- La noche había caído para Rowan, el vampiro lobezno estaba caminando por las calles, observando a los humanos, buscando una victima, tenía sed y no quería volver a su hogar por lo que en cuanto tuvo su objetivo, un joven con hermoso cuerpo, claro el observaba y analizaba todo, y aquel niño se veía tan apetecible que pensó

~ "¿Y si su sangre es tan apetecible como se ve?"

- Tiró su café para así colocar sus manos dentro de su pantalón y seguir desde lejos a aquella persona, sus ojos rojos por la noche brillaban mas por la oscuridad y cuando estaba cazando, a la primera que se metiera en un callejón lo iba a cazar pero no para matarlo sino para alimentarse

-El lobezno se encontraba sentado sobre una roca a orillas de un estanque, en el agua parecían danzar varios peces de diferentes colores y tamaños. Por su parte, el albino lejos de hacerles caso se encontraba viendo la nada completamente inmóvil, su única señal de vida era el lento movimiento de su pecho por su respiración-