• 𝕎𝔼𝕃ℂ𝕆𝕄𝔼 𝕋𝕆 𝕋ℍ𝔼 𝔼ℕ𝔻𝔾𝔸𝕄𝔼
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤ𝒮𝓉𝒶𝓇𝓉ℯ𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶: DEAN WINCHESTER

    Tres años.
    Habían pasado tres años desde que Claire había vuelto al pasado. Tres años desde que había irrumpido en la vida de los Winchester, tres años desde que casi le provoca un infarto a su madre adoptiva al presentarse en su casa.
    Habían pasado tres años, y habían pasado demasiadas cosas en aquellos tres años. El bunker se había convertido en su hogar. Los hermanos, Castiel y Jack se habían convertido en su familia. Llevaba…. ¿podia ser cierto? Una idea frena los pensamientos de Claire, una idea que hace que todo lo demás se paralice, la mirada azul de la cazadora salta de la extraña e improvisada reunión que se estaba llevando a cabo en el bunker en aquellos momentos, a la pared del mismo, de donde colgaba un calendario realmente cutre, pero que le recordaba y le confirmaba lo que ella buscaba, en pocas horas haría tres años desde que su relación con Dean había comenzado.

    Tres años en los que había llevado a cabo su plan de mantenerlo a salvo. Con más tropiezos y vueltas de las que le gustaría, pero al fin y al cabo el mayor de los hermanos estaba allí, a su lado, respirando.
    Tenía, en todo aquello, que agradecerle a Sam su incondicional ayuda, ya que era el único que sabía la verdadera razón de su viaje, su misión, y le había prometido ayudarle a cumplirla.
    Por el momento, el más alto había cumplido su promesa, incluso cuando parecía imposible, y casi pierden a Dean por su idea de enterrarse vivo en el fondo de Pacifico.
    Si en algún momento había estado tentada de revelarle su secreto, sin duda había sido ese.
    Pero se había mantenido firme y habían superado aquella bala también, y seguía manteniendo una relación con un hombre al que le ocultaba un gran secreto.

    Pero todo aquello, en esos momentos no tenía demasiado importancia, tan solo Claire había disociado ligeramente de la situación que estaban viviendo porque… ¿Cómo no hacerlo? Tenían al puñetero Dios sentado frente a ellos, jugueteando con la radio del bunker (sin tocarla, claro) diciendo que Jack era altamente apocalíptico, y que debia de intervenir.
    Es justamente en ese punto de la conversación en el que Claire vuelve a conectar al cien por cien con la realidad. Justo cuando Chuck señala el “𝑒𝑐𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟” el único arma, recién salida del horno de la creación capaz de matar a Jack. Pero… ¿a qué precio?

    Los ojos de Claire saltaban, como los de Sam y el mismísimo Dios, de Castiel a Dean, y de vuelta al ángel, mientras son testigos de su discusión.
    En el fondo la rubia estaba de acuerdo con Castiel. ¿Iban a matar a Jack? Había matado a Mary, eso era cierto, y sabía que el dolor y la traición que Dean sentía hablaban por él, pero… ¿no habían hecho ellos, todos los que estaban reunidos allí, cosas terribles a seres queridos en los momentos más bajos? ¿Debían abandonar a Jack de aquella manera?
    No, por mucho que le molestara (y sin contar con el hecho de que si Dean mataba a Jack, morirían ambos) aquella vez estaba del lado de Castiel, y una vez disuelta aquella reunión, va en busca del más mayor para hacerle cambiar de opinion.

    O al menos esa es su intención ya que al llegar a la puerta de la habitación de Dean esta estaba abierta y de ella salían las voces de los dos hermanos.
    Debería haberse ido, debería haber seguido su camino, pero se para justo unos centímetros antes de poder ser vista por Sam quien estaba sentado a los pies de la cama, de cara a la puerta.

    La cazadora se mantiene en silencio, mientras escucha. La salida del más alto la toma por sorpresa por lo repentina, pero de un salto se dispone a seguirlo varios metros hasta que considera que sus voces ya no se podrían escuchar y le frena posando una mano en su brazo.

    — Tienes que pararlo, tienes que quitarle la idea de la cabeza, Sam.

    — Lo dices como si fuera algo sencillo hacer eso, Claire. Conoces a Dean…

    — No se merecen esto, ninguno de los dos, y lo sabes, Jack no es culpable de sus actos, no en este estado, no cuando se sacrificó por nosotros, por Dean y me prometiste que le salvarías a toda costa…

    — ¡Nada! No hay nada que quiera hacer más que salvar a mi hermano, pero no sé cómo hacerlo.

    — La clave está en esa pistola… en el ecualizador.

    No tenía claro que Chuck, que Dios, le permitiera vivir allí, o que le permitiera vivir directamente, no sabía si ella estaba siguiendo el plan del altísimo, o si se había salido de la hoja de ruta y la eliminaría con un chasquido de dedos, al igual que había acabado con el tema de no poder mentir, así de sencillo. Quizás debería haber muerto en aquel mundo, y su escapada había torcido sus planes, hecho que, no tenía duda arreglaría muy pronto.
    Así que le daba lo mismo si se arriesgaba a hacer aquello, las personas más peligrosas eran aquellas que no tenían nada que perder.

    Robaría esa pistola y huiría con ella, sabía que la encontrarían, sabía que Chuck sabría dónde está en todo momento, pero esperaba poder tener una mínima posibilidad de poner aquella creación lejos de Dean.
    Sam estaba distrayendo a Chuck, en la biblioteca, pero cuando Claire llega hasta la sala de mandos, Dean estaba subiendo por las escaleras, y saliendo por la puerta, sin mirar atrás, con la pistola encima, y sin despedirse.

    >> — ¿Puedes ir un poco más deprisa?

    El pie derecho de Claire se hundía hacia delante, presionando un acelerador que no existía. No tenía intención de dejar que aquello pasara, no iba a perder a Jack, y por supuesto no iba a perder a Dean.

    — Voy todo lo deprisa que puedo, ya estamos llegando.

    — Joder Sam. JODER.

    La pareja sale del coche y corre a toda prisa, por la suave pradera del cementerio, gritando el nombre de Dean. Aquello era una puñetera ejecución, Jack estaba arrodillado delante del Winchester esperando su suerte, sin oponer resistencia, sin desatar el terrible apocalipsis prometido… Pero Dean estaba demasiado ciego para verlo, debían llegar antes.

    — ¡DEAN. DEAN PARA! ¡NO LO HAGAS!

    Sam se había parado, casi en seco, porque Dean se lo había pedido, pero ella no tenía intención alguna de hacerle caso, no iba a escucharlo cuando él tampoco la escuchaba a ella. Y lo hubiera conseguido si al pasar por su lado, Sam no la hubiera rodeado con el brazo, frenándola y pegándola contra él.

    — Dean…

    Claire ya no gritaba, la tensión del momento había dejado al mundo entero en silencio, Sam seguía sujetándola, al menos hasta que… hasta que Dean baja el arma, y todos (menos Chuck) parecen volver a respirar de nuevo. En ese momento Sam la libera, y Claire toma posición tras Dean, a su derecha, colocando una mano sobre el hombro masculino y casi hinchándose de orgullo al ver como Dean plantaba cara al puñetero Dios. Y de un segundo para el siguiente… se desata el caos.

    Jack estaba muriendo.
    Dean salta por los aires, aterrizando contra una lápida.
    Sam se adelanta a la idea de Claire y es él quien dispara a Chuck, hiriéndose él mismo en el proceso.
    Claire se agacha sobre Sam, comprobando su estado… y de repente…

    — 𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻.

    Aquellas palabras se quedan vibrando en el ambiente. Ahora eran cuatro y un cadáver, y era noche cerrada.
    Claire ayuda a Sam a levantarse, y cuando Dean se acerca, coge la mano de este, permitiéndose aquel sencillo gesto entre ambos para confirmar que estaban bien. Algo sencillo y escueto ya que los ojos de todos los allí presentes no podían separarse de Jack y de los horribles agujeros quemados que exhibía donde antes había lucido unos precioso ojos azules.

    Claire había visto demasiadas cosas en su vida, al igual que los Winchester y sin embargo su mano libre había acudido a cubrir su boca, horrorizada ante la imagen del cuerpo de Jack, aquel muchacho que a pesar de no tener alma, había aceptado la muerte a manos de Dean, consciente de sus actos y las consecuencias que ellos acarreaban. Aún sin alma era mucho mejor, mucho más humano que demasiadas personas. No se merecía aquel final.

    — Deberíamos llevarlo a ca— La tenue voz de la rubia se apaga de golpe cuando de pronto toda la tierra comienza a temblar mientras una brecha de fuego abre el suelo en dos, dejando salir de ella almas condenadas. Ven volar unas cuantas, pero lo más preocupante, por mucho que costara creerlo no era eso, si no que las tumbas a su alrededor estaba comenzando, literalmente a explotar y de ella salían cadáveres, decenas y decenas de ellos, rodeándoles.

    Solo entonces Dean suelta su mano, para armarse a él mismo, a su hermano y a Claire con tres picas de hierro.

    Pronto la lucha se vuelve encarnizada, los zombies atacaban en masa, y ellos se esforzaban en tratar de alejarlos.
    Cada uno luchaba solo contra cuatro, cinco o más cuerpos. Claire los apartaba con asco, a base de patadas, empentones y en cuanto tenía un hueco, por pequeño que fuera, les hundía su pica con rabia. Tenía un objetivo, aparte de no morir bajo aquel asedio descompuesto, y era llegar hasta Dean para evitar que él sucumbiera también. Habían llegado hasta allí, y no iba a permitir que el jodido capricho de un mini Dios con complejo de micro pene, acabara con todo su plan.

    Mientras más y más almas seguían sobrevolando el cielo, escapando de la brecha.
    El poder de Castiel acabando con los zombies iluminaba la noche, y los gruñidos y los chasquidos de los huesos y los dientes desnudos de aquellos bichos le revolvían el estómago a Claire.
    La llamada del ángel mientras se echaba al hombro a Jack, se hace escuchar por encima de todo aquel caos, y esta vez es Dean quien quitándole un zombie de encima coge su mano y tira de ella sacándola del circulo que habían creado a su alrededor para poder correr tras Sam, Jack y Cas. “𝑆𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒” había liberado parcialmente el camino, y ahora empalaban muertos mientras corrían hacia lo que claramente era un mausoleo.
    Los cinco (incluyendo a Jack) se precipitan dentro, Sam y Dean cierran la puerta, atrancándola.

    — Perfecto, dos minutos de calma en un puta ratonera. Que alguien haga una marca, acabamos de romper una ley mística del universo.

    Ahí estaba el mal humor de Claire camuflado con un comentario ácido y parcialmente pasota mientras veía a Castiel depositar en el suelo a Jack con el mayor de los cuidados. Tenía las manos cerradas en dos puños, el derecho rodeando aun la pica de hierro, con tanta fuerza que tenía blancos los nudillos.
    Sam pensaba que aquella puerta iba a aguantar, pero Claire, viendo los empujones que daban desde fuera, y la forma en la que, las hojas temblaban contra los goznes, tenía serias dudas, de modo que mientras los hermanos inspeccionaban el lugar, y Castiel se ocupaba de Jack o lo que quedaba de él, ella sube los tres pequeños escalones que hay entre la puerta y ellos, y se coloca allí, como una pobre pero fiera primera línea de defensa si aquellas abominaciones conseguían entrar.


    𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 Hope Mikaelson ‼AU
    ㅤㅤㅤㅤ𝒮𝓉𝒶𝓇𝓉ℯ𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶: [JerkHuntxr] Tres años. Habían pasado tres años desde que Claire había vuelto al pasado. Tres años desde que había irrumpido en la vida de los Winchester, tres años desde que casi le provoca un infarto a su madre adoptiva al presentarse en su casa. Habían pasado tres años, y habían pasado demasiadas cosas en aquellos tres años. El bunker se había convertido en su hogar. Los hermanos, Castiel y Jack se habían convertido en su familia. Llevaba…. ¿podia ser cierto? Una idea frena los pensamientos de Claire, una idea que hace que todo lo demás se paralice, la mirada azul de la cazadora salta de la extraña e improvisada reunión que se estaba llevando a cabo en el bunker en aquellos momentos, a la pared del mismo, de donde colgaba un calendario realmente cutre, pero que le recordaba y le confirmaba lo que ella buscaba, en pocas horas haría tres años desde que su relación con Dean había comenzado. Tres años en los que había llevado a cabo su plan de mantenerlo a salvo. Con más tropiezos y vueltas de las que le gustaría, pero al fin y al cabo el mayor de los hermanos estaba allí, a su lado, respirando. Tenía, en todo aquello, que agradecerle a Sam su incondicional ayuda, ya que era el único que sabía la verdadera razón de su viaje, su misión, y le había prometido ayudarle a cumplirla. Por el momento, el más alto había cumplido su promesa, incluso cuando parecía imposible, y casi pierden a Dean por su idea de enterrarse vivo en el fondo de Pacifico. Si en algún momento había estado tentada de revelarle su secreto, sin duda había sido ese. Pero se había mantenido firme y habían superado aquella bala también, y seguía manteniendo una relación con un hombre al que le ocultaba un gran secreto. Pero todo aquello, en esos momentos no tenía demasiado importancia, tan solo Claire había disociado ligeramente de la situación que estaban viviendo porque… ¿Cómo no hacerlo? Tenían al puñetero Dios sentado frente a ellos, jugueteando con la radio del bunker (sin tocarla, claro) diciendo que Jack era altamente apocalíptico, y que debia de intervenir. Es justamente en ese punto de la conversación en el que Claire vuelve a conectar al cien por cien con la realidad. Justo cuando Chuck señala el “𝑒𝑐𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟” el único arma, recién salida del horno de la creación capaz de matar a Jack. Pero… ¿a qué precio? Los ojos de Claire saltaban, como los de Sam y el mismísimo Dios, de Castiel a Dean, y de vuelta al ángel, mientras son testigos de su discusión. En el fondo la rubia estaba de acuerdo con Castiel. ¿Iban a matar a Jack? Había matado a Mary, eso era cierto, y sabía que el dolor y la traición que Dean sentía hablaban por él, pero… ¿no habían hecho ellos, todos los que estaban reunidos allí, cosas terribles a seres queridos en los momentos más bajos? ¿Debían abandonar a Jack de aquella manera? No, por mucho que le molestara (y sin contar con el hecho de que si Dean mataba a Jack, morirían ambos) aquella vez estaba del lado de Castiel, y una vez disuelta aquella reunión, va en busca del más mayor para hacerle cambiar de opinion. O al menos esa es su intención ya que al llegar a la puerta de la habitación de Dean esta estaba abierta y de ella salían las voces de los dos hermanos. Debería haberse ido, debería haber seguido su camino, pero se para justo unos centímetros antes de poder ser vista por Sam quien estaba sentado a los pies de la cama, de cara a la puerta. La cazadora se mantiene en silencio, mientras escucha. La salida del más alto la toma por sorpresa por lo repentina, pero de un salto se dispone a seguirlo varios metros hasta que considera que sus voces ya no se podrían escuchar y le frena posando una mano en su brazo. — Tienes que pararlo, tienes que quitarle la idea de la cabeza, Sam. — Lo dices como si fuera algo sencillo hacer eso, Claire. Conoces a Dean… — No se merecen esto, ninguno de los dos, y lo sabes, Jack no es culpable de sus actos, no en este estado, no cuando se sacrificó por nosotros, por Dean y me prometiste que le salvarías a toda costa… — ¡Nada! No hay nada que quiera hacer más que salvar a mi hermano, pero no sé cómo hacerlo. — La clave está en esa pistola… en el ecualizador. No tenía claro que Chuck, que Dios, le permitiera vivir allí, o que le permitiera vivir directamente, no sabía si ella estaba siguiendo el plan del altísimo, o si se había salido de la hoja de ruta y la eliminaría con un chasquido de dedos, al igual que había acabado con el tema de no poder mentir, así de sencillo. Quizás debería haber muerto en aquel mundo, y su escapada había torcido sus planes, hecho que, no tenía duda arreglaría muy pronto. Así que le daba lo mismo si se arriesgaba a hacer aquello, las personas más peligrosas eran aquellas que no tenían nada que perder. Robaría esa pistola y huiría con ella, sabía que la encontrarían, sabía que Chuck sabría dónde está en todo momento, pero esperaba poder tener una mínima posibilidad de poner aquella creación lejos de Dean. Sam estaba distrayendo a Chuck, en la biblioteca, pero cuando Claire llega hasta la sala de mandos, Dean estaba subiendo por las escaleras, y saliendo por la puerta, sin mirar atrás, con la pistola encima, y sin despedirse. >> — ¿Puedes ir un poco más deprisa? El pie derecho de Claire se hundía hacia delante, presionando un acelerador que no existía. No tenía intención de dejar que aquello pasara, no iba a perder a Jack, y por supuesto no iba a perder a Dean. — Voy todo lo deprisa que puedo, ya estamos llegando. — Joder Sam. JODER. La pareja sale del coche y corre a toda prisa, por la suave pradera del cementerio, gritando el nombre de Dean. Aquello era una puñetera ejecución, Jack estaba arrodillado delante del Winchester esperando su suerte, sin oponer resistencia, sin desatar el terrible apocalipsis prometido… Pero Dean estaba demasiado ciego para verlo, debían llegar antes. — ¡DEAN. DEAN PARA! ¡NO LO HAGAS! Sam se había parado, casi en seco, porque Dean se lo había pedido, pero ella no tenía intención alguna de hacerle caso, no iba a escucharlo cuando él tampoco la escuchaba a ella. Y lo hubiera conseguido si al pasar por su lado, Sam no la hubiera rodeado con el brazo, frenándola y pegándola contra él. — Dean… Claire ya no gritaba, la tensión del momento había dejado al mundo entero en silencio, Sam seguía sujetándola, al menos hasta que… hasta que Dean baja el arma, y todos (menos Chuck) parecen volver a respirar de nuevo. En ese momento Sam la libera, y Claire toma posición tras Dean, a su derecha, colocando una mano sobre el hombro masculino y casi hinchándose de orgullo al ver como Dean plantaba cara al puñetero Dios. Y de un segundo para el siguiente… se desata el caos. Jack estaba muriendo. Dean salta por los aires, aterrizando contra una lápida. Sam se adelanta a la idea de Claire y es él quien dispara a Chuck, hiriéndose él mismo en el proceso. Claire se agacha sobre Sam, comprobando su estado… y de repente… — 𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻. Aquellas palabras se quedan vibrando en el ambiente. Ahora eran cuatro y un cadáver, y era noche cerrada. Claire ayuda a Sam a levantarse, y cuando Dean se acerca, coge la mano de este, permitiéndose aquel sencillo gesto entre ambos para confirmar que estaban bien. Algo sencillo y escueto ya que los ojos de todos los allí presentes no podían separarse de Jack y de los horribles agujeros quemados que exhibía donde antes había lucido unos precioso ojos azules. Claire había visto demasiadas cosas en su vida, al igual que los Winchester y sin embargo su mano libre había acudido a cubrir su boca, horrorizada ante la imagen del cuerpo de Jack, aquel muchacho que a pesar de no tener alma, había aceptado la muerte a manos de Dean, consciente de sus actos y las consecuencias que ellos acarreaban. Aún sin alma era mucho mejor, mucho más humano que demasiadas personas. No se merecía aquel final. — Deberíamos llevarlo a ca— La tenue voz de la rubia se apaga de golpe cuando de pronto toda la tierra comienza a temblar mientras una brecha de fuego abre el suelo en dos, dejando salir de ella almas condenadas. Ven volar unas cuantas, pero lo más preocupante, por mucho que costara creerlo no era eso, si no que las tumbas a su alrededor estaba comenzando, literalmente a explotar y de ella salían cadáveres, decenas y decenas de ellos, rodeándoles. Solo entonces Dean suelta su mano, para armarse a él mismo, a su hermano y a Claire con tres picas de hierro. Pronto la lucha se vuelve encarnizada, los zombies atacaban en masa, y ellos se esforzaban en tratar de alejarlos. Cada uno luchaba solo contra cuatro, cinco o más cuerpos. Claire los apartaba con asco, a base de patadas, empentones y en cuanto tenía un hueco, por pequeño que fuera, les hundía su pica con rabia. Tenía un objetivo, aparte de no morir bajo aquel asedio descompuesto, y era llegar hasta Dean para evitar que él sucumbiera también. Habían llegado hasta allí, y no iba a permitir que el jodido capricho de un mini Dios con complejo de micro pene, acabara con todo su plan. Mientras más y más almas seguían sobrevolando el cielo, escapando de la brecha. El poder de Castiel acabando con los zombies iluminaba la noche, y los gruñidos y los chasquidos de los huesos y los dientes desnudos de aquellos bichos le revolvían el estómago a Claire. La llamada del ángel mientras se echaba al hombro a Jack, se hace escuchar por encima de todo aquel caos, y esta vez es Dean quien quitándole un zombie de encima coge su mano y tira de ella sacándola del circulo que habían creado a su alrededor para poder correr tras Sam, Jack y Cas. “𝑆𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒” había liberado parcialmente el camino, y ahora empalaban muertos mientras corrían hacia lo que claramente era un mausoleo. Los cinco (incluyendo a Jack) se precipitan dentro, Sam y Dean cierran la puerta, atrancándola. — Perfecto, dos minutos de calma en un puta ratonera. Que alguien haga una marca, acabamos de romper una ley mística del universo. Ahí estaba el mal humor de Claire camuflado con un comentario ácido y parcialmente pasota mientras veía a Castiel depositar en el suelo a Jack con el mayor de los cuidados. Tenía las manos cerradas en dos puños, el derecho rodeando aun la pica de hierro, con tanta fuerza que tenía blancos los nudillos. Sam pensaba que aquella puerta iba a aguantar, pero Claire, viendo los empujones que daban desde fuera, y la forma en la que, las hojas temblaban contra los goznes, tenía serias dudas, de modo que mientras los hermanos inspeccionaban el lugar, y Castiel se ocupaba de Jack o lo que quedaba de él, ella sube los tres pequeños escalones que hay entre la puerta y ellos, y se coloca allí, como una pobre pero fiera primera línea de defensa si aquellas abominaciones conseguían entrar. 𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 [thetribrid]
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  • #♡♡♡
    𝗦𝗶𝗿𝗲𝗻𝗮
    /𝘋𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘵. 𝘵𝘢𝘳𝘥í𝘰 𝘚𝘪𝘳ē𝘯𝘢, 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘵. 𝘚𝘪𝘳𝘦𝘯, -ē𝘯𝘪𝘴, 𝘺 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘨𝘳. Σειρήν 𝘚𝘦𝘪𝘳ḗ𝘯.


    "Seres femeninos relacionados a el inframundo.
    Las sirenas eran particularmente peligrosas para los hombres y es difícil encontrar una historia en la que las mujeres sufrieran a manos de ellas.

    Aparecen por primera vez en la Odisea (...) como hermosas mujeres que se sientan en rocas junto al mar, encantando a los marineros que pasan con su canto, de modo que nadan hasta la orilla, o desembarcan, y perecen miserablemente.

    En sus guaridas hay un gran montón de huesos que provienen de la descomposición cadáveres de hombres"
    #♡♡♡ 𝗦𝗶𝗿𝗲𝗻𝗮 /𝘋𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘵. 𝘵𝘢𝘳𝘥í𝘰 𝘚𝘪𝘳ē𝘯𝘢, 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘭𝘢𝘵. 𝘚𝘪𝘳𝘦𝘯, -ē𝘯𝘪𝘴, 𝘺 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘨𝘳. Σειρήν 𝘚𝘦𝘪𝘳ḗ𝘯. "Seres femeninos relacionados a el inframundo. Las sirenas eran particularmente peligrosas para los hombres y es difícil encontrar una historia en la que las mujeres sufrieran a manos de ellas. Aparecen por primera vez en la Odisea (...) como hermosas mujeres que se sientan en rocas junto al mar, encantando a los marineros que pasan con su canto, de modo que nadan hasta la orilla, o desembarcan, y perecen miserablemente. En sus guaridas hay un gran montón de huesos que provienen de la descomposición cadáveres de hombres"
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  • 𒊹 "Zaldrīzes Vezof" – La Crónica de la Llama que Caminó

    (“Dragón de Seda”) — De los escritos perdidos del Archimaestre Belor del Dominio)

    “La vi una vez, envuelta en blanco como los huesos de los caídos, en medio del salón del trono aún no mancillado por la guerra. Su vestido no ocultaba nada, pero tampoco ofrecía nada a voluntad: dejaba a la vista el costado, la cintura, y el ombligo como si no temiera al juicio de ningún dios. Su escote era un suspiro contenido, y sus brazos desnudos parecían más peligrosos que cualquier espada.

    El aire se detenía cuando Seirys Targaryen caminaba. El silencio no era respeto… era terror. Era fascinación.

    Dicen que aquel vestido fue tejido en Lys, en un telar consagrado al placer. Que las telas estaban perfumadas con néctar de flor nocturna y sal marina del mar Angosto. Que la prenda misma fue cosida por manos que se cortaron a sí mismas para no sentir deseos indebidos.

    Pero no fue el vestido lo que hizo temblar a los hombres ese día.
    Fue la manera en que ella lo portaba. Como si el fuego de Valyria le acariciara la piel. Como si la desnudez no fuera debilidad sino dominio.

    Aegon la miró con miedo. Aemond con rabia. Gwayne con lujuria reprimida. Y Criston Cole… con la semilla de un odio que florecería en vergüenza.

    Mas nadie osó hablar. Porque Maegaryon, el dragón verde mohoso de ojos dorados, rugía desde las sombras de Rocadragón, soñando fuego mientras su jinete sonreía con labios de malicia y profecía.”


    𒊹 "Zaldrīzes Vezof" – La Crónica de la Llama que Caminó (“Dragón de Seda”) — De los escritos perdidos del Archimaestre Belor del Dominio) “La vi una vez, envuelta en blanco como los huesos de los caídos, en medio del salón del trono aún no mancillado por la guerra. Su vestido no ocultaba nada, pero tampoco ofrecía nada a voluntad: dejaba a la vista el costado, la cintura, y el ombligo como si no temiera al juicio de ningún dios. Su escote era un suspiro contenido, y sus brazos desnudos parecían más peligrosos que cualquier espada. El aire se detenía cuando Seirys Targaryen caminaba. El silencio no era respeto… era terror. Era fascinación. Dicen que aquel vestido fue tejido en Lys, en un telar consagrado al placer. Que las telas estaban perfumadas con néctar de flor nocturna y sal marina del mar Angosto. Que la prenda misma fue cosida por manos que se cortaron a sí mismas para no sentir deseos indebidos. Pero no fue el vestido lo que hizo temblar a los hombres ese día. Fue la manera en que ella lo portaba. Como si el fuego de Valyria le acariciara la piel. Como si la desnudez no fuera debilidad sino dominio. Aegon la miró con miedo. Aemond con rabia. Gwayne con lujuria reprimida. Y Criston Cole… con la semilla de un odio que florecería en vergüenza. Mas nadie osó hablar. Porque Maegaryon, el dragón verde mohoso de ojos dorados, rugía desde las sombras de Rocadragón, soñando fuego mientras su jinete sonreía con labios de malicia y profecía.”
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  • Es cuando estás rodeado por todos los peligros que no debes temer a ninguno.
    Es cuando estás rodeado por todos los peligros que no debes temer a ninguno.
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  • —Cruje el cuello hacia un lado, con una sonrisa torcida que no llega a los ojos. La voz suena grave, seca, cargada de filo apenas contenido.—

    "Buenos días…"
    —Hace una pausa, como si paladeara el veneno tras el saludo.—
    "...espero que no estés pensando en arruinarlo, porque te juro que el primero que me mire raro, lo estreno contra el suelo."

    —Los pasos son firmes, cada uno una advertencia. Se detiene justo a medio metro, ladeando apenas la cabeza con una mueca de desafío.—
    "Así que sonríe, saluda… o prepárate para que este día sea el último que recuerdes con dientes enteros."

    —Y tras un leve chasquido de lengua, concluye con un susurro más peligroso que un grito:—
    "¿Listos para otro hermoso amanecer… o hay que ponerlo en llamas?"
    —Cruje el cuello hacia un lado, con una sonrisa torcida que no llega a los ojos. La voz suena grave, seca, cargada de filo apenas contenido.— "Buenos días…" —Hace una pausa, como si paladeara el veneno tras el saludo.— "...espero que no estés pensando en arruinarlo, porque te juro que el primero que me mire raro, lo estreno contra el suelo." —Los pasos son firmes, cada uno una advertencia. Se detiene justo a medio metro, ladeando apenas la cabeza con una mueca de desafío.— "Así que sonríe, saluda… o prepárate para que este día sea el último que recuerdes con dientes enteros." —Y tras un leve chasquido de lengua, concluye con un susurro más peligroso que un grito:— "¿Listos para otro hermoso amanecer… o hay que ponerlo en llamas?"
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  • — Flores… si sé que amara las flores, sobretodo las rojas, se parecen tanto, tan delicadas, pero a la vez tan peligrosas.—
    — Flores… si sé que amara las flores, sobretodo las rojas, se parecen tanto, tan delicadas, pero a la vez tan peligrosas.—
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  • —LA GUERRA DE LOS MIL MINUTOS:PARTE 2—

    —El infierno estaba en un inquieto silencio,era como si todo ser que habitaba alli se hubiera esfumado,el primero en abrir las puertas del caos de las siete entidades fue una de las versiones mas peligrosas,empezo a cazar demonios de bajo rango,con el fin de "desterrar a los impuros",aqui comienza la guerra—

    —El Paul Richards original sintio una presencia que no debia estar en ese espacio temporal,inmediatamente fue a investigar y alli lo encontro,propagando el caos,al ver encontrarse esa escena bajo en picada hasta ese farsante,llevandoselo hacia una pila de escombros,al choca a una gran velocidad,La version impostora solo miro enojado y a la vez confundido—

    Paul Alterno:"¿¡QUE HACES IDIOTA?!,¡MI CONTRATO ES HACER LO QUE QUIERA HASTA LA ETAPA 3!"

    —Al instante esa version descubrio de quien se trataba—

    Paul Alterno:"Ay mierda,eres el yo de esta linea temporal..no importa,la unica version superior soy yo"

    —Racista de mierda...


    —Ambos se enfrentaron a puño limpio y con magia,tristemente,el Paul Alterno salio victorioso por una gran diferencia,dejando al borde de la muerte al Paul original,quedandose inconsciente unas horas—
    —LA GUERRA DE LOS MIL MINUTOS:PARTE 2— —El infierno estaba en un inquieto silencio,era como si todo ser que habitaba alli se hubiera esfumado,el primero en abrir las puertas del caos de las siete entidades fue una de las versiones mas peligrosas,empezo a cazar demonios de bajo rango,con el fin de "desterrar a los impuros",aqui comienza la guerra— —El Paul Richards original sintio una presencia que no debia estar en ese espacio temporal,inmediatamente fue a investigar y alli lo encontro,propagando el caos,al ver encontrarse esa escena bajo en picada hasta ese farsante,llevandoselo hacia una pila de escombros,al choca a una gran velocidad,La version impostora solo miro enojado y a la vez confundido— Paul Alterno:"¿¡QUE HACES IDIOTA?!,¡MI CONTRATO ES HACER LO QUE QUIERA HASTA LA ETAPA 3!" —Al instante esa version descubrio de quien se trataba— Paul Alterno:"Ay mierda,eres el yo de esta linea temporal..no importa,la unica version superior soy yo" —Racista de mierda... —Ambos se enfrentaron a puño limpio y con magia,tristemente,el Paul Alterno salio victorioso por una gran diferencia,dejando al borde de la muerte al Paul original,quedandose inconsciente unas horas—
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  • La gloria corona las acciones de aquellos que se exponen al peligro.
    La gloria corona las acciones de aquellos que se exponen al peligro.
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  • — Con el tiempo aprendí que aquellos que glorifican su santidad, tienen más pecados en el armario que un penitente en la guillotina. Esos son peligrosos, ocultan su verdadera cara y cuando son descubiertos usan métodos de manipulación - lágrimas - acallando las voces detrás de su espalda.

    Por ello, no importa cuando llores o me hables de tu bondad, eres un criminal tan asqueroso como mis manos ensangrentadas.—
    — Con el tiempo aprendí que aquellos que glorifican su santidad, tienen más pecados en el armario que un penitente en la guillotina. Esos son peligrosos, ocultan su verdadera cara y cuando son descubiertos usan métodos de manipulación - lágrimas - acallando las voces detrás de su espalda. Por ello, no importa cuando llores o me hables de tu bondad, eres un criminal tan asqueroso como mis manos ensangrentadas.—
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  • El abrazo de lo inexplicable
    Fandom OC, made in abyss
    Categoría Drama
    Rol con: [sinner_without_sin]

    La iglesia no tenía nombre para Nairis. En un país que no hablaba del Abismo, no tenía por qué tenerlo.

    Nairis había viajado sola, como siempre. El nombre del hombre le llegó a través de descripciones vagas, recogidas entre eruditos, curanderos y supersticiosos. “Un hombre que actúa solamente en nombre de Dios." "Parece conocer las sombras como si hubiera sido parte de ellas." "Lo inhumano no escapa de su agarre.".
    Eso fue suficiente.

    Esa tarde, la Cartógrafa del Silencio cruzó las puertas de la iglesia, con miradas posándose sobre ella. Se lo esperaba, sus pasos no emitían sonido alguno, su apariencia incitaba al misterio, su capa hondeaba con su caminar.
    Entre todo esto, vio al hombre del que había oído hablar, era una breve descripción, pero suficiente como para distinguirlo. Un hombre de pelo rojo, con rostro cuidado, como si la propia afrodita le hubiera otorgado esa belleza. Y sus ojos... Dos perlas azules color cielo, pero firmes, se podía sentir la sabiduría que emanaba con solo mirarlos.

    Nairis se mantuvo a unos metros, observándolo. Su silueta era inconfundible. La capa blanca parecía absorber los colores del entorno, volviéndose más oscura bajo la luz quebrada. Sus piernas, reforzadas con placas óseas y tendones artificiales, descansaban en tensión contenida, como si estuvieran listas para moverse al menor indicio de peligro. El silbato blanco, enroscado en su brazo como un fósil herido, latía silencioso con grietas viejas.

    El hombre parecía observarla con precaución, casi parecía juzgarla. Entonces la mujer alzó la voz.

    — Dicen que no hay ser que no conozcas o monstruo que escape de tu luz. — Su voz era suave, baja, la voz de quien había pasado entre el silencio y las sombras una gran parte de su vida.
    Rol con: [sinner_without_sin] La iglesia no tenía nombre para Nairis. En un país que no hablaba del Abismo, no tenía por qué tenerlo. Nairis había viajado sola, como siempre. El nombre del hombre le llegó a través de descripciones vagas, recogidas entre eruditos, curanderos y supersticiosos. “Un hombre que actúa solamente en nombre de Dios." "Parece conocer las sombras como si hubiera sido parte de ellas." "Lo inhumano no escapa de su agarre.". Eso fue suficiente. Esa tarde, la Cartógrafa del Silencio cruzó las puertas de la iglesia, con miradas posándose sobre ella. Se lo esperaba, sus pasos no emitían sonido alguno, su apariencia incitaba al misterio, su capa hondeaba con su caminar. Entre todo esto, vio al hombre del que había oído hablar, era una breve descripción, pero suficiente como para distinguirlo. Un hombre de pelo rojo, con rostro cuidado, como si la propia afrodita le hubiera otorgado esa belleza. Y sus ojos... Dos perlas azules color cielo, pero firmes, se podía sentir la sabiduría que emanaba con solo mirarlos. Nairis se mantuvo a unos metros, observándolo. Su silueta era inconfundible. La capa blanca parecía absorber los colores del entorno, volviéndose más oscura bajo la luz quebrada. Sus piernas, reforzadas con placas óseas y tendones artificiales, descansaban en tensión contenida, como si estuvieran listas para moverse al menor indicio de peligro. El silbato blanco, enroscado en su brazo como un fósil herido, latía silencioso con grietas viejas. El hombre parecía observarla con precaución, casi parecía juzgarla. Entonces la mujer alzó la voz. — Dicen que no hay ser que no conozcas o monstruo que escape de tu luz. — Su voz era suave, baja, la voz de quien había pasado entre el silencio y las sombras una gran parte de su vida.
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    Grupal
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