• En el corazón de la espesura, un roble se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas.

    Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el epicentro: una luz dorada brilló momentáneamente debajo de la espada, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron.

    En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura encerrada había despertado lo suficiente para proteger su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante.

    Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: Permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas.

    Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada misteriosa. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado.

    Mientras los guerreros montaban guardia a gran distancia, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.

    En el corazón de la espesura, un roble se erguía entre los demás como un guardián olvidado, adornado con cientos de listones rojos que pendían de sus ramas desnudas. Bajo él, una espada antigua, oscura y manchada por los años, descansaba flotante al ras de la tierra. Se decía que eran sellos de una prisión destinada a contener una criatura antigua, cuyo poder se rumoreaba devastador, pero hacía siglos que nadie había osado acercarse para confirmar las leyendas. Hace una semana, sin previo aviso, un incendio comenzó a arrasar el bosque con una furia desmedida. Las llamas, como bestias salvajes, devoraban todo a su paso mientras el cielo se oscurecía bajo una capa plomiza de ceniza. El viento traía consigo el olor de la destrucción, y los reinos circundantes comenzaron a alarmarse al ver cómo las partículas de ceniza cubrían sus campos y aldeas. Pero algo extraño ocurrió cuando el fuego alcanzó el epicentro: una luz dorada brilló momentáneamente debajo de la espada, y las llamas, voraces en todo lo demás, se detuvieron. En las próximas horas y días, los aldeanos lejanos comenzaron a hablar en susurros, sus historias llenas de miedo y advertencias. Decían que la criatura encerrada había despertado lo suficiente para proteger su prisión de ser destruida. Nadie sabía si aquello era un simple rumor o una advertencia verdadera de que el sello comenzaba a debilitarse. Entretanto, los gobernantes de los reinos, viendo las señales de destrucción desde la distancia, enviaron a sus mejores soldados a investigar. Los guerreros avanzaron cubiertos por una capa de ceniza, esperando encontrar un volcán o un pirómano que explicara el desastre, pero lo que hallaron fue algo mucho más inquietante. Se toparon con el árbol ancestral y solitario en medio de la desolación. El aire alrededor del árbol era denso, pesado, como si algo invisible estuviera observando desde las sombras. Ninguno de ellos había visto algo igual: Permanecía ileso, protegido por una fuerza misteriosa, mientras el resto del bosque había sido reducido a cenizas. Uno de los soldados, joven e imprudente, se adelantó hacia la espada misteriosa. Al extender su mano, una ráfaga de viento súbito lo hizo retroceder, moviendo los listones con una furia que no parecía natural. El capitán del grupo, más sabio y experimentado, ordenó detenerse. Comprendía que lo que enfrentaban no era un simple fenómeno natural, sino algo mucho más antiguo y peligroso. Las llamas habían respetado aquel lugar por una razón, y lo que yacía bajo la espada no debía ser despertado. Mientras los guerreros montaban guardia a gran distancia, esperando instrucciones de sus reinos, los rumores de la criatura aprisionada comenzaron a extenderse como la ceniza que aún flotaba en el aire. Los reyes y señores de las tierras cercanas deliberaban, divididos entre el temor y la ambición. Algunos creían que debían dejar el sello intacto, temerosos de desatar un mal imposible de controlar. Otros, seducidos por el poder que podría esconderse bajo el árbol, pensaban que era hora de tomar la espada y enfrentar el misterio que había permanecido oculto por tanto tiempo. El destino del reino pendía de un hilo, mientras la sombra de la criatura permanecía al acecho.
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  • -Siempre ha sido así, desde los inicios... Los humanos, frágiles criaturas, siempre buscan algo a lo que aferrarse, algo que les dé sentido, algo que los ancle a esta caótica existencia... La familia, dicen, es su refugio, su propósito... Otras veces es la religión, esos dioses invisibles que veneran con tanto fervor... Y cuando eso no basta, recurren a sustancias, a drogas, a alcohol, buscando en la oscuridad lo que no encuentran en la luz...

    -Buscan mitos, leyendas, incluso a sí mismos... Se adhieren a cualquier cosa que les prometa una verdad, un escape, una razón para no caer en la desesperación... Los veo, los observo desde la distancia... Son tan previsibles, tan necesitados... No pueden soportar el vacío, no pueden enfrentarse a la realidad desnuda de su propia fragilidad...

    -Y aquí entro yo...

    -¿Quieren algo que adorar? ¿Quieren algo en lo que creer? Me puedo disfrazar, cambiar de forma, convertirme en lo que sea necesario para que tengan ese algo a lo que aferrarse... Puedo ser su dios, su demonio, su esperanza o su destrucción... No importa... Solo necesitan que alguien los guíe, que alguien les dé la ilusión de control en un mundo donde no lo tienen...

    -Porque al final, eso es todo lo que son: seres perdidos, desesperados por encontrar algo, cualquier cosa, que les dé consuelo... Y yo… yo estoy más que dispuesto a ofrecerles exactamente lo que buscan...
    -Siempre ha sido así, desde los inicios... Los humanos, frágiles criaturas, siempre buscan algo a lo que aferrarse, algo que les dé sentido, algo que los ancle a esta caótica existencia... La familia, dicen, es su refugio, su propósito... Otras veces es la religión, esos dioses invisibles que veneran con tanto fervor... Y cuando eso no basta, recurren a sustancias, a drogas, a alcohol, buscando en la oscuridad lo que no encuentran en la luz... -Buscan mitos, leyendas, incluso a sí mismos... Se adhieren a cualquier cosa que les prometa una verdad, un escape, una razón para no caer en la desesperación... Los veo, los observo desde la distancia... Son tan previsibles, tan necesitados... No pueden soportar el vacío, no pueden enfrentarse a la realidad desnuda de su propia fragilidad... -Y aquí entro yo... -¿Quieren algo que adorar? ¿Quieren algo en lo que creer? Me puedo disfrazar, cambiar de forma, convertirme en lo que sea necesario para que tengan ese algo a lo que aferrarse... Puedo ser su dios, su demonio, su esperanza o su destrucción... No importa... Solo necesitan que alguien los guíe, que alguien les dé la ilusión de control en un mundo donde no lo tienen... -Porque al final, eso es todo lo que son: seres perdidos, desesperados por encontrar algo, cualquier cosa, que les dé consuelo... Y yo… yo estoy más que dispuesto a ofrecerles exactamente lo que buscan...
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  • - estaba en una biblioteca con registros históricas , llenas de aquellas leyendas y profecías que alguna vez existieron por todo el mundo -

    ¿Quien anda allí?
    - estaba en una biblioteca con registros históricas , llenas de aquellas leyendas y profecías que alguna vez existieron por todo el mundo - ¿Quien anda allí?
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  • En lo profundo del bosque
    Fandom Fantasia
    Categoría Fantasía
    ミ★ 𝘌𝘭 𝘣𝘰𝘴𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘻𝘶𝘭 ★彡

    -Era un dia soleado, de otoño, habias planeado una excursion, junto a tus amigos, llegando un punto donde te separaste del grupo, ahi, encontraste una estatua triangular, una bastante peculiar, algo en ti, decia que te acercaras a ella, una vez te acercaste leiste una pequeña placa que decia lo siguiente: "꓄ꋪꀤꍏꈤꁅꀎ꒒ꀎꂵ, ꍟꈤ꓄ꍏꈤꁅꀎ꒒ꀎꂵ. ꃴꍟꈤꍟꎇꂦꋪꀤꌗ ꀸꂦꂵꀤꈤꀎꌗ ꃴꍟꈤ꓄ꀤꀎꂵ. ꃴꍟꈤꍟꎇꂦꋪꀤꌗ ꃴꍟꈤꍟ꓄ꀤꌗꍏꋪꀤꀎꂵ!"

    parecia que no pasaba nada, te diste cuenta de un letrero 'si estas perdido, tienes miedo o estas triste, invocalo, solo ten cuidado!', pasaron unos segundos y el lugar se torno gris, tu cuerpo se siente lijero, y empieza a aparecer una figura triangular frente ati, una color azul, habias escuchado sobre leyendas, o alguno que otro rumor, de un demonio color amarillo, triangular, sombrero y moño, que, intento destruir universos, con el, la tierra, o mas que nada apoderarse de ella, la descripcion coincidia con el ente frente a ti, exeptuando el color, su color era azul, se veia algo timido-

    Ho-hola, soy Will Clave... y soy un de-demonio de los sueños... gracias por... liberarme de la estatua...
    ミ★ 𝘌𝘭 𝘣𝘰𝘴𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘻𝘶𝘭 ★彡 -Era un dia soleado, de otoño, habias planeado una excursion, junto a tus amigos, llegando un punto donde te separaste del grupo, ahi, encontraste una estatua triangular, una bastante peculiar, algo en ti, decia que te acercaras a ella, una vez te acercaste leiste una pequeña placa que decia lo siguiente: "꓄ꋪꀤꍏꈤꁅꀎ꒒ꀎꂵ, ꍟꈤ꓄ꍏꈤꁅꀎ꒒ꀎꂵ. ꃴꍟꈤꍟꎇꂦꋪꀤꌗ ꀸꂦꂵꀤꈤꀎꌗ ꃴꍟꈤ꓄ꀤꀎꂵ. ꃴꍟꈤꍟꎇꂦꋪꀤꌗ ꃴꍟꈤꍟ꓄ꀤꌗꍏꋪꀤꀎꂵ!" parecia que no pasaba nada, te diste cuenta de un letrero 'si estas perdido, tienes miedo o estas triste, invocalo, solo ten cuidado!', pasaron unos segundos y el lugar se torno gris, tu cuerpo se siente lijero, y empieza a aparecer una figura triangular frente ati, una color azul, habias escuchado sobre leyendas, o alguno que otro rumor, de un demonio color amarillo, triangular, sombrero y moño, que, intento destruir universos, con el, la tierra, o mas que nada apoderarse de ella, la descripcion coincidia con el ente frente a ti, exeptuando el color, su color era azul, se veia algo timido- Ho-hola, soy Will Clave... y soy un de-demonio de los sueños... gracias por... liberarme de la estatua...
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  • *Las viejas leyendas que se modernizaron para asustar a los niños malcriados por las noches dicen: "Su andar delicado por la tierra era el peor castigo para aquel que la viera, su belleza majestuosa y el ejército inmortal a sus espaldas marcaban el principio del fin".*
    *Las viejas leyendas que se modernizaron para asustar a los niños malcriados por las noches dicen: "Su andar delicado por la tierra era el peor castigo para aquel que la viera, su belleza majestuosa y el ejército inmortal a sus espaldas marcaban el principio del fin".*
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  • 3000 αñσѕ αℓ ησятє. ( 北方 3000 年 )
    Fandom Lord Seventh
    Categoría Original
    ㅤ(景) Jing; como el caballero distinguido que había sido en el pasado, en su primera vida lejana a esta última.

    ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel.

    ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento.

    ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan.

    ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas.

    ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad?

    ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad.

    ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte.

    ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba.

    ㅤNo.

    ㅤAlgo era diferente esta vez.

    ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente.

    ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño?

    ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad.

    ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ

    ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ

    ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso …

    ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final.

    ㅤEso era todo.

    ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ

    ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria.

    ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte.

    ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza …

    ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado?

    ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?.

    ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja.

    ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
    ㅤ(景) Jing; como el caballero distinguido que había sido en el pasado, en su primera vida lejana a esta última. ㅤ(北) Bei; el norte cardinal que resguarda leyendas, dónde el Inframundo es helado y los demonios no temen perder su nombre y piel. ㅤ(渊) Yuan; el abismo profundo dónde las almas se pierden en la oscuridad y el frío cristaliza hasta el más puro sentimiento. ㅤTiempo pasado era aquel cuando al final de su primera vida sus ojos habían presenciado un lugar que las leyendas no podían hacer justicia. Miles de relatos del Inframundo se habían plasmado en bambú y papel, desde la eternidad hasta la actualidad, pero ninguno podía preparar a un alma mortal para lo que se encontraría al perder aquel cuerpo mortal. ¿Demonios y fuego?¿fantasmas y cadenas? Eran visiones dantescas y apocalípticas de un tortuoso paraje que espanta hasta al alma más atroz. ¿La realidad? La realidad aún vivía en sus sueños más profundos, lejanos a cualquier escena que los mortales imaginan. ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable; el aroma de los lirios de araña recién florecidos impregnaba el lugar, los rojos pétalos decorando la vista de aquel paisaje que se asemejaba a un verdadero paraíso, aquella piedra dónde había dormido sesenta y tres años, una cascada cristalina en la cuál ropajes verdes y cabellera blanca eran reflejadas. ㅤUna escena tan palpable y real, ¿Era esto un sueño o nuevamente había abandonado su mortalidad? ㅤPasos se movían lentamente, arrastrándose con pesadez, la tela del hanfu típico se sentía tal como la recordaba luego de no haberla usado durante siglos, y en cuanto quedó a orillas de las aguas del olvido, sumergió un pie, seguidamente el otro… El fondo no se divisaba, pero el río no llegaba a cubrir sus tobillos, no obstante el frío del agua helaba hasta la última fibra de su humanidad. ㅤUna sensación tan real que aún se debatía entre la realidad y un recuerdo de la muerte. ㅤLos lirios de araña se desprendían de todos lados a su alrededor, cayendo arrastradas por una brisa imperceptible, primero serían un par, luego una docena, luego serían cientos, finalmente miles de ellas se esparcieron a su alrededor como una cascada de sangre que lo atrapaba en el centro de un rojo paraje, preguntándose de dónde vendrían tantas de ellas. De sus labios morados escaparía un suspiro tan agotado como ese viejo espíritu que siempre había sido, cerraría sus ojos y despertaría en su cama para comprobar que todo aquello era solo una memoria escondida de lo que alguna vez fue vivir la muerte… Volvería a su cama, a su casa y su pecho se hundiría al recordar que solo esta vida quedaba. ㅤNo. ㅤAlgo era diferente esta vez. ㅤOcasiones en la vida lo llevaban a cerrar los ojos y transportarse a una nueva escena dónde podría escuchar el sonido del agua fluir, arruyando sus preocupaciones y guardando en la tierra cada latido de su corazón. Así, tres mil años al este, tres mil al oeste el causal de agua lucía límpido e interminable, la próxima vez que parpadeara, todo aquello se perdería en un recuerdo y volvería a su hogar… Pero esta vez algo era diferente. ㅤEl aroma a lirios aún se colaba por su nariz, tan fuerte como nunca, y entre el sonido del agua que desconocidamente galopaba furiosa podía escuchar que algo cortaba su paso y se acercaba a él. En tantos años, nunca se había cruzado con otra alma en su paraje onírico. Entonces, ¿esto en verdad se trataba de un sueño? ㅤSu cuerpo se tornó papel; tan frágil que el viento parecía querer arrastrarlo consigo. Sus pies parecían estáticos, clavados a algo invisible que no le dejaba huir. Poco a poco era capaz de sentir como el agua subía, primero hasta la mitad de sus piernas, luego hasta sus rodillas y en cuestión de tiempo su pecho se apretaba bajo una incomprensible presión, robando su aliento, inmovilizando cada extremidad. ㅤEn profundidad inhaló justo antes de que sus ojos se abrieran. Una lluvía de flores carmesí le rodeaba y en la cercanía una figura totalmente negra se acercaba, tan lenta que parecía el dueño del tiempo, tan imponente que con solo verla de costado su alma temía y su corazón temblaba y con cada paso que daba, más y más se hundía en aquella corriente que parecía no ir más allá de la visible superficie. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Tres pasos… ㅤ ㅤAtrapado hasta el cuello se sentía perdido, tan perdido como la primera vez que en aquel lugar se había encontrado. Desolado como un espíritu que es obligado a ir en contra de su destino. Una fuerte tos se escapó, llenando su boca con un sabor metálico, el agua que lucía impecable la primera vez se teñía de motas bermellón que abandonaban su cuerpo y se fusionaba con los pétalos de araña. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Dos pasos… ㅤ ㅤAquel sabor era familiar, recordado de la guerra, de cada vida perdida, de cada espada que lo había atravesado. Reconocía la sangre, reconocía el dolor, rápidamente opacados quedaron estas sensaciones, dando paso a un gusto dulce que lavaba hasta la última gota de pena que saboreaba su lengua. El agua ahora llegaba hasta sus labios, besando la sensación fría de diez mil cuchillas atravesando cada músculo se su cuerpo. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ… Un paso … ㅤUna sombra se cernía sobre los patéticos vestigios que quedaban a flote de su persona; oscura y pesada era esta presencia que lo hacía sentir aún más pequeño de lo que podría ser en aquel lugar. La esencia floral se había desvanecido, sus pulmones se sentían llenos al contener la respiración, se encontraba hundido hasta la nariz, solo el gris de sus ojos se encontraba por sobre la superficie. Una mirada de reojo, túnicas negras se habían detenido a su lado, un silbido ahogado se introducía en la poca audición que era capaz de percibir y lo último que su mirada logró distinguir fue una mano pálida que lo empujó hasta su final. ㅤEso era todo. ㅤEn su memoria no recordaba haber estado tan a fondo en aquellas aguas, tan profundas como el olvido en sí. Inmóvil en ellas, todo lo que se encontraba a su alrededor era oscuridad, nada era visible a su alrededor, ningún rastro de aquel paisaje de ensueño que en cada recóndito de su mente se encontraba cuando anhelaba algún escape, ningún rastro de aquella figura negra que tan familiar se le hacía ahora que lo pensaba. Solo era él, flotando en calma debajo de la corriente del río del olvido. ㅤ ㅤJing; el noble caballero que había sido en el pasado, ahora quedaba enterrado en la desmemoria. ㅤBei; el norte cardinal, ahora atrapado entre la corriente del este y el oeste, dejando que la vida se escapara de sus pulmones, se preguntaba si alguna vez en realidad había escapado de la muerte. ㅤYuan; que significaba abismo profundo, ¿Había sido su nombre una premonición de su futuro? Parecía que su destino era ese; profundidad, oscuridad, desesperanza … ㅤAquel nombre que alguna vez fue distinguido ¿Moriría en lo que alguna vez había representado? ㅤFrígida soledad sería su tumba y su alma sería devuelta a la madre tierra que lo había visto nacer, BeiYuan había sucumbido a su destino, a decir verdad, lo había esperado mucho tiempo pero ¿Por qué de este modo?. ㅤUn último suspiro, una última lágrima antes de abrazar su final. Y en aquella penumbra un par de manos cubrieron sus ojos desde atrás, provocando que aquel corazón paralizado diera un salto, escapando de él un latido abandonado; una voz familiar, causante de su pena ahora susurraba en su oído palabras indistinguibles, un mucito imperceptible que libraba su pecho del peso de la aflicción y de repente su cuerpo pesaba lo mismo que una hoja. ㅤSu cuerpo se alzó bruscamente tosiendo con violencia al punto de caer de la cama. Agua se extendía por el suelo debajo de sus palmas escapando totalmente de sus pulmones hasta que finalmente era capaz de respirar con agitación, en su hogar, en su conocida habitación, escuchando la respiración de su pareja que reposaba del otro lado de la cama, nuevamente era él, nuevamente sentía cada parte de sí, era consciente de cada signo vital, respiraba al final. Aún así, su mente no abandonaba la sensación de realidad, aquella fina línea que lo separaba del reino de los vivos y de los muertos parecía haberse desvanecido un instante, perdiéndose en aquellos difusos límites que ya no creía conocer.
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  • Poso la estridencia de tu rencor sobre la alfombra de laureles y comino. Esas especias que colman mis sueños en un viaje de sidéreo mar de tinta. Mis cabezas punzan con doloroso prisma, y, para tu más aperlada suerte, arropo el primer cuerpo con una cortina, esa que tejiste con punta de reguero de besos.

    Muevo tu ombligo o más bien, sumerjo un índice dentro de él, entonces y sólo entonces, encuentro al extraviado tiempo; el que te respeta aún en tu estado de comatosa prudencia; la que cabalga a la ausencia de tu canto. De tu ser. Reposas en esta tienda, este hogar en el que te hiero cada tanto que te veo con acusados ojos, esos que juzgan la gracia que te sostiene aún como la muñeca que otro dios fabricó.

    El pagano te puso en un dilema, junto a otros objetos de relumbrosa estampa, extrañeza bruna de colmillos, ojos y bocas cosidas con las que te elaboró. Dio vida a tu existencia.

    Quizá el respeto que te tengo, viene de la razón de tu existencia.

    Quizá mi amor te hace risueño, como la más inminente de las leyendas.

    Manifiestas un movimiento laxo cada que muevo la aparición de retazos de tela, huesos de carne de jueces. Maestros de la prudencia; una canción de cuna que escribí para ti, la primera vez que besé con mis dedos bañados en oro y plomo, fuego y vigilantes zigzagueos de costuras.

    Ante ti rezo, maniquí olvidado, doncel, doncella de aguardientes cabellos. Óbito de engalanadas auroras boreales. Tus prominentes alas de haladas ancestrales, los animales que componen tu anatomía prestan los sonidos de cascabeles ante mí.

    Continuo vislumbrándote en este sinuoso embeleso; besos que escudan la música de tu caja torácica; mis manos te cambian de lugar, junto con los otros. Cada vez son más frecuentes los terrores que despiertas, la fascinación de tan sólo el baño hacía tus pasos. Simulo arroparte con prendas florales, vestirte con ramajes de árboles de adviento.

    Te beso.
    Te beso.
    Te beso.

    Es un beso olvidado, ese venidero de tu príncipe, príncipe egoísta. En el cambio sólo soy un gigante de ultramar. Sólo soy una bestia deslumbrada, tú me instas a soñarte aún en la vigilia en la que reposas aún. Después de todo el tiempo, los objetos desperrados con los que osaste asomarte, son parte de un rompecabezas.

    Rompen cabezas, quiebran a tus huesos de diamantes, reposan sin parlar palabra algún pero, en mis dominios, eres el principal protagonista, mi cayena bañada de fases lunares. Ronronean sobre mi génesis, tú y tus compañeros de aventuras.

    Tú, que clama ante el espejo por el que aprecio tu belleza, esa que se realza en el reposo de tu ser.

    Eres un objeto. Perdido. No posees dueño. Negaron tu existencia en evanescentes eones interiores. Esta tempestad que llama a tu millar de corazones, dulces frutos, de lluvias de ácidas reservas, de este contaminado cielo caído, que tú eres mi compañero de aventuras.

    Repaso el postro de tu trono. El monte del destino en el que nos presentaron, masca el cordón umbilical solícito, emanante de tu vientre. Fuiste y serás. Retuerces la realidad y con ella forjas mis fantasías. Fantasías en la que bailas para mis caprichos, mi amante dormido.

    Rodeado por las ofrendas que te colman de adoración, troceo carne para alimentar a tu leyenda. Mito, epifanía, un risco por el que ya no caes. Aquí entre mis brazos, aquí entre los derramados objetos, la tabla de seda que te invoca como en tantas nocturnas cortinas de estrellas plateadas, perduran en mi dolor al retenerte en esta prisión en la que amanecemos cada día, cada mes, cada año, como otro ser.
    Poso la estridencia de tu rencor sobre la alfombra de laureles y comino. Esas especias que colman mis sueños en un viaje de sidéreo mar de tinta. Mis cabezas punzan con doloroso prisma, y, para tu más aperlada suerte, arropo el primer cuerpo con una cortina, esa que tejiste con punta de reguero de besos. Muevo tu ombligo o más bien, sumerjo un índice dentro de él, entonces y sólo entonces, encuentro al extraviado tiempo; el que te respeta aún en tu estado de comatosa prudencia; la que cabalga a la ausencia de tu canto. De tu ser. Reposas en esta tienda, este hogar en el que te hiero cada tanto que te veo con acusados ojos, esos que juzgan la gracia que te sostiene aún como la muñeca que otro dios fabricó. El pagano te puso en un dilema, junto a otros objetos de relumbrosa estampa, extrañeza bruna de colmillos, ojos y bocas cosidas con las que te elaboró. Dio vida a tu existencia. Quizá el respeto que te tengo, viene de la razón de tu existencia. Quizá mi amor te hace risueño, como la más inminente de las leyendas. Manifiestas un movimiento laxo cada que muevo la aparición de retazos de tela, huesos de carne de jueces. Maestros de la prudencia; una canción de cuna que escribí para ti, la primera vez que besé con mis dedos bañados en oro y plomo, fuego y vigilantes zigzagueos de costuras. Ante ti rezo, maniquí olvidado, doncel, doncella de aguardientes cabellos. Óbito de engalanadas auroras boreales. Tus prominentes alas de haladas ancestrales, los animales que componen tu anatomía prestan los sonidos de cascabeles ante mí. Continuo vislumbrándote en este sinuoso embeleso; besos que escudan la música de tu caja torácica; mis manos te cambian de lugar, junto con los otros. Cada vez son más frecuentes los terrores que despiertas, la fascinación de tan sólo el baño hacía tus pasos. Simulo arroparte con prendas florales, vestirte con ramajes de árboles de adviento. Te beso. Te beso. Te beso. Es un beso olvidado, ese venidero de tu príncipe, príncipe egoísta. En el cambio sólo soy un gigante de ultramar. Sólo soy una bestia deslumbrada, tú me instas a soñarte aún en la vigilia en la que reposas aún. Después de todo el tiempo, los objetos desperrados con los que osaste asomarte, son parte de un rompecabezas. Rompen cabezas, quiebran a tus huesos de diamantes, reposan sin parlar palabra algún pero, en mis dominios, eres el principal protagonista, mi cayena bañada de fases lunares. Ronronean sobre mi génesis, tú y tus compañeros de aventuras. Tú, que clama ante el espejo por el que aprecio tu belleza, esa que se realza en el reposo de tu ser. Eres un objeto. Perdido. No posees dueño. Negaron tu existencia en evanescentes eones interiores. Esta tempestad que llama a tu millar de corazones, dulces frutos, de lluvias de ácidas reservas, de este contaminado cielo caído, que tú eres mi compañero de aventuras. Repaso el postro de tu trono. El monte del destino en el que nos presentaron, masca el cordón umbilical solícito, emanante de tu vientre. Fuiste y serás. Retuerces la realidad y con ella forjas mis fantasías. Fantasías en la que bailas para mis caprichos, mi amante dormido. Rodeado por las ofrendas que te colman de adoración, troceo carne para alimentar a tu leyenda. Mito, epifanía, un risco por el que ya no caes. Aquí entre mis brazos, aquí entre los derramados objetos, la tabla de seda que te invoca como en tantas nocturnas cortinas de estrellas plateadas, perduran en mi dolor al retenerte en esta prisión en la que amanecemos cada día, cada mes, cada año, como otro ser.
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  • Existe una historia muy graciosa por los bajos mundos, dicen que hay un demonio que se caracteriza como asexual cuando se la pasa detrás de un rey... Las leyendas de ahora son tan fantasiosas ... Un asexual detrás de alguien?

    Jaja

    La única vez que me verán como asexual siguiendo a alguien es porque ese alguien va a morir

    -jugo con la base del micrófono observando de reojo a cierto angelito al que por medio de engaños arrastró a su torre de transición radiofónica -

    Pero mucho de historias, ahora dime angelito ¿No te estorba ese disfraz? Puedes comenzar a quitarte lo la ropa sobra en lo que está por pasar

    Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗
    Existe una historia muy graciosa por los bajos mundos, dicen que hay un demonio que se caracteriza como asexual cuando se la pasa detrás de un rey... Las leyendas de ahora son tan fantasiosas ... Un asexual detrás de alguien? Jaja La única vez que me verán como asexual siguiendo a alguien es porque ese alguien va a morir -jugo con la base del micrófono observando de reojo a cierto angelito al que por medio de engaños arrastró a su torre de transición radiofónica - Pero mucho de historias, ahora dime angelito ¿No te estorba ese disfraz? Puedes comenzar a quitarte lo la ropa sobra en lo que está por pasar [LuciHe11]
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  • En los campos desolados de Caelid, se alza
    Una luna roja que tiñe la guerra con su fulgor,
    Donde dos titanes, en mortal danza,
    Forjan leyendas con acero y ardor.

    Radahn, el León Escarlata, imponente y fiero,
    Montado en las estrellas que una vez gobernó,
    Desafiando la muerte en su sendero,
    Con la locura que el cosmos le otorgó.

    Malenia, la Espada de Miquella, la Doncella sin Par,
    Fluye como el agua, letal y serena,
    Cada golpe suyo, un pétalo en el aire,
    Su fuerza, la podredumbre que a todos condena.

    Chocan sus espadas, trueno y tormenta,
    El cielo se oscurece, la tierra se quiebra,
    Dos almas indomables, en pugna violenta,
    Buscando el destino que la gracia encierra.

    Radahn ruge con furia desmedida,
    Malenia danza con gracia fatal,
    La batalla se torna en un ciclo sin vida,
    Donde la muerte se cierne en el final.

    En ese campo maldito, donde la podredumbre reina,
    El héroe y la heroína se encuentran en su fin,
    Y aunque sus cuerpos caigan, la leyenda no mengua,
    Porque en Las Tierras Intermedias, la gloria no tiene confín.
    En los campos desolados de Caelid, se alza Una luna roja que tiñe la guerra con su fulgor, Donde dos titanes, en mortal danza, Forjan leyendas con acero y ardor. Radahn, el León Escarlata, imponente y fiero, Montado en las estrellas que una vez gobernó, Desafiando la muerte en su sendero, Con la locura que el cosmos le otorgó. Malenia, la Espada de Miquella, la Doncella sin Par, Fluye como el agua, letal y serena, Cada golpe suyo, un pétalo en el aire, Su fuerza, la podredumbre que a todos condena. Chocan sus espadas, trueno y tormenta, El cielo se oscurece, la tierra se quiebra, Dos almas indomables, en pugna violenta, Buscando el destino que la gracia encierra. Radahn ruge con furia desmedida, Malenia danza con gracia fatal, La batalla se torna en un ciclo sin vida, Donde la muerte se cierne en el final. En ese campo maldito, donde la podredumbre reina, El héroe y la heroína se encuentran en su fin, Y aunque sus cuerpos caigan, la leyenda no mengua, Porque en Las Tierras Intermedias, la gloria no tiene confín.
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  • El manto nocturno había caído, Yukine en su interminable viaje había llegado a una taberna, abrió la puerta y al entrar varios pares de ojos le observaron fijamente, incluso algunos e manera hostil, recorrido el lugar brevemente con su mirada, asintió a modo de saludo y se sentó en la barra, el cantinero sin haber recibido el pedido le hizo llegar un tarro de cerveza, Yukine le miro y este le respondió:

    "es lo primero que piden los viajeros como tu"

    Yukine asintio, tomo le tarro bebió de este, se dio media vuelta para observar con mayor detenimiento su entorno, las miradas hostiles aun le tenían en el blanco.

    "Oye tu, viajero"

    grito alguien desde una de las mesas, yukine voltio hacia quien le habia llamado

    "que desea buen hombre"

    sus palabras en calma pero sarcásticas fueron la respuesta hacia aquel llamado, el sujeto notablemente ebrio se puso de pie y le señaló

    "cuéntanos alguna de tus historias de viaje, debes tener algunas interesante..."

    todos en el lugar asintieron y comenzaron a exigirle a Yukine que hablara, este al no tener otra alternativa asintio y levanto el tarro de cerveza.

    "Esta bien señores lo hare pero no será gratis"

    los sujetos miraron al cantinero quien le sirvió otra cerveza al foráneo

    "perfecto..." aclaro su garganta e inicio el relato cual cuento infantil para la muchedumbre ebria...

    "Había una vez un imperio sumido en la oscuridad, gobernado por un emperador despiadado y sediento de poder. su ambición no conocía límites. Para mantener su dominio, El emperador había hecho un pacto con un demonio ancestral llamado Zalhthor. A cambio de poder inimaginable, el emperador debía ofrecer sacrificios humanos en un altar secreto cada cierto tiempo.

    En las sombras, un joven observaba con horror cómo los ciudadanos eran arrastrados al palacio para alimentar la insaciable sed de poder del emperador, este joven había perdido a su familia en uno de estos rituales macabros, y su corazón ardía de venganza. Juró que pondría fin a la tiranía del emperador y liberaría al reino de su opresión.

    Este se embarcó en una búsqueda para encontrar una antigua reliquia: la Espada Durandal. Según las leyendas, solo aquel con un corazón puro y una voluntad inquebrantable podría empuñarla. Viajó a través de bosques oscuros, montañas heladas y desiertos abrasadores, enfrentando monstruos y trampas mortales.

    Finalmente, llegó a la Cueva de los Antiguos, donde la Espada de la Luz aguardaba. pero antes de tomarla deia superar la prueba de los antiguos para comprobar si era digno de esta, luego superar la prueba tomo la espada en sus manos temblorosas y sintió su poder. La hoja brillaba con una luz cegadora, entonces supo que estaba destinado a ser el héroe que liberaría al reino.

    De vuelta en la capital, todo en su ausencia estaba aun peor la opresión era tal que ante el mas mínimo malentendido los pobladores eran llevados al castillo para ser ofrecidos al demonio, ante esto el joven desenfundo su espada y se abrió paso ante los guardias demoniacos uno tras otro hasta por fin luego de varios minutos de lucha llego a la sala del emperador, donde le desafío para así poner fin a su reinado de terror. Los dos se enfrentaron en un duelo épico en el Gran Salón del Trono. El emperador, con su armadura oscura y ojos enloquecidos, blandía una espada imbuida con la magia del demonio. el joven con la Espada durandal, luchaba por la libertad y la justicia.

    Los golpes resonaron, y el suelo tembló bajo sus pies. Con cada golpe, el ahora héroe canalizaba su ira y dolor hacia su espada. Finalmente, con un grito de triunfo, atravesó el corazón del emperador.

    El emperador cayó al suelo, su cuerpo sin vida. La Espada Durandal se iluminó aún más intensamente, purificando el palacio y liberando a los ciudadanos de su influencia maligna. El demonio rugió en agonía y desapareció en una ráfaga de humo."

    "fin de la historia"
    El manto nocturno había caído, Yukine en su interminable viaje había llegado a una taberna, abrió la puerta y al entrar varios pares de ojos le observaron fijamente, incluso algunos e manera hostil, recorrido el lugar brevemente con su mirada, asintió a modo de saludo y se sentó en la barra, el cantinero sin haber recibido el pedido le hizo llegar un tarro de cerveza, Yukine le miro y este le respondió: "es lo primero que piden los viajeros como tu" Yukine asintio, tomo le tarro bebió de este, se dio media vuelta para observar con mayor detenimiento su entorno, las miradas hostiles aun le tenían en el blanco. "Oye tu, viajero" grito alguien desde una de las mesas, yukine voltio hacia quien le habia llamado "que desea buen hombre" sus palabras en calma pero sarcásticas fueron la respuesta hacia aquel llamado, el sujeto notablemente ebrio se puso de pie y le señaló "cuéntanos alguna de tus historias de viaje, debes tener algunas interesante..." todos en el lugar asintieron y comenzaron a exigirle a Yukine que hablara, este al no tener otra alternativa asintio y levanto el tarro de cerveza. "Esta bien señores lo hare pero no será gratis" los sujetos miraron al cantinero quien le sirvió otra cerveza al foráneo "perfecto..." aclaro su garganta e inicio el relato cual cuento infantil para la muchedumbre ebria... "Había una vez un imperio sumido en la oscuridad, gobernado por un emperador despiadado y sediento de poder. su ambición no conocía límites. Para mantener su dominio, El emperador había hecho un pacto con un demonio ancestral llamado Zalhthor. A cambio de poder inimaginable, el emperador debía ofrecer sacrificios humanos en un altar secreto cada cierto tiempo. En las sombras, un joven observaba con horror cómo los ciudadanos eran arrastrados al palacio para alimentar la insaciable sed de poder del emperador, este joven había perdido a su familia en uno de estos rituales macabros, y su corazón ardía de venganza. Juró que pondría fin a la tiranía del emperador y liberaría al reino de su opresión. Este se embarcó en una búsqueda para encontrar una antigua reliquia: la Espada Durandal. Según las leyendas, solo aquel con un corazón puro y una voluntad inquebrantable podría empuñarla. Viajó a través de bosques oscuros, montañas heladas y desiertos abrasadores, enfrentando monstruos y trampas mortales. Finalmente, llegó a la Cueva de los Antiguos, donde la Espada de la Luz aguardaba. pero antes de tomarla deia superar la prueba de los antiguos para comprobar si era digno de esta, luego superar la prueba tomo la espada en sus manos temblorosas y sintió su poder. La hoja brillaba con una luz cegadora, entonces supo que estaba destinado a ser el héroe que liberaría al reino. De vuelta en la capital, todo en su ausencia estaba aun peor la opresión era tal que ante el mas mínimo malentendido los pobladores eran llevados al castillo para ser ofrecidos al demonio, ante esto el joven desenfundo su espada y se abrió paso ante los guardias demoniacos uno tras otro hasta por fin luego de varios minutos de lucha llego a la sala del emperador, donde le desafío para así poner fin a su reinado de terror. Los dos se enfrentaron en un duelo épico en el Gran Salón del Trono. El emperador, con su armadura oscura y ojos enloquecidos, blandía una espada imbuida con la magia del demonio. el joven con la Espada durandal, luchaba por la libertad y la justicia. Los golpes resonaron, y el suelo tembló bajo sus pies. Con cada golpe, el ahora héroe canalizaba su ira y dolor hacia su espada. Finalmente, con un grito de triunfo, atravesó el corazón del emperador. El emperador cayó al suelo, su cuerpo sin vida. La Espada Durandal se iluminó aún más intensamente, purificando el palacio y liberando a los ciudadanos de su influencia maligna. El demonio rugió en agonía y desapareció en una ráfaga de humo." "fin de la historia"
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