• Mierda.... Invoque a satanás

    -riega el infierno en agua bendita para alejar a la cosa que por bromear le dijo que viniera y la bruja acepto la invitación.... No va a renunciar a la única libertad que le queda !!!-
    Mierda.... Invoque a satanás -riega el infierno en agua bendita para alejar a la cosa que por bromear le dijo que viniera y la bruja acepto la invitación.... No va a renunciar a la única libertad que le queda !!!-
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  • A sus veintipocos, Carmina siempre responde lo mismo cuando alguien le pregunta si ha estado enamorada: "No, nunca. Nunca me ha pasado." Lo dice con una sonrisa y el tono de quien ha olvidado el sabor de ese sentimiento o de quien, simplemente, jamás lo ha probado. Y cualquiera podría creerle. Al menos hasta que Carmina se queda en silencio, y sus ojos, por unos instantes, parecen viajar a otro tiempo, a otras tardes donde el sol era más cálido y el aire olía a pan fresco.

    Cuando tenía diecisiete años, Carmina se enamoró de Nicolás, su vecino. Era el hijo mayor de la familia que administraba la panadería del vecindario, un lugar al que todos iban en busca de pan recién horneado y, para algunos, de una charla amable. Nicolás era un joven alto, de piel bronceada por el sol, con el cabello castaño largo y despeinado, y unos ojos negros que parecían guardar secretos y sueños. Él cuidaba de los gatos callejeros, que lo seguían por las calles como si fuera uno de ellos. Carmina, intrigada por su forma serena y bondadosa, se había acercado al principio por curiosidad, y luego por una conexión que no entendía del todo.

    Siempre se limitó a ser su amiga, a escucharle con atención cuando él hablaba de lo orgulloso que estaba de su familia o de sus planes para ayudar más en la panadería. Jamás confesó el cariño inmenso que sentía por él. ¿Para qué decirlo?, pensaba. Bastaba con estar cerca y compartir momentos sencillos, con esa paz que le traía el sonido de su voz o la risa que le escapaba cuando un gato le subía al hombro.

    Sin embargo, había momentos en que Nicolás parecía sentir lo mismo. A veces, él dejaba caer palabras tímidas o miradas que parecían decir más de lo que ella estaba dispuesta a aceptar. Como aquella vez, tras una tarde cuidando gatos, cuando se quedaron en silencio y Nicolás, con las mejillas levemente sonrojadas, le confesó que le gustaba estar cerca de ella. Carmina había desviado la mirada, riendo con nerviosismo, hablando de otra cosa, como si esas palabras no hubieran sido lo que realmente eran: una confesión disfrazada.

    La noche antes de que Nicolás desapareciera, él le había propuesto ir a tomar un café juntos el fin de semana. Carmina, con el corazón en la garganta, apenas pudo asentir, pensando que tal vez ese sería el momento en que ambos dejarían de esconder sus sentimientos. Pero el destino tenía otros planes.

    A la mañana siguiente, Nicolás ya no estaba. Desapareció sin dejar rastro, y aunque nadie sabía qué le había ocurrido exactamente, el vecindario asumió lo peor, al tratarse de un asunto que involucraba problemas con la mafia. Se decía que, sin tener culpa, se había visto atrapado en problemas por culpa de amigos que lo arrastraron sin quererlo a asuntos oscuros. Nicolás siempre fue un joven honesto y trabajador, alguien que quería ayudar a su familia, nada más. Carmina, al enterarse, sintió cómo su mundo se volvía gris. Las palabras de él, su invitación, resonaron en su mente como una broma amarga. Aquel café, aquella posibilidad, se desvaneció antes de poder ser real.

    La noticia le trajo también un eco doloroso del pasado. Recordó cómo su madre, años atrás, había arruinado la vida de su familia al involucrarse con un hombre que estaba ligado a la mafia. Carmina había crecido con el miedo constante de perderlo todo, de que el caos de esa vida secreta estallara un día y los devorara. Ahora, el ciclo parecía repetirse de un modo cruel, llevándose a Nicolás, otro inocente atrapado en una red de la que no pudo escapar.

    En las semanas que siguieron, Carmina visitaba la panadería en silencio, intentando mantenerse fuerte mientras veía a la familia de Nicolás seguir adelante con tristeza en los ojos. A veces, se acercaba a los gatos, los mismos que él había cuidado, como si en ellos pudiera encontrar algo de él, un último vestigio de aquel amor que guardó en silencio.

    Ahora, cuando alguien le pregunta si alguna vez se ha enamorado, Carmina recuerda el brillo de los ojos de Nicolás, sus palabras temblorosas y su invitación. Pero sigue negándolo, porque hablar de ese amor es como abrir una herida que aún no sana, una herida marcada por una promesa rota y una vida truncada por los errores de otros. Así, aquel amor permanece escondido entre las sombras de los años y en la fragancia del pan recién horneado que aún flota en su memoria.

    Sin embargo, guarda dos tesoros que no ha dejado que el tiempo borre: una de las pocas fotos que se tomaron juntos, donde él sonríe y la mira de reojo, y los gatos del vecindario, a quienes cuida como una promesa silenciosa, una manera de mantener vivo el recuerdo de aquel primer y único amor.
    A sus veintipocos, Carmina siempre responde lo mismo cuando alguien le pregunta si ha estado enamorada: "No, nunca. Nunca me ha pasado." Lo dice con una sonrisa y el tono de quien ha olvidado el sabor de ese sentimiento o de quien, simplemente, jamás lo ha probado. Y cualquiera podría creerle. Al menos hasta que Carmina se queda en silencio, y sus ojos, por unos instantes, parecen viajar a otro tiempo, a otras tardes donde el sol era más cálido y el aire olía a pan fresco. Cuando tenía diecisiete años, Carmina se enamoró de Nicolás, su vecino. Era el hijo mayor de la familia que administraba la panadería del vecindario, un lugar al que todos iban en busca de pan recién horneado y, para algunos, de una charla amable. Nicolás era un joven alto, de piel bronceada por el sol, con el cabello castaño largo y despeinado, y unos ojos negros que parecían guardar secretos y sueños. Él cuidaba de los gatos callejeros, que lo seguían por las calles como si fuera uno de ellos. Carmina, intrigada por su forma serena y bondadosa, se había acercado al principio por curiosidad, y luego por una conexión que no entendía del todo. Siempre se limitó a ser su amiga, a escucharle con atención cuando él hablaba de lo orgulloso que estaba de su familia o de sus planes para ayudar más en la panadería. Jamás confesó el cariño inmenso que sentía por él. ¿Para qué decirlo?, pensaba. Bastaba con estar cerca y compartir momentos sencillos, con esa paz que le traía el sonido de su voz o la risa que le escapaba cuando un gato le subía al hombro. Sin embargo, había momentos en que Nicolás parecía sentir lo mismo. A veces, él dejaba caer palabras tímidas o miradas que parecían decir más de lo que ella estaba dispuesta a aceptar. Como aquella vez, tras una tarde cuidando gatos, cuando se quedaron en silencio y Nicolás, con las mejillas levemente sonrojadas, le confesó que le gustaba estar cerca de ella. Carmina había desviado la mirada, riendo con nerviosismo, hablando de otra cosa, como si esas palabras no hubieran sido lo que realmente eran: una confesión disfrazada. La noche antes de que Nicolás desapareciera, él le había propuesto ir a tomar un café juntos el fin de semana. Carmina, con el corazón en la garganta, apenas pudo asentir, pensando que tal vez ese sería el momento en que ambos dejarían de esconder sus sentimientos. Pero el destino tenía otros planes. A la mañana siguiente, Nicolás ya no estaba. Desapareció sin dejar rastro, y aunque nadie sabía qué le había ocurrido exactamente, el vecindario asumió lo peor, al tratarse de un asunto que involucraba problemas con la mafia. Se decía que, sin tener culpa, se había visto atrapado en problemas por culpa de amigos que lo arrastraron sin quererlo a asuntos oscuros. Nicolás siempre fue un joven honesto y trabajador, alguien que quería ayudar a su familia, nada más. Carmina, al enterarse, sintió cómo su mundo se volvía gris. Las palabras de él, su invitación, resonaron en su mente como una broma amarga. Aquel café, aquella posibilidad, se desvaneció antes de poder ser real. La noticia le trajo también un eco doloroso del pasado. Recordó cómo su madre, años atrás, había arruinado la vida de su familia al involucrarse con un hombre que estaba ligado a la mafia. Carmina había crecido con el miedo constante de perderlo todo, de que el caos de esa vida secreta estallara un día y los devorara. Ahora, el ciclo parecía repetirse de un modo cruel, llevándose a Nicolás, otro inocente atrapado en una red de la que no pudo escapar. En las semanas que siguieron, Carmina visitaba la panadería en silencio, intentando mantenerse fuerte mientras veía a la familia de Nicolás seguir adelante con tristeza en los ojos. A veces, se acercaba a los gatos, los mismos que él había cuidado, como si en ellos pudiera encontrar algo de él, un último vestigio de aquel amor que guardó en silencio. Ahora, cuando alguien le pregunta si alguna vez se ha enamorado, Carmina recuerda el brillo de los ojos de Nicolás, sus palabras temblorosas y su invitación. Pero sigue negándolo, porque hablar de ese amor es como abrir una herida que aún no sana, una herida marcada por una promesa rota y una vida truncada por los errores de otros. Así, aquel amor permanece escondido entre las sombras de los años y en la fragancia del pan recién horneado que aún flota en su memoria. Sin embargo, guarda dos tesoros que no ha dejado que el tiempo borre: una de las pocas fotos que se tomaron juntos, donde él sonríe y la mira de reojo, y los gatos del vecindario, a quienes cuida como una promesa silenciosa, una manera de mantener vivo el recuerdo de aquel primer y único amor.
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  • - el joven príncipe aún estaba un poco durando , mientras la muchacha lo sostenía el brazo por su invitación.-
    - el joven príncipe aún estaba un poco durando , mientras la muchacha lo sostenía el brazo por su invitación.-
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  • II. Primeras segundas impresiones
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
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    En el pueblo, Junior era conocido como el joven maestro de la mansión Phantomhive, un niño que el conde había tenido la bondad de educar como si fuera suyo. Oficialmente, Junior era el primo del conde Grey, quien le había encargado al conde Phantomhive educar a su familiar porque era un hombre muy ocupado para hacerlo él mismo, y para todos era lógico: se trataba del mayordomo y secretario privado de la mismísima reina.

    Pero a las personas les gustaba inventarse sus propias historias, y era escalofriante darse cuenta de lo cerca que estaban de la verdad. A veces, a Junior le recorría un escalofrío cuando escuchaba a estos pueblerinos cuchichear, como si él no pudiera oírlos, sobre su identidad.

    "Es el hijo ilegítimo del conde", decían, ignorantes de que estaban tocando la verdad, pero no tenían manera de comprobarlo. Si bien Junior tenía cierto parecido, el rasgo más notable eran sus ojos azules; uno podría decir al mirarlo que se parecía más a su primo Grey.
    Sin embargo, al ser criado por el conde Phantomhive, su forma de ser se parecía bastante a la de él.

    —¡Oye! —dijo un niño de repente.

    Junior lo reconoció como el hijo del panadero. Estaba un poco sucio, al chico le gustaba meterse en cualquier sitio sin importarle ensuciar su ropa.

    —¿Quieres jugar?

    Fue una invitación amistosa, e inusual. Los niños no solían acercársele. Por lo que Junior asintió intrigado, sin saber a qué jugarían. El niño, felizmente, le entregó una rama gruesa y larga, que incluso tenía algunas hojas. Junior entendió de inmediato.
    Charles Grey, su segundo padre, le había enseñado el arte de la esgrima, por lo que sabía manejar una espada, o al menos, manejar esta rama como si lo fuera.

    Se posicionó, colocando el pie izquierdo hacia delante, la pierna derecha extendida ligeramente detrás del cuerpo, y sostuvo la rama con firmeza. El niño, por su lado, lo hizo de manera más tosca, sin técnica, con la simpleza de quien juega por diversión.

    Entonces, cuando el niño dio la señal, Junior se lanzó al ataque, evadiendo sus golpes con precisión. Y, cuando le tocó el momento de atacar, realizó tres estocadas certeras: una en el pecho, una en el antebrazo y otra en la frente. Pero no contó con que sería demasiado para el niño, quien se cayó de espaldas y se echó a llorar.

    La madre vino de inmediato, mirándolo con recelo, pero disculpándose con Junior, como si hubiera sido el niño quien actuó mal. Se llevó a su hijo y se fue tan rápido que no le dio ni tiempo de disculparse... Esta gente lo trataba con un respeto distante, temiendo ofenderlo y recibir la ira del conde Phantomhive.

    Suspiró y se fue, soltando la rama con cierto desprecio. ¿Para qué había accedido? No es como si se hubieran hecho amigos, quedaba claro que Junior no era bueno en eso.

    Levantó la vista hacia el cielo, su color anaranjado rojizo se reflejó en su mirada azul.

    El alba estaba en su esplendor, y era, hermoso.

    En el pueblo, Junior era conocido como el joven maestro de la mansión Phantomhive, un niño que el conde había tenido la bondad de educar como si fuera suyo. Oficialmente, Junior era el primo del conde Grey, quien le había encargado al conde Phantomhive educar a su familiar porque era un hombre muy ocupado para hacerlo él mismo, y para todos era lógico: se trataba del mayordomo y secretario privado de la mismísima reina. Pero a las personas les gustaba inventarse sus propias historias, y era escalofriante darse cuenta de lo cerca que estaban de la verdad. A veces, a Junior le recorría un escalofrío cuando escuchaba a estos pueblerinos cuchichear, como si él no pudiera oírlos, sobre su identidad. "Es el hijo ilegítimo del conde", decían, ignorantes de que estaban tocando la verdad, pero no tenían manera de comprobarlo. Si bien Junior tenía cierto parecido, el rasgo más notable eran sus ojos azules; uno podría decir al mirarlo que se parecía más a su primo Grey. Sin embargo, al ser criado por el conde Phantomhive, su forma de ser se parecía bastante a la de él. —¡Oye! —dijo un niño de repente. Junior lo reconoció como el hijo del panadero. Estaba un poco sucio, al chico le gustaba meterse en cualquier sitio sin importarle ensuciar su ropa. —¿Quieres jugar? Fue una invitación amistosa, e inusual. Los niños no solían acercársele. Por lo que Junior asintió intrigado, sin saber a qué jugarían. El niño, felizmente, le entregó una rama gruesa y larga, que incluso tenía algunas hojas. Junior entendió de inmediato. Charles Grey, su segundo padre, le había enseñado el arte de la esgrima, por lo que sabía manejar una espada, o al menos, manejar esta rama como si lo fuera. Se posicionó, colocando el pie izquierdo hacia delante, la pierna derecha extendida ligeramente detrás del cuerpo, y sostuvo la rama con firmeza. El niño, por su lado, lo hizo de manera más tosca, sin técnica, con la simpleza de quien juega por diversión. Entonces, cuando el niño dio la señal, Junior se lanzó al ataque, evadiendo sus golpes con precisión. Y, cuando le tocó el momento de atacar, realizó tres estocadas certeras: una en el pecho, una en el antebrazo y otra en la frente. Pero no contó con que sería demasiado para el niño, quien se cayó de espaldas y se echó a llorar. La madre vino de inmediato, mirándolo con recelo, pero disculpándose con Junior, como si hubiera sido el niño quien actuó mal. Se llevó a su hijo y se fue tan rápido que no le dio ni tiempo de disculparse... Esta gente lo trataba con un respeto distante, temiendo ofenderlo y recibir la ira del conde Phantomhive. Suspiró y se fue, soltando la rama con cierto desprecio. ¿Para qué había accedido? No es como si se hubieran hecho amigos, quedaba claro que Junior no era bueno en eso. Levantó la vista hacia el cielo, su color anaranjado rojizo se reflejó en su mirada azul. El alba estaba en su esplendor, y era, hermoso.
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  • Un curiosa invitación (AU)
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    Llegué al lugar indicado, un poco curioso y algo nervioso. No había visto a Matsuri desde nuestra última reunión, y aunque no podía evitar sentir cierta emoción por el encuentro, la soledad de los últimos días había hecho que también ansiara la compañía más de lo que me gustaría admitir.

    En una mano sostenía mi confiable parasol, que me protegía de los rayos solares, mientras que unos lentes de sol oscuros y guantes negros completaban mi atuendo, cubriendo cada rincón de piel que el sol pudiera alcanzar. En la otra mano llevaba mi confiable maletín, con la toalla y la muda de ropa extra que me habían pedido traer. La invitación había sido un poco enigmática, lo que me hacía preguntarme qué había planeado Matsuri esta vez.

    Al acercarme a la puerta, me tomé un momento para ajustarme los lentes y asegurarme de que el parasol me cubriera completamente antes de golpear suavemente. Mi mente no dejaba de preguntarse el motivo de la petición tan peculiar. ¿Un picnic junto a un río? ¿Una sorpresa que incluía algún tipo de deporte acuático? De cualquier forma, decidí confiar en Matsuri y dejarme llevar por la situación.

    //no encontre una imagen adecuada xd
    Llegué al lugar indicado, un poco curioso y algo nervioso. No había visto a Matsuri desde nuestra última reunión, y aunque no podía evitar sentir cierta emoción por el encuentro, la soledad de los últimos días había hecho que también ansiara la compañía más de lo que me gustaría admitir. En una mano sostenía mi confiable parasol, que me protegía de los rayos solares, mientras que unos lentes de sol oscuros y guantes negros completaban mi atuendo, cubriendo cada rincón de piel que el sol pudiera alcanzar. En la otra mano llevaba mi confiable maletín, con la toalla y la muda de ropa extra que me habían pedido traer. La invitación había sido un poco enigmática, lo que me hacía preguntarme qué había planeado Matsuri esta vez. Al acercarme a la puerta, me tomé un momento para ajustarme los lentes y asegurarme de que el parasol me cubriera completamente antes de golpear suavemente. Mi mente no dejaba de preguntarse el motivo de la petición tan peculiar. ¿Un picnic junto a un río? ¿Una sorpresa que incluía algún tipo de deporte acuático? De cualquier forma, decidí confiar en Matsuri y dejarme llevar por la situación. //no encontre una imagen adecuada xd
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  • La invitación se extendió a todo el que correspondiera.
    Se llevaría a cabo un funeral a las 7 de la tarde, en un día gris.
    El dolor, era inmenso, pero Matsuri no lo reflejaba tras sus lentes oscuros, su sombrero negro y el elegante sobretodo que lo protegía del sol tibio.
    -Fuiste amada por tu gran capacidad de adaptarte, por su fuerza, soportaste mucho, me soportaste a mí durante todos mis cambios y arrebatos. Te mantuviste fiel a tus orígenes aunque perdiste algo de tí en el camino. Hoy todos los que te conocieron están aquí y también los que no, unidos por el amor a los objetos con historia. Vuelta alto, querida. Estoy en paz sabiendo que hice todo lo posible por salvarte, pero no era tu destino.-

    https://s1.elespanol.com/2024/04/01/actualidad/844425979_241167649_1706x960.jpg

    Así, despidió a su querida camisa, a cajón cerrado, por si la gente fan de la moda era impresionable. Era mejor que la recordaran como en sus mejores tiempos, recien comprada y brillante.
    La invitación se extendió a todo el que correspondiera. Se llevaría a cabo un funeral a las 7 de la tarde, en un día gris. El dolor, era inmenso, pero Matsuri no lo reflejaba tras sus lentes oscuros, su sombrero negro y el elegante sobretodo que lo protegía del sol tibio. -Fuiste amada por tu gran capacidad de adaptarte, por su fuerza, soportaste mucho, me soportaste a mí durante todos mis cambios y arrebatos. Te mantuviste fiel a tus orígenes aunque perdiste algo de tí en el camino. Hoy todos los que te conocieron están aquí y también los que no, unidos por el amor a los objetos con historia. Vuelta alto, querida. Estoy en paz sabiendo que hice todo lo posible por salvarte, pero no era tu destino.- https://s1.elespanol.com/2024/04/01/actualidad/844425979_241167649_1706x960.jpg Así, despidió a su querida camisa, a cajón cerrado, por si la gente fan de la moda era impresionable. Era mejor que la recordaran como en sus mejores tiempos, recien comprada y brillante.
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  • Seguro que este año no tenemos invitación para la fiesta de Walpurgis de Klaus. VAYA, QUE PENA, UNA NOCHE ENTERA VIENDO SCOOBY DOO EN CASA.
    Seguro que este año no tenemos invitación para la fiesta de Walpurgis de Klaus. VAYA, QUE PENA, UNA NOCHE ENTERA VIENDO SCOOBY DOO EN CASA.
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  • ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪

    ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ᴀʟɪᴀɴᴢᴀ ʏ ᴠᴇɴɢᴀɴᴢᴀ

    ¿Qué posibilidades hay que una humana pueda lograr un pacto con un ser oscuro y poderoso?

    Eso fue lo que precisamente le pasó a Elizabeth en medio de un bosque de árboles retorcidos.

    Gazú Bonetti empatizó con su dolor, sin entender ella realmente el porqué de su piedad frente a su vida mortal y este con el paso del tiempo le ofreció lo único que podía otorgarle: Venganza, tal y como la vidente Ezra de Heras le había declarado

    Pasaron meses, y su aliado interceptándola en medio de sus viajes investigativos la contactaba porque había logrado localizar a los responsables que en su momento mandaron a liquidar su pueblo. Bajo este reino opresor crecía poco a poco el deseo de insubordinarse de los pobladores afectados por el gobierno vil y despiadado.
    Gazú, imponente y silencioso le proporcionó la mítica Excalibur Roseblood una espada que poseía un acero mortal forjada en la oscuridad de los tiempos, sólo por tocarla cualquiera caería muerto, junto a un Yukata negro RoseAkaichi que perteneció a una feroz guerrera Japonesa de nombre Tomoe Gozen su espíritu que aún vivía dentro potenciaría sus ya existentes poderes.

    El plan era simple, Liz dirigiría la rebelión como aquella vez en Oriente, pero a escala mucho mayor (ya que serían miles de hombres bajo su mando ) y así podría saciar su sed de justicia al poder ver a los responsables del genocidio de los “Llama de Sangre” muertos. El desafío ahora era lograr que los tres lideres de la rebelión que esperaban conocerla ocultos en un recinto confiaran en que la Pelirroja era una hábil estratega y guerrera. Entrando en la habitación Gazú habló por ambos:

    ⟁Disculpen la tardanza ella es de la que os hable, Es una guerrera más hábil que mis marionetas así que les puede venir bien𓂀

    Todos observaron expectantes a Elizabeth. Querían escuchar primero su presentación antes de ellos dar las suyas. Elizabeth dejó ver su rostro retirando una vez más la capucha, decidió guardar silencio y analizar a cada uno, su mirada era directa y analítica.

    Podía ver por la postura de cada uno que rango de mando ocupaban en la jerarquía y sabía por experiencia que desde antes que ella entrara a la habitación ya la estaban subestimando.

    ──No estoy al tanto de lo que saben de mi, pero sé que es lo suficiente, todo lo demás es respondido con acciones, las palabras son muy débiles para ciertas situaciones.

    Los hombres se miraron entre ellos como queriendo comunicar algo. El del parche se adelantó y mirando encima del hombro dijo con vos profunda

    —Espero no decepciones a mi gente... Llama de sangre—


    Gazú: ⟁Ella es mi aliada... Y la que os ayudará en vuestra causa... Cómo dijo... La cháchara es débil en ciertas situaciones y solo las acciones responden preguntas𓂀

    Hombre del parche—Entonces que hable... Si ella es inteligente que nos guíe—

    Los ojos de Elizabeth brillaban al rojo vivo de manera desafiante

    ── Si tienen dudas de mi compromiso con la causa, es ahora donde las tienen que sepultar. Lucharé con todo lo que tengo para dar cara a toda esa tropa de escorias, el odio a este imperio me carcome, arde mi sangre por verlos caer de una vez por todas. Sé que es querer dar fin a la opresión, se que es sufrir el escarnio en carne viva, de tantas maneras que no podría enumerar. El valor y determinación me sobran, la sed de venganza está latente
    [dirigiéndose al del parche] ──¿Tú pides inteligencia? Te digo que se necesita mucho más que eso en el campo de batalla, se necesita coraje y determinación, la muerte no es tu enemiga es tu aliada para clavar la espada. Mi pregunta para ustedes caballeros : ¿ Tienen todo eso o les faltan huevos?
    Si estamos hablando el mismo idioma entonces pelearemos codo a codo y no existirá un mañana sin olvidar el por qué no debemos menguar


    El hombre enmascarado se acercó a Liz ante tal invitación y desenvaino su espada para clavarla al suelo y arrodillarse en forma de reverencia, acto seguido dijo con determinación

    —Anatolis Gedler.. Capitán de los pueblos y comarcas del norte... A su servicio, luchare codo a codo bajo el estándarte de llama de sangre—

    Al mismo tiempo el de cabellera larga hizo lo mismo repitiendo entre lágrimas

    —Baron Cohner... Comodoro de Navíos imperiales rebeldes y amigo de los pescadores humildes... A su servicio yo también lucharevbajo el estándarte de llama de sangre...Y vengaré a mi hija—

    El del parche, habiendo visto a sus compañeros de armas reverenciar a Liz tuvo que arrodillarse y decir con su rostro cabizbajo

    —Curtis Kingwolf.... Hijo de una campesina... Amigo de los que viven en granjas.... Lucharé como un llama de sangre—

    Gazú observó complacido como Liz pudo doblegar e inspirar a unos hombres desanimados que la subestimaban

    ── Levántense caballeros, agradezco su reconocimiento pero hoy y los siguientes mañanas seremos iguales en el campo de batalla.
    Gedler,Cohner, Kingwolf yo Elizabeth juro que si es preciso morir, moriré con la espada empuñada [dicho esto tomó su arma y con el filo de este se cortó la mano, sangre brotó de inmediato, y como promesa solemne con ella trazó líneas carmesí en sus ojos y nariz]

    De esta manera la promesa de una guerra quedaba sellada, la batalla en el corazón de Elizabeth deseaba ser ganada. La venganza bajo su espada
    ≫ ──────── ≪•◦ ❈ ◦•≫──────── ≪ ⠀⠀⠀⠀ ⠀ ᴀʟɪᴀɴᴢᴀ ʏ ᴠᴇɴɢᴀɴᴢᴀ ¿Qué posibilidades hay que una humana pueda lograr un pacto con un ser oscuro y poderoso? Eso fue lo que precisamente le pasó a Elizabeth en medio de un bosque de árboles retorcidos. [Gazu122101] empatizó con su dolor, sin entender ella realmente el porqué de su piedad frente a su vida mortal y este con el paso del tiempo le ofreció lo único que podía otorgarle: Venganza, tal y como la vidente Ezra de Heras le había declarado Pasaron meses, y su aliado interceptándola en medio de sus viajes investigativos la contactaba porque había logrado localizar a los responsables que en su momento mandaron a liquidar su pueblo. Bajo este reino opresor crecía poco a poco el deseo de insubordinarse de los pobladores afectados por el gobierno vil y despiadado. Gazú, imponente y silencioso le proporcionó la mítica Excalibur Roseblood una espada que poseía un acero mortal forjada en la oscuridad de los tiempos, sólo por tocarla cualquiera caería muerto, junto a un Yukata negro RoseAkaichi que perteneció a una feroz guerrera Japonesa de nombre Tomoe Gozen su espíritu que aún vivía dentro potenciaría sus ya existentes poderes. El plan era simple, Liz dirigiría la rebelión como aquella vez en Oriente, pero a escala mucho mayor (ya que serían miles de hombres bajo su mando ) y así podría saciar su sed de justicia al poder ver a los responsables del genocidio de los “Llama de Sangre” muertos. El desafío ahora era lograr que los tres lideres de la rebelión que esperaban conocerla ocultos en un recinto confiaran en que la Pelirroja era una hábil estratega y guerrera. Entrando en la habitación Gazú habló por ambos: ⟁Disculpen la tardanza ella es de la que os hable, Es una guerrera más hábil que mis marionetas así que les puede venir bien𓂀 Todos observaron expectantes a Elizabeth. Querían escuchar primero su presentación antes de ellos dar las suyas. Elizabeth dejó ver su rostro retirando una vez más la capucha, decidió guardar silencio y analizar a cada uno, su mirada era directa y analítica. Podía ver por la postura de cada uno que rango de mando ocupaban en la jerarquía y sabía por experiencia que desde antes que ella entrara a la habitación ya la estaban subestimando. 🌹──No estoy al tanto de lo que saben de mi, pero sé que es lo suficiente, todo lo demás es respondido con acciones, las palabras son muy débiles para ciertas situaciones. Los hombres se miraron entre ellos como queriendo comunicar algo. El del parche se adelantó y mirando encima del hombro dijo con vos profunda —Espero no decepciones a mi gente... Llama de sangre— Gazú: ⟁Ella es mi aliada... Y la que os ayudará en vuestra causa... Cómo dijo... La cháchara es débil en ciertas situaciones y solo las acciones responden preguntas𓂀 Hombre del parche—Entonces que hable... Si ella es inteligente que nos guíe— Los ojos de Elizabeth brillaban al rojo vivo de manera desafiante 🌹── Si tienen dudas de mi compromiso con la causa, es ahora donde las tienen que sepultar. Lucharé con todo lo que tengo para dar cara a toda esa tropa de escorias, el odio a este imperio me carcome, arde mi sangre por verlos caer de una vez por todas. Sé que es querer dar fin a la opresión, se que es sufrir el escarnio en carne viva, de tantas maneras que no podría enumerar. El valor y determinación me sobran, la sed de venganza está latente [dirigiéndose al del parche] ──¿Tú pides inteligencia? Te digo que se necesita mucho más que eso en el campo de batalla, se necesita coraje y determinación, la muerte no es tu enemiga es tu aliada para clavar la espada. Mi pregunta para ustedes caballeros : ¿ Tienen todo eso o les faltan huevos? Si estamos hablando el mismo idioma entonces pelearemos codo a codo y no existirá un mañana sin olvidar el por qué no debemos menguar El hombre enmascarado se acercó a Liz ante tal invitación y desenvaino su espada para clavarla al suelo y arrodillarse en forma de reverencia, acto seguido dijo con determinación —Anatolis Gedler.. Capitán de los pueblos y comarcas del norte... A su servicio, luchare codo a codo bajo el estándarte de llama de sangre— Al mismo tiempo el de cabellera larga hizo lo mismo repitiendo entre lágrimas —Baron Cohner... Comodoro de Navíos imperiales rebeldes y amigo de los pescadores humildes... A su servicio yo también lucharevbajo el estándarte de llama de sangre...Y vengaré a mi hija— El del parche, habiendo visto a sus compañeros de armas reverenciar a Liz tuvo que arrodillarse y decir con su rostro cabizbajo —Curtis Kingwolf.... Hijo de una campesina... Amigo de los que viven en granjas.... Lucharé como un llama de sangre— Gazú observó complacido como Liz pudo doblegar e inspirar a unos hombres desanimados que la subestimaban 🌹── Levántense caballeros, agradezco su reconocimiento pero hoy y los siguientes mañanas seremos iguales en el campo de batalla. Gedler,Cohner, Kingwolf yo Elizabeth juro que si es preciso morir, moriré con la espada empuñada [dicho esto tomó su arma y con el filo de este se cortó la mano, sangre brotó de inmediato, y como promesa solemne con ella trazó líneas carmesí en sus ojos y nariz] De esta manera la promesa de una guerra quedaba sellada, la batalla en el corazón de Elizabeth deseaba ser ganada. La venganza bajo su espada
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    Una invitación indecente a una persona para una fogosa actividad de a 3
    Quien se anota?
    Una invitación indecente a una persona para una fogosa actividad de a 3 Quien se anota? :STK-61:
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  • 🔆𝔻í𝕒 𝕕𝕖 ℙ𝕝𝕒𝕪𝕒🔆
    Fandom Hazbin Hotel // Crossover
    Categoría Crossover
    Con la tranquilidad que parecía transcurrir desde el último gran problema y, tras todo el trabajo que ya había realizado para cambiar el infierno, unas merecidas vacaciones no estaban de más.

    Claro era que no deseaba ir solo, quería compartir un tiempo de relajación con su familia, sus amigos y todo aquel conocido que deseara disfrutar de un fin de semana sin preocupaciones.
    Alistó su equipaje, mandó un anuncio por todo el infierno e incluso a distintas dimensiones con aquella invitación libre, donde su propio poder abriría un portal desde cualquier punto a aquella playa paradisiaca que sería exclusiva para su disfrute.

    Una vez con todo listo, chasqueó los dedos, dejando que sus diablillos llevaran su maleta, varias hieleras con bebidas y bocadillos, algunos juegos, flotadores, entre otras tantas cosas para cubrir cualquier necesidad que pudiera surgir.

    —¡Bien, hora del show!~

    Terminó colocándose las gafas de sol, acomodando su camisa (como no podía ser de otro modo) con patitos impresos y colocándose sandalias en las pezuñas antes de cruzar el portal, arreglando la playa con toallas, sombrillas y pequeños apartados de camping, incluso con redes de juego, todo sería perfecto.
    Con la tranquilidad que parecía transcurrir desde el último gran problema y, tras todo el trabajo que ya había realizado para cambiar el infierno, unas merecidas vacaciones no estaban de más. Claro era que no deseaba ir solo, quería compartir un tiempo de relajación con su familia, sus amigos y todo aquel conocido que deseara disfrutar de un fin de semana sin preocupaciones. Alistó su equipaje, mandó un anuncio por todo el infierno e incluso a distintas dimensiones con aquella invitación libre, donde su propio poder abriría un portal desde cualquier punto a aquella playa paradisiaca que sería exclusiva para su disfrute. Una vez con todo listo, chasqueó los dedos, dejando que sus diablillos llevaran su maleta, varias hieleras con bebidas y bocadillos, algunos juegos, flotadores, entre otras tantas cosas para cubrir cualquier necesidad que pudiera surgir. —¡Bien, hora del show!~ Terminó colocándose las gafas de sol, acomodando su camisa (como no podía ser de otro modo) con patitos impresos y colocándose sandalias en las pezuñas antes de cruzar el portal, arreglando la playa con toallas, sombrillas y pequeños apartados de camping, incluso con redes de juego, todo sería perfecto.
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