• El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua.

    El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll.

    Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe.

    “¿Qué te trae por aquí, mago?”

    pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia.

    “He venido en busca de información,”

    responde Yukine, su voz resonando con autoridad.

    “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.”

    El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad.

    “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.”

    Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes.

    “Entonces, empecemos,”

    dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar.

    El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco.

    “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?”

    Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme.

    “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.”

    El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación.

    “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.”

    Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra.

    “He oído hablar de ese artefacto,”

    dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices.

    “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.”

    Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?”

    Lidica asiente lentamente.

    “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.”

    Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir.

    “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.”

    El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo.

    “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.”

    Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito.

    Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar.

    “El templo está a unos días de viaje desde aquí,”

    explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.”

    Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte.

    “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.”

    Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña.

    “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.”

    A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje.

    “Debemos acampar aquí por la noche,”

    sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque.

    “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.”

    Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo.

    “Este es el templo,”

    dice, señalando una estructura en el centro del mapa.

    “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.”

    Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.”

    Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles.

    El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas.

    Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva.

    “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?”

    pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles.

    Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto.

    “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.”

    El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente.

    "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro"

    el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur

    “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.”

    Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal.

    Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos

    "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya"

    luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo.

    El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas.

    Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo
    A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder

    Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar
    El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo
    El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, y Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
    El mago Yukine empuja la pesada puerta de madera del bar. Al entrar, una mezcla de luces tenues y sombras danzantes lo envuelven. El aire está cargado de una mezcla de aromas: hierbas exóticas, pociones burbujeantes y el inconfundible olor a magia antigua. El bar está lleno de seres mitológicos de todo tipo. En una esquina, un grupo de elfos discute animadamente sobre la última moda en arcos encantados. Cerca de la barra, un centauro sorbe una bebida espumosa mientras conversa con una sirena que ha encontrado un asiento en un tanque de agua especialmente diseñado para ella. En una mesa central, un dragón en forma humana lanza dados mágicos en un juego de azar con un gnomo y un troll. Yukine avanza con paso seguro, su capa ondeando ligeramente detrás de él. Sus ojos brillan con una luz azulada, reflejo de su poder interior. Se acerca a la barra, donde el barman, un duende de aspecto astuto, le sonríe. “¿Qué te trae por aquí, mago?” pregunta el duende mientras limpia un vaso con un trapo que parece tener vida propia. “He venido en busca de información,” responde Yukine, su voz resonando con autoridad. “Dicen que aquí se puede encontrar a los más sabios y a los más astutos de todos los reinos.” El duende asiente, sus ojos brillando con curiosidad. “Has venido al lugar correcto. Pero aquí, la información tiene un precio.” Yukine sonríe levemente, sacando una pequeña bolsa de su capa y dejándola sobre la barra. El tintineo de las monedas de oro resuena en el bar, atrayendo la atención de varios de los presentes. “Entonces, empecemos,” dice Yukine, preparándose para desentrañar los secretos que lo han llevado hasta este lugar. El duende toma la bolsa de monedas y la guarda rápidamente en un bolsillo de su chaleco. “Muy bien, mago Yukine. ¿Qué es lo que deseas saber?” Yukine se inclina ligeramente hacia adelante, su voz baja pero firme. “Estoy buscando información sobre un antiguo artefacto, el Orbe de Eterna Luz. Se dice que tiene el poder de restaurar el equilibrio entre los reinos.” El duende frunce el ceño, sus ojos brillando con una mezcla de interés y preocupación. “El Orbe de Eterna Luz… No es un objeto común. Muchos lo han buscado, pero pocos han regresado.” Desde una mesa cercana, una figura encapuchada se levanta y se acerca a la barra. “He oído hablar de ese artefacto,” dice la figura, revelando un rostro parcialmente cubierto por cicatrices. “Soy Lidica, una exploradora de tierras lejanas. He visto mapas y escuchado leyendas sobre el Orbe.” Yukine la observa con atención. “¿Estás dispuesta a compartir lo que sabes?” Lidica asiente lentamente. “A cambio de tu ayuda en una misión que tengo pendiente. Necesito recuperar un cristal de poder de las ruinas de un antiguo templo. Es un lugar peligroso, pero con tus habilidades, podríamos tener éxito.” Yukine considera la propuesta por un momento antes de asentir. “De acuerdo. Te ayudaré con tu misión, y a cambio, tú me guiarás hacia el Orbe de Eterna Luz.” El duende sonríe, satisfecho con el acuerdo. “Parece que tenemos un trato. Pero tened cuidado, ambos. Este bar está lleno de oídos curiosos y no todos son de fiar.” Con el pacto sellado, Yukine y Lidica se preparan para partir hacia su peligrosa aventura, sabiendo que el destino de los reinos podría depender de su éxito. Yukine y Lidica abandonan el bar “El Caldero Místico” y se adentran en la noche, sus pasos resonando en las calles empedradas. La luna llena ilumina su camino mientras se dirigen hacia las ruinas del antiguo templo donde se encuentra el cristal de poder que Lidica necesita recuperar. “El templo está a unos días de viaje desde aquí,” explica Lidica mientras caminan. “Está rodeado de un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y trampas antiguas. Tendremos que estar en guardia en todo momento.” Yukine asiente, su mirada fija en el horizonte. “Estoy preparado. Cuéntame más sobre este cristal de poder.” Lidica suspira, recordando las historias que había escuchado desde niña. “El Cristal de la Aurora es un artefacto antiguo que perteneció a mis ancestros. Se dice que tiene la capacidad de amplificar la magia de su portador, pero también puede ser peligroso si cae en las manos equivocadas. Mi familia ha estado buscándolo durante generaciones, y creo que finalmente estoy cerca de encontrarlo.” A medida que avanzan, el paisaje cambia gradualmente de la ciudad a un denso bosque. Los árboles altos y retorcidos parecen susurrar secretos antiguos, y la luz de la luna apenas penetra el espeso follaje. “Debemos acampar aquí por la noche,” sugiere Lidica, señalando un claro en el bosque. “Es mejor no adentrarse en el templo sin descansar primero.” Yukine asiente y comienza a preparar un pequeño campamento. Mientras encienden una fogata, Lidica saca un mapa antiguo y lo extiende sobre el suelo. “Este es el templo,” dice, señalando una estructura en el centro del mapa. “Hay varias entradas, pero la mayoría están protegidas por trampas mágicas. Con tu ayuda, creo que podemos desactivarlas y llegar al cristal.” Yukine estudia el mapa con atención. “Mañana al amanecer, nos dirigiremos al templo. Debemos estar preparados para cualquier cosa.” Con el plan trazado, ambos se acomodan junto a la fogata, sus pensamientos llenos de la misión que les espera. La noche avanza lentamente, y el bosque parece cobrar vida con los sonidos de criaturas nocturnas y el susurro del viento entre los árboles. El amancer y la salida del sol es el indicio que un nuevo día a iniciado, Yukine y Lidica se despiertan y preparan algo de desayuno, dan una segunda revisada al pan trasado con anterioridad y desmontan el campamento hecho, recogiendo las lonas y apagando la totalidad del fuego restante usando magia de agua, poniéndose en marcha una vez mas. Mientras Yukine y Lidica avanzan por el bosque encantado, una sensación de que son observados los invade, poniéndolos algo tensos y expectantes, de repente y entre los arbustos una criatura emerge, poniendo a Yukine y Lidica en alerta, Yukine por instinto acumulo mana en ambas manos preparándose para el combate mientras Lidica desenvaina su espada y se ponen posición defensiva. “¿Quiénes sois y qué buscáis en mi bosque?” pregunta el Leshy, su voz resonando como un eco entre los árboles. Yukine a ver a la criatura disipa su mana y hace un gesto a Lidica para que enfunde su arma, Yukine da un paso adelante, mostrando respeto. “Somos viajeros en busca de un antiguo templo. No queremos causar daño a tu bosque.” El Leshy los observa detenidamente antes de asentir lentamente. "Te conozco mago eres aquel que fue elegido como mediador, La elemental de tierra nos dijo de tu elección y pronto encuentro" el Leshy asintió y les señalo en dirección al sur “El templo que buscáis está protegido por antiguos encantamientos. Si prometéis no dañar el bosque, os guiaré hasta allí.” Lidica y Yukine asienten, agradecidos por la ayuda del Leshy. Con su guía, avanzan más profundamente en el bosque, sabiendo que han ganado un poderoso aliado en su búsqueda al menos de manera temporal. Una vez llegaron a la entrada del templo el Leshy se paro nuevamente frente a ellos "eh cumplido mi parte del trato mediador, espero cumplas la tuya" luego de estas palabras el leshy desaparecio entre el musgo del suelo, Yukine y Lidica se miraron el uno al otro y asintieron con decisión y entraron al templo. El interior del antiguo templo es un lugar impresionante y lleno de misterio. Al entrar, Yukine y Lidica se encuentran en un vasto salón principal, iluminado por la luz tenue que se filtra a través de las grietas en el techo de piedra. Las paredes están cubiertas de intrincados grabados y frescos que representan escenas de antiguas leyendas y batallas épicas. Altas columnas de piedra, decoradas con runas y símbolos antiguos, se alinean a lo largo del salón. Algunas de estas columnas están parcialmente cubiertas de musgo y enredaderas, mostrando el paso del tiempo A lo largo de las paredes, hay estatuas de antiguos guardianes del templo, figuras imponentes con expresiones severas y armas en mano. Estas estatuas parecen vigilar a los intrusos con ojos de piedra En el centro del salón, hay un gran altar de mármol, adornado con gemas y metales preciosos. Sobre el altar, hay un pedestal vacío donde alguna vez estuvo el Cristal de poder Desde el salón principal, varios pasadizos oscuros se extienden hacia las profundidades del templo. Estos pasadizos están llenos de trampas y desafíos, diseñados para proteger los secretos del templo El techo del salón está decorado con un mosaico de colores brillantes que representa el cielo nocturno y las constelaciones. Este mosaico parece brillar con una luz propia, añadiendo un aire mágico al lugar El suelo está hecho de grandes losas de piedra, algunas de las cuales están grabadas con patrones geométricos y símbolos mágicos. A medida que caminan, Yukine y Lidica pueden sentir una energía antigua emanando del suelo El ambiente dentro del templo es solemne y reverente, con un silencio que solo es roto por el eco de sus pasos. Cada rincón del lugar parece estar impregnado de historia y magia, y Yukine y Lidica saben que deben proceder con cautela.
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  • Simplemente; Mustang.
    Fandom Crossover
    Categoría Crossover
    En el lujoso hotel Morningstar, donde el brillo de las luces se entrelaza con la penumbra de secretos inconfesables, Frey Mustang se presenta como un enigma viviente. Su figura esbelta y su porte elegante atraen miradas furtivas, mientras su mirada, fría y penetrante, examina cada rincón del vestíbulo. El suave murmullo de conversaciones se mezcla con el tintineo de copas de cristal, creando una sinfonía de intriga que envuelve el ambiente.
    Frey es un mercenario, un maestro en el arte de la manipulación y la seducción. Cada paso que da resuena con una confianza inquebrantable, y su sonrisa, una mezcla de encanto y peligro, deja a los presentes en un estado de fascinación. Se detiene frente a la barra, donde un grupo de hombres de negocios discute en voz baja sobre un trato turbio. “¿Qué tal si hablamos de cifras en un lugar más privado?” sugiere, su voz suave como el terciopelo. La tensión se hace palpable; saben que están ante alguien que no se detiene ante nada.
    Entre los presentes, una mujer llamada Elara lo observa con interés. Conocida por sus habilidades como informante, ella es consciente de que Frey puede ser tanto un aliado como un rival. “¿Qué sabes sobre el cargamento que llega esta semana?” pregunta, intrigada pero cautelosa. Frey se inclina hacia ella, dejando que su aliento roce su piel. “Suficiente para hacerte sentir segura... o muy expuesta,” responde con una sonrisa enigmática.
    Mientras las luces del bar titilan, Frey lanza miradas furtivas a los mafiosos en una esquina y a los agentes encubiertos que intentan pasar desapercibidos. Cada uno representa una pieza en el tablero de ajedrez que ha decidido jugar esta noche. Su mente trabaja rápidamente, evaluando riesgos y oportunidades.

    En la terraza del hotel, bajo un cielo estrellado que parece observar cada movimiento humano, se encuentra con Viktor, un viejo compañero y ex-soldado con conexiones peligrosas. “Necesito información sobre el trato que está por cerrarse,” le dice Frey sin rodeos. Viktor asiente, sabiendo que traicionar a Frey podría ser fatal. “Te lo conseguiré... pero a cambio, necesito tu ayuda en un asunto personal.”
    Frey sonríe, disfrutando del juego de poder. “Siempre estoy dispuesto a ayudar a un amigo,” responde mientras su mente calcula cómo utilizar esta nueva información para sus propios fines.
    A medida que avanza la noche, el ambiente se vuelve más tenso. Un grito lejano resuena y las luces parpadean; algo está por estallar. Frey observa con calma mientras el caos comienza a desarrollarse a su alrededor. En ese momento, sabe que ha llegado la hora de actuar.
    Con astucia y agilidad, se mueve entre los presentes, siempre un paso adelante. En el hotel Morningstar, donde cada sombra puede ser un aliado o un enemigo, Frey Mustang es el maestro del juego. Y esta noche, como siempre, está decidido a salir victorioso.
    Los murmullos crecen más intensos; algo ha cambiado en la atmósfera. Con cada paso hacia la sala privada donde se lleva a cabo la negociación clandestina, Frey siente la adrenalina fluir por sus venas. Se detiene frente a la puerta decorada con intrincados grabados dorados y respira hondo.
    “Es hora de jugar,” murmura para sí mismo antes de abrir la puerta con una sonrisa seductora que oculta sus verdaderas intenciones. La noche apenas comienza y él está listo para escribir su propia historia entre las sombras del Morningstar.
    En el lujoso hotel Morningstar, donde el brillo de las luces se entrelaza con la penumbra de secretos inconfesables, Frey Mustang se presenta como un enigma viviente. Su figura esbelta y su porte elegante atraen miradas furtivas, mientras su mirada, fría y penetrante, examina cada rincón del vestíbulo. El suave murmullo de conversaciones se mezcla con el tintineo de copas de cristal, creando una sinfonía de intriga que envuelve el ambiente. Frey es un mercenario, un maestro en el arte de la manipulación y la seducción. Cada paso que da resuena con una confianza inquebrantable, y su sonrisa, una mezcla de encanto y peligro, deja a los presentes en un estado de fascinación. Se detiene frente a la barra, donde un grupo de hombres de negocios discute en voz baja sobre un trato turbio. “¿Qué tal si hablamos de cifras en un lugar más privado?” sugiere, su voz suave como el terciopelo. La tensión se hace palpable; saben que están ante alguien que no se detiene ante nada. Entre los presentes, una mujer llamada Elara lo observa con interés. Conocida por sus habilidades como informante, ella es consciente de que Frey puede ser tanto un aliado como un rival. “¿Qué sabes sobre el cargamento que llega esta semana?” pregunta, intrigada pero cautelosa. Frey se inclina hacia ella, dejando que su aliento roce su piel. “Suficiente para hacerte sentir segura... o muy expuesta,” responde con una sonrisa enigmática. Mientras las luces del bar titilan, Frey lanza miradas furtivas a los mafiosos en una esquina y a los agentes encubiertos que intentan pasar desapercibidos. Cada uno representa una pieza en el tablero de ajedrez que ha decidido jugar esta noche. Su mente trabaja rápidamente, evaluando riesgos y oportunidades. En la terraza del hotel, bajo un cielo estrellado que parece observar cada movimiento humano, se encuentra con Viktor, un viejo compañero y ex-soldado con conexiones peligrosas. “Necesito información sobre el trato que está por cerrarse,” le dice Frey sin rodeos. Viktor asiente, sabiendo que traicionar a Frey podría ser fatal. “Te lo conseguiré... pero a cambio, necesito tu ayuda en un asunto personal.” Frey sonríe, disfrutando del juego de poder. “Siempre estoy dispuesto a ayudar a un amigo,” responde mientras su mente calcula cómo utilizar esta nueva información para sus propios fines. A medida que avanza la noche, el ambiente se vuelve más tenso. Un grito lejano resuena y las luces parpadean; algo está por estallar. Frey observa con calma mientras el caos comienza a desarrollarse a su alrededor. En ese momento, sabe que ha llegado la hora de actuar. Con astucia y agilidad, se mueve entre los presentes, siempre un paso adelante. En el hotel Morningstar, donde cada sombra puede ser un aliado o un enemigo, Frey Mustang es el maestro del juego. Y esta noche, como siempre, está decidido a salir victorioso. Los murmullos crecen más intensos; algo ha cambiado en la atmósfera. Con cada paso hacia la sala privada donde se lleva a cabo la negociación clandestina, Frey siente la adrenalina fluir por sus venas. Se detiene frente a la puerta decorada con intrincados grabados dorados y respira hondo. “Es hora de jugar,” murmura para sí mismo antes de abrir la puerta con una sonrisa seductora que oculta sus verdaderas intenciones. La noche apenas comienza y él está listo para escribir su propia historia entre las sombras del Morningstar.
    Tipo
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  • -le acaban de decir que es la única lute encargada de cuidar de dos adanes simplemente agarro una soda y se puso a tomar disfrutando de los pocos segundos de paz que va a tener dónde esa información sea real. Cuidar de un Adán ya es difícil ahora imaginen a dos ?!!!-
    -le acaban de decir que es la única lute encargada de cuidar de dos adanes simplemente agarro una soda y se puso a tomar disfrutando de los pocos segundos de paz que va a tener dónde esa información sea real. Cuidar de un Adán ya es difícil ahora imaginen a dos ?!!!-
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  • “𝐑𝐲𝐚𝐧, 𝐡𝐚𝐲 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐚 𝐫𝐚𝐳ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐡 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐝𝐨, 𝐲 𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬. 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫, 𝐧𝐨 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐩𝐚𝐬𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐬 𝐥í𝐦𝐢𝐭𝐞𝐬. ”







    Kiev había aprendido a lidiar con el estrés, pero por alguna razón siempre había algo que terminaba sacándolo de sus canales, y está vez era Ryan quien le estaba provocando aquello.

    Miraba al rubio seriamente, ya no sabía que hacer con él, si siempre se habían mantenido juntos y podido solucionar sus problemas, ahora simplemente no podían. Fueron amigos por muchos años, era como hermano para él, por eso mismo le dolía todo lo que le pasaba, sabia que nada de lo que hizo era intencional, aún así debía darle un ultimátum.

    Casi se meten en serios problemas con la Familia Di Vincenzo debido a que este básicamente había ido amenazar a Elisabetta por el posible secuestro de Rubí por parte de Flavio, aunque solo eran especulaciones ya que dudaba francamente que lo fuera, conocía a Rubí, la conocía tan bien que sabía que no se hubiera dejado manipular por un hombre que apenas conocía, además de que ella era muy desconfiada y sus acciones siempre se limitaban si tenía un plan en mente, las grabaciones solo mostraban cierta parte de los hechos, y con la última información que tenía por parte del abogado, sabía que no fue Flavio quien había comenzado el ataque.

    — Escapaste del hospital cuando se te aviso que debías mantener descanso. Amenazaste a Elisabetta y casi mandas a matar a Flavio. — Aparte de todo esto, había descubierto que Ryan había llamado a un equipo especial que ellos tenían bajo secreto, que solo se usaba en momentos de emergencia. — Se que estás en un mal momento, el medicamento que tomaste te dejo muy mal, también se que estas muy preocupado por Rubí, y que solo actuaste por poca información que tenías y que cometí el error de no contarte lo. Pero, últimamente estás actuando tan impulsivo que siento que algún día terminarás matandonos a todos por tus decisiones, necesito que vayas calmandote o tendré que ponerte en cuarentena.
    “𝐑𝐲𝐚𝐧, 𝐡𝐚𝐲 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐚 𝐫𝐚𝐳ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐭𝐞 𝐞𝐡 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐝𝐨, 𝐲 𝐞𝐬 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐦𝐨𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬. 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫, 𝐧𝐨 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐩𝐚𝐬𝐞𝐬 𝐦𝐢𝐬 𝐥í𝐦𝐢𝐭𝐞𝐬. ” Kiev había aprendido a lidiar con el estrés, pero por alguna razón siempre había algo que terminaba sacándolo de sus canales, y está vez era Ryan quien le estaba provocando aquello. Miraba al rubio seriamente, ya no sabía que hacer con él, si siempre se habían mantenido juntos y podido solucionar sus problemas, ahora simplemente no podían. Fueron amigos por muchos años, era como hermano para él, por eso mismo le dolía todo lo que le pasaba, sabia que nada de lo que hizo era intencional, aún así debía darle un ultimátum. Casi se meten en serios problemas con la Familia Di Vincenzo debido a que este básicamente había ido amenazar a Elisabetta por el posible secuestro de Rubí por parte de Flavio, aunque solo eran especulaciones ya que dudaba francamente que lo fuera, conocía a Rubí, la conocía tan bien que sabía que no se hubiera dejado manipular por un hombre que apenas conocía, además de que ella era muy desconfiada y sus acciones siempre se limitaban si tenía un plan en mente, las grabaciones solo mostraban cierta parte de los hechos, y con la última información que tenía por parte del abogado, sabía que no fue Flavio quien había comenzado el ataque. — Escapaste del hospital cuando se te aviso que debías mantener descanso. Amenazaste a Elisabetta y casi mandas a matar a Flavio. — Aparte de todo esto, había descubierto que Ryan había llamado a un equipo especial que ellos tenían bajo secreto, que solo se usaba en momentos de emergencia. — Se que estás en un mal momento, el medicamento que tomaste te dejo muy mal, también se que estas muy preocupado por Rubí, y que solo actuaste por poca información que tenías y que cometí el error de no contarte lo. Pero, últimamente estás actuando tan impulsivo que siento que algún día terminarás matandonos a todos por tus decisiones, necesito que vayas calmandote o tendré que ponerte en cuarentena.
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  • '╭❥ Dicen que la flor que florece en la adversidad es la más valiosa de todas.

    La flor que que creció en un ambiente propicio y con los cuidados necesarios es igualmente hermosa, pero la flor que creció en lugares donde tuvo que luchar contra el viento y demás improperios es resiliente, fuerte.

    Desde nuestras carencias e infortunios debemos tomar lo mejor, que nos sirva como crecimiento, no que sea una carga más, es difícil de hacer, pero el aceptar que hemos sobrevivido a todo lo que hemos pasado es una clara prueba de que somos fuertes.

    https://www.youtube.com/watch?v=PX5pV3Zquvs
    '╭❥ Dicen que la flor que florece en la adversidad es la más valiosa de todas. La flor que que creció en un ambiente propicio y con los cuidados necesarios es igualmente hermosa, pero la flor que creció en lugares donde tuvo que luchar contra el viento y demás improperios es resiliente, fuerte. Desde nuestras carencias e infortunios debemos tomar lo mejor, que nos sirva como crecimiento, no que sea una carga más, es difícil de hacer, pero el aceptar que hemos sobrevivido a todo lo que hemos pasado es una clara prueba de que somos fuertes. https://www.youtube.com/watch?v=PX5pV3Zquvs
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  • Una fiesta más, pero solo es para saber dónde carajos está mi hermano Flavio, todo apunta a que alguien aquí sabe dónde está, la cosa es saber quién tiene esa información.

    -Decía para si misma-
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  • Se acercaba el Niiname-sai, el festival de la cosecha y del agradecimiento a la naturaleza por los frutos que la tierra nos otorga.

    Kazuo, como Zenko, mensajero del Kami Inari, danzaba por las noches con sus llamas color zafiro. La luz que estas emitían alertaba a los habitantes de las aldeas cercanas de que sería un año de abundante cosecha, de que sus rezos y ofrendas habían sido entregados por un kitsune a la deidad.

    Kazuo amaba especialmente el otoño. Disfrutaba del aroma a madera y pino, del olor de las castañas asadas al pasar por los mercados, de los boniatos a la brasa y de las pastas de almendra. Dejaba que sus ojos capturaran la sinfonía de colores que ofrecían los árboles. Sus hojas de color rojo, amarillo y marrón, combinadas, parecían abrir un camino hacia el templo de los dioses.

    Aquel crepúsculo, el zorro se encontraba en la pradera, disfrutando de los últimos rayos de sol sobre su piel. Esa noche volvería a danzar, a danzar para que sus llamas atraparan los deseos ajenos y los llevara a su Kami.
    Se acercaba el Niiname-sai, el festival de la cosecha y del agradecimiento a la naturaleza por los frutos que la tierra nos otorga. Kazuo, como Zenko, mensajero del Kami Inari, danzaba por las noches con sus llamas color zafiro. La luz que estas emitían alertaba a los habitantes de las aldeas cercanas de que sería un año de abundante cosecha, de que sus rezos y ofrendas habían sido entregados por un kitsune a la deidad. Kazuo amaba especialmente el otoño. Disfrutaba del aroma a madera y pino, del olor de las castañas asadas al pasar por los mercados, de los boniatos a la brasa y de las pastas de almendra. Dejaba que sus ojos capturaran la sinfonía de colores que ofrecían los árboles. Sus hojas de color rojo, amarillo y marrón, combinadas, parecían abrir un camino hacia el templo de los dioses. Aquel crepúsculo, el zorro se encontraba en la pradera, disfrutando de los últimos rayos de sol sobre su piel. Esa noche volvería a danzar, a danzar para que sus llamas atraparan los deseos ajenos y los llevara a su Kami.
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  • ¿Halloween? ¿Celebraciónes?
    Hmph. Nunca he celebrado eso y tengo tan poca información al respecto que me es difícil entender el porque.
    Me gustaría saber más de todo eso aún que es difícil conectar con alguien de la tierra prima.

    Una incógnita más a la lista.
    ¿Halloween? ¿Celebraciónes? Hmph. Nunca he celebrado eso y tengo tan poca información al respecto que me es difícil entender el porque. Me gustaría saber más de todo eso aún que es difícil conectar con alguien de la tierra prima. Una incógnita más a la lista.
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