• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Account Rules
    ⠀⠀⠀❛⠀⠀Mei Xiang
    ⠀⠀⠀⠀◌⠀⠀⠀⠀⠀ᛝ Leer antes de agregar.


    *⁠・↝Me reservo el derecho de admisión.
    *⁠・↝Tipos de roles que manejo: slice of life, misterio/suspenso, fantasía. Y puede que "terror". NO LEMON
    *⁠・↝ Nada de meta-rol
    *⁠・↝No Over power
    *⁠・↝ Quien agrega inicia la interacción.
    *⁠・↝ MD solo para planear tramas
    *⁠・↝ Me adapto a cualquier universo.
    *⁠・↝ No doy información personal.
    *⁠・↝ El acoso/amenaza/hostilidad o cualquier otro tipo de acto similar amerita el bloqueo inmediato y sin explicación. Salvo que algo de esto ocurra en una trama de rol que haya aceptado.


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  • Que puta resaca, joder... Lute ¿Donde estas zorrón? Me debes una jodida explicación ¿A qué mierda vino lo de emborracharme?
    Que puta resaca, joder... [Lute1] ¿Donde estas zorrón? Me debes una jodida explicación ¿A qué mierda vino lo de emborracharme?
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  • #Byul
    #libre


    - Llevaba mucho tiempo tratando de resolver ecuaciones de factorización, pero aún no se daba por vencido ya que había hecho un reto con su prima por lo que debía tener un buen puntaje sin su ayuda. -

    — ¿Porqué la matemática es tan complicada? No bastaba con números, tenían que meterle todo el abecedario. ¿Qué es un coeficiente?..

    - Entrecerró sus ojos en la pequeña explicación en el libro para resolver el siguiente ejercicio, pero no estaba entendiendo nada. Suspiró profundamente y apoyó su cabeza contra su escritorio para quejarse. -

    — Mis papás me van a matar si quedo en último lugar de nuevo ahh
    #Byul #libre - Llevaba mucho tiempo tratando de resolver ecuaciones de factorización, pero aún no se daba por vencido ya que había hecho un reto con su prima por lo que debía tener un buen puntaje sin su ayuda. - — ¿Porqué la matemática es tan complicada? No bastaba con números, tenían que meterle todo el abecedario. ¿Qué es un coeficiente?.. - Entrecerró sus ojos en la pequeña explicación en el libro para resolver el siguiente ejercicio, pero no estaba entendiendo nada. Suspiró profundamente y apoyó su cabeza contra su escritorio para quejarse. - — Mis papás me van a matar si quedo en último lugar de nuevo ahh
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  • Las aficiones de Alhaitham eran limitadas y, por ello, pocos eran los puntos que tenía para disfrutar durante sus días de vacaciones propiamente. Había pensado más de una vez en investigar alguna ruina del desierto para curtir más sus conocimientos, pero, la sola idea de que la arena se le metiera en los zapatos lo hacía desistir de ello. También había pensado en leer e investigar un poco más sobre los últimos títulos de las tesis que había rechazado, probablemente iba a necesitar de argumentos para convencer a dos o tres estudiantes furiosos que, al día siguiente, estuvieran rondando fuera de su oficina con la intención de cazarlo y exigir una explicación con miles de argumentos para insistir en que sus proyectos serían de gran utilidad para la Academia. Sin duda un pasatiempo interesante, pero entonces, lo recordó: la biblioteca de Mondstadt.

    En una de sus muchas reuniones en la taberna Lambad, Cyno y Tignari lo habían mencionado un par de veces; durante su estadía en la Ciudad del Viento y la Libertad, para celebrar el Festival Windblume, habían conocido a algunos amigos de Collei, mismos que hiciera antes de llegar a Sumeru años atrás. Habían hablado un montón de cosas sobre ellos, sobre las diferentes actividades que tenía día con día, de sus responsabilidades y salones, de lo talentoso que era Albedo, el jefe alquimista, para dibujar los mejores artes del TGC de Invocación de los Sabios. Aun así, de todas las cosas en aquella conversación, lo único que tenía la atención de Alhaitham en todo momento era la Biblioteca.

    ¿Qué pasaría si decidiera tomarse unos cuántos días libres para investigar en una tierra lejana? Nada realmente, sus cosas seguirían en su hogar, encontraría paz al volver y, también, podía sentirse tranquilo de no tener que pelear un par de días con el arquitecto ni bien pusieran un pie en casa. Era un ensueño donde podía disfrutar de su pasatiempo sin ser molestado por nadie excepto, quizá, la bibliotecaria de aquel lugar si llegaba a quebrantar alguna de las reglas.

    Con cuidado, Alhaitham inspeccionó el lugar: Era silencioso, pequeño y acogedor, agradable tanto para la vista como para el olfato, y lo mejor de todo era que no estaba repleto de Eruditos ansiosos por debatir sus puntos de vista sobre algún párrafo, poco concreto, de algún libro de semiótica o de cualquier otra escuela. En su búsqueda, se dio a la labor de identificar a la responsable, su nombre lo recordaba a medias, igualmente no estaba del todo seguro si lo habían mencionado en las historias o alguno de los guardias de la entrada se lo había dicho. Solo sabía que tardaría en regresar de alguna diligencia. Valiéndose de ello, el Escriba examinó uno a uno los libros de los anaqueles. Conforme iba pasando, leía los torsos para encontrar el título adecuado, aquel que lograra captar su atención en un primer momento y, sin pensárselo, lo tomaba para echarlo en la pequeña pila que sostenía con su brazo izquierdo. Tres, cuatro, seis… Diez libros llevaba ya. En su mayoría eran títulos referentes a la historia de Teyvat, otros cuantos eran historias infantiles o que tenía en su casa, pero que quería volver a leer en otra versión.

    Fue entonces que tomó uno de ellos: La princesa jabalí. Un título que sonaba incluso entre las grandes mentes de Sumeru, un clásico de la literatura que no podía dejar pasar la oportunidad de leer. Ni bien juntó sus libros, se dirigió al escritorio de la bibliotecaria, sabía que había llegado porque el ruido era ligeramente más alto –a pesar del absurdo silencio-, pero no le dio importancia.

    — Me gustaría leer éstos. ¿Cuáles son los requisitos que tienen aquí para ello? —Preguntó, lo hizo después de dejar los libros sobre la mesa y buscar, sin girarse, algunos de sus documentos de identidad, y también moras, que llevaba guardados en la riñonera.— Oh, no pienso sacarlos de la biblioteca, si me es posible, preferiría leerlos aquí dentro y devolverlos en cuanto los termine.

    || Pa'que no digas que no cumplo mis promesas (??). Lisa Minci 𐀔
    Las aficiones de Alhaitham eran limitadas y, por ello, pocos eran los puntos que tenía para disfrutar durante sus días de vacaciones propiamente. Había pensado más de una vez en investigar alguna ruina del desierto para curtir más sus conocimientos, pero, la sola idea de que la arena se le metiera en los zapatos lo hacía desistir de ello. También había pensado en leer e investigar un poco más sobre los últimos títulos de las tesis que había rechazado, probablemente iba a necesitar de argumentos para convencer a dos o tres estudiantes furiosos que, al día siguiente, estuvieran rondando fuera de su oficina con la intención de cazarlo y exigir una explicación con miles de argumentos para insistir en que sus proyectos serían de gran utilidad para la Academia. Sin duda un pasatiempo interesante, pero entonces, lo recordó: la biblioteca de Mondstadt. En una de sus muchas reuniones en la taberna Lambad, Cyno y Tignari lo habían mencionado un par de veces; durante su estadía en la Ciudad del Viento y la Libertad, para celebrar el Festival Windblume, habían conocido a algunos amigos de Collei, mismos que hiciera antes de llegar a Sumeru años atrás. Habían hablado un montón de cosas sobre ellos, sobre las diferentes actividades que tenía día con día, de sus responsabilidades y salones, de lo talentoso que era Albedo, el jefe alquimista, para dibujar los mejores artes del TGC de Invocación de los Sabios. Aun así, de todas las cosas en aquella conversación, lo único que tenía la atención de Alhaitham en todo momento era la Biblioteca. ¿Qué pasaría si decidiera tomarse unos cuántos días libres para investigar en una tierra lejana? Nada realmente, sus cosas seguirían en su hogar, encontraría paz al volver y, también, podía sentirse tranquilo de no tener que pelear un par de días con el arquitecto ni bien pusieran un pie en casa. Era un ensueño donde podía disfrutar de su pasatiempo sin ser molestado por nadie excepto, quizá, la bibliotecaria de aquel lugar si llegaba a quebrantar alguna de las reglas. Con cuidado, Alhaitham inspeccionó el lugar: Era silencioso, pequeño y acogedor, agradable tanto para la vista como para el olfato, y lo mejor de todo era que no estaba repleto de Eruditos ansiosos por debatir sus puntos de vista sobre algún párrafo, poco concreto, de algún libro de semiótica o de cualquier otra escuela. En su búsqueda, se dio a la labor de identificar a la responsable, su nombre lo recordaba a medias, igualmente no estaba del todo seguro si lo habían mencionado en las historias o alguno de los guardias de la entrada se lo había dicho. Solo sabía que tardaría en regresar de alguna diligencia. Valiéndose de ello, el Escriba examinó uno a uno los libros de los anaqueles. Conforme iba pasando, leía los torsos para encontrar el título adecuado, aquel que lograra captar su atención en un primer momento y, sin pensárselo, lo tomaba para echarlo en la pequeña pila que sostenía con su brazo izquierdo. Tres, cuatro, seis… Diez libros llevaba ya. En su mayoría eran títulos referentes a la historia de Teyvat, otros cuantos eran historias infantiles o que tenía en su casa, pero que quería volver a leer en otra versión. Fue entonces que tomó uno de ellos: La princesa jabalí. Un título que sonaba incluso entre las grandes mentes de Sumeru, un clásico de la literatura que no podía dejar pasar la oportunidad de leer. Ni bien juntó sus libros, se dirigió al escritorio de la bibliotecaria, sabía que había llegado porque el ruido era ligeramente más alto –a pesar del absurdo silencio-, pero no le dio importancia. — Me gustaría leer éstos. ¿Cuáles son los requisitos que tienen aquí para ello? —Preguntó, lo hizo después de dejar los libros sobre la mesa y buscar, sin girarse, algunos de sus documentos de identidad, y también moras, que llevaba guardados en la riñonera.— Oh, no pienso sacarlos de la biblioteca, si me es posible, preferiría leerlos aquí dentro y devolverlos en cuanto los termine. || Pa'que no digas que no cumplo mis promesas (??). [myloveminea11mine]
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    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ◌ ◌ ◌╰── - ̗̀𝖥𝗋𝖾𝖾 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝖺𝖼𝗍𝗂𝗈𝗇
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ㅤ#𝓟𝓮𝓪𝓻𝓵𝓕𝓵𝓸𝔀𝓮𝓻 ❀ 𝑻𝑾𝑺𝑻
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ㅤ
    ㅤLos desvelos son algo que su cuerpo y mente estan familiarizados, que no es de extrañar que dedique su tiempo de descanso en los estudios de los temas hablados, incluso si ya haya dedicado una gran parte de ese tiempo en leer libros.

    ㅤPero, al no encontrar un equilibrio entre las horas de estudio y las debidas horas de descanso, su cuerpo entra en un estado de fatiga que es imposible de ignorar. Y aunque intente aparentar que esta bien al mostrar interés con la clase, no puede siquiera concentrarse.

    ㅤDebido al gran cansancio generado por su mal manejo del tiempo, en medio de la explicación de su última clase en aquel día, se quedo en un estado de profundo sueño en su reservada mesa del salón, sintiendo que gran parte del peso de aquella fatiga fue liberado.
    ㅤ¿Cuanto tiempo lleva durmiendo? Tal vez 4 horas o mas, el salón completamente vacío daba esa falsa apariencia de que nadie se encontraba allí.

    ㅤAquel descanso era lo que tanto necesitaba, apenas y podía conectar con su realidad, pero podía percibir un ruido molestar desde el exterior que su mente manejaba, alguien quien llamaba tan insistentemente.

    ㅤ——— Mmgh...déjame dormiiiir.

    ㅤSoltó en queja, torciendo sus labios mientras buscaba como ocultar su rostro entre sus brazos dormidos.
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  • —Señorita Smith, debería descansar— dijo la voz femenina. Hope no entendía una mierda de lo que estaba pasando. Intentaba darle una explicación a todo aquello: ¿era un sueño vivido? ¿Una alucinación? Dean le había hablado de los genios y de que eran capaces de licuarte las entrañas mientras te sometían a una alucinación. Tambien conocía el efecto psicotrópico de la droga que las había empapado a ella y a las mellizas Saltzman hasta hacerlas alucinar con que eran pandas y con un universo sacado de Star Wars. Pero aquello… Aquello parecía demasiado real… No recordaba haber sentido o experimentado nunca algo parecido… Como si la hubieran arrancado de su propia vida y… la hubieran colocado en otro lado.

    Descendió la mirada a sus manos y las encontró algo pálidas y repletas de tatuajes. No reconocía ninguno. Esas no eran sus manos.

    —¿Qué coño…?— Pronunció ignorando deliberadamente la pregunta de la enfermera. Su mirada estaba en busca de una superficie reflectante. Necesitaba comprobar algo… Encontró un armario, al fondo, detrás del medico y la enfermera… Y se apresuró a ponerse en pie para ir hasta allí.

    —¡Karina! -el medico intentó agarrarla, pero Hope se zafó con rapidez, a fin de cuentas era experta en combate cuerpo a cuerpo. Aun asi dolió zafarse de los dedos ajenos que habían tratado de aprisionar sus brazos. Llegó rápidamente hasta el armario y lo abrió para verse reflejada en el espejo del interior y… Al hacerlo casi sintió que su corazón se saltaba un latido. No reconocía aquella cara. No reconocía aquellos ojos. Y, a pesar de que su reflejo imitaba los movimientos que ella estaba haciendo, no sabia quien coño era aquella mujer que le devolvía la mirada en sus ojos de un azul claro casi verdoso.

    (...)

    Despertaría un par de horas después, de nuevo en aquella camilla y ahora sus manos estaban atadas por correas de cuero a aquella cama, como si temieran que volviese a atacar a alguien. En aquella ocasión decidió ser algo más lista. Aprender de su entorno y… después… actuar en consecuencia. A juzgar por la ropa que llevaba puesta… estaba en la cárcel. Había visto películas suficientes como para saber que aquel era un mono de presa. ¿Dónde estaba? De momento no podía saberlo. ¿De quien era el cuerpo que estaba ocupando? El de una tal Karina.

    ¿Qué clase de hechizos sobrenaturales conocía para ocupar un cuerpo ajeno? Había escuchado hablar de los viajeros… y del dolor de cabeza que habían sido para Mystic Falls. Había oído la historia de Katerina Petrova ocupando el cuerpo de Elena Gilbert… Tambien conocía la tendencia de su abuela y sus tíos Finn y Kol a ocupar cuerpos ajenos… También que, una vez, su tia Rebekah se vio obligada a usar un cuerpo… No era una viajera, asi que esa opción estaba descartada… Alguien le había hecho aquello a propósito, pero… ¿por qué?


    (Este texto es un fragmento de un rol privado con Dean Winchester )

    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Señorita Smith, debería descansar— dijo la voz femenina. Hope no entendía una mierda de lo que estaba pasando. Intentaba darle una explicación a todo aquello: ¿era un sueño vivido? ¿Una alucinación? Dean le había hablado de los genios y de que eran capaces de licuarte las entrañas mientras te sometían a una alucinación. Tambien conocía el efecto psicotrópico de la droga que las había empapado a ella y a las mellizas Saltzman hasta hacerlas alucinar con que eran pandas y con un universo sacado de Star Wars. Pero aquello… Aquello parecía demasiado real… No recordaba haber sentido o experimentado nunca algo parecido… Como si la hubieran arrancado de su propia vida y… la hubieran colocado en otro lado. Descendió la mirada a sus manos y las encontró algo pálidas y repletas de tatuajes. No reconocía ninguno. Esas no eran sus manos. —¿Qué coño…?— Pronunció ignorando deliberadamente la pregunta de la enfermera. Su mirada estaba en busca de una superficie reflectante. Necesitaba comprobar algo… Encontró un armario, al fondo, detrás del medico y la enfermera… Y se apresuró a ponerse en pie para ir hasta allí. —¡Karina! -el medico intentó agarrarla, pero Hope se zafó con rapidez, a fin de cuentas era experta en combate cuerpo a cuerpo. Aun asi dolió zafarse de los dedos ajenos que habían tratado de aprisionar sus brazos. Llegó rápidamente hasta el armario y lo abrió para verse reflejada en el espejo del interior y… Al hacerlo casi sintió que su corazón se saltaba un latido. No reconocía aquella cara. No reconocía aquellos ojos. Y, a pesar de que su reflejo imitaba los movimientos que ella estaba haciendo, no sabia quien coño era aquella mujer que le devolvía la mirada en sus ojos de un azul claro casi verdoso. (...) Despertaría un par de horas después, de nuevo en aquella camilla y ahora sus manos estaban atadas por correas de cuero a aquella cama, como si temieran que volviese a atacar a alguien. En aquella ocasión decidió ser algo más lista. Aprender de su entorno y… después… actuar en consecuencia. A juzgar por la ropa que llevaba puesta… estaba en la cárcel. Había visto películas suficientes como para saber que aquel era un mono de presa. ¿Dónde estaba? De momento no podía saberlo. ¿De quien era el cuerpo que estaba ocupando? El de una tal Karina. ¿Qué clase de hechizos sobrenaturales conocía para ocupar un cuerpo ajeno? Había escuchado hablar de los viajeros… y del dolor de cabeza que habían sido para Mystic Falls. Había oído la historia de Katerina Petrova ocupando el cuerpo de Elena Gilbert… Tambien conocía la tendencia de su abuela y sus tíos Finn y Kol a ocupar cuerpos ajenos… También que, una vez, su tia Rebekah se vio obligada a usar un cuerpo… No era una viajera, asi que esa opción estaba descartada… Alguien le había hecho aquello a propósito, pero… ¿por qué? (Este texto es un fragmento de un rol privado con [BxbyDriv3r]) #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • — Lev. —La voz de Irisha, firme como siempre, captó su atención al punto en que se vio obligado a bajar la revista que leía para mirarla. La gemela le sonrió, cómplice, mientras que se arrodillaba frente al sofá y se apoyaba contra el descansa brazos. Por otro lado, Irina se quedó de pie, detrás del sofá, y terminó inclinando el cuerpo hacia el frente para mirar por sobre el hombro de su hermano a su gemela. Casi parecía que, por primera vez, ninguna entendía lo que pasaba por la cabeza de la otra.—¿Recuerdas la última vez que fuiste feliz?

    Ese era un buen anzuelo. Irina solía ser así cuando tenía curiosidad o cuando algo la abrumaba; siempre hacía preguntas de manera sutil, aunque las sacara de la nada, pero siempre le seguía una explicación bien justificada de sus abruptas preguntas. Sólo que en esta ocasión no hubo ningún intento de justificación y, al mirar en sus ojos, pudo notar que su pregunta era seria. No era algo que se podía tomar a la ligera, tampoco algo que ignorar tan fácilmente o para lo que tuviese el corazón de cortar de tajo sus dudas.

    Nikolay se llevó la mano a la boca, pensativo, y detrás de aquel gesto maldijo en silencio cuando frunció los labios. Odiaba tocar el tema de la felicidad que no sentía y, también, odiaba que se hiciera presente el pasado. Cerró los ojos, y en sus adentros se repitió que ellas no eran culpables, que no lo hacían con malas intenciones y tampoco era un intento de sus otros familiares para sacarle algo de información. Luego de pensárselo, como por dos minutos, negó con lentitud. Incluso su mano izquierda se movió para decir que no con señas. Irina pareció molesta, se le notaba en la cara con ese ceño fruncido y esos ojos furiosos que no iba a aceptar esa respuesta.

    — ¿Cómo que no? Debe existir algo. La última vez que sentía felicidad fue durante nuestras vacaciones en Seúl. La cantidad de skin care y maquillaje que compré con el dinero de papá me hizo feliz. Ya sabes que él nunca quiere gastar dinero en esas cosas porque es una pérdida de tiempo y estoy muy joven. Pero fue un buen momento. ¿Cuál fue el tuyo, Irisha?

    Tanto Lev como Irina miraron a la menor de las gemelas. La rubia no pudo hacer nada más que sobresaltarse, detestaba cada vez que su hermana la arrastraba en sus planes sin decírselo, pero, en el fondo, también quería saber más sobre su hermano. Las manos de la chiquilla se aferraron al cuero del sofá mientras que pensaba. Cada instante las miradas de sus hermanos eran más y más insistentes, haciendo que con ello sus mejillas se pusieran más y más rojas por la vergüenza de ser el centro de atención. No había duda que esas dos, aunque parecían idénticas, se trataba de polos opuestos.

    — Fue... Fue durante el concierto sinfónico de hace unos meses. ¿Recuerdan?

    Aunque el rostro de Irisha demostraba que no. Lev hizo un puño su mano y movió de arriba bajo para decir que sí. Lo recordaba bien, su hermana participaba en el violín, justo en la orilla de la segunda fila, había elegido un vestido negro con mangas largas y una falda amplia, llevaba botas negras que habían hecho rabiar a su madre durante todo el trayecto porque "no era adecuado vestir algo así" en un día tan importante. Entonces se sonrió, conteniéndose una risa pequeña y la incitó a que continuara hablando con un pequeño movimiento de su mano donde la invitó a sentarse en el asiento vacío a su lado. Su hermana asintió, y se apresuró a sentarse antes de volver a hablar con calma.

    — Ese día, desde el escenario, parecían una familia feliz. Podía ver cómo mamá tomaba la mano de papá y se le notaba el amor a ambos. Aleksandr no se veía tan molesto y parecía no importarle estar sentado junto a Niko y... Tú también te veías muy feliz. —Habló, una sonrisa tímida y divertida se asomó en sus labios cuando observó a su hermano. Sus miradas se cruzaron: Una estaba llena de alegría y la otra de confusión.— Aunque fue solo un poco, me dio mucha alegría verlos a todos juntos. Me sentí muy feliz... Y guardo ese recuerdo con mucho amor. —Con ambas manos en el pecho, Irina suspiró antes de tomar valor. Relamió sus labios, nerviosa, y dirigió la mirada a su hermano.— ¿Y tú? Como dijo Irisha. Debes tener alguno. Y nuestro nacimiento no cuenta, Lev, tampoco las tonterías que hacíamos de niñas. Debes tener algo. Lo que sea, no puedes estar triste todo el tiempo... En algún momento debes sentir algo más.

    « Dolor. » Lev no habló, pero sí lo pensó y se le notó en el rostro que no estaba dispuesto en hablar. Siempre había sentido dolor desde que Sasha muriera, desde que lo señalaran como el único culpable y... Desde que se había sentido abandonado por las únicas personas que debían procurarlo. No era su culpa, estaba seguro de que él no había tenido nada que ver con el accidente y que las cosas, desafortunadamente, solo habían sucedido. Sasha había dejado de respirar y... Ya, eso era todo lo que sucediera. Luego todo era borroso y difuso para él. Sin embargo, dentro de esa nube gris de pensamientos, se asomó un momento que brilló con fuerza sobre los demás. Era trivial, algo tonto para muchos, pero de gran valor para él. « Perro. » Movió sus manos con cuidado, poco después buscó su teléfono celular, el cual sacó del bolsillo, y comenzó a escribir un montón de cosas. Probablemente le tomó algunos minutos, pero cuando finalmente acabó, presionó el botón para reproducir el audio con esa voz robotizada del traductor.

    "Fue cuando llegó Boris. Nuestro perro. Fue hace dos años. Aún no puedo creer que Aleksandr aceptara que se quedara, especialmente por ser un perro tan peludo cuando odia que suelten pelo. Cuando Boris llegó a casa, me sentí muy feliz. Siempre había querido tener un perro, pero Aleksandr no quería y Sasha era alérgico."

    Ah, Boris, el adorable golden retriever de la familia. La única razón por la que valía la pena levantarse cada mañana con la intención de acicalarlo y verle traer las pelotas de tenis en el hocico, todo el día, de un lado a otro de la casa. Lev se rió solo de recordarlo, fue una risa extraña, porque movía los labios y los sonidos que emitía eran raros. No parecían risas, pues solo era su nariz resoplando una y otra vez al intentar contenerse mientras que escribía de nuevo.

    " Recuerdo que ese día le destrozó la billetera a Aleksandr. Se puso furioso, amenazó con echar al perro, lo maldijo hasta el cansancio, y al final mamá dijo que iba a quedarse porque yo lo necesitaba".

    Porque lo necesitaba. Aquellas palabras se repitieron una y otra vez en su cabeza, ¿realmente necesitaba del perro? Sí, pero no tanto como de sus padres. Suspiró, luego levantó los hombros para restarle interés al asunto y en su lugar encendió el televisor.

    — Oye, no es justo, yo quería continuar mi serie de ayer. Ese k-drama se quedó buenísimo, ¿por qué tenemos que ver otra vez Los Aristogatos? —Replicó Irisha mientras que se sentaba entre sus hermanos, obligándoles a hacerle espacio.— Es la tercera vez esta semana, ya estoy harta.

    « Porque soy el mayor, y porque yo pago. Ya elegirás cuando seas grande. Además, a nosotros dos no nos gusta Love Alarm. Es aburrida. »
    — Lev. —La voz de Irisha, firme como siempre, captó su atención al punto en que se vio obligado a bajar la revista que leía para mirarla. La gemela le sonrió, cómplice, mientras que se arrodillaba frente al sofá y se apoyaba contra el descansa brazos. Por otro lado, Irina se quedó de pie, detrás del sofá, y terminó inclinando el cuerpo hacia el frente para mirar por sobre el hombro de su hermano a su gemela. Casi parecía que, por primera vez, ninguna entendía lo que pasaba por la cabeza de la otra.—¿Recuerdas la última vez que fuiste feliz? Ese era un buen anzuelo. Irina solía ser así cuando tenía curiosidad o cuando algo la abrumaba; siempre hacía preguntas de manera sutil, aunque las sacara de la nada, pero siempre le seguía una explicación bien justificada de sus abruptas preguntas. Sólo que en esta ocasión no hubo ningún intento de justificación y, al mirar en sus ojos, pudo notar que su pregunta era seria. No era algo que se podía tomar a la ligera, tampoco algo que ignorar tan fácilmente o para lo que tuviese el corazón de cortar de tajo sus dudas. Nikolay se llevó la mano a la boca, pensativo, y detrás de aquel gesto maldijo en silencio cuando frunció los labios. Odiaba tocar el tema de la felicidad que no sentía y, también, odiaba que se hiciera presente el pasado. Cerró los ojos, y en sus adentros se repitió que ellas no eran culpables, que no lo hacían con malas intenciones y tampoco era un intento de sus otros familiares para sacarle algo de información. Luego de pensárselo, como por dos minutos, negó con lentitud. Incluso su mano izquierda se movió para decir que no con señas. Irina pareció molesta, se le notaba en la cara con ese ceño fruncido y esos ojos furiosos que no iba a aceptar esa respuesta. — ¿Cómo que no? Debe existir algo. La última vez que sentía felicidad fue durante nuestras vacaciones en Seúl. La cantidad de skin care y maquillaje que compré con el dinero de papá me hizo feliz. Ya sabes que él nunca quiere gastar dinero en esas cosas porque es una pérdida de tiempo y estoy muy joven. Pero fue un buen momento. ¿Cuál fue el tuyo, Irisha? Tanto Lev como Irina miraron a la menor de las gemelas. La rubia no pudo hacer nada más que sobresaltarse, detestaba cada vez que su hermana la arrastraba en sus planes sin decírselo, pero, en el fondo, también quería saber más sobre su hermano. Las manos de la chiquilla se aferraron al cuero del sofá mientras que pensaba. Cada instante las miradas de sus hermanos eran más y más insistentes, haciendo que con ello sus mejillas se pusieran más y más rojas por la vergüenza de ser el centro de atención. No había duda que esas dos, aunque parecían idénticas, se trataba de polos opuestos. — Fue... Fue durante el concierto sinfónico de hace unos meses. ¿Recuerdan? Aunque el rostro de Irisha demostraba que no. Lev hizo un puño su mano y movió de arriba bajo para decir que sí. Lo recordaba bien, su hermana participaba en el violín, justo en la orilla de la segunda fila, había elegido un vestido negro con mangas largas y una falda amplia, llevaba botas negras que habían hecho rabiar a su madre durante todo el trayecto porque "no era adecuado vestir algo así" en un día tan importante. Entonces se sonrió, conteniéndose una risa pequeña y la incitó a que continuara hablando con un pequeño movimiento de su mano donde la invitó a sentarse en el asiento vacío a su lado. Su hermana asintió, y se apresuró a sentarse antes de volver a hablar con calma. — Ese día, desde el escenario, parecían una familia feliz. Podía ver cómo mamá tomaba la mano de papá y se le notaba el amor a ambos. Aleksandr no se veía tan molesto y parecía no importarle estar sentado junto a Niko y... Tú también te veías muy feliz. —Habló, una sonrisa tímida y divertida se asomó en sus labios cuando observó a su hermano. Sus miradas se cruzaron: Una estaba llena de alegría y la otra de confusión.— Aunque fue solo un poco, me dio mucha alegría verlos a todos juntos. Me sentí muy feliz... Y guardo ese recuerdo con mucho amor. —Con ambas manos en el pecho, Irina suspiró antes de tomar valor. Relamió sus labios, nerviosa, y dirigió la mirada a su hermano.— ¿Y tú? Como dijo Irisha. Debes tener alguno. Y nuestro nacimiento no cuenta, Lev, tampoco las tonterías que hacíamos de niñas. Debes tener algo. Lo que sea, no puedes estar triste todo el tiempo... En algún momento debes sentir algo más. « Dolor. » Lev no habló, pero sí lo pensó y se le notó en el rostro que no estaba dispuesto en hablar. Siempre había sentido dolor desde que Sasha muriera, desde que lo señalaran como el único culpable y... Desde que se había sentido abandonado por las únicas personas que debían procurarlo. No era su culpa, estaba seguro de que él no había tenido nada que ver con el accidente y que las cosas, desafortunadamente, solo habían sucedido. Sasha había dejado de respirar y... Ya, eso era todo lo que sucediera. Luego todo era borroso y difuso para él. Sin embargo, dentro de esa nube gris de pensamientos, se asomó un momento que brilló con fuerza sobre los demás. Era trivial, algo tonto para muchos, pero de gran valor para él. « Perro. » Movió sus manos con cuidado, poco después buscó su teléfono celular, el cual sacó del bolsillo, y comenzó a escribir un montón de cosas. Probablemente le tomó algunos minutos, pero cuando finalmente acabó, presionó el botón para reproducir el audio con esa voz robotizada del traductor. "Fue cuando llegó Boris. Nuestro perro. Fue hace dos años. Aún no puedo creer que Aleksandr aceptara que se quedara, especialmente por ser un perro tan peludo cuando odia que suelten pelo. Cuando Boris llegó a casa, me sentí muy feliz. Siempre había querido tener un perro, pero Aleksandr no quería y Sasha era alérgico." Ah, Boris, el adorable golden retriever de la familia. La única razón por la que valía la pena levantarse cada mañana con la intención de acicalarlo y verle traer las pelotas de tenis en el hocico, todo el día, de un lado a otro de la casa. Lev se rió solo de recordarlo, fue una risa extraña, porque movía los labios y los sonidos que emitía eran raros. No parecían risas, pues solo era su nariz resoplando una y otra vez al intentar contenerse mientras que escribía de nuevo. " Recuerdo que ese día le destrozó la billetera a Aleksandr. Se puso furioso, amenazó con echar al perro, lo maldijo hasta el cansancio, y al final mamá dijo que iba a quedarse porque yo lo necesitaba". Porque lo necesitaba. Aquellas palabras se repitieron una y otra vez en su cabeza, ¿realmente necesitaba del perro? Sí, pero no tanto como de sus padres. Suspiró, luego levantó los hombros para restarle interés al asunto y en su lugar encendió el televisor. — Oye, no es justo, yo quería continuar mi serie de ayer. Ese k-drama se quedó buenísimo, ¿por qué tenemos que ver otra vez Los Aristogatos? —Replicó Irisha mientras que se sentaba entre sus hermanos, obligándoles a hacerle espacio.— Es la tercera vez esta semana, ya estoy harta. « Porque soy el mayor, y porque yo pago. Ya elegirás cuando seas grande. Además, a nosotros dos no nos gusta Love Alarm. Es aburrida. »
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  • Que extraño... A veces, me siento tan triste y sola pero no sé porque siento esto... Es algo que no tiene explicación alguna.
    Que extraño... A veces, me siento tan triste y sola pero no sé porque siento esto... Es algo que no tiene explicación alguna.
    Me entristece
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  • Por días, todo parecía ir bien, tranquilo, incluso más de lo que pudiera esperar o pedir para tener paz...
    Pero, por otros, parecía tener un corto circuíto en la cabeza que lo dejaba privado completamente.

    Tras las reformas en el infierno y que, fuera de lo que ya esperaba en algunos pecadores o diablillos al cambiar las leyes, todo parecía fluir con normalidad, siempre había el imbécil que retaba su autoridad o cuestionaba su poder envalentonado por un lapsus.
    Esto no sería tan importante, al menos si su respuesta inmediata no fuera asesinarlo tras el 3er insulto.

    Todas las esferas con almas que había juntado en esas últimas semanas, finalmente tenían explicación y, a su vez, finalmente la excusa para deshacerse de ellas con el cambio de su mascota, mascota la cual también comenzaba a colmarle la paciencia al olvidar su lugar y hacerle tamaño berrinche.

    Parecía una nimiedad, pero cada coraje, cada molestia, cada amenaza a su persona iba despertando más y más la maldad y sadismo en él, haciendo avanzar lentamente las vetas negras de sus extremidades.
    La corrupción estaba cerca, faltaba sólo un pequeño empujón para terminar de detonar la bomba de tiempo.
    Por días, todo parecía ir bien, tranquilo, incluso más de lo que pudiera esperar o pedir para tener paz... Pero, por otros, parecía tener un corto circuíto en la cabeza que lo dejaba privado completamente. Tras las reformas en el infierno y que, fuera de lo que ya esperaba en algunos pecadores o diablillos al cambiar las leyes, todo parecía fluir con normalidad, siempre había el imbécil que retaba su autoridad o cuestionaba su poder envalentonado por un lapsus. Esto no sería tan importante, al menos si su respuesta inmediata no fuera asesinarlo tras el 3er insulto. Todas las esferas con almas que había juntado en esas últimas semanas, finalmente tenían explicación y, a su vez, finalmente la excusa para deshacerse de ellas con el cambio de su mascota, mascota la cual también comenzaba a colmarle la paciencia al olvidar su lugar y hacerle tamaño berrinche. Parecía una nimiedad, pero cada coraje, cada molestia, cada amenaza a su persona iba despertando más y más la maldad y sadismo en él, haciendo avanzar lentamente las vetas negras de sus extremidades. La corrupción estaba cerca, faltaba sólo un pequeño empujón para terminar de detonar la bomba de tiempo.
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  • -Puro te está dando una explicación de cómo funciona un Puro. Puro decidió llamar esta clase "Puro 101", por que vio un libro que decía "Biología 101" y pues Puro pensó que todas las clases se llaman así. Pero me estoy yendo por las ramas. Puro te explica como funciona un Puro-
    -Puro te está dando una explicación de cómo funciona un Puro. Puro decidió llamar esta clase "Puro 101", por que vio un libro que decía "Biología 101" y pues Puro pensó que todas las clases se llaman así. Pero me estoy yendo por las ramas. Puro te explica como funciona un Puro-
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