El sol de Florencia bañaba las calles empedradas mientras Maia Leone recorría la alfombra roja del estreno. Su vestido atrapaba la luz de los focos, haciéndola brillar con un resplandor que parecía venir de dentro. Sonreía con naturalidad a los periodistas, respondía a las preguntas con gracia y gesticulaba suavemente mientras hablaba, irradiando una energía cálida y magnética que atraía las miradas de todos sin esfuerzo.
Después de las entrevistas, se detuvo junto a la barrera donde los fans esperaban. Firmaba autógrafos con delicadeza y hablaba con cada persona unos segundos, escuchando sus palabras con atención genuina. Su voz era cálida, su risa ligera, y su manera de mirar a cada fan hacía que cada encuentro se sintiera único.
Mientras firmaba, levantó la vista un momento y lo vio: un hombre apartado entre la multitud, observándola con calma contenida. Su mirada era distinta, intensa, y por un instante sintió un calor extraño en el pecho, como si algo en él le resultara vagamente familiar. Frunció ligeramente el ceño, intrigada, pero volvió a sonreír y a agacharse para firmar otro autógrafo.
No había nada que explicara la sensación, no lo conocía, no había motivo para reconocerlo. Y, aun así, mientras sus manos seguían moviéndose sobre los carteles y papeles, el eco de aquel instante quedó flotando en el aire. Maia continuó sonriendo, saludando, interactuando con los fans, perfecta en su papel de actriz brillante y humana… pero sin saber que algo antiguo y poderoso la estaba observando, despertando lentamente bajo la luz del atardecer florentino.
Después de las entrevistas, se detuvo junto a la barrera donde los fans esperaban. Firmaba autógrafos con delicadeza y hablaba con cada persona unos segundos, escuchando sus palabras con atención genuina. Su voz era cálida, su risa ligera, y su manera de mirar a cada fan hacía que cada encuentro se sintiera único.
Mientras firmaba, levantó la vista un momento y lo vio: un hombre apartado entre la multitud, observándola con calma contenida. Su mirada era distinta, intensa, y por un instante sintió un calor extraño en el pecho, como si algo en él le resultara vagamente familiar. Frunció ligeramente el ceño, intrigada, pero volvió a sonreír y a agacharse para firmar otro autógrafo.
No había nada que explicara la sensación, no lo conocía, no había motivo para reconocerlo. Y, aun así, mientras sus manos seguían moviéndose sobre los carteles y papeles, el eco de aquel instante quedó flotando en el aire. Maia continuó sonriendo, saludando, interactuando con los fans, perfecta en su papel de actriz brillante y humana… pero sin saber que algo antiguo y poderoso la estaba observando, despertando lentamente bajo la luz del atardecer florentino.
El sol de Florencia bañaba las calles empedradas mientras Maia Leone recorría la alfombra roja del estreno. Su vestido atrapaba la luz de los focos, haciéndola brillar con un resplandor que parecía venir de dentro. Sonreía con naturalidad a los periodistas, respondía a las preguntas con gracia y gesticulaba suavemente mientras hablaba, irradiando una energía cálida y magnética que atraía las miradas de todos sin esfuerzo.
Después de las entrevistas, se detuvo junto a la barrera donde los fans esperaban. Firmaba autógrafos con delicadeza y hablaba con cada persona unos segundos, escuchando sus palabras con atención genuina. Su voz era cálida, su risa ligera, y su manera de mirar a cada fan hacía que cada encuentro se sintiera único.
Mientras firmaba, levantó la vista un momento y lo vio: un hombre apartado entre la multitud, observándola con calma contenida. Su mirada era distinta, intensa, y por un instante sintió un calor extraño en el pecho, como si algo en él le resultara vagamente familiar. Frunció ligeramente el ceño, intrigada, pero volvió a sonreír y a agacharse para firmar otro autógrafo.
No había nada que explicara la sensación, no lo conocía, no había motivo para reconocerlo. Y, aun así, mientras sus manos seguían moviéndose sobre los carteles y papeles, el eco de aquel instante quedó flotando en el aire. Maia continuó sonriendo, saludando, interactuando con los fans, perfecta en su papel de actriz brillante y humana… pero sin saber que algo antiguo y poderoso la estaba observando, despertando lentamente bajo la luz del atardecer florentino.