• ¿Los globos?, pues se pegaron por la estática ...¿Que de donde salió la estática?, pues toma un globo un deja de hacer preguntas
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  • Sus ojos oscuros miraban al cielo, un cielo encapotado que no dejaba pasar la luz de la luna, que no dejaba ver las estrellas, pero a Maya no le hacia falta, la luna latía dentro de ella, de ella y de toda la manada del pantano.

    Justo en el momento en que un agudo aullido, de los lobos más mayores rasga el cielo, los orbes oscuros que miraban al firmamento en un punto perdido del pantano cambian, y brillan en un tono ámbar sobrenatural justo antes de que la joven loba comience su propia transformación.
    Sus ojos oscuros miraban al cielo, un cielo encapotado que no dejaba pasar la luz de la luna, que no dejaba ver las estrellas, pero a Maya no le hacia falta, la luna latía dentro de ella, de ella y de toda la manada del pantano. Justo en el momento en que un agudo aullido, de los lobos más mayores rasga el cielo, los orbes oscuros que miraban al firmamento en un punto perdido del pantano cambian, y brillan en un tono ámbar sobrenatural justo antes de que la joven loba comience su propia transformación.
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  • - la joven estaba muy contenta mostrando su magia , una pequeña manada de lobos que estaba con ella en el bosque . -
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  • Cuando [Park_space12] llegó al lugar que decía la nota, quizá estaría algo confundido por ser una zona adentrada en un campo, pero al ver los grandes globos podría darse cuenta rápidamente.
    Mika estaba allí, parado junto a uno de los globos con las personas que los preparaban, cuando vio llegar a su novio sonrió ampliamente, riendo un poco por lo molesto y confundido que su novio se veía.

    - ¡Amor mío! ¡Por aquí!
    Cuando [Park_space12] llegó al lugar que decía la nota, quizá estaría algo confundido por ser una zona adentrada en un campo, pero al ver los grandes globos podría darse cuenta rápidamente. Mika estaba allí, parado junto a uno de los globos con las personas que los preparaban, cuando vio llegar a su novio sonrió ampliamente, riendo un poco por lo molesto y confundido que su novio se veía. - ¡Amor mío! ¡Por aquí!
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  • Oh...

    -Después de su concierto, cuando baja con los fans, no imagino ser rodeaba por un montón de seguidores que le entregaba globos de corazón.

    No sabe si saldrá viva. -
    Oh... -Después de su concierto, cuando baja con los fans, no imagino ser rodeaba por un montón de seguidores que le entregaba globos de corazón. No sabe si saldrá viva. -
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Te vi en la tormenta, envuelta en acero, con ojos de invierno y pulso sincero. No pediste seguirte… y aún así caminé, entre lobos, cenizas, y todo lo que quemé.

    No era lo que decías, sino cómo el mundo se detenía un segundo cuando me mirabas. No sabía si querías matarme o salvarme, pero era la primera vez que no quería huir.

    No me diste paz, pero contigo todo tenía sentido, incluso el dolor.
    No sabía que podía sentir algo tan feroz sin necesidad de esconderlo con odio.

    Si alguna vez recuerdas mis pasos cerca del tuyo, si alguna noche el viento susurra mi nombre, quiero que sepas que estuve allí, porque era mi lugar favorito en todo el infierno.

    #SeductiveSunday
    Te vi en la tormenta, envuelta en acero, con ojos de invierno y pulso sincero. No pediste seguirte… y aún así caminé, entre lobos, cenizas, y todo lo que quemé. No era lo que decías, sino cómo el mundo se detenía un segundo cuando me mirabas. No sabía si querías matarme o salvarme, pero era la primera vez que no quería huir. No me diste paz, pero contigo todo tenía sentido, incluso el dolor. No sabía que podía sentir algo tan feroz sin necesidad de esconderlo con odio. Si alguna vez recuerdas mis pasos cerca del tuyo, si alguna noche el viento susurra mi nombre, quiero que sepas que estuve allí, porque era mi lugar favorito en todo el infierno. #SeductiveSunday
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  • Al amanecer, cuando la niebla aún serpenteaba entre los troncos. El crujir de las hojas bajo nuestras botas marcaba nuestro andar mientras nos internamos en el bosque de Galdareth. Éramos seis. Cuatro escoltas, hombres endurecidos por el acero y el silencio, y dos comerciantes que portaban más miedo que mercancía.

    Galdareth no es un simple bosque, es un umbral entre lo civilizado y lo olvidado, los árboles son tan antiguos que sus raíces cuentan historias mas antiguas que cualquier libro. Cada sombra al borde del sendero parecía observarnos, no hablábamos mucho. En tierras como estas, el sonido puede ser una invitación no deseada.

    Por momentos, sentía que algo caminaba paralelo a nosotros, más allá del follaje. Pero nada se mostraba, o por lo menos no en ese momento. Uno de los mercaderes, un joven de rostro delgado llamado Therrik, intentó romper el silencio con historias de su aldea y la paga que recibiría. Le sonreí, yo también pensaba en monedas, aunque no por codicia. Cada pieza me ayudaba a mantener una vida decente.

    Al mediodía, nos detuvimos junto a un arroyo para beber agua. Fue entonces cuando oí el silbido, pero no era el viento, sino de flechas. Una emboscada. Bandoleros, cinco o seis, tal vez más, salieron de entre la maleza como lobos hambrientos. No hubo tiempo para dudas, por lo que desenvaine mi espada en el acto. El combate fue breve pero feroz, por suerte solo uno de los escoltas cayó, y otro resultó herido, pero mantuvimos la formación. Mi acero halló dos gargantas enemigas antes de que la batalla concluyera. Los bandidos huyeron al verse superados, pero no los perseguimos, la misión era proteger, no cazar.

    Al caer la tarde, seguimos nuestro camino, más alertas y más silenciosos. El bosque parecía menos denso tras el combate, parecía reconocer la sangre que ofrecimos. Y entonces sentí de nuevo ese peso en el pecho, a pesar de no conocer mucho a mis camaradas, siempre era dificil ver morir a uno.

    Por la noche ya cruzabamos el umbral del bosque y llegaremos a Mirhollow. Lo logramos sin más sobresaltos. La suerte rara vez camina cerca cuando estoy en medio.
    Al amanecer, cuando la niebla aún serpenteaba entre los troncos. El crujir de las hojas bajo nuestras botas marcaba nuestro andar mientras nos internamos en el bosque de Galdareth. Éramos seis. Cuatro escoltas, hombres endurecidos por el acero y el silencio, y dos comerciantes que portaban más miedo que mercancía. Galdareth no es un simple bosque, es un umbral entre lo civilizado y lo olvidado, los árboles son tan antiguos que sus raíces cuentan historias mas antiguas que cualquier libro. Cada sombra al borde del sendero parecía observarnos, no hablábamos mucho. En tierras como estas, el sonido puede ser una invitación no deseada. Por momentos, sentía que algo caminaba paralelo a nosotros, más allá del follaje. Pero nada se mostraba, o por lo menos no en ese momento. Uno de los mercaderes, un joven de rostro delgado llamado Therrik, intentó romper el silencio con historias de su aldea y la paga que recibiría. Le sonreí, yo también pensaba en monedas, aunque no por codicia. Cada pieza me ayudaba a mantener una vida decente. Al mediodía, nos detuvimos junto a un arroyo para beber agua. Fue entonces cuando oí el silbido, pero no era el viento, sino de flechas. Una emboscada. Bandoleros, cinco o seis, tal vez más, salieron de entre la maleza como lobos hambrientos. No hubo tiempo para dudas, por lo que desenvaine mi espada en el acto. El combate fue breve pero feroz, por suerte solo uno de los escoltas cayó, y otro resultó herido, pero mantuvimos la formación. Mi acero halló dos gargantas enemigas antes de que la batalla concluyera. Los bandidos huyeron al verse superados, pero no los perseguimos, la misión era proteger, no cazar. Al caer la tarde, seguimos nuestro camino, más alertas y más silenciosos. El bosque parecía menos denso tras el combate, parecía reconocer la sangre que ofrecimos. Y entonces sentí de nuevo ese peso en el pecho, a pesar de no conocer mucho a mis camaradas, siempre era dificil ver morir a uno. Por la noche ya cruzabamos el umbral del bosque y llegaremos a Mirhollow. Lo logramos sin más sobresaltos. La suerte rara vez camina cerca cuando estoy en medio.
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  • El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre.

    mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez.

    —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia.

    Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza.

    Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio.

    “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.”

    Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos:

    —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.”

    Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad.

    Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo.

    —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.”

    Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
    El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre. mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez. —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia. Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza. Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio. “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.” Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos: —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.” Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad. Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo. —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.” Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
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  • Que bueno que me fui anoche al bosque... Me volví loco por falta de sangre mate algunos lobos entonces ya estoy bien pero cansado
    Que bueno que me fui anoche al bosque... Me volví loco por falta de sangre mate algunos lobos entonces ya estoy bien pero cansado
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  • 𓄺 𝓸𝓯☪︎.𝗶𝗻𝘀𝗶𝗱𝗶𝘂𝘀
    - 𝗝𝘂𝗲𝘇 𝗦𝘂𝗽𝗿𝗲𝗺𝗼 -
    - 𝗘𝘅𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗳𝗼𝗿𝗲𝗻𝘀𝗲. -


    El hedor es lo primero que lo recibe. Incluso con la mascarilla ajustada, la pestilencia parece traspasar el tejido de tela, un recordatorio tangible de la corrupción que se apodera de la carne que observa.

    Avanza sin titubeos y con una expresión dura, su gabardina oscura ondea con cada paso. La intensidad de su mirada se profundiza al recorrer el cadáver detalladamente, descifrando las señales que otros pasarían por alto. Sus dedos trazan levemente la carne ennegrecida del brazo, pero ésta se hunde tan sólo rozarla.

    La piel ha comenzado a desprenderse en zonas irregulares como Necrosis avanzada. La infección ha consumido la estructura celular desde adentro, como si un veneno implacable hubiera transformado cada órgano en una trampa de podredumbre.

    Él presta atención a los pulmones y líquido espesado en las cavidades torácicas que salía. Un signo inequívoco de que el cuerpo intentó luchar contra la invasión hasta su último aliento.

    —Picaduras múltiples y distancia irregular. No hay patrón de ataque sistemático. Los insectos tenían hambre o simplemente actuaron por impulso.

    Explicó a sus asistentes quiénes tomaban notas de sus observaciones. Solía revisar a los cadáveres para la investigación de las mutaciones. Las marcas en la piel cuentan la historia de una emboscada biológica sin oportunidad a defenderse. Pequeñas perforaciones rodeadas de tejido ennegrecido, cada una es perfectamente una puerta abierta a la ruina.

    Él alza la mirada, encontrándose con las dos cuencas de color negro donde antes estaban los globos oculares.

    Su voz es firme.

    —La infección se ha extendido más allá de la regeneración. Primeros síntomas; desprendimiento de la capa superior de piel y debilidad notoria. Lengua oscura y dentadura con tono amarillento. Acción inmediata: ejecución.

    Una nueva forma de identificar a los infectados, con quiénes próximamente no dudarían en eliminarlos.
    𓄺 𝓸𝓯☪︎.𝗶𝗻𝘀𝗶𝗱𝗶𝘂𝘀 - 𝗝𝘂𝗲𝘇 𝗦𝘂𝗽𝗿𝗲𝗺𝗼 - - 𝗘𝘅𝗮𝗺𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗳𝗼𝗿𝗲𝗻𝘀𝗲. - El hedor es lo primero que lo recibe. Incluso con la mascarilla ajustada, la pestilencia parece traspasar el tejido de tela, un recordatorio tangible de la corrupción que se apodera de la carne que observa. Avanza sin titubeos y con una expresión dura, su gabardina oscura ondea con cada paso. La intensidad de su mirada se profundiza al recorrer el cadáver detalladamente, descifrando las señales que otros pasarían por alto. Sus dedos trazan levemente la carne ennegrecida del brazo, pero ésta se hunde tan sólo rozarla. La piel ha comenzado a desprenderse en zonas irregulares como Necrosis avanzada. La infección ha consumido la estructura celular desde adentro, como si un veneno implacable hubiera transformado cada órgano en una trampa de podredumbre. Él presta atención a los pulmones y líquido espesado en las cavidades torácicas que salía. Un signo inequívoco de que el cuerpo intentó luchar contra la invasión hasta su último aliento. —Picaduras múltiples y distancia irregular. No hay patrón de ataque sistemático. Los insectos tenían hambre o simplemente actuaron por impulso. Explicó a sus asistentes quiénes tomaban notas de sus observaciones. Solía revisar a los cadáveres para la investigación de las mutaciones. Las marcas en la piel cuentan la historia de una emboscada biológica sin oportunidad a defenderse. Pequeñas perforaciones rodeadas de tejido ennegrecido, cada una es perfectamente una puerta abierta a la ruina. Él alza la mirada, encontrándose con las dos cuencas de color negro donde antes estaban los globos oculares. Su voz es firme. —La infección se ha extendido más allá de la regeneración. Primeros síntomas; desprendimiento de la capa superior de piel y debilidad notoria. Lengua oscura y dentadura con tono amarillento. Acción inmediata: ejecución. Una nueva forma de identificar a los infectados, con quiénes próximamente no dudarían en eliminarlos.
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