• El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre.

    mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez.

    —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia.

    Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza.

    Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio.

    “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.”

    Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos:

    —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.”

    Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad.

    Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo.

    —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.”

    Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
    El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre. mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez. —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia. Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza. Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio. “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.” Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos: —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.” Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad. Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo. —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.” Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
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  • Que bueno que me fui anoche al bosque... Me volví loco por falta de sangre mate algunos lobos entonces ya estoy bien pero cansado
    Que bueno que me fui anoche al bosque... Me volví loco por falta de sangre mate algunos lobos entonces ya estoy bien pero cansado
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  • ~> Música para acompañar: https://www.youtube.com/watch?v=uml2NbccHvg&list=PLytf_Royf7bLjlypY1si5QoydpFf0j7-r&index=1 <~

    Una noche sin luna ni aurora, cuando el Yggdrasil murmuraba secretos antiguos y los lobos celestiales dormían, una figura cruzó el puente Bifröst. No era un dios nórdico, ni un gigante de hielo, ni un alma caída en combate. Era más viejo que la guerra y más suave que la muerte.

    Morfeo, el dios griego de los sueños, había llegado al Reino de Asgard.

    Su andar no hacía ruido. Su sombra no tenía forma. Donde él pasaba, las estrellas titilaban con recuerdos que no eran suyos. Y aunque Heimdall, el vigilante de todos los mundos, lo vio acercarse, no alzó su espada. En lugar de eso, cerró los ojos... y soñó con su madre.

    La presencia del dios de los sueños  no fue anunciada por cuernos ni trovadores, ni siquiera por los cuervos de Odín. Llegó como llega el sueño: sin ruido, sin permiso, pero imposible de ignorar. 

    No caminaba: deslizaba su sombra sobre el color y la luz del camino de arco iris de Bifröst . Los Einherjar se inquietaron en sus salones. Los videntes dejaron caer sus runas sin interpretarlas. Hasta las Nornas, que tejían el destino en la base del Yggdrasil, miraron hacia arriba, con los dedos suspendidos en el aire.

    El viajero del Reino Onírico había llegado a Asgard. No como un enemigo, ni aliado, más bien llegaba como un mensajero, en busca del Allfather.

    ~> Música para acompañar: https://www.youtube.com/watch?v=uml2NbccHvg&list=PLytf_Royf7bLjlypY1si5QoydpFf0j7-r&index=1 <~ Una noche sin luna ni aurora, cuando el Yggdrasil murmuraba secretos antiguos y los lobos celestiales dormían, una figura cruzó el puente Bifröst. No era un dios nórdico, ni un gigante de hielo, ni un alma caída en combate. Era más viejo que la guerra y más suave que la muerte. Morfeo, el dios griego de los sueños, había llegado al Reino de Asgard. Su andar no hacía ruido. Su sombra no tenía forma. Donde él pasaba, las estrellas titilaban con recuerdos que no eran suyos. Y aunque Heimdall, el vigilante de todos los mundos, lo vio acercarse, no alzó su espada. En lugar de eso, cerró los ojos... y soñó con su madre. La presencia del dios de los sueños  no fue anunciada por cuernos ni trovadores, ni siquiera por los cuervos de Odín. Llegó como llega el sueño: sin ruido, sin permiso, pero imposible de ignorar.  No caminaba: deslizaba su sombra sobre el color y la luz del camino de arco iris de Bifröst . Los Einherjar se inquietaron en sus salones. Los videntes dejaron caer sus runas sin interpretarlas. Hasta las Nornas, que tejían el destino en la base del Yggdrasil, miraron hacia arriba, con los dedos suspendidos en el aire. El viajero del Reino Onírico había llegado a Asgard. No como un enemigo, ni aliado, más bien llegaba como un mensajero, en busca del Allfather.
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  • 𓄺 𝓸𝓯☪︎.𝗶𝗻𝘀𝗶𝗱𝗶𝘂𝘀
    - 𝗝𝘂𝗲𝘇 𝗦𝘂𝗽𝗿𝗲𝗺𝗼 -
    - 𝗘𝘅𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗳𝗼𝗿𝗲𝗻𝘀𝗲. -


    El hedor es lo primero que lo recibe. Incluso con la mascarilla ajustada, la pestilencia parece traspasar el tejido de tela, un recordatorio tangible de la corrupción que se apodera de la carne que observa.

    Avanza sin titubeos y con una expresión dura, su gabardina oscura ondea con cada paso. La intensidad de su mirada se profundiza al recorrer el cadáver detalladamente, descifrando las señales que otros pasarían por alto. Sus dedos trazan levemente la carne ennegrecida del brazo, pero ésta se hunde tan sólo rozarla.

    La piel ha comenzado a desprenderse en zonas irregulares como Necrosis avanzada. La infección ha consumido la estructura celular desde adentro, como si un veneno implacable hubiera transformado cada órgano en una trampa de podredumbre.

    Él presta atención a los pulmones y líquido espesado en las cavidades torácicas que salía. Un signo inequívoco de que el cuerpo intentó luchar contra la invasión hasta su último aliento.

    —Picaduras múltiples y distancia irregular. No hay patrón de ataque sistemático. Los insectos tenían hambre o simplemente actuaron por impulso.

    Explicó a sus asistentes quiénes tomaban notas de sus observaciones. Solía revisar a los cadáveres para la investigación de las mutaciones. Las marcas en la piel cuentan la historia de una emboscada biológica sin oportunidad a defenderse. Pequeñas perforaciones rodeadas de tejido ennegrecido, cada una es perfectamente una puerta abierta a la ruina.

    Él alza la mirada, encontrándose con las dos cuencas de color negro donde antes estaban los globos oculares.

    Su voz es firme.

    —La infección se ha extendido más allá de la regeneración. Primeros síntomas; desprendimiento de la capa superior de piel y debilidad notoria. Lengua oscura y dentadura con tono amarillento. Acción inmediata: ejecución.

    Una nueva forma de identificar a los infectados, con quiénes próximamente no dudarían en eliminarlos.
    𓄺 𝓸𝓯☪︎.𝗶𝗻𝘀𝗶𝗱𝗶𝘂𝘀 - 𝗝𝘂𝗲𝘇 𝗦𝘂𝗽𝗿𝗲𝗺𝗼 - - 𝗘𝘅𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗳𝗼𝗿𝗲𝗻𝘀𝗲. - El hedor es lo primero que lo recibe. Incluso con la mascarilla ajustada, la pestilencia parece traspasar el tejido de tela, un recordatorio tangible de la corrupción que se apodera de la carne que observa. Avanza sin titubeos y con una expresión dura, su gabardina oscura ondea con cada paso. La intensidad de su mirada se profundiza al recorrer el cadáver detalladamente, descifrando las señales que otros pasarían por alto. Sus dedos trazan levemente la carne ennegrecida del brazo, pero ésta se hunde tan sólo rozarla. La piel ha comenzado a desprenderse en zonas irregulares como Necrosis avanzada. La infección ha consumido la estructura celular desde adentro, como si un veneno implacable hubiera transformado cada órgano en una trampa de podredumbre. Él presta atención a los pulmones y líquido espesado en las cavidades torácicas que salía. Un signo inequívoco de que el cuerpo intentó luchar contra la invasión hasta su último aliento. —Picaduras múltiples y distancia irregular. No hay patrón de ataque sistemático. Los insectos tenían hambre o simplemente actuaron por impulso. Explicó a sus asistentes quiénes tomaban notas de sus observaciones. Solía revisar a los cadáveres para la investigación de las mutaciones. Las marcas en la piel cuentan la historia de una emboscada biológica sin oportunidad a defenderse. Pequeñas perforaciones rodeadas de tejido ennegrecido, cada una es perfectamente una puerta abierta a la ruina. Él alza la mirada, encontrándose con las dos cuencas de color negro donde antes estaban los globos oculares. Su voz es firme. —La infección se ha extendido más allá de la regeneración. Primeros síntomas; desprendimiento de la capa superior de piel y debilidad notoria. Lengua oscura y dentadura con tono amarillento. Acción inmediata: ejecución. Una nueva forma de identificar a los infectados, con quiénes próximamente no dudarían en eliminarlos.
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  • Bad News
    Fandom The Animals
    Categoría Acción
    Wolf ᴬᵁ
    Kalhi NigDurgae

    En la actualidad

    Noche de martes. La ciudad respira lento. Afuera, la lluvia apenas roza los cristales del Seven. Dentro, el club palpita suave. Jazz en vivo, humo de cigarro flotando como espectros. Poca gente. Sombras largas. Silencio cómplice.

    Raffaele se hunde en un sofá de terciopelo púrpura, en el rincón más apartado de la zona VIP. Nadie se atreve a molestarlo. Lleva la camisa entreabierta, el rostro medio oculto por la penumbra. Una copa de absenta en la mesa. El móvil entre los dedos pálidos.

    Lee.

    Los titulares no dicen mucho. No para un humano. Pero él sabe mirar más allá:

    ——— Hallan una serie de cadáveres animales sin sangre en Central Park. Las autoridades atribuyen los hechos a "rituales clandestinos" o "lobos urbanos".

    Huele a neofito hambriento. Nada importante. Desliza el dedo por la pantalla.

    ——— Incendio destruye biblioteca del Bronx. “Causa eléctrica”, aseguran los bomberos.

    Un nodo de conocimiento arcano desaparece. Algunos textos no deberían quemarse jamás. Tendría que llamar a Tolek, seguro le ha entrado la depresión.

    ——— Desaparece un músico callejero en el metro de la línea F. Su violín aparece intacto, con las cuerdas manchadas de una sustancia espesa, negra.

    Raffaele enarca una ceja. El Submundo se mueve. Sospecho, estará alerta, aunque no será mayor problema para él y sus negocios mientras se mantengan bajo tierra.

    ——— Testigos afirman ver “un hombre alado” sobre el puente de Williamsburg durante la madrugada. La policía no comenta.

    Mothkind. U otro mutante demasiado descuidado. No tardará en caer.

    ——— Incremento de “crisis nerviosas” en pacientes de un hospital psiquiátrico de Queens. Todos relatan sueños con una figura alargada.

    Curioso, pero irrelevante.

    Raffaele desliza el dedo. Otra noticia. Otro susurro entre líneas. La noche está tranquila, pero algo le dice que no terminará del mismo modo.
    ▷ [Wolfy] ▷ [kalh1] ⏳ En la actualidad ⏳ Noche de martes. La ciudad respira lento. Afuera, la lluvia apenas roza los cristales del Seven. Dentro, el club palpita suave. Jazz en vivo, humo de cigarro flotando como espectros. Poca gente. Sombras largas. Silencio cómplice. Raffaele se hunde en un sofá de terciopelo púrpura, en el rincón más apartado de la zona VIP. Nadie se atreve a molestarlo. Lleva la camisa entreabierta, el rostro medio oculto por la penumbra. Una copa de absenta en la mesa. El móvil entre los dedos pálidos. Lee. Los titulares no dicen mucho. No para un humano. Pero él sabe mirar más allá: ——— Hallan una serie de cadáveres animales sin sangre en Central Park. Las autoridades atribuyen los hechos a "rituales clandestinos" o "lobos urbanos". Huele a neofito hambriento. Nada importante. Desliza el dedo por la pantalla. ——— Incendio destruye biblioteca del Bronx. “Causa eléctrica”, aseguran los bomberos. Un nodo de conocimiento arcano desaparece. Algunos textos no deberían quemarse jamás. Tendría que llamar a Tolek, seguro le ha entrado la depresión. ——— Desaparece un músico callejero en el metro de la línea F. Su violín aparece intacto, con las cuerdas manchadas de una sustancia espesa, negra. Raffaele enarca una ceja. El Submundo se mueve. Sospecho, estará alerta, aunque no será mayor problema para él y sus negocios mientras se mantengan bajo tierra. ——— Testigos afirman ver “un hombre alado” sobre el puente de Williamsburg durante la madrugada. La policía no comenta. Mothkind. U otro mutante demasiado descuidado. No tardará en caer. ——— Incremento de “crisis nerviosas” en pacientes de un hospital psiquiátrico de Queens. Todos relatan sueños con una figura alargada. Curioso, pero irrelevante. Raffaele desliza el dedo. Otra noticia. Otro susurro entre líneas. La noche está tranquila, pero algo le dice que no terminará del mismo modo.
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  • Entonces susurro el salmo de tu nombre. Me pregunto cuántas veces no te vi arrodillado ante mi tempestad hecha templo reverdecido con lo hipócrita de los santos que no son más que bufones de otras tierras que no silban al morir.

    Materializo mis manos con los estigmas del dios en el que crees; pulcritud en tus vestires, pronuncio tu nombre como el amante que reta a la vida por retener de vuelta a lo inexplorado; pero te exploro como un lienzo en filoso paganismo. Tarareo una melodía de jauría de lobos; un maullido, ronroneo a la espera de tu espuelas talladas en mi carne; porque cuando me hago corporeidad; brindo gotas de savia vitae en tu boca que se asemeja al cáliz que tanto tu religión busca con delirio.

    Pero tú, eres cáliz y mis prudencias se persignan con tu gozo. Suspiro y degollo tu cuerpo con el éxtasis al que pretendo someterte. Me hundo en tu virginidad; sé que soy el primero y el único, pero sé que te has tocado en el nombre de mi nombre.

    Me conociste como una lluvia de plata; de impura llama; llano recuerdo desde que fuiste mío bajo los árboles de cerezos donde me atreví a retarte y a emborracharte con la lumbre de mi ombligo hecho oro de pretensiones sólo nacidas de la inocencia de haberte hallado.

    Delineo el abad de tus muñecas, busco tensar la humanidad que no es tuya; porque hace mucho tiempo mi simiente te dejó fluir. Torpe alimaña que soy, te busco entre mis ritos y rasgo tu piel con sigilos prohibidos. Este no es el fin, es la mañana, la tarde y la noche hechas una y echadas a su suerte.

    Maldigo el tiempo y te hago el amor con una cadencia secreta. Abro tus puertas con una oración entre nosotros. No soy macho o hembra, soy un ser que no tiene identidad; pero me llaman el dios madre; el Silonthis Izmigoln, tatuado en tus corazones.

    Me abro ante el pasaje de la realidad y te observo, desde arriba con mis doce cabezas que perdonan el rencor de tus pecados. Puedes verme; me descompongo incorrupto; alabeo de rectitud que penetra tu garganta. Provoco que nuestras extremidades se enlacen como si fuéramos uno y una danza de brujos y cisnes, nos elevamos perennes sobre el altar en el que te desposo.

    Reparto monedas sobre tus ojos, los horado al desengañar tu cuerpo; ese sagrado como mío; y te permito vislumbrarme de porte inenarrable, como un halo de arcoíris de medianoche. Como tú, como el hombre al que besas en tus sueños sin decirlo; escuchas el tic tac de los relojes que marcan tu existencia como mía y al amarte con todos tus ruegos obscenos, me deleito y rio un río de estrellas.

    Te encandilo y pienso en morir a tu lado. Repaso el ejemplo de tu voz; disfruto modular tus ruegos, disfruto hacerte trizas sin dañarte. Susurro, ronroneo con mis dedos sobre tu estampa de dédalos de matices áureos sollozantes.

    Hablo contigo desde tus globos oculares, y rehuso el huso horario de tus denarios; me disfrazo de azucena, porte firme de camelia; hago una nada con las trincheras de tu ser siendo doncel creado por pensamientos y gozo de quebrantados huesos.

    Mi lengua se enlaza con la tuya en arropo de delicia; te ofrezco albaricoques, presas de futuros en almíbar. Ah, si te endiosara no serías capaz de retenerme porque sería tu mismo. Soy la rueda del tiempo, la rueca que hila tus hilares mudos; enarbolados como una manta que nace con el sol que eres.

    Se da un vals; se da en tu nombre y mis susurros se hacen tangibles que escuchas a mi amor desbocado en equilibrio frontal cuál mástil indecoroso. Busco que te retuerzas, las tuercas de tus relojes de tiempos, de tiempos, de tiempos. Tres veces me derramo en ti como la miel de un higo; si fueras hembra estarías preñada de mi pureza hecha calvario. Te amo tanto como adoro mi locura; renazco y tomo las hebras de tu testa y las colecciono entre mis uñas. Recorro lo silvestre que hay en ti y te llamo por tu nombre.

    El verdadero.

    "Aminthedez Polzyrio, ¿por qué te ocultaste tanto tiempo? En cada realidad tiemblo en el tiempo por soñarte; ahora que estás aquí, lo único que amanecerá en ti será el vástago sin amores; un eléboro que retoñará en este sacrificio".

    Te observo. Tu belleza es deslumbrante y lloro; con la amargura de abrazarte ya santificado.

    "Mírame sólo a mí, en esta pieza que juzga tu génesis. No hice más que soñarte hasta este momento. Escúchame. Pide. Reza por tu salvación, porque a mi lado serás el cordero de tu dios que quita el pecado del mundo".

    Verso y delineo tus labios con mis extremidades.

    "Eres tal y cómo te recuerdo; en mis memorias. Eres yo y yo soy tú. Eres mi promesa; la bruma indecorosa que me enloquece".

    Me edifico en la aurora de tu nombre; de tez y voto, de tul y gen de primaveras con aroma a sándalo; materializo mis monstruosidades y confecciono el andar de los orzuelos de mis mejillas; pronto la tinta se derrama como líneas zigzagueantes sobre ti; soberano mi sinuosidad sobre la geografía de tu cuerpo es un pecado original que no decae por más que te sorprendo con mis telares en tu son de tentarme.

    Tomo el augurio de una seda y la ato a tus tobillos para inmovilizarte; me atrevo a hacerlo porque sé que mis oraciones atraerán a las delicias de los imperios que te esconden. Delineo tu hombría con mi voz hecha céfiro; entremezclo las entrañas de las sombras en el centro de tu ombligo al que doy una caricia; y pese a que te hago el amor no me ves; aún no.

    Versa el reguero de mis besos por tu torso y no recapacito; trago y relamo la presencia de tus manualidades; mis dagas de carne te perforan y te anudan y mis alas se baten una dos y tres veces cuando empujo dentro de ti el resto de lo que poseo.

    Impregno mi aroma a limón, a miel y mandarinas sobre el tronco de tu cuello; reparo en tus lunares de tenerlos y empujo nueve veces en ondas de océanos de bruna sal; serpenteo y busco, me inmiscuyo en los cordeles que ato a tu cuello como collares.

    Me rehuso a renunciar a ti, por tu porte; tus afrentas, tu dolor hecho placeres de pura seda. Uno mis labios y aparezco como un genio de gran poder; de ojos lilas y albos cabellos que se derraman sobre ti como una cascada, una ternura que no controlo.

    Te beso al derecho y al revés, verso besos en tu abdomen y ejemplifico otros desordenes de mis memorias desde el pensamiento que te creo. Mis ojos raptan tu silueta y mis alas te protegen; escudan a tu ser, desean todo lo casto para ti como si fuese un deseo de cumpleaños. Susurro y termino de despojar del vestir a tu alma. Tejo un chal sobre tu rostro; o un velo quizá, no lo sé pero sé que te pertenece...como yo te pertenezco.

    Riego tu verdor y te digo, en vilo reestablecido:

    "Ante tu majestad, siempre puedo soñarla como mía; pero este instante es sólo nuestro; esta unión ante el altar. Ellos te entregaron y no habrá marcha atrás; Cayemnar".

    Entonces susurro el salmo de tu nombre. Me pregunto cuántas veces no te vi arrodillado ante mi tempestad hecha templo reverdecido con lo hipócrita de los santos que no son más que bufones de otras tierras que no silban al morir. Materializo mis manos con los estigmas del dios en el que crees; pulcritud en tus vestires, pronuncio tu nombre como el amante que reta a la vida por retener de vuelta a lo inexplorado; pero te exploro como un lienzo en filoso paganismo. Tarareo una melodía de jauría de lobos; un maullido, ronroneo a la espera de tu espuelas talladas en mi carne; porque cuando me hago corporeidad; brindo gotas de savia vitae en tu boca que se asemeja al cáliz que tanto tu religión busca con delirio. Pero tú, eres cáliz y mis prudencias se persignan con tu gozo. Suspiro y degollo tu cuerpo con el éxtasis al que pretendo someterte. Me hundo en tu virginidad; sé que soy el primero y el único, pero sé que te has tocado en el nombre de mi nombre. Me conociste como una lluvia de plata; de impura llama; llano recuerdo desde que fuiste mío bajo los árboles de cerezos donde me atreví a retarte y a emborracharte con la lumbre de mi ombligo hecho oro de pretensiones sólo nacidas de la inocencia de haberte hallado. Delineo el abad de tus muñecas, busco tensar la humanidad que no es tuya; porque hace mucho tiempo mi simiente te dejó fluir. Torpe alimaña que soy, te busco entre mis ritos y rasgo tu piel con sigilos prohibidos. Este no es el fin, es la mañana, la tarde y la noche hechas una y echadas a su suerte. Maldigo el tiempo y te hago el amor con una cadencia secreta. Abro tus puertas con una oración entre nosotros. No soy macho o hembra, soy un ser que no tiene identidad; pero me llaman el dios madre; el Silonthis Izmigoln, tatuado en tus corazones. Me abro ante el pasaje de la realidad y te observo, desde arriba con mis doce cabezas que perdonan el rencor de tus pecados. Puedes verme; me descompongo incorrupto; alabeo de rectitud que penetra tu garganta. Provoco que nuestras extremidades se enlacen como si fuéramos uno y una danza de brujos y cisnes, nos elevamos perennes sobre el altar en el que te desposo. Reparto monedas sobre tus ojos, los horado al desengañar tu cuerpo; ese sagrado como mío; y te permito vislumbrarme de porte inenarrable, como un halo de arcoíris de medianoche. Como tú, como el hombre al que besas en tus sueños sin decirlo; escuchas el tic tac de los relojes que marcan tu existencia como mía y al amarte con todos tus ruegos obscenos, me deleito y rio un río de estrellas. Te encandilo y pienso en morir a tu lado. Repaso el ejemplo de tu voz; disfruto modular tus ruegos, disfruto hacerte trizas sin dañarte. Susurro, ronroneo con mis dedos sobre tu estampa de dédalos de matices áureos sollozantes. Hablo contigo desde tus globos oculares, y rehuso el huso horario de tus denarios; me disfrazo de azucena, porte firme de camelia; hago una nada con las trincheras de tu ser siendo doncel creado por pensamientos y gozo de quebrantados huesos. Mi lengua se enlaza con la tuya en arropo de delicia; te ofrezco albaricoques, presas de futuros en almíbar. Ah, si te endiosara no serías capaz de retenerme porque sería tu mismo. Soy la rueda del tiempo, la rueca que hila tus hilares mudos; enarbolados como una manta que nace con el sol que eres. Se da un vals; se da en tu nombre y mis susurros se hacen tangibles que escuchas a mi amor desbocado en equilibrio frontal cuál mástil indecoroso. Busco que te retuerzas, las tuercas de tus relojes de tiempos, de tiempos, de tiempos. Tres veces me derramo en ti como la miel de un higo; si fueras hembra estarías preñada de mi pureza hecha calvario. Te amo tanto como adoro mi locura; renazco y tomo las hebras de tu testa y las colecciono entre mis uñas. Recorro lo silvestre que hay en ti y te llamo por tu nombre. El verdadero. "Aminthedez Polzyrio, ¿por qué te ocultaste tanto tiempo? En cada realidad tiemblo en el tiempo por soñarte; ahora que estás aquí, lo único que amanecerá en ti será el vástago sin amores; un eléboro que retoñará en este sacrificio". Te observo. Tu belleza es deslumbrante y lloro; con la amargura de abrazarte ya santificado. "Mírame sólo a mí, en esta pieza que juzga tu génesis. No hice más que soñarte hasta este momento. Escúchame. Pide. Reza por tu salvación, porque a mi lado serás el cordero de tu dios que quita el pecado del mundo". Verso y delineo tus labios con mis extremidades. "Eres tal y cómo te recuerdo; en mis memorias. Eres yo y yo soy tú. Eres mi promesa; la bruma indecorosa que me enloquece". Me edifico en la aurora de tu nombre; de tez y voto, de tul y gen de primaveras con aroma a sándalo; materializo mis monstruosidades y confecciono el andar de los orzuelos de mis mejillas; pronto la tinta se derrama como líneas zigzagueantes sobre ti; soberano mi sinuosidad sobre la geografía de tu cuerpo es un pecado original que no decae por más que te sorprendo con mis telares en tu son de tentarme. Tomo el augurio de una seda y la ato a tus tobillos para inmovilizarte; me atrevo a hacerlo porque sé que mis oraciones atraerán a las delicias de los imperios que te esconden. Delineo tu hombría con mi voz hecha céfiro; entremezclo las entrañas de las sombras en el centro de tu ombligo al que doy una caricia; y pese a que te hago el amor no me ves; aún no. Versa el reguero de mis besos por tu torso y no recapacito; trago y relamo la presencia de tus manualidades; mis dagas de carne te perforan y te anudan y mis alas se baten una dos y tres veces cuando empujo dentro de ti el resto de lo que poseo. Impregno mi aroma a limón, a miel y mandarinas sobre el tronco de tu cuello; reparo en tus lunares de tenerlos y empujo nueve veces en ondas de océanos de bruna sal; serpenteo y busco, me inmiscuyo en los cordeles que ato a tu cuello como collares. Me rehuso a renunciar a ti, por tu porte; tus afrentas, tu dolor hecho placeres de pura seda. Uno mis labios y aparezco como un genio de gran poder; de ojos lilas y albos cabellos que se derraman sobre ti como una cascada, una ternura que no controlo. Te beso al derecho y al revés, verso besos en tu abdomen y ejemplifico otros desordenes de mis memorias desde el pensamiento que te creo. Mis ojos raptan tu silueta y mis alas te protegen; escudan a tu ser, desean todo lo casto para ti como si fuese un deseo de cumpleaños. Susurro y termino de despojar del vestir a tu alma. Tejo un chal sobre tu rostro; o un velo quizá, no lo sé pero sé que te pertenece...como yo te pertenezco. Riego tu verdor y te digo, en vilo reestablecido: "Ante tu majestad, siempre puedo soñarla como mía; pero este instante es sólo nuestro; esta unión ante el altar. Ellos te entregaron y no habrá marcha atrás; Cayemnar".
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Mañana sigo disfrutando con James de la boda de los lobos, buenas noches.
    Mañana sigo disfrutando con James de la boda de los lobos, buenas noches.
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  • Después de secarme y alisarme el cabello, empiezo a maquillarme.
    Solo queda una hora para la boda de nuestros amigos los lobos.
    Después de secarme y alisarme el cabello, empiezo a maquillarme. Solo queda una hora para la boda de nuestros amigos los lobos.
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  • 𒉽 Tengo muchas cosas en mi cabeza, pensé que venir a patinar me ayudaría, pero ya puedo sentir las miradas sobre mi...
    No dejo de sentirme como un conejo pasando entre fauces de lobos y cazadores...
    𒉽 Tengo muchas cosas en mi cabeza, pensé que venir a patinar me ayudaría, pero ya puedo sentir las miradas sobre mi... No dejo de sentirme como un conejo pasando entre fauces de lobos y cazadores...
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  • Cara de: Preparado para buscar personas que sean como yo (Lobos). . . Gracias a la señorita Lia sé como buscarlas ahora debo encontrarlas

    - Se reza a si mismo - Dios Christopher ayudame a encontrar a mas lobos, quiero conocer a mas de mi raza, amen
    Cara de: Preparado para buscar personas que sean como yo (Lobos). . . Gracias a la señorita Lia sé como buscarlas ahora debo encontrarlas - Se reza a si mismo - Dios Christopher ayudame a encontrar a mas lobos, quiero conocer a mas de mi raza, amen
    Me enjaja
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