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    (Creepypasta) Perfil Maldito - Yui Kirishima - Wattpad
    Ella sólo quería más amigos, no imagino que eso sería su sentencia de muerte
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  • —Ah, ya veo. Entonces ha venido a informarme que va a bajar de peso mágicamente con resultados inmediatos sin cambiar su dieta ni mover un músculo. Fascinante enfoque científico. Cuénteme más.
    #undianormalenconsultorio
    —Ah, ya veo. Entonces ha venido a informarme que va a bajar de peso mágicamente con resultados inmediatos sin cambiar su dieta ni mover un músculo. Fascinante enfoque científico. Cuénteme más. #undianormalenconsultorio
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    ─" Go away..." ─ Introducing himself.


    [>Buenas a todxs, es un gusto traer a Eth aquí, espero que su forma de ser no perjudique su oportunidad de crear vínculos interesantes y porque no divertirse un rato. Por mi parte soy un aficionado pero realizo rol escrito desde hace ya unos buenos años por lo que estoy abierto a todo tipo de historias.

    Próximamente tendré listo algo de información para lxs curiosxs. (?).]
    ─" Go away..." ─ Introducing himself. [>Buenas a todxs, es un gusto traer a Eth aquí, espero que su forma de ser no perjudique su oportunidad de crear vínculos interesantes y porque no divertirse un rato. Por mi parte soy un aficionado pero realizo rol escrito desde hace ya unos buenos años por lo que estoy abierto a todo tipo de historias. Próximamente tendré listo algo de información para lxs curiosxs. (?).]
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  • 📍Park Elite Models- Despacho de La Musa Perversa
    Fandom OC
    Categoría Original
    21:42 p.m.
    Starter abierto – Puedes ser modelo, criminal, aliado, rival, oficial de la ley…o simplemente alguien que entró donde no debía.

    El mármol blanco reflejaba la ciudad como una joya fría desde las ventanas sin cortinas. En el centro de la sala, La Musa Perversa estaba sentada con una pierna cruzada, el vestido negro ceñido como una promesa peligrosa, y una copa de vino apenas tocada sobre la mesa de cristal.

    No había música. Solo el leve susurro de documentos al deslizarse entre sus dedos enguantados.
    Una carpeta roja quedó sobre la mesa. No se abrió. Solo se dejó ver.
    El sello en la portada: un tigre estilizado… blanco, sin pupilas.

    —Llegas tarde —dijo sin levantar la vista, con esa voz que no gritaba… pero exigía.

    Solo entonces alzó los ojos. Y sonrió.

    —Dime…
    ¿Qué vienes a ofrecerme?
    ¿Belleza?
    ¿Información?
    ¿Lealtad?
    ¿O quizás… jurisdicción?

    Se inclinó hacia delante, las uñas perfectamente esmaltadas tamborileando sobre la superficie pulida.

    —Aquí todos firman con algo más que tinta. Pero no te preocupes.
    Siempre puedes elegir cómo sangras.
    🕰️ 21:42 p.m. 💬 Starter abierto – Puedes ser modelo, criminal, aliado, rival, oficial de la ley…o simplemente alguien que entró donde no debía. El mármol blanco reflejaba la ciudad como una joya fría desde las ventanas sin cortinas. En el centro de la sala, La Musa Perversa estaba sentada con una pierna cruzada, el vestido negro ceñido como una promesa peligrosa, y una copa de vino apenas tocada sobre la mesa de cristal. No había música. Solo el leve susurro de documentos al deslizarse entre sus dedos enguantados. Una carpeta roja quedó sobre la mesa. No se abrió. Solo se dejó ver. El sello en la portada: un tigre estilizado… blanco, sin pupilas. —Llegas tarde —dijo sin levantar la vista, con esa voz que no gritaba… pero exigía. Solo entonces alzó los ojos. Y sonrió. —Dime… ¿Qué vienes a ofrecerme? ¿Belleza? ¿Información? ¿Lealtad? ¿O quizás… jurisdicción? Se inclinó hacia delante, las uñas perfectamente esmaltadas tamborileando sobre la superficie pulida. —Aquí todos firman con algo más que tinta. Pero no te preocupes. Siempre puedes elegir cómo sangras.
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  • Viejas costumbres, viejos hábitos.
    Categoría Acción
    Retomando viejos caminos.

    El sonido del agua cayendo al compás de los pajaritos cantores fue la sinfonía de aquélla despedida; el bello paraje donde solía reunirse con su más leal vasallo podría ser el último vistazo, al menos por unos cuantos años.

    — Está decidido, de todas maneras agradezco el afán de querer acompañarme, aún así, este viaje deberé hacerlo sola. —

    Elevó su mirar con un gesto de dulzura, agradecida de aquéllas batallas las cuales sin su mano derecha jamás hubiesen sido posibles. Se levantó del suelo donde descansaba a pie descalzo para ver el rostro de su vasallo.

    — ¿Ahora sí me dejarás ver detrás del casco? Anda, como despedida; quizá sea la última vez que te vea. Deseo llevarte en mi memoria. —
    Retomando viejos caminos. El sonido del agua cayendo al compás de los pajaritos cantores fue la sinfonía de aquélla despedida; el bello paraje donde solía reunirse con su más leal vasallo podría ser el último vistazo, al menos por unos cuantos años. — Está decidido, de todas maneras agradezco el afán de querer acompañarme, aún así, este viaje deberé hacerlo sola. — Elevó su mirar con un gesto de dulzura, agradecida de aquéllas batallas las cuales sin su mano derecha jamás hubiesen sido posibles. Se levantó del suelo donde descansaba a pie descalzo para ver el rostro de su vasallo. — ¿Ahora sí me dejarás ver detrás del casco? Anda, como despedida; quizá sea la última vez que te vea. Deseo llevarte en mi memoria. —
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  • //Escena con Matthew Miller

    Normalmente no frecuentaba lugares públicos como cafeterías o bares, no era de su agrado estar rodeado de gente, posiblemente ruidosa y alcoholizada.
    Sin embargo ese día tenía un motivo para hacerlo.

    Mientras investigaba llegó cierta información a él sobre que, quizá, en cierto local podría conseguir más datos de interés sobre algunos miembros de aquel grupo mafioso. Podía ser un poco peligroso ir allí y tal vez toparse con ellos, le reconocerían fácilmente.
    Debía ser cuidadoso.

    Así fue como terminó en aquel bar, sentado en una zona poco iluminada de la barra para no destacar demasiado. Un muchacho de complexión delgada y baja altura. Piel nívea que contrastaba mucho con su cabello lacio y azabache. Ojos rasgados que denotaban se trataba de un joven asiático, de un color algo inusual para dicha etnia, grises. Una pequeña tirita adornaba su rostro, seguramente se hizo un rasguño. Vestía una camiseta simple color beige de manga corta y encima de esta una chaqueta gris oscuro de tela fina, con capucha y cremallera. Pantalón tejano grisáceo y unas zapatillas estilo converse, obviamente no eran de marca.
    Procuraba no llamar nada la atención.

    Debía pensar en qué pediría para beber antes de que le tomaran nota. Porque algo debía pedir, sino no podría quedarse. No quería alcohol ya que no lo toleraba bien. Quizá... ¿Un zumo? Oh, por favor, sería un poco raro que alguien pidiera zumo allí.

    Se le podía ver bastante inmerso en sus pensamientos, pues no solo estaba decidiendo qué tomar, también pensando cómo lo haría para indagar sobre esos tipos. ¿A quién debía pregunta? ¿Y qué preguntas haría?
    //Escena con [eclipse_peridot_koala_294] Normalmente no frecuentaba lugares públicos como cafeterías o bares, no era de su agrado estar rodeado de gente, posiblemente ruidosa y alcoholizada. Sin embargo ese día tenía un motivo para hacerlo. Mientras investigaba llegó cierta información a él sobre que, quizá, en cierto local podría conseguir más datos de interés sobre algunos miembros de aquel grupo mafioso. Podía ser un poco peligroso ir allí y tal vez toparse con ellos, le reconocerían fácilmente. Debía ser cuidadoso. Así fue como terminó en aquel bar, sentado en una zona poco iluminada de la barra para no destacar demasiado. Un muchacho de complexión delgada y baja altura. Piel nívea que contrastaba mucho con su cabello lacio y azabache. Ojos rasgados que denotaban se trataba de un joven asiático, de un color algo inusual para dicha etnia, grises. Una pequeña tirita adornaba su rostro, seguramente se hizo un rasguño. Vestía una camiseta simple color beige de manga corta y encima de esta una chaqueta gris oscuro de tela fina, con capucha y cremallera. Pantalón tejano grisáceo y unas zapatillas estilo converse, obviamente no eran de marca. Procuraba no llamar nada la atención. Debía pensar en qué pediría para beber antes de que le tomaran nota. Porque algo debía pedir, sino no podría quedarse. No quería alcohol ya que no lo toleraba bien. Quizá... ¿Un zumo? Oh, por favor, sería un poco raro que alguien pidiera zumo allí. Se le podía ver bastante inmerso en sus pensamientos, pues no solo estaba decidiendo qué tomar, también pensando cómo lo haría para indagar sobre esos tipos. ¿A quién debía pregunta? ¿Y qué preguntas haría?
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  • — La sinfonía de las olas no suena igual sin ti, min gulljente. Hay aún energía de sobra en estos viejos huesos para encargarse de todo, así que despreocúpate.
    — La sinfonía de las olas no suena igual sin ti, min gulljente. Hay aún energía de sobra en estos viejos huesos para encargarse de todo, así que despreocúpate.
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  • El sol entraba por la ventana del cuarto de descanso, filtrándose a través de las persianas mal cerradas. Shoko Ieiri se estiró en el sillón, un cigarrillo apagado entre los dedos y una taza de café olvidada sobre la mesa. El hospital estaba inusualmente tranquilo ese día, sin urgencias, sin gritos ni maldiciones lanzadas por hechiceros malheridos. Solo el zumbido leve del aire acondicionado y el ocasional paso de alguien en los pasillos.

    Respiró hondo. No estaba acostumbrada al silencio. Su mente, siempre alerta, no sabía si relajarse o empezar a repasar mentalmente los informes pendientes. Pero no lo hizo. En cambio, cerró los ojos y dejó que su cabeza se recargara contra el respaldo. Pensó en los chicos, en cómo habían crecido. En cómo el tiempo no perdonaba a nadie, salvo a los que aprendían a mirar hacia otro lado.

    —Si Geto viera esto... —murmuró con una sonrisa apenas dibujada, sabiendo bien que él habría hecho algún comentario sarcástico sobre su “día libre”.

    El cigarrillo quedó sin encender. No tenía ganas. Afuera, una nube tapó brevemente el sol y el cambio de luz tiñó la sala de gris. Aun así, Shoko no se movió. Había aprendido que a veces el mayor lujo era simplemente estar. No sanar, no proteger, no pensar. Solo... existir un rato.

    Terminó su café frío sin quejarse. Observó la luz volver con la nube ya ida, como si el mundo le diera permiso para seguir respirando.
    Quizá más tarde saldría a caminar. Quizá no. Por ahora, ese rincón era todo lo que necesitaba.
    El sol entraba por la ventana del cuarto de descanso, filtrándose a través de las persianas mal cerradas. Shoko Ieiri se estiró en el sillón, un cigarrillo apagado entre los dedos y una taza de café olvidada sobre la mesa. El hospital estaba inusualmente tranquilo ese día, sin urgencias, sin gritos ni maldiciones lanzadas por hechiceros malheridos. Solo el zumbido leve del aire acondicionado y el ocasional paso de alguien en los pasillos. Respiró hondo. No estaba acostumbrada al silencio. Su mente, siempre alerta, no sabía si relajarse o empezar a repasar mentalmente los informes pendientes. Pero no lo hizo. En cambio, cerró los ojos y dejó que su cabeza se recargara contra el respaldo. Pensó en los chicos, en cómo habían crecido. En cómo el tiempo no perdonaba a nadie, salvo a los que aprendían a mirar hacia otro lado. —Si Geto viera esto... —murmuró con una sonrisa apenas dibujada, sabiendo bien que él habría hecho algún comentario sarcástico sobre su “día libre”. El cigarrillo quedó sin encender. No tenía ganas. Afuera, una nube tapó brevemente el sol y el cambio de luz tiñó la sala de gris. Aun así, Shoko no se movió. Había aprendido que a veces el mayor lujo era simplemente estar. No sanar, no proteger, no pensar. Solo... existir un rato. Terminó su café frío sin quejarse. Observó la luz volver con la nube ya ida, como si el mundo le diera permiso para seguir respirando. Quizá más tarde saldría a caminar. Quizá no. Por ahora, ese rincón era todo lo que necesitaba.
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  • Hosanna in Excelsis
    Fandom OC/Honkai Star Rail (AU)/Hololive
    Categoría Acción
    The Dreamscape. El Paisaje de los Sueños. Lo que comenzó como un lugar vacío ahora era como un lienzo en blanco, listo para el Arquitecto y que este pudiese plasmar el diseño perfecto para la creación que había planificado. Un pentagrama infinito, listo para el Compositor y que este pudiese escribir no con palabras, pero con notas, la sinfonía de la Harmonía y el Orden con la cual liberaría a la humanidad entera. La melodía del Sueño Eterno.

    Sunday era su nombre. El último Halovian, el último Ángel. Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Nacido para seguir al Eón (dios) de la Harmonía (Xipe), vuelto fanático del muerto Eón (dios) del Orden (Ena).

    Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Con un gran complejo de Mesías se veía a sí mismo como la única estrella con la necesidad de brillar. La única estrella que habría de guiar a la creación a su salvación aún en contra de su voluntad. Ególatra como ninguno, él era la Luz.

    Siete días habían pasado desde el primer sueño. Siete días habían pasado desde el momento en que el primer alma que en su psicótica "misericordia" fue sumergida en el sueño de su vida ideal. Ina’nis Ninomae, una pobre chica víctima de la maldad de la humanidad. Objeto de sacrificios, objeto de hechicería. Objeto de la crueldad del hombre, vuelta una con lo que nunca debió ser visto, vuelta una con lo que sólo podía llamársele El Abismo.

    Niña, pobre niña. Robada de sus sueños, llevada a tocar más de un universo. Pobre niña, robada de sus genuinos anhelos, llevada a robar y alimentarse de almas a lo largo del tiempo y del espacio en más de una realidad. Niña, pobre niña, robada de su corazón para alimentar el hambre insaciable de aquella oscuridad de lo profundo.

    Pero ya no era más el caso. Pues sumergida en el sueño, su alma viviendo lo que siempre deseó, dejando en el olvido lo que alguna vez en carne vivió, los papeles se habían invertido. El sueño era realidad, y lo que alguna vez fue real para ella nada más que el distante eco de un mal sueño, algo que jamás sucedio.

    Chica, lamentable chica, pero jamás lo sabrá, Chica, lamentable chica, pero jamás vivirá. Chica, lamentable chica, pero jamás verá ese mal sueño, esa pesadilla, esa cruel realidad. Su alma descansaba, pero su cuerpo victimizado. Su alma descanaba, pero la energía de su ser se desvanecía. Había sido usada por Sunday en más de una manera, donde la primordial fue el abuso de sus trágicos poderes. La utilizó para abrir un puente directo a todas las realidades posibles. A cada variante del mundo existente. Presentes, pasadas, por existir. Su Sinfonía abarcaría el principio y el final de la creación hasta siempre.

    Las almas que había devorado, ahora liberadas por el Halovian. Cientos, miles de voces a lo largo de diferentes mundos y dimensiones ahora eran como estrellas que adornaban el firmamento de aquel espacio separado de todo lo demás, como una dimensión de bolsillo. 107,336 eran en número, tantas como las estrellas del cielo nocturno, representaba una nota en la gran Sinfonía del Director.

    —"El día de su redención ha llegado... Pues hoy es el día en el que les concedo la vida.

    Porque juro por la Verdad.
    Porque juro por El Calendario.
    Porque juro por los Valores.
    Porque juro por las Reglas.
    Porque juro por el Significado y Propósito.
    Porque juro por la Dignidad Humana...

    Que todo esto les daré. Porque lo que fue ya no lo es más, y lo que siempre han deseado es lo que será.

    Porque todo lo que les espera no es más que la Gracia. Mi nombre es Sunday, y mi Gracia será con todos ustedes"—.

    Sin ser visto, una voz llena de melancolía, de determinación. Una voz llena de compasión, llena de amor. Una voz llena de anhelo, hizo eco a lo largo y ancho del universo. De los universos. Hizo eco a lo largo de la historia, a lo largo del tiempo. Hizo eco a lo largo del espacio, eternamente en expansión. Hizo eco en el alma de la humanidad, destinada a la muerte. Hizo eco en el pensamiento del hombre, interrumpiéndole. Era la voz de Sunday, la voz de la Estrella Singular.

    Era la apertura del Director. La apertura del Arquitecto de Sueños. Era el anuncio del principio del fin. El anuncio del principio de una nueva vida. Era el anuncio del sueño por venir. Dioses. La Humanidad. El Abismo. La creación. Todos estaban por conocer el eterno descanso... La eterna paz. La Harmonía. El Orden. La melodía de sus vidas, dirigida por él.
    The Dreamscape. El Paisaje de los Sueños. Lo que comenzó como un lugar vacío ahora era como un lienzo en blanco, listo para el Arquitecto y que este pudiese plasmar el diseño perfecto para la creación que había planificado. Un pentagrama infinito, listo para el Compositor y que este pudiese escribir no con palabras, pero con notas, la sinfonía de la Harmonía y el Orden con la cual liberaría a la humanidad entera. La melodía del Sueño Eterno. Sunday era su nombre. El último Halovian, el último Ángel. Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Nacido para seguir al Eón (dios) de la Harmonía (Xipe), vuelto fanático del muerto Eón (dios) del Orden (Ena). Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Con un gran complejo de Mesías se veía a sí mismo como la única estrella con la necesidad de brillar. La única estrella que habría de guiar a la creación a su salvación aún en contra de su voluntad. Ególatra como ninguno, él era la Luz. Siete días habían pasado desde el primer sueño. Siete días habían pasado desde el momento en que el primer alma que en su psicótica "misericordia" fue sumergida en el sueño de su vida ideal. [HugsFromTheVo1d], una pobre chica víctima de la maldad de la humanidad. Objeto de sacrificios, objeto de hechicería. Objeto de la crueldad del hombre, vuelta una con lo que nunca debió ser visto, vuelta una con lo que sólo podía llamársele El Abismo. Niña, pobre niña. Robada de sus sueños, llevada a tocar más de un universo. Pobre niña, robada de sus genuinos anhelos, llevada a robar y alimentarse de almas a lo largo del tiempo y del espacio en más de una realidad. Niña, pobre niña, robada de su corazón para alimentar el hambre insaciable de aquella oscuridad de lo profundo. Pero ya no era más el caso. Pues sumergida en el sueño, su alma viviendo lo que siempre deseó, dejando en el olvido lo que alguna vez en carne vivió, los papeles se habían invertido. El sueño era realidad, y lo que alguna vez fue real para ella nada más que el distante eco de un mal sueño, algo que jamás sucedio. Chica, lamentable chica, pero jamás lo sabrá, Chica, lamentable chica, pero jamás vivirá. Chica, lamentable chica, pero jamás verá ese mal sueño, esa pesadilla, esa cruel realidad. Su alma descansaba, pero su cuerpo victimizado. Su alma descanaba, pero la energía de su ser se desvanecía. Había sido usada por Sunday en más de una manera, donde la primordial fue el abuso de sus trágicos poderes. La utilizó para abrir un puente directo a todas las realidades posibles. A cada variante del mundo existente. Presentes, pasadas, por existir. Su Sinfonía abarcaría el principio y el final de la creación hasta siempre. Las almas que había devorado, ahora liberadas por el Halovian. Cientos, miles de voces a lo largo de diferentes mundos y dimensiones ahora eran como estrellas que adornaban el firmamento de aquel espacio separado de todo lo demás, como una dimensión de bolsillo. 107,336 eran en número, tantas como las estrellas del cielo nocturno, representaba una nota en la gran Sinfonía del Director. —"El día de su redención ha llegado... Pues hoy es el día en el que les concedo la vida. Porque juro por la Verdad. Porque juro por El Calendario. Porque juro por los Valores. Porque juro por las Reglas. Porque juro por el Significado y Propósito. Porque juro por la Dignidad Humana... Que todo esto les daré. Porque lo que fue ya no lo es más, y lo que siempre han deseado es lo que será. Porque todo lo que les espera no es más que la Gracia. Mi nombre es Sunday, y mi Gracia será con todos ustedes"—. Sin ser visto, una voz llena de melancolía, de determinación. Una voz llena de compasión, llena de amor. Una voz llena de anhelo, hizo eco a lo largo y ancho del universo. De los universos. Hizo eco a lo largo de la historia, a lo largo del tiempo. Hizo eco a lo largo del espacio, eternamente en expansión. Hizo eco en el alma de la humanidad, destinada a la muerte. Hizo eco en el pensamiento del hombre, interrumpiéndole. Era la voz de Sunday, la voz de la Estrella Singular. Era la apertura del Director. La apertura del Arquitecto de Sueños. Era el anuncio del principio del fin. El anuncio del principio de una nueva vida. Era el anuncio del sueño por venir. Dioses. La Humanidad. El Abismo. La creación. Todos estaban por conocer el eterno descanso... La eterna paz. La Harmonía. El Orden. La melodía de sus vidas, dirigida por él.
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  • 𝐏𝐨𝐰𝐞𝐫 𝐚𝐧𝐝 𝐌𝐨𝐧𝐞𝐲 Pt 5
    ──── #3D #MonoRol

    ❝ El dinero si importa y cada billete... cuenta. ❞

    Yuri: ¿Y qué harás George? ¿Rogar cuando la policía te arrastre fuera de aquí? Yo los tengo bajo control, y tú no tienes nada.

    El Oso Ivanova, con el rostro ensangrentado y la respiración pesada, luchaba por levantarse del suelo frío y húmedo del almacén. Yuri lo observaba, con una sonrisa de triunfo en su rostro...

    Y un cuchillo en su mano.

    ─Esto... no ha terminado, no vas a destruir lo que construí.

    Expresó con dificultad mientras se arrastraba.

    Yuri: ¿Construiste?. Todo esto siempre fue mío. Tú solo eras el rostro bonito para distraer a los idiotas.

    George, con las manos temblorosas, se apoyó en una caja cercana, pero sus piernas no respondían. La sangre que goteaba de su frente nublaba su visión, pero su determinación seguía intacta.

    ─Nunca tendrás mi respeto. Eres un cobarde...

    En el momento en que Alejandro levantó el cuchillo para clavarlo en la espalda de George. Las puertas del almacén se abrieron de golpe con un estruendo ensordecedor. La luz de las linternas del equipo SWAT iluminó el oscuro lugar, revelando el caos y la sangre que marcaban el enfrentamiento entre George y Yuri. Los agentes, vestidos con equipo táctico, entraron rápidamente, gritando órdenes.

    SWAT: ¡Al suelo! ¡Manos arriba, ahora!

    Yuri dejó caer el cuchillo mientras levantaba las manos lentamente. George, aún en el suelo, intentó moverse, pero su cuerpo herido no respondía. Uno de los agentes se acercó a él, asegurándose de que estuviera desarmado antes de pedir asistencia médica.

    ─Todo se acabó.

    Yuri simplemente permaneció tranquilo, pues había apoyado a las fuerzas del orden para que esto sucediera pero....

    Klara quien lideraba el operativo, entró al almacén con una mirada furiosa.

    Klara: Yuri, parece que tu pequeño juego ha llegado a su fin. Pero tengo una propuesta para ti.

    Anuncio con ese toque profesional mientras se acercaba lentamente a ambos. Yuri, intrigado pero desconfiado, musitó:

    Yuri: ¿Qué tipo de propuesta? No estoy en posición de negociar,...¿o sí?

    Aquella detective profesional cuyo escote revelaba más que sus intenciones se inclinó ligeramente hacia él, bajando la voz para que nadie más pudiera escuchar.

    Klara: Sabes que George está acabado. Pero tú... tú podrías salir de aquí con algo más que una celda. Dame información sobre los carteles aliados y las mafias rivales, algo que pueda usar para cerrar este caso de una vez por todas, y quizás podamos llegar a un acuerdo....

    Yuri vió una oportunidad de oro para salvarse.

    Comenzó a hablar, revelando detalles sobre los carteles y sus operaciones, también sobre los movimientos de las mafias rivales. Mientras Klara escuchaba atentamente, tomando notas mentales mientras asentía de vez en cuando.

    Mientras, un paramédico del equipo SWAT trabajaba rápidamente para detener el sangrado en el brazo del Oso Ivanova y limpiar las heridas en su rostro. Cada palabra de la conversación entre aquella detective y Yuri llegaba a sus oídos. Sus ojos, medio cerrados por el dolor, seguían cada movimiento de los dos, incapaz de intervenir pero completamente consciente de lo que ocurría.

    Pero justo cuando aquel traidor pensaba que había ganado su libertad...

    Klara dio un paso atrás y sonrió de manera fría.

    Klara: Gracias por tu cooperación, Yuri Gorbachov Pero, ¿sabes qué? No necesito un acuerdo contigo. Ya tengo suficiente para hundirte junto con George. Disfruta tu estadía en prisión....
    𝐏𝐨𝐰𝐞𝐫 𝐚𝐧𝐝 𝐌𝐨𝐧𝐞𝐲 🇷🇺 Pt 5 ──── #3D #MonoRol ❝ El dinero si importa y cada billete... cuenta. ❞ Yuri: ¿Y qué harás George? ¿Rogar cuando la policía te arrastre fuera de aquí? Yo los tengo bajo control, y tú no tienes nada. El Oso Ivanova, con el rostro ensangrentado y la respiración pesada, luchaba por levantarse del suelo frío y húmedo del almacén. Yuri lo observaba, con una sonrisa de triunfo en su rostro... Y un cuchillo en su mano. ─Esto... no ha terminado, no vas a destruir lo que construí. Expresó con dificultad mientras se arrastraba. Yuri: ¿Construiste?. Todo esto siempre fue mío. Tú solo eras el rostro bonito para distraer a los idiotas. George, con las manos temblorosas, se apoyó en una caja cercana, pero sus piernas no respondían. La sangre que goteaba de su frente nublaba su visión, pero su determinación seguía intacta. ─Nunca tendrás mi respeto. Eres un cobarde... En el momento en que Alejandro levantó el cuchillo para clavarlo en la espalda de George. Las puertas del almacén se abrieron de golpe con un estruendo ensordecedor. La luz de las linternas del equipo SWAT iluminó el oscuro lugar, revelando el caos y la sangre que marcaban el enfrentamiento entre George y Yuri. Los agentes, vestidos con equipo táctico, entraron rápidamente, gritando órdenes. SWAT: ¡Al suelo! ¡Manos arriba, ahora! Yuri dejó caer el cuchillo mientras levantaba las manos lentamente. George, aún en el suelo, intentó moverse, pero su cuerpo herido no respondía. Uno de los agentes se acercó a él, asegurándose de que estuviera desarmado antes de pedir asistencia médica. ─Todo se acabó. Yuri simplemente permaneció tranquilo, pues había apoyado a las fuerzas del orden para que esto sucediera pero.... Klara quien lideraba el operativo, entró al almacén con una mirada furiosa. Klara: Yuri, parece que tu pequeño juego ha llegado a su fin. Pero tengo una propuesta para ti. Anuncio con ese toque profesional mientras se acercaba lentamente a ambos. Yuri, intrigado pero desconfiado, musitó: Yuri: ¿Qué tipo de propuesta? No estoy en posición de negociar,...¿o sí? Aquella detective profesional cuyo escote revelaba más que sus intenciones se inclinó ligeramente hacia él, bajando la voz para que nadie más pudiera escuchar. Klara: Sabes que George está acabado. Pero tú... tú podrías salir de aquí con algo más que una celda. Dame información sobre los carteles aliados y las mafias rivales, algo que pueda usar para cerrar este caso de una vez por todas, y quizás podamos llegar a un acuerdo.... Yuri vió una oportunidad de oro para salvarse. Comenzó a hablar, revelando detalles sobre los carteles y sus operaciones, también sobre los movimientos de las mafias rivales. Mientras Klara escuchaba atentamente, tomando notas mentales mientras asentía de vez en cuando. Mientras, un paramédico del equipo SWAT trabajaba rápidamente para detener el sangrado en el brazo del Oso Ivanova y limpiar las heridas en su rostro. Cada palabra de la conversación entre aquella detective y Yuri llegaba a sus oídos. Sus ojos, medio cerrados por el dolor, seguían cada movimiento de los dos, incapaz de intervenir pero completamente consciente de lo que ocurría. Pero justo cuando aquel traidor pensaba que había ganado su libertad... Klara dio un paso atrás y sonrió de manera fría. Klara: Gracias por tu cooperación, Yuri Gorbachov Pero, ¿sabes qué? No necesito un acuerdo contigo. Ya tengo suficiente para hundirte junto con George. Disfruta tu estadía en prisión....
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