• Silencio en el bosque
    Fandom Oc
    Categoría Suspenso
    -Aquel detective fue llamado nuevamente a una escena. El humo del cigarrillo danzaba entre sus dedos, mientras el aroma amargo del tabaco se mezclaba con el aire húmedo del amanecer. Inhaló profundo, sintiendo cómo la calidez del humo se instalaba en sus pulmones,buscando tal vez calmar una parte inquieta dentro de el. Con cada paso, liberaba una delgada estela gris que se desvanecía a su espalda. Se detuvo al borde del perímetro acordonado, lo bastante cerca para observar cada detalle sin alterar la escena del crimen.-

    Pensé que este sería uno de esos días tranquilos…

    -murmuró con voz baja, un tono entre cansancio y resignación, mientras apagaba el cigarro contra su vieja cigarrera metálica, aquella con iniciales grabadas que solo él entendía, guardandola con la precisión de un ritual, sin dejar rastro alguno más que aquel aroma en su ropa -

    Supongo que me equivoqué.

    -El suelo estaba húmedo, la tierra cediendo bajo sus botas con cada paso que daba, El frío del bosque le calaba los huesos, sin embargo parecía no reaccionar casi como si solo se dedicará a observar la escena, De reojo veía los destellos de las cámaras que capturaban el caos detenido: huellas enlodadas, ramas rotas, una cinta amarilla temblando al ritmo del viento, un par de zapatos dispersos y, junto a un árbol, el cuerpo sin vida de un hombre. El cuello mostraba señales de lucha y a unos metros, un arma junto a lo que parecían ser 2 casquillos a medio enterrar en el lodo-

    ¿Tenemos algún sospechoso? ¿Testigos, tal vez?

    -preguntó sin levantar la voz, mientras ocultaba sus manos en los bolsillos de la gabardina. La forma en que lo dijo no sonó a protocolo, sino a costumbre, a alguien que ya conocía las respuestas antes de oírlas-

    -mientras tanto su mirada recorria la escena con esa mezcla de precisión y melancolía que lo caracterizaba, como si cada cadáver le recordara algo que prefería mantener enterrado. El aroma del último cigarro aún parecía flotar a su alrededor, como una sombra persistente, como si nunca se extinguiera del todo-
    -Aquel detective fue llamado nuevamente a una escena. El humo del cigarrillo danzaba entre sus dedos, mientras el aroma amargo del tabaco se mezclaba con el aire húmedo del amanecer. Inhaló profundo, sintiendo cómo la calidez del humo se instalaba en sus pulmones,buscando tal vez calmar una parte inquieta dentro de el. Con cada paso, liberaba una delgada estela gris que se desvanecía a su espalda. Se detuvo al borde del perímetro acordonado, lo bastante cerca para observar cada detalle sin alterar la escena del crimen.- Pensé que este sería uno de esos días tranquilos… -murmuró con voz baja, un tono entre cansancio y resignación, mientras apagaba el cigarro contra su vieja cigarrera metálica, aquella con iniciales grabadas que solo él entendía, guardandola con la precisión de un ritual, sin dejar rastro alguno más que aquel aroma en su ropa - Supongo que me equivoqué. -El suelo estaba húmedo, la tierra cediendo bajo sus botas con cada paso que daba, El frío del bosque le calaba los huesos, sin embargo parecía no reaccionar casi como si solo se dedicará a observar la escena, De reojo veía los destellos de las cámaras que capturaban el caos detenido: huellas enlodadas, ramas rotas, una cinta amarilla temblando al ritmo del viento, un par de zapatos dispersos y, junto a un árbol, el cuerpo sin vida de un hombre. El cuello mostraba señales de lucha y a unos metros, un arma junto a lo que parecían ser 2 casquillos a medio enterrar en el lodo- ¿Tenemos algún sospechoso? ¿Testigos, tal vez? -preguntó sin levantar la voz, mientras ocultaba sus manos en los bolsillos de la gabardina. La forma en que lo dijo no sonó a protocolo, sino a costumbre, a alguien que ya conocía las respuestas antes de oírlas- -mientras tanto su mirada recorria la escena con esa mezcla de precisión y melancolía que lo caracterizaba, como si cada cadáver le recordara algo que prefería mantener enterrado. El aroma del último cigarro aún parecía flotar a su alrededor, como una sombra persistente, como si nunca se extinguiera del todo-
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  • Estoy trabajando en mi primer artículo en donde voy hacerla una entrevista más personal a mi amiga Kirijo, aún no las he pensado antes de ponerme a escribir
    un guión donde englosar todo lo que voy a contar.
    El regreso de mi chico me ha evadido por completo algo lógico y comprensible ya que hemos estado separados casi seis semanas.
    Desde que me lance a la piscina y abrí mi propia revista digítal me he adentrado en una nueva aventura, aún tengo bastantes ahorros con los que voy sobreviviendo,
    me he propuesto empezar a publicar un nuevo número un día a la semana, estoy entre los lunes o los viernes.
    Estoy trabajando en mi primer artículo en donde voy hacerla una entrevista más personal a mi amiga Kirijo, aún no las he pensado antes de ponerme a escribir un guión donde englosar todo lo que voy a contar. El regreso de mi chico me ha evadido por completo algo lógico y comprensible ya que hemos estado separados casi seis semanas. Desde que me lance a la piscina y abrí mi propia revista digítal me he adentrado en una nueva aventura, aún tengo bastantes ahorros con los que voy sobreviviendo, me he propuesto empezar a publicar un nuevo número un día a la semana, estoy entre los lunes o los viernes.
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  • Esta mañana mientras respondía a unos correos relacionados con mi jefa Mitsuru ya he enviado los paquetes que me pidió el sábado, todo mientras disfrutó de
    una taza bien cargada con café solo.
    Hoy y mañana no voy a pasarme por el taller voy a trabajar desde casa ya que he tengo que llevar acabo ciertos cambios en la nueva colección de Otoño-Invierno.
    Mi colección quiero sacarla ahora en Noviembre primero debo realizar ciertos cambios, además reconozco que me lo estoy tomando con mucha calma.
    Esta mañana mientras respondía a unos correos relacionados con mi jefa Mitsuru ya he enviado los paquetes que me pidió el sábado, todo mientras disfrutó de una taza bien cargada con café solo. Hoy y mañana no voy a pasarme por el taller voy a trabajar desde casa ya que he tengo que llevar acabo ciertos cambios en la nueva colección de Otoño-Invierno. Mi colección quiero sacarla ahora en Noviembre primero debo realizar ciertos cambios, además reconozco que me lo estoy tomando con mucha calma.
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  • Las últimas cacerías habían sido perfectas.
    Nunca lo hacía por el dinero, pero lo aceptaba porque necesitaba comida e invertir en nuevas armas.

    La vida es buena destruyendo aquellas aberraciones que la oscuridad expulsa cual pasatiempo de matar a los humanos fuese.
    Las últimas cacerías habían sido perfectas. Nunca lo hacía por el dinero, pero lo aceptaba porque necesitaba comida e invertir en nuevas armas. La vida es buena destruyendo aquellas aberraciones que la oscuridad expulsa cual pasatiempo de matar a los humanos fuese.
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  • ATENCION: Contenido sensible, lea bajo su propio cuidado.

    "Dónde cesa el dolor"

    Bajo la tenue luz de una lámpara de bombilla desnuda, la sombra de Elisa se proyectaba, temblorosa, contra la pared desconchada de su habitación. Tenía once años, y el miedo era la única compañía que reconocía desde que tenía uso de razón. Fuera, tras la delgada puerta de madera, resonaban los pasos pesados de su padre. Cada talonazo contra el suelo de cemento era el redoble de un tambor que anunciaba una nueva sesión de tormento.

    Esa noche, la furia del hombre había sido peor que de costumbre. La culpa fue un plato de sopa derramado, un accidente infantil que para él fue una afrenta imperdonable. Los golpes, primero puños cerrados, luego las patas de una silla, llovieron sobre su frágil cuerpo con una metódica crueldad. Elisa ya no lloraba. Había aprendido que las lágrimas avivaban la ira, no la apagaban. Se encogió, como un animalito herido, intentando que su mente se fugara lejos de allí, a un campo de flores que una vez vio en un libro de la escuela.

    Pero el cuerpo tiene un límite. Un último e injusto golpe en la cabeza, seco y sordo, apagó la luz de sus ojos. Ya no sintió el dolor. Solo una frialdad repentina que trepó por sus extremidades. Y entonces, dejó de respirar.

    Su pequeña forma yacía inmóvil en el suelo, un cuadro de una tragedia doméstica y silenciosa. Pero Elisa no estaba allí. O sí, pero ya no en ese cuerpo roto. Flotaba, ingrávida, observando la escena con una tranquilidad que nunca antes había conocido. No había miedo. No había tristeza. Solo una paz vasta y profunda, como un océano en calma después de una tormenta eterna.

    Fue entonces cuando Cillian llegó.

    No entró por la puerta. Simplemente estaba allí. No era un espectro con capa y guadaña, ni una figura esquelética y terrorífica. Se manifestó como una silueta serena, envuelta en una penumbra que no era oscuridad, sino la ausencia total de luz y ruido. No tenía rostro definido, pero Elisa sintió una atención inmensa y antigua posarse sobre ella.

    "¿Eres... el final?" preguntó la voz de Elisa, que ya no salía de sus labios, sino de la esencia misma de lo que ahora era.

    La figura se inclinó ligeramente. Su voz no era un sonido, sino un concepto que se implantó directamente en la conciencia de la niña. Era suave como la seda y firme como el granito.

    Soy el fin del dolor, Elisa. Soy el silencio después del grito.

    Una oleada de alivio, tan intensa que casi era tangible, inundó a la niña. Por primera vez en su vida, alguien —o algo— hablaba con una verdad que no hería.

    "¿Vas a llevarme lejos?"

    Sí. A un lugar donde los golpes no existen. Donde las voces no gritan. Donde el miedo se disuelve como el azúcar en la leche.

    Elisa miró hacia su cuerpo, pequeño y quebrado en el suelo. No sentía apego por él. Era la cárcel de la que por fin escapaba. Sintió lástima por la criatura que había estado atrapada allí dentro, pero no era ella ya.

    "Estoy lista", susurró su esencia. "Por favor, llévame. No quiero volver. Nunca más."

    Cillian extendió lo que podría ser una mano, una elongación de la penumbra. Elisa, sin vacilar, se acercó. No había frío en ese contacto, sino una neutralidad perfecta, el equilibrio absoluto.

    Tu vida fue corta y llena de sombras, prosiguió la voz en su mente. Lo siento. No es justo. Pero el viaje ha terminado. Descansarás.

    "¿Habrá luz?" preguntó Elisa, con un atisbo de la curiosidad infantil que la violencia nunca logró arrebatarle del todo. "En los libros... siempre hablan de una luz."

    La figura pareció contemplarla. Para ti, sí. Porque es lo que anhelas. Para otros, es la quietud de un bosque, el abrazo de un ser querido, o simplemente... el sueño eterno. Tú mereces la luz, pequeña guerrera.

    Elisa sintió cómo su esencia comenzaba a desprenderse por completo de la habitación, del olor a alcohol y enfado, del sonido de los ronquidos que ahora emanaban del salón. La figura de la Muerte la envolvía, no como un verdugo, sino como la nodriza más gentil, la madre que nunca tuvo.

    Miró hacia atrás por última vez. Vio su cuerpo, ya solo un cascarón vacío, y supo que la justicia en ese mundo era un concepto falaz. Pero la justicia de lo que venía después era perfecta. Era la cesación de todo sufrimiento.

    "Gracias", dijo Elisa, y fueron las palabras más sinceras que jamás había pronunciado. "Gracias por venir."

    Cillian no respondió con palabras. Solo transmitió una emoción: una aceptación infinita, un "de nada" que abarcaba eones.

    Y entonces, se fueron.

    La habitación quedó en silencio, solo roto por el tic-tac de un reloj viejo. El cuerpo de Elisa estaba en paz, pero la paz verdadera, la que ella anhelaba, no estaba en esa casa. Se la llevaba consigo, de la mano de la única entidad que, en toda su corta y difícil vida, le había ofrecido consuelo y una promesa de quietud. Por fin, por fin, se iba a un lugar donde nadie podría volver a hacerle daño. Y esa partida no era una tragedia, sino la bienvenida a un merecido y eterno descanso.
    ATENCION: Contenido sensible, lea bajo su propio cuidado. "Dónde cesa el dolor" Bajo la tenue luz de una lámpara de bombilla desnuda, la sombra de Elisa se proyectaba, temblorosa, contra la pared desconchada de su habitación. Tenía once años, y el miedo era la única compañía que reconocía desde que tenía uso de razón. Fuera, tras la delgada puerta de madera, resonaban los pasos pesados de su padre. Cada talonazo contra el suelo de cemento era el redoble de un tambor que anunciaba una nueva sesión de tormento. Esa noche, la furia del hombre había sido peor que de costumbre. La culpa fue un plato de sopa derramado, un accidente infantil que para él fue una afrenta imperdonable. Los golpes, primero puños cerrados, luego las patas de una silla, llovieron sobre su frágil cuerpo con una metódica crueldad. Elisa ya no lloraba. Había aprendido que las lágrimas avivaban la ira, no la apagaban. Se encogió, como un animalito herido, intentando que su mente se fugara lejos de allí, a un campo de flores que una vez vio en un libro de la escuela. Pero el cuerpo tiene un límite. Un último e injusto golpe en la cabeza, seco y sordo, apagó la luz de sus ojos. Ya no sintió el dolor. Solo una frialdad repentina que trepó por sus extremidades. Y entonces, dejó de respirar. Su pequeña forma yacía inmóvil en el suelo, un cuadro de una tragedia doméstica y silenciosa. Pero Elisa no estaba allí. O sí, pero ya no en ese cuerpo roto. Flotaba, ingrávida, observando la escena con una tranquilidad que nunca antes había conocido. No había miedo. No había tristeza. Solo una paz vasta y profunda, como un océano en calma después de una tormenta eterna. Fue entonces cuando Cillian llegó. No entró por la puerta. Simplemente estaba allí. No era un espectro con capa y guadaña, ni una figura esquelética y terrorífica. Se manifestó como una silueta serena, envuelta en una penumbra que no era oscuridad, sino la ausencia total de luz y ruido. No tenía rostro definido, pero Elisa sintió una atención inmensa y antigua posarse sobre ella. "¿Eres... el final?" preguntó la voz de Elisa, que ya no salía de sus labios, sino de la esencia misma de lo que ahora era. La figura se inclinó ligeramente. Su voz no era un sonido, sino un concepto que se implantó directamente en la conciencia de la niña. Era suave como la seda y firme como el granito. Soy el fin del dolor, Elisa. Soy el silencio después del grito. Una oleada de alivio, tan intensa que casi era tangible, inundó a la niña. Por primera vez en su vida, alguien —o algo— hablaba con una verdad que no hería. "¿Vas a llevarme lejos?" Sí. A un lugar donde los golpes no existen. Donde las voces no gritan. Donde el miedo se disuelve como el azúcar en la leche. Elisa miró hacia su cuerpo, pequeño y quebrado en el suelo. No sentía apego por él. Era la cárcel de la que por fin escapaba. Sintió lástima por la criatura que había estado atrapada allí dentro, pero no era ella ya. "Estoy lista", susurró su esencia. "Por favor, llévame. No quiero volver. Nunca más." Cillian extendió lo que podría ser una mano, una elongación de la penumbra. Elisa, sin vacilar, se acercó. No había frío en ese contacto, sino una neutralidad perfecta, el equilibrio absoluto. Tu vida fue corta y llena de sombras, prosiguió la voz en su mente. Lo siento. No es justo. Pero el viaje ha terminado. Descansarás. "¿Habrá luz?" preguntó Elisa, con un atisbo de la curiosidad infantil que la violencia nunca logró arrebatarle del todo. "En los libros... siempre hablan de una luz." La figura pareció contemplarla. Para ti, sí. Porque es lo que anhelas. Para otros, es la quietud de un bosque, el abrazo de un ser querido, o simplemente... el sueño eterno. Tú mereces la luz, pequeña guerrera. Elisa sintió cómo su esencia comenzaba a desprenderse por completo de la habitación, del olor a alcohol y enfado, del sonido de los ronquidos que ahora emanaban del salón. La figura de la Muerte la envolvía, no como un verdugo, sino como la nodriza más gentil, la madre que nunca tuvo. Miró hacia atrás por última vez. Vio su cuerpo, ya solo un cascarón vacío, y supo que la justicia en ese mundo era un concepto falaz. Pero la justicia de lo que venía después era perfecta. Era la cesación de todo sufrimiento. "Gracias", dijo Elisa, y fueron las palabras más sinceras que jamás había pronunciado. "Gracias por venir." Cillian no respondió con palabras. Solo transmitió una emoción: una aceptación infinita, un "de nada" que abarcaba eones. Y entonces, se fueron. La habitación quedó en silencio, solo roto por el tic-tac de un reloj viejo. El cuerpo de Elisa estaba en paz, pero la paz verdadera, la que ella anhelaba, no estaba en esa casa. Se la llevaba consigo, de la mano de la única entidad que, en toda su corta y difícil vida, le había ofrecido consuelo y una promesa de quietud. Por fin, por fin, se iba a un lugar donde nadie podría volver a hacerle daño. Y esa partida no era una tragedia, sino la bienvenida a un merecido y eterno descanso.
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  • Ya lo he decidido.
    Alguien más se quedará con mis hoteles...
    No me entristece.
    Empezaré una nueva vida...
    Perdido en el tiempo.
    Ya sabes dónde encontrarme...
    Ya lo he decidido. Alguien más se quedará con mis hoteles... No me entristece. Empezaré una nueva vida... Perdido en el tiempo. Ya sabes dónde encontrarme...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    en la nueva historia: "Ecos del Olvido" se dice que el señor de las sombras fue contenido mas no destruido; esto debido a el equilibrio en si, ya que recordemos "no puede haber luz sin sombra, ni sombra sin luz" asi que en el canon el señor de las sombras fue "destruido" pero eventualmente volvera a surgir de entre las sombras del mundo porque asi lo dicta el equiibrio natural.
    en la nueva historia: "Ecos del Olvido" se dice que el señor de las sombras fue contenido mas no destruido; esto debido a el equilibrio en si, ya que recordemos "no puede haber luz sin sombra, ni sombra sin luz" asi que en el canon el señor de las sombras fue "destruido" pero eventualmente volvera a surgir de entre las sombras del mundo porque asi lo dicta el equiibrio natural.
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  • Se vieme halloween asi que a buscar nuevas casas abandonadas para investigar.
    Se vieme halloween asi que a buscar nuevas casas abandonadas para investigar.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    || Hare un monorol para el evento de mi fanpage, lo hare junto a exes, para que tenga mas terror... lo especial sera la narracion, tratare de enmarcar en aquella narrativa mi nueva forma de rolear
    || Hare un monorol para el evento de mi fanpage, lo hare junto a exes, para que tenga mas terror... lo especial sera la narracion, tratare de enmarcar en aquella narrativa mi nueva forma de rolear
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  • Quien diría que lucrar con mi antiguo aspecto humano me traería nuevas alma les muestras una sonrisa o un ligero coqueteo enloquecen XDDD jxjxjxjx
    Quien diría que lucrar con mi antiguo aspecto humano me traería nuevas alma les muestras una sonrisa o un ligero coqueteo enloquecen XDDD jxjxjxjx
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