• Si quieres ser un verdadero buscador de la verdad, es necesario que dudes al menos una vez en tu vida, en la medida de lo posible de todas las cosas.
    Si quieres ser un verdadero buscador de la verdad, es necesario que dudes al menos una vez en tu vida, en la medida de lo posible de todas las cosas.
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  • *Tras ponerse una camisa, y aunque somnoliento, Adam está listo para enfrentar el día.*

    —Em verdad me olvidé que vendrías... Pero ya estoy listo, disculpa por la espera.
    *Tras ponerse una camisa, y aunque somnoliento, Adam está listo para enfrentar el día.* —Em verdad me olvidé que vendrías... Pero ya estoy listo, disculpa por la espera.
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  • ¡Las aventuras de nuestra luna de miel continúan!

    Próximamente haré un breve resumen de la moto de nieve, de la cueva mágica con aguas termales, de las auroras boreales... En fin, todo mágico, pero como para no serlo si tengo a una Diosa por esposa.
    ¡Las aventuras de nuestra luna de miel continúan! Próximamente haré un breve resumen de la moto de nieve, de la cueva mágica con aguas termales, de las auroras boreales... En fin, todo mágico, pero como para no serlo si tengo a una Diosa por esposa.
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  • FLASHBACK: “El último regalo de Wade”

    La ciudad huele a metal quemado, a pólvora y decepción. El cielo, cubierto por nubes tan grises como su humor. Reina está sola en una azotea, con los nudillos partidos y el orgullo intacto. Ya no está Wade. Y lo más jodido de todo… es que lo extraña. Pero no lo diría ni aunque le pagaran.

    —Claro que sí, Wade. Abandoname con todo este mierdero encima. Muy en tu estilo. —masculla, mientras escupe sangre al suelo y se acomoda el hombro dislocado como si fuera rutina. Porque ya lo es.

    La pelea fue brutal. No fue contra una amenaza mundial, ni un supervillano de película. Fue contra un grupo de imbéciles con complejo de semidios, traficantes de tecnología Chitauri modificada. Pero para Reina fue más que una misión: fue la primera sin él.

    Y dolía.

    —¿Dónde carajos estás cuando te necesito, idiota? —le grita al vacío. Como si Wade respondiera desde algún rincón del multiverso con un chiste inapropiado.

    No lo hace. Pero en su cabeza, lo escucha:

    —“¿Otra vez te estás metiendo en peleas sin mí, pequeña psicópata? Maldita sea, te crié bien.”

    Eso le arranca una risa. Amarga. Como un trago de whisky barato después de una pelea que no querías ganar. Wade le enseñó muchas cosas: a usar su ira como arma, a reírse mientras sangra, a no pedir permiso. Pero también le enseñó a no confiar demasiado, porque incluso él se fue.

    —“El día que pelees sin mí y no mueras, vas a saber quién carajos eres.” —le había dicho una vez, entre tacos de carnitas y explosiones.

    Y ahora, ahí estaba. Viva. Ensangrentada. Y sola.

    —Bueno, Wade… sobreviví. ¿Ahora qué? —susurra al cielo.

    Una patrulla vuela por el horizonte. Ella baja la mirada. Camina hacia el borde de la azotea. Y justo antes de saltar al siguiente edificio, deja una pequeña bomba de humo con una calcomanía pegada.

    Un unicornio con una espada. La firma de Wade.

    —Pero si vuelves, idiota... más te vale no haberme olvidado. —y desaparece entre el humo.
    FLASHBACK: “El último regalo de Wade” La ciudad huele a metal quemado, a pólvora y decepción. El cielo, cubierto por nubes tan grises como su humor. Reina está sola en una azotea, con los nudillos partidos y el orgullo intacto. Ya no está Wade. Y lo más jodido de todo… es que lo extraña. Pero no lo diría ni aunque le pagaran. —Claro que sí, Wade. Abandoname con todo este mierdero encima. Muy en tu estilo. —masculla, mientras escupe sangre al suelo y se acomoda el hombro dislocado como si fuera rutina. Porque ya lo es. La pelea fue brutal. No fue contra una amenaza mundial, ni un supervillano de película. Fue contra un grupo de imbéciles con complejo de semidios, traficantes de tecnología Chitauri modificada. Pero para Reina fue más que una misión: fue la primera sin él. Y dolía. —¿Dónde carajos estás cuando te necesito, idiota? —le grita al vacío. Como si Wade respondiera desde algún rincón del multiverso con un chiste inapropiado. No lo hace. Pero en su cabeza, lo escucha: —“¿Otra vez te estás metiendo en peleas sin mí, pequeña psicópata? Maldita sea, te crié bien.” Eso le arranca una risa. Amarga. Como un trago de whisky barato después de una pelea que no querías ganar. Wade le enseñó muchas cosas: a usar su ira como arma, a reírse mientras sangra, a no pedir permiso. Pero también le enseñó a no confiar demasiado, porque incluso él se fue. —“El día que pelees sin mí y no mueras, vas a saber quién carajos eres.” —le había dicho una vez, entre tacos de carnitas y explosiones. Y ahora, ahí estaba. Viva. Ensangrentada. Y sola. —Bueno, Wade… sobreviví. ¿Ahora qué? —susurra al cielo. Una patrulla vuela por el horizonte. Ella baja la mirada. Camina hacia el borde de la azotea. Y justo antes de saltar al siguiente edificio, deja una pequeña bomba de humo con una calcomanía pegada. Un unicornio con una espada. La firma de Wade. —Pero si vuelves, idiota... más te vale no haberme olvidado. —y desaparece entre el humo.
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  • Dulces Pesadillas ❤︎
    Fandom Fuckig Rangers
    Categoría Suspenso
    Con cariño, para Lorenzo A Benedetti ❤︎

    — ¿Cuál es tu fantasía más recurrente, padrecito? —mi voz serpentea en la penumbra, sin boca que la pronuncie, sin forma que la acompañe—. ¿Sueñas con salvarlos a todos? ¿O, en secreto, con verlos desaparecer?

    Silencio.

    — El que no siente temor, ¿cómo puede sentir amor? —ronroneo con una dulzura espesa y pegajosa—. ¿Y cómo puede un santo tener a Dios en su corazón si hay piedra en lugar de músculo~?

    Estoy dentro.
    No de su cuerpo.
    De su mente.

    Mi voz en off. Mi pequeña intervención como narrador no invitado de esta pesadilla. Soy el subtítulo de su subconsciente. La risilla entre los versos del salmo.

    Y empiezo a cambiar el decorado.

    El sueño empieza a desvanecerse, como pintura que se pela ante el paso del tiempo.

    Primero, la luz.

    Ya no hay sol. Hay gris. Un gris mojado, pastoso, pegajoso.

    Después, el sonido. Las risas se alargan, distorsionadas, y se quiebran como vidrios al chocar contra el cemento.

    Y finalmente, el escenario. El suelo da paso a tierra removida. A lápidas torcidas. A cruces de piedra fría.

    Un cementerio. Pero no uno cualquiera.

    Aquí, todas las tumbas están abiertas. Unas 80. 100. Tal vez más.

    Sin ataúdes.
    En su lugar: cuerpos.
    Vivos.
    Respirando.
    Algunos gimen.
    Otros sonríen.
    Todos dormidos, como si la muerte no fuera más que una siesta prolongada.

    — Mira qué bonitos están. Tus feligreses. Tus hijos. Tus prójimos —susurro—. Tan quietecitos. Tan a tu cuidado. ¿Te alcanza la fe para despertarlos?

    Una brisa helada recorre el campo. Las lápidas tiemblan. Y entonces uno de los cuerpos se mueve. Se sienta. Abre los ojos. Otro le sigue. Y otro. Todos despiertan. Uno a uno.
    Miran al cura.
    Pero no se levantan.
    Solo lo observan.
    En silencio.
    Con esa expresión… ya sabes cuál. Esa mezcla de súplica y reproche. De hambre y abandono.

    — ¿Cuántos puedes cargar, padrecito? —mi voz se desliza como aceite caliente dentro de su cráneo—. ¿Cuántos puedes cargar antes de que tu espalda se rompa y tu alma se hunda? ¿No te haría un favor acabando con ellos?
    Con cariño, para [sinner_without_sin] ❤︎ — ¿Cuál es tu fantasía más recurrente, padrecito? —mi voz serpentea en la penumbra, sin boca que la pronuncie, sin forma que la acompañe—. ¿Sueñas con salvarlos a todos? ¿O, en secreto, con verlos desaparecer? Silencio. — El que no siente temor, ¿cómo puede sentir amor? —ronroneo con una dulzura espesa y pegajosa—. ¿Y cómo puede un santo tener a Dios en su corazón si hay piedra en lugar de músculo~? Estoy dentro. No de su cuerpo. De su mente. Mi voz en off. Mi pequeña intervención como narrador no invitado de esta pesadilla. Soy el subtítulo de su subconsciente. La risilla entre los versos del salmo. Y empiezo a cambiar el decorado. El sueño empieza a desvanecerse, como pintura que se pela ante el paso del tiempo. Primero, la luz. Ya no hay sol. Hay gris. Un gris mojado, pastoso, pegajoso. Después, el sonido. Las risas se alargan, distorsionadas, y se quiebran como vidrios al chocar contra el cemento. Y finalmente, el escenario. El suelo da paso a tierra removida. A lápidas torcidas. A cruces de piedra fría. Un cementerio. Pero no uno cualquiera. Aquí, todas las tumbas están abiertas. Unas 80. 100. Tal vez más. Sin ataúdes. En su lugar: cuerpos. Vivos. Respirando. Algunos gimen. Otros sonríen. Todos dormidos, como si la muerte no fuera más que una siesta prolongada. — Mira qué bonitos están. Tus feligreses. Tus hijos. Tus prójimos —susurro—. Tan quietecitos. Tan a tu cuidado. ¿Te alcanza la fe para despertarlos? Una brisa helada recorre el campo. Las lápidas tiemblan. Y entonces uno de los cuerpos se mueve. Se sienta. Abre los ojos. Otro le sigue. Y otro. Todos despiertan. Uno a uno. Miran al cura. Pero no se levantan. Solo lo observan. En silencio. Con esa expresión… ya sabes cuál. Esa mezcla de súplica y reproche. De hambre y abandono. — ¿Cuántos puedes cargar, padrecito? —mi voz se desliza como aceite caliente dentro de su cráneo—. ¿Cuántos puedes cargar antes de que tu espalda se rompa y tu alma se hunda? ¿No te haría un favor acabando con ellos?
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  • No puedo negarme al chocolate

    🫶

    Felíz martes estrellitas
    No puedo negarme al chocolate 🌟🫶❤️💜 Felíz martes estrellitas
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  • El hombre sabio que observa el espacio no considera lo pequeño como demasiado poco; ni lo grande como enorme, porque sabe que no existen límites a las dimensiones.
    El hombre sabio que observa el espacio no considera lo pequeño como demasiado poco; ni lo grande como enorme, porque sabe que no existen límites a las dimensiones.
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  • Confiesa ya o tendré que usar otros métodos algunos de ellos son muy poco reglamentarios.”
    Confiesa ya o tendré que usar otros métodos algunos de ellos son muy poco reglamentarios.”
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  • ¡¡DEJEN DE LLAMARME "PERONA"!! ¡¡¡NO NOS PARECEMOS EN NADA!!!
    ¡¡DEJEN DE LLAMARME "PERONA"!! ¡¡¡NO NOS PARECEMOS EN NADA!!!
    Me enjaja
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  • "¿𝐏𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐥𝐨 𝐡𝐢𝐣𝐨? 𝐞𝐥 𝐚𝐢𝐫𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐡𝐞𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐜𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐨, 𝐥𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐝𝐫𝐞𝐧𝐚𝐥𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐦𝐨𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐮𝐧 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧, 𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨..."

    Mis ojos ámbar y mis pensamientos estaban fijos y perdidos en el amplio cielo azul decorados con pequeñas nubes que tal-vez pronto anunciaran una tormenta por la forma de estas misma, mientras me recargaba en el auto cruzado de brazos recuerdos venían a mi mente de las palabras de mi padre en aquel momento en que subí por primera vez en el lomo de un dragón, recordaba con claridad la sensación, el aire acariciando mi rostro , el nerviosismo de caer, la sensación de libertad de volar en los aires y sobre todo la razón del por que era un piloto, la adrenalina de la velocidad.

    Pocos lo sabían y con pocos me refería a Violeta y Sebastian, pero Seth era o es de los Dragones mas rápidos, su peso y forma siempre le permitieron ganar a sus oponentes en velocidad y a pesar de que en estos momentos Seth no era un dragón de nuevo , esa sensación del viento romperse con nuestra velocidad es algo que extraño en verdad.

    — Alexandro ¿estas listo? O ¿vas a seguir mirando el cielo? — La voz de Logan mi entrenador de rendimiento desde que comencé a correr autos para Aston Martin, no lo mire del todo simplemente desvié mi mirada a el que me observaba molesto desde el desde los pits cerca de los boxes, parecía una mujer embrazada con esa pose que hacia cada que me miraba molesto o sin entender lo que le decía, parado medianamente erguido , con una mano en la cintura como si el peso de su abultada panza la doliera, solo suspire y me levante caminando a el llevando mis manos a los bolsillos del traje de carreras verde con negro, con el nombre de marca repartido por cada centímetro visible, tome mi casco y sin decir mas que solo asentir apenas termine de ponerlo di a entender que estaba listo.

    Apenas subí y hice todo el procedimiento de seguridad ajustando toda la seguridad del auto, una vez listo lo encendió e hice una seña de que todo esta bien y listo, oh eso creía.

    Lentamente maneje a el podio para posicionarme para hacer las pruebas de velocidad, se suponía que con los últimos entrenamientos mi velocidad debía aumentar y en consecuencia mi tiempo debía disminuir para la próxima carrera.

    Mirando por del vidrio del casco vi luz verde y mi tiempo de reacción fue mas rápido que antes, no tarde en acelerar, solo un pequeño sonido fue escuchado después de que acelere, y era mi favorito , mi velocidad rompiendo el viento, y era entonces cuando mas aceleraba que lo sentía, la adrenalina, la emoción este sentimiento que me decía que estaba vivo, podía sentirlo en mi agarre en el control del auto en como hacia fuerza para no perder el control

    1...2...3..., una a una las vueltas iban llegando a su fin y podía escuchar Logan darme instrucciones en cada vuelta, era molesto pero el había sido campeón así que conocimiento tenia para dar por mas molesto que fuera, todo iba bien , normal mas que normal iba muy bien mi velocidad había mejorado no fue hasta que, como predije el cielo se habían comenzado a tornar gris, las nubes se amontonaban en señal de que la tormenta se acercaba y cuando menos lo espere en una vuelta el brillo de un relámpago me cegó no cayo en mi o en el auto pero si lo suficientemente cerca para que perdiera el control en su momento, las llantas pareció que derraparon, por lo que sujete con firmeza el control pensando rápido como calmar la situación y como si no faltaran mas factores de peligro, una fuerte lluvia comenzó a caer haciendo el suelo mas resbaladizo.

    — Carajo — musite mientras trataba de volver a tener el control pues si seguía así podría terminar volcado

    — Alexandro concéntrate oh si no...— y corte la comunicación, lo ultimo que necesitaba en estos momentos eran sus gritos en mi cabeza.

    Como si fuera una película, en cámara lenta mientras trataba de mantener el control vi esa hermosa cabellera negra , y esos ojos llenos de miedo por la situación, no podía, no podía perder el control ,con fuerza logre tomar el control del auto lo suficiente para solo pegar en las laterales, dándome un golpe en el brazo que fue mucho mejor que salir disparado o volcarme en varias vueltas, me quite el seguro y salí del auto quejándome un poco por el dolor.

    Sentía la respiración agitada , y por le momento no sabia si era del susto que pase , la adrenalina o el enojo de que le dije a Logan que parecía que iba llover y me ignoro, mi cuerpo naturalmente caliente parecía que por las mismas emociones aumento su temperatura pues de mi cuerpo parecía salir vapor, como pude y casi con molestia me quite el casco aventando a el auto llevando mi cabeza un poco hacia atrás para sentir la lluvia fría en mi rostro que calmaba mis emociones mire de reojo auto que tenia mas importancia que aveces para los patrocinadores recordando las palabras de mi padre “cuando eres un jinete de dragón nunca estos solo, si caes es seguro que alguien te atrapara” esa era diferencia de ser un piloto de autos de f1 y un jinete , en uno si caes ... si tropiesas nadie te sujeta.

    — Ja que ironia — susurré mientras las gotas de agua caían por mi rostro empapando cada parte de mi hasta mi cabello hasta la punta de las botas del mono
    "¿𝐏𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐥𝐨 𝐡𝐢𝐣𝐨? 𝐞𝐥 𝐚𝐢𝐫𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐡𝐞𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐜𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐨, 𝐥𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐝𝐫𝐞𝐧𝐚𝐥𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐦𝐨𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐮𝐧 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧, 𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨..." Mis ojos ámbar y mis pensamientos estaban fijos y perdidos en el amplio cielo azul decorados con pequeñas nubes que tal-vez pronto anunciaran una tormenta por la forma de estas misma, mientras me recargaba en el auto cruzado de brazos recuerdos venían a mi mente de las palabras de mi padre en aquel momento en que subí por primera vez en el lomo de un dragón, recordaba con claridad la sensación, el aire acariciando mi rostro , el nerviosismo de caer, la sensación de libertad de volar en los aires y sobre todo la razón del por que era un piloto, la adrenalina de la velocidad. Pocos lo sabían y con pocos me refería a Violeta y Sebastian, pero Seth era o es de los Dragones mas rápidos, su peso y forma siempre le permitieron ganar a sus oponentes en velocidad y a pesar de que en estos momentos Seth no era un dragón de nuevo , esa sensación del viento romperse con nuestra velocidad es algo que extraño en verdad. — Alexandro ¿estas listo? O ¿vas a seguir mirando el cielo? — La voz de Logan mi entrenador de rendimiento desde que comencé a correr autos para Aston Martin, no lo mire del todo simplemente desvié mi mirada a el que me observaba molesto desde el desde los pits cerca de los boxes, parecía una mujer embrazada con esa pose que hacia cada que me miraba molesto o sin entender lo que le decía, parado medianamente erguido , con una mano en la cintura como si el peso de su abultada panza la doliera, solo suspire y me levante caminando a el llevando mis manos a los bolsillos del traje de carreras verde con negro, con el nombre de marca repartido por cada centímetro visible, tome mi casco y sin decir mas que solo asentir apenas termine de ponerlo di a entender que estaba listo. Apenas subí y hice todo el procedimiento de seguridad ajustando toda la seguridad del auto, una vez listo lo encendió e hice una seña de que todo esta bien y listo, oh eso creía. Lentamente maneje a el podio para posicionarme para hacer las pruebas de velocidad, se suponía que con los últimos entrenamientos mi velocidad debía aumentar y en consecuencia mi tiempo debía disminuir para la próxima carrera. Mirando por del vidrio del casco vi luz verde y mi tiempo de reacción fue mas rápido que antes, no tarde en acelerar, solo un pequeño sonido fue escuchado después de que acelere, y era mi favorito , mi velocidad rompiendo el viento, y era entonces cuando mas aceleraba que lo sentía, la adrenalina, la emoción este sentimiento que me decía que estaba vivo, podía sentirlo en mi agarre en el control del auto en como hacia fuerza para no perder el control 1...2...3..., una a una las vueltas iban llegando a su fin y podía escuchar Logan darme instrucciones en cada vuelta, era molesto pero el había sido campeón así que conocimiento tenia para dar por mas molesto que fuera, todo iba bien , normal mas que normal iba muy bien mi velocidad había mejorado no fue hasta que, como predije el cielo se habían comenzado a tornar gris, las nubes se amontonaban en señal de que la tormenta se acercaba y cuando menos lo espere en una vuelta el brillo de un relámpago me cegó no cayo en mi o en el auto pero si lo suficientemente cerca para que perdiera el control en su momento, las llantas pareció que derraparon, por lo que sujete con firmeza el control pensando rápido como calmar la situación y como si no faltaran mas factores de peligro, una fuerte lluvia comenzó a caer haciendo el suelo mas resbaladizo. — Carajo — musite mientras trataba de volver a tener el control pues si seguía así podría terminar volcado — Alexandro concéntrate oh si no...— y corte la comunicación, lo ultimo que necesitaba en estos momentos eran sus gritos en mi cabeza. Como si fuera una película, en cámara lenta mientras trataba de mantener el control vi esa hermosa cabellera negra , y esos ojos llenos de miedo por la situación, no podía, no podía perder el control ,con fuerza logre tomar el control del auto lo suficiente para solo pegar en las laterales, dándome un golpe en el brazo que fue mucho mejor que salir disparado o volcarme en varias vueltas, me quite el seguro y salí del auto quejándome un poco por el dolor. Sentía la respiración agitada , y por le momento no sabia si era del susto que pase , la adrenalina o el enojo de que le dije a Logan que parecía que iba llover y me ignoro, mi cuerpo naturalmente caliente parecía que por las mismas emociones aumento su temperatura pues de mi cuerpo parecía salir vapor, como pude y casi con molestia me quite el casco aventando a el auto llevando mi cabeza un poco hacia atrás para sentir la lluvia fría en mi rostro que calmaba mis emociones mire de reojo auto que tenia mas importancia que aveces para los patrocinadores recordando las palabras de mi padre “cuando eres un jinete de dragón nunca estos solo, si caes es seguro que alguien te atrapara” esa era diferencia de ser un piloto de autos de f1 y un jinete , en uno si caes ... si tropiesas nadie te sujeta. — Ja que ironia — susurré mientras las gotas de agua caían por mi rostro empapando cada parte de mi hasta mi cabello hasta la punta de las botas del mono
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