues se encuentra en otro tipo de misiones, maldito tuerto con suerte, da su visto bueno y cuelga sin escuchar nada más allá del “de acuerdo" que ha dicho la pequeña peli negra. De inmediato le llega la confirmación, la campaña fue lanzada y ha comenzado el reclutamiento de las modelos para el evento. Al menos eso será divertido, el ir y venir de chicas bellas y ambiciosas queriendo participar en aquella pasarela tan exclusiva. — Demasiado trabajo aburrido por esta noche, maldita Lyanna (?) Se bebe de golpe un trago y decide que hoy no saldrá a acosar incautos, mejor se tira en la cama y se apaga hasta el día siguiente.
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  • ılılı 𝄪  ♫ ﹒ lı ◠◠  ♩  ◠◠ ıl ﹒ ♫  𝄪 ılılı

    Si bien últimamente mostraba mayor afinidad por el modelaje, había momentos en los que Ji-Hyun volvía a disfrutar de su carrera musical. Sobre todo cuando el proyecto le permitía jugar con diferentes estilos de vestuario.

    Le parecía sumamente interesante cómo la ropa podía transformar por completo una presentación: cada conjunto relataba su propia historia, y eso ayudaba a enriquecer la experiencia del concierto. Esa era una de las partes que más le divertían, volverlos un poco más inmersivos, más vivos.

    Y el proyecto de ese día no fue la excepción. Ji-Hyun y sus compañeros estaban vestidos como corredores de autos, aunque con atuendos más ligeros para poder moverse sin sofocarse. El ensayo llevaba más de una hora, y el cansancio comenzaba a notarse cuando, frente al espejo, una sensación de familiaridad lo hizo detenerse.

    Cars.
    Sí, la película de su infancia.

    Con el ceño ligeramente fruncido y una expresión seria, adoptó una postura solemne ante su reflejo antes de murmurar:
    —Concéntrate. Velocidad. Soy veloz. Un ganador, cuarenta y dos perdedores. Yo desayuno perdedores.—
    El silencio duró apenas unos segundos. Entonces, levantó el rostro con dramatismo, como si de pronto estuviera sobre una pista de carreras en lugar de ensayando.
    —¡Soy veloz! ¡Un ganador!— exclamó con tono firme, apenas conteniendo la risa.

    Sus compañeros estallaron en carcajadas olvidando el cansancio del ensayo. Algunos intentaron grabarlo a escondidas para atesorar aquel momento, otros simplemente se doblaron por la risa al ver al siempre serio Ji-Hyun recitando frases de Rayo McQueen con toda la seriedad del mundo.

    Entre risas y aplausos, alguien le gritó:
    —¡Vamos, Hyung McQueen!—
    Haciendo que suspirase fingiendo resignación, aunque una sonrisa traviesa se le escapó antes de volver a su posición en el escenario.

    0:00 ───|────── 0:00
    𝑹𝒆𝒂𝒍 𝑮𝒐𝒏𝒆.ᐟ—𝑺𝒉𝒆𝒓𝒚𝒍 𝑪𝒓𝒐𝒘
        ↻ ◁ II ▷ ↺

    NA: Me ganó el pensamiento intrusivo :'D como lo siento por quién lea ésto, especialmente mi partner.(?)
    ılılı 𝄪  ♫ ﹒ lı ◠◠  ♩  ◠◠ ıl ﹒ ♫  𝄪 ılılı Si bien últimamente mostraba mayor afinidad por el modelaje, había momentos en los que Ji-Hyun volvía a disfrutar de su carrera musical. Sobre todo cuando el proyecto le permitía jugar con diferentes estilos de vestuario. Le parecía sumamente interesante cómo la ropa podía transformar por completo una presentación: cada conjunto relataba su propia historia, y eso ayudaba a enriquecer la experiencia del concierto. Esa era una de las partes que más le divertían, volverlos un poco más inmersivos, más vivos. Y el proyecto de ese día no fue la excepción. Ji-Hyun y sus compañeros estaban vestidos como corredores de autos, aunque con atuendos más ligeros para poder moverse sin sofocarse. El ensayo llevaba más de una hora, y el cansancio comenzaba a notarse cuando, frente al espejo, una sensación de familiaridad lo hizo detenerse. Cars. Sí, la película de su infancia. Con el ceño ligeramente fruncido y una expresión seria, adoptó una postura solemne ante su reflejo antes de murmurar: —Concéntrate. Velocidad. Soy veloz. Un ganador, cuarenta y dos perdedores. Yo desayuno perdedores.— El silencio duró apenas unos segundos. Entonces, levantó el rostro con dramatismo, como si de pronto estuviera sobre una pista de carreras en lugar de ensayando. —¡Soy veloz! ¡Un ganador!— exclamó con tono firme, apenas conteniendo la risa. Sus compañeros estallaron en carcajadas olvidando el cansancio del ensayo. Algunos intentaron grabarlo a escondidas para atesorar aquel momento, otros simplemente se doblaron por la risa al ver al siempre serio Ji-Hyun recitando frases de Rayo McQueen con toda la seriedad del mundo. Entre risas y aplausos, alguien le gritó: —¡Vamos, Hyung McQueen!— Haciendo que suspirase fingiendo resignación, aunque una sonrisa traviesa se le escapó antes de volver a su posición en el escenario. 0:00 ───|────── 0:00 𝑹𝒆𝒂𝒍 𝑮𝒐𝒏𝒆.ᐟ—𝑺𝒉𝒆𝒓𝒚𝒍 𝑪𝒓𝒐𝒘     ↻ ◁ II ▷ ↺ NA: Me ganó el pensamiento intrusivo :'D como lo siento por quién lea ésto, especialmente mi partner.(?)
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour — Edición Especial “Dual Temptation”

    “Cuando la belleza se convierte en fuego, y el deseo se transforma en arte… nacen las leyendas.”
    — Dirección Artística Ishtar

    Presentación de la Edición: “Dual Temptation”
    La agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour presenta con orgullo su nueva portada internacional bajo el sello Infernal Vogue Division: “Dual Temptation”, una oda visual al poder dual entre la pasión y la dominación, protagonizada por dos de nuestras más enigmáticas y aclamadas figuras del linaje Ishtar: Ignia Ishtar y Veythra, la reencarnación de la antigua Lili Queen Ishtar.

    Esta sesión redefine los límites del Infernal Glamour, fusionando el magnetismo salvaje de Ignia con la picardía elegante y feroz de Veythra. Ambos encarnan la sinergia perfecta del deseo demoníaco y la energía veraniega indomable, irradiando fuerza, confianza y tentación pura.

    Concepto Editorial:
    ♥ Título: Dual Temptation — Summer Untamed Beauty
    ♥ Estilo visual: Infernal High-Fashion / Heat & Desire / Power Couple Aesthetics
    ♥ Dirección Creativa: Metphies Jaegerjaquez Yokin Ishtar
    ♥ Locación: Estudios InfernalLight, Nox City.
    ♥ Inspiración: El equilibrio entre la llama destructora y la ♥ seducción creadora; la unión de dos fuerzas que no se apagan, sino que se desafían mutuamente.

    Sobre los modelos:
    Ignia Ishtar — “The Flame Emperor of Elegance”
    Símbolo de la belleza abrasadora y el dominio absoluto del fuego interior. Ignia irradia poder, su cuerpo esculpido y marcado por tatuajes ígneos que evocan su conexión con las fuerzas primordiales. Cada mirada suya transmite intensidad, peligro y seducción controlada.

    Veythra (Ex Lili Queen Ishtar) — “The Reborn Temptress”
    Renacida de su propia oscuridad, Veythra encarna la dualidad de la inocencia traviesa y el deseo prohibido. Su energía es magnética, su sonrisa, un desafío encantador. Representa la juventud eterna que no teme provocar al fuego, sino bailar con él.

    Mensaje de la Dirección de la Agencia:
    “Con Dual Temptation, Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour celebra la alquimia perfecta entre lo masculino y lo femenino infernal.
    Ignia y Veythra no solo posan: encarnan la esencia de nuestra firma — poder, pasión y perfección visual.
    Su química en esta edición no es actuación: es la manifestación del verdadero linaje Ishtar.”
    — Consejo Superior de la Agencia Ishtar, División Glamour Infernal

    Detalles de Producción:
    ✿ Fotografía: Astrae Noir
    ✿ Dirección de Escena: Seraphine Kairi Ishtar Yokin
    ✿ Vestuario: House of Demonic Elegance by Seieki Yokin
    ✿ Maquillaje & FX: Darklight Studio – Línea Infernal Éclat
    ✿ Música de fondo durante la sesión: “Burning Grace” – Metaphis Core Soundtrack

    🕯 Cierre de la Nota:
    La portada Dual Temptation inaugura oficialmente la temporada Infernal Summer 𝓔𝓵𝓲𝓽𝓮 2025, abriendo paso a nuevas sesiones conjuntas del linaje Ishtar bajo el sello Demonic Dèesse Glamour.
    Ignia y Veythra consolidan así su posición como pareja visual insignia del imperio Ishtar, símbolos de fuego y deseo eterno.

    “No hay verano más ardiente que el que nace del alma de un Ishtar.”
    🩸Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour — Edición Especial “Dual Temptation” “Cuando la belleza se convierte en fuego, y el deseo se transforma en arte… nacen las leyendas.” — Dirección Artística Ishtar 🔥 Presentación de la Edición: “Dual Temptation” La agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour presenta con orgullo su nueva portada internacional bajo el sello Infernal Vogue Division: “Dual Temptation”, una oda visual al poder dual entre la pasión y la dominación, protagonizada por dos de nuestras más enigmáticas y aclamadas figuras del linaje Ishtar: Ignia Ishtar y Veythra, la reencarnación de la antigua Lili Queen Ishtar. Esta sesión redefine los límites del Infernal Glamour, fusionando el magnetismo salvaje de Ignia con la picardía elegante y feroz de Veythra. Ambos encarnan la sinergia perfecta del deseo demoníaco y la energía veraniega indomable, irradiando fuerza, confianza y tentación pura. ⚜️ Concepto Editorial: ♥ Título: Dual Temptation — Summer Untamed Beauty ♥ Estilo visual: Infernal High-Fashion / Heat & Desire / Power Couple Aesthetics ♥ Dirección Creativa: Metphies Jaegerjaquez Yokin Ishtar ♥ Locación: Estudios InfernalLight, Nox City. ♥ Inspiración: El equilibrio entre la llama destructora y la ♥ seducción creadora; la unión de dos fuerzas que no se apagan, sino que se desafían mutuamente. 💋 Sobre los modelos: 🔥 Ignia Ishtar — “The Flame Emperor of Elegance” Símbolo de la belleza abrasadora y el dominio absoluto del fuego interior. Ignia irradia poder, su cuerpo esculpido y marcado por tatuajes ígneos que evocan su conexión con las fuerzas primordiales. Cada mirada suya transmite intensidad, peligro y seducción controlada. 🌹 Veythra (Ex Lili Queen Ishtar) — “The Reborn Temptress” Renacida de su propia oscuridad, Veythra encarna la dualidad de la inocencia traviesa y el deseo prohibido. Su energía es magnética, su sonrisa, un desafío encantador. Representa la juventud eterna que no teme provocar al fuego, sino bailar con él. Mensaje de la Dirección de la Agencia: “Con Dual Temptation, Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour celebra la alquimia perfecta entre lo masculino y lo femenino infernal. Ignia y Veythra no solo posan: encarnan la esencia de nuestra firma — poder, pasión y perfección visual. Su química en esta edición no es actuación: es la manifestación del verdadero linaje Ishtar.” — Consejo Superior de la Agencia Ishtar, División Glamour Infernal ✴️ Detalles de Producción: ✿ Fotografía: Astrae Noir ✿ Dirección de Escena: Seraphine Kairi Ishtar Yokin ✿ Vestuario: House of Demonic Elegance by Seieki Yokin ✿ Maquillaje & FX: Darklight Studio – Línea Infernal Éclat ✿ Música de fondo durante la sesión: “Burning Grace” – Metaphis Core Soundtrack 🕯 Cierre de la Nota: La portada Dual Temptation inaugura oficialmente la temporada Infernal Summer 𝓔𝓵𝓲𝓽𝓮 2025, abriendo paso a nuevas sesiones conjuntas del linaje Ishtar bajo el sello Demonic Dèesse Glamour. Ignia y Veythra consolidan así su posición como pareja visual insignia del imperio Ishtar, símbolos de fuego y deseo eterno. “No hay verano más ardiente que el que nace del alma de un Ishtar.”
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  • ━━━ 𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐝𝐞 𝐂𝐚𝐳𝐚 ━━━
    Fandom Elder Scrolls / Crossover / OC
    Categoría Terror
    Todo comienza con un espasmo interior, un estremecimiento que parece partir desde el alma.

    Los músculos tiemblan, los huesos crujen. El cuerpo del humano empieza a contorsionarse como si algo dentro intentara desgarrar su prisión de carne. Las venas se hinchan, las articulaciones se dislocan, el rostro se tensa hasta lo indecible.

    Un aullido sofocado escapa entre dientes apretados… pero no es un grito humano.

    Entonces, la piel comienza a rasgarse desde adentro. Literalmente se desprende como una capa muerta, desgarrada por garras que emergen bajo ella. No es un cambio suave —la carne humana se abre para revelar al lobo que estaba atrapado dentro—. Del interior brotan músculos nuevos, pelaje negro que se propaga como una enfermedad viva, y garras que rompen los dedos humanos, sustituyéndolos por extremidades animales y brutales. La mandíbula se desloca y alarga; los dientes se multiplican, el cráneo cambia de forma. Los ojos, antes humanos, se inundan de una furia dorada, brillante y salvaje.

    Cuando el proceso termina, el cuerpo humano ha desaparecido bajo una criatura enorme, encorvada, de poder descomunal, mitad bestia mitad pesadilla.
    Su respiración es un rugido constante; el suelo tiembla con sus movimientos. Ya no hay razón ni control, solo instinto.

    El tono es vacío y maldito. La transformación no tiene belleza, solo sufrimiento y violencia pura.
    No hay transición heroica ni glorificación del poder: es una condena, un desgarro entre cuerpo y alma, una transfiguración forzada por la luna y la maldición.
    En ese instante, el hombre deja de existir, y lo que queda es la representación viva de la furia y el dolor.

    ┏━━━━━━━━━━━━┓
    𝑳𝒐𝒔 𝒍𝒊𝒄𝒂𝒏𝒕𝒓𝒐𝒑𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒄𝒂𝒛𝒂𝒅𝒐𝒓𝒆𝒔,
    𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒔𝒖𝒔 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂𝒔.
    𝑻𝒐𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒔𝒕𝒊𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒏𝒊𝒆𝒈𝒖𝒆 𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒄𝒊𝒑𝒂𝒓,
    𝒔𝒖𝒇𝒓𝒊𝒓𝒂 𝒖𝒏 𝒉𝒂𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒗𝒐𝒓𝒂𝒛.
    𝑺𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒉𝒐𝒏𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒎𝒊𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒈𝒓𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂𝒓,
    𝒆𝒏𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐𝒎𝒆 𝒂 𝒎𝒊, 𝒆𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒆 𝑯𝒊𝒓𝒄𝒊𝒏𝒆.
    ¡𝑫𝒐𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒂 𝒎𝒊 𝑱𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒛𝒂,
    𝒆𝒍 𝒄𝒖𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒍𝒖𝒊𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐𝒔 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒂𝒏 𝒂 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒓𝒎𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅!
    ┗━━━━━━━━━━━━┛

    — "𝗗𝗼𝘆 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗮 𝗺𝗶 𝗝𝘂𝗲𝗴𝗼 𝗱𝗲 𝗖𝗮𝘇𝗮" — La voz del anfitrión sigue resonando en la mente de todos, como un eco imposible. — "𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗶𝗲𝗹𝗼𝘀 𝘃𝘂𝗲𝗹𝘃𝗮𝗻 𝗮 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝗿𝗺𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱". — La noche los espanta, cubriéndose de neblina espesa y una fuerte tonalidad verde fantasmal proveniente de la luna.

    El inicio del juego transforma el entorno en un teatro de locura. Los bosques se llenan de susurros y respiraciones, el aire se vuelve más denso, húmedo y con olor a hierro. Los aullidos se mezclan con gritos humanos. Se pueden distinguir movimientos veloces y colmillos brillando entre sombras.


    Los 𝗰𝗮𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿𝗲𝘀 sienten algo extraño dentro de sí. El aire pesa, la tierra vibra bajos sus pies y sus cuerpos ya no les obedecen. No entienden si están siendo castigados, poseídos o si están muriendo. Intentan resistirlo, atándose a árboles o clavando las manos al suelo para no moverse y otros sucumben a sus nuevos instintos.

    La voz teatral en la cabeza de las 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮𝘀 rompe toda lógica natural; en la Edad Media, eso sería un suceso aterrador, considerado demoníaco o divino. Algunos se arrodillan, rezan, o se golpean el pecho convencidos de que los Dioses los están castigando o que el fin ha llegado. Otros gritan, lloran o huyen sin rumbo. La adrenalina toma el control. Algunos se ríen, no lo creen o piensan que han enloquecido.
    Una vez la caza empieza, el pánico se convierte en supervivencia o desesperación.
    Los más pragmáticos buscan refugio, armas o ventaja de alguna forma. Los seguidores del Príncipe de la Caza interpretan todo como una prueba, participando sin pensarlo mucho. Algunos protectores de los débiles comienzan a formar grupos para defender a la gente. Hay quienes se resignan entregándose a los licántropos, aceptando su destino.


    [ 𝐄𝐬𝐭𝐞 𝐫𝐨𝐥 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐜𝐭𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞, ¡𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐧 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐜𝐚𝐳𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐨 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚𝐬! 𝐏𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫 𝐭𝐮 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐣𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚/𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐛𝐚𝐬𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐫𝐨𝐥 (Skyrim) 𝐨 𝐧𝐨, 𝐞𝐬𝐨 𝐥𝐨 𝐞𝐥𝐢𝐠𝐞𝐬 𝐭𝐮. ¡𝐅𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐇𝐚𝐥𝐥𝐨𝐰𝐞𝐞𝐧! ]
    Todo comienza con un espasmo interior, un estremecimiento que parece partir desde el alma. Los músculos tiemblan, los huesos crujen. El cuerpo del humano empieza a contorsionarse como si algo dentro intentara desgarrar su prisión de carne. Las venas se hinchan, las articulaciones se dislocan, el rostro se tensa hasta lo indecible. Un aullido sofocado escapa entre dientes apretados… pero no es un grito humano. Entonces, la piel comienza a rasgarse desde adentro. Literalmente se desprende como una capa muerta, desgarrada por garras que emergen bajo ella. No es un cambio suave —la carne humana se abre para revelar al lobo que estaba atrapado dentro—. Del interior brotan músculos nuevos, pelaje negro que se propaga como una enfermedad viva, y garras que rompen los dedos humanos, sustituyéndolos por extremidades animales y brutales. La mandíbula se desloca y alarga; los dientes se multiplican, el cráneo cambia de forma. Los ojos, antes humanos, se inundan de una furia dorada, brillante y salvaje. Cuando el proceso termina, el cuerpo humano ha desaparecido bajo una criatura enorme, encorvada, de poder descomunal, mitad bestia mitad pesadilla. Su respiración es un rugido constante; el suelo tiembla con sus movimientos. Ya no hay razón ni control, solo instinto. El tono es vacío y maldito. La transformación no tiene belleza, solo sufrimiento y violencia pura. No hay transición heroica ni glorificación del poder: es una condena, un desgarro entre cuerpo y alma, una transfiguración forzada por la luna y la maldición. En ese instante, el hombre deja de existir, y lo que queda es la representación viva de la furia y el dolor. ┏━━━━━━━━━━━━┓ 𝑳𝒐𝒔 𝒍𝒊𝒄𝒂𝒏𝒕𝒓𝒐𝒑𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒄𝒂𝒛𝒂𝒅𝒐𝒓𝒆𝒔, 𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒔𝒖𝒔 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒂𝒔. 𝑻𝒐𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒔𝒕𝒊𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒏𝒊𝒆𝒈𝒖𝒆 𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒄𝒊𝒑𝒂𝒓, 𝒔𝒖𝒇𝒓𝒊𝒓𝒂 𝒖𝒏 𝒉𝒂𝒎𝒃𝒓𝒆 𝒗𝒐𝒓𝒂𝒛. 𝑺𝒆𝒓𝒂𝒏 𝒉𝒐𝒏𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒎𝒊𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒈𝒓𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒓𝒓𝒐𝒕𝒂𝒓, 𝒆𝒏𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐𝒎𝒆 𝒂 𝒎𝒊, 𝒆𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒆 𝑯𝒊𝒓𝒄𝒊𝒏𝒆. ¡𝑫𝒐𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒂 𝒎𝒊 𝑱𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒛𝒂, 𝒆𝒍 𝒄𝒖𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒍𝒖𝒊𝒓𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐𝒔 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒂𝒏 𝒂 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒓𝒎𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅! ┗━━━━━━━━━━━━┛ — "𝗗𝗼𝘆 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗮 𝗺𝗶 𝗝𝘂𝗲𝗴𝗼 𝗱𝗲 𝗖𝗮𝘇𝗮" — La voz del anfitrión sigue resonando en la mente de todos, como un eco imposible. — "𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗶𝗲𝗹𝗼𝘀 𝘃𝘂𝗲𝗹𝘃𝗮𝗻 𝗮 𝗹𝗮 𝗻𝗼𝗿𝗺𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱". — La noche los espanta, cubriéndose de neblina espesa y una fuerte tonalidad verde fantasmal proveniente de la luna. El inicio del juego transforma el entorno en un teatro de locura. Los bosques se llenan de susurros y respiraciones, el aire se vuelve más denso, húmedo y con olor a hierro. Los aullidos se mezclan con gritos humanos. Se pueden distinguir movimientos veloces y colmillos brillando entre sombras. Los 𝗰𝗮𝘇𝗮𝗱𝗼𝗿𝗲𝘀 sienten algo extraño dentro de sí. El aire pesa, la tierra vibra bajos sus pies y sus cuerpos ya no les obedecen. No entienden si están siendo castigados, poseídos o si están muriendo. Intentan resistirlo, atándose a árboles o clavando las manos al suelo para no moverse y otros sucumben a sus nuevos instintos. La voz teatral en la cabeza de las 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮𝘀 rompe toda lógica natural; en la Edad Media, eso sería un suceso aterrador, considerado demoníaco o divino. Algunos se arrodillan, rezan, o se golpean el pecho convencidos de que los Dioses los están castigando o que el fin ha llegado. Otros gritan, lloran o huyen sin rumbo. La adrenalina toma el control. Algunos se ríen, no lo creen o piensan que han enloquecido. Una vez la caza empieza, el pánico se convierte en supervivencia o desesperación. Los más pragmáticos buscan refugio, armas o ventaja de alguna forma. Los seguidores del Príncipe de la Caza interpretan todo como una prueba, participando sin pensarlo mucho. Algunos protectores de los débiles comienzan a formar grupos para defender a la gente. Hay quienes se resignan entregándose a los licántropos, aceptando su destino. [ 𝐄𝐬𝐭𝐞 𝐫𝐨𝐥 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫𝐢𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚𝐟𝐞𝐜𝐭𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐧𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞, ¡𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐧 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐜𝐚𝐳𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐨 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚𝐬! 𝐏𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫 𝐭𝐮 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐣𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚/𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐨 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐛𝐚𝐬𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐫𝐨𝐥 (Skyrim) 𝐨 𝐧𝐨, 𝐞𝐬𝐨 𝐥𝐨 𝐞𝐥𝐢𝐠𝐞𝐬 𝐭𝐮. 🎃 ¡𝐅𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐇𝐚𝐥𝐥𝐨𝐰𝐞𝐞𝐧! 🎃 ]
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  • ╰──────┄ °❀ ᴅɪᴀʙᴏʟɪᴄ ᴅᴜᴏ ɪɴʜᴇʀɪᴛᴀɴᴄᴇ
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    Categoría Slice of Life
    "A mi niet@:

    Sé que no te veo desde que eres un bebé, pero a tu edad seguramente ya comprendas que no es mi decisión permanecer alejada de la familia. Ellos no me quieren cerca y, para ser sincera, no tengo el valor de enfrentarme a su rechazo. Nunca les gustó los... Negocios que elegí hacer, a pesar de la buena vida que éso les dio cuando fueron más jóvenes.

    No me quejo, pero ahora queda poco para que abandone este mundo y no tengo a quien dejar mi herencia. Tus padres fueron los menos... Desagradables conmigo, aunque de igual forma quemarían mi carta sin siquiera leerla. Por ello te elijo a ti como mi hereder@.

    Prefiero que sea una sorpresa para ti ver lo que te he dejado. Ven a la dirección que incluyo en ésta carta, te prometo que valdrá la pena. No me encontrarás ahí, cuando recibas ésto ya habré abandonado este mundo... En cambio, encontrarás algo que te será más útil que una vieja como yo.

    —Abuela."

    La carta llegó hace poco, dejándote intrigad@. Tu familia nunca ha hablado apenas nada sobre tu abuela, mandándote a callar si hacías alguna pregunta, y negándose a dar ninguna información más allá de que era adinerada y vivía sola en otra ciudad.

    Aparentemente, esta carta representa para ti la oportunidad de hacerte con una vida adinerada, y aunque sientes una vibra rara sobre todo este asunto... ¿Cómo podrías negarte a tomar una herencia a sólo unas horas de distancia?, incluso en el dado caso de que fuese un pequeño terreno y algo de dinero, valdría la pena.

    No esperabas encontrarte con una mansión a las afueras de la ciudad vecina, cercada por altas verjas con un elegante portón decorado con enredaderas. Jardines se extienden frente a ti, minuciosamente cuidados, y hay una lujosa fuente todavía activa en el centro del enorme patio. La fachada de la mansión le da un aspecto caro, casi majestuoso... Pero no terminas de sentirte del todo cómod@, te sientes observad@, y desde hace un rato tu celular no recibe siquiera una barra de señal, impidiéndote navegar por internet o por lo menos hacer una llamada de emergencia.

    Es ahí cuando la doble-puerta de la mansión se abre, dejándote echar un vistazo al enorme salón exquisitamente decorado a través del umbral de la puerta, ahora ocupado por dos figuras que se acomodan para flanquear la entrada.

    Una bajita, de cabellos blancos atados en coletas, cuerpo delgado y una mirada seria en el rostro, mirándote sino con solemnidad, al menos con algo de reverencia. La otra, alta, voluptuosa y de cabellos rosados y sueltos, parece divertida, sonriendo de oreja a oreja. Ambas terriblemente hermosas, pero también.... Raras. Vestidas de sirvienta, con cuernos que emergen a los costados de su cabeza y no sabrías distinguir si son parte de un disfraz extraño, y unas colas negras que salen bajo la falda y se menean con demasiado realismo, las puntas en forma de corazón.

    —¡Nuestr@ nuev@ am@ llegó, Claire!, ¡Preséntanos formalmente!

    Instruyó la más alta de las dos, ruidosamente. La otra rueda los ojos y suspira, negando con la cabeza.

    —Iba a hacerlo sin que dijeras nada, pero arruinaste el dramatismo de la presentación, Chloe. Ah, am@, la anterior dueña nos advirtió de su llegada... Todo ésto es suyo ahora, por favor, pase, le ayudaremos a ponerse cómod@ y a dejarle claro el contenido de su herencia.

    La bajita peliblanca hablaba con deferencia hacia ti, mientras que las palabras dirigidas hacia la otra maid parecían agresivas. Te hizo un gesto con la mano y una reverencia para invitarte a entrar.

    Todo ésto es muy raro, pero con sólo ver la casa puedes oler el dinero que podría llegar a tu bolsillo.
    "A mi niet@: Sé que no te veo desde que eres un bebé, pero a tu edad seguramente ya comprendas que no es mi decisión permanecer alejada de la familia. Ellos no me quieren cerca y, para ser sincera, no tengo el valor de enfrentarme a su rechazo. Nunca les gustó los... Negocios que elegí hacer, a pesar de la buena vida que éso les dio cuando fueron más jóvenes. No me quejo, pero ahora queda poco para que abandone este mundo y no tengo a quien dejar mi herencia. Tus padres fueron los menos... Desagradables conmigo, aunque de igual forma quemarían mi carta sin siquiera leerla. Por ello te elijo a ti como mi hereder@. Prefiero que sea una sorpresa para ti ver lo que te he dejado. Ven a la dirección que incluyo en ésta carta, te prometo que valdrá la pena. No me encontrarás ahí, cuando recibas ésto ya habré abandonado este mundo... En cambio, encontrarás algo que te será más útil que una vieja como yo. —Abuela." La carta llegó hace poco, dejándote intrigad@. Tu familia nunca ha hablado apenas nada sobre tu abuela, mandándote a callar si hacías alguna pregunta, y negándose a dar ninguna información más allá de que era adinerada y vivía sola en otra ciudad. Aparentemente, esta carta representa para ti la oportunidad de hacerte con una vida adinerada, y aunque sientes una vibra rara sobre todo este asunto... ¿Cómo podrías negarte a tomar una herencia a sólo unas horas de distancia?, incluso en el dado caso de que fuese un pequeño terreno y algo de dinero, valdría la pena. No esperabas encontrarte con una mansión a las afueras de la ciudad vecina, cercada por altas verjas con un elegante portón decorado con enredaderas. Jardines se extienden frente a ti, minuciosamente cuidados, y hay una lujosa fuente todavía activa en el centro del enorme patio. La fachada de la mansión le da un aspecto caro, casi majestuoso... Pero no terminas de sentirte del todo cómod@, te sientes observad@, y desde hace un rato tu celular no recibe siquiera una barra de señal, impidiéndote navegar por internet o por lo menos hacer una llamada de emergencia. Es ahí cuando la doble-puerta de la mansión se abre, dejándote echar un vistazo al enorme salón exquisitamente decorado a través del umbral de la puerta, ahora ocupado por dos figuras que se acomodan para flanquear la entrada. Una bajita, de cabellos blancos atados en coletas, cuerpo delgado y una mirada seria en el rostro, mirándote sino con solemnidad, al menos con algo de reverencia. La otra, alta, voluptuosa y de cabellos rosados y sueltos, parece divertida, sonriendo de oreja a oreja. Ambas terriblemente hermosas, pero también.... Raras. Vestidas de sirvienta, con cuernos que emergen a los costados de su cabeza y no sabrías distinguir si son parte de un disfraz extraño, y unas colas negras que salen bajo la falda y se menean con demasiado realismo, las puntas en forma de corazón. —¡Nuestr@ nuev@ am@ llegó, Claire!, ¡Preséntanos formalmente! Instruyó la más alta de las dos, ruidosamente. La otra rueda los ojos y suspira, negando con la cabeza. —Iba a hacerlo sin que dijeras nada, pero arruinaste el dramatismo de la presentación, Chloe. Ah, am@, la anterior dueña nos advirtió de su llegada... Todo ésto es suyo ahora, por favor, pase, le ayudaremos a ponerse cómod@ y a dejarle claro el contenido de su herencia. La bajita peliblanca hablaba con deferencia hacia ti, mientras que las palabras dirigidas hacia la otra maid parecían agresivas. Te hizo un gesto con la mano y una reverencia para invitarte a entrar. Todo ésto es muy raro, pero con sólo ver la casa puedes oler el dinero que podría llegar a tu bolsillo.
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  • -Vox estaba furioso porque había descubierto que había realizado una presentación en el círculo de la lujuria para Asmodeo. Me envió un mensaje, ni siquiera me lo solicitó; casi me ordenó que realizara una presentación al típico estilo de los Vees.
    Estaba a punto de desecharlo por haberme enviado semejante mensaje.-

    ¡¿Cómo se atreve este montón de cables a mandarme a MÍ?!

    ¡Le mostraré que no soy su trabajador, soy su SOCIO Y ACCIÓNISTA IMPORTANTE!

    JXJXJXJX......Claro, si deseas una presentación para Halloween, te la voy a ofrecer, Vox, pero será de mi manera, jxjxjxjx.

    -Arribé a la torre de los Vees y me dirigí al estudio de grabación. El asistente de Vox se ocupó de realizar la transmisión puesto que Vox no se encontraba en la torre. Las sombras tomaron posiciones, mientras algunos cables rodeaban mi cuerpo. Cuando todo estuvo preparado, todo el cielo infernal comenzó a oscurecerse, como si anunciara que iba a haber una tormenta. Después, todas las pantallas comenzaron a encenderse para mostrar lo que la torre de los Vees ofrecería en este Halloween.-

    https://youtu.be/Ppb3VuY3krc?si=UsRRJU1HtsZu6pT5

    Amo las canciones de esta hermosa mujer es poesía pura //
    -Vox estaba furioso porque había descubierto que había realizado una presentación en el círculo de la lujuria para Asmodeo. Me envió un mensaje, ni siquiera me lo solicitó; casi me ordenó que realizara una presentación al típico estilo de los Vees. Estaba a punto de desecharlo por haberme enviado semejante mensaje.- ¡¿Cómo se atreve este montón de cables a mandarme a MÍ?! ¡Le mostraré que no soy su trabajador, soy su SOCIO Y ACCIÓNISTA IMPORTANTE! JXJXJXJX......Claro, si deseas una presentación para Halloween, te la voy a ofrecer, Vox, pero será de mi manera, jxjxjxjx. -Arribé a la torre de los Vees y me dirigí al estudio de grabación. El asistente de Vox se ocupó de realizar la transmisión puesto que Vox no se encontraba en la torre. Las sombras tomaron posiciones, mientras algunos cables rodeaban mi cuerpo. Cuando todo estuvo preparado, todo el cielo infernal comenzó a oscurecerse, como si anunciara que iba a haber una tormenta. Después, todas las pantallas comenzaron a encenderse para mostrar lo que la torre de los Vees ofrecería en este Halloween.- https://youtu.be/Ppb3VuY3krc?si=UsRRJU1HtsZu6pT5 Amo las canciones de esta hermosa mujer es poesía pura 😻// :STK-9:
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  • 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐍𝐎 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐄𝐍 𝐕𝐄𝐑 - 𝐕 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬

    Más allá del balcón, las montañas escarpadas, los bosques frondosos y las llanuras se extendían teñidas de violeta. Poco a poco, el fuego hogareño y las antorchas de los hogares de Dardania comenzaban a encenderse, formando un mar de estrellas ámbar que hacían reflejo con las plateadas que titilaban en el cielo nocturno. Anquises las observaba sin enfocar la vista en ningún punto en particular, los brazos cruzados sobre el amplio pecho, detectó en él una cierta tensión que escasas veces dejaba ver. Afro ya conocía esa pose; cuando se cruzaba de brazos eso solo podía significar una cosa.

    Aún estaba todavía dándole vueltas a lo que ella le había dicho sobre hacerse pasar por la nodriza de su hijo.

    ────¿Una nodriza? ─repitió, la incredulidad apenas disimulada bajo su tono grave─ Explícame de nuevo exactamente cómo piensas pasar desapercibida.

    Y que también él estaba considerando los contras.

    Afro lo miró de reojo mientras acomodaba la manta de lana del bebé, que recién había vuelto a conciliar el sueño después de haberse despertado entre llantos. Ahora dormía plácidamente entre sus brazos.

    ────Bueno, eso es sencillo ─replicó con serenidad fingida, encogiéndose de hombros─; me mezclaré con el personal de palacio como una nodriza para cuidar de nuestro bebé. Una chica mortal que viajó desde las lejanas tierras de Frigia y que llegó a esta ciudad dispuesta a ofrecer sus servicios. Eso es brillante, ¿no crees?

    El nudo en su estómago se le hizo más grande. Para esas alturas, Afro ya había comenzado a dudar de su alocado plan y a contemplar los pequeños y grandes inconvenientes en este. Estuvo tentada ligeramente a echarse para atrás e idear uno nuevo. No lo haría.

    Tenía miedo y comenzaba a dudar. Eso era buena señal. Si estaba sintiendo todo eso, significaba que no estaba loca… o al menos, no completamente aún. Lo estaba pensando. Estaba siendo responsable.

    ────¿Frigia de nuevo?

    ────Es una buena tierra. Su vino de primavera es el mejor que he probado. Un solo sorbo es una explosión de sabores en tu boca.

    ────Afro… ─soltó uno de esos suspiros suyos que le anticipó que su respuesta no le iba a gustar─ ¿Eres consciente de todo lo que vas a dejar atrás?

    ────Claro, seguro.

    Pero ese pequeño chillido de ratón en la voz la delató.

    ────No, no lo creo. Cuando estés cansada, no podrás invocar la energía del amor para recargar fuerzas. Si te lastimas, tus heridas no se regenerarán ─su voz bajó un poco, más grave, trenzada en preocupación─. Serás vulnerable. Tu rostro envejecerá. Y si algo sale mal, no habrá poder divino que te salve.

    Afro levantó la vista y él se giró hacia ella. Sus iris rosas buscaron los suyos. Se demoró en esa mirada donde el ámbar se mezclaba con el dorado oscuro de la miel, antes de apartarla y soltar un gentil suspiro.

    ────Lo sé.

    ────Sé que lo sabes ─replicó él, cerrando una mano sobre su hombro, firme y confortante─. Pero saberlo no es lo mismo que vivirlo.

    ──── Eso es lo que pienso hacer; vivirlo.

    ────Enfermarás como nosotros los mortales, ¿Alguna vez has pasado una noche entera en cama, temblando de fiebre, sin poder hacer nada para aliviarte?

    ────No. Nunca.

    ────Entonces será una buena primera vez –Anquises inclinó la cabeza, una sonrisa apenas se curvó en las comisuras de sus labios– Créeme, no te gustará.

    ────Anquises... –rogó ella, exasperante.

    ────¿Qué? Solo te advierto. –se encogió de hombros, más divertido que preocupado– Y si alguien te hace enojar, no podrás encantarlo. Ni convertirlo en algo más… digamos, adorable. Con pelos, plumas o escamas.

    Un silencio gobernó en la habitación. Había algo más, pero Anquises se lo guardó. No necesitaba articularlo; ella sabía perfectamente lo que había querido decir: «Y no podrás arruinarle la vida para siempre».

    Una de las grandes especialidades de los dioses donde su cruel creatividad salía a la luz. Cada historia que escuchaba en los banquetes en el Olimpo y en boca de las Néfeles, contaba un castigo peor que el anterior, ajustado y pensado a la perfección para cada víctima. Eso, si tenían tiempo de planificarlo. Cuando se trataba de infligir dolor, su ingenio rozaba lo sublime. Y tenía una razón sencilla: los dioses lo temían.

    El sufrimiento era algo que, en su eterna gloria, les resultaba ajeno, distante. Una teoría más que una experiencia. Por eso, cuando se trataba de provocarlo, lo hacían con la precisión envidiable de un escultor y el hambre voraz de una bestia. Cuando el castigo de los dioses era sentenciado y se corría la voz, no se hablaba de otra cosa. No había nada que les resultara tan insólito y fascinante que la contemplación del dolor ajeno.

    ────¡Eso también lo sé! No más inmortalidad, no más trucos para salir del apuro. Sin voz sagrada que persuada a dioses o mortales, sin un aura divina que calme a quienes me rodean. No más vuelos por el cielo, no más juegos de disfraces. No más… castigos.

    Frunció el ceño; la mandíbula se le tensó, como si sintiera el peso de esas últimas palabras que acaba de escupir, llenas de una ira hacía sí misma que brotaba directamente desde el centro de su pecho. Una mezcla de culpa y vergüenza al saber que, alguna vez, ella había sido capaz de hacer aquello que ahora repudiaba: ser el juez y verdugo que ejecutaba el castigo divino. El calor le trepó a las mejillas. De pronto, se dio cuenta de que se había alterado y del silencio a su alrededor: el palacio estaba tan oscuro y quieto como una tumba. Por un instante, pareció querer continuar con algo más, pero se contuvo. Cerró los ojos, respiró hondo y dejó escapar el aire lentamente de sus pulmones. Al hablar, esta vez lo hizo con más calma.

    ────Ya lo sé. Sé a lo que me voy a enfrentar, Anquises. No es ni será fácil. Jamás he llevado el papel de una mortal más allá de la apariencia. Así que sí, tengo miedo. Y sí, tal vez esto sea una completa locura. Pero realmente quiero hacer esto. Quiero hacerlo.

    Anquises examinó a Afro con esos ojos pacientes y soltó un pequeño suspiro. Hincó una rodilla en el piso, frente a ella, y la constante llama de la lámpara de aceite sobre el mueble a su lado iluminó su rostro con luz ambarina. Su mirada era preciosa, sabia. Sus mejillas suaves y mandíbula de líneas duras estaban ocultas debajo de la espesa barba dorada y rizada. Allí, durante un instante, no estaba delante de un príncipe, había en algo en él que lo hacía ver mucho más antiguo, más experimentado que ella y los dioses que habitaban en los cielos.

    ────Si crees que eso es lo que lo mantendrá a salvo, lo haremos. Si el destino no puede ver lo que no se nombra, entonces no lo nombraremos. Serás su nodriza. Mantendremos esto en secreto. Nadie sabrá quién eres, ni quién es él. Pero Afro...

    Hizo una pausa y tomó una de sus manos entre las suyas. El tacto del príncipe era firme, áspero; manos acostumbradas al acero de las armas.

    ────Prométeme una cosa: cuando nuestro hijo crezca y tenga la edad suficiente, cuéntale la verdad. Quiero que sepa que tuvo una madre que lo amo tanto que arriesgó todo con tal de protegerlo y criarlo.

    Ella apretó los labios en una línea recta. Aquello no formaba parte de sus planes, en lo absoluto. O al menos, no lo había previsto hasta ese momento. Si su hijo crecía escuchando las historias que se contaban sobre ella… la vanidosa, cruel y vengativa diosa que despertaba el deseo en dioses y mortales ¿Podría quererla?

    Cuando llegara el momento de saber la verdad, ¿Le dejaría explicarse o saldría corriendo como si acabara de descubrir que su madre era una de las causas de las tragedias románticas del mundo conocido? Entre otras cosas peores.

    Suspiró.

    Sí... no era la imagen más alentadora del mundo. Tampoco era una imagen que a ella le gustara de sí misma. No se enorgullecía de ella. La detestaba. Pero supuso que ninguna madre divina podía esperar una presentación perfecta después de siglos de mala reputación sembrada en himnos, poemas y canciones.

    Sin embargo, él tenía razón. Su hijo merecía conocer la verdad, y no se la negaría.


    Se obligó a sonreír, y sus ojos interceptaron a los del príncipe.

    ────Te lo prometo. Cuando crezca y haya madurado... lo sabrá.

    ────Así me gusta, cabeza de caracol –murmuró él apretando su mano antes de soltarla. La sonrisa que él le esbozó la hizo sentir mejor. Acaso ¿él le estaba sonriendo con orgullo? ¿se sentía orgulloso de ella? No sabría decir sí era así o no, pero le gustó pensar que lo sentía–. Nunca haces las cosas fáciles, ¿eh?

    ────Bueno, si no son las Moiras quiénes se encargan de darte dolores de cabeza, alguien tiene que hacerlo y me tomo esa obligación divina muy enserio.

    Su convicción avivó renovada, serena y firme como la llama en la lampara de aceite: constante, sin perder su brillo, sin arder desbocada en la leña de una hoguera. Nunca había conocido los pesares que los mortales debían soportar. Jamás llevó cicatrices en la piel; en su rostro, la marca del tiempo nunca pasó. Enfermar era algo que ningún dios experimentó en su vida. Trató de imaginarse así misma postrada en cama, temblando por la fiebre, pero su mente no consiguió tejer bien la imagen. Solo se vio estremeciéndose por la caricia de un viento gélido que bastaba cubrir con una manta. Estaba segura de que no era la clase de temblor a la que Anquises se refería.

    Sentir miedo ante lo desconocido era ajeno a los dioses. Desde sus orgullosos tronos y palacios de mármol, creían poseer el conocimiento de todo cuanto habitaba en la tierra. Ahora, sin embargo, su pecho se agitaba ante la posibilidad de enfrentar algo sobre lo que ella no tenía control y conocimiento alguno: su propia existencia vivida bajo las condiciones de una mortal.

    Y aún así, había un temor mayor que la mortalidad misma. Uno que se levantó detrás de ella como una sombra silenciosa: si su hijo conocía la verdad sobre quién era ella… y la rechazaba, ¿su corazón sería capaz de soportarlo?
    𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐎𝐒𝐄𝐒 𝐍𝐎 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐄𝐍 𝐕𝐄𝐑 - 𝐕 🌺 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬 Más allá del balcón, las montañas escarpadas, los bosques frondosos y las llanuras se extendían teñidas de violeta. Poco a poco, el fuego hogareño y las antorchas de los hogares de Dardania comenzaban a encenderse, formando un mar de estrellas ámbar que hacían reflejo con las plateadas que titilaban en el cielo nocturno. Anquises las observaba sin enfocar la vista en ningún punto en particular, los brazos cruzados sobre el amplio pecho, detectó en él una cierta tensión que escasas veces dejaba ver. Afro ya conocía esa pose; cuando se cruzaba de brazos eso solo podía significar una cosa. Aún estaba todavía dándole vueltas a lo que ella le había dicho sobre hacerse pasar por la nodriza de su hijo. ────¿Una nodriza? ─repitió, la incredulidad apenas disimulada bajo su tono grave─ Explícame de nuevo exactamente cómo piensas pasar desapercibida. Y que también él estaba considerando los contras. Afro lo miró de reojo mientras acomodaba la manta de lana del bebé, que recién había vuelto a conciliar el sueño después de haberse despertado entre llantos. Ahora dormía plácidamente entre sus brazos. ────Bueno, eso es sencillo ─replicó con serenidad fingida, encogiéndose de hombros─; me mezclaré con el personal de palacio como una nodriza para cuidar de nuestro bebé. Una chica mortal que viajó desde las lejanas tierras de Frigia y que llegó a esta ciudad dispuesta a ofrecer sus servicios. Eso es brillante, ¿no crees? El nudo en su estómago se le hizo más grande. Para esas alturas, Afro ya había comenzado a dudar de su alocado plan y a contemplar los pequeños y grandes inconvenientes en este. Estuvo tentada ligeramente a echarse para atrás e idear uno nuevo. No lo haría. Tenía miedo y comenzaba a dudar. Eso era buena señal. Si estaba sintiendo todo eso, significaba que no estaba loca… o al menos, no completamente aún. Lo estaba pensando. Estaba siendo responsable. ────¿Frigia de nuevo? ────Es una buena tierra. Su vino de primavera es el mejor que he probado. Un solo sorbo es una explosión de sabores en tu boca. ────Afro… ─soltó uno de esos suspiros suyos que le anticipó que su respuesta no le iba a gustar─ ¿Eres consciente de todo lo que vas a dejar atrás? ────Claro, seguro. Pero ese pequeño chillido de ratón en la voz la delató. ────No, no lo creo. Cuando estés cansada, no podrás invocar la energía del amor para recargar fuerzas. Si te lastimas, tus heridas no se regenerarán ─su voz bajó un poco, más grave, trenzada en preocupación─. Serás vulnerable. Tu rostro envejecerá. Y si algo sale mal, no habrá poder divino que te salve. Afro levantó la vista y él se giró hacia ella. Sus iris rosas buscaron los suyos. Se demoró en esa mirada donde el ámbar se mezclaba con el dorado oscuro de la miel, antes de apartarla y soltar un gentil suspiro. ────Lo sé. ────Sé que lo sabes ─replicó él, cerrando una mano sobre su hombro, firme y confortante─. Pero saberlo no es lo mismo que vivirlo. ──── Eso es lo que pienso hacer; vivirlo. ────Enfermarás como nosotros los mortales, ¿Alguna vez has pasado una noche entera en cama, temblando de fiebre, sin poder hacer nada para aliviarte? ────No. Nunca. ────Entonces será una buena primera vez –Anquises inclinó la cabeza, una sonrisa apenas se curvó en las comisuras de sus labios– Créeme, no te gustará. ────Anquises... –rogó ella, exasperante. ────¿Qué? Solo te advierto. –se encogió de hombros, más divertido que preocupado– Y si alguien te hace enojar, no podrás encantarlo. Ni convertirlo en algo más… digamos, adorable. Con pelos, plumas o escamas. Un silencio gobernó en la habitación. Había algo más, pero Anquises se lo guardó. No necesitaba articularlo; ella sabía perfectamente lo que había querido decir: «Y no podrás arruinarle la vida para siempre». Una de las grandes especialidades de los dioses donde su cruel creatividad salía a la luz. Cada historia que escuchaba en los banquetes en el Olimpo y en boca de las Néfeles, contaba un castigo peor que el anterior, ajustado y pensado a la perfección para cada víctima. Eso, si tenían tiempo de planificarlo. Cuando se trataba de infligir dolor, su ingenio rozaba lo sublime. Y tenía una razón sencilla: los dioses lo temían. El sufrimiento era algo que, en su eterna gloria, les resultaba ajeno, distante. Una teoría más que una experiencia. Por eso, cuando se trataba de provocarlo, lo hacían con la precisión envidiable de un escultor y el hambre voraz de una bestia. Cuando el castigo de los dioses era sentenciado y se corría la voz, no se hablaba de otra cosa. No había nada que les resultara tan insólito y fascinante que la contemplación del dolor ajeno. ────¡Eso también lo sé! No más inmortalidad, no más trucos para salir del apuro. Sin voz sagrada que persuada a dioses o mortales, sin un aura divina que calme a quienes me rodean. No más vuelos por el cielo, no más juegos de disfraces. No más… castigos. Frunció el ceño; la mandíbula se le tensó, como si sintiera el peso de esas últimas palabras que acaba de escupir, llenas de una ira hacía sí misma que brotaba directamente desde el centro de su pecho. Una mezcla de culpa y vergüenza al saber que, alguna vez, ella había sido capaz de hacer aquello que ahora repudiaba: ser el juez y verdugo que ejecutaba el castigo divino. El calor le trepó a las mejillas. De pronto, se dio cuenta de que se había alterado y del silencio a su alrededor: el palacio estaba tan oscuro y quieto como una tumba. Por un instante, pareció querer continuar con algo más, pero se contuvo. Cerró los ojos, respiró hondo y dejó escapar el aire lentamente de sus pulmones. Al hablar, esta vez lo hizo con más calma. ────Ya lo sé. Sé a lo que me voy a enfrentar, Anquises. No es ni será fácil. Jamás he llevado el papel de una mortal más allá de la apariencia. Así que sí, tengo miedo. Y sí, tal vez esto sea una completa locura. Pero realmente quiero hacer esto. Quiero hacerlo. Anquises examinó a Afro con esos ojos pacientes y soltó un pequeño suspiro. Hincó una rodilla en el piso, frente a ella, y la constante llama de la lámpara de aceite sobre el mueble a su lado iluminó su rostro con luz ambarina. Su mirada era preciosa, sabia. Sus mejillas suaves y mandíbula de líneas duras estaban ocultas debajo de la espesa barba dorada y rizada. Allí, durante un instante, no estaba delante de un príncipe, había en algo en él que lo hacía ver mucho más antiguo, más experimentado que ella y los dioses que habitaban en los cielos. ────Si crees que eso es lo que lo mantendrá a salvo, lo haremos. Si el destino no puede ver lo que no se nombra, entonces no lo nombraremos. Serás su nodriza. Mantendremos esto en secreto. Nadie sabrá quién eres, ni quién es él. Pero Afro... Hizo una pausa y tomó una de sus manos entre las suyas. El tacto del príncipe era firme, áspero; manos acostumbradas al acero de las armas. ────Prométeme una cosa: cuando nuestro hijo crezca y tenga la edad suficiente, cuéntale la verdad. Quiero que sepa que tuvo una madre que lo amo tanto que arriesgó todo con tal de protegerlo y criarlo. Ella apretó los labios en una línea recta. Aquello no formaba parte de sus planes, en lo absoluto. O al menos, no lo había previsto hasta ese momento. Si su hijo crecía escuchando las historias que se contaban sobre ella… la vanidosa, cruel y vengativa diosa que despertaba el deseo en dioses y mortales ¿Podría quererla? Cuando llegara el momento de saber la verdad, ¿Le dejaría explicarse o saldría corriendo como si acabara de descubrir que su madre era una de las causas de las tragedias románticas del mundo conocido? Entre otras cosas peores. Suspiró. Sí... no era la imagen más alentadora del mundo. Tampoco era una imagen que a ella le gustara de sí misma. No se enorgullecía de ella. La detestaba. Pero supuso que ninguna madre divina podía esperar una presentación perfecta después de siglos de mala reputación sembrada en himnos, poemas y canciones. Sin embargo, él tenía razón. Su hijo merecía conocer la verdad, y no se la negaría. Se obligó a sonreír, y sus ojos interceptaron a los del príncipe. ────Te lo prometo. Cuando crezca y haya madurado... lo sabrá. ────Así me gusta, cabeza de caracol –murmuró él apretando su mano antes de soltarla. La sonrisa que él le esbozó la hizo sentir mejor. Acaso ¿él le estaba sonriendo con orgullo? ¿se sentía orgulloso de ella? No sabría decir sí era así o no, pero le gustó pensar que lo sentía–. Nunca haces las cosas fáciles, ¿eh? ────Bueno, si no son las Moiras quiénes se encargan de darte dolores de cabeza, alguien tiene que hacerlo y me tomo esa obligación divina muy enserio. Su convicción avivó renovada, serena y firme como la llama en la lampara de aceite: constante, sin perder su brillo, sin arder desbocada en la leña de una hoguera. Nunca había conocido los pesares que los mortales debían soportar. Jamás llevó cicatrices en la piel; en su rostro, la marca del tiempo nunca pasó. Enfermar era algo que ningún dios experimentó en su vida. Trató de imaginarse así misma postrada en cama, temblando por la fiebre, pero su mente no consiguió tejer bien la imagen. Solo se vio estremeciéndose por la caricia de un viento gélido que bastaba cubrir con una manta. Estaba segura de que no era la clase de temblor a la que Anquises se refería. Sentir miedo ante lo desconocido era ajeno a los dioses. Desde sus orgullosos tronos y palacios de mármol, creían poseer el conocimiento de todo cuanto habitaba en la tierra. Ahora, sin embargo, su pecho se agitaba ante la posibilidad de enfrentar algo sobre lo que ella no tenía control y conocimiento alguno: su propia existencia vivida bajo las condiciones de una mortal. Y aún así, había un temor mayor que la mortalidad misma. Uno que se levantó detrás de ella como una sombra silenciosa: si su hijo conocía la verdad sobre quién era ella… y la rechazaba, ¿su corazón sería capaz de soportarlo?
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    Bienvenida Oficial – Agencia de Modelaje Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour

    Nueva Modelo: Homura Gyaruko
    Bajo el resplandor del deseo, la energía y el glamour más atrevido, la agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour abre sus puertas a una nueva musa que irradia carisma y encanto natural: Homura Gyaruko.

    Descripción de la Agencia:
    Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour es más que una agencia de modelaje: es un templo de estética, magnetismo y empoderamiento. Cada modelo que forma parte del elenco Ishtar encarna una faceta del deseo y la divinidad, fusionando elegancia infernal con la gracia celestial.
    Nuestro sello es la belleza sin límites, el poder personal elevado al arte visual y la actitud ferozmente auténtica que transforma cada sesión en una experiencia mística y cautivadora.

    Presentación de la Nueva Musa – Homura Gyaruko:
    Homura Gyaruko llega como una explosión de vitalidad y fuego veraniego. Con su radiante cabello dorado, sonrisa traviesa y aura llena de energía positiva, representa la esencia de la belleza juvenil y rebelde. Su estilo combina la picardía del gyaru con la sofisticación encantadora de las diosas modernas.

    Homura es más que una modelo: es una vibra.
    Ella transmite alegría, confianza y una feminidad vibrante que convierte lo cotidiano en algo extraordinario. En pasarela, cámara o lente artístico, Homura es pura energía solar con un toque de fuego infernal.

    Frase de bienvenida:
    “Brillas como el sol, ardes como el deseo. Bienvenida al Olimpo Infernal del Glamour, Homura Gyaruko — donde la luz se vuelve arte y el fuego, belleza.”

    Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour
    ✨ Bienvenida Oficial – Agencia de Modelaje Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour ✨ 🔥 Nueva Modelo: Homura Gyaruko 🔥 Bajo el resplandor del deseo, la energía y el glamour más atrevido, la agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour abre sus puertas a una nueva musa que irradia carisma y encanto natural: Homura Gyaruko. 🌹 Descripción de la Agencia: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour es más que una agencia de modelaje: es un templo de estética, magnetismo y empoderamiento. Cada modelo que forma parte del elenco Ishtar encarna una faceta del deseo y la divinidad, fusionando elegancia infernal con la gracia celestial. Nuestro sello es la belleza sin límites, el poder personal elevado al arte visual y la actitud ferozmente auténtica que transforma cada sesión en una experiencia mística y cautivadora. 💋 Presentación de la Nueva Musa – Homura Gyaruko: Homura Gyaruko llega como una explosión de vitalidad y fuego veraniego. Con su radiante cabello dorado, sonrisa traviesa y aura llena de energía positiva, representa la esencia de la belleza juvenil y rebelde. Su estilo combina la picardía del gyaru con la sofisticación encantadora de las diosas modernas. 🌞 Homura es más que una modelo: es una vibra. Ella transmite alegría, confianza y una feminidad vibrante que convierte lo cotidiano en algo extraordinario. En pasarela, cámara o lente artístico, Homura es pura energía solar con un toque de fuego infernal. ⚡ Frase de bienvenida: “Brillas como el sol, ardes como el deseo. Bienvenida al Olimpo Infernal del Glamour, Homura Gyaruko — donde la luz se vuelve arte y el fuego, belleza.” — 💫 Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour 💫
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