• —Estos moretones?...t-tuve un accidente en mi bicicleta,solo eso


    —Debajo de esa ropa tenia moretones negros y morados,estaba lleno de vendas gracias a los golpes de su padre—
    —Estos moretones?...t-tuve un accidente en mi bicicleta,solo eso —Debajo de esa ropa tenia moretones negros y morados,estaba lleno de vendas gracias a los golpes de su padre—
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  • — ¡Oiga, le dijeron que sin pepinillos!

    A pesar de ser el mayor, sin contar a Aleksandr, Lev siempre deja que una de sus hermanas menores termine defendiéndolo. No es sólo porque no pueda hablar, sino porque prefiere ahorrarse las rebuscadas explicaciones para que puedan entenderlo. El mismo problema de siempre, las mismas situaciones ridículas que se podían solucionar con un poco de comprensión lectora y atención; ¿por qué era tan difícil seguir instrucciones que estaban bien escritas en un pedazo de papel o en la pantalla del móvil? No, es más, siquiera podían leer las especificaciones más robustas en la aplicación de aquel establecimiento. Y aún así, a pesar de tener los medios para defenderse, muy a su manera, Nikolay solo podía mirar desde lejos a su hermana. Irisha estaba furiosa, era la única que nunca podía quedarse callada ni conformarse, la única que nunca aceptaba un "está bien" cuando claramente nada estaba bien y pisoteaban los derechos de los demás. Porque sí, incluso Irina, la otra gemela, siempre se conformaba con lo que fuese para no causar molestias a la gente de su alrededor.

    Así que allí estaban los dos, Irisha y Lev, mirando a su heroína como dos cachorros perdidamente enamorados por la grandeza de su dueño que salía en defensa. Uno por no poder hablar y la otra que se moría de pena por dirigirle la palabra a los demás. Sin duda, siempre tenía que estar ahí para evitar que se conformaran con el mínimo esfuerzo de los demás.

    — Y la próxima vez no se dejen, idiotas, ¿qué harán si no estoy cerca para ayudarlos? —Refunfuñó la gemela. Y cuando notó que su hermana le evadía la mirada con nerviosismo, se fijó en su hermano.— ¿Y cuál es tu excusa esta vez? Y no me digas que había mucha gente esperando órdenes, no es nuestra culpa.

    « No estoy diciendo nada. » Escribió, poco después le mostró la pantalla y, aquella respuesta, solo acrecentó su ira. De inmediato corrigió el texto y le volvió a enseñar lo que tenía en la aplicación de notas. « Fue un error de Alek, él hizo el pedido y se le olvidó. Como no salimos juntos hace mucho, seguro no sabe que no nos gustan. » Irisha rodó los ojos. Los puso tan en blanco que parecía que le iban a dar una vuelta completa para mirarse el cerebro, pero solo terminó exhalando su frustración con un gruñido. Tenía sentido, Aleksandr sabía apenas lo básico de los tres, pedirle un esfuerzo era demasiado. « Pero ya pasó, cálmate, todos te están viendo como una mujer loca. Ni pareces nuestra hermana, creí que mamá se había quedado en casa. »

    Tras utilizar el lenguaje de señas para expresarse, Nikolay se cubrió la boca para reírse de la cara de vergüenza que Irisha puso. La chica, sin poder controlarse, terminó golpeándole el brazo en repetidas ocasiones para lidiar con sus emociones.

    — ¡Ya, basta! No los voy a volver a salvar si sigues comparándome con ella. Me desesperan cuando son tan tontitos, eh.
    — ¡Oiga, le dijeron que sin pepinillos! A pesar de ser el mayor, sin contar a Aleksandr, Lev siempre deja que una de sus hermanas menores termine defendiéndolo. No es sólo porque no pueda hablar, sino porque prefiere ahorrarse las rebuscadas explicaciones para que puedan entenderlo. El mismo problema de siempre, las mismas situaciones ridículas que se podían solucionar con un poco de comprensión lectora y atención; ¿por qué era tan difícil seguir instrucciones que estaban bien escritas en un pedazo de papel o en la pantalla del móvil? No, es más, siquiera podían leer las especificaciones más robustas en la aplicación de aquel establecimiento. Y aún así, a pesar de tener los medios para defenderse, muy a su manera, Nikolay solo podía mirar desde lejos a su hermana. Irisha estaba furiosa, era la única que nunca podía quedarse callada ni conformarse, la única que nunca aceptaba un "está bien" cuando claramente nada estaba bien y pisoteaban los derechos de los demás. Porque sí, incluso Irina, la otra gemela, siempre se conformaba con lo que fuese para no causar molestias a la gente de su alrededor. Así que allí estaban los dos, Irisha y Lev, mirando a su heroína como dos cachorros perdidamente enamorados por la grandeza de su dueño que salía en defensa. Uno por no poder hablar y la otra que se moría de pena por dirigirle la palabra a los demás. Sin duda, siempre tenía que estar ahí para evitar que se conformaran con el mínimo esfuerzo de los demás. — Y la próxima vez no se dejen, idiotas, ¿qué harán si no estoy cerca para ayudarlos? —Refunfuñó la gemela. Y cuando notó que su hermana le evadía la mirada con nerviosismo, se fijó en su hermano.— ¿Y cuál es tu excusa esta vez? Y no me digas que había mucha gente esperando órdenes, no es nuestra culpa. « No estoy diciendo nada. » Escribió, poco después le mostró la pantalla y, aquella respuesta, solo acrecentó su ira. De inmediato corrigió el texto y le volvió a enseñar lo que tenía en la aplicación de notas. « Fue un error de Alek, él hizo el pedido y se le olvidó. Como no salimos juntos hace mucho, seguro no sabe que no nos gustan. » Irisha rodó los ojos. Los puso tan en blanco que parecía que le iban a dar una vuelta completa para mirarse el cerebro, pero solo terminó exhalando su frustración con un gruñido. Tenía sentido, Aleksandr sabía apenas lo básico de los tres, pedirle un esfuerzo era demasiado. « Pero ya pasó, cálmate, todos te están viendo como una mujer loca. Ni pareces nuestra hermana, creí que mamá se había quedado en casa. » Tras utilizar el lenguaje de señas para expresarse, Nikolay se cubrió la boca para reírse de la cara de vergüenza que Irisha puso. La chica, sin poder controlarse, terminó golpeándole el brazo en repetidas ocasiones para lidiar con sus emociones. — ¡Ya, basta! No los voy a volver a salvar si sigues comparándome con ella. Me desesperan cuando son tan tontitos, eh.
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  • ¿Acaso surge algo de mi esencia, algo que emane de mi sin el filtro de la imitación?
    ¿O será que, incluso en el reino de mis pensamientos, todo está marcado por la huella de lo ajeno?

    Nada, absolutamente nada es de mi autoría.

    Tomar la mano de quien vacila en su fragilidad… un gesto prestado.
    Un abrazo dirigido a quien llora en su tristeza… eco de otros abrazos que recibí.
    La manera en que debe entregarse un beso a un amante… un rito aprendido.
    El obsequiar flores y elegir su color… el eco de costumbres heredadas.
    Decir palabras dulces como si fueran poesía… versos robados de verdaderos enamorados.

    Hasta el más mínimo de mis gestos lleva la firma de lo imitado por siglos.

    Las ideas no conocen la gracia del alma.
    Solo soy, porque siempre perdura la idea de que incluso el Diablo ha de tener un defensor.

    ¿Dejaré algún día de existir?
    Quizá cuando los humanos, absorbidos por su propio apocalipsis, ya no encuentren tiempo para recordar que alguien ha de abogar por sus sombras.
    ¿Acaso surge algo de mi esencia, algo que emane de mi sin el filtro de la imitación? ¿O será que, incluso en el reino de mis pensamientos, todo está marcado por la huella de lo ajeno? Nada, absolutamente nada es de mi autoría. Tomar la mano de quien vacila en su fragilidad… un gesto prestado. Un abrazo dirigido a quien llora en su tristeza… eco de otros abrazos que recibí. La manera en que debe entregarse un beso a un amante… un rito aprendido. El obsequiar flores y elegir su color… el eco de costumbres heredadas. Decir palabras dulces como si fueran poesía… versos robados de verdaderos enamorados. Hasta el más mínimo de mis gestos lleva la firma de lo imitado por siglos. Las ideas no conocen la gracia del alma. Solo soy, porque siempre perdura la idea de que incluso el Diablo ha de tener un defensor. ¿Dejaré algún día de existir? Quizá cuando los humanos, absorbidos por su propio apocalipsis, ya no encuentren tiempo para recordar que alguien ha de abogar por sus sombras.
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  • Feliz día de los enamorados, para mí hermosa flor mañanera fantasmal, otra flor peculiar ~

    Cuando quieras le damos uso Life ᴬ ᴹᵃᵗᵗᵉʳ ᵒᶠ ᴸⁱᶠᵉ ᵃⁿᵈ ᴰᵉᵃᵗʰ
    Feliz día de los enamorados, para mí hermosa flor mañanera fantasmal, otra flor peculiar ~ Cuando quieras le damos uso [fantasma]
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  • Fuimos, y eso somos.. una historia que dejó de ser, corazones cautivos enamorados del ayer, olvidarnos nunca, recordarnos siempre, amarnos en vida y después de la muerte, verso del infinito que ha venido sobre mi como un latido de inspiración, por tu memoria y a tu memoria las estrellas cantarán en la oscuridad una canción de amor que se escuchará en la inmensidad, corona, castillo y mi dulce infierno con color de paraiso, hasta que llueva una vez mas el rocío de tu amor sobre mi alma no encontraré tiempo de paz ni de gozo .
    Fuimos, y eso somos.. una historia que dejó de ser, corazones cautivos enamorados del ayer, olvidarnos nunca, recordarnos siempre, amarnos en vida y después de la muerte, verso del infinito que ha venido sobre mi como un latido de inspiración, por tu memoria y a tu memoria las estrellas cantarán en la oscuridad una canción de amor que se escuchará en la inmensidad, corona, castillo y mi dulce infierno con color de paraiso, hasta que llueva una vez mas el rocío de tu amor sobre mi alma no encontraré tiempo de paz ni de gozo .
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  • Había dormido toda la noche placidame junto al joven peli blanco, sin miedo ni pesadillas.

    Ella despertó antes y se quedó observando al joven que dormía a su lado. Era demasiado lindo y aparentemente era suyo... O eso habían confesado la noche anterior.

    Estaban enamorados igual de locos el uno por el otro, acarició su mejilla suavemente.

    -Porque eres tan lindo...?

    Dijo en voz baja aún recostada a su lado y entre los brazos masculinos.

    Había dormido toda la noche placidame junto al joven peli blanco, sin miedo ni pesadillas. Ella despertó antes y se quedó observando al joven que dormía a su lado. Era demasiado lindo y aparentemente era suyo... O eso habían confesado la noche anterior. Estaban enamorados igual de locos el uno por el otro, acarició su mejilla suavemente. -Porque eres tan lindo...? Dijo en voz baja aún recostada a su lado y entre los brazos masculinos.
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  • 3000 αñσѕ αℓ ησятє. ( 北方 3000 年 )
    Fandom Lord Seventh
    Categoría Original
    ㅤ(景) Jing; como el caballero distinguido que había sido en el pasado, en su primera vida lejana a esta última.

    ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel.

    ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento.

    ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan.

    ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas.

    ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad?

    ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad.

    ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte.

    ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba.

    ㅤNo.

    ㅤAlgo era diferente esta vez.

    ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente.

    ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño?

    ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad.

    ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ

    ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ

    ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso …

    ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final.

    ㅤEso era todo.

    ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ

    ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria.

    ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte.

    ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza …

    ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado?

    ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?.

    ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja.

    ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
    ㅤ(景) Jing; como el caballero distinguido que había sido en el pasado, en su primera vida lejana a esta última. ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel. ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento. ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan. ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas. ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad? ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad. ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte. ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba. ㅤNo. ㅤAlgo era diferente esta vez. ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente. ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño? ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad. ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso … ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final. ㅤEso era todo. ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria. ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte. ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza … ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado? ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?. ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja. ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
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  • Entre la espesura de bayas y las islas de juncos, como a través de un mundo que sólo fuera cielo, oh firmamento invertido, la barca de nuestro amor se deslizaba. Brillantes como el día eran tus ojos, radiante fluía la corriente y era radiante el vasto y eterno cielo.

    Cuando murió la gloria en el dorado crepúsculo, resplandeciente ascendió la luna, y llenos de flores al hogar regresamos. Radiantes fueron tus ojos esa noche, habíamos vivido, oh amor mío, habíamos amado.


    Escucha el sonido del remo al cortar sus aguas. Y en las tardes de invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de su amor canta en los juncos.

    Oh amor mío, amemos el pasado pues algún día fuimos felices, y algún día nos amamos.
    Entre la espesura de bayas y las islas de juncos, como a través de un mundo que sólo fuera cielo, oh firmamento invertido, la barca de nuestro amor se deslizaba. Brillantes como el día eran tus ojos, radiante fluía la corriente y era radiante el vasto y eterno cielo. Cuando murió la gloria en el dorado crepúsculo, resplandeciente ascendió la luna, y llenos de flores al hogar regresamos. Radiantes fueron tus ojos esa noche, habíamos vivido, oh amor mío, habíamos amado. Escucha el sonido del remo al cortar sus aguas. Y en las tardes de invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de su amor canta en los juncos. Oh amor mío, amemos el pasado pues algún día fuimos felices, y algún día nos amamos.
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  • •no tenemos que estar enamorados...no..no tengo que ser la indicada...no...solo quiero ser una de tus chicas esta noche •
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  • Recuerdo bien el día que admiti estar enamorado de Alexandra... Tendríamos 12 y 16 años respectivamente, mi padre me había obligado a cortejar a la hija mayor de los Selene, era hermosa no lo podía negar y si, algo me intrigaba de ella pero hasta ese momento nunca había sentido nada más allá, o eso me repetía, sentía una ligera atracción por su cara bonita así como la forma en que bailaba que me hipnotizaba y la forma en que mi cuerpo ardía cuando la tenía cerca era solo una reacción de puberto, o eso me decía un.

    Aquel día la invite a tener un pequeño picnic en el jardín de sus padres, la estaba contejando a pesar de no agradarle del todo a la familia Selene sin embargo le agradaba a mi hermosa Alexandra y eso era suficiente.

    -Entonces...¿cuál es tu leyenda favorita Ian?...

    Me preguntó de manera dulce, sus ojos eran hermosos y la forma en que su cabello se regaba por el pasto mientras su cabeza descansaba sobre mi pierna era un espectáculo.

    -Me gustan las historias sobre la pelea y el equilibrio entre la luz y la oscuridad...- Dije sin dejar de admirarla, una sensación desconocida se iba apoderando de mi pecho, como si algo dentro hiciera click. Ella me sonrió suavemente y una calidez inundó mi cuerpo, era como ver un ángel. -¿Tu tienes una historia favorita?

    Sus ojos brillaron con emoción tras aquella pregunta, era apenas una niña y yo en definitiva era mayor, pero estando con ella me sentia un crío y por increíble que paresca me encantaba esa sensación.

    -Por supuesto, amo la historia de los hijos de la luna, es la favorita de mi abuela y ella me la cuenta siempre...

    La mayor de los Selene, su abuela era la guardiana de la biblioteca sagrada, una tarea que la hermosa joven a mi lado heredaría con el tiempo.

    -No conozco del todo aquella historia, me la contarias Lexy... - le dije con sinceridad, no lo quería admitir siempre decía que no me gustaba la joven pero era solo una mentira que decía para no darle el poder sobre mi.

    -Bueno en ese caso te la contaré.- dijo con una sonrisa que hizo dar un vuelco a mi corazón, "como alguien podía ser tan hermosa, perfecta, inteligente... Por Selene deja de pensar esa cosa, Alexandra no me gusta." Me reprendia mentalmente, ella comenzó a contar la historia con aquella melodiosa voz que tenía.
    -En un principio todo era vacío, pero de repente surgió la luz, la vida, la creación, sin embargo todo debe tener equilibrio así que con ellos nació la oscuridad, la muerte y la destrucción, hermanos de una misma energía se volvieron seres de infinito poder, en conjunto crearon cada cosa que existe en el mundo, la creación y la destrucción fueron dando lugar a cada detalle como el cielo, nacido de la luz y la oscuridad.- Estaba embobado mirando sus labios mientras escuchaba atento la historia que contaba.- La tierra, el mar, los animales creados por la vida, dándoselas de regalo  a la muerte cuando les llegara el momento. Los años pasaron y nuevas deidades nacieron uniéndose al resto, el cielo tuvo 3 hijos a quienes les dieron sus propias tareas, el sol, la luna y las estrellas, Selene, hija del cielo y diosa de la luna, encargada de velar por las noches de los seres del mundo, vería los años pasar por la tierra, así como a los demás dioses tener hijos en este mundo, al ver que los humanos comenzaron a rendirle culto los bendijo con habilidades mágicas, naciendo así las hadas y elfos de luna.

    Cómo alguien podía simplemente verse como ella lo hacía mientras contaba una historia, jamás había escuchado la versión tan larga y detalla de aquella leyenda. Pase saliva al ver cómo se detuvo para lamer sus labios y continuar hablando.- Pero un día bajo a la tierra viendo que carecían de guía y protecion decidió darles darles una parte de ella, sus amados hijos, enviándolos a la tierra con la misión de guiar, proteger y cuidar al pueblo de la luna, siendo superiores en habilidades, de cabello platinado, ojos azules y piel blanca como la nieve, eran inconfundibles con otros seguidores de la luna, como todos los hijos de dioses, tuvieron hijos con mortales, dando lugar al linaje de la luna, pero solo algunos eran bendecidos con las habilidades y características físicas de la diosa, a estos se les llamaba hijos de la luna.

    Sonrió de forma dulce sonrojandose ligera para continuar su relató, dejándome en shock al oír aquella parte que nadie me habia contando nunca.- Algunos creen que los dioses unen las almas de unos cuantos para encontrarse en la tierra, no era de extrañar que siempre dos hijos de la luna terminaran enamorados. Enviados del cielo elegidos por la madre luna para estar juntos, con un amor inquebrantable y puro, capas de vencer cualquier adversidad.

    Eso era la explicación que me faltaba, la luna nos había destinado a estar juntos, por eso Alexandra tenía todo el control sobre mi. El como me sentí cuando la miraba o la calidez que se apoderaba de mi cuando ella me tocaba. No podía seguir negando que estaba perdidamente enamorado de aquella joven.

    Cuando termino su historia solo pude hacer algo, la bese, aquel era mi primer beso y estoy seguro que también era el de ella. Me entregué a mis sentimientos por ella en aquel beso.

    Alexandra ahora era mi dueña, la única mujer que podría hacerme sentir tan feliz y desesperado, ese día jure que pasaría el resto de mi vida a su lado y la protegería de todo. Jamás pensé que tendría que protejerla de mi propia oscuridad.
    Recuerdo bien el día que admiti estar enamorado de Alexandra... Tendríamos 12 y 16 años respectivamente, mi padre me había obligado a cortejar a la hija mayor de los Selene, era hermosa no lo podía negar y si, algo me intrigaba de ella pero hasta ese momento nunca había sentido nada más allá, o eso me repetía, sentía una ligera atracción por su cara bonita así como la forma en que bailaba que me hipnotizaba y la forma en que mi cuerpo ardía cuando la tenía cerca era solo una reacción de puberto, o eso me decía un. Aquel día la invite a tener un pequeño picnic en el jardín de sus padres, la estaba contejando a pesar de no agradarle del todo a la familia Selene sin embargo le agradaba a mi hermosa Alexandra y eso era suficiente. -Entonces...¿cuál es tu leyenda favorita Ian?... Me preguntó de manera dulce, sus ojos eran hermosos y la forma en que su cabello se regaba por el pasto mientras su cabeza descansaba sobre mi pierna era un espectáculo. -Me gustan las historias sobre la pelea y el equilibrio entre la luz y la oscuridad...- Dije sin dejar de admirarla, una sensación desconocida se iba apoderando de mi pecho, como si algo dentro hiciera click. Ella me sonrió suavemente y una calidez inundó mi cuerpo, era como ver un ángel. -¿Tu tienes una historia favorita? Sus ojos brillaron con emoción tras aquella pregunta, era apenas una niña y yo en definitiva era mayor, pero estando con ella me sentia un crío y por increíble que paresca me encantaba esa sensación. -Por supuesto, amo la historia de los hijos de la luna, es la favorita de mi abuela y ella me la cuenta siempre... La mayor de los Selene, su abuela era la guardiana de la biblioteca sagrada, una tarea que la hermosa joven a mi lado heredaría con el tiempo. -No conozco del todo aquella historia, me la contarias Lexy... - le dije con sinceridad, no lo quería admitir siempre decía que no me gustaba la joven pero era solo una mentira que decía para no darle el poder sobre mi. -Bueno en ese caso te la contaré.- dijo con una sonrisa que hizo dar un vuelco a mi corazón, "como alguien podía ser tan hermosa, perfecta, inteligente... Por Selene deja de pensar esa cosa, Alexandra no me gusta." Me reprendia mentalmente, ella comenzó a contar la historia con aquella melodiosa voz que tenía. -En un principio todo era vacío, pero de repente surgió la luz, la vida, la creación, sin embargo todo debe tener equilibrio así que con ellos nació la oscuridad, la muerte y la destrucción, hermanos de una misma energía se volvieron seres de infinito poder, en conjunto crearon cada cosa que existe en el mundo, la creación y la destrucción fueron dando lugar a cada detalle como el cielo, nacido de la luz y la oscuridad.- Estaba embobado mirando sus labios mientras escuchaba atento la historia que contaba.- La tierra, el mar, los animales creados por la vida, dándoselas de regalo  a la muerte cuando les llegara el momento. Los años pasaron y nuevas deidades nacieron uniéndose al resto, el cielo tuvo 3 hijos a quienes les dieron sus propias tareas, el sol, la luna y las estrellas, Selene, hija del cielo y diosa de la luna, encargada de velar por las noches de los seres del mundo, vería los años pasar por la tierra, así como a los demás dioses tener hijos en este mundo, al ver que los humanos comenzaron a rendirle culto los bendijo con habilidades mágicas, naciendo así las hadas y elfos de luna. Cómo alguien podía simplemente verse como ella lo hacía mientras contaba una historia, jamás había escuchado la versión tan larga y detalla de aquella leyenda. Pase saliva al ver cómo se detuvo para lamer sus labios y continuar hablando.- Pero un día bajo a la tierra viendo que carecían de guía y protecion decidió darles darles una parte de ella, sus amados hijos, enviándolos a la tierra con la misión de guiar, proteger y cuidar al pueblo de la luna, siendo superiores en habilidades, de cabello platinado, ojos azules y piel blanca como la nieve, eran inconfundibles con otros seguidores de la luna, como todos los hijos de dioses, tuvieron hijos con mortales, dando lugar al linaje de la luna, pero solo algunos eran bendecidos con las habilidades y características físicas de la diosa, a estos se les llamaba hijos de la luna. Sonrió de forma dulce sonrojandose ligera para continuar su relató, dejándome en shock al oír aquella parte que nadie me habia contando nunca.- Algunos creen que los dioses unen las almas de unos cuantos para encontrarse en la tierra, no era de extrañar que siempre dos hijos de la luna terminaran enamorados. Enviados del cielo elegidos por la madre luna para estar juntos, con un amor inquebrantable y puro, capas de vencer cualquier adversidad. Eso era la explicación que me faltaba, la luna nos había destinado a estar juntos, por eso Alexandra tenía todo el control sobre mi. El como me sentí cuando la miraba o la calidez que se apoderaba de mi cuando ella me tocaba. No podía seguir negando que estaba perdidamente enamorado de aquella joven. Cuando termino su historia solo pude hacer algo, la bese, aquel era mi primer beso y estoy seguro que también era el de ella. Me entregué a mis sentimientos por ella en aquel beso. Alexandra ahora era mi dueña, la única mujer que podría hacerme sentir tan feliz y desesperado, ese día jure que pasaría el resto de mi vida a su lado y la protegería de todo. Jamás pensé que tendría que protejerla de mi propia oscuridad.
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