• Esto es agradable y relajante... me gusta mirar la naturaleza y tomar una bebida.
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  • Les tengo que decir:

    Que me gustan los furros mitad lobos mitad humano..~
    Les tengo que decir: Que me gustan los furros mitad lobos mitad humano..~ :STK-24:
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  • 𝐉𝐀𝐍𝐄 𝐅𝐑𝐀𝐘
    𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝

    Forzó una sonrisa, la más cálida que sus labios consiguieron dibujar. Jane Fray no se perdonaría si le arruinaba el viaje con una sonrisa amarga en el rostro, los ojos enrojecidos e hinchados como los de un sapo melancólico en su estanque solitario. Un nudo se le formó en el estómago.

    Para Lucie, la repentina noticia de la mudanza de su ciudad natal a una mucho más grande y lejana había sacudido los cimientos de la vida que había construido en Beak Valley. Sabía lo doloroso que le resultó a Lucie desprenderse de sus raíces, lo mejor que podía hacer era estar ahí: apoyarla, estar en el momento en que se despedía de la ciudad que la vio crecer. Despedirla en la estación con una sonrisa.

    Jane levantó la mano y la sacudió con energía hacia Lucie; la chica alegre de cabello negro cuya mitad del cuerpo se asomaba por la ventana del tren, el cual comenzaba a moverse perezoso por las vías. Un par de hojas secas se levantaron de la gravilla, remolinaron en aire cuando el tren desapreció a la distancia, llevándose no solo a su mejor amiga de la infancia, sino a quién también se convirtió en una hermana.

    El andén poco a poco comenzó a vaciarse, pero Jane permaneció inmóvil, conteniendo las emociones agridulces que la invadieron.

    No le gustaban las despedidas. Ni siquiera cuando se trataba de la interpretación de un papel. Representarlas le traía recuerdos y este, en particular, había removido algunas fibras sensibles en su interior. Por suerte para Jane y para Afro, el precioso Golden retriever que la acompañaba acudió a su recate; su héroe peludo le olisqueó las puntas de los dedos, dándole los ánimos suficientes para diluir esa sensación.

    Jane arqueó una ceja en su dirección y esbozó una amplia sonrisa.

    ────Este lugar no será lo mismo sin ella, ¿verdad?

    Jane se sentó en cuclillas, quedando a la altura del perrito. Este, sentándose sobre sus patas, ladeó la cabeza y la observó con curiosidad.

    ────¿Sabes qué es lo peor de las despedidas? Dentro de ti te sientes divido; una parte de ti desearía poder decir "quédate" y la otra sabe que llegó el momento de soltar… y, aun así, se alegra de ver cómo esa persona a la que quieres vuela y extiende sus alas. A pesar del hueco que deja su ausencia, aún quedan los recuerdos de los buenos momentos compartidos.

    La vez que ambas desafinamos en la obra de Navidad... o cuando una hizo el examen de la otra y, milagrosamente, sacamos una buena nota. Eso... siempre prevalecerá. Y esos son tesoros que nadie nos puede quitar.

    Jane rascó el cuello del animalito y esos ojitos alegres le contagiaron parte de su entusiasmo.

    ────¿Qué te parece si vamos a dar un último paseo antes de volver a casa?

    Él sacudió la colita de un lado al otro, a lo que Jane interpretó, era una clara señal contundente de aprobación.

    ────¡Buen chico! ──dijo, revolviendo con cariño sus largas orejas.

    No se movió en seguida, permaneció quieta en su sitio. Inspiró tranquila, dejando que el aire llenara su pecho. Unos segundos más… solo un poco más antes de…

    ────Corte. ¡Eso quedó fantástico! Vayamos a un descanso.

    Soltó un suspiro y Jane salió de ella. Regresó a la realidad, al andén rodeado de luces y cámaras, donde no existía Beak Valley, pero sí una estación de tren construida al lado de una cafetería con el mejor Pumpkin Spice Latte que había probado en su vida y que en temporada de otoño sacaban la famosa “Tarta Otoñal”, hecha de manzana roja y miel que siempre invitaba a los clientes a volver por una rebana.

    Ahora era Afro otra vez. Y el perrito, cuyo nombre real era Charlie y era un Golden retriever de lo más adorable, se acercó a ella para darle un cabezazo amistoso debajo de la barbilla, exigiendo mimitos y ella, por supuesto, no iba a negárselos. Afro rio, lo envolvió en un abrazo y hundió sus dedos en su suave pelaje dorado, mientras lo llenaba de cumplidos. Porque, claro, Charlie se los merecía todos.

    ────¿Quién es la verdadera super estrella del set? Pues tú, pues tú, claro que sí.

    ¿A qué no era el mejor actor de todo el set?

    Y entre mimos y cumplidos, la sonrisa en su rostro tenía un ligero sabor avinagrado. Una pequeña astilla había quedado incrustada en su pecho por lo que acababa de interpretar. No pertenecía a Jane, sino a ella.

    Era curioso… como actriz, contaba historias a través de sus gestos, sus palabras, el movimiento de su cuerpo. Pero, a veces, esas mismas historias revelaban pequeños fragmentos de su historia personal. Interpretar en el escenario no era solo actuar: también era exponerse bajo la luz critica de un reflector y revivir, sanar o incluso, abrir heridas que se creían olvidadas.

    Ese día, Jane Fray había sido su espejo: le mostró el reflejo de viejas despedidas en las que, curiosamente, ocupó un lugar similar a Jane quién veía partir a su propia “hermana elegida”. Y, aunque no lo dijera abiertamente en ese momento, Afro sabía que Jane tenía razón; a pesar de los huecos que dejaban despedirte de tus seres queridos, los recuerdos de lo compartido siempre estarían ahí y valen la pena ser atesorados.

    Ella recordaba a su familia de Dardania.
    𝐉𝐀𝐍𝐄 𝐅𝐑𝐀𝐘 🍃 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 Forzó una sonrisa, la más cálida que sus labios consiguieron dibujar. Jane Fray no se perdonaría si le arruinaba el viaje con una sonrisa amarga en el rostro, los ojos enrojecidos e hinchados como los de un sapo melancólico en su estanque solitario. Un nudo se le formó en el estómago. Para Lucie, la repentina noticia de la mudanza de su ciudad natal a una mucho más grande y lejana había sacudido los cimientos de la vida que había construido en Beak Valley. Sabía lo doloroso que le resultó a Lucie desprenderse de sus raíces, lo mejor que podía hacer era estar ahí: apoyarla, estar en el momento en que se despedía de la ciudad que la vio crecer. Despedirla en la estación con una sonrisa. Jane levantó la mano y la sacudió con energía hacia Lucie; la chica alegre de cabello negro cuya mitad del cuerpo se asomaba por la ventana del tren, el cual comenzaba a moverse perezoso por las vías. Un par de hojas secas se levantaron de la gravilla, remolinaron en aire cuando el tren desapreció a la distancia, llevándose no solo a su mejor amiga de la infancia, sino a quién también se convirtió en una hermana. El andén poco a poco comenzó a vaciarse, pero Jane permaneció inmóvil, conteniendo las emociones agridulces que la invadieron. No le gustaban las despedidas. Ni siquiera cuando se trataba de la interpretación de un papel. Representarlas le traía recuerdos y este, en particular, había removido algunas fibras sensibles en su interior. Por suerte para Jane y para Afro, el precioso Golden retriever que la acompañaba acudió a su recate; su héroe peludo le olisqueó las puntas de los dedos, dándole los ánimos suficientes para diluir esa sensación. Jane arqueó una ceja en su dirección y esbozó una amplia sonrisa. ────Este lugar no será lo mismo sin ella, ¿verdad? Jane se sentó en cuclillas, quedando a la altura del perrito. Este, sentándose sobre sus patas, ladeó la cabeza y la observó con curiosidad. ────¿Sabes qué es lo peor de las despedidas? Dentro de ti te sientes divido; una parte de ti desearía poder decir "quédate" y la otra sabe que llegó el momento de soltar… y, aun así, se alegra de ver cómo esa persona a la que quieres vuela y extiende sus alas. A pesar del hueco que deja su ausencia, aún quedan los recuerdos de los buenos momentos compartidos. La vez que ambas desafinamos en la obra de Navidad... o cuando una hizo el examen de la otra y, milagrosamente, sacamos una buena nota. Eso... siempre prevalecerá. Y esos son tesoros que nadie nos puede quitar. Jane rascó el cuello del animalito y esos ojitos alegres le contagiaron parte de su entusiasmo. ────¿Qué te parece si vamos a dar un último paseo antes de volver a casa? Él sacudió la colita de un lado al otro, a lo que Jane interpretó, era una clara señal contundente de aprobación. ────¡Buen chico! ──dijo, revolviendo con cariño sus largas orejas. No se movió en seguida, permaneció quieta en su sitio. Inspiró tranquila, dejando que el aire llenara su pecho. Unos segundos más… solo un poco más antes de… ────Corte. ¡Eso quedó fantástico! Vayamos a un descanso. Soltó un suspiro y Jane salió de ella. Regresó a la realidad, al andén rodeado de luces y cámaras, donde no existía Beak Valley, pero sí una estación de tren construida al lado de una cafetería con el mejor Pumpkin Spice Latte que había probado en su vida y que en temporada de otoño sacaban la famosa “Tarta Otoñal”, hecha de manzana roja y miel que siempre invitaba a los clientes a volver por una rebana. Ahora era Afro otra vez. Y el perrito, cuyo nombre real era Charlie y era un Golden retriever de lo más adorable, se acercó a ella para darle un cabezazo amistoso debajo de la barbilla, exigiendo mimitos y ella, por supuesto, no iba a negárselos. Afro rio, lo envolvió en un abrazo y hundió sus dedos en su suave pelaje dorado, mientras lo llenaba de cumplidos. Porque, claro, Charlie se los merecía todos. ────¿Quién es la verdadera super estrella del set? Pues tú, pues tú, claro que sí. ¿A qué no era el mejor actor de todo el set? Y entre mimos y cumplidos, la sonrisa en su rostro tenía un ligero sabor avinagrado. Una pequeña astilla había quedado incrustada en su pecho por lo que acababa de interpretar. No pertenecía a Jane, sino a ella. Era curioso… como actriz, contaba historias a través de sus gestos, sus palabras, el movimiento de su cuerpo. Pero, a veces, esas mismas historias revelaban pequeños fragmentos de su historia personal. Interpretar en el escenario no era solo actuar: también era exponerse bajo la luz critica de un reflector y revivir, sanar o incluso, abrir heridas que se creían olvidadas. Ese día, Jane Fray había sido su espejo: le mostró el reflejo de viejas despedidas en las que, curiosamente, ocupó un lugar similar a Jane quién veía partir a su propia “hermana elegida”. Y, aunque no lo dijera abiertamente en ese momento, Afro sabía que Jane tenía razón; a pesar de los huecos que dejaban despedirte de tus seres queridos, los recuerdos de lo compartido siempre estarían ahí y valen la pena ser atesorados. Ella recordaba a su familia de Dardania.
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  • — De momento me voy a quedar con esta apariencia, sino te gusta, miras a otro lado.
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  • Prueba a plantarme cara. La sorpresa podría gustarte más de lo que crees.
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  • -desde hace unos dias no habia terminado de desempacar las cosas quw lleve a casa de mi novio, encontrando una caja que mamá me dijo que tirara a la basura, pero por curiosidad me la lleve abriendola, en esa larga y gran caja habia un cuadro de mis padres cuando eran mas jovenes-

    Valla...mamá y papá eran hermosos, con razon son considerados dioses

    -toque suavemente el cuadro, deslizando mis dedos por los rasgos de mis padres, podia sentir el amor entre ellos como si respirara el cuadro, sentir sus corazones latiendo-

    Deberia decirle a papa que hago con el

    -saque mi teléfono, sacando el contacto "papito", era como le decia a mi padre de niño, pase saliva antes de marcar ya que la ultima vez, peliamos muy feo y temia, ya que sabiaa que papá no aprovaba a mi pareja pero tome valentia y marque, mientras sonaba y sonaba, cuando escuche una voz gruesa vacile suavemente-

    H-hola.....papa, soy sain, te llamaba ya que encontre algo que me gustaria que vieras

    Seiko Nura Nanao
    -desde hace unos dias no habia terminado de desempacar las cosas quw lleve a casa de mi novio, encontrando una caja que mamá me dijo que tirara a la basura, pero por curiosidad me la lleve abriendola, en esa larga y gran caja habia un cuadro de mis padres cuando eran mas jovenes- Valla...mamá y papá eran hermosos, con razon son considerados dioses -toque suavemente el cuadro, deslizando mis dedos por los rasgos de mis padres, podia sentir el amor entre ellos como si respirara el cuadro, sentir sus corazones latiendo- Deberia decirle a papa que hago con el -saque mi teléfono, sacando el contacto "papito", era como le decia a mi padre de niño, pase saliva antes de marcar ya que la ultima vez, peliamos muy feo y temia, ya que sabiaa que papá no aprovaba a mi pareja pero tome valentia y marque, mientras sonaba y sonaba, cuando escuche una voz gruesa vacile suavemente- H-hola.....papa, soy sain, te llamaba ya que encontre algo que me gustaria que vieras [orbit_sapphire_monkey_475]
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  • #México
    #SliceOfLife

    Visitó México, le gustaron los tacos y el picante. Habían dicho que irían a Disneyland, pero en un aburrimiento compraron los boletos del país que estaba más cerca. México era hermoso, sus personas y más. Sus padres habían querido llevarlo a ese lugar desde pequeño, pero siempre se negaba.

    Ahora estaba dejando la adolescencia, así que tenía más control sobre lo que quería hacer y no se arrepintió de viajar, aunque sus vacaciones ya estaban llegando a su fin, aprovecharía el tiempo que le quedaba al máximo.
    #México #SliceOfLife Visitó México, le gustaron los tacos y el picante. Habían dicho que irían a Disneyland, pero en un aburrimiento compraron los boletos del país que estaba más cerca. México era hermoso, sus personas y más. Sus padres habían querido llevarlo a ese lugar desde pequeño, pero siempre se negaba. Ahora estaba dejando la adolescencia, así que tenía más control sobre lo que quería hacer y no se arrepintió de viajar, aunque sus vacaciones ya estaban llegando a su fin, aprovecharía el tiempo que le quedaba al máximo.
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  • Bailes de media noche
    Fandom oc
    Categoría Acción
    NIKLAS ˡᵃᵐᵒᵘʳᵉᵘˣ

    Las fiestas, bailes, subastas incluso las fiestas de caridad no eran más que mero protocolo muchas veces, presentarse en sociedad, mostrar poder y en el caso de los Blackwood era algo de lo más normal era casi seguro casi fin de semana tener algún evento social, por su parte este era el primer evento al que iba sola.

    Un evento de caridad a favor de los huérfanos, esa algo simple, personas de grandes cargos o empresas recibían la invitación y con su compra de la invitación era prácticamente el donativo, y está vez ese dinero vino de la misma Lilith, así que ella debía dar la cara por la familia, pero la invitación era para 2, con sus hermanos ocupados y sus hermanas en viajes de sus empresas, ademas de sin novio o pareja, termino contratando a un joven rubio como acompañante, quien ya venía un poco tarde.

    Habían acordado verse en la entrada del hotel donde se quedarían para la fiesta, y si algo le podía disgustar más que los vestidos fosforescentes, era que la gente llegará tarde , aunque relativamente iba temprano a la hora del evento.

    — Donde esta?— se cuestionó mientras se mantenia sentada en los sofas dentro del hotel vistiendo un hermoso vestido tan rojo como el color de sus labios y que hacía resaltar su hermoso tono pálido , explotaba con varias capas ligeras de tela haciéndola resaltar.
    [glimmer_crimson_rabbit_181] Las fiestas, bailes, subastas incluso las fiestas de caridad no eran más que mero protocolo muchas veces, presentarse en sociedad, mostrar poder y en el caso de los Blackwood era algo de lo más normal era casi seguro casi fin de semana tener algún evento social, por su parte este era el primer evento al que iba sola. Un evento de caridad a favor de los huérfanos, esa algo simple, personas de grandes cargos o empresas recibían la invitación y con su compra de la invitación era prácticamente el donativo, y está vez ese dinero vino de la misma Lilith, así que ella debía dar la cara por la familia, pero la invitación era para 2, con sus hermanos ocupados y sus hermanas en viajes de sus empresas, ademas de sin novio o pareja, termino contratando a un joven rubio como acompañante, quien ya venía un poco tarde. Habían acordado verse en la entrada del hotel donde se quedarían para la fiesta, y si algo le podía disgustar más que los vestidos fosforescentes, era que la gente llegará tarde , aunque relativamente iba temprano a la hora del evento. — Donde esta?— se cuestionó mientras se mantenia sentada en los sofas dentro del hotel vistiendo un hermoso vestido tan rojo como el color de sus labios y que hacía resaltar su hermoso tono pálido , explotaba con varias capas ligeras de tela haciéndola resaltar.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    7
    Estado
    Disponible
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  • ⸻ ¿Qué es lo que más me gusta de mi trabajo? La respuesta rápida sería el dinero, pero hay excepciones...
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  • La carpa está en penumbra, iluminada solo por algunas linternas colgantes que oscilan suavemente con el viento nocturno. Se escucha un crujido: un par de figuras encapuchadas se cuelan entre las cortinas, cuchicheando y revisando las cajas de utilería. De pronto, una voz clara y suave resuena en la oscuridad.

    Showman (tono casual):
    —Oh... qué sorpresa tan encantadora.

    Los ladrones se tensan y giran. El showman está de pie sobre el escenario, iluminado por un único haz de luz que parece haber surgido de la nada. Sonríe, con su bastón apoyado en el hombro.

    Showman (caminando lentamente hacia ellos):
    —Verán, no es común tener visitantes a estas horas. Pero me gusta pensar que toda interrupción es... —da un giro elegante con el bastón— ...una oportunidad para entretener.

    Los ladrones se miran entre sí, uno de ellos da un paso atrás. El showman sigue avanzando sin perder la sonrisa.

    Showman (tono amable, casi alegre):
    —Qué bueno que vienen. Me faltaba gente para el acto de las bestias.

    De pronto, las linternas parpadean y la carpa se llena de un resplandor rojizo, casi sobrenatural. La luz proyecta sombras monstruosas de los objetos del circo sobre la lona, como si todo cobrara vida. Se escuchan dos respiraciones entrecortadas y, de repente, dos gritos ahogados se rompen en el aire.

    El resplandor desaparece. Silencio absoluto.

    Cuando las luces vuelven a su tono normal, el showman está solo en medio de la carpa. Su bastón golpea suavemente el suelo, y sonríe para sí mismo.

    Showman (voz tranquila, casi como si hablara a alguien invisible):
    —Perfecto. Justo lo que necesitábamos para el ensayo.

    Hace una pequeña reverencia, como si hubiera terminado un acto frente a un público imaginario.
    La carpa está en penumbra, iluminada solo por algunas linternas colgantes que oscilan suavemente con el viento nocturno. Se escucha un crujido: un par de figuras encapuchadas se cuelan entre las cortinas, cuchicheando y revisando las cajas de utilería. De pronto, una voz clara y suave resuena en la oscuridad. Showman (tono casual): —Oh... qué sorpresa tan encantadora. Los ladrones se tensan y giran. El showman está de pie sobre el escenario, iluminado por un único haz de luz que parece haber surgido de la nada. Sonríe, con su bastón apoyado en el hombro. Showman (caminando lentamente hacia ellos): —Verán, no es común tener visitantes a estas horas. Pero me gusta pensar que toda interrupción es... —da un giro elegante con el bastón— ...una oportunidad para entretener. Los ladrones se miran entre sí, uno de ellos da un paso atrás. El showman sigue avanzando sin perder la sonrisa. Showman (tono amable, casi alegre): —Qué bueno que vienen. Me faltaba gente para el acto de las bestias. De pronto, las linternas parpadean y la carpa se llena de un resplandor rojizo, casi sobrenatural. La luz proyecta sombras monstruosas de los objetos del circo sobre la lona, como si todo cobrara vida. Se escuchan dos respiraciones entrecortadas y, de repente, dos gritos ahogados se rompen en el aire. El resplandor desaparece. Silencio absoluto. Cuando las luces vuelven a su tono normal, el showman está solo en medio de la carpa. Su bastón golpea suavemente el suelo, y sonríe para sí mismo. Showman (voz tranquila, casi como si hablara a alguien invisible): —Perfecto. Justo lo que necesitábamos para el ensayo. Hace una pequeña reverencia, como si hubiera terminado un acto frente a un público imaginario.
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