• —Mu-muchas gracias por la flores...

    Agradecía sonriente mientras sostenía por detrás de su espalda el ramo de flores que le habían regalado. Su sonrisa era tan sincera y dulce que no era fácil de ignorar.
    —Mu-muchas gracias por la flores... Agradecía sonriente mientras sostenía por detrás de su espalda el ramo de flores que le habían regalado. Su sonrisa era tan sincera y dulce que no era fácil de ignorar.
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  • — Ojalá en mi otra vida sea un gato casero. Comida ilimitada, puro meow meow en las azoteas, mirar con ojos de desprecio a todo el mundo y regalarles fotos de mi trasero. Que vida tan buena.


    Se hunde entre documentos y documentos.
    Tiene sueño.
    No ha comido.
    Está de malas.
    Es miércoles.
    — Ojalá en mi otra vida sea un gato casero. Comida ilimitada, puro meow meow en las azoteas, mirar con ojos de desprecio a todo el mundo y regalarles fotos de mi trasero. Que vida tan buena. Se hunde entre documentos y documentos. Tiene sueño. No ha comido. Está de malas. Es miércoles.
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  • ¡Soy muy feliz cuando me regalan comida! Muchas gracias por los regalos Dante y Mucchan
    ¡Soy muy feliz cuando me regalan comida! Muchas gracias por los regalos Dante y Mucchan 💫
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  • —¿Dónde está la galaxia? Dimelo
    —¿Dónde está la galaxia? Dimelo
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  • Razor se encontraba recostado en uno de los jardines en Mondstadt. Estaba jugando una marioneta que le había regalado Marjorie, la encargada de la tienda de recuerdos.

    —Tal vez.. gustar a Chica explosiva...
    Razor se encontraba recostado en uno de los jardines en Mondstadt. Estaba jugando una marioneta que le había regalado Marjorie, la encargada de la tienda de recuerdos. —Tal vez.. gustar a Chica explosiva...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Estuvo interesante los Warframes en 40K, porque los tennos los verían como herejes, digo básicamente cada tenno es casi como un príncipe demonio con trajes biológicos que barrerían a las legiones del astra millitarum, luego las soronitas, creo que se pone bueno contra astartes, ni decir si aparece un custode.

    Pero quedaría en Tablas, digo los Warframes tienen variedad y poder, sin embargo, el imperio tiene una magnitud que supera todo lo enfrentado, una cosa es el sistema solar, otra tener media galaxia en contra y quien sabe si el hombre en el muro le gustará saber que hay 4 dioses que querrán corromper algunos tennos por sus warframes.

    Aparta esas manos abuelo Nurgle de Nidus y Saryn!
    || Estuvo interesante los Warframes en 40K, porque los tennos los verían como herejes, digo básicamente cada tenno es casi como un príncipe demonio con trajes biológicos que barrerían a las legiones del astra millitarum, luego las soronitas, creo que se pone bueno contra astartes, ni decir si aparece un custode. Pero quedaría en Tablas, digo los Warframes tienen variedad y poder, sin embargo, el imperio tiene una magnitud que supera todo lo enfrentado, una cosa es el sistema solar, otra tener media galaxia en contra y quien sabe si el hombre en el muro le gustará saber que hay 4 dioses que querrán corromper algunos tennos por sus warframes. Aparta esas manos abuelo Nurgle de Nidus y Saryn!
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  • Agradezco por las intenciones pero ....

    -bajo la mirada sin no entiende porque le regalaron dos conejos de peluche ¿Que se supone que va a hacer con ellos ?-
    Agradezco por las intenciones pero .... -bajo la mirada sin no entiende porque le regalaron dos conejos de peluche ¿Que se supone que va a hacer con ellos ?-
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  • Listo para la boda *vestía un smoking negro de gala*
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | Gracias por los regalos.

    Sí, tengo que agradecerles yo, porque Will es tan repelente que el próximo año nadie va a querer regalarle nada ¿?
    | Gracias por los regalos. Sí, tengo que agradecerles yo, porque Will es tan repelente que el próximo año nadie va a querer regalarle nada ¿?
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  • Eclipse Conjurado

    Fondo Musical:

    https://www.youtube.com/watch?v=H0vMGJXtTLc

    Emblemático, supremo, tan dadivoso que hasta las golondrinas podían sentirlo relucir de entre todos los entramados. Se mueve como una oruga, ondulante y de presteza acérrima; quién sino como en el cómo equilibrar la grandeza de su ensoñación. Eleva la crucialita de la aurora boreal de su rostro. Las gotas de sus cuencas, de vestimenta de bruna osadía, hieden a incienso y candores incorruptos. La rueda del tiempo cabalga sobre su pelvis, corrompida por los laureles que arropan la estructura de su corporeidad.

    Esa tan ajena a lo casual de las bestias y estrellas, sangre y altares que forman los aromas de su cuerpo.

    Se persigna, se persigna, se persigna. Sus treinta y tres extremidades hacen el amor con la anatomía de esa nieve lluvia, garganta, espalda, mano y sien que son sometidas a la tortura de sus ecos nacientes. Cercenadas sus primeras almas decaen en el pozo del purgatorio, como una cascada sobre el embrollo de sus versales, de tan crecientes crisálidas indistintas de parir a la villanía de sus pensamientos: venideros de su imaginación.

    Ondula, rasga, acalla su mudez. Muge, ladra, bala y su voz no perfora la pared de hierro, porque los cordeles del eclipse que lo ha reclamado como suyo, cala por sus huesos. Los clavos de la esclavitud con la que lo han condenado enciende la llamada de a los más santos soñadores.

    Frialdad inevitable, gala presea que degüella la profundidad de sus espejismos.

    Trocean los más inmolados la veintena de sus dedos; quedan otras docenas más por las que repartir entre las crías que escudan sus amainadas promesas. Crecen sus alabeos de desideratas. Decrecen sus solfeos de liras labradas con huesos de sus costillas.

    Dignifican el conjuro sobre el mural del teatro en el que representa la buena obra por la que ha arribado al equilibrio de ese planeta corrompido por sendos exterminios. Es un príncipe o una princesa, no se sabe cuál, a la espera de su propio yo. Corrompida su doblegues de premura acaudala; los primeros ritos, segundos compases, terceros valses provocan el emerger del coseno de su madre en el centro de las entrañas del mismísimo regente amanecido.

    Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne.

    Equilibrio del conjurado que sostiene el machete sobre la bilis que ensucia sus labiales y el tronco de su garganta. Muge, ladra y bala con la espesura de un rosal, al instante en que encalla en las orillas. Le reciben con la locura anunciada a sus abismos de emancipación. Con canela desdobla los puntos de la playa. Crea y ejecuta empinadas obras maestras.

    Chocan y vibran, vibran y chocan en el terrario donde las mariposas son depuestas en frascos que encierran a sus deseos. Su garganta es cercenada y el manantial decae de entre el clamor de la comedia, que se luce en su ser con inevitables capacidades de ser riego de mantos y otros conjuros, que en la aldea se pueden sopesar como una buena nueva para los más propensos a ser nacimiento de esperanza.

    Gracia de lunares, en Fa sostenida. Equilibrio de pastizales sobre el puente de mis mejillas. Tersura de rostros, soy un príncipe de sueños. Un Ángel clandestino en tiempo de obsidianas. Maltrecho de corazón, ruego por nosotros en este orfanatorio de poetas muertos. Quien a la causa ennoblece sus extremidades, las junta con un entramado de prismas.

    Un sollozo de espinas renace de entre sus piernas. Muge, ladra y bala y la música sostiene el terror de su mente, la que te imagina con tu manzana dorada en el contraes del arrullo de tus labios. Arrullas a los gritos de otros prisioneros que se decapitan a sí mismos, con malsana y crudezas agallas.

    El eclipse que anuncia la prontitud de la mortandad, es una vez y sólo una vez, de amalgamas de otros tantos afluentes de libertad. De santos aparecidos. De santos cercenados. De otros tantos que se dan las manos en amaestra hambruna y que hacen el amor para romper la maldición de valles de crisantemos y cardenales de plata.
    Eclipse Conjurado Fondo Musical: https://www.youtube.com/watch?v=H0vMGJXtTLc Emblemático, supremo, tan dadivoso que hasta las golondrinas podían sentirlo relucir de entre todos los entramados. Se mueve como una oruga, ondulante y de presteza acérrima; quién sino como en el cómo equilibrar la grandeza de su ensoñación. Eleva la crucialita de la aurora boreal de su rostro. Las gotas de sus cuencas, de vestimenta de bruna osadía, hieden a incienso y candores incorruptos. La rueda del tiempo cabalga sobre su pelvis, corrompida por los laureles que arropan la estructura de su corporeidad. Esa tan ajena a lo casual de las bestias y estrellas, sangre y altares que forman los aromas de su cuerpo. Se persigna, se persigna, se persigna. Sus treinta y tres extremidades hacen el amor con la anatomía de esa nieve lluvia, garganta, espalda, mano y sien que son sometidas a la tortura de sus ecos nacientes. Cercenadas sus primeras almas decaen en el pozo del purgatorio, como una cascada sobre el embrollo de sus versales, de tan crecientes crisálidas indistintas de parir a la villanía de sus pensamientos: venideros de su imaginación. Ondula, rasga, acalla su mudez. Muge, ladra, bala y su voz no perfora la pared de hierro, porque los cordeles del eclipse que lo ha reclamado como suyo, cala por sus huesos. Los clavos de la esclavitud con la que lo han condenado enciende la llamada de a los más santos soñadores. Frialdad inevitable, gala presea que degüella la profundidad de sus espejismos. Trocean los más inmolados la veintena de sus dedos; quedan otras docenas más por las que repartir entre las crías que escudan sus amainadas promesas. Crecen sus alabeos de desideratas. Decrecen sus solfeos de liras labradas con huesos de sus costillas. Dignifican el conjuro sobre el mural del teatro en el que representa la buena obra por la que ha arribado al equilibrio de ese planeta corrompido por sendos exterminios. Es un príncipe o una princesa, no se sabe cuál, a la espera de su propio yo. Corrompida su doblegues de premura acaudala; los primeros ritos, segundos compases, terceros valses provocan el emerger del coseno de su madre en el centro de las entrañas del mismísimo regente amanecido. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Zinc, trigo, trigal, opio y hierro. Incierto. Cava profundo el pozo de su ausencia de rebeldía perenne. Equilibrio del conjurado que sostiene el machete sobre la bilis que ensucia sus labiales y el tronco de su garganta. Muge, ladra y bala con la espesura de un rosal, al instante en que encalla en las orillas. Le reciben con la locura anunciada a sus abismos de emancipación. Con canela desdobla los puntos de la playa. Crea y ejecuta empinadas obras maestras. Chocan y vibran, vibran y chocan en el terrario donde las mariposas son depuestas en frascos que encierran a sus deseos. Su garganta es cercenada y el manantial decae de entre el clamor de la comedia, que se luce en su ser con inevitables capacidades de ser riego de mantos y otros conjuros, que en la aldea se pueden sopesar como una buena nueva para los más propensos a ser nacimiento de esperanza. Gracia de lunares, en Fa sostenida. Equilibrio de pastizales sobre el puente de mis mejillas. Tersura de rostros, soy un príncipe de sueños. Un Ángel clandestino en tiempo de obsidianas. Maltrecho de corazón, ruego por nosotros en este orfanatorio de poetas muertos. Quien a la causa ennoblece sus extremidades, las junta con un entramado de prismas. Un sollozo de espinas renace de entre sus piernas. Muge, ladra y bala y la música sostiene el terror de su mente, la que te imagina con tu manzana dorada en el contraes del arrullo de tus labios. Arrullas a los gritos de otros prisioneros que se decapitan a sí mismos, con malsana y crudezas agallas. El eclipse que anuncia la prontitud de la mortandad, es una vez y sólo una vez, de amalgamas de otros tantos afluentes de libertad. De santos aparecidos. De santos cercenados. De otros tantos que se dan las manos en amaestra hambruna y que hacen el amor para romper la maldición de valles de crisantemos y cardenales de plata.
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